Solo... No me Dejes
~~Solo... No me Dejes~~ R+18
Cinco años atrás...
Nicolas, un pequeño niño de 10 años, salía normalmente de su escuela, un prestigioso colegio bien pagado donde pocos niños podían entrar, era de categoría.
Sus amigos se despidieron de él antes de que continuara su trayecto hacia su casa. Era un camino tranquilo y naturalmente no había mucho que ver, nada interesante. Sin embargo, ese frío día de Noviembre, el pequeño Nicolas vio algo que le atrajo mucho la atención...
-Um?- Sonó el pequeño de ojos miel mientras se acercaba al ruido que provenía de una esquina de un callejón-
Mm~! Mm~! Mm~!
Nuevamente ese ruido se escuchó. Nicolas se acercó un poco más y vio algo que le llenó los ojos de lágrimas...
-No, pequeño...- Murmuró para sí mismo mientras se adelantaba a tomar las patitas del animal que estaba herido en aquella esquina...
Raw! Raw!
Quizó gruñir el animalito al ver como el niño desconocido se acercaba, estaba asustado.
-No te haré daño- Dijo el menor mientras acercaba su mano a la nariz del cachorro.
Exacto. Era un pequeño perrito, una hermosa raza de color blanco y mucho pelo, un Gigante de los Pirineos. Su pata estaba sangrando y se notaba lo agitado que se encontraba con la presencia de aquel humano... Sin dudarlo, trató de alejarse, de correr, pero le había sido imposible. Terminó por oler la mano del preocupado niño y aceptó que le tocara...
-Te tengo que curar... Quién te habrá hecho esto...?- Se seguía preguntando el pequeño de cabellos castaño oscuro en lo que agarraba entre sus brazos al pequeño animal-
Inmediatamente se dispuso a caminar, casi correr, hasta su casa. Al llegar, su nana le abrió la puerta para darle la bienvenida pero se vio impresionada al ver lo que su nieto traía...
-Abuela, me llevarías el botiquín de auxilios a mi habitación, por favor?- Pidió apurado el joven a la señora-
Corrió hacia su alcoba y, en lo que abría la puerta, notó como el perrito en sus brazos dormía o, posiblemente, estaba desmayado...
Más asustado aún, Nicolas se apresuró a ir al baño que estaba en el cuarto. Acomodó entre sus brazos al cachorro para dejar la patita lastimada un poco más libre; estando así, abrió un poco la llave del lavamanos para que el agua cayera sobre la herida, limpiándola con sumo cuidado. Así se dio cuenta del profundo y gran rasguño que el cachorro poseía, posiblemente causado por algo afilado y hecho a propósito.
La abuela del niño entró a la habitación un poco preocupada, no se imaginó que su nieto traería un perro a la casa...
-Nico, ya te lo traje...- Dijo la señora, mirando a su nieto desde el centro del cuarto-
-Gracias, abue- Agradeció el castaño sin mirar a la dama-
-Mi vida, puedo... - Iba a completar la frase pero el menor la interrumpió-
-No abuelita, me dejarías hacer esto solo, si?- Dijo el joven, dirigiéndose a la cama con el cachorro envuelto en una toalla-
La dama asintió con más tranquilidad y se dispuso a salir de la alcoba, dejando al niño sentado en la cama.
Nicolas acomodó al perrito en la cama, expandiendo la toalla bajo este, y agarró el botiquín sobre sus piernas para sacar de él unas motitas de algodón, desinfectante y vendas. No era un experto en curaciones pero haría lo que veía a diario en la tv... Tomó una bocanada de aire para luego dejarlo salir, calmándose. Agarró la toalla y, aprovechando que estaba un poco húmeda, la pasó por la herida que sangraba un poco; sus manos temblaban ligeramente, pero eso no le impidió que agarrara una motita y le pusiera desinfectante, seguidamente, pasándola con cuidado por la herida. Estaba levemente tranquilo ya que el cachorro seguía dormido, su pecho se movía concorde a sus respiraciones, eso le ayudaba. Al desinfectar el rasguño, envolvió la patita con las vendas y la dejó reposar sobre la cama.
Su trabajo había terminado, ya el cachorro estaba curado, ahora solo faltaba que descansara. Un suspiro salió de sus labios antes de acariciar el pelaje del animal, era suave, y su apariencia era tierna. Realmente una criatura encantadora.
-Nico! Ven a comer!- Gritó una voz a lo lejos, sacando al aludido de sus pensamientos-
El pequeño castaño sonrió tranquilo y de fue a lavar las manos antes de ir hacia el comedor de la casa.
-Huele muy bien!- Comentó alegre el niño en lo que se sentaba en una de las sillas del comedor-
-Me alegra, Nico- Dijo alegre la señora, mirando al pequeño que tomaba un sorbo de jugo de su vaso- Que tal está el perrito?- Preguntó la dama mientras empezaba a comer-
-Lo deje en el cuarto, espero que cuando despierte esté en buen estado- Respondió el menor de ojos miel en lo que igualmente empezaba a comer-
La abuela solo hizo un gesto de ánimo y prosiguió comiendo al igual que su nieto. Se sentía contenta por el hecho de que su pequeño tuviera un amiguito canino, sabría que no se sentiría solo, ya era sufuciente con que sus padres trabajaran tanto, aparte de que su persona se estaba envejeciendo a cada momento...
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-Gracias abue!! La comida estuvo muy rica- Agradeció contento el jovencito, lavó su plato y llenó un envase circular con agua-
Nicolas se encaminó nuevamente hacia su habitación y, al entrar, vio como el cachorro seguía dormido entre las cobijas.
-Bueno... Supongo que mejor me pongo a hacer mis tareas- Murmuró para sí mismo con una ligera sonrisa, aun era un poco temprano, las 3:15pm-
Dejó el envase en el suelo y agarro su mochila, sacó sus cuadernos y empezó a realizar los ejercicios de matemática que su profesor le había enviado para la siguiente semana.
Estaba tranquilo, siempre había sido un niño tranquilo y amable, su abuela le había enseñado eso desde que era más pequeño y sus padres, apesar de que no se veían muy seguido, le decían lo mucho que lo querían y que estaban orgullosos de él apesar de tener muy pocas veces notas muy malas. Se ganaba cin facilidad el corazón de todos, pero aun así sin confiar en muchas personas.
Al terminar todas las actividades, un bostezo salió de sus labios y frotó sus ojos. Estaba aburrido, no habían muchas cosas que hacer y el internet le tenía un poco cansado. Decidió ir a la cocina, duró mucho en la tarea ya que el reloj indicaba las 5:05pm. Era obvio que tuviera hambre...
-Veamos... Unas galletas no estarían mal- Rio ligero para después agarrar un plato y poner unas cuantas galletas de chispas de colores en este-
Su sonrisa no desaparecía, adoraba esas galletas. Luego fue a calentar un poco de cafe con leche, esa merienda nuevamente sería la mejor.
Volvió a su alcoba con la taza de café y el plato, para seguido, sentarse en su pequeño sofá frente a la tv y empezar a ver una de sus caricaturas favoritas.
Al paso de la tarde, las galletas de su plato se habían acabado al igual que su café. La caricatura también se estaba terminando, dejando en los labios del menor una sonrisa animada ya que todo había sido muy divertido. Fue entonces que un ruido sordo lo sacó de sus pensamientos, volteó inmediatamente, encontrando al cachorro sollozando entre las sábanas.
Su sonrisa se fue desvaneciendo de a poco, rápidamente se levantó para encaminarse hacia el pequeño can y cargarlo con sumo cuidado entre sus brazos. El cachorro sollozó con más fuerza, tratando de liberarse de aquellos brazos que le acorralaban.
Nicolas se dio cuenta de aquellos actos y acercó su mano hacia la nariz del animal para que la oliera. Éste olfateó con miedo y se tranquilizó un poco, pero aun así siguió sollozando en esos brazos aun desconocidos. Nicolas, preocupado, acarició la panza del cachorro y notó como este dejaba de sollozar, empezando a mover la colita y la pata izquierda en seña de que le gusta aquella sensación en su pequeño estómago.
-Eres una ternura... Quién te habrá hecho esto?- Se preguntó a sí mismo mientras seguía mimando al cachorro-
El perro ladró, dándole a entender a Nico de que se sentía bien. El niño de ojos miel nuevamente sonrió y siguió jugando con su nuevo amiguito...
-Por cierto, cuál nombre te pondré?- Se preguntó otra vez mirando los ojos bicolor del perrito-
Sí, bicolor. Cada ojo del cachorro poseían una combinación, una mezcla exótica de naranja y celeste. Unos ojitos realmente únicos y hermosos para la vista del joven Nicolas.
-Narúl... Que tal?-
Eligió tal nombre y el can ladró con emoción; el nombre le había gustado notablemente, era tan original como aquel cachorrito que le acompañaría por mucho tiempo.
Hoy en Día...
-Narúl! Ya me voy!!- Avisó un joven de 15 años, su cabello ligeramente largo y de color marrón claro con las puntas del cabello más oscuras, sus ojos resaltaban un hipnotizante color miel que podían transmitir muchos sentimientos-
Woof, woof, woof!
Sonó desde lejos mientras el sonido se acercaba con rapidez hacia el llamado del joven. Entonces un gran perro blanco apareció corriendo desde el pasillo y se paró en sus dos patas traseras para apoyarse contra el cuerpo de su dueño.
-Buen chico- Acarició el adolescente, Nicolas, al hermoso perro- Nos vemos en la tarde, Narúl- Se despidió el joven de su preciada mascota, dándole luego un beso entre las orejas-
Nicolas sonrió y agarró su mochila en lo que Narúl volvía a sus cuatro patas. Abrió la puerta, mirando los ojos de su can, y terminó de salir de aquel hogar; se había asegurado de dejarle comida y agua sufuciente a Narúl para toda la mañana y parte de la tarde.
Su camino al colegio no quedaba tan lejos, aun era tranquilo y no pasaban cosas locas como las increíbles historias que sus amigos le contaban. La sonrisa iba naturalmente en su rostro, sus manos en los bolsillos y los audífonos en sus oídos con la canción poco conocida de un artista desconocido: This is War. Sin saberlo, ya estaba a la entrada de su Instituto y las chicas empezaban a acumularse a su alrededor como un día común y corriente.
Nicolas suspiró desinteresado, viendo a lo lejos como su amigo Josep le hacía la seña de que lo esperaba en el salón a lo que asintió tranquilamente.
-Nico~! Esta noche hay una fiesta en mi casa, vendrás no es así?- Dijo de manera muy lasciva, dando a entender toda su intención-
-Chicas...- Dijo de manera relajada, deteniéndose de manera repentina- ... Saben que es lo que más me molesta de las mujeres?- Preguntó mirando a las muchachas de su alrededor- Que se irrespeten a sí mismas con actos... lascivos- Enfatizó en la ultima palabra, mostrando una ligera sonrisilla- Así que antes de presentarse a mi, aprendan a respetarse a sí mismas- Terminó la frase y siguió su camino, viendo las indignadas miradas de sus "seguidoras" y las impresionadas miradas de los chicos que estuvieron presentes en aquella escena, algunos hasta le sonreían, queriéndole decir que había hecho bien-
Después de unos pasos más allá del montón de chicas, vio tras una columna a su amigo Josep...
-No estarías en el salón?- Preguntó con cierta gracia Nicolas, mostrando una sonrisa iluminada por diversión-
-Menos mal tenía el teléfono a la mano- Rio el joven de ojos claros, Josep, mostrando el celular con alegría-
-Payaso- Rio igual el ojimiel en lo que rodeaba el cuello de su amigo con su brazo y se encaminaban al salón entre risas-
Nuevamente un día como todos de lunes a viernes. Ya la clase de Física había terminado, la última clase del día pero por cosas del destino o porque a la maestra le había dado paranoía, Nicolas, junti al resto de la clase, tuvieron que hacer unas láminas antes de irse, láminas que valdrían el 40% de la materia. Muchos de los alumnos necesitaban dichos puntos, y por ser la mayoría, Nicolas se vio obligado a quedarse junto a su amigo Josep; en todo el día, las jóvenes muchachas le dejaron tranquilo, cosa que realmente no le interesaba, se sentía relajado escuchando música, un audífono en su oído y el otro en el oído de Josep, ya la lámina se estaba finalizando y por fin podrian irse a casa.
-Ahh aun siendo buenos en la materia, nos tuvimos que quedar- Se quejó Josep con sus manos tras la nuca. Su ojo izquierdo era levemente tapado por su cabello teñido de vinotinto con las raíces negras, como naturalmente era-
-Ya deja de quejarte- Rio el ojimiel mientras caminaba- Vamos a almorzar a la casa?- Preguntó, literalmente afirmando aquello-
-Claro Capi- Afirmó el ojigris con risa en lo que caminaba al lado de su amigo-
Ambos chicos caminaban tranquilos, ya que los años habían pasado, varias cosas habían cambiado. Los padres de Nico murieron en un accidente aéreo hacía ya dos años atrás, su abuela había fallecido antes debido a la vejez y gracias a la madre de su amigo Josep, se pudo quedar en su casa aun siendo menor de edad, evitando así que sus tías e tíos le molestaran, quedando bajo la supervisión de su mejor amigo. Las cosas se habían puesto duras pero el joven Nicolas supo como afrontar todo aquello a solas, claro que con su hermoso perro Pirineos.
Aquella calle también había cambiado, más carros pasaban y las paredes aburridas de color crema ahora cada una poseía un hermoso dibujo, como inmensas mariposas de colores, rostros con serias expresiones pero dejando ver como los colores desbordaban de sus cabellos u ojos, artes dignos de admirar...
-Que harás de comer, celebridad?- Preguntó Josep intrigado, su madre siempre le dejaba comida pero la dejaba de cena ya que la señora trabajaba hasta tarde-
-Ese no es asunto tuyo- Dijo cómico el aludido-
Ambos rieron. Fue entonces que la vista del pelivinotinto se desvió indiscretamente hacia la acera, su paso se alentó y, sin darse cuenta, ya estaba estático. Nicolas, dándose cuenta obviamente, se detuvó al igual que su amigo, tratando de no soltar una carcajada...
-No te rías!- Dijo un poco bajo Josep sin apartar su vista del muchacho que miraba a ambos lados de la calle para cruzar-
-Te doy permiso de que te lo comas- Se burló el castaño-
-Que te den...- Murmuró el ojigris con cierto fastidio. Sus ojos no se despegaban de aquel joven de cabello negro y ojos oscuros los cuales eran adornados con unas gafas literarias-
-Si no le hablas, lo perderas de vista hermano- Cantó el ojimiel mirando a su amigo-
Entonces Josep miró a Nicolas con un poco de desilusión, aquel muchacho era demasiado lindo y era posible que ya tuviera novia... Pero, cuando el par de amigos iban a empezar a caminar, el desconocido comenzó a cruzar la calle. Josep inmediatamente notó el carro que venía a toda velocidad hacia el joven y corrió hacia él. Siguiendo su instinto, lo agarró del brazo con fuerza, atrayéndolo hacia el otro lado de la acercarse y haciéndolo caer, escuchando como la bocina del carro era la que se oía en toda la cuadra...
-Estas bien?!- Preguntó asustado Nicolas en lo que se acercaba acelerado al par de jóvenes, cruzando rápidamente la calle-
No recibió respuesta de ningún muchacho. Josep aún tenía al desconocido entre sus brazos y este se encontraba en estado de shock; el pelivinotinto, de alguna forma, también se sentía asustado, nunca imaginó hacer algo así, arriesgar también su vida. Entonces posó su vista en su amigo Nicolas, luego la bajó un poco hacia el desconocido que estaba de rodillas frente a él con la cabeza escondida en su pecho.
-Estás bien?- Preguntó esta vez Josep con un tono de voz suave, tratando de calmar al joven entre sus brazos-
El joven de cabello negro asintió luego de unos segundos y lentamente se separó de Josep con cierta pena. Acomodó sus lentes y se levantó con la mirada baja, ofreciéndole su mano al ojigris para que también se levantara. Este la agarró sin dudar y se levantó con rapidez...
-Gra-Gracias por...-Estaba hablando el joven, tratando de sonar más serio, cosa que fue imposible ya que su voz era suave, varonilmente suave. Se vio interrumpido por el ojigris-
-No fue nada- Dijo rápido Josep, viendo por el rabillo del ojo como su amigo ojimiel daba unos pasos hacia atras, notándose una pícara sonrisa-
-Pero... Te lastimaste...- Murmuró el pelinegro-
Josep le miró extrañado, luego fijó su vista en su brazo y vio como su codo sangraba ligeramente...
-Oh, no te lo tomes a pecho- Rio el contrario con sinceridad-
-Pero...- Trató de hablar otra vez-
-Ey... Calma- Dijo tranquilo el pelivinotinto con una sonrisa, entonces miró como su amigo le decía que se fuera con el desconocido a lo que Josep asintió disimuladamente- Aun te notas nervioso, vamos, te invito a comer algo-
-En-Enserio?-Comentó con cierta emoción el de lentes, luego aclaró su garganta, desviando levemente su mirada- Pero... Y tu amigo?- Preguntó al mirar al ojimiel-
-Vayan tranquilos- Dijo el aludido con alegría mientras acomodaba su morral y tratando de ocultar su pícara sonrisa-
-Dis-Disculpa por quitartelo esta tarde...- Se disculpó el de ojos oscuros-
-Pasenla bien- Deseó tranquilo el castaño, aguantando una carcajada por la timidez de aquel joven-
Josep rio para sí mismo por la actitud del desconocido e hizo un ademán con la mano para despedirse de Nicolas. Este igual se despidió con su sonrisa extrovertida y, en un movimiento mudo de labios, le deseó buena suerte a su amigo...
El ojimiel regresó a la acera de camino a su casa y siguió el trayecto que hacía todos los días, sabía que a su amigo Josep le iría bien con aquel joven.
-Que hambre...- Murmuró para sí mismo en lo que abría la puerta de su casa y veía como su perro le saludaba con un alegre ladrido- Hola Narúl, ya llegué- Dijo nostálgico Nicolas al saludar a su mascota y viendo como este ladeaba la cabeza confundido-
Nicolas sonrió alegre nuevamente mientras jugaba con Narúl. Dejó su morral en el sofá y se encaminó hacia la cocina para empezar a cocinar.
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Ya de noche, Nicolas se preparaba para dormir. Se sentía pesado y no sabía el porqué. Mientras se cambiaba la ropa a una pijama de solo pantalon, Narúl se acomodaba en la cama de su dueño con muchos ánimos.
-Buenas noches Narúl- Deseó el castaño a su perro y, antes de cerrar los ojos, le dio un beso en la cabeza al can-
El perro se quedó dormido con rapidez como en cada noche que dormía con su querido dueño. En cambio, Nicolas no lograba conciliar el sueño, mantenía sus brazos alrededor de su perro y escuchaba la tranquila respiración del can.
Minutos después, el sueño por fin hizo que sus párpados se cerraran y así se quedó dormido.
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A la mañana siguiente, Nicolas se despertó de golpe nuevamente a altas horas de la madrugada. Sintió como de la punta de su nariz caían un par de gotas de agua, otra vez un sueño que no lograba recordar pero que le había puesto sentimental. Un suave suspiro salió de sus labios y sintió la respiración de su "mascota" sobre su pecho; decidió tranquilizarse un poco por lo que posó una de sus manos sobre la cabeza del can, esperando también tocar con cuidado su ocico pero, se vio sorprendido al sentir un rostro humano...
-Q-Que...- Murmuró el castaño con cierto miedo. Bajó ligeramente su mirada, encontrándose con un muchacho, el cual dormía placidamente contra su pecho-
Nicolas, con mucho asombro, cayó de la cama por querer alejarse del muchacho. Este desconocido se despertó lentamente, inconscientemente se sentó sobre sus rodillas, dejando ver sus blancos cabellos, sus hermosos ojos bicolor, piel clara, y un bien formado y desnudo torso; años de juegos que valieron la pena.
-Nico!- Se alarmó un poco el joven peliblanco en lo que se acercaba al nombrado con rapidez- Estas bien?- Preguntó con su vista puesta en el contrario-
Entonces el castaño se quedó quieto, ¿Quién era ese muchacho que notablemente le conocía? Abrió su boca momentaneamente pero con rapidez la volvió a cerrar, quedándose con la vista clavada en aquellos ojos que hacía una noche se veían tiernos pero, ahora, se veían atrayentes y seductores.
Por otro lado, el joven de cabellos blancos se encontraba en las mismas hasta que sintió algo distinto; ahora era más alto que su dueño, sentía como su corazón latía más lento de lo que latía a menudo, y ahora no estaba en cuatro patas. Fue ahí que se le ocurrió mirar sus "patas", su sorpresa no se notó mucho gracias a que su rostro expresaba plena tranquilidad y seriedad, pero se preguntaba porque ahora tenía un cuerpo similar al de su querido amo.
-Na... Narúl?- Preguntó en un susurro el ojimiel, viendo el collar que el contrario poseía en su cuello-
-Um...?- Alzó la mirada rápidamente Narúl- Estas bien? Esa caída fue fea...- Murmuró la "mascota" con mucha cercanía al rostro de su dueño-
-Es-Estoy bien- Titubeó Nico sin poder desviar su mirada-
-Pero estas rojo... Aparte que escuché muy bien el golpe que te diste al caer...- Contradijo Narúl con su seria expresión. Para él era costumbre tal cercanía, siendo un perro podía acercarse tanto como quisiera a su querido humano, pero para su dueño los nervios recorrían su cuerpo por solo tener a su mascota, ahora humano, encima de su cuerpo-
-Calma Narúl... Estoy bien- Dijo el castaño más calmado, luego de tragar saliva-
-Jm...- Bufó suavemente Narúl y recostò su cabeza en el hombro de su dueño- Aun es muy temprano y... otra vez tuviste malos sueños- Murmuró el peliblanco-
-No te preocupes...- Dijo el castaño, tratando de calmar su entrecortada respiración- Volvamos a la cama, hoy puedo entrar más tarde-
-Si!- Afirmó la mascota con tono alegre, sin cambiar su expresión, e inconscientemente cargo a su dueño para, al instante, acostarse junto a él en la cama-
-Wow...- Susurró impresionado el castaño, admirando al de ojos bicolor-
-Que duermas bien- Deseó suavemente el peliblanco mientras abrazaba a Nicolas por la cintura y pegaba ligeramente su mejilla al cuello del castaño-
Nicolas, a sus 15 años de edad, no sabía que hacer en una situación como esa y tampoco sabía que pensar con lo que estaba sintiendo en su estómago por estar siendo abrazado a su mascota humana. Su corazón casi se salía de su pecho y pequeñas corrientes de aire recorrían su espalda por sentir la tibia respiración del peliblanco en su cuello...
Horas más tarde, ya casi marcando las 8:25am, Narúl despertó en silencio. Alejó una de sus manos, con delicadeza, de la cintura de su amo y frotó con ella uno de sus ojos; en estos momentos aun no entendía cómo o por qué tenía cuerpo humano... Aunque, ahora que se acordaba de todo su pasado, él había sido humano anteriormente. Su madre era humana y su padre también, no?
El rasguño...
La huida...
El miedo de los gritos...
El estar en aquella esquina...
Todo había sido culpa de su madre... Aunque gracias a ella también pudo llegar con su querido Nicolas.
Nuevamente su cabeza estaba llena de recuerdos dolorosos, recuerdos que quería olvidar al estar con Nicolas, la persona que más quería. Una sonrisa ligera adornó su rostro, tenía que olvidar todo lo malo para dejar pasar las cosas buenas, para disfrutar más de su vida con Nicolas.
Lentamente se levantó un poco de la cama. Aun no quería que su dueño despertara. Se veía tan angelical mientras dormía, sus labios entreabiertos y su pecho moviéndose al compás de su respiración, sus mejillas levemente coloradas, quizá por el frío o quizá por el saber que alguien más compartía su cama. Narúl, con su seria expresión, se acercó silenciosamente al rostro del castaño y, sin despegar su mirada de los ojos cerrados del muchacho, unió sus labios con los del contrario, logrando que este correspondiera inconscientemente.
Labios dulces, suaves y pequeños. Sin embargo, había notado con ese simple toque las grietas que habían en los labios de su dueño, de seguro por ligeros ataques de ansiedad o por querer ocultar sus verdaderos sentimientos... Entonces, separó lentamente sus labios del contrario, notando así como las mejillas de su amo se coloraban más y como una de sus manos se mantenía quieta en su pecho.
-Prometo no dejarte solo...- Murmuró el peliblanco mientras acariciaba una mejilla del adolescente con cierto cariño mezclado con un raro sentimiento de... Protección? Deseo? Amor? Quizá también la mezcla de todos aquellos términos-
Fue entonces que llegó la hora de que el castaño se levantara, Narúl no se preocupó por disimular que le miraba desde hace rato, más bien le esperaba con una sonrisa inocente.
-Mm... Narúl...- Balbuceó el adolescente en lo que arrugaba su ceño por culpa del sol-
Pero, cuando Narúl esperaba que aquel joven se levantara, este le agarró la mano y se acomodó de perfil mientras se acurrucaba en las sábanas. El peliblanco no supo cómo reaccionar, sintió como sus mejillas se acaloraban e inmediatamente se volvió a acostar, abrazando con más cariño al menor.
Nicolas, en medio de tanta calidez, empezó a abrir sus ojos miel para encontrarse con el pecho de su mascota humana y sentir como sus mejillas se coloraban...
-Eh...- Balbuceó el castaño para luego mirar como su mano estaba entrelazada como la del contrario- Llegare tarde...- Murmuró apenado-
-No iras- Dijo tranquilo Narúl, con una ligera sonrisa traviesa-
-Narúl...-Le nombró Nicolas, refiriéndose a que le dejara ir-
El peliblanco bufó, quería más tiempo en aquella posición con su dueño pero no lo desobedecería. Miró al castaño y, lentamente, lo dejó ir de sus brazos, notando como el menor se levantaba con las mejillas coloradas.
*Narra Nicolas*
"¿Qué me ocurre? Ahora es solo un chico. Normal, no? ¿Por qué me esta afectando tanto? Es guapo... Pero ayer era mi tierno perrito. Aunque realmente se volvió muy... sensual." Pensé en lo que me dirigía a la cocina con mi uniforme ya puesto.
Se supone que soy el más codiciado del Instituto, como en pocas horas puedo tener a Narúl tan metido en mi cabeza... Me gusta un chico? Eso es lo que más me impresiona.
-No te vayas...-Me pidió el joven frente a mi, sacándome claramente de mis pensamientos-
Lo miré. Apesar de su semblante serio se notaba desanimado, siempre es así cuándo me voy? Sus ojos se veían apagados y sus labios se curvaban levemente, formando una cara triste.
-Narúl yo...- Con él se me trababa la lengua y más con aquella expresión de su rostro. Suspiré, tal vez no sería malo quedarme con él para que no hiciera algún desastre- No quiero verte así, me quedare entonces- Confirmé rápidamente en lo que cerraba la puerta-
Narúl sonrió, me sonrió. Desvié mi vista, luego le explicaría a Josep el porqué de mi falta; me iba a encaminar a la cocina para hacer algo de comer para los dos pero el muchacho de cabello blanco, que era mi perro, me detuvo.
-Ocurre al...- Iba a terminar mi pregunta pero fui callado sorpresivamente por algo que pegó contra mis labios... Me estaba... besando-
Narúl me estaba besando... Sabe lo que es un beso? Sabe besar muy bien, aunque siento que ya había tocado sus labios en sueños. Debo estar alucinando!
-Te lo agradezco mucho- Dijo de forma seductora al terminar el beso- Ahora quiero jugar un rato con mi dueño- Murmuró cerca de mi oído y rodeó mi cintura en un movimiento rápido para luego cargarme sobre su hombro-
-E-Ey! Bájame, Narúl!- Le pedí con la voz un poco entrecortada pero dándole golpes en la espalda para que me dejara-
Narúl me llevó hasta el cuarto otra vez, luego me tiró a la cama de forma en que pudiera apreciar su torso desnudo, ahora me pregunto cómo es que tiene pantalon y no está desnudo enteramente, se volvió humano, no? Realmente presiento que pronto estará completamente desnudo... Un momento, quien se metió en mi cuerpo para que yo pensara eso?! Quiero huir en estos momentos, creo que me estoy asustando un poco pero a la vez quiero ver que pasa.
Fue entonces que bajé la mirada y sentí un ligero peso sobre mí...
-Te conozco tan bien que... sé que tienes miedo en estos momentos...- Dijo suavemente el chico que ahora miraba fijamente a los ojos, sus mejillas mostraban un casi invisible color rojo aunque su semblante seguía serio-
-Narúl...- Murmuré al ver como él desviaba su mirada- Quiero descubrir que pasará luego de esto- Sonreí leve antes de cambiar de posición y colocarme encima de él-
Narúl me miró sorprendido y, antes de que dijera algo, me afinqué en su cintura para lograr que abriera la boca; cuando hizo eso, aproveche y lo besé inmediatamente, adentrando mi lengua en su boca con cierta necesidad desconocida. Sentí como la lengua de Narúl bailaba con la mía y como sus manos rodeaban mis caderas lentamente; sin pensarlo dos veces, rodeé su cuello con mis brazos y él empezó a quitarme el chaleco del colegio junto a la corbata color azul que llevaba.
Sin embargo, el aire nos hizo falta por lo que terminamos aquel beso. No creo en lo que vaya a suceder, como es posible que este chico me este afectando tanto? Fue ahí que sentí como unas tibias manos recorrían mi espalda. Clave mi vista en los hermosos ojos de mi mascota humana y sonreí de forma traviesa; me incliné un poco, notando como me afincaba en los pantalones del peliblanco, y acaricie suavemente el cuello de este. Sentí como su respiración pegó contra mi hombro ya destapado y, en un intento de parecer posesivo, succioné una pequeña zona de la piel clara de Narúl, dejando una notable marquita roja... Aquello me hizo reír un poco, no sabía exactamente porqué, pero me animaba saber que podía marcar a mi muchacho albino.
-Nicolas... - Me nombró Narúl sorprendido a lo que yo le mire-
Ambos sonreimos, fue lindo ver su sonrisa y más al saber que era por mi. Nuevamente nos fuimos acercando, cada uno mirando los labios del otro hasta por fin unirlos y cuando pensaba que solo serían besos, él me demostró que quería más al momento en que una de sus manos se adentró en mi pantalón, cosa que me sobresaltó un poco...
-Narúl... Tu...- Iba a seguir hablando pero el nombrado cambió de posición y agarró mi corbata para amarrarme a la cabecera de la cama con mucha rapidez y agilidad. Esto me habia soprendido mucho, no esperaba que mi perrito tuviera complejo de 50 Shades of Grey...-
Sin duda esto iba a durar mucho... Mi respiración se estaba empezando a acelerar y no lograba alejar mi vista de Narúl, de sus hermosos ojos; al instante me empecé a sentir un poco incómodo, algo me molestaba y eso provocó que desviara mi mirada, y mordiera mi labio inferior.
Noté por el rabillo del ojo como el peliblanco bajaba un poco la mirada y veía mi pantalon... Ahí fue que vi el motivo de mi incomodidad: un bulto sobresalia y estaba claro que era, no solo para mí sino también para Narúl.
Él parecía estar divirtiéndose, lentamente se acercó al cierre de mi pantalon para, obviamente, bajarlo. Luego de eso, de un solo tirón, me lo quitó, dejándome totalmente a su merced, cosa que ya no me asustaba del todo.
-Mi querido Nicolas, espero que disfrutes de esto como yo lo haré- Dijo con su vista puesta en mis ojos para después recorrer mi cuerpo con sus tibias manos, eso me hizo temblar, sobretodo cuando rozó mis pezones-
*Narra Narradora*
Nicolas se encontraba totalmente indefenso mientras movía sus piernas, queriendo ocultar su miembro erecto. Por otro lado, Narúl disfrutaba de aquello, veía al joven como una deliciosa comida que pronto comería.
Entonces agarró ambas piernas de su amo, este le miraba con curiosidad y con el rostro enrojecido hasta las orejas, y, con una mínima sonrisa traviesa, adentró el miembro del más joven en su boca, escuchado como este dejaba salir de su boca un gemido ahogado y notando como también trataba de cerrar sus piernas.
-Ahhh...- Jadeó el castaño al tratar de respirar mejor- Na... Ahh... Narúl, no ahhh- Gimió el ojimiel, apretando sus manos una contra la otra. La tela de la corbata lastimaba pero esa sensación nueva en el miembro del menor le ponía la mente en blanco-
Narúl siguió con aquel vaivén suave con el miembro del castaño en su boca, no era tan malo en el trabajo. El ojimiel no lograba callar sus gemidos, era mucha excitación para él, para sus 15 años de edad, pero tampoco le desagradaba estar en aquella situación. Aun así sentía que se quemaba por dentro, eso le dolía internamente y le sacaba leves lágrimas de los ojos junto a los espasmos gracias a la masturbación de su "mascota".
-Ngh... Ahh...-Gimió el castaño con su espalda curveada y con la mayoría de sus músculos contraidos, no sabía exactamente que hacer y el placer en ese segundo fue especial-
Al segundo, una fuerte corriente recorrió su espalda, sabía lo que venía y quizo avisarle al peliblanco pero este había aumentado el vaivén para lograr aquel objetivo. Narúl, por su parte, disfrutaba cada movimiento del castaño y más con mantener sus piernas abiertas cuando este quería cerrarlas por puro impulso.
-Ahh Narúl...!!!- Gimió el castaño, aplicando más fuerza al agarre entre sus manos y sintiendo como el peliblanco le mantenía las piernas abiertas en lo que se venía en su boca, tragando su semilla de manera instantánea-
Algo indescriptible, Nicolas sabía los términos relacionados con sexo pero no se imaginó que se sintiera así... o por lo menos el principio de todo. Narúl realmente se veía un adulto, aprovechándose de un menor de 15 años, eso era lo más interesante. Ahora el peliblanco se acordaba de su pasado y que había sido convertido en animal a sus 13 años, eso significaba que ahora tenía 18 años, cosa que le emocionaba por tener que cuidar a un niño de secundaria.
-Eso fue... Interesante. Lo voy a hacer más seguido- Comentó con tranquilidad y seducción el peliblanco en lo que se enderezaba, pasando uno de sus pulgares por la comisura de sus labios, aun manteniendo una de las piernas del castaño elevada, ahora vendría el verdadero trabajo-
El castaño, en aquella posición, trataba de calmar su respiración, tenía tiempo sin tener un ataque de asma. Narúl, preocupado, inhaló para luego besar a su dueño, pasándole aquel oxígeno a través del beso, sintiendo como este inflaba sus pulmones bajo su pecho.
Al separar sus labios, el vapor salió de entre sus bocas. Nicolas estaba embobado, nunca había sentido eso que sintió al correrse, estaba apenado pero ya no valía la pena ocultarlo, menos frente al joven que le había hecho sentir eso desde que llegó. Sus ojos se mostraban risueños y, aun así, mostrando una pizca de inocencia.
-Apenas comenzamos, mi amo- Dijo Narúl sobre los labios de su dueño y le dedicó una ligera sonrisa junto a una delicada caricia en su mejilla sonrojada-
-Narúl... Suéltame las manos... por favor- Pidió el más joven con sus mejillas rojas y los ojos levemente cristalizados. Le era díficil tragar y la mirada atenta del contrario le hipnotizaba-
Narúl se asustó un poco, pero le soltó las manos y, antes de que formulara frase alguna, sus labios fueron atrapados con los del menor y fue atraído a su cuerpo por los brazos de Nicolas. Narúl correspondió la muestra de afecto y en menos de un minuto ya estaba posicionado entre las piernas del ojimiel recorriendo su espalda con las manos de manera sutil y profunda.
-No sé en donde quedó mi tierno Narúl... pero tu también me gustas...- Murmuró el castaño mientras enredaba sus brazos alrededor del cuello del nombrado y le mantenía la mirada fija, parecía un angel apesar de que realmente era un travieso joven-
El peliblanco rodeó la cintura de su dueño con uno de sus brazos para alzarlo un poco y así acercar sus labios al cuello de este. Uno, dos, tres, quizá más marcas rojizas dejó en el cuello de Nico, apreciando cada suspiro que este dejaba salir de su boca y sintiendo el acelerado corazón de su amo pegaba contra su pecho. Saber que esa persona le correspondía le animaba a seguir con el acto, cosa que no lamentaría nunca en el resto de su vida.
-Nicolas... Te agradezco todo lo que has hecho por mí, y más en estos momentos- Comentó suavemente Narúl con su grave voz, haciendo temblar ligeramente al castaño entre sus brazos-
El adolescente sonrió con alegría en lo que se aferraba al cuerpo de su mascota y, al segundo, sintió como el peliblanco empezaba a adentrar su erecto miembro dentro de su entrada, sacándole un gemido que trató de callar pero que fue imposible. El ojimiel no estaba preparado pero trataría de hacer lo mejor que pudiera, aun si dolía.
-Ahg... Narúl!!- Gimió el ojimiel con dolor- Due... Duele- Susurró más para sí mismo en lo que colocaba una de sus manos sobre su boca y sentía como su interior se quemaba, lo que entraba en sí era indescriptible-
Narúl, para evitar el rato de dolor, agarró ambas piernas del joven y, mientras este se aferraba a su cuello y hombro, adentró su miembro en él de una sola estocada, escuchando el adolorido gemido de su dueño el cual fue rápidamente tapado por un beso.
Era claro que aquello había dolido mucho, Narúl mantenía sus ojos abiertos, fijos en como las lágrimas caían de los orbes color miel de su amo los cuales estaban entrecerrados. El peliblanco también sentía como las manos y cuerpo del adolescente temblaban, al igual que su abertura se contraía en su miembro...
-Na-Narúl... E-Es mu-muy grande...- Jadeó el castaño con los caminos de lágrimas en sus mejillas y su cuerpo temblando por la estocada en su interior, tratando de controlar sus gemidos para no dañar el momento-
-En un momento pasará, Nico- Susurró el peliblanco- Tengo que ser más cuidadoso- Susurró Narúl con un poco de culpa por ver al menor en aquel estado-
-Na-Narúl...!- Rogó el menor mientras sus lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, sentía como su cuerpo se enfriaba, eso provocaba que su interior quemara y doliera más, algo realmente incoherente-
Al paso de unos minutos de gemidos por parte del castaño, estos sonidos empezaron a volverse gemidos de placer y dejó de contraerse tanto como lo hacía, su mirada nuevamente se posó en los ojos bicolor del peliblanco y le mostró una suave sonrisa con un pequeño toque de travesura, rozó ligeramente sus labios, aun sintiendo un poco de dolor en su entrada, pero encogiendo un poco sus piernas para evitar tanto dolor y reemplazarlo por más placer...
-Ya... Puedes moverte- Murmuró el ojimiel cerca del oído de Narúl. Aun estaba adolorido pero ahora era más soportable y placentero, sabía que esto afectaría su columna y mucho-
El peliblanco recostó a su dueño con delicadeza en la cama mientras lo besaba con cariño y jugaba con su lengua. Una de sus manos se dirigió al pecho del menor, rozando provocativamente uno de los pezones de este, haciéndolo jadear en medio del beso. Entonces Narúl empezó con unas lentas pero profundas embestidas, Nicolas aferraba sus manos a los hombro del contrario y en lo que el beso finalizaba, sus gemidos eran completamente dirigidos al peliblanco que ahora le embestía más rápido y que jugaba traviesamente con sus pezones.
Narúl... Ah
Ahh ngh...!
Ahhh Narúl... !
Lo único que salía de la boca del castaño, lo más hermoso que la mascota escuchaba, sonidos que provocaban que su erección creciera dentro de el cuerpo del ojimiel. Embestida tras embestida hasta encontrar aquel lugar que sacaba un gemido más agudo de la boca de Nicolas.
Ambos jóvenes disfrutaban del momento: Narúl golpeando la próstata del castaño y este gimiendo su nombre con caminos de lágrimas en sus rosadas mejillas. Nicolas, a su corta edad, lo que sentía era increíble y no lograba dejar de pensar en que, por accidente, se había enamorado de su mascota, cosa que claramente le intrigaba mucho. Narúl, embistiendo aquella zona sensible del castaño, apreciaba las expresiones que este le dedicaba con su tierna e inocente mirada que aún poseía en tales momentos de placer.
-Eres tan lindo en estos momentos, Nico- Masculló el peliblanco sobre los labios del nombrado mientras seguía embistiendo la zona sensible de este, evitando que el sumiso desviara su mirada al momento de gemir su nombre-
El castaño, en cambio, no era capaz de formular palabra alguna, solo gemidos que provocaban que Narúl acelerara sus embestidas y que el menor se aferrara a la piel de su mascota. Marcas y marcas se apoderaban también de la piel del albino, Nico no se quedaría atrás al querer demostrar que aquel ser humano era suyo.
-Nico... Yo- Trató de decir el mayor entre jadeos graves que hacían alucinar al castaño, tratando de avisar que pronto se vendría-
-Hazlo ahh Narúl...- Dió el permiso el adolescente, dedicándole una adorable mirada al contrario junto a una sonrisa pura, sabiendo que aquella sonrisa mataría por dentro a la mascota por ser tan adorable... El adolescente era consciente en los efectos que provocaba en el cuerpo del contrario-
Narúl, aun con su seria expresión, dedicó una suave sonrisa al sumiso y, antes de robar sus labios, susurró sobre estos un Te Amo llenó de verdad. Fue entonces que llegó el instante de satisfacción que recorrió la espalda de ambos jovenes; Narúl se corrió dentro del castaño, y este entre sus vientres. Ambos lograron ocultar sus jadeos y gemidos, sin embargo, Nicolas no logró evitar curvar su espalda debido a la sensación en su interior pero no rompió aquel beso que le había quitado el aliento. Al separar la muestra de afecto, el castaño aflojó su agarre en el cuello del contario pero no lo soltó, no quería dejarlo, realmente se sentía cansado...
Horas después... A las 3:15pm aproximadamente.
*Narra Narúl*
Lo hice... Lo hice! Fue tan increíble, más de lo que me había imaginado. Luego de ese momento de pasión, salí del interior de mi querido ojimiel, escuchando su intenso gemido dedicado a mi y, antes de que cerrara sus ojos, murmuró en mi oído algo que me ilusionó mucho...
Ahora tienes que hacerte responsable de mis sentimientos...
Dijo de una forma adorable y me dedicó una sonrisa más tierna aún, luego besó mi mejilla para cerrar sus ojos con cansancio mientras sostenía mi mano... Este chico era un experto para volverme loco con pocas palabras.
Ahora yo me estaba despertando, Nicolas seguía dormido a mi lado con su imágen angelical y sumisa. Quería gritar de la emición pero no quería alterar la tranquila atmósfera que permitía dormir a mi travieso dueño, sabía que la espalda le dolería, eso he escuchado de estas cosas.
-Lo fui... Lo soy y seguiré siendo completamente tuyo, mi querido amo- Murmuré cerca del oído de mi dueño en lo que acercaba su mano a mi boca para besarla con suma suavidad. Entonces note la ligera sonrisa que apareció en los finos y rosados labios de mi castaño, también el color que adquirieron sus mejillas gracias a mi-
Como dije, siempre estaré a su lado por el simple hecho de que siempre lo estuve y ahora estaré más tranquilo por cuidarlo con más ánimo... Porque lo Amo.
Te Amo, Nicolas
---Fin---
100% hecho a celular. Holaaaaa como estan?? Ne extrañaron? OvO Perdonen por no publicar nada de nada en ningún lado. Pero creanme que comenzaré el año von nuevos proyectos nwn!! Besos!! Los quiero!! Espero que les guste!!
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