ka-boomhauer

Aquí está tu escrito. ¡Espero que lo disfrutes y lo siento por tardar!

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Una piedra golpeó su vidrio, haciendo un ruido que logró estremecer a Angus. Rogó que nadie en la casa hubiera escuchado o estaría en un problema grave. Se quitó las sábanas de encima y caminó hasta la ventana, procurando no despertar a uno de sus hermanos que dormía a su lado.

Con la mayor cautela que podía tener, abrió las ventanas, dejando que el viento nocturno le golpeara en la cara. Miro hacia abajo y allí mismo vio a su novio, parado en su patio, haciendole señas para que se apurara en bajar. Con sus manos le indico que ya iría, que tuviera algo de paciencia.

Tomó sus zapatillas y despacio salió de la habitación. Ni siquiera se había puesto su pijama esa noche, fue incómodo acostarse con su ropa casual pero debía fingir estar dormido. Muy despacio fue hasta la puerta trasera de la cocina, la que daba al patio de atrás. Se sentó en al piso para calzarse y abrió la puerta para poder salir. Esa entrada siempre estaba abierta, alguien había perdido las llaves y nunca las repusieron.

Lo vio ahí, sonriente y con los brazos abiertos por lo que él corrió a su encuentro.

—Te extrañé. —dijo el menor, abrazandose con fuerza a Bon.

—Y yo a ti. —acaricio un poco sus cabellos. —Vámonos, no quiero que nadie sepa que estamos aquí.

Salieron del patio de la casa, caminando uno muy cerca del otro pero sin tomarse de las manos. Angus temía que alguna de esas vecinas ancianas chismosas lo vieran con él y le dijeran a su padre.

Una vez que se encontraban ya más lejos del barrio, se sintieron en la libertad de tomarse la manos. No hacía frío esa noche pero sus cuerpos deseaban sentir el calor del otro.

—¿Dónde piensas ir? —preguntó el menor.

—No lo sé. —vaciló, haciendo mover sus manos de adelante hacia atrás. —El parque está iluminado, podemos ir allá.

—Me parece bien. —sonrió, dejándose llevar.

Era así, el camino en el parque había sido reparado hacia poco tiempo. Las luces habían sido cambiadas y el paseo se veía mucho mejor que antes. Incluso había personas ahí. Ellos decidieron que era mejor moverse un poco más lejos de todas las personas acumuladas al rededor de la fuente. Si alguien conocido los veía, ambos correrían un riesgo. El padre de Young no dudaría ni un segundo en cortarle la cabeza al novio de su hijo si llegaba a enterarse que lo sacaba de casa sin su permiso durante las noches.

Se sentaron en una banca de madera que estaba entre dos farolas. Podían sentirse a gusto allí, ellos dos solos en una noche de verano agradable. Había algo de movimiento, era imposible escapar de la movida, no pero todos eran chicos jóvenes en situaciones parecidas a la suya.

Despacio, Bon se fue acercando a su pareja. Tenía tantas ganas de besar esos labios. Puso ambas manos cerca de su cintura, buscando que él se arrimara también. El más bajo sonrió, colocando sus manos sobre sus hombros, cerrando sus ojos y separando sus labios, mostrándole que estaba dispuesto a besarlo.

Sus labios solos se juntaron, moviéndose despacio sobre los contrarios. Sus sabores de mezclaban. Buscaban desmontarse el amor que se tenían. Era un ósculo suave, tierno, cariñoso.

Cuando se separaron, sus miradas se conectaron ahora y Scott hizo un pequeño movimiento hacia adelante para unir sus narices, haciendo que ambos rieran despacio. Angus se abrazo a él por el cuello, metiendo su cabeza en su pecho, sintiendo como lo rodeaba por la cintura. Se sentía protegido allí, era cálido y seguro. Lastima que no pudiera ser siempre así, teniendo que separarse por las mañanas.

No querían alejarse, nunca querían hacerlo, pero siempre tenían que. Era triste el echo de no poder estar juntos con normalidad, andar como cualquier otra pareja. Pero todo en ellos estaba mal visto socialmente: para empezar, ser una pareja homosexual pero también sus diferencias de edad, de origen y por ello de crianza. Sus familias no estaban relacionadas en lo más mínimo, ni siquiera se conocían formalmente. Si sus padres se había visto alguna vez, fue esa en la que el progenitor del menor amenazó al del otro en la puerta de su casa.

—Te amo. —dijo Bon suavemente, besando sus cabellos rizados.

—Yo te amo también. —susurró, sintiendo como sus ojos le pesaban ya. Intentaba no dormirse allí pero sentía muchas ganas de hacerlo.

—Deberíamos volver a casa ya, ¿No crees? —sugirió amablemente, mañana debía trabajar temprano, como siempre. Él no tenía vacaciones, debía encargarse de un local de antigüedades como trabajo de verano.

—No, Bonnie. No quiero volver, me dejarás solo en casa. —se agarró a sus ropas.

—No estás solo en casa. Además, yo volveré mañana, tú lo sabes.

Lo sintió negar con la cabeza, él rio suavemente por eso. Colocó bien sus manos sobre su cintura y se puso de pie. Enseguida, Angus aferró sus piernas con fuerza para evitar caerse, aunque sabía que su novio nunca dejaría que eso pasara.

—Ya bájame. —le pidió cuando el mayor comenzó a moverse en el sendero. —Puedo caminar hasta casa.

—Bien, bien. —lo dejo en el piso pero tomó su mano.

Ambos caminaron devuelta hasta el vecindario del más bajo. Las calles ahora sí que estaban totalmente desoladas, ya era de madrugada.

Cuando llegaron, Bon tomo las manos de su novio. Sonriéndole antes de que Young saltara a sus brazos.

—Hasta mañana, descansa. —le dijo.

—Hasta mañana. —lo soltó para dirigirse al patio de atrás y entrar a su casa.

Scott camino también hasta detrás de la vivienda. Colocándose justo donde daba la ventana de su novio, esperando a que él se asomara para asegurarse de que estaba bien. Lo vio acercarse y saludó levantando su mano, entonces él le lanzó un beso desde su ventana para después cerrarla junto con sus cortinas. Bon comenzó a caminar hasta su barrio.

Para la misma hora del día siguiente, estarían repitiendo el proceso y así hasta que terminara el verano; para ese momento, buscarían otra forma de verse.