Orígenes: "Punto de inflexión"
Universo: RGA 210 (Original)
Alertas: Ninguna
>> Los One-shots de "Orígenes" estaban originalmente en mi blog, sin embargo, como últimamente estuve tocando un poco este lore nuevamente, decidí rescatarlos, hacerles unas cuantas modificaciones y adaptarlo a mi nuevo estilo de escritura. Se que lo aquí descrito puede ser un poco confuso, pero espero que puedan disfrutarlo igualmente~
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"Al inicio del tiempo...
Al inicio del espacio...
Al inicio de todo...
Cuando aún nada existía
Una semilla apareció
Y de ella, nacieron dos criaturas.
Una representaba el orden,
La otra, el caos
Ambas, con el poder de crear y deshacer,
Llegaron a un acuerdo:
La criatura del orden reinaría el lado Este,
Y la del caos, se quedaría con el Oeste
Divididos por una brecha dimensional,
Cada uno creó sus propios universos,
Cada uno creó sus propios seres.
Cada universo recibió un nombre.
¿El nuestro?
RGA210
En él, convivían 2 especies fundamentales:
Los humanos, seres con la mayor capacidad de superación: El cerebro.
Y los Hiviöt, seres capaces de controlar los elementos: La fuerza.
Junto a estas 2 razas, convivía una tercera:
Los ángeles, misionarios del orden y líderes de paz.
Todo prosperaba, y el universo se volvió el mayor orgullo de su creador.
Pero nada es perfecto.
Pronto, los choques entre ambas razas empezaron a notarse.
Los humanos envidiaban la fuerza de los Hiviöt,
Los Hiviöt envidiaban el cerebro de los humanos.
La paz no iba a ser duradera, los ángeles lo sabían.
Pero cuando intentaron detener el conflicto,
Solo adelantaron lo inevitable.
La guerra estalló.
Los ángeles buscaban detener el conflicto,
Pero nada podían hacer, ambas razas les rechazaban.
Batalla tras batalla,
Miembros de los tres bandos morían.
Era una guerra de fuerza contra inteligencia.
Finalmente, luego de 100 años,
La batalla terminó...
Y los humanos se alzaron victoriosos.
La guerra fue ganada gracias al primer emperador,
Quien, en su mano, portaba una legendaria espada,
Aquella construida usando el cristal del viento.
Los Hiviöt habían sido derrotados,
Aunque podían renacer, no se lo permitirían,
Y se escribió la primera ley:
"Cada niño o niña que nazca con la marca de los Hiviöt,
Será capturado o asesinado.
Y aquel que se oponga, también será eliminado"
Los pocos ángeles sobrevivientes huyeron,
Muchos de ellos juraron venganza,
Otros, solo lamentaban lo que perdieron.
Habían fracasado en su misión.
Ya no eran dignos de servir al creador
Y solo desaparecieron de la historia
Muchos años han pasado ya
Los humanos han evolucionado, pero aun con resentimiento hacia los Hiviöt
Y con los ángeles, aun perdidos...
¿Realmente son dignos de liderar este mundo?"
"¡Pero Papá! Los ángeles no están desaparecidos" Habló el pequeño niño, de ojos ambarinos y cabello de color entre castaño y rubio. "¡Tú eres un ángel!"
Ante aquella respuesta, el mayor solo atinó a sonreír. Con su cabello de un rubio considerablemente marcado y 4 pares de alas en su espalda, usando dos de estas para acurrucar al niño. "Así es hijo. Pero solo tú y tu madre saben lo que soy."
"Entonces... ¿No puedo decirle a nadie que mi padre es un ángel? ¡Jo!" El chico hizo un pequeño berrinche, cruzándose de brazos.
El mayor se rio, cubriendo esta acción con una de sus manos. "Sí, lo siento, pero los humanos le tienen miedo a lo que es distinto" Explicó el adulto mayor, quien recibía el nombre de Sagrat. "Si le dices a alguien..."
"Lo sé, papá, no quiero perderte" El castaño se aferró al mayor, disfrutando del calor que su figura paterna desprendía, así como el suave tacto de sus alas. "Pero, entonces si tú eres un ángel, ¿significa que yo también lo soy?" Ante sus propias palabras, el pequeño se notó ilusionado.
"Oh, por supuesto que lo eres" Manteniendo su sonrisa, el mayor le revolvió con cariño el cabello al menor. "Quién sabe, quizás y algún día podrás usar tus poderes con libertad."
"¡Yey, volaré igual que papi!"
"Sí, y es por eso que tú eres un milagro..." El padre habló orgulloso, recordando cómo el apellido que ambos llevaban tenia aquel significado. "Pero para que ese día llegue, deberás dormir bien, así que es hora de acostarse."
El joven de cabello castaño lloriqueó un poco ante la idea, queriendo quedarse más tiempo escuchando las historias de su padre, sin embargo, este consiguió convencerlo con un pequeño soborno de ir por un helado al día siguiente, ante lo que el pequeño finalmente aceptó.
Sagrat arropó a su hijo y le dio un beso en la frente. Acto seguido, se dirigió a la puerta de la habitación, al mismo tiempo que sus alas parecían volverse un polvo brillante.
Antes de salir, dio un último vistazo a su hijo, con una sonrisa nostálgica en su rostro, mientras este le devolvía la mirada, sonriendo igualmente.
"Te quiero, papá."
"Y yo a ti, Alexander."
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~ LightNax ~
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