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Arequipe y Chocolate

~~Arequipe y Chocolate~~

   Nueva mañana y nuevamente estaba acompañado por Kagami a mi lado en la cama, aún estaba profundamente dormido y su pecho estaba a mi merced mientras me abrazaba de la cintura. Algunos ligeros balbuceos salían de sus carnosos labios mientras me apresaba más entre su ancha y acogedora espalda; sonreí por su posesivo gesto y, tranquilamente, miré la hora de reloj que estaba en la mesita de al lado de la cama.

-Kagami...- Susurré cerca de su oído; era un poco difícil que me soltara mientras dormía.

   Su ceño se frunció un poco y empezó a murmurar cosas que no entendí, realmente creo que maldecía por que tenía que ir a trabajar. A por cierto, mi nombre es Kuroko Tetsuya, tengo 23 años y, desde que cumplí mis 18, vivo con mi pelirrojo favorito, Kagami Taiga, uno de mis compañeros de baloncesto y ahora mi novio; reí levemente antes de empezar a picar su mejilla, se veía muy tierno al tener una de sus mejillas aplatada contra la almohada, era como un tigre durmiendo.

-Nee, Kagami- Dije en lo que picaba su mejilla y la halé un poco para fastidiarlo.

-Kuroko...- Balbuceó aún con sus ojos cerrados, provocando que sintiera como mis mejillas se calentaban-. Buenos días- Dijo al abrir sus ojos lentamente, sonriendo arrogante para mi.

-Buenos días- Saludé igual al acariciar la mejilla que tanto había molestado durante estos minutos. Su rostro seguía somnoliento así que, luego de una pequeña carcajada, besé sus labios tiernamente sabiendo que así recuperaría energías.

   Entonces sus brazos recorrieron mi espalda y una de sus manos apretó una de mis nalgas, haciendo que abriera la boca y así Kagami profundizó el beso que cada vez subía de nivel.

-Ka... Kagami- Murmuré interrumpiendo el beso, mi respiración estaba un poco acelerada y no podía distraer a mi Tigre de sus responsabilidades.

-Kuroko, hoy no hay trabajo- Mintió al pegar su frente contra la mía al posicionarse encima mío.

-No soy tan tonto- Reí al besar rápidamente su mejilla-. Ve a bañarte, yo haré el desayuno- Le sonreí serenamente, ganándome un bufido de su parte.

   Pasaron un par de segundos antes de que mi tigre se levantara y me levantara con él, su sonrisa permanecía en su rostro y yo no lograba evitar el sonrojo en mi rostro. Estaba a punto de decir algo, pero un intenso dolor en mis caderas se hizo presente y Kagami me agarró de los brazos antes de que me cayera... Ahora que me acordaba, ayer había sido domingo y eso había significado "voy a hacerte el amor hasta que sienta que estoy satisfecho", por parte de Kagami.

-Amo los domingos- Se burló mi pareja al cargarme de la cintura, acercando su boca a mi cuello.

-Cuando te deje en abstinencia... También te van a gustar los domingos, Tigre- Refunfuñé al sostenerme de sus fuertes brazos, viendo momentos después como hacía un puchero con sus labios, cosa que me hizo sonreír-.

   Terminamos debatiendo sobre cada domingo y no hubo cambio alguno, solo que ahora no sería capaz de salir de la cama ni siquiera; reímos debido a aquello y me acordé de que tenía que hacer el desayuno por lo que, mientras Kagami se acercaba a mí para besarme e intentar acostarme, le halé la mejilla para que despertara de su trance: Así son todos los lunes. Le mandé a que se bañara y, al verme solo, me puse mis boxers junto a una pantaloneta que había cerca de mi alcance, luego me encaminé a la cocina para empezar a hacer el desayuno.

---0---

   Serví el desayuno tranquilamente en lo que Kagami se vestía, desde hace un rato el agua de la ducha había dejado de caer y ahora mi pelirrojo debía estar con su uniforme ya puesto...

-Huele muy bien- Escuché la voz del recién nombrado detrás de mi cuando terminé de poner miel sobre las panquecas.

   Reí leve al sentir como me abrazaba de la cintura por detrás y así dejó que un par de gotas de su mojado cabello, cayeran sobre mi hombro.

-Pero tu hueles mucho mejor, Kuroko- Sonrió seductoramente cerca de mi oído, cosa que me erizó la piel.

   Volteé ligeramente para besar su mejilla y le indiqué que se sentara para servir los vasos con jugo. Al sentarme, pudé detallarle disimuladamente: su camisa blanca dentro de un chaleco ceñido al cuerpo, resaltando sus pectorales, junto a unos pantalones semi pegados a sus piernas de color negro y un par de convers rojas, viéndose casual y bastante atractivo para ser un camarero... No lo debería dejar ir... No! Fuera impulsos celosos!.

-Kuroko, ¿estás bien?- Preguntó Kagami al sacarme de mis pensamientos mientras él terminaba de comer.

   Rápidamente sacudí mi cabeza y sonreí, disimulando mis pensamientos hacia él. El imbécil rió por mi actitud y finalizó sus panqueques junto a su jugo.

-Nos vemos en la tarde, nene- Se despidió mi pelirrojo al ir por su bolso.

   Me levanté y me acerqué, Kagami me besó tiernamente en los labios, luego me besó en la frente. Le deseé que se cuidara y me respondió con un "Te amo" cariñoso y protector antes de salir del apartamento con su mochila.

   ¿Qué haría hoy? Un dulce no me haría mal pero primero seguiré durmiendo, aun tengo un poco de sueño y tengo todo el día para ir de compras. Inmediatamente me encaminé a la alcoba y me acosté felizmente en la gran cama para arroparme y cerrar los ojos.

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   Eran las 3:30pm cuando sentí el cuerpo acalambrado; me estiré y restregué mis ojos, luego me levante y me dispuse a bañarme. Terminé, me vestí y agarré un abrigo junto al dinero para ir al super. Estaba haciendo frío por lo que también me lleve una bufanda...

   Al llegar al super, me encontré con Kise, el cual andaba en mis mismas condiciones: Solo. Él me saludó con su enorme sonrisa y con el "-chin" al final de mí nombre que no podía evitar decir; hablamos un poco mientras elegiamos qué comprar: Kise compró lo que parecía ser para la cena junto con una tableta de chocolate para hacer chocolate caliente y una de chocolate con avellanas, cosa que es rara ya que su dieta es de muchas ensaladas y cosas integrales. Por mi parte, compré algunas cosas para hacer el almuerzo y la cena, agregué un frasco de Arequipe y algunas galletas, tanto de chocolate como de miel y de soda...

   Pagamos las cosas y salimos juntos, después de todo ibamos por la misma calle, solo que Kise caminaba un poco más hasta su apartamento; hablamos de cosas triviales, recordamos los juegos de basket de hace unos años y quedamos que volveriamos a jugar, que llamariamos a los demás y así volveriamos a enfrentarnos.

   ---0---

   Eran más de las 6:30pm y Kagami aún no llegaba... ¿Le habrá pasado algo? Traté de no preocuparme más de lo que estaba y menos en pensar en la estúpida de la camarera que quiere con él, la última vez que fui a visitar a Kagami al trabajo, la tipa esa se le pegó al brazo como un chicle, pero en fin, me encontraba viendo unas caricaturas mientras lamía una cuchara que tenía arequipe, estaba rico, me sentía a gusto con ese caramelo aparte de que tenía tiempo sin comerlo.

   Estaba empezando a disfrutar de mi postre cuando la puerta del apartamento de abrió y un tigre notablemente molesto entró por la puerta; me alegré de verlo pero se veía muy molesto y la sonrisa maligna que tenía quería decir que fue un lunes fuerte, no me gustaba que estuviera estresado a comienzo de semana... Rápidamente me levanté y dejé la cuchara a un lado, no me acordaba que andaba con una camisa de Kagami y unos boxers, por lo cual me sentí un poco avergonzado.

