No des un paso más...
Todos conocemos la típica historia que le han contado a todos. Pero de seguro que esta si que no la había escuchado nunca.
Luego de la gran guerra entre las razas de los monstruos y los humanos, se había establecido una ley mundial que prohibía a todo mundo acceder al Monte Ebott, lugar que estaba sobre el subsuelo donde los monstruos habitaban en ese entonces.
Hubo niños que, por razones distintas, fueron cayendo al subsuelo.
El primer niño en caer se llamaba Chara. No se sabe con exactitud las razones por las que decidió ir a ese oscuro lugar, pero se sabe que quien era, su edad, etc, datos dados por su propia familia para iniciar la búsqueda antes de darse cuenta a donde había ido a parar el humano.
La historia que voy a relatar, esta ubicada exactamente cuando él cae de la montaña y entra a una civilización en sus comienzos, vamos!
Es un día tranquilo en la tarde, la familia Dreemurr había almorzado y estaban descansando en su hogar. Toriel, estaba sentada en un sofá grueso y acolchado leyendo un libro de tapa roja grisácea, Asgore se encontraba regando las flores doradas de su patio y Asriel estaba haciendo un dibujo de su pequeña familia.
Pasados unos cuantos minutos, Asriel, decide ir a jugar con los Froggit en Las Ruinas, pide permiso y lo dejan ir. Llega hasta Hotland por el ascensor y pide al Hombre del Río que lo lleve hasta Snowdin. Luego de un rato un poco largo de caminata, llega hasta el portón. Un peculiar esqueleto de baja estatura ayuda al pequeño a abrir la puerta.
Ya había pasado un rato y aquel niño estuvo recorriendo el lugar como si fuera una aventura en un templo. Otra vez, como en Snowdin, camino por un tiempo y finalmente llegó hasta una gran sala oscura que tenía una salida al final, dió unos pasos y cuando iba a dar la vuelta en el pasillo escuchó un ruido fuerte y limpio seguido de unos gemidos de dolor. Al oír eso solo fue rápido a ver que era. Era un humano, él sabía que eran, pero nunca había visto uno ya que no había nacido para el momento de la guerra.
- Oh por.. ¿Estas bien? Esa parece haber sido una gran caíd-
La expresión del humano hacia parecer que estaba viendo al mismo demonio en el momento. Parecía totalmente aterrado ante la presencia de Asriel. La pequeña cabra lo veía como un niño, un amigo, como si lo conociera desde antes. El recién caído solo lo veía a él como un animal salvaje y violento, lo que hizo fue salir corriendo en el momento que logró reaccionar y tomar conciencia.
Asriel lo corrió. Siguieron así bastante tiempo, el monstruo inocente solo le decía que se calmara, pero aquel humano no parecía tener intenciones de escucharlo. Así duraron hasta que en un momento el niño agarró una rama y lastimó un poco a Asriel, quien cayó al suelo y quedó ahí unos minutos, suficiente tiempo para que el contrario pudiera escapar.
Cuando el pequeño príncipe logró levantarse, buscó y buscó, pero no lo encontraba. Cuando estaba por rendirse, recordó la vista hacia aquellos edificios grandes y altos en esa sala. Decidió buscar allí. Cuando estaba por entrar, escuchó un grito entre llantos y sollozos.
- ¡Alejate de mi, sucio animal!
Eso le dolió a Asriel y preguntó.
- ¿P- por qué dices eso? No he hecho nada…
- ¡Todos son iguales! Con sus mandíbulas fuertes, su salvajismo, su violencia, son diferenciables fácilmente.. y además dan miedo.. terror.
- Pero..
- ¡No! No creo ni una palabra de lo que me vayas a decir..
Asriel, lagrimeando levemente, decidió volver a casa con su familia. A la hora de la cena, recordó a aquel humano, y a escondidas, llevó un plato de comida y un pulover igual al de él hasta las ruinas. Los dejó en la entrada del pasillo y volvió, dijo que había ido al baño.
Eso hizo por más de una semana -obviamente sin llevarle 7 buzos- hasta que un día, cuando la iba a dejar escuchó unas palabras aliviantes.
- Espera. ¿Cómo te llamas?
- A- Asriel.. y t-
- Me llamo Chara.. perdona por haberte lastimado, no pareces malo.
Asriel lloró en ese momento, corrió con Chara y le dio un abrazo fuerte. El humano estaba super duro, no se sentía cómodo abrazando a un “animal”, pero de igual forma, se dejó. Él no estaba listo para dejar Las Ruinas, así que siguieron igual por unas semanas más. Poco a poco se fueron agarrando confianza y cariño.
Había veces que Asriel llevaba lápices y hojas y los dos dibujaban cosas bonitas, como flores doradas, o corazones, quien sabe, cosas de niños. Los Froggit también iban con ellos, de hecho, muchas veces jugaban carreras, a la mancha, etc. Se iban agarrando amistad. Aunque Chara todavía le tenía un poco de miedo y seguía alejándose un poco, pero no era tan grave.
Hubo una ocasión en la que un Froggit malo atacó a Chara, él se defendió con la misma rama, e hizo correr a ese matón. Con esa simple escena, una gran parte de esa fobia a los animales había vuelto, así que volvieron a distanciarse un poco.
Con más semanas de charlas y cenas compartidas, lograron volver hasta donde estaban.
Luego de mucho tiempo de rogar casi de rodillas a Chara, Asriel finalmente logró que finalmente él cediera ante el pedido de ir con Asgore y Toriel. Con miedo, nervios, y maquillaje camuflador, ambos se dirigieron hacia la casa de Asriel. Al llegar, los reyes se sorprendieron bastante. Y por aquellas pequeñas sorpresas de la familia, el niño se asustó, otra vez, pero fue posible convencerlo de que todo iba a estar bien.
Un mes después, los dos hermanos se encontraban en el comedor, sentados en sillas juntas, jugando con unos autos de plástico, en la pared había un dibujo colgado, era el de Asriel, en donde estaba su familia dibujada, salían Toriel, Asgore y Asriel… y Chara.
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