Estoy harto de ver todo en blanco y negro, todo el mundo va encontrando a su alma gemela y contando la maravilla de ver todo en color, menuda mierda de realidad, ¿Por qué yo no encuentro a mi otra mitad?- me pregunto mientras camino por la calle sin prestar atención a mi alrededor.

En este mundo ves en blanco y negro hasta que encuentras a tu alma gemela, entonces ves todo el mundo a color, hasta que esta muera.

Iba tan metido en mis pensamientos que choqué con alguien, y al levantar la cabeza furioso para protestar, me encontré con unos preciosos ojos verdes... un momento, ¿¡¿¡Verdes?!?!

A partir de ese momento las cosas solo fueron a mejor, nos conocimos, nos enamoramos y nos casamos, compramos una casa, me ascendieron en el trabajo, incluso estábamos pensando en tener un hijo. No volví a quejarme de nada y los días pasaban en tranquilidad, era feliz.

Ese día salí de casa, despidiéndome como siempre con un beso y un "te quiero" y salimos hacia nuestro trabajo. Llegué y me senté en mi mesa suspirando por el largo día que tenía por delante, después de varias horas trabajando salí y cogí el coche para volver a casa, pero al llegar al primer semáforo me dí cuenta de que no sabía de que color estaba, porque solo lo veía en blanco y negro.

Y no he vuelto a ver un color más, pero jamás olvidaré ese primer verde que ví porque nunca podría olvidarla.

(N/A: Esta historia es un poco más corta que las otras, pero espero que os guste también.)