-Te ves lindo- Comentó el pelirrojo al cambiar la intensidad de su sonrisa, volviéndola más dulce y más cariñosa.

-Estas decaído- Hice un puchero mientras le miraba-. Te iré a calentar un par de hamburguesas- Dije con cierto ánimo.

-Kuroko- Me llamó al tomarme de la mano, luego me haló hacia él y me miró fijamente.

-Dime- Le sonreí al acariciar su mejilla, estaba un poco sudado.

-No tengo hambre- Murmuró cerca de mi boca, un segundo después lamió el borde de mi labio-. Tenías arequipe.

   Rió suavemente, pero seguía molesto. Traté de no darle importancia al calor de mis mejillas y me puse de puntillas para besar sus labios. Sus manos pasaron a mi cintura y yo rodeé su cuello con cariño.

-Cuéntame, ¿Qué pasó en el restaurant?- Pregunté en lo que le guiaba al sofá mientras él tiraba su chaleco a un lado ya que lo traía en la mano.

   Al final lo senté en el sofá, él se quitó sus zapatos y abrió un poco las piernas, me senté entre ellas y Kagami me rodeó la cintura con sus brazos para acomodar su cabeza sobre mi hombro, luego logré escuchar un pesado suspiro de su parte. Mi pelirrojo me contó su día: un cliente le había tirado agua encima aparte de que lo insultó y, para colmo, uno de los cocineros había faltado y a él le había tocado cocinar, por eso llegó tarde y sudado. Volví a agarrar arequipe con mi cuchara y me acomodé para seguir viendo mi caricatura mientras comía mi caramelo y me dejaba mimar de mi novio, eso por lo general lo animaba.

-Pareces un niño- Murmuró el pelirrojo cerca de mi oído, ya empezaba a alegrarse.

-Quiero animarte- Sonreí ligero-. Y las caricaturas son buenas para subir de ánimo junto el arequipe.

-Tú siempre me animas- Me besó el cuello-. Por eso te amo- Lentamente sus brazos me fueron volteando y así terminé de quedar cara a cara con mi pareja; aún se notaba decaído y eso me entristecía.

   Acaricié su mejilla y me acerqué para que fijara su mirada en mí, sus brazos me recorrían la espalda como si de un masaje se tratara, era relajante. Unté levemente mis labios con el caramelo y mi tigre entendió que quería que me besara, cosa que hizo a los pocos segundos con cierta necesidad y suavidad que había extrañado desde que se fue.

   Al terminar el beso, ambos estabamos jadeantes y sus manos me apresaban más a él, daban ganas de quitarle la camisa. Sin embargo, Kagami se me adelantó y empezó a adentrar sus manos dentro de mi camisa; cuando esta estaba lo suficientemente arriba, empezó a jugar con mis pezones. Agarró la cuchara de arequipe que tenía y la pasó por mi pecho incluyendo mis botones, realmente me sentía acelerado y que hiciera eso me estremecía; vi como el pelirrojo se relamía los labios antes de pegarlos a mi pecho, comenzando con mi pezon derecho y sacándome algunos suspiros y jadeos.

-Sabes muy bien- Sonrió-. Podría comer de esto toda la noche- Confesó con picardía, su lengua jugaba alegre con mis pezones y fue que sentí la erección de mi novio la cual pegaba con la mía.

-Ka-Kagami... ¿No que no tenías hambre?- Jadeé involuntariamente, mi mano apretó su hombro y la otra la pasé a mi boca para evitar lo que posiblemente sucedería.

-El Arequipe es una buena fuente de energía y tu estas lleno de él- Rió mi pareja y siguió jugando conmigo,  aprovechándose de que le quería animar y de que no le detendría.

   (...)

