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High Voltage ~ Cliff x Phil

Cliff suspiró feliz al mirarse en el espejo con su nueva prenda, dándose un poco la vuelta para ver cómo se veía desde atrás. A él le agradaba y esperaba que a su novio también. Estaba contento de haber gastado su dinero en ésto. Se ajustaba bien a su cuerpo delgado, resaltando su figura. No importaba si era ropa interior femenina, a él le gustaba así. Tomó sus jeans que estaban sobre la cama, se los colocó y abotonó. Al ser holgados no se notaba para nada lo que llevaba puesto debajo. Terminó de vestirse con una camiseta sin mangas y un calzado cómodo de cordones.

Se sentó en la sala de estar para esperar a que Phil llegara, jugando con sus dedos y pensando si ese día subirían al otro nivel del que habían estado hablando: su primer encuentro íntimo.

Ellos habían estado saliendo desde hacía un tiempo pero no era algo formal, al menos no hace un año, aunque seguía sin ser algo abierto al público. Ahora cumplían su primer aniversario como pareja de forma oficial y ambos creían que ya era hora de mostrarse lo que había bajo la ropa interior. Era por ello había hecho esa compra: una bonita prenda íntima de encaje negro.

Cuando escucho la puerta siendo tocada, se paró enseguida para abrir. El baterista sonrío del otro lado, casi de inmediato se lanzó sobre él para besarlo.

—Feliz día, amor. —dijo el más bajo contra sus labios, apresandolo contra su cuerpo.

—Feliz día. —respondió Williams sonriendo.

—Vamos, busquemos un lugar para almorzar. —tomó su mano, haciéndolo salir de su casa. Cerró la puerta con llave antes de comenzar a caminar con él.

Llegaron a un local de comida rápida algo alejado de la movida de la gente en el centro de la ciudad. Ninguno de los dos quería periodistas de chisme, fotógrafos o fanáticos molestando cuando sólo querían pasar un buen rato entre ellos. Rudd insistió en pagar, argumentando que no le había comprado nada y quería regalarle la salida.

Al terminar de comer, caminaron un poco por una parte que era más comercial. Inmediatamente se arrepintieron cuando un montón de personas fueron hacia ellos en pocos minutos. Tuvieron que casi correr hacia la dirección contraria hasta llegar de vuelta a la casa del bajista.

Terminaron acurrucados en un sofá, dandose algunos mimos tiernos. Las cosas comenzaron a subir de nivel cuando el baterista se colocó encima del otro, abrazándolo por su cintura y bajando sus besos hacia su cuello.

—Phil. —jadeó su nombre cuando mordió despacio su piel.

—Cliff, yo... —buscó algunas palabras antes de hablar. —¿Quieres que llevemos esto a la cama?

El bajista asintió sin dudas. Finalmente pasaría eso que deseaba desde hacia un tiempo. Ambos se levantaron del sofá para ir a la habitación. La cama estaba hecha, aunque sin cobija, y limpia pero no duraría mucho tiempo así.

Los besos empezaron otra vez, ahora un poco más calientes. El más alto fue recostado con suavidad sobre la cama, mientras el otro volvía a colocarse encima suyo, igual que como estaban en la sala, sólo que ahora Cliff tenía las piernas abiertas. Los toques comenzaron a hacer acto de presencia, buscaban explorar el cuerpo ajeno. Iban con ganas pero calmados, ellos tenían tiempo.

Cuando se separaron de los besos, Rudd se alejo un poco y tomó su camiseta para quitársela, arrojandola por ahí luego.
—Quítatela tú también. —le pidió.

El bajista se sentó, deshaciéndose de su prenda y dejándola a un lado de ellos. Aprovecho para sacarse sus zapatillas también y Phil imitó aquella acción para estar más cómodo y no ensuciar nada.
Volvieron a besarse, sintiendo ahora como sus pieles que comenzaban a calentarse se tocaban. Querían ir despacio para poder disfrutarlo pero el baterista no pudo contener las ganas de chupar los pezones del otro. Bajó su cabeza para ponerse uno en la boca y sorberlo un poco.

—Ah, Philly~ —jadeó, acariciando los cabellos de su pareja y sintió como dos de sus dedos comenzaban a pellizcar su otra tetilla.

—Son tan lindos. —habló el menor. —Se ponen rojos por nada. —rio un poco, cambiando de lado ahora y repitiendo la acción de apretar con su dedos el pezón lleno de su saliva.

En la habitación se escuchaban sólo los sonidos húmedos de su boca y los jadeos del más alto, quien ya empezaba a sentir su pantalón ajustarle en su entrepierna. Cuando Phil decidió que era suficiente, se separó de él, podría seguir haciendo eso toda la tarde pero quería seguir avanzando.

Se paró de la cama y desabrochó su cinturón para bajarse sus pantalones. Quedando en ropa interior, en la cual se podía notar un bulto que ya le estaba incomodando, pero no se quitaría la prenda hasta que la situación creciera más.

Cliff sonrió mirando sus bóxers grises. Se paró a un lado suyo también y desabrochó sus pantalones. Quitándoselos y mostrandole feliz su ropa interior. Los ojos del baterista se abrieron grandes mientras una sonrisa se formaba en sus labios.

—¿Te gusta? —preguntó Williams.

—Demasiado. —comenzó a acercarse, poniendo sus manos sobre su cintura y besándolo suavemente en su boca. —¿Usas bragas siempre?

—No, la compré para ti. —le sonrió suavemente. —No tengo otras.

—Yo te compro otras si quieres, pero por favor, usalas. —casi le suplicó, él tenía un gusto especial con el encaje en la ropa interior. Lo abrazó con más fuerza, haciendo que ambas entrepiernas se juntaran.

Volvieron a besarse, acostandose otra vez en la cama. Las piernas de Cliff se abrieron y Phil tomó ambos extremos de la única ropa que llevaba su novio.

—¿Puedo quitartela? —preguntó, queriendo que él se sintiera cómodo.

—Sí, claro que puedes.

Despacio fue bajandola, dejando su creciente erección expuesta. Se acostó a su lado y tomó el miembro con una de sus manos para comenzar a masturbarlo lentamente, viendo embobado como el líquido preseminal salía de la punta y escuchando los jadeos fuertes del otro. Pasaba su mano despacio, moviendola con suavidad por toda la extensión.

Se encargó un poco del miembro ajeno hasta que sintió que ya no podía con el ardor en la cabeza del suyo y lo soltó. Poniéndose de pie otra vez y quitándose sus boxers ahora.

—Amor. —lo llamó con cariño. —¿Quieres continuar?

—Sí, Phil, vayamos más lejos aún. —sus piernas aún estaban abiertas y él se trepó encima suyo, colocándose entre éstas y haciendo que sus penes se tocaran. Cliff puso ambas manos sobre sus mejillas y lo atrajo para besarlo mientras el menor comenzaba a mover sus caderas para crear fricción entre sus miembros.

—Esperé esto por tanto tiempo. —dijo el baterista contra sus labios.

—Yo igual. —recibió un pequeño beso en la mejilla.

—Tendré que prepararte antes de que la meta. No entrará si no lo hago.

—Hazlo, entonces. —le pidió y unos dedos se acercaron a su boca, los dejó entrar y empezó a chuparlos de forma algo provocativa para él, sintiendo como sus mejillas se coloreaban.

No pasó mucho antes de que quitara los dedos de sus labios y saliera de entre sus piernas. Se acomodó a un lado y llevó su mano derecha hasta abajo.

—Creo que esto podría dolerte, pero ahí va. —sin más vueltas, comenzó a meter su dedo índice por el apretado agujero.

Inmediatamente un fuerte y punzante dolor golpeó al bajista, haciendo que llevara una de sus manos hacia el hombro derecho, rasguñando allí mientras la otra agarraba con fuerzas las sábanas. Phil besó su frente y siguió empujando su dedo, describiendo pequeños círculos dentro de él. Cliff suspiró, tratando de calmarse un poco pero sintió el dedo mayor ingresar y gritó cuando se abrieron como tijeras. Sus ojos se llenaron de lágrimas que amenazaban con caer en cualquier momento.

