"Seguir adelante"
Universo: RGA210 (Original)
Alertas: Ninguna
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Podía sentir las gotas de lluvia resbalar por su blanco rostro mientras corría, al mismo tiempo que se retiraba el cabello mojado de su rostro. "Maldita sea" pensó para sus adentro; "No entiendo a la gente que le gusta llevar el pelo largo" reflexionó, considerando lo molesto que debía de ser tener el cabello tan crecido si el suyo, que tan solo llegaba hasta sus hombros, le molestaba de tal manera.
Consiguió llegar finalmente al destino que se proponía desde un inicio; un árbol considerablemente grande, el más grande del bosque, de hecho. La joven de cabello negro se detuvo a recuperar el aire una vez cubierta por las hojas.
Cuando finalmente había recuperado el aliento, observó a su alrededor; ni una sola alma se encontraba en el lugar, algo normal, no es que aquel bosque fuese muy popular, y menos en días de lluvia. No se había ganado el nombre de "el bosque del silencio" por nada. Aunque también se le llamaba el bosque de los susurros, pero eso era por un motivo totalmente diferente.
La joven de cabello negro avanzó por el costado del árbol, sin alejarse demasiado para no mojarse más de lo que ya estaba. Finalmente, llegó a su destino: Debajo de las hojas del gran árbol, se encontraba un corazón de flores de varios colores.
No se veía natural, eso era claro. Alguien las había plantado delicadamente para que tuvieran esa forma, alguien que la joven conocía muy bien. Se sentó con cuidado dentro de aquel corazón, procurando no lastimar ninguna de las flores que lo conformaban.
Inicialmente miró al cielo, observando como la lluvia caía sin dar pistas a que fuese a detenerse pronto. Mientras mantenía su vista fija en el cielo, cierto aire de melancolía se instaló en su rostro, como si aquel lugar le trajese un recuerdo que ella añoraba.
Posteriormente, sus ojos se dirigieron a su mano derecha, observando aquella sortija que descansaba en su dedo. Un anillo de casamiento, nada más y nada menos.
"Ross..." Pronunció aquel nombre con una voz apagada. Recordar sus momentos juntos le traía un sentimiento agridulce.
Recordaba su primer encuentro, bastante accidentado, por cierto; fue mera coincidencia que él cayera cerca de donde se encontraba, pero fue ella quien empezó el ataque. Sin embargo, fue él quien mostró compasión al final del mismo, cuando la ayudó incluso después de que ella intentase matarlo.
Fue lo primero que aprendió de Ross: A tener compasión.
Su segundo encuentro fue extraño, demasiado. Lo que parecía que era una jugarreta terminó siendo una especie de cita. Algo a lo que definitivamente ella no estaba acostumbrada, pero que al final terminó disfrutando y de la cual se fue con una sonrisa.
Fue lo segundo que aprendió de Ross: A sonreír y divertirse.
El tercer encuentro es, sin duda, el que mejor recuerda. Fue en uno de los momentos más bajos de Dánica, que él decidió aparecer nuevamente. Ahí él supo la verdad, descubrió su pasado y todas las cosas horribles que había hecho y, aun así, siguió a su lado. Le enseñó a aceptar su verdadera naturaleza, a aceptar que era una Hiviöt. Le mostró el camino correcto y que no debía tener miedo de lo que otras personas pudiesen pensar, mientras ella siguiese lo que su corazón dictara.
Esas fueron las enseñanzas más importantes para ella: Aceptarse, hacer lo que creía justo y no tener miedo de la opinión ajena.
Incluso si eso iba en contra de todo lo que Casandra, a quien siempre vio como una madre, le había enseñado, ella no podía continuar por ese camino; no podía seguir lastimando gente inocente por ganarse el favor de personas que no valían la pena.
Pero aquello no era lo único que recordaba acerca de aquel encuentro; la sensación de sus labios, su primer beso, también era algo que recordaba con total claridad.
Su siguiente encuentro fue un año después, luego de que ella se uniera de manera definitiva a los "Guardianes celestes". Cuando Ross llegó en un horrible estado a causa de que aquella "vincha" que drenaba su energía cada vez que la usaba.
