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Sunwon ; He's MY baby.
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Sunoo corría por la casa con sus medias verdes con líneas blancas, cosa que a Jay le ponía los pelos de punta, ya que odiaba que ensuciaran ropa que apenas había lavado. Jay corría detrás de él con una zapatilla. Jungwon estaba recostado en su cama leyendo un libro, y de pronto el pelirosa entró con un águila enfurecido detrás de él.

— A ver bebé, deja de ensuciar la ropa que acabo de lavar o te daré un castigo que jamás olvidarás. Aún está mojada esta zapatilla — Habló el mayor, golpeando el calzado contra su mano izquierda.

— ¡Jungwon, ayudame! — Dijo Sunoo, haciendo un puchero.

Jungwon apenas escuchó a su mayor, ya que su cabeza estaba en otra sintonía. Todos solían decirle "Bebé" a Sunoo, pero él quería apropiarse de ese apodo. Le molestaba que los demás le dijeran así y no poder hacer nada. ¿Por qué? Porque ninguno de sus compañeros sabía que él y su hyung habían mantenido en secreto una relación de varios meses.

Aquella noche, Heeseung estaba preparando la cena mientras los demás limpiaban y arreglaban la sala, bueno, casi todos. Sunoo y Ni-ki jugaban videojuegos en el teléfono de Jake con mucho entusiasmo y el mayor le permitió recostarse en sus piernas con tal de no hacer nada por la vida. Jungwon ponía la mesa, pero apenas prestaba atención a lo que hacía, le molestaba aquella escena y más aún el hecho de no poder decir nada. Cuando por fin era hora de cenar, Sunoo estaba junto a él y este mantenía su mano izquierda sobre la pierna del menor, por lo cual el pelirosa estaba muy feliz.

— Bebé, pasame la sal. — Dijo Sunghoon, mirando a Sunoo con total inocencia. Pero Jungwon ya estaba cansado, y sin quererlo, abrió la boca.

— ¡Él es MI bebé! — Se quejó, golpeando la mesa.

Todos se quedaron viéndolo y Sunoo no podía contener la risa, además de portar un ligero sonrojo en sus mejillas. Jungwon se dió cuenta de lo que dijo y avergonzado, se dejó caer en la silla mientras sujetaba la mano del menor. Fue una noche en la que tuvieron que dar muchas explicaciones, pero al menos ya no debían esconder su afecto... O algo así, ya que eran tan empalagosos que cansaban a los demás.