—Hey, no llores, cielo. —dio un pequeño beso en sus labios. —Todo está bien, te prometo que pronto se sentirá mejor. —lo vio asentir y sonrió, realmente no quería hacerle daño.

Siguió con su trabajo de prepararlo para luego. Sin darse cuenta, el dolor ya se había ido y Williams tenía cuatro dedos dentro suyo, simulando pequeñas embestidas que no llegaban muy profundo. Gemía despacito con las mejillas rojas al sentir las caricias en su interior. Finalmente, Rudd decidió que ya era hora de continuar, su erección dolía y necesitaba descargarse de una buena vez. Quitó sus dedos y tomo las piernas ajenas desde debajo de la rodilla para colocarse entre ellas.

—Podemos avanzar, ¿Verdad?

—Hagámoslo. —dijo Cliff, jadeando en cierta necesidad de sentir algo dentro otra vez. Sus piernas fueron levantadas hasta los hombros ajenos y colocadas una sobre cada uno de éstos.—¿No usaremos condón? —preguntó algo preocupado.

—Puedes estar seguro de que estoy limpio y confío que en tú también. —el chico debajo suyo formo una sonrisa con sus labios. Escupió sobre su mano y la paso sobre su pene, no tenían lubricante pero tal vez con la saliva podría bastar. —Bien, aquí va.

Presionó lentamente la punta a través del agujero del pasivo, abriendo aún más sus paredes. Los gemidos del mayor no se hicieron esperar y no pudo evitar contraerse cuando lo sintió tratar de entrar más en él. Ambos comenzaban a sentirse un poco incómodos, Phil tuvo que detenerse pues la estrechez no le permitía seguir y no quería lastimarlo.

—¿Estás bien? —preguntó, jadeando por la sensación.

—S-sí, sólo deja que me acostumbre un poco.

—Relajate. Esto ya pasará.

De a poco, su interior fue volviéndose más suelto y pudo comenzar a moverse. Metía una parte y luego la sacaba, repitiendo el proceso hasta que en algún punto logró que toda la longitud estuviera dentro. Las mejillas del más alto ardían mientras lo sentía adentrarse en él. Estaba empezando a gustarle.

Cada vez la velocidad aumentaba más. Cuando salía, creaba un vacío que quería ser llenado y que lograba serlo cuando volvía a entrar. De a poco, el orgasmo iba formándose en el vientre bajo del que recibía, creando una sensación de calor que empezaba a desesperarlo. Cliff comenzó a mover sus caderas también, queriendo crear mayor contacto para lograr venirse.

Justo en eso, una embestida le hizo abrir los ojos de par de par y gritar con fuerza mientras se aferraba a las sábanas. Su espalda se arqueo violentamente en placer.

—¡Ooh! ¡Phil! ¡Haz eso o-otra vez! —gritó casi suplicándole, sintiendo como otra ola de placer recorría su sensible cuerpo.

El baterista mostró sus dientes lujurioso, continuando con su paso acelerado y golpes certeros en el punto especial de su novio. La verdad que también se sentía muy bien para él, la sensación al rededor de su miembro era caliente, apretado y un poco húmedo.

—¡M-me voy a venir! —chilló con fuerza.

—Cuando quieras. —jadeo pesado el otro.

—¡T-te amo! ¡Te amo mucho! —lloriqueo mientras cuerpo temblaba y se retorcía en placer. No aguantaría mucho más así.

—¡Ah! ¡Yo te amo igual!

Finalmente, el bajista se corrió, temblando excitado y gritando complacido por la deliciosa sensación que azotó su cuerpo expuesto. Se salpicó a si mismo con su propio semen y también a su novio, quien no soportó la fuerte contracción de sus paredes y se vino dentro suyo. Llenó su interior con su caliente y pegajoso esperma.

Ambos jadearon cansados al separarse. De inmediato el mayor se acercó a su pareja para poder recostarse cerca y acurrucarse para dormir.

—Eso fue genial. —dijo mientras colocaba su cabeza sobre el pecho del otro.

—Estoy de acuerdo. —declaró en un suspiro enamorado.

—Te amo.

—Sabes que yo igual.

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