Bienaventurados ellos...
En un punto de la evolución tecnológica y la involución humana, comenzarán a desaparecer los oficios y las profesiones, y todo será progresivo. Estaremos arrumbados en alguna parte de un inmenso cuarto obscuro los empleados de comida, soldadores, cajeros, choferes, contadores, peluqueros y un enorme etcétera. Veré, con cierta curiosidad, que hay algunos empleos que se conservan.
-Creo que los artistas fuimos los primeros en ser recluidos en este enorme lugar.
-Le dicen "el cuarto del olvido", "la recámara de los discapacitados" y algunos motes más- Jean Pierre, un pintor que creció viendo las pinturas de Rembrandt, aprendiendo el abstractismo de Kandinsky, y soñando con trabajar el estilo de Botticelli. Desafortunadamente, el destino lo aventó en nuestro presente; el peor posible, para muchos.
-Sí, lo sé.
-¿Cómo es posible esto?
-No es nuestra culpa. Por una parte, la sociedad estaba destinada a perecer en este mar de mediocridad e indiferencia en el que se ha situado. Lo bello, lo estético, lo técnico cobró menos relevancia conforme el paso del tiempo. Por la otra, los poderosos que tienen el control de los medios, se encargaron de perpetuar la actitud de la masa.
-Supongo que también eres artista. De la literatura, por lo visto.
-Escribo por hobbie. Pero sí, pretendí dedicarme a ello.
-Dicen que aún hay algunas profesiones que las hace el hombre...
-Pues tenemos a los licenciados en robótica, los que dan mantenimiento a las máquinas, los dueños de las empresas... Aunque probablemente llegue el momento en el que también serán sustituidos. Es el inicio del declive social y económico. Si no hay trabajadores, no hay dinero. Pero muchos tienen la religión para intentar olvidarse de la carencia y el hambre, o rezar por una solución. O ambos.
-Esto está muy jodido.
-Lo peor no es eso, sino que la sociedad se ha encargado de mantenerlo así. Muchos creyeron en la absurda idea de que teníamos el control de nuestros empleos, que las máquinas jamás nos reemplazarían. Pero, por ejemplo, los sacerdotes siguen recibiendo limosnas de los dueños de los medios de producción, de los pocos empleados que se conservan y de los endeudados.
-¿Los sacerdotes?
-Sí. Personas que se colocan una ropa especial, se les prepara para hablar en público acerca de un ser invisible, omnipresente, omnisciente y omnividente, y convencer a las personas de que existe un lugar de castigo para quien no acata las leyes morales y no aporta lo poco que tiene a una comunidad de ricos y pobres, y uno de premios para quien no lo haga.
-¿No crees en Dios?
-Creo en mi dios. Dios es cada uno de nosotros. Y creo en una sociedad pasiva, manipulada por esta orden para evitar los confrontamientos, que prefiere dejarse convencer por un cuento y seguir las instrucciones de "algo" que quizá no existe, para mantener su vida con una pizca de sentido y, de paso, coexistir en paz con los demás. En lugar de cultivarse culturalmente para evitar los atropellos en su contra, un sistema político-económico los reduce a dedicar su escaso tiempo libre a orar al aire para ver si eso algún día les retribuye. Al mismo tiempo, daban dinero a personas sin trabajo. Ironías de la vida. La misma sociedad que se dejó maravillar por la tecnología y que hoy sufre porque fue desplazada por ella, sigue consiguiendo dinero para pagar a los "representantes" de su dios. Los mendigos a los que ayudaron con algunas monedas en un momento de su vida, hoy los ignoran ante su necesidad. Por eso no creo en el mismo dios que ellos.
-Vaya, pero tiene sentido lo que dices.
-Por algo estamos aquí... y ellos allá.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro