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Cherry Shortcake ~ Phil x Cliff

AU! Omegaverse
Alpha!Phil
Omega!Cliff

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Phil estaba confundido, mucho. Él era ese típico alfa masculino como cualquier otro que podría haber. Le gustaba tocar la batería, los tatuajes, el alcohol y el rock. También le encantaban las omegas, claro.

Cuando llegó a la pubertad y a partir de ahí, había tenido varias noviecitas que nunca llegaban muy lejos, por el simple hecho de la inocencia e ingenuidad de la adolescencia. Pero siempre volvia a intentarlo con alguna otra chica.
Él nunca se había enamorado de un omega hombre; sencillamente creía que las mujeres tenían algunas características que las diferenciaban mucho de los hombres y las volvían más llamativas. Sí, seguía viéndolos como omegas pero no entendía la obsesión de algunos alfas por los chicos, definitivamente no eran tan atractivos como las chicas.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, ahora se encontraba profundamente enamorado del nuevo bajista de la banda. No sabía cómo, pero Cliff consiguió tenerlo a sus pies muy rápido. Ese omega le dió un giro fuerte a su vida. Por su culpa lo había dejado a su novia con la que pretendia casarse y tuvo que quedarse un tiempo con su primo mientras buscaba otro lugar donde vivir, ya que ella también lo había corrido de la casa.
Pero algo le hizo creer que podía soportar todo eso si al final ese muchacho era suyo. Y lo iba a lograr aunque le costara una barbaridad.

Ahora mismo se encontraba en la sala de ensayo de siempre, practicando un poco para un show que tendrían en algunos días. Todo su atención estaba puesta en la forma en que Cliff afinaba su bajo. Últimamente sólo tenía ojos para él. Aunque no es como que antes le diera su mirada atenta a otra persona, no le solía prestar mucha atención a ninguno de los hermanos Young, ellos estaban siempre ocupados peleando silenciosamente a través de acciones para ver quien se quedaba con el guapo de Bon. 

Se mordía el labio inferior mientras observaba al muchacho inglés. Ese lindo cabello que parecía tan suave, su rostro que se veía levemente femenino, sus curvas tan perfectas... sobre todo esos pechos, mierda, quería apretarlos. Los botones de su camisa, una de mangas corta roja a cuadros, parecían querer ceder sobre sus senos y sus jeans de campanas se ajustaban tan bien a sus piernas y caderas.—Eres bonito. —habló suave pero logró hacer que el otro lo escuchara.

—Uh, gracias. —sus mejillas se colorearon de un rosa fuerte y le regaló una sonrisa adorable.

El baterista se limitó a sonreír también de una forma boba. —¿Vas a hacer algo luego del ensayo?

—Sólo ir a casa y ver una película, supongo.—habló mientras se acercaba un poco.

—¿Y no quieres algo de compañía? —se insinuó de inmediato. —Estoy libre hoy.

Williams mordió su labio inferior ansioso, estaba soltero y podría meterse con ese alfa. —Me parece bien.

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Los besos dulces del omega ya lo tenían casi mareado. Su aroma era tan fuerte, tan delicioso. Sus feromonas de pastel de vainilla relleno de crema y cerezas eran exquisitas.
Estaban sentados en el sofá rodeados de varios almohadones, Cliff estaba casi recostado sobre su espalda.

Phil tuvo que separarse cuando sintió algo suave frotarse contra su pantorrilla izquierda. Vio allí a un peludo gato negro con un moño rojo alrededor de su cuello. —Ah, hola.

El bajista rio leve y levantó al animalito para dejarlo sobre su regazo. —¿Te gustan las mascotas, Philly?

—Sí, tengo un perro. —le contó mientras veía como el gato se hacía una bolita sobre los muslos del omega.

—Yo tengo dos gatos más además de este, deben estar por ahí.

Rudd no dijo nada, algo en la persona del muchacho sugería un estilo de vida tranquilo, pero no se esperaba encontrar una especie de hippie. Le parecía acogedor como estaba decorado su departamento de una forma casi bohemia. Alfombras suaves con motivos, muchas plantas y esos almohadones bordados.

—¿Por qué estás tan callado? Viniste aquí en busca de algo, ¿No es así? —el bajista tomó a su gato entre sus manos y se puso de pie. Arrastró sus pies descalzos hasta un rascador algo alto que tenía a un lado de un mueble y allí dejó a su mascota, no quería que interviniera. —¿No quieres hacer además de sólo estar aquí sentados charlando? —se sentó otra vez en frente suyo, pero mucho más cerca.

Phil sentía su corazón latir cada vez más fuerte. —Sí, me gustaría.

—No pareces el tipo de alfa que se mete con chicos, ¿Tengo razón? —empezó a desabotonar su camisa. —Pareces tan tímido y sumiso sólo porque yo también soy un hombre.

