Segundos
Es increíble ver lo mucho que pueden cambiar las cosas en unos míseros segundos, yo puedo dar fé de ello, pero vamos a empezar por el principio.
Me llamo Alisson y soy médica forense, supongo que no sabes lo que tiene que ver esto con lo de antes, pero pasar todo tu día con cadáveres hace que te des cuenta de que cada segundo que pasas puede ser el último.
Todas las personas que acaban en mi mesa tenían cosas que harían luego, un viaje quizás, decirle a esa persona que la querías, pero no lo habían hecho porque no era el momento, y tenían aún toda la vida por delante, ¿verdad?
Algunas de esas personas ni siquiera se lo merecían, solamente estaban en el lugar equivocado; otros murieron como héroes, salvaron a una persona de un incendio a lo mejor; otros mueren por lo que pensaban, porque a otros no le gustaba; otros por un poco de tiempo, que se les acabó; otros por nuestra culpa, sí, la nuestra, por mirar a otro lado cuando a esa chica le insultaban y pegaban, pero tú no hiciste nada por miedo, ella está aquí, la ví ayer.
Al día siguiente vienen los familiares a reconocer el cuerpo, pero la mayoría llegan deseando no reconocer nada, que todo sea una confusión; a otros no les visita nadie, y se quedan sin nombre y sin justicia, porque ellos que pueden hacer ya; a otros viene esa persona a la que no le dijeron "te quiero", y ellas se lo repiten susurrando, pero ya no les oye, ya no está.
El que murió como un héroe quizás le visita la persona que salvó, ella está confundida, no sabe porqué lo hizo, y está incómoda alrededor de la familia de su salvador, siente que todo eso es su culpa, y al final sale corriendo de la sala por la gran presión que tenía allí. No se la volvió a ver, pero nunca se olvidaron, pues ese es el mayor lazo que une a las personas, una vida.
La persona a la que nunca visitaron tenía pinta ser un mendigo, pero en su muñeca llevaba una pulsera muy desgastada, como si hicieran años que no se la quitaba, era de esas pulseras que le hacías a tu padre y eran horrorosas, pero ellos las usan con orgullo, como si fueran su mayor tesoro, y realmente parecía que lo fuera para él. Al cabo de un tiempo se descubrió que se llamaba Tom, era padre de un niño de cuatro años, estaba divorciado y su esposa se quedó con todo, a pesar de haberla llamado para que le dieran un entierro digno, ella nunca llegó, y dudo que su hijo sepa nada, pero creo que Tom le estará viendo desde arriba y no se arrepiente de nada.
La niña que se suicidó se la llevaron hoy, y salió en las noticias, al parecer se llamaba Ali, como yo. Se descubrió que llevaban acosándola desde hace unos meses, y que nadie dijo nada, mira, ahí hablaban de nosotros, decían que si lo hubiesen sabido hace un tiempo se podría haber evitado, una pena, ¿no? Se encontraron a los culpables y están a la espera de un juicio que supongo que no llevará a nada, son menores de edad y no sabían lo que hacían, pero gracias a eso se llevaron a una persona. Aunque si pasara algo tampoco serviría para nada, no se puede traer de vuelta los muertos. Ahora dicen que están arrepentidos, no lo dudo, no quieren ir a la cárcel. Ahora Ali puede estar tranquila.
Después de un día de trabajo salgo del edificio, y ví a mi autobús a punto de irse, así que crucé la calle corriendo, sin mirar, y ví un par de faros que iban directos a donde estaba...
Donde estaba mi autobús, el mismo que había perdido unos segundos atrás, y todas esas historias de las personas que murieron ahí empezaron otra. Cada una es diferente, y he decidido que ninguna tiene por que olvidarse, porque detrás de cada muerte hay una historia: la de un héroe, la de una pobre niña que no tenía ayuda, la de unas personas que lo único que hicieron fue coger el autobús, y a lo mejor también esté la mía o la tuya.
Así que te daré un consejo, desconocido; vive, di "te quiero" si lo sientes, haz ese viaje ya o llama a ese amigo que hace tiempo que no ves para quedar y retomar todo, porque cada segundo cuenta y cada momento podría ser el último.
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