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Honeymoon ~ Phil x Cliff

Para: yo ☝️🤓

AU! Omegaverse
Alpha!Phil
Omega!Cliff

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—Mierda, estoy tan cansado —aseguró Phil al echarse encima de la cama del hotel de tamaño matrimonial, quizá era un poco más grande que eso. Le daba un poco de asco estar tan sudado encima de las sábanas, pero no tenía fuerzas como para ir a bañarse. Había pasado toda la tarde recorriendo el casco antiguo de Barcelona a pesar de que el día era perfecto para aprovechar la playa. 

Cliff se unió a él, echándose a su lado. Las piernas le dolían también. Lo abrazó por el cuello, frotando su cabeza sobre el pecho del otro para que su dulce aroma pudiera ser percibido por el menor. —Estoy caliente, amor. —quería aprovechar al máximo su luna de miel. En lo posible, quería volver a Londres con un cachorro dentro de su vientre.

—Y yo muy cansado. —acarició sus cabellos. No estaba seguro de que quisiera hacer algo más además de cenar y dormir.

—Puedo cabalgar. —no era algo que quería hacer, no lo disfrutaba mucho. Pero lo sugirió porque quizás así, su esposo cambiaría de opinión.

—Cliffy, son más de las siete. Vamos a bañarnos, comamos algo sencillo y mañana hacemos todo lo que quieras. —palmeó su espalda para consolarlo. No quería hacer sentir mal a su omega y reciente esposo.

—Oh, vamos. —llevó una de sus manos hasta los pantalones del más bajo. —Ya ha pasado más de un mes desde nuestra noche de bodas. Y cuando volvamos tendremos que empezar a grabar otra vez, no podremos tener sexo nunca.

El baterista suspiró cediendo, sabía que no había otra forma de calmar el deseo de ese muchacho. —Todavia nos quedan varios días en España, ya verás que vamos a aprovecharlos. —besó su frente con cariño. —Ahora vamos a bañarnos y salgamos a comer algo. —se puso de pie listo para buscar la ropa que vestiría al salir de la ducha. Williams se apuró para seguirlo, quería compartir la ducha con él.

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Ir caminando bajo la luz de la luna y de los faros de la calle era reconfortante, asimismo lo era la sensación de tener su estómago lleno. Al ser viernes, el centro tenía bastante movimiento de gente. Cliff se sentía cómodo de caminar pegado a su esposo, con sus dedos entrelazados a pesar del calor que persistía aunque ya fuera algo tarde. Había fantaseado con un alfa que lo amaría por todo el resto de su vida desde que era un niño.

Incluso entre tantas personas podía sentir ese aroma a café amargo y jamón crudo. Amaba tanto a su esposo, adoraba ese aroma.

Al llegar al hotel, el omega se echó sobre la cama ansioso. Abrió sus piernas de par en par. —Follame, bebé —pidió en un tono de voz lascivo.

Phil gateo en la cama, para luego colocarse encima de su cuerpo. Dio un beso corto al cuál el omega intento aferrarse, cosa que no logró porque pronto fue alejado con cierta desprecio. El alfa se acostó, bajó el cierre de su pantalón y con cierto esfuerzo se lo retiró sin moverse mucho de su lugar. —Tendremos sexo si quieres, pero tendrás que hacer todo el trabajo tú.

Cliff murmuró un par de maldiciones, odiaba cualquier cosa referida a tomar el control. Simplemente se sentía mejor cuando se hacían cargo de su cuerpo. —¿Por qué no puedes hacerlo?

—Porque caminé todo el día bajo el rayo del sol para que pudieras disfrutar del turismo.

El bajista se quitó sus shorts también, se sentó encima del paquete de su esposo algo frustrado. Phil colocó sus manos detrás de su nuca, sonreía engreído al saber el poder que tenía sobre el mayor. Lo tomó por la cintura cuando comenzó a moverse, podía sentir su erección creciendo.

Cliff dejó de frotarse y se echó sobre su pareja, iniciando un beso candente. No estaba seguro de que hacer, así que bajo una de sus manos hacia el paquete del alfa. Con sus dígitos fríos tocó el miembro que palpitaba debajo de él.

—Mmh~ —murmuró el baterista. Posó sus manos sobre el trasero de su omega, quien no perdió el tiempo antes de empezar a masturbarlo. El australiano suspiraba ante el tacto, sentía como su glande era apretado entre los dedos pulgar y el anular. Su novio le quitó los boxers y se sentó sobre sus talones a su lado. Ni lento ni perezoso siguió con sus actos. —Agh, mierda... —se sentía muy caliente, su pelvis apretaba y sabía que no le faltaría mucho para venirse. Su nudo crecía, palpitando.

—¿Ya vas a venirte? —cuestionó sonriendo, empezaba a gustarle dominar al otro. Solía escuchar aquella pregunta cada vez que estaba cerca del clímax.

—S-Sí, así que no te detengas —jadeó pesadanente. Pocos segundos después su placer lo atacó, dejando salir su esperma entre suspiros calientes y maldiciones. —Ugh, joder~

Williams se deshizo de sus bragas, nuevamente se colocó encima del más bajo. Su propio miembro estaba algo erecto. Sin cuidado alineó su agujero con la erección del más joven. Puso sus manos sobre el estómago del otro y se dejó caer, soltando un fuerte gemido por la sensación repentina de placer. Su vagina apretaba con fuerza, palpitando al rededor del falo.

Su esposo tiró su cabeza hacia atrás, pero la regresó para poder disfrutar de la vista delante de él. Su omega se quitó su camiseta y su brasier, luego comenzó a saltar rápido para satisfacer su necesidad. Su aroma tan dulce inundaba la habitación, Phil se relamió los labios, amaba ese olor: bizcochuelo de vainilla relleno de mermelada de cerezas y bañado en chocolate blanco.

El inglés jugaba con su cuerpo, acariciando sus pechos algo grandes con una mano y apretando su pene con la otra. Estaba tan desesperado por sentirse bien. Su pelvis apretaba, haciéndolo temblar. Phil subió sus manos, quería jugar con esos senos también. Cliff dejó de saltar, ahora sólo se frotaba. Llevó sus manos hacia su espalda para poder colocarlas sobre las rodillas del más bajo, su espalda se curvó hacia delante. Temblaba con cada apretón que le daba el australiano. El omega gemía encantado, sacaba su lengua amando todas las sensaciones que experimentaba su cuerpo.

—¡Aah! ¡Te amo! —aulló hundiéndose en su placer. Empezó a saltar otra vez, su pelvis estaba tan caliente que sabía que iba a correrse pronto. —Me voy a v-venir, Philly... ¡Oww!

—Sí, sí, vamos, hazlo —se sentó, en un abrir y cerrar de ojos les dio la vuelta para embestirlo. Quería ser quien controlara la intensidad del orgasmo del bajista. —Y-Yo también estoy cerca, amor.

—¡Correte dentro! ¡Q-Quiero tus cachorros!

El más alto gritaba de placer, su cabeza había quedado casi en el borde de la cama. Se aferraba a la espalda del otro con sus piernas y clavaba sus uñas de forma dolorosa. Cerró sus ojos llenos de lágrimas cuando sintió la boca húmeda sobre uno de sus pezones erectos. No podía soportarlo más, pegó su entrepierna a la de su marido para correrse de una vez. Su vagina soltó sus jugos con fuerza, mientras su pene dejaba salir pequeños chorros de semen.

Phil no quiso aguantar más tampoco, simplemente acabó dentro del omega. Su nudo creció rápido, mateniendolos unidos por unos minutos.

—Te amo —aseguró el omega, veía a su esposo directamente a los ojos mientras sentía aquella presión caliente dentro de él.

—Yo también te amo. —pasó su lengua con cariño sobre su cuello, justo encima de la brillante marca que llevaba meses ahí. —Eres tan hermoso —quitó algunos mechones de cabello pegados a la frente sudada.

—Espero que me dejes embarazado en serio esta vez. —puso una de sus manos sobre su abdomen hinchado.

—Podemos intentarlo muchas veces más. —lo besó despacio a la vez que retiraba su miembro de la entrada roja. Dió un pequeño vistazo, los labios estaban muy hinchados y la abertura escurría los fluidos de ambos, además el pene ya había vuelto a esconderse dentro del prepucio. Su trabajo ahí había terminado. Se acostó a su lado, esta vez ya le daba igual dormir con la cabeza en los pies de la cama y lleno de sudor.

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