   Había llegado a casa, aún se sentía el frío de cada atardecer pero no tanto como para permanecer con los abrigos. Aomine-chin aun no llegaba y yo no tenía ni la menor idea de qué hacerle de comer, es un chico carnívoro y yo para hacer carne soy malo; decidí por hacer arroz y carne guisada con papa, es algo que me sale bien y que no se me quema, a Aomime-chin le gustará.

   Fue casi en un abrir y cerrar de ojos cuando ya la comida estaba lista, olía bastante bien y me enorgullecía el estofado que me había salido, le agradezco a mi abuelita por haberme enseñado. Ahora solo faltaba mi pareja para que le diera el visto bueno, a veces me emociono mucho por el idiota de Aomine-chin.

   Mientras esperaba, aproveché para hacer chocolate caliente, tengo años de no tomar chocolate caliente y me acuerdo que era muy sabroso; calenté la leche y coloqué un par de pedazos para que la leche empezara a pintarse del delicioso color oscuro y el olor inundara mis fosas nasales. Cuando estuvo listo, lo serví en mi taza y me dirigí a la sala, me senté en el sofá y prendí la televisión en busca de algun buen programa, lo dejé en Fox ya que estaban dando Como Entrenar a Tu Dragon 2, amo esa película.

   *Narra Aomine*

   Hoy me había tocado un turno extra, un compañero había faltado y me tocó ser su suplente, lo cual me obligó a quedarme un par de horas más en la comisaría. Kise se va a molestar por llegar tan tarde, pero hay veces en las que él sale tarde de su Estudio también, no habría porqué discutir.

   Ya cuando las horas habían pasado, un compañero me llevó a casa. Le agradecí y me adelanté a tomar el ascensor para llegar a mi piso, esperaba llegar y que las luces del apartamento estuvieran apagadas pero, al abrir la puerta con sumo silencio, escuché la televisión prendida y las luz de la cocina estaba encendida; proseguí hasta la sala para encontrarme con la grata sorpresa de que Kise se había dormido en el sofá.

-Como un niño- Comparé en voz baja mientras me quitaba la corbata del uniforme junto a la insignía policial.

   Tranquilamente me acerqué a mi novio y me posicioné encima de él, estaba dormido boca abajo y olía a chocolate; lentamente le di la vuelta, uno de sus brazos quedó sobre su pecho y el otro cerca de su refinado rostro, se veía tan lindo y apetecible que daban ganas de violarlo aquí mismo. Sonreí de lado, me acerqué serenamente a sus labios y con mi mano rocé su labio inferior, estaba suave, me acerqué más y olía a chocolate, delicioso, terminé por adentrar mi lengua en su boca e iniciar un beso que lo pueda despertar.

   Rodeé su cintura y sentí como Kise empezaba a corresponder mi beso, su brazo rodeó suavemente mi cuello y así terminó por abrir sus ojos color miel. El beso finalizó y besé su frente cariñosamente, aún se veía somnoliento y bastante tierno, perfectamente sensual e inocente para mis gustos; mi rubio jurungó uno de sus ojos, luego ladeo la cabeza quizá para ver la hora en el reloj.

-Estas llegando muy tarde- Murmuró al volver su mirada a mi.-

-Discúlpame, tuve turno extra- Susurré al sentir su mano acariciar mi mejilla, estaba fría.

-Te hice algo de comer..., pero ya debe estar frío- Comentó con cierta tristeza que hizó que desviara su mirada, sin embargo, sus mejillas estaban rosadas y estaba que se caía del sueño.

   Fue lindo saber que me hizo algo de comer, la casa no olía a algo quemado así que supongo que hizo algo muy rico.

-Mañana me lo llevo de almuerzo- Susurré cerca de su oído y acaricié su espalda con mi mano, apegándolo un poco más mi.

-Es peligroso estar a estas horas en la calle- Murmuró al fruncir un poco su ceño, cosa que le hizo ver más adorable.

-Discúlpame otra vez- Reí leve-. Hueles a chocolate- Le acaricié la mejilla y así vi como se frotaba suavemente contra esta.