Muchas veces le dijo que dejara de usar esa cosa, pero no le hacía caso. Tampoco podía culparlo, él peleaba por aquello en lo que él creía, igual que hacía ella.
Fue entonces cuando ocurrió; sabiendo la posibilidad de que él pudiese morir en cualquier momento, le pidió matrimonio y ella aceptó, incluso después de haberse encontrado solo en cuatro ocasiones, Ross había tenido un gran impacto en su vida y fue la primera persona en mostrarle amabilidad tras mucho tiempo.
Incluso consciente de que aquel lazo podría ser efímero, quería saber que había algo que los unía.
Por suerte, no fue la última vez que se vieron. Varios años más tarde, Ross seguía con vida e, inclusive, fueron capaces de formar una familia. Algo que ella jamás había tenido.
Ella a veces pensaba que no merecía tanta felicidad, mas estaba agradecía tenerla. Pero, como siempre, el destino es caprichoso y el día que ella temía desde hacía seis años atrás llegó.
Juntos a los sollozos de su hija de cuatro años, tuvo que decirle adiós a aquella persona que tanto le había ayudado a crecer, que había estado ahí cuando la necesitó y que era la persona más importante en su vida.
Tuvo que decirle adiós a Ross.
Incluso ahora, un año después de su muerte, le seguía doliendo como si hubiese sido ayer.
La joven tocó ligeramente sus mejillas, incluso si su rostro estaba mojado por la lluvia, ella sabía que estaba llorando.
Dejó salir sus emociones, las cuales habían estado selladas desde aquel día. Se había prometido ser fuerte y continuar, incluso si él ya no estaba con ella, sin llorar, pero ya no lo soportaba.
Fue entonces cuando recordó las palabras de Ari:
"Dánica, ser fuerte no quiere decir que no debas llorar. Ser fuerte quiere decir que llores y aun así puedas avanzar".
Y finalmente, lo dejó salir; lloró por un largo rato, lloró por todo aquello que sufrió y que jamás se permitió exteriorizar, lloró por primera vez en años, desde aquella vez que perdió a Casandra.
Lloró, porque si no, jamás podría seguir adelante.
Y, cuando por fin parecía que empezaba a calmarse, el llanto del cielo también lo hizo, dejando entrever en sus nubes un brillante arcoíris.
Finalmente, Dánica se levantó con el mismo cuidado que antes para no lastimar ninguna de las bellas flores que estaban a su lado, mientras limpiaba sus lágrimas restantes con las mangas de su chaqueta.
Jamás le olvidaría, pero ya no podía seguir igual, debía continuar. Todavía tenía una última promesa que cumplir. Una promesa que le hizo a Ross, a Ari, a Alexander; a todos sus amigos.
Sabía que no podía traer a la vida a todas aquellas personas que su vida arrebató, pero aun así no podía quedarse sentada esperando que los demás le creyeran que se arrepentía. Jamás repararía completamente el daño que causó, pero algo debía hacer, algo complicado, pero ella lo lograría, de un modo u otro.
Restauraría la paz que alguna vez existió entre humanos y hiviöt.
No solo por ella, no solo por aquellos que alguna vez asesinó, no solo por sus amigos, sino también por su pequeña hija. Quería otorgarle un mundo mejor que aquel en el que a ella le tocó crecer.
Y, con ese pensamiento en mente, dando un último vistazo a aquel corazón de flores, ella siguió su camino.
Caminaría, siempre hacia adelante.
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Welp, este es el ultimo One-Shot de momento.
Este se encuentra directamente ligada a una historia que pienso escribir mas adelante, aunque no se si la publique aquí, pero eso es otro asunto. Incluso así, a Danica ya la he presentado muchas veces y esto fue, principalmente, para mostrar la resolución de su historia. Ya mostré sus orígenes anteriormente, por lo que falta ver el como se desarrolla.
Es irónico pero Dánica empezó como un personaje creado por compromiso; ni siquiera me gustaba, pero ahora es de los que mas me gustan y que siento que están mejor trabajados.
Por cierto, y tengo que dar créditos, Ross pertenece a Mailman-02
No se si este universo lo use mucho para One-Shots, ya que de momento no tengo nada mas planeado para él en este libro. No se, no se, lo veré mas adelante.
En fin, eso es todo. Cambio y fuera~
~LightNax~
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