mustinjeiber

Espero que te guste.

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—Amor —llamó Bon en en final del pasillo luego de ver si reloj, ya eran casi las diez de la mañana y no llegarían a la playa antes de las doce si su pareja seguía tardandose. —¿Te falta mucho?

—Ya casi estoy listo. —contestó aún sin salir del cuarto que compartían.

Scott maldijo por lo bajo, amaba a Angus pero no soportaría ni un minuto más dentro de la casa sin el ventilador o aire acondicionado encendidos. Y no era precisamente porque la casa no contara con ninguno de ellos, sino porque la compañía de luz a la que pertenecían había decidido cortar sus servicios por unas horas, todo gracias a la cantidad de energía que se derrochaba en la central al estar tantos aparatos conectados al mismo tiempo en la ciudad.

—¿Ves? Te dije que ya casi estaba listo. —habló parándose a su lado con una mano en su cintura y otra sosteniendo una mochila.

La voz de su pareja hizo que el cantante regresa de su nube de pensamientos para verlo. Esa camiseta de béisbol le quedaba demasiado grande, tapaba hasta la mitad de sus muslos exactamente y cubría hasta sus codos. Debajo, usaba un short de jean ajustado que lograba resaltar a pesar de su camiseta.

Bon paseo sus ojos de abajo hasta arriba, deteniendose en las orbes claras de su pareja. —¿Y tu traje de baño? —preguntó con curiosidad. —¿Lo llevas en esa mochila o qué? —señaló el objeto.

—Nah, lo traigo puesto. —sonrió al ver como las mejillas del otro se coloreaban de rojo. —Ya toma la conservadora y la sombrilla y vámonos. —se quitó sus lentes de sol de la cabeza para colocarselos.

El más alto obedeció, tomando la caja de plástico del piso llena de algunos sandwichs y botellas de agua y refresco que su novio ya había preparado antes. A decir verdad la conservadora era algo pesada y era un poco incómodo llevar la sombrilla debajo de su otro brazo. Pero no haria que su chico cargara con algo de eso, mucho menos si podía observar su firme trasero al estar caminando detrás de él.

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El fuerte sol del verano australiano golpeaba con descaro el rostro de Bon mientras conducía. El sofocante calor que hacía en el auto empeoraba la situación todavía más. Sus dedos jugaban con el volante demostrando las ansias que tenía por llegar de una vez a la playa. Aunque estaba seguro de que su novio tenía aún más ganas que él de llegar, pues no habia parado de hablar del tema en todo el camino y no había despegado su vista del paisaje que observaba por la ventilla totalmente baja.

El tráfico obligó al mayor a detener el auto, mirando por un par de segundos a Angus. Su chico estaba demasiado concentrado en sentir el viento del mar como para seguir su charla. Una pequeña y tonta sonrisa de enamorado se dibujó en su rostro, él era tan lindo. La bocina de un auto detrás de ellos hizo que pusiera en marcha el motor otra vez.

Que el ambiente se mantuviera en silencio se le hacía extraño, pero no quería arruinar la tranquilidad que su pareja había conseguido pues estaba seguro de que no duraría mucho más tiempo. A los pocos minutos pudo oír perfectamente el sonido de una bolsa siendo abierta, su estómago vacío le reclamó que buscara de dónde provenía ese sonido.

—¿Qué estás comiendo, bebé? —preguntó aún observando al frente.

—Papas fritas.

—Dame. —abrio la boca, esperando que su novio pusiera un poco de la comida ahí.

Angus rio, tomando un par de papitas para dejarlas encima de la lengua de su pareja. —¡Hey! —gritó cuando el más alto casi mordió su mano al masticar.

—Lo siento. —contestó con la boca llena. La risa del guitarrista siempre le provocaba una sensación de cosquillas en su estómago.

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—Bien, ahí está. —dijo Bon cuando la sombrilla quedó completamente clavada en la cálida arena. Su novio arrojó una manta con una parte debajo de la sombra y la otra fuera de esta.

El mayor se quitó su camiseta y sus chanclas negras. Ya estaba usando su traje de baño verde como bermuda. No importaba cuántas ganas tenía de arrojarse al mar, estaba esperando que su pareja se quitara su ropa antes. Rápidamente se sacó sus lentes y los dejo en la toalla, luego se deshizo de su camiseta antes de bajar sus shorts con lentitud, revelando así su pequeño traje de baño azul rey. El cantante sintió su boca aguarse.