-Me antojé de chocolate... Hoy salí muy temprano del Estudio-
Fue entonces que Kise recostó su cabeza en mi hombro y bajó lentamente su brazo hasta sus piernas.

   Sonreí; realmente es satisfactorio tener a alguien que te espere en las noches o que te regale su amor, alguien que aguante mi carácter se merece mucho y Kise se robó mi corazón como nunca esperé que pasara. Me quité de encima de mi rubio con cuidado y pasé mi brazo por sus piernas, dejando el otro brazo en su espalda, aproveché que ya estaba recostado en mi hombro y lo cargué de forma que no estuviera incómodo en mis brazos; apagué la televisión y me encaminé a la alcoba, acosté a Kise en la cama y me empecé a quitar la camisa en silencio, era hora de acostarse.

-Ao-chin- Me llamó el somnoliento Kise desde la cama.- Quiero abrazarte...- Confesó estando casi dormido, una confesión que me acaloró las mejillas.

-Kise, me tengo que bañar-Murmuré al dejar mi camisa a un lado, hacía frío pero estoy acostumbrado a eso.

-Entonces...- Bostezó-, te acompaño- Finalizó mientras se colocaba de pie y, torpemente, buscaba su paño.

-Kise, vuelve a acostarte- Le pedí en lo que me le acercaba, no sería mala idea verle desnudo pero era muy tarde.

-Entonces acuéstate conmigo- Me miró con un puchero en cuanto le rodeé la cintura, haciéndome tal petición en su significado más inocente e infantil.

-Bueno- Acepté después de un suspiro, sabría que Kise no dejaría de insistir-. A dormir- Ordené al tirar a mi novio a la cama, luego me acosté a su lado y le aprecé entre mis brazos.

-Te amo- Susurró sobre mis labios, mostrando una sonrisa risueña.

-Yo te amo más, Kise- Cerré la distancia entre nuestros labios, un suave tacto entre bocas muy relajante y con notable sabor a chocolate.

   Y así, caí ante las fuerzas de Kise por querer estar abrazado a mi. Su rostro se escondió entre mi cuello y casi a los segundos se volvió a quedar dormido, en cambio, yo disfrute verle dormir tan placidamente, un pequeño conejo ante un depredador, la descripción gráfica perfecta para nosotros. La luna iluminaba parte de la habitación, dándome la dicha de ver al chico que amo dormido junto a mi, alguien que supo como domar a un pantera o..., una pantera que se ganó el amor de alguien como Kise, un conejo.

  

   "Y así, aunque el amor esté lejos por un lapso de tiempo, siempre será amor. Uno de los dulces más ricos que existen, tal vez se lleguen a acabar, tal vez no... Solo hay que disfrutarlos y saberlos valorar. Pueden ser confusos, amores que no pensaste que vendrían a tu vida, que llegaron de la forma más inesperada posible y que deja sus frutos."

   (...)

-Ao-chin... ¿Cómo sería tener un hijo?- Preguntó el rubio entre balbuceos, claramente dormido a pesar de que la alarma hubiera sonado. El frío de la mañana era envolvente.

-Sería tan tierno como tú, conejito- Sonrió egocéntrico el moreno-. Y quizá tan buen deportista como yo-. Rió Aomine y así, depositó un beso en los delgados labios del modelo de revistas, arropándole tranquilamente y viendo la sonrisa que le dedicaba el más bajo.

   (...)

-Estás más gordito, Kuroko- Se burló Kagami de su novio mientras le acariciaba el estómago suavemente.

-He comido muchas galletas de chocolate y miel- Se acurrucó el menor entre los brazos del pelirrojo; la frase del mayor había sonrojado a Kuroko y, a pesar de que le gustaran, había estado más antojado de los dulces que veía por televisión.

   ---Fin---

   Holaaa! Aquí mi Capitulo para ustedes!!

   ¿Les gustó? No tiene hard, quise ternura uwu. En fin, muchos besos para todos! Los amo con mi kokoro!

   Comenten qué tal les pareció y denle a la estrellita que eso me anima OuO

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