76. Eduardo Camavinga
MI PRECIADO AMULETO
capítulo dedicado a ladychestnutt
espero que te guste❤️
- Sara he dicho que no, que no puedes hacer lo que quieras - grita mi madre.
- te he dicho que voy junto a Indara. - le digo a mi madre y ella niega con una mueca de enfado más que notable en su cara.
- y yo te he dicho que no Sara, no me hagas cabrearme más.
- mamá no soy una niña pequeña. - me enfado.
- pero vives bajo mi techo y mientas yo este aquí haras lo que quieras.
- pues me voy.
- ¿a dónde te vas a ir? Deja de decir tonterías Sara.
Subo hasta mi habitación rápidamente y me cuelgo el bolso para posteriormente bajar y salir de casa pegando un portazo.
Llamo a Indara pero esta no me lo coje, por lo que opto por escribirle pero no me responde.
Me siento en un banco de madera que encuentro en una calle y me siento ahí. Y de inmediato comienzo a llorar.
No sé cuanto pasa desde que llevo en el banco sentada llorando pero no es hasta que un balón de fútbol llega a mis pies cuando me doy cuenta que llevo un rato largo aquí sentada.
- perdona - se disculpa el chico y alzó los ojos para mirarlo.
- no me has dado - digo dándole un toque al balón.
- bueno puede que te haya molestado. - dice con una pronunciación algo costosa pero graciosa.
- que va no te preocupes.
- ¿has llorado? - pregunta sentándose a mi lado.
- ¿tanto se nota?
- sintiendolo mucho si.
- no importa - aseguró.
- ¿estas bien? - pregunta y yo asiento.
- pelea con mi madre.
- jodido entonces.
- muy.
- ¿por eso estas aquí sola? No te he visto por esta zona nunca.
- es porque vivo a un par de calles de aquí.
- ¿puedo preguntar tú nombre?
- ¿no serás un acosador no?
- no - dice negando rápido. - perdón.
- Sara - digo y él sonríe.
- Eduardo - dice y yo asiento. - ¿estas aquí por qué no sabías dónde ir?
- he llamado a mi mejor amiga pero no me lo ha cogido y caminando he encontrado este banco.
- ¿tienes muchos amigos?
- los justos y necesarios - digo.
- a mi me gustaría ser tú amigo Sara.
Estamos Indara y yo en su casa viendo una película y cuando termina esta se levanta dejándome sola en el sofá.
- te voy a echar las cartas - dice.
- Indara sabes que no creo en eso - digo rodando los ojos.
- no seas aburrida, solo es por entretenernos Sara.
- como quieras.
Nos sentamos en el suelo y empiezo a barajar las cartas y cuando creo que ya es suficiente se las entrego. Ella empieza a sacarlas y a ir poniéndolas boca arriba.
- ay mi madre - murmura.
- ¿qué te dicen supuestamente? - pregunto.
- que vas a tener una relación duradera con una persona. Y que esa persona tiene sentimientos hacia ti.
- ah pues que bien - digo sin creérmelo.
- y yo se quien va a ser esa persona.
- que pesada eres Indara.
- esa persona va a ser Eduardo.
- no inventes anda - le digo.
- ya me darás la razón.
- tú siempre creyendo que tienes razón en todo.
- y la tengo Sara.
- ajá.
- admite que te gusta tía - me pide.
- claro que me gusta pero es imposible Indara.
- ¿por qué dices que es imposible?
- porque él me considera su amiga.
- estas ciega Sara.
- gracias por meterte con mi miopía - digo riendo y ella ríe.
- vais a estar juntos tarde o temprano Sara, solo confía.
10 de octubre.
Hoy es el cumpleaños de Eduardo y ha organizado un cumpleaños en su casa al que estoy invitada.
Bajo del coche con el regalo envuelto en las manos y me acerco a llamar la puerta que en unos segundos es abierta por Celio, el más pequeño de la familia.
- Sara - grita abrazandome.
- que guapo estas - digo dándole besitos en la mejilla.
Escucho una risa a mis espaldas y giro mi cabeza para encontrarme con él, con Eduardo que me sonríe calidamente.
- ¿al cumpleañero le saludas? - pregunta de broma.
- Feliz cumpleaños - digo dándole un abrazo.
- gracias por venir.
- gracias por invitarme - sonrió.
- estabas más que invitada. La número uno en la lista.
- no esperaba menos - digo y él ríe.
Cuando Eduardo termina de soplar las velas todo el mundo empieza a darle su regalo y entre ellos también me incluyo yo.
- no tenías por qué - dice abriendo el envoltorio que deja entre ver una camiseta y un bote de perfume.
- un detalle - sonrió alzando los hombros.
- me encanta - deja un beso en mi mejilla. - ve al jardín que tú y yo vamos a hablar.
Frunzo el ceño y me dirijo hacia el jardín sentandome en una de las sillas que hay aquí y minutos más tarde viene él.
- ¿qué pasa? - pregunto confundida.
- nada - me responde.
- entonces, ¿qué hacemos aquí?
- quiero hablar contigo de algo.
- ¿y ese algo es?
- que yo no quiero que solo seamos amigos Sara. Jamás podré sentir por nadie lo que siento por ti. Posiblemente no sepas lo que yo siento por ti, pero tengo que enfrentarme de una vez por todas a todo eso. Te quiero sí, no sabes lo que me encanta mirarte cuando tú no te das cuenta, o escuchaste reír, eso me hace feliz o cuando me picas y me enfado, realmente me encanta. Quizás no sientas lo mismo por mi, o si. Solo quería abrirme a ti y decirte todo lo que siento.
Y tú, ¿también piensas en mi como yo en ti?
- también pienso en ti, Eduardo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro