Sí, Soy Caprichoso
~~Sí, Soy Caprichoso~~
Misha, tras una solitaria noche donde la parte izquierda de la cama permaneció vacía hasta la mañana, se levantó con la esperanza de que Logan estuviese de regreso de su trabajo y le otorgara un beso mañanero como sucedía cada cierto tiempo, y aunque era de madrugada y el sol aún no se asomaba, Misha aún esperaba con emoción a que el mayor llegara. Ante esta ausencia nocturna, cualquiera hubiese pensado en que Logan era un ser infiel y que se aprovechaba de la inocencia de Misha para desaparecer, pero Misha no era cualquiera y sabía que Logan no era un simple hombre que trabajaba en algo normal.
Logan era ciertamente reservado, un misterio ante la sociedad, alguien que era imposible de leer. Misha pensó eso en cuanto conoció al guapo hombre, en cuanto chocó contra él por accidente y éste evitó que cayese al suelo, ese momento en cuanto sus ojos se cruzaron y un sin fin de preguntas se cruzaron en su mente debido al extraño brillo en los ojos del mayor, un brillo que estremeció sus sentidos por completo que hizo que el contrario se burlase ligeramente de él.
Sin embargo, ahora el chico no se imaginaba lo mucho que su vida había cambiado, nunca esperó enamorarse de alguien como Logan, nunca esperó quedar en cinta y sentirse tan confundido, nunca esperó llegar a tener el corazón y la mente en un gran dilema: Logan era su Alfa, su destinado, la persona especial que le habían designado las estrellas. Y Misha no podía negar que amaba a ese estúpido hombre, no podía odiarle por más que fuesen opuestos; no podía decir que odiaba que le besara, porque los besos de Logan eran perfectos; no podía decir que detestaba que le tocara, porque Logan le tocaba con cariño y cuidado.
Fue mientras pensaba por milésima vez en su suerte, que Misha frotó sus ojos con sueño. Era demasiado temprano, pero por algún motivo no quería volver a dormir solo, por lo menos no por esas horas que le quedaban. Así que decidió salir de la habitación y visitó la habitación de su pequeño Charles, quien dormía a gusto entre sus peluches y sábanas. Misha prefirió dejarle dormir, así que después de darle un beso en la frente, el muchacho salió de la habitación infantil y se encaminó hacia la sala principal para tomar asiento.
Misha podía jurar que todos dormían, que el frío evitaba que cualquiera prestara atención en su presencia en la sala, así que se dedicó a leer un libro que siempre dejaba allí para entretenerse. Era obvio que caería ante el sueño, que sus ojos terminarían por cerrarse, que se acurrucaría lo mejor posible en busca de algo de calor, que nadie repararía en el Omega que dormía en el sofá color crema de la inmensa sala.
Pasadas quizás las 3 de la mañana, la puerta de la mansión se abrió. El hombre que entraba traía su natural semblante inexpresivo y las manos entre los bolsillos. Detrás de él, dos escoltas le acompañaban, ambos con la misma frialdad en sus ceños pero cansados ante la noche sin sueño. El aparente jefe dio la señal de que fuesen a descansar y el par de Betas asintieron antes de irse cruzando la sala principal.
El Alfa estuvo por subir las escaleras en rumbo a su habitación, pero al tocar el barandal de las escaleras, se detuvó en seco. Caminó sin pensarlo mucho hacia la sala principal y su mirada al instante se posó en el Beta, uno de sus hombres, que estaba por hacer el intento de cargar a Misha, quien dormía profundamente en el cómodo sofá.
—Jefe, iba a llevarlo a...— el Beta, al sentir a sus espaldas la fría mirada de alguien, se tensó al ver que se trataba de su superior, que le miraba con clara advertencia. El ambiente se volvió tenso, el Beta se sentía intimidado pero se mantuvo firme, sino lo hacía, sería su perdición.
—Puedes retirarte. Yo me haré cargo.— El Alfa habló y el Beta asintió antes de dirigirse a donde sea que estuviese fuera del alcance de su superior.
El hombre inexpresivo, tras ver como su escolta desaparecía de su campo de visión, se acercó tranquilo hacia el gran sofá donde Misha descansaba. Apenas se agachó para verle de cerca y notar que tenía frío, le detalló con cariño pero sin cambiar su semblante, y con cuidado acercó sus manos al cuerpo del menor para cargarle en sus brazos.
—¡Desperté!— Habló en voz alta Misha en lo que sintió las grandes manos del Alfa en su cuerpo, esas grandes manos calientes que tocaron su piel gélida—. Desperté, ya desperté, estoy despierto...— Repitió un par de veces más el menor, sus ojos se abrieron de golpe por un instante y alzó los brazos en busca de sostenerse para no caer.
Logan se mantuvo inmóvil hasta que vio como Misha bajaba sus brazos. El muchacho estaba soñando cuando de repente, en su sueño, empezó a caer en un abismo, por lo cual hizo el intento de despertarse. Sin embargo, en cuanto su cuerpo se vio entre un par de fuertes y conocidos brazos, el muchacho automáticamente empezó a cerrar sus ojos en busca del nuevo sueño. Logan sintió y vio con curiosidad como el Omega se acurrucaba en su pecho, y al estar seguro de que el chico no se movería de nuevo, empezó a caminar hacia la habitación.
Al cerrar la puerta a sus espaldas, Logan acostó con suavidad a su pareja sobre la cama, peinó sus cabellos y se quedó a su lado mientras le detallaba; las largas pestañas de Misha eran encantadoras, los redondos pómulos que se pintaban de rosado con su presencia eran perfectos para ser besados, sus labios entreabiertos le rogaban un beso y las pecas sobre su nariz eran tan pequeñas y lindas, que solo a cierta distancia podían ser vistas.
El hombre apenas hizo ruido al suspirar, terminó por desviar su mirada del brillo natural que Misha irradiaba y se puso en pie para cambiarse de ropa, pero al instante escuchó como el Omega gimoteaba con cierto dolor y se volvió a él para mirarle. El chico se estaba despertando, tenía el ceño fruncido y frotaba con cansancio uno de sus ojos, hasta que fijó su mirada cristalina en el Alfa que le miraba aún erguido.
—Tuve un mal sueño— murmuró antes de bajar su mirada ahora avergonzada, Misha se encontraba sentado en la cama recostado sobre sus brazos y al instante sintió lo fría que estaba su piel, por lo que gateó hacia una sábana y se envolvió en ella aún estando sentado—. Perdón por no esperarte despierto...
El recién llegado no respondió a la disculpa, simplemente le dio la espalda al Omgea y empezó a deshacer su corbata con agilidad, luego se quitó el saco negro que llevaba puesto para continuar con los broches de sus mangas blancas, todo sin siquiera abrir su boca, sin contestarle al chico a sus espaldas que moría de frío entre las sábanas.