Bajo la mirada de su pareja, Young se agachó para tomar el protector solar dentro de la mochila. Abrió la tapa y se echó un poco entre sus manos para pasearlas por su estómago plano y pecho. —Estás esperando a que vaya por la espalda y los hombros ¿No? —habló para el mayor mientras sacudía la botella. —Vamos, ayúdame un poco. —guiñó su ojo, se recostó boca abajo  del lado de la toalla dónde daba el sol, no sin antes darle el objeto a su pareja.

Las manos firmes de Scott llenas de crema se posaron en su espalda con delicadeza, moviéndose de abajo hacia arriba. Angus miró hacia uno de sus costados, un señor mayor los observaba casi con asco, así que le sonrió con una mirada casi desafiante.  Sin embargo, unos masajes en sus pequeños hombros lo hicieron jadear y cerrar sus ojos.

—Ya, Bon, no te pongas así aquí, está lleno de gente. —regañó cuando un tacto travieso  se coló en su espalda baja.

—Bien, bien. —rio y lo soltó. Casi corrió hasta la orilla del agua, metiéndose de una sola vez entre un par de personas sin importarle mucho. No pasó mucho antes de que se aburriera de estar ahí solo en el agua, hizo unas cuantas señas para que su pareja fuera hasta él pero sin conseguirlo. No le quedó más opción que regresar hasta donde estaba el más joven.

—Bebé, ¿Vas a estar ahí acostado todo el día? —preguntó viéndolo sin entender como podía mantenerse bajo el rayo del sol después de haber pasado tanto calor durante lo que iba del día. Le parecía tremendamente sexy la forma en la que le quedaba ese bañador y su piel un poco bronceada, pero tenía que sacarlo de ahí en ese momento antes de que le diera un golpe de calor.

—No en realidad. —se puso de pie, tomando la mano de su pareja para correr hasta el agua nuevamente.

Una vez que ambos estaban allí, Bon lo abrazo para levantarlo desde su trasero  para escucharlo reír otra vez. Las manos del menor acunaron las mejillas de su pareja con una pequeña sonrisa, besandolo con intenso cariño. Pasaron algunos minutos ahí hasta que el menor insistió para regresar a su lugar por algo de comida.

Fue el mayor quien abrio la conservadora un tanto rápido para sacar un sándwich de jamón envuelto en una servilleta. 

—No puedes desesperarte así por la comida. —negó el guitarrista con la cabeza, sacando él también algo para comer.

Hablaron poco y nada mientras almorzaban. Una pequeña gaviota se acercó a ellos al ver comida.

—Mira esto. —dijo Bon, cortando una parte de la corteza de su pan para arrojarla al animalito, quien la comió con rapidez antes de irse lejos otra vez.

—¿Y eso que?

—Espera un poco.

Algunos minutos después, había tres gaviotas más buscando algo de comer con ellos. Angus tuvo que tomar algo de pan de otro sandwich en la conservadora para darles de comer. Sin embargo, las aves volvieron siendo más esta vez.

—¡Vayanse, mierda! —gritó. Al ver que no le hacían ningun caso, se puso de pie para ahuyentarlas con sus manos. Bon rio desde su lugar abriendo una lata.

Luego de eso, el tiempo se pasó mucho más rápido de lo que los dos hubiesen querido. Tanto que ya se encontraban guardando las cosas en el auto otra vez. Angus se ofreció a meter todo en el baúl, el otro no protestó, cuando su pareja se agachaba podía observar mejor su trasero.

—Te divertiste hoy, ¿Verdad, cielo? —preguntó el mayor mientras conducia de vuelta a la casa.

—Claro que sí. —bostezó. —¿Qué hay de ti?

—Cualquier cosa es divertida mientras estés tú ahí.

—Aww. —entrelazó su mano con la que su pareja tenía libre. —¿Te gustó mi nuevo traje de baño? Me di cuenta que te pasaste todo el día viéndome el culo.

—Mierda. —susurró, su novio pudo oírlo.

—No te preocupes, me gusta que seas así. —aseguro devolviendo su vista al atardecer.

Scott sonrió, amaba tanto esa actitud atrevida de su pareja. Cómo sea, aquel día sólo había sido una muestra de hasta donde era capaz de llegar con tal de llamar la atención de su novio.