—Eres el primero que me interesa. —admitió atento a la forma en que revelaba su piel. Pudo ver su brasier de tela blanco apretando sus pechos y eso ya le ayudaba a tener una erección.

—Tócame. —le pidió en un tono lascivo mientras se acercaba cada vez más a él, acabó recostandose encima suyo.

Todo esto provocó una reacción en Phil que él sintió totalmente primitiva. Lo tomó por la cintura a pesar de la forma en que sus manos temblaban y no dudó en empezar a besarlo calurosamente. Esos labios sabían tan bien encima de los suyos.

—Me gusta como está yendo esto. —admitió el omega apenas se separaron. Se reincorporó para sentarse y terminó de quitarse su camisa.

—Quiero ver el resto. —pidió el baterista entusiasmado. Hacia meses que no tenía delante de su vista unos pechos reales.

—Mmh, desnúdate entonces. —se recostó sobre su espalda y dejó sus brazos encima de su cabeza. Rudd se quitó sus zapatillas y de inmediato se deshizo también de su camiseta, luego puso encima del otro, se colocó en medio de ambas piernas, generando cierta presión entre los genitales de ambos. —Creí que estabas nervioso por ser tu primera vez con un chico.

—Lo pensé, en realidad no es muy distinto a estar con una mujer. —llevó sus manos a los pantalones del más alto. Desabotonó sus jeans y bajó el cierre.

—Oh, no te confíes —metió su mano en su pantalón y ropa interior para sacar su miembro. Estaba duro y quería atención. —. Hay muchas diferencias.

—Ya veo. —puso su mano sobre la del otro para lograr que la quitara de su pene, el mayor entendió. Comenzó a masturbarlo despacio.

—¿Vamos a mi cama? —propuso ansioso, estaba empezando a excitarse cada vez más. Sentía como se mojaba despacio.

El alfa asintió, le gustaba la idea de estar más cómodo. Se dejó guiar hasta el cuarto. El aroma de ese omega era especialmente fuerte ahí dentro, sobre todo en la cama llena de cojines.
Cliff se quitó sus jeans y se echó boca arriba  sobre su colchón. Phil lo repasó con la mirada mientras se relamia los labios, imitó su acción cuando se quitó sus pantalones también.

—¿No quieres ver lo que tengo aquí? —preguntó lascivamente el bajista a la vez que tomaba los extremos de su bóxer.

—Me encantaría.

Williams fue bajando despacio su ropa interior hasta dejar descubierta su entrepierna. Dejó la prenda sobre la cama y abrió sus piernas lo suficiente para que su intimidad fuera expuesta. —Puedes hacer lo que quieras, alfa. —lo invitó a tomar la iniciativa, colocó dos de sus dedos sobre su pequeña abertura, separando un poco los labios para que fuera más visible.

El baterista no supo que más decir. Sentía la presión en sus pantalones, su corazón latiendo con fuerza, su estómago ardiendo. Terminó de desnudarse y agarró su miembro con cuidado, ya le dolía. —¿Puedo... solo?

—¿Meterlo ahora? —lo vio un poco confundido. —¿No quieres... probarlo primero?

—No lo sé, ¿Qué tal los dedos?

—Lo haré yo, tú sólo observa. —con cuidado fue metiendo los mismos dos dígitos anteriores en su vagina. Con su otra mano sostuvo su pene para acariciarlo. Mordió su labio inferior al simular estocadas cada vez más rápidas dentro suyo.

Rudd lo miraba embobado, no podía creer lo sexy que era. Esa cara bonita sudada y toda roja por el calor, los pezones duros que resaltaban en su brasier de tela, sus piernas suaves que temblaban, su vagina roja mojando la piel desnuda de su entrepierna, su miembro erecto que parecía cerca de eyacular. Podía sentir sus dulces feromonas llenar el ambiente, junto con los jadeos suaves.

—P-Philly, voy a venir.

—Hazlo. —le pidió lujurioso.

—Termina el trabajo tú —dejó de jugar con sus genitales y se recostó mejor sobre unos almohadones. Se quitó su sostén para que pudiera apreciar cada parte de su cuerpo. —E-Estoy muy sensible, aprovecha ahora.

—Te voy a hacer gritar. —se acomodó correctamente entre las piernas del inglés. Con una mano tomó uno de los pechos suaves y con la otra sostuvo la base de pene para ingresar en la cavidad del otro. Se llenó de regocijo al sentir sobre su masculinidad la humedad, el calor y como las paredes palpitaban.

—Muévete, v-vamos —le pidió un poco desesperado. Dejó escapar un gemido agudo cuando las embestidas certeras lo atacaron una tras otra. Envolvió sus piernas en la cadera del más bajo y se entregó al placer, gimiendo y jugando con su cuerpo para alcanzar el climax lo más rápido posible. Su zona genital ardía y no creía que pudiera retener más su deseo.

El alfa no se privaba tampoco de emitir los jadeos y gemidos que creía necesarios. Metió su cabeza entre los pechos para empezar a chupar ahí, sus manos fueron ahora a las caderas anchas para lograr mantener un ritmo constante. Le gustaba tanto el sabor de la piel suave del mayor. Ese aroma a pastel de vainilla con crema y cerezas lo arrastraba a la locura lentamente. Quería llenarlo.

—¡Mhm, alfa! Estoy cerca —abrazó su espalda con sus manos, aferrándose a él con todo su cuerpo. Movía sus caderas con desesperación para facilitarle el trabajo al inglés.

El omega se sentía mareado entre tantos estímulos, a tal punto que decidió sólo cerrar sus ojos y permitirse gritar tanto como quería. La presión y el ardor en su pelvis se hicieron presentes, entregándose a su tan deseado orgasmo. Sus jugos fluyeron de su vagina, mojando las sábanas debajo de ellos y logrando que un sonido húmedo fuera más audible cada vez que su piel se tocaba. Sus paredes se contraían apretando al hombre dentro suyo.

A Rudd le sorprendió lo que sentía, creyó que él eyacularía como cualquier otro hombre en lugar de tener un orgasmo por su vagina. —E-Esto es tan bueno, vas a hacer que me venga ahora —aseguró, estaba tan arrepentido de no haber experimentado antes con un chico. Se separó un poco de él para verlo a los ojos. —. ¿Quieres que me corra afuera?

Cliff apenas podía hablar, así que sólo negó con su cabeza. —Hazlo dentro, v-vamos... ¡Aah!

El baterista no dijo nada más. Cuando supo que tenía que hacerlo, pegó su pelvis a la del mayor y eyaculó dentro de él. Lo miraba directamente a los ojos mientras lo hacia, con una mano sobre su cadera y la otra en su pecho izquierdo. Quería que se sintiera tan estimulado que necesitara un segundo orgasmo.
Supo que estaba logrando ese objetivo cuando el más alto empezó a mover sus caderas, intentando alcanzar el placer por su cuenta. Lo ayudó a hacerlo, no era su intención que sufriera.

—¡Ooh, Philly! —chilló cuando una segunda ola de placer lo recorrió entero. Se retorció sobre si mismo agobiado, ya no podía más. Sacó su lengua un poco para respirar mejor.

—Ugh, tranquila, —acarició su rostro suavemente. —Te ves tan linda así.

El bajista jadeó lujurioso y cerró los ojos, quería que las sensaciones tan fuertes acabaran de una vez para poder descansar.
Rudd salió de él luego de algunos minutos, podría continuar pero eso sería abusarse de la disposición del europeo.

—¿Te gustó? —preguntó el omega apenas sintió el vacío en su entrepierna. Estaba orgulloso de lo que había logrado.

—Claro que sí. —se acostó a su lado satisfecho.

—¿Tendremos una cita? —preguntó curioso, le interesaba salir con ese alfa.

—Sí, obvio que sí. —lo abrazó cariñosamente. —Quiero conocerte bien, ¿Qué flores te gustan? Te las compraré para cuando nos veamos.

Cerró sus ojos y sonrió cómodo, le gustaba el interés que demostraba ese hombre. —Las margaritas están bien para mí.

—Esas serán entonces. —dejó pasar unos segundos antes de volver a hablar. —¿No tienes que limpiarte ahí abajo? Así no tenemos un bebé ahora.

Cliff rio. —En verdad no sabes nada sobre chicos omegas. No anudaste adentro, así que no hay bebé.

—Como digas. —besó su mejilla. Se acomodó recostandose encima suyo, con su cabeza sobre uno de sus pechos. —Sólo quiero que sepas que no tengo dinero para un aborto, así que tampoco para criar un niño. —aquello provocó una risa suave en el mayor. Se quedó callado un rato más, pero en realidad quería continuar hablando con él. —No sabía que te podrías correr con tu agujero, pensé que sólo era para que los alfas la metieran y para que el bebé saliera luego.

—Tienes mucho que aprender. —lo abrazó y comenzó a acariciar su cabello mojado por el sudor. —También tenemos períodos y puedo tener squirts.

—¿Así de funcional es ese agujero?

Williams no pudo evitar reír por la sorpresa con la que habló el otro. Le parecía tan adorable. —Mejor duérmete. —besó su frente como forma de desearle un buen descanso.

—Sí, está bien. —lo apretó un poco contra su cuerpo para sentirlo cerca. Cedió ante el cansancio poco después.

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