Misha, por otro lado, se quedó quieto observando los movimientos del mayor, se fijó en sus anchos hombros, en su bien dibujada espalda, en lo bien que le quedaba el pantalón negro, en lo bien formado que era el hombre. Hasta que, en medio de su embobamiento, Logan se volvió a él mientras se desabotonaba la camisa, mientras se acercaba a su cuerpo cubierto por sábanas, mientras terminaba de mostrar su estructural abdomen.
—Te he dicho que me esperes aquí en la habitación— recordó con tranquilidad el inexpresivo hombre de cabellos negros—. Allá abajo podrías enfermarte— advirtió el mayor, pero la verdad era que odiaba que cualquiera viese a Misha mientras dormía, eso le hacía hervir la sangre—. Deberías hacerme caso, soy tu Alfa.
—Eres mi Alfa...— Misha se sintió ligeramente ofendido—, pero no soy tu muñeco, espero que lo recuerdes a la próxima— todas las ganas de besar al feróz y seductor hombre de cabellos negros, había sido apagada. Misha deseaba un beso, era verdad, pero no quería sentirse un juguete ante su Alfa, así que se acurrucó mucho más en la sábana.
Logan deicido quedarse callado, no tenía una buena respuesta para Misha. El menor bufó y pensó en dormir nuevamente, pero antes de que se moviera, el Alfa adentró sus manos entre las sábanas y la ropa del pelirrojo para atraerle a su torso, le miró con intensidad y notó como el chico que tenía ahora entre sus brazos, formaba un mal ceño y hacía un mohín con sus labios.
Misha se quiso negar a la mirada que su Alfa le dedicaba, esa mirada profunda que podía derretirle, y es que luchar contra la extraña ternura en ojos ajenos, era difícil; luchar contra las ganas de un beso, era muy difícil. Misha quería domar al domador, sabía que podía lograrlo, pero ¿qué tal si lo besaba y dejaba su orgullo de lado? Para ser un Omega, era demasiado altanero y caprichoso, cosa que a Logan no le molestaba tanto como era de imaginarse.
Sin embargo, mientras Misha pensaba en si se dejaba caer ante los tentadores labios de Logan, éste aprovechó su distracción para tocar cada espacio en la espalda del menor, dibujar caricias en sus caderas, contornear su cintura, llegar al extremo de los pantalones del Omega y volver a subir sus manos para repetir el camino. Logan disfrutaba de las reacciones que Misha quería evitar, pero no lo demostraba.
—N-No creas que por eso te voy a besar— Misha intentó parecer firme, pero Logan se adelantó a deslizar uno de sus dedos por toda su espalda y eso provocó que su piel se erizara, que mordiese su labio en busca de encerrar cualquier suspiro, que bajara un poco su mirada.
El hombre de cabellos negros era de pocas palabras, así que se limitó a buscar nuevamente la mirada de su pareja, de acercarse lo suficiente como para que Misha no pudiese evitar un beso, de verle fruncir sus labios al no poder resistirse. Pero en cuanto estuvo a centímetros de unir sus labios, cuando Misha estaba por rendirse, cuando estaban por acostarse, Misha agarró una cobija cercana y con ella cubrió su boca.
Logan pensó por un momento en qué podría hacer, pero fue rápido al unir de todos modos sus labios con los de Misha, todo a través de la tela delgada de la sábana. El compás de sus labios fue enviciador al instante, la humedad que se sentía en la tela hacía que Misha se sonrojara, su aliento lentamente hacía falta.
No pasó mucho cuando Misha se vio obligado a separarse de Logan por querer respirar de nuevo. Sus ojos se cristalizaron al instante, su respiración se descontroló y su ceño se frunció, porque inmensas ganas de querer golpear el pecho de Logan, le atacaron y esta vez no lucharía contra sus instintos.
—Eres un idiota— le dijo con rabia luego de un golpe, algo que claramente no dolió—. Ahora estoy mucho más molesto contigo— lloriqueó—, es más, me iré a dormir al sofá. Y tu no me vas a detener, idiota, imbécil, malo.
Y Misha siguió murmurando, refunfuñando mientras golpeaba el cuerpo del Alfa en busca de alejarle. Tomó con rapidez su almohada e intentó zafarse del agarre del mayor, intentó salir de entre sus brazos, intentó no mirar su rostro, pues sabía que se aguantaba una de sus ligeras carcajadas, una de esas que le hacían sonrojar.
Era obvio que Logan no le dejaría ir, menos si iba al sofá, así que se tumbó en la cama con el Omega entre sus brazos aún. Misha se sentía como una lombriz, no por lo feliz, sino por el hecho de que estaba envuelto con la sábana y ahora no podía hacer más que sentir el palpitar calmado de su Alfa.
—Ayer Charles trajo unas galletas a casa, te dejamos unas cuantas en la nevera— comentó el Omega al darse cuenta que no saldría de entre los brazos del mayor—. Son de chocolate, él sabe que te gusta el chocolate.
Era quizás algo tonto, pero para Misha era importante y muy dulce por parte del niño, sobretodo porque el pequeño quería demasiado a su padre, Logan, y deseaba que pasaran algún momento juntos.
Misha esperaba alguna respuesta por parte de su Alfa, así fuese una caricia o un asentimiento, pero al alzar la mirada, se topó con el tranquilo rostro de Logan mientras dormía. Sonrió suave ante la vulnerabilidad del Alfa, solo a su lado podría dormir con tal confianza y serenidad. Así que, apartando un poco el brazo del mayor, Misha apagó la luz de noche y tomó las mejillas del de cabellos azabaches para precisar un beso en sus labios.
—Ya pasaremos un tiempo en familia— el Omega sabía que hablaba solo y en susurros—. Iremos a comer helado, le llevaremos al zoológico, será un lindo día.
Y es que el Omega esperaba con ansias ese día, un día en el que Logan llegara antes de la hora de almuerzo, un día en el que Charles no saliese tarde de la escuela, un día en el que no hubiese nadie que les molestara.
(...)
Pasadas las horas, Logan tuvo que levantarse por el hecho de que tenía que volver al trabajo. En cuanto abrió sus ojos, Misha dormía liberado de las sábanas aún entre sus brazos, le daba la espalda y tenía a Charles acurrucado entre sus brazos, escapando de la brisa que entraba por la ventana. Para Logan, ver a su familia era el nacimiento del deseo de quedarse en casa por el resto del día, pero, por otro lado, también significaba tener que protegerles, cosa que de algún modo hacía desde su trabajo.
Así que, tras arropar con cuidado a sus contrarios, el de cabellos azabaches salió de la sama sin querer despertar a nadie. Sin embargo, en cuanto salió del baño listo para vestirse, Misha se encontraba despertando de su sueño con el mismo cuidado y cautela para no despertar a Charles.
—Buenos días— saludó sonriendo Misha en lo que se acercaba somnoliento hacia el Alfa, quien al instante le tomó en un abrazo.
Misha se sintió feliz, su corazón retumbó con mayor fuerza y alzó la mirada para besar los labios del necesitado Alfa que ansiaba un beso. Logan realmente deseaba quedarse, pero Misha sabía que eso no podría ser posible. Sus labios estuvieron a milímetros de tocarse, de rozarse, cuando un pequeño Alfa le interrumpió.
Logan se fijó en el entrometido niño, éste alzó los brazos en busca de que le cargaran, cosa que Logan hizo sin poder negarse.
—¿Volverás temprano?— Preguntó el risueño Alfa—. Me duermo a las 9, vuelve antes, ¿si?— Quizás era el sueño, pero el niño hablaba con fluidez aún con sus ojos cerrados. Logan se sintió enternecido y besó su frente sin cambiar su neutral ceño, luego besó a Misha.
Sin responder y dejando al niño de nuevo en cama, dejó que el Omega acomodara su corbata mientras él se ajustaba los broches. Esta vez si besó los labios de Misha, los saboreó y se delitó con ellos, y al finalizar, el pelirrojo le dedicó una de sus hermosas sonrisas que le pedían que se cuidara. Para Logan, Misha era transparente y expresivo, pero para Misha, Logan era ese problema que cada día quería resolver.
(...)
Pasada la tarde, llegando la hora de la cena, Misha se encontraba en su alcoba junto a Charles y Johan, éste último haciéndoles compañía mientras les cuidaba. Johan era el mejor amigo de Misha y, literalmente, su guardaespaldas, a parte del niñero de Charles cuando Misha no estaba. Desde el enamoramiento de Logan por Misha, el Alfa le otorgó un guardaespaldas y Misha, sin saberlo, terminó haciéndose buen amigo del muchacho de ojos claros.
Los tres se veían amenos mientras hablaban, sobretodo Misha y Johan que se contaban sus aventuras y lo que harían en un futuro si todo fuese diferente. Charles, que solo escuchaba, empezaba a quedarse dormido, cosa que no quería debido a que deseaba esperara a su padre para la cena.
Sin embargo, las risas cesaron de repente y Charles despertó de improviso, en silencio y atento a la puerta. Un par de disparos se escucharon cerca, Johan se puso en pie y apuntó de inmediato a la puerta. Misha, con su hijo en brazos, se puso en pie. Más disparos se escucharon.
—Vienen hacia acá— comentó con seriedad Johan y guardó el arma en su cinturón—. Vámonos, en cuanto vean que aquí no hay nadie, ellos se irán.
Y abrió el vestuario, luego tomó un perfume falso y lo aprimió, dejando así a la vista una puerta a otro lugar de la mansión, un pasadizo que los mantendría dentro de las paredes del gran hogar. Misha lo pensó, miró a su hijo y se negó.
—No— dijo al entregar a Charles a brazos de Johan, quien lo cargó desprevenido—. Si vienen a esta habitación, es porque vienen por alguno de nosotros. Hay seguridad, eso es señal de que estamos en casa. Si llegan y no hay nadie, quemaran el lugar hasta encontrarnos.
Johan no lo había pensado de ese modo.
—Papi, no me dejes— Charles intentó zafarse de los brazos de Johan, pero éste evitó soltarle—. Quiero irme con los dos, vamos. Los malos vienen.— Y Misha simplemente sonrió.
—Papi estará bien, ¿si?— Misha besó con cariño la frente del pequeño Alfa—. Johan te llevará con Papá, él vendrá pronto, ¿está bien?
—¡Papá llega tarde!— Gritó el niño, y Johan le tapó la boca, escuchado como los pasos cada vez se acercaban más a la habitación—. Ven conmigo— de algún modo, Charles sabía que todo iba a salir muy mal, que no podría proteger a su papi.
—Vete, Johan— Misha, como si se tratase de una órden, le exigió a su amigo.
—Pero Misha, yo...
—Váyanse. Todo estará bien, confíen en mí.—Le rogó el Omega, pero Johan no quería dejarle por más que le rogara. Su trabajo era cuidar de la familia del Jefe, a parte de que estaría dejando atrás a su mejor amigo.
—No puedo, Misha...
—Que se vayan— Misha no dudó más, se estaba impacientando, todo por los pasos y disparos que oía—. Estaré bien, cuida de Charles.— Y volvió su vista al niño que evitaba llorar—. Si prometes que le harás caso a Johan, volveré e iremos a comer galletas, ¿te parece?
El pequeño Alfa sabía que su papi mentía, presentía que se quedaría solo, pero eligió pensar en que tal vez la promesa se haría realidad si cumplía. Así que asintió y dejó que Misha le diera otro beso. Johan, al instante, fue empujado dentro del pasadizo y antes de que dijera algo, el Omega ya había cerrado la puerta.
Misha dejó todo en órden y volvió a la cama para tomar el celular que estaba bajo su almohada, deseaba dejar algun mensaje para Logan, pero no logró enviar nada debido al miedo que invadió sus ahora temblorosas manos. Entonces la puerta de la alcoba se abrió y un disparo voló el celular de las manos del Omega, cosa que le molestó.
—Misha Royal— comentó con seriedad el hombre que vestía un traje oscuro, diferente al resto de los hombres que, a sus espaldas, dejaban caer casquillos al piso—. Omega de Logan Jonhson. Que grato el conocerle finalmente. Supuse que estarías con tu hijo.
Misha, sin embargo, respiró profundo antes de mirar al hombre que preguntaba por su hijo. No contestó a nada, no debía hablar, no debía temblar, pero esto último era algo que no podía evitar.
—Veo que te han domesticado— rio ligero su contrario, y Misha apretó su mandíbula—. Ah, Omegas, siempre tan dóciles, tan fragiles, tan leales, tal cuales perros— Comentó sin miramientos el hombre, y tras hacer un gesto a uno de sus guardias, se acomodó los guantes que llevaba puestos—. Quisiera ver como te quiebras y me terminas de decir dónde está tu hijo, ¿Charles? ¿Charles Steve Jonhson Royal?
Misha sintió como su mundo tembló entonces, porque su hijo y su Alfa habían sido nombrados como si aquel extraño hombre les conociese de toda la vida. A penas y frunció su ceño, sobretodo cuando quiso alejarse del fornido tipo que se aproximó hasta estar frente a él y que sin previo aviso le propinó un buen golpe en el estómago. Misha quedó sin aire, suponiendo que ese no sería el único golpe que recibiría.
(...)
Tristán, el jefe de escoltas y el que vigilaba desde el cuartel principal de la compañia cada movimiento en el edificio, se sentía irritado y cansado, ciertamente nervioso y preparado para disparar. Presentía que algo iba mal, y eso tenía que ver con su Omega. Entonces su celular vibró en su bolsillo de repente, era extraño pues no muchos tenían su número, así que lo sacó sin esperar quién le llamaba: Johan.
—¿Jo...?
—Nos atacaron, Tristán.— Y tras escuchar esa llorosa voz, esa voz que solo él conocía, el Alfa se puso en pie con el corazón en la garganta, con la furia en sus venas, y corrió hacia la oficina del Jefe.
(...)
Logan, tras su escritorio y revisando con rapidez los documentos digitales, revisaba cada minuto el reloj en busca de terminar todo lo que tenía que ser en menos tiempo. Pero cada vez su trabajo se acumulaba más y más, llegaban llamadas y mensajes, facturas, depósitos, cárteles de los cuales defenderse, con los cuales aliarse.
Pero, en lo que guardaba una última planilla de documentos, la computadora se apagó de repente y sus manos se cerraron en puños, pues su tendría que comenzar de nuevo. Sin embargo, antes de tocar alguna tecla de la laptop, la máquina se reinició y en monitor aparecieron un sin fin de códigos extraños.
—Logan Johnson— comenzó una voz, mientras las palabras dichas se presentaban en la pantalla.
El Alfa tomó el teléfono al instante. Ya había pasado por un par de hackeos, solo necesitaba una llamada para terminar con cualquiera que quisiese robar su cuentas bancarias, pero algo detuvo su acto. Aquella desconocida voz retomó el habla, nombró a sus fallecidos padres, su lugar de nacimiento, su nombre completo, cada detalle de su vida que pudieron o no ser significativos.
—Pareja actual: Misha Royal— y con nombrar a su Omega, Logan se centró en la pantalla, allí donde ahora se presentaba su habitación arreglada, allí donde otro Alfa mantenía a Misha contra el suelo—. Desendiente: Charles Steve Jonhson Royal.
Entonces el hombre en el video empezó a golpear a Misha, golpeó su rostro un sin de veces, le tomó del cuello y lo estrelló contra el suelo, agarró entre sus dedos los cabellos del Omega mientras le apretaba el cuello. Logan sintió entonces como su sangre se congeló en segundos, como su corazón se encogió y su bestia interna le rogó a gritos salir a ayudar a su pareja.
—Basta— ordenó la voz—, tráele.— Y el hombre fornido presentó a Misha ante la cámara, mostrando su mejillas golpeadas, su boca y nariz sangrando y su cuello marcado por el fuerte agarre ajeno—. Misha Royal, ¿nos dirás dónde se encuentra tu hijo?
Una mano, proveniente de quien sostenía la cámara, tomó la quijada del Omega en busca de que se centrara en el lente. Misha, por otro lado, se negaba a cooperar, así que la mano pasó a halar sus cabellos.
—Púdrete— Misha fue golpeado, y Logan sintió como si ese golpe partiese su alma.
—¿Algo que decirle a tu querido Logan?— La voz, de repente, se tornó burlona, cosa que molestaba a Logan.
—Mátalos.— y el Omega rio ligero, pero de sus ojos brotaron lágrimas de pleno dolor. Entonces le volvieron a golpear, le abofetearon y, frente a la cámara, Misha terminó por caer inconsciente ante los sucesivos golpes que había recibido.
—¿Sigue vivo?— El golpeador asintió, fastidiado—. He de admitir que tu Omega es fuerte, Logan. ¿Cuánto más podrá resistir?
Y la laptop volvió al documento donde estaba, como si nada hubiese ocurrido. Sin embargo, el Alfa se puso en pie y respiró profundo, pues sabía que si dejaba que su bestia le dominara, mataría a todo aquel que se cruzara en su camino. Con el corazón latiéndole a mil, se dirigió a la salida de su despacho, pero antes de tocar la perilla, Tristán ya había abierto la puerta.
—El helicóptero nos espera— y mostró, sin miramientos, como recargaba su arma y le entregaba otra a su Jefe, aunque era obvio que éste llevase una con él.
(...)
En cuanto sus ojos se abrieron, Misha pudo detallar la sombría habitación en la que estaba y en cuanto se quiso mover, un gemido adolorido salió sin querer de sus labios. Todo su cuerpo estaba maltratado, unas esposas ataban una de sus manos a la cabecera de la cama, su cuerpo aún vestía la bata que llevaba en casa y evitando caer ante el cansancio que el dolor le provocaba, intentó buscar alguna forma de liberarse.
No pasó mucho cuando un hombre esbelto entró a la habitación, era el mismo que había organizado el secuestro y el mismo que posó una cámara frente a sus narices, todo para enviarle un mensaje a Logan. Su nombre aún era desconocido, pero Misha tampoco tenía ganas de conocer a ese Alfa, porque era un desgraciado Alfa de esos que quieren ver a los Omegas arrastrándose a sus pies.
—Veo que finalmente has despertado, ¿Cómo te sientes? Tus lesiones fueron musculares, el doctor dijo que todos tus huesos están intactos— El hombre preguntaba por mera burla, porque sabía de antemano que el chico se moría del dolor. Misha respiró profundo, miró con neutralidad al castaño y evito responder—. Supongo que has de tener un sin fin de lágrimas ocultas, ¿por qué no te dejas caer ante la tentación de llorar?— Misha no era cualquier Omega—. ¿Entiendes que te tengo aquí para atraer a Logan a mi trampa?— Y tras una sonrisa, tomó la mano del pelirrojo—. Me llamo Hedeon y me encargaré de matar a tu Alfa.
Misha no entendía por qué aquel hombre seguía hablándole, así que de inmediato soltó su mano antes de que los labios de aquel vil hombre la besaran. Detestaba el hecho de ser carnada, de que Logan fuese perseguido, de que estuviese solo enfrentando a alguien que podría romper su cuello con solo chasquear los dedos, porque si, ese tal Hedeon era de los que mandaba a matar, pero no se ensuciaba las manos.
—Aunque si hubiese encontrado a Charles, hubiese sido más fácil traerle aquí— rio ligero el hombre, y sin que Misha lo esperara, se acercó un poco más hasta estar frente a él—. Si me dices dónde está el niño, te dejaré ir. Logan podrá reemplazarte, pero Charles es su primer hijo, así que sería divertido jugar con él.
Y Misha alzó con fuerza y rapidez una de sus piernas, pegando justamente en la entrepierna de Hedeon quien osaba hablar con lascividad sobre su hijo. Pero el hombre alzó la mano y le abofeteó sin titubear, cosa que rompió de nuevo el labio del Omega y le hizo sangrar, pero no se arrepintió. Misha disfrutó al ver como el Alfa intentaba recuperarse del golpe que había recibido.
—Tienes agallas, asimilo que por ello Logan hace lo posible para evitar estar contigo— sonrió malicioso el Alfa—. ¿No crees que es extraño que tenga tanto trabajo? Pobre Charles, está creciendo si un padre y tu no haces nada para sacarlo de esa situación.
Misha lentamente empezó a ser quebrado, su corazón poco a poco se fue agrietando, pero él aun así sonrió ante el hombre que perturbaba su tranquilidad, que destruía sus pensamientos positivos y que solo provocaba un sin fin de malas palabras que no serían dichas. Entonces Hedeon sonrió, acomodó su corbata y se puso en pie.
—Ya que no cooperas con mi causa— se refería al hecho de que Misha se negaba a hablar—, veamos qué tanto podrás soportar el dolor cuando tus huesos se estén partiendo uno por uno— Retó al darle la espalda al pelirrojo que, sin haberlo deseado, tembló en su sitio—. Estaré dispuesto a escuchar tus súplicas luego.
El hombre esperaba alguna palabra por parte del Omega, alguna lágrima de miedo, algo que le indicara que el chico de rojos cabellos le temía, alguna señal de que podría romperle y sacarle toda la información que necesitase. Pero Misha no dejaría que eso sucediera, porque él era muy atrevido y caprichoso como para satisfacer a alguien como Hedeon. Por más que quisiera llorar, no era el momento ni el lugar indicado, por más que quisiese morir, no era la salida para su problema.
Así que con su neutral mirada y sarcástica sonrisa, Misha vio como el Alfa se encaminó a la salida de la habitación con claro enfado en su ceño. Al sentirse por completo solo, bajó su mirada para pensar en qué podría hacer para defenderse de grandes hombres, qué podría hacer para soltar las esposas que le ataban, necesitaba pensar en otra cosa que no fuesen las palabras que el secuestrador le había dicho.
Dentro de su campo de visión, no había más que mantas y una lámpara para alumbrar la oscura alcoba. Si las esposas fuesen cuerdas normales, quizá podría romperlas con la ayuda de algún vidrio, pero por ahora eso no serviría de nada. El dolor en sus huesos y músculos se hizo presente entonces, quizá Hedeon tenía razón y Logan no vendría por él, quizá era un simple Omega del montón, Misha pensó en ello mientras miraba el techo, hasta que se burló de sí mismo.
—Creo que he demostrado que nadie se puede meter conmigo— el pelirrojo no se daría por vencido. Una sonrisa se plasmó en su rostro, encontraría el modo de salir de esa alcoba, de esa horrible casa, quizá conseguiría una pistola, pero evitaría llorar.
Sin embargo, no había pasado el tiempo suficiente cuando Misha, aún con esa hermosa sonrisa en su rostro, escuchó disparos y las paredes del cuarto temblaron, sintió el polvo caer sobre su cabello y de inmediato cubrió su cabeza con sus brazos, temiendo que el techo cayese sobre sí.
Repetir esa situación era simplemente espantoso para el pelirrojo, volver a escuchar los disparos, saber que muchos cuerpos estarían tirados por el camino, escuchar los pasos de alguien que se dirigía a la habitación para buscarle. Deseaba con todo su ser que fuese Logan quien abriese la puerta y le liberara de ese sitio, pero sus anhelos eran desechados por la vida.
—Creo que tendré que llegar al plan B— murmuró Hedeon, más como si fuese un comentario para sí mismo—. Quédate quieto si no quieres que te vuele la cabeza— y tras esa sombría amenaza, sacó un arma de su cinturón para disparar hacia la cabecera de la cama y liberar las esposas.
Los pensamientos de Misha cambiaron, Hedeon sabía usar un arma y tenía buena punteria. Sin embargo, el pelirrojo se apresuró a tomar la lámpara cercana y la arrojó contra el Alfa, éste no se vio sorprendido, sino molesto y ciertamente fúrico. Hedeon estaba impaciente, así que se aproximó a Misha para volverle a forzar, sabía que el muchacho estaba débil y no podría moverse con facilidad, así que tomó su brazo para obligarle a caminar.
Pero en cuanto Hedeon estuvo por salir de la alcoba, una brillante pistola apuntó a su frente y éste, sin pensarlo, apuntó a la cabeza de Misha mientras le apretaba el cuello con su mano. El Omega, al sentir el frío del metal en su quijada, se fijó en la mirada inexpresiva de Logan, quien estaba bajo el marco de la puerta.
—Te dije que llegaría tarde, ¿crees que le hiciste correr?— murmuró con burla Hedeon contra el oído de Misha, éste quiso retorcerse, zafarse, pero era algo que no podría. El Alfa acariciaba su piel con el frío metal.
—Deja de hablarle— Logan, por otro lado, exigió con dureza hacia el Alfa contrario que se dedicaba a acariciar la tierna piel de su pareja. Quizá se veía calmado, sereno y neutral, pero Logan ya quería disparar su preciosa pistola.
—¿Te afecta que le toque de este modo o que esté a punto de matarle?— Preguntó, esta vez con seriedad, el Alfa que cada vez apretaba más el cuello de Misha. Éste no pudo evitar cerrar sus ojos al sentir como el aire abandonaba su sistema.
Logan eligió no responder a la tentativa, porque simplemente le afectaba que ese hombre hubiese podido contra su seguridad y le molestaba que Misha estuviese en esa situación tan complicada. Sin embargo, su arma no tenía seguro e iba a disparar en cualquier momento, solo necesitaba una oportunidad, no podía dejarse tentar.
Pero entonces el Alfa de cabellos azabaches miró a su Omega, éste contenía lágrimas en sus hermoso ojos y le miraba con atención, pidiéndole que disparara y matara al hombre que quería tener a su pequeño Charles. Logan, de algún modo, leyó la mente de su querido Misha y con mayor firmeza se fijo en la frente de Hedeon.
—Dime, Logan— habló de pronto el Alfa de castaños cabellos—, ¿en serio te preocupa que este muchacho muera?— Y Logan sonrió.
—Estoy aquí para que alguien muera, y no será él.— La voz de Logan había sonado diferente, cosa que tomó desprevenido a Hedeon. Misha se preparó para lo que vendría y cerró sus ojos, sintiendo así como el aire dejaba su cuerpo.
Logan disparó, Hedeon disparó igual. El estruendo hizo eco en la pequeña habitación y dos cuerpos cayeron al suelo. Logan guardó su arma al instante y se apresuró a tomar entre sus brazos a Misha, quien había caído al suelo. Peinó sus cabellos, revisó su lastimado cuerpo y le cargó entre sus brazos.
Hedeon había recibido un disparo en su cabeza, matándolo, y su arma sin seguro se había disparado contra el techo, provocando que un par de vigas se agrietaran. Logan, asegurándose de que Misha no viese a su alrededor en cuanto abriese sus ojos, salió de la habitación que pronto se derrumbaría sobre sus cabezas. Ahora lo importante era sacar a sus hombres de ese lugar, pues estaba seguro de que ningún seguidor de Hedeon seguía con vida.
Sin embargo, de camino a la salida, uno de los tantos hombres enemigos apareció de repente frente a sus narices, apuntándole con su revolver. Logan no pensó en otra cosa que darle la espalda para que el disparo no le atinara a Misha, y en cuanto sonó la polvora explotar, el Alfa se vio confundido al no sentir dolor alguno. Se volvió y allí, con una mirada fría y guardando su arma, Tristán le liberaba el camino.
—Ya sacamos a nuestros hombres y a los Omegas— comentó apurado el otro Alfa—. Andando, este lugar pronto se vendrá abajo.
Logan no hizo más que seguir a su guardaespaldas hasta la salida, viendo en las afueras al sin fin de camionetas negras blindadas que les llevarían a todos a casa. Los Omega liberados serían llevados a sus propios hogares, un par de informantes habían logrado conseguir sus direcciones, no sería problema para ninguno el dejarles con sus familias puesto que el trabajo ya había terminado.
Estando dentro del carro, en pleno silencio, Tristán miraba atento el camino en lo que entraban a la autopista principal. El Alfa que manejaba podía sentir un ambiente tenso dentro de la camioneta, sabía que su Jefe hablaría con el Omega, así que antes de activar la ventanilla a prueba de sonido entre los puestos traseros y los del frente, hizo una última interrogativa.
—Jefe, Charles y Johan están en la cabaña a las afueras de la ciudad. ¿Nos dirigimos hacia allá?— El hombre de cabellos azabaches asintió y Tristán, al volver la vista al frente, activó la ventanilla.
Entonces Misha suspiró ciertamente aliviado por el hecho de que su hijo y amigo estuviesen bien, pero se sentía muy mal como para alzar la mirada y agradecerle a su Alfa el haberle salvado. Y es que no solo sentía dolor físico, sino era un dolor más profundo y agudo que apuñalaba su pecho, algo que le bajaba los ánimos.
—Misha— Logan se vio preocupado al ver que su pareja no decía nada, cosa que era inusual.
—Gra-Gracias por salvarme— el menor se apresuró a decir, pero solo se encogió más en su asiento sin lograr mirar el rostro del azabache, quien le miraba atento.
—¿Qué ocurrió con él?— Logan preguntó sin miramientos. Misha estaba muy asustado y dolido, el Alfa podía sentir que el menor tenía algo que le entristecía y eso simplemente le irritaba, porque odiaba que Misha se sientese así.
El pelirrojo, sin embargo, tembló en su puesto e intentó negar ante la pregunta de su pareja, esperando que con eso el mayor no preguntase más. La combinación de dolor y tristeza en su sistema le llenaban de sueño, hacían que en su mente naciese el deseo de dormir por muchas horas.
Pero sin haberlo esperado, Misha sintió el movimiento de Logan hacia su cuerpo, el anhelo de un abrazo le embargó pero temió que el Alfa, con una simple mirada, hiciese que hablara de todos sus sentimientos, cosa a la que no estaba tan acostumbrado. Las manos ajenas causaron dolor en sus músculos lastimados, el mayor había notado aquello, pero aun así terminó de acomodar al Omega sobre sus piernas, preparado para hacerle hablar.
—Misha, quiero que me mires y me digas qué ocurrió— el azabache no iba con cuentos. Le irritaba sentir el corazón apretado, sentir que el aire se perdía, odiaba sentir que Misha quería estar solo. Entonces el chico no pudo evitar alzar la mirada.
—Será estúpido que te lo diga...— Misha se quiso reír, pero su rostro mostró una extraña mueca—, pero él solo me dijo lo mucho que odiaba a los Omegas como yo— rio ligero el chico e hizo el intento de bajarse de las piernas de Logan, pero éste no le dejó. El Alfa se limitó a mirar a su pareja, a su pequeño y caprichoso muchacho en espera de que le dijera la verdadera historia—. Dijo que éramos simples juguetes, que éramos reemplazables, creo que por eso tenía tantos Omegas encerrados— repitió su seca risilla.
—¿Qué te dijo para que quieras alejarte de mí?— El Alfa no pudo evitar acercarse al pelirrojo, a estar a milímetros de juntar sus narices. Pero Misha solo quería volver a bajar su mirada, esta vez sin ser capaz de reír o sonreír.
—Nada...— Misha hizo el intento de sonreír nuevamente, pero sus ojos se aguaron y Logan evitó acariciarle, porque sabía que cualquier lugar que tocara de su cuerpo, estaría adolorido.
—Misha...— Logan se oía inexpresivo, y Misha supuso que para el mayor sus sentimientos no serían de interés. Rogaba que Logan no insistiese—. Perdóname.— Y con esa frase, el Alfa bajó levemente su mirada, provocando que el pelirrojo se viese por completo impresionado por la última palabra del mayor.
—Por... ¿Por qué te disculpas?— El pelirrojo, queriendo evitar que su Alfa se entristeciera, tocó su rostro con cariño en busca de que le mirara.
—Porque yo he provocado que dudes que te amo— Logan alzó su mirada, fría y cautivadora—. Porque por mi culpa, un sin fin de miedos crecieron en ti y Hedeon se aprovechó de eso, aprovechó para lastimarte, para hacerte sentir como ahora te sientes.
—Pero Logan, no pasó...
—Puedo sentirlo, Misha. Soy tu Alfa— Logan aproximó una mano a la mejilla del pelirrojo para acariciarle—. Así que dime, confiesa eso que tu corazón quiere gritarme, maldíceme, pero dime qué pasó.
Y Misha, con sus labios entreabiertos, terminó por dejar que sus lágrimas se desbordaran de sus ojos, terminó por liberar esa impotencia que lo había abrumado desde hacía tiempo. Era hora de que sus sentimientos explotaran, o sino moriría.
—S-Sé que nada de lo que él dijo era verdad— comenzó con sollozos, intentando nuevamente que sus traicioneras lágrimas dejaran de salir—, pero fue como si me hubiese leído la mente. Él me dijo que no vendrías por mi, que tu evitabas estar conmigo, que evitabas llegar a casa por tener algo mejor que hacer, que era un gran problema para alguien como tú, que para ti sería mejor dejarme morir allí— Misha quiso desaparecer, porque repetir todo lo que le habían dicho, le quebraba el corazón—. Dijo que nos había estado vigilando por mucho tiempo, que sabía que tu no me querías más, que podrías reemplazarme si te aburrías de mi, que solo querías a Charles por ser tu primer hijo— Misha no podía evitar hipear—. Fue realmente estúpido, quise golpearlo, decirle que era mentira pero, ¿y si era cierto? ¿y si tu ya no me querías como antes? No pude evitarlo, no pude evitar dudar, Logan.
Misha entonces tapó su boca y bajó la mirada, sin poder soportarlo más. Le dolía la garganta, cada palpitar de su corazón dolía, solo quería estar solo, o eso era lo que pensaba.
—Pensé ¿Qué tal si Logan no vuelve? Y me retracté, porque tu eres mi Alfa y recordé cada uno de tus besos; yo sentía que cada uno de ellos era en serio— Misha frunció su ceño, desesperado y sin poder parar de hablar—. Quise pensar que podría estar sin ti, pero me dolió el corazón. Quise pensar que no importaría si me dejabas, pero solo aumentaba mi miedo a perderte— El Omega volvió a alzar su mirada—. Logan, si no quieres estar más conmigo, yo lo entenderé pero... ya no puedo más con esto.
Logan se vio impresionado por cada palabra de Misha, pero su corazón se calmó en cuanto sintió como su Omega, quien lloraba desconsolado, dejaba esa gran carga en el aire. Misha se había liberado y eso había liberado a Logan.
—Oh, pequeño— Logan tomó entre sus manos el rostro del pelirrojo, acunándolo—. Hedeon tiene razón solo en una cosa: eres un gran problema— Misha quiso estallar en llanto, pero Logan le sonreía con ternura, cosa que rara vez hacía—. Desde que te conocí, supe que serías mi más grande problema. Desde que me miraste con tus curiosos ojos, esos ojitos que me vuelven loco, supe que serías el abismo más bonito al que le dedicaría mi muerte. Desde que escuché tu voz, no sabes lo mucho que me arrepentí de no haber caminado por esa calle antes.
Misha, por un momento, se quedó sin voz. No sabía cómo sentirse con respecto a las palabras de Logan, porque no entendía si eran halagos o se estaba burlando de su situación. Pero sus lágrimas no podían dejar de caer y todas terminaban por cubrir las manos del Alfa, quien se veía tranquilo.
—Pensé, desde mi adolescencia, que seguiría lo que mi padre había dejado. Pensé que moriría siendo un Mafioso, que no le temería a un arma apuntando mi cabeza, que estaría dispuesto a morir, porque no había nada más importante que la Mafia— Logan se reía ligero de sus pasados pensamientos, bajó por un segundo su mirada y suspiró, cosa que no dejaba de impresionar a Misha. El Alfa alzó la mirada de nuevo, mostrando esta vez un rostro más sereno, casi inexpresivo—. Pero entonces, todo eso cambió cuando tropezaste conmigo, cuando tiraste tu jugo en mi traje blanco y no supiste cómo disculparte. Me enamoré de ti, y supe que estaba perdido.
—Logan...
—Quiero que prestes atención a lo que te digo— ya Misha parecía un cachorro atento, solo que lloraba, tal cual niño—. Ahora tengo una razón para no morir, para volver a casa después del trabajo. Tú me has dado nuevas razones, nuevos pensamientos— Misha quiso interrumpir, pero su deseo de seguir escuchando las lindas palabras de Logan, le hicieron callar—. Odio a cualquiera que me regañe, que quiera pasarse de listo y juegue conmigo, odio que no me obedezcan, pero todas esas cosas son las que te caracterizan, y simplemente hacen que te ame cada vez más. Eres un niño mimado y caprichoso, eres tierno y caliente al mismo tiempo, buscas volverme loco y a la vez eres capaz de calmarme por completo.
Logan, viendo como los ojos del pelirrojo se volvían a aguar, peinó los rojizos cabellos con suavidad. Quería tomar entre sus brazos el cuerpo del Omega, abrazarlo, pero temía que se llenara de dolor. Logan pensaba en todo y a la vez tenía la mente en blanco.
—Cuando pensé que lo tenía todo contigo, que no podría ser más feliz, me dijiste que estabas en cinta— Logan recordaba ese momento como algo muy especial—. Lloraste igual que ahora, pero yo me sentí el hombre más feliz del mundo, y no porque tendría un hijo, sino porque sería de ambos.
—¿Por qué ahora me estás diciendo cosas tan bonitas?— Como un niño, el chico frotó sus ojos en busca de eliminar las lágrimas. Los ojos le ardían, quería dormir, pero con Logan a su lado.
—Porque estuve a punto de perderte sin darme cuenta— Se apresuró a responder el mayor, sintiendo por un momento un nudo en su garganta—. No volveré a decir este sin fin de cursilerías, porque no soy de hablar mucho y no me voy a acostumbrar, pero tuve miedo, mucho miedo, y eso ahora me hace decir tonterías.
—No son tonterías— Misha tomó entonces las mejillas del Alfa, ignorando sus adoloridos brazos—. No son tonterías, son cosas hermosas, son tus sentimientos. Son lo más bonito que tu, mi chico malo, podría decir. Nunca debí dudar de ti...
—No debí descuidar tu amor— el azabache besó la mano del pelirrojo—. Soy una horrible persona, así me entrené durante mucho tiempo, pero tu estás conmigo y eres la razón por la que daría mi vida— Misha quería estallar en llanto, de nuevo—. Así que no podría reemplazarte, porque la mayoría de las personas me caen mal— entre las lágrimas, Misha rio suave.
Y entonces el Omega se abalanzó hacia adelante, abrazando con cariño a su Alfa y empezando a dejar un sin fin de besos en su rostro. Logan suspiró aliviado, rodeó con uno de sus brazos la cintura del menor y tomó su quijada para que se centrara en sus ojos.
—Ahora sabes lo que pienso cada vez que te veo, cada vez que te enojas, cada vez que te toco o cuando te veo dormir a mi lado— Logan susurró contra los labios del pelirrojo—. No puedo pensar en otra cosa que no sea en un gran "Te Amo", una frase que de mis labios no sale.
Y finalmente unió sus labios con los del menor. Probó los labios dulces del muchacho, siendo un beso cariñoso en el que Misha se sintió contento, recuperó su ánimo y le fue más fácil ignorar su debilidad. El Alfa notó la sengre que se ocultaba en los labios de su pareja, notó un aroma ajeno que de inmediato quiso disipar, quiso intensificar el beso, pero eso significaba tomar con mayor fuerza el cuerpo del pelirrojo, quizá tumbarlo sobre los asientos, cosa que no podría hacer.
—Te amo, Logan— murmuró con cansancio el Omega, pero esta vez sonreía y dejaba que el azabache secara su rostro empapado de lágrimas. Se sentía un tonto, realmente un llorón, pero estaba con la persona correcta para ser así.
—Te amo, Misha— devolvió con afecto y una sonrisa ligera el Alfa, besando esta vez la frente del menor para terminar atrayéndole. El chico recostó su cabeza contra el hombro del mayor, dejó que su perfume llenara sus pulmones e intentó apegarse más a él.
En dicha posición, como supuso Logan, Misha se quedó dormido. Logan le acunó entre sus brazos como cinturón de seguridad y se mantuvo al tanto del rostro angelical del muchacho, pendiente igual del camino y calculando la hora de llegada. Eran las 2:28 de la madrugada, Logan a penas tenía sueño y sabía que pronto estarían en casa.
Pasada quizá media hora, Tristán habló a través del intercomunicador para avisar que habían llegado, para confirmar que nadie les había seguido y que estaban a salvo, cosa que Logan podía asegurar. Así que con cuidado salió de la camioneta con Misha encima, le había susurrado al chico que se aferrase a su cuello, éste en medio del sueño le hizo caso, y Logan terminó por tomar con cuidado los muslos del chico para adentrarse a la cabaña.
Al entrar a su hogar e indicarle a Tristán dónde dormiría, éste miró disimuladamente alrededor en busca de Johan, quien era su Omega. Logan se asomó entonces a la habitación de Charles para ver si el niño estaba bien y llamó con un siseó a Tristán, pues en la cama junto al pequeño niño, Johan dormía profundamente. El subordinado se apresuró a cargar con cuidado al Omega y agradeció con la mirada a su Jefe, pues no esperaba quedarse con ellos.
Johan no tardó en aferrarse a las ropas de su Alfa, de sonreír en medio del sueño por sentirle a su lado y Tristán, bufando con las mejillas coloradas, secó con cuidado las húmedas mejillas del castaño que
Logan siguió su camino hacia la habitación principal y estando adentro, con la puerta cerrada, besó la frente de Misha para despertarle.
—Antes de dormir, debemos bañarnos— comentó al dejar que el pelirrojo se pusiese en pie—. Quemaré esa bata— afirmó sin rechistar, viendo al instante como el menor se fijaba en la sucia bata que tenía salpicaduras de sangre. El chico de cabellos rojos asintió, somnoliento.
Estando dentro del inmenso cuarto de baño, Misha se dejó hacer de las manos de Logan, las cuales le desvistieron con gentileza mientras evitaba dormirse. Misha sabía que podía quedarse dormido de pie, pero lo evitaría, eso pensó en cuanto sus ojos se cerraron y al instante los abrió con sorpresa. Lo bueno fue que, al fijarse en Logan, este se estaba quitando sus boxers; lo malo fue que le estaba dando la espalda.
El Alfa se volvió a los segundos de sentir la mirada del pelirrojo recorrer su cuerpo, Misha se sonrojó y jurungó sus ojos en busca de disipar el sueño, pero al querer dar un paso al frente, todo su cuerpo tembló entumesido.
—Un buen baño caliente será perfecto para que puedas dormir tranquilo— sugirió el mayor, y Misha asintió sonrojado, sabiendo que en toda la ducha el Alfa le tendría entre sus brazos, pegado a su cuerpo, sin nada de tela entre ellos.
Logan abrió la llave de la ducha, el agua empezó a caer del techo como si se tratase de lluvia y esperó a que ésta se calentase, pero no demasiado. Tomó después la mano de Misha, lo ayudó a caminar hasta estar bajo el agua y el pelirrojo, aferrándose a las manos del Alfa, evitó cualquier sonido que quisiese salir de su boca.
Pero Logan se adelantó a su cuerpo, le capturó entre sus brazos y robó sus labios. Misha correspondió gustoso, el agua recorría su cuerpo para relajarlo y Logan se dedicaba a tentarle. El bien trabajado cuerpo del Alfa le pedía que le tocara y Misha, que usualmente seguía sus instintos, deslizó su mano con cariño desde la mejilla del mayor hasta su vientre, siendo incapaz de seguir su camino.
—Cierra los ojos— avisó Logan, casi burlón, y Misha hizo caso.
Pronto sintió que el agua dejó de caer, en su cabeza la espuma del enjuague le hacía cosquillas, las suaves manos de Logan acariciando su cabello. Después sintió como el azabache le cargaba con sutileza, luego estuvo sentado sobre una de las bancas que sobresalian del granito de la pared, el cual estaba muy frío.
—¿Logan?
Las manos del mayor entonces empezaron a masajear uno de sus pies, tal tacto subió por cada músculo de su pierna, llegó a su muslo y Misha quiso tapar su entrepierna por la mera timidez, pero Logan evitó aquello. Hizo el mismo procedimiento con la otra pierna, Misha no sabía si quejarse por el dolor o caer ante el sueño que volvía a atacarle. Logan rio ligero mientras continuaba con los masajes.
Así fue la media hora de ducha, Logan tocando, acariciando y mimando a Misha mientras este se dejaba caer en brazos del Alfa, mientras le sonreía y le besaba. Sin embargo, estando a punto de acabar el baño, Misha tomó desprevenido a Logan y se aproximó a besar su cuello, dejando allí una pequeña marca.
—Mucho mejor— comentó el travieso pelirrojo. Su cuerpo se sentía mejor, podía caminar con mayor facilidad y, sabiendo que había impresionado al Alfa, salió victorioso del baño, del cuarto de baño para especificar.
Logan, quien había quedado hipnotizado con el caminar del Omega hacia la puerta del cuarto de baño, se encaminó hasta acorralarle contra la puerta. Misha a penas se volvió para besarle la mejilla con cariño, en un susurro le agradeció por lo hecho y terminó por salir del baño. El pelirrojo pronto volvió a sentirse cansado, vio al Alfa salir del baño con una toalla alrededor de la cintura y se burló suave de él, evitando comentar.
Abriendo las gavetas, tomó un boxer y una camisa perteneciente al azabache. Su ropa para dormir estaba completa y estaba dispuesto a lanzarse a la cama, pero Logan le tomó entre sus brazos para ponerle una toalla en la cabeza. Logan planeaba secar los largos cabellos rojizos del menor y éste, tal cual niño mimado, se concentró en las gotas que caían del cabello azabache del mayor.
—Los moretones sanarán pronto— comentó el azabache—. Tu cuerpo no quedara marcado, por suerte.
—No hablemos de eso— Misha tomó otra toalla para secar el cabello del mayor—. Quiero dormir, quiero que me abraces y que me beses mucho. Luego me arroparás y besarás mi frente, será muy lindo— era obvio que el chico estaba siendo vencido por el sueño, porque de repente soltó una carcajada que enterneció al azabache—. Sí, soy muy caprichoso.
Y al sentir que el cabello de Logan estaba más seco, se lanzó a la cama en espera de que el Alfa pronto viniese a su lado. En cuanto se vio vestido, Logan suspiró profundo e hizo cada una de las cosas que Misha había pedido, aunque la ronda de besos había sido tentadora y apasionada, Logan decidió que debía guardar todo ese deseo para otro momento.
Apagaron las luces, Logan empezó a sentirse cansado al ver a Misha dormido, pero de repente la puerta se abrió y un pequeño niño Alfa se encaminó a su lado en silencio tras cerrar la puerta. Con cuidado, Logan cargó al pequeño Charles y éste, con traviesas lágrimas en sus ojos, prometió hacer silencio para dormir con ellos. Logan le dedicó una sonrisa mientras le abrazaba junto a Misha.
Ya estaban nuevamente los tres juntos.
---Fin---
Amores, tras un mes y medio sin Shots, este lo planee desde hace mucho. Perdonen que no haya escrito hard, pero no lo vi necesario, pero ya estoy manos a la obra con otro Shot.
Voten, comenten y si quieren saber más detalles de mis actualizaciones, pueden unirse al Grupo de Facebook. He estado más al tanto de las historias que de los Shots, me propuse metas con respecto a los votos pero creo que no las cumpliré xD En fin, espero que les haya gustado.
Besos owo
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