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⚜️ Estoy para ti ⚜️

(2000 palabras)

Cuando Stiles recuperó su memoria y pudo saber que había pasado con la muerte de su madre en realidad perdió el control. 

Es algo que habían tratado de ocultarlo; al parecer todos del pueblo sabía aquello y nunca se habían atrevido a contárselo como los amigos que eran. Comenzó a desconfiar de todos y se había decidido a no salir de su casa nunca más, había sido un problema con su padre quien después de una pelea Stiles le había gritado entre lágrimas buscando una explicación, cual no fue respondida. 

Los días siguientes solo fueron estar en la cama, hasta sus investigaciones habían ido a parar a una esquina de su pieza, ya no dormía y no salía junto a Scott ni a ningún cachorro de la manada, hasta había mandado su renuncia a pertenecer en la manada después de eso, no sabía porque lo había hecho, pero solo necesitaba salirse de todo aquello para permanecer en su cama por lo que restaba de su vida.

Las camisas a cuadros habían dejado de usarse, todas enrolladas dentro del closet fuera de su vista, solo le hacía acordar cuando su madre le regalaba porque este se lo pedía. Ahora ya no quería verlo ni acordarse de su madre. Aquella mujer había sido una cazadora, alguien que había matado a muchos hombres lobos inocentes sin tener piedad. Podía acordarse como le enseñaba técnicas para matarlos, cortar su cuello, a pobres inocentes a los cuales no se detenía a investigar si eran culpable o no, le daba asco y no podía mirar a la manada cuando ellos sabían que por su sangre corría aquello. 

Tanto tiempo riéndose y repudiando a Allison por lo que era, la cual trataba de establecer una amistad con el, para saber que todos sabían que el también era medio cazador. Todos le habían mentido, hasta Scott, de quien más confiaba. Traicionado y herido, así se sentía con todos los que creía cercanos.

Su celular vibraba desde algún lugar de su habitación como solía hacerlo cada diez minutos, ni se había esmerado a levantarse para buscarlo. Cuando estaba feliz y andaba por todos lados salvando los traseros de los saco de pulga su celular parecía un ataúd, ahora había cambiado ¿Pero para qué?¿Para pedir perdón? Prefería la verdad antes de vivir tantos años en la mentira, aunque ese pedazo de memoria fuera arrebatado para callar aquello aún le debían haber dicho la verdad. Ya no era un niño, era alguien grande, con una enfermedad donde lo hacía ponerse más nervioso y podía sufrir ataques de nervios, pero tenía edad para escuchar aquello.

Los días seguían pasando y su habitación comenzaba a verse arruinada como el, que llevaba la misma remera, el mismo pantalón corto y la misma mugre que desde el primer día. Su habitación estaba llena de papeles hechos bollos y rotos, ropas esparcida sin usar y las cortinas cerradas, los libros tirados en una orilla, el celular había dejado de sonar por haberse quedado sin batería, hasta algunos platos con restos de comida o comida sin tocar que traía su padre estaban en la mesa de noche y en el suelo. 

Bajo sus ojos tenía dos bolsas moradas que necesitaban un nuevo antes de llamarse ojeras, su cabeza dolía por la falta de sueño y ya no dejaba de poder hablar entre dientes mirando la única foto de su madre que había dejado viva.

—¡Una cazadora! Una asesina ¿Por qué dejaste borrar mi memoria? Porque no pudiste soportar el asco que sentí por ti cuando me di cuenta de lo que hacias cobarde. Eres una cobarde, matando inocente. Tu planteaste la muerte de lo Hale, por eso Derek me odia, por eso todo lo que me hacía.

Y tenía razón, ahora podía entender al alfa cada vez que se comportaba más grosero con el que con todos los demás, el no podía aceptar estar cerca del hijo de una de las asesina de su familia ¿Cómo lo había descubierto? No le había costado nada entrar al cuarto privado de su padre y encontrar las evidencias. El alguacil Stilinski siempre dejaba sus últimas investigaciones o las más importantes a la vista y así había descubierto mucho más cosas del monstruo que era su madre, una asesina.

— ¡Te odio!

Se había enamorado de Derek Hale, tanto que a pesar de sus amenazas, sus malos tratos solo eran una burla para el, no le daba importancia, pero ahora no podía más que sentirse un estúpido al creer que el alfa le daría caso, no después de todo lo que había pasado. Derek nunca lo trataría de buena manera con esto, con este rencor y el nunca podría saber a qué sabían sus labios, ahora solo quería recompensar aquello saliendo lejos de la vista del hombre lobo y no cruzar su camino nunca más como una pequeña devolución a toda la paciencia que había controlado tener para no pegarle al tener al hijo de una de las asesinas de su familiar, solo quería que el alfa comenzará una vida feliz. 

Pasearse en la noche era algo habitual, caminaba de un lado a otro por la habitación tratando de recordar más, haciendo que su cabeza doliera por tanto esfuerzo, cuando ya se cansaba de moverse por ya estar débil se sentaba en la orilla de su cama para llorar en silencio, dejando escapar unos que otros sollozos no pidiendo evitarlo.

Pero un sábado a la noche cuando estaba llorando como todos los días algo cambio, se escucharon ruidos afuera, la cual no hizo caso ni se levantó y después vio su ventana abriéndose. Sorprendido Stiles pudo verlo, al alfa de la manada entrando por su ventana, el víctima de la perdida de su familia por la quien era su madre, parecía triste y le miraba preocupado, aquella mirada que no recibía casi nunca de su parte. 

Se sentía avergonzado de que justo el viniera a visitarle, porque debía oler horrendo al igual que la habitación, y podía verse demacrado al frente de los ojos del alfa. No quería que le viera así, quizás solo era una alucinación, quizás ya estaba volviéndose loco y solo pensaba en Derek entrando por su ventana antes de caer en la locura extrema.

—¿Derek?— preguntó. 

El chico se sentó en la cama a lado de el mientras que Stiles lo miraba sorprendido, sin saber que hacer ni decir, Derek Hale, quien debía tratarlo mal como siempre solo estaba ahí mirándole con tristeza.

— Stiles.

Su voz, aquella con cuál se había condenado a saber que no la escucharía más estaba ahí, pasando por sus oídos haciéndole derretir, querer escucharlo mucho tiempo más o guardarlo en sus celular como una melodía que podría repetirla las veces que quisiera. Si, ya estaba volviéndose un poco loco.

—¿Qué haces aquí?

— La manada quieres que vuelva Stiles— susurró Derek.

Cómo si temiera que al alzar la voz pudiera romperle, el chico de lunares solo suspiró al escuchar aquello. Le había gustado participar en la manada pero ahora está muy lejos de su camino, todo lo que le había gustado ya no estaban frente a sus ojos ni en sus objetivos de vida, lo único que quería ahora es estar ahí, entre las cuatro paredes de su habitación.

— Dile a esos chuchos pulgoso que no estoy disponibles para ellos.

— Yo te quiero de vuelta.

Le miró sorprendido, no pudiendo asimilarlo, lo único que se veía venir era a Derek irse por la ventana dejando todo este asunto ahí, pero no que el chico se quedará ahí, junto a él, esperando alguna respuesta. Trató de pararse para alejarse antes de largarse a llorar pero una mano en su brazo le detenía manteniéndolo en su lugar.

— ¿Después de esto? Mi madre fue la asesina de tu familia Derek.

— ¿Y tú que tienes que ver con eso? Tu no fuiste culpable de las acciones de tu madre.

Está vez Stiles si se levantó, sintiendo sus piernas temblar por no tener muchas fuerzas, pero se sentó en el piso frente al alfa sintiendo sus ojos picar, si seguía así se le confesaría al chico y no quería aquello. Solo quería que Derek Hale se alejara de él.

— Soy medio cazador.

—Eres medio estúpido, medio terco, medio sarcástico, medio torpe, medio hablador, medio cansador... ¿Qué hay más que ser un medio cazador?

Ambos dejaron escapar una pequeña risa ya que Derek no era de bromear o de decir eso, sí decía más de un monosílabo entonces era mucho. Paso su mano por sus ojos a ver qué había comenzado a llorar, a pesar de que se estuviera riendo, sus sentimientos de dolor seguían dentro de él y estaban deshaciéndose de el frente al alfa.

— No llores, pégate un baño, iremos a tomar un café.

— ¿Cómo una cita?— preguntó Stiles sorprendido.

Derek parecía pensarlo y después dejó levantar una de sus comisura de sus labios, no sabía que le pasaba por la mente del alfa y menos que pasaba por su cabeza al haber preguntado por eso, ni sabía si el alfa iba a esa dirección o al otro. Se sentía tan estúpido que solo quería que el mayor se fuera de su habitación y lo dejara lamentándose de su boca floja.

— Si, puede ser una cita.

—Lo estás haciendo por lástima— susurró el chico de lunares.

— No, solo lo hago porque te he extrañado niño— dijo Derek—, ahora ve o te tendré que meter a rastra al baño, no soy de pedir una cita a cualquiera.

Stiles se levantó de su lugar casi de inmediato disculpándose por unos minutos para entrar al baño y darse uno rápido pero bien higiénico porque desde hace mucho no lo hacia. Quería estar bien para Derek, aunque sus pensamientos de que el alfa tenía lástima aún seguía en el, veinte minutos después salió con una toalla rodeando su cintura para buscar alguna ropa limpia, aunque estaba rojo como un tomate a saber que el alfa estaba ahí.

—¿Lo haces por lástima?— preguntó Stiles.

Quedándose en la puerta del baño, quería que fuera directo con el, que no mintiera porque eso le destruiría.

— Lo prometo por mi familia que te invito porque quiero, pero no por lástima.

Stiles sonrió y agarró de su ropa para volver dentro del baño, a pesar de que sus piernas temblaba y se sentía débil por no comer hace días, estaba de buenos ánimos a saber que Derek Hale no le odiaba, si no que estaba ahí, en su habitación por cuenta propia invitándolo a un café. Quizas el alfa tenía razón, el no tenía la culpa de que su madre fuera así y solo habia estado haciéndose la cabeza y en verdad nadie lo odiaba, ni el. Cuando ya se vistió, salió encontrando a Derek ya esperando parado con una sonrisa a ver qué estaba bañado, cambiado y iba a salir de aquella habitación. 

—¿Listo?— preguntó Derek.

— No veo la luz desde hace un mes, así que no sé si estoy listo.

— Eso suena como un si— dijo el alfa—. Bueno vamos, es hora de que vuelvas a la realidad, y veas que nadie te odia por una acción de tu madre. Yo no te odio, sacas mi paciencia, pero no lo hago, así que vuelves a hacer la persona que eres, Stiles pesado stilinski.

— Eso ha sido lo más cursi que me has dicho antes del tu "te arrancaré tu garganta con mi dientes".

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