Cuida tus espaldas.
—¿Acaso piensas que vas a soportar más tiempo simplemente haciendo tus repetitivos movimientos?
No había pasado mucho tiempo desde que aquel humano había entrado al último pasillo, un pasillo que, aún que no era tan largo, lo caracterizaba su luz, ya que en la tarde, toda la sala se llena de una luz naranja amarillenta que es dividida por sus grandes columnas
—Cada uno con su modo de pelear, pero más que preocuparte por mi, preocúpate por ti, tu conciencia sanguinaria no te salvará.
—No es nesesario decirlo, ¿sabes? Mi conciencia me ha llevado a acabar con una de las únicas dos razas en este planeta. Y a menos que tu pereza te lleve a acabar conmigo, tu serás de los últimos.
Estuvieron un buen rato peleando, no mucho, ya que paso un tiempo y se quedaron quietos mirándose
—Sigo sin entender que ganas con hacer un genocidio tan grande. Pues si es que quieres salir de este lugar, no es necesaria la violencia, aún puedes cambiar de opinión, vamos, te voy a dar una última oportunidad de hacerlo, si no aceptas, tendré que terminar esto de una vez y para siempre.
—¿Es enserio? ¿Enserio me darías otra oportunidad después de hacer eso.....?
El humano se acercó a Sans, un carismático esqueleto, pero que toma seriedad cuando es nesesario. Ya estando cerca, lo abrazo, y en la espalda, hizo una sonrisa macabra y levantó su brazo, justo para apuñalarlo por la espalda, pero a unos centímetros de que el cuchillo se clavara, Sans, se movió para la izquierda, esquivando el cuchillo, y al mismo tiempo haciendo que, tres huesos de un metro aproximadamente, le atravesarán por la panza al Humano
—Que suerte que tienes, aún que podrías haberle dado un poco a tus compañeros, ya que viendo que serás el último, ¿de que te sirve seguir escapando de tu final? Un final en donde solo hay oscuridad.
El alma del Humano se fue agrietando, hasta que explotó en mil pedazos. Unos minutos más tarde, al principio del pasillo, una estrella apareció, una que fue tomando forma hasta transformarse en el anteriormente muerto
—No importa cuántas veces vuelvas, siempre será el mismo resultado, yo gano, y tu pierdes, tal vez esto pueda detener el gran problema temporal que estás causando cada vez que apareces.
—No me rendire, mi única opción es avanzar sobre los obstáculos que me rodean, y mi determinación es destruirlos, y si el único obstáculo que queda eres tú, pues que así sea.
El empezó a correr con una sonrisa que detrás ocultaba dolor y nervios, corriendo, saltó y esquivó algunos huesos, y siguió atacando, pero nunca acertando, y volviendo al mismo punto que antes, ambos frente a frente, quietos y sin decir ni una sola palabra
—No alargues esto, simplemente con esquivar no vas a ganar.
—Se vuelve aburrido seguir escuchando como alardeas, ¿es enserio que piensas que vas a ga.....–
Tan rápido como un rayo, el humano aprovechó y hizo un gran corte que iba de un hombro a la la cadera, haciendo que Sans, caiga de espaldas a una columna. Pasaron 2 minutos aproximadamente, y Sans empezó a toser, ya estaba en sus últimos momentos
—Espero que esto quede grabado en tu mente y quede para siempre, que quede sellado nuestro destino en tus manos, que se note que lo que nos exterminó como una enfermedad, en verdad fuiste tu, que los humanos son como siempre supimos, siempre fríos, siempre malos. Sie..
—Ahorrate las palabras, un discurso no hará que vuelva sobre mis pasos, lo que acabo de hacer ya se hizo. Y por otro lado, hice que todos en este lugar puedan reunirse nuevamente, y tu también lo harás. ¡Incluso hasta con tu hermano!
La cara de aquel esqueleto se llenó de lágrimas, y mientras miraba al Humano, Sans, empezaba a convertirse en polvo, como un pedazo duro de arena separándose. Luego de unos segundos, solo quedaba su ropa, acompañada de una pila de polvo. Frisk no pudo evitar que una lágrima le saliera de ambos ojos, y cayera en el polvo que alguna vez fue un buen amigo
—Haz durado mucho, viejo amigo, pero esto era inevitable, todas las personas, nos cansamos cuando nos damos cuenta que algo puede llegar a repetirse muchas veces, y probamos cosas nuevas, y una nueva cosa que he descubierto, fue matar.
Mientras estas palabras hacían eco en todo el pasillo, un alma, blanca como la luz, invertida, empezó a flotar sobre el polvo del difunto esqueleto, esa alma se empezó a romper, como un cristal. Pasaron unos segundos, y esa alma se había roto para siempre
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro