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2012

Pedido de 2_Strawberry_9 luego de que le insistiera XD.

Y hecho después de quién sabe cuánto tiempo por falta de imaginación... Cómo odio cuando eso pasa.

Para las tortugas de 2012 utilizaré negrita.

Para que no se confundan, utilizaré los nombres enteros de la stortugas para referirme a las de 2012 y solo apodos para las Rise.

Bueno, ya saben a quien les pertenece los Oc que aparecerán a continuación, recuerden, K es mío XD

•°•°•°

K no a interactuando mucho con las otras ocho tortugas que se encuentran en la guarida, puede que de vez en cuando compartan miradas y saludos, pero en raras ocasiones logro entablar una conversación.

Se la pasaba más con Zack, Dannie y Michael, incluso con los fantasmas de los Rise.

Aún así logro empezar a llevarse bien con algunos, más con Leonardo, parece ser que él tenía un poco de curiosidad.

Los había ayudado a entrenar, revelando una vez más su estilo de pelea, al principio se habían confundido tanto que terminaron perdiendo, y fue difícil seguirle el ritmo ya que era demaciado rápido, pero Sōta había tenido menos problema que su hermano ya que también practicaba Breakdancing.

A hecho lo mismo con los demás, pero más allá de eso no ha tenido mucha interacción.

Sinseramente eso no le molesta, prefiere conocerlos de a poco y a su tiempo, no le gusta estar amontonado de gente.

La mayoría quiere acercarse pero realmente ninguno tiene idea de cómo hacer eso, solo pueden mirarlo de reojo o escucharlo hablar con Zack, Dannie y Michael.

Michelangelo parece ser el que más suerte tuvo.

–¡Hey Dannie! ¡Tengo una idea! ¿¡Que tal si-...!?– se interrumpió al entrar a la habitación ajena y recibir un trapo en la cara.

–No entres sin protección– Sōta le dió unos lentes para proteger sus ojos, algo que lo confundió por unos segundos antes de poder ver toda la habitación.

Estaban pintando con grafitty una de las paredes, y digo estaban porque K se encontraba con él.

El cazarecompensas se había ofrecido a ayudarlo luego de que Dannie compartiera su idea de pintar las paredes de su cuarto con aerosol.

La tortuga tenía un cintueron con múltiples latas puestas, unos guantes y un delantal, su antifaz ya no estaba y tenía un pañuelo al rededor de su boca.

Al verlo saludo y siguió con el dibujo, sin parecer muy interesado en conversar.

–¿Que era tu idea?– pregunto Dannie, empezando a caminar hacia su amigo para seguir con el dibujo.

–Bueno, quería decir que- ¡¡WOOOAAAHH!!– soltó imprecionado, mirando la pared a medio pintar y quedando encantado.

(Créditos al dibujante, y no me dejó recortar la imagen ;v)

–¿¡Ese es el maestro Mikey!? ¡Es increíble! ¡Totalmente increíble! ¡Wow, wow, wow!– las otras dos tortugas rieron, divertidas ante la emoción ajena.

–¡¿Verdad que sí!? ¡Ky dibuja increíble!– Dannie abrazo al mencionado, quien rio con divercion.

–¿¡Tú lo hiciste!? ¡Viejo! ¡Eres increíble! ¡Tienes que enceñarme!– dió saltos de emoción, estrellas de facinacion en sus ojos mientras se acercaba a él.

–Claro chico, ¿Ya sabes un poco de esto?– señaló la pared, Michelangelo asintiendo con emoción. –Bien– saco una lata de su cinturón, lanzandosela al menor, quien la atrapó de inmediato –¿Nos das una mano?–

–¡Sí!– salto de alegría, sin esperar un solo momento para empezar a parlotear sobre las ideas que cruzaban su cabeza.

Estar con Michelangelo hizo que fuera más divertido, con la tortuga soltando disparates y lo primero que se le venía a la mente, dibujando sus ideas y mostrandoselas con todo el orgullo del mundo, su emoción intensificandose cuándo oía la aprobación de Dannie y comenzaban a dibujar.

–¡Bien! Así se hace el salpicado– aprobó K al ver que Michelangelo intentaba imitarlo.

–¿¡En cerio!? ¡Que emoción, que emoción, que EMOCIÓÓÓÓN!– Festejo a grandes saltos, K y Dannie soltando la carcajada que había estado reteniendo por minutos. –¡K! ¡Eres el mejor maestro de todos!– el mencionado solo rio, dándole palmadas en la cabeza al menor.

–No chico, tú eres un gran aprendis– eso solo lo emociono más, dándole un gran abrazo y soltando agradecimientos a lo loco, lo típico de él.

–Bien hecho, ahora no te soltará más– rio Dannie, K voltandolo a ver.

–Lo se~– sonrió, logrando tener las risas de ambos.

{•°•°•°}

Leonardo estaba caminando serca de la zona de entrenamiento, esperando poder encontrar a Zack para pedirle que entrenarán juntos. Creyó poder oír las katanas cortando el aire, algo que le pudo confirmar que había alguien entrenando.

Se acercó a la entrada, dispuesto a esperar o quisas, solo quisas, interrumpir para poder unirse al entrenamiento, pero se quedó helado al ver que quién estaba ahí no era Zack.

K de alguna forma parecía casi volar con sus saltos y piruetas, moviendo sus katanas como si fueran cintas que cortaban el aire con un fino y fuerte sonido, la madrera siendo casi cilenciosa y limpiamente cortada cada que la hoja del arma apenas la tocaba. Era imprecionante sus movimientos fluidos y sin titubeos, el equilibrio y los reflejos.

Parecía ser que para él solo era un juego de niños, logrando llegar a la máquina que le disparaba para apagarla y poder descansar con un largo suspiro. Leonardo apenas pudo pestanear al darse cuenta de la rapidez ajena, puesto que nunca había notado lo tanto que se acercó a la máquina.

–Buenas tardes Leonardo– su nombre lo hizo salir de sus pensamientos, mirándolo por unos segundos antes de reaccionar.

Buenas tardes Kenji– había logrado saber el nombre ajeno gracias a Dannie, quien lo había dicho entre sus largas divagaciones.

–¿Necesitas algo?– pregunto acercándose, permitiéndose colgar las katanas en su cinturón –Si buscas a Zack él se fue con sus hermanos a la ciudad oculta–

«Se dió cuenta» pensó sorprendido, pero no lo mostró abiertamente.

–Ya veo, gracias. Ah, recuerdo que tu arma era distinta– dijo antes de olvidarse, mirando las katanas.

–Sí, esa arma me la hizo Li Jie, pero antes utilizaba Katanas... Recuerdo que decidí usarlas porqué Ima es fan de Leonardo Hamato– la tortuga de otra dimensión soltó una risa, divertido y ligeramente enternesido ante ese hecho. –Tú querías entrenar con Zack ¿No es así?– Leonardo nuevamente se sorprendió, preguntándose cómo es que la tortuga se daba cuenta de esas cosas –Sueles entrenar mucho con él, los he visto, a demás de que Zack me cuenta todos sus entrenamientos–

–Oh...– Leonardo se rascó el cuello apenas, sorprendió y un poco avergonzado de haberse imaginado al de antifaz blanco contar con emoción, algo que era en verdad muy probable.

–Puedes entrenar conmigo si no te importa, es un poco aburrido pelear contra la misma máquina– señaló con ligera resignación hacia atrás, dónde llacia la máquina sin energía.

–Oh...– Leonardo lo pensó por unos momentos, solo había entrando pocas veces con K, pero siempre había sido en grupo, se preguntaba cómo lucharia la tortuga si era un combate individual. –Claro, sería un placer– sonrió ante el ánimo que logro en el mayor.

Ambos se posicionarnos en el centro, separados por lo que quisas serían dos metros. Nadie de afuera daba inicio al combate, solo uno de los dos serie el primero en atacar.

Pasaron los minutos hasta que Leonardo decidió dar el primer golpe, ya habiendo esperado y estudiado lo suficiente a su contrario. Hubiera sido un golpe sertero si K no hubiera saltado hacia atrás, los siguientes ataques siendo de la misma tortuga, mientras la contraria solo esquivaba y observaba.

Leonardo se estaba cansando poco a poco, pero había entrenado lo suficiente para tener una buena resistencia, sus movimientos era fluidos, sus ataques rápido, la destreza de él era imprecionante, K podría admitirlo de todas maneras. Pero podía ver que estaba más consentrado en atacar y dar golpes serteros a cuidar sus puntos ciegos.

Era cuidadoso, precavido y daba una buena distancia desde su espada hacia su propio cuerpo, pero aún así parecia costarle atacar y cuidarse.

Así que la tortuga de caja aprovecho eso, esquivando y observando, empezando a entender las técnicas ajenas de una manera realmente rápida, sin nesesitar más que unos cuantos minutos antes de desaparecer de la vista de Leonardo, probocando que se detubiera y empezará a observar su alrededor en su búsqueda.

K cayó detrás de él con un cilencio anormal, pero no quería que la lucha terminara tan rápido, aún así, para su agrado, no tuvo que darle ninguna ventaja, ya que su contrario lo había notado de algún modo.

Es entonses que los ataques comenzaron, con Leonardo demostrando los años de entrenamiento y madureza, mientras que K tenía una especie de estilo más infantil y callejero, mostrando que utilizaba pasos que no entraban en la clasificación de “movimientos de combate” más bien, eran pasos de Breakdancing.

La tortuga logro reconoserlo luego de varios minutos gracias a que había visto a la tortuga de caja practicar junto con Dannie, pero no podía saber que movimientos utilizaría depsues ya que mezclaba la danza y la pelea, era realmente difícil.

De tanto intentar decifrar y adivinar perdió gran parte de su consentracion, empezando a tropezar en sus ataques e intentos de esquivar.

K en un momento se agachó y golpeó sus piernas, probocando que cayera al suelo y soltará su Katana. Antes de siquiera dar un salto y pararse ya tenía el arma ajena apuntando al medio de sus ojos.

Había perdido.

–Eres bueno, me imprecionas, sinseramente esperaba un poco menos– guardo su Katana y le extendió la mano, el menor aseptandola luego de recuperar el aliento.

–¿Te imprecino? Fui quien perdió, debería decirlo yo– y la verdad estaba muy sorprendido y curioso sobre las estratejias ajenas, quería saber cómo era tan silencioso.

–No por haberte ganado tengo que ignorar tu potencial, eres exelente, solo tendrías que practicar cuidar y bloquear tus puntos ciegos– Leonardo asintio, sonriendo.

–Gracias por el consejo– se inclino ante él, mostrando respeto –Y por el entrenamiento– completo enderasandose, pudiendo ver la sonrisa del mayor, pero para su sorpresa podía notar cariño y orgullo hacia él.

–No es necesario agradecer, pero fue un placer, deberíamos entrenar más a menudo, es divertido hacerlo contigo– sonrió comenzando a salir del lugar, siendo seguido por el contrario.

–Claro, me encantaría– ambos mostraban sonrisas.

Los siguientes entrenamientos ambos parecían demostrar nuevas avilidades, Leonardo cuidaba mejor sus puntos ciegos y se mantenía aún más alerta, mientras que K mejoraba su ajilidad y rapidez al punto de ser casi como un rayo.

{•°•°•}


Donatello es alguien tan difícil como Michael, reservado, algo gruñón, con un vocabulario demaciado sientifico al punto de no entenderle casi nada, incluso llegaba a ser algo grosero al ser demaciado directo y muy poco sensible.

Aún así K sabe que no debe perder la esperanza con ellos, mucho menos con los Donnie's, son difíciles pero hasta ahora había logrado llevarse bastante bien con la mayoría.

–Kenji– llamo de pronto el cerebrito, logrando que el mencionado se volteara y dejara su libreta con dibujos a un lado, mirándolo extrañado de que él en específico lo este llamando.

–¿Sí? ¿Que necesitas?–

–¿Tienes idea de dónde está Michael o el otro Donatello? Nesesito a uno de los dos– explico con una mueca, los había buscado y de verdad no tenía idea donde estaban.

–Michael está durmiendo y Donnie está entrenando con sus hermanos– sinseramente había tenido la esperanza de que pudiera ayudarlo un poco más.

–Oh no, ¿Es encerio? ¿Desde cuándo Michael duerme siestas?– parecio molesto.

–Desde que sus hermanos y yo decidimos turnarnos para “obligarlo” a dormir para que esas ojeras dejarán de parecer bolas de consorcio– Donatello hizo una mueca, empezando a forsar su cerebro para tener las respuestas a lo que quería –¿Que es lo que necesitas? Puedo ayudarte– el chimuelo pareció sorprendido y dudoso ante eso.

–¿Cómo podrías ayudarme? No es por ofender, pero apenas entiendes mi vocabulario– menciono confundido.

Puede que no te entienda a ti, pero sí entiendo tu trabajo, después de todo estube 11 años conviniendo con un cerebrito como mi Li Jie, en algo deverdia de poder ayudarte– el chimuelo dudo, pero decidió aceptar su ayuda luego de unos segundos, de todas formas no perdería nada intentando.

Le explicó de la manera menos sientifica que podía su problema, y era que no podía hacer funcionar un dispositivo hecho para almacenar energía y tambien reutilizarla.

–¿Dónde crees que esté el problema?– pregunto mirando los cables y las soldaduras.

–Es probable que allan sido los cables, pero no encuentro la falla– se veía frustrado, con el comienzo de una muy posible jaqueca.

–Mmm... La unión de los cables están bien, las conecciones con el aparato... Esto no va– señaló una tableta, los ojos de Donatello siguiendo la dirección para agarrase la cabeza con ambas manos, queriendo matarse al darse cuenta de su error.

–No puede ser ¡Era tan obvio! ¿Cómo puede ser que se me pasó por alto eso?– solo se había confundido en el número de cantidad, y eso que lo había repasado unas dos veces.

–Tranquilo, mi hermano cometía los mismo errores, Michael y Donnie también lo hacen, los he visto y oído quejarse. Cualquiera comete errores a decir verdad, incluso el más inteligente– sonrió con divercion, aliviado de haber podido ayudarlo aunque incluso hubiera sido algo muy simple.

–Supongo...– desvió la mirada, estaba agradecidos de que no se allá burlado.

–No te preocupes Don-don, es bueno pedir ayuda y cometer errores, después de todo es lo mejor que te puede pasar, si necesitas algo más puedes llamarme– sonrió antes de irse, dejando un tanto confundido al chimuelo.

–¿Don-Don?– ladeó la cabeza confundió, mirando su aparato antes de volver a ver a K, soltando una risa ahogado antes de reparar su equivocacion.

Quisas había subestimado un poco a K, la verdad habia tenido miedo de que lo viera demaciado intenso o quisas estúpido por sus pequeños errores muy obvios.

{•°•°•}

Rafael era alguien no muy tolerante, era fácil de enojar y no tenía el mejor carcater, pero sus hermanos sabían cómo manejarlo, y Leonardo era el qué más control tenía sobre él, pero no dejaba de parecer una relación de hermanos.

Aún así, K sabía que era cuention de tiempo, por alguna razón, tenía una gran habilidad para llevarse bien con la mayoría.

Así que ya no fue una sorpresa cuando ve que Rafael está solo, pareciendo gruñir por lo bajo y de mal humor como siempre. Y es entonses que se da cuenta que ahí tiene su oportunidad.

–¿Que tal esos gruñidos?– pregunto apoyándose en el resplado del sillón, pudiendo ver que el menor lo miraba de reojo con su usal ceño fruncido.

Mejor que nunca– bufo de brazos cruzados.

–¿Hay alguna forma de que estén mejor?– pregunto apoyando su cabeza en sus brazos, mirando como el contrario le gruñía.

¿Dejarme en paz?– enarco una ceja.

–Estoy seguro que si te dejo solo esos gruñidos solo irán en picada– Rafael solo rodó los ojos –¿Quieres golpear algo?– el rojo acintio luego de unos segundos, mirándolo extrañado –Mmmmm... Estoy seguro de que tienes mucha flojera para un entrenamiento, ¿Te sirve golpear árboles o algo que se mueva apenas?– Rafael frunció el ceño, está vez confundido.

–Por lo general–. Menciono con una mueca, su hermano Leonardo no se lo permitiría.

–¿No te importaría acompañarme para poder hacer que esos gruñidos estén más felices?– El de antifaz rojo lo miro por unos largos segundos antes de levantarse y esperar, K sonriendo y empezando a salir de la guarida.

No fueron a la ciudad oculta como Rafael pensó, empezandose a adentrarse en un bosque con grandes árboles y de colores algo brillantes pero no muy agobiantes para él, algo que de cierta forma lo alivio. Apenas unos dos kilómetros alejados de la ciudad K se detuvo, moviendo un par de ramas para despejarme la vista al menor, quien parpadeo sorprendido ante lo que vio.

Era un extenso prado con un árbol en medio de todo, raíces enormes con un tronco de gran tamaño y altura, sus ramas siendo tan largas y resistentes que no era necesario de un árbol más para ensombrecer el lugar completo.

Era imprecionante mirar las ramas desde abajo, las cuales tenían los dibujos tallados en su madera como si fueran venas, no había flores ni frutos, solo hojas de gran tamaño y colores vividos.

–Suelo venir aquí para calmarme, pero si no me ayuda utilizo el árbol como saco de boxeo. No te preocupes mucho, mi madre protejido el árbol con un hechizo de protección– Rafael parpadeo sorprendido, mirandolo por unos segundos antes de asercarse y tocar el tronco con cuidado, pudiendo sentir de alguna manera los años de aquella inmensidad. –¿Que harás?– ladeo la cabeza sinriente, pudiendo notar como el menor tomaba aire y estaba a punto de golpear, solo para después dejarse caer en las raíces de sentón, apoyado contra el tronco.

–Ya no... Me siento molesto– Murmuró algo confundido, sin lograr entenderlo del todo.

–Lo sé– camino hacia él, sentandose serca.

–¿Por qué me trajiste aquí si ni siquiera te intereso o algo así?–

Si no me interesaras no te hubiera traído, a demás de que es mejor desaserse de las emociones negativas, sé que estar enojado y ser gruñón es parte de ti, pero es bueno cambiar un poco la rutina– el contrario no dijo nada, solo manteniéndose tranquilo como rara vez le era posible.

–Hey– llamo y K lo miro, notando su ligero nerviosismo –Gracias...– desvió la mirada, luciendo algo incómodo.

–No hay de qué, ya sabes a dónde ir cuando te sientas así– sonrió un poco, Rafael pareciendo relajarse.

–Sí, por algo te agradezco– se permitió también sonreír.

A partir de ahí se llevaron mejor, Rafael ya no era tan gruño y exasperante, pero aún conservaba ese lado suyo que era tan familiar para sus hermanos, no había dejado de ser él, pero había mejorado un poco, y eso era lo único que importaba.

{•°•°••}

WUUUUUUUUUUU AL FIN AJAJJAJAJAJJAJA

perdón por tardar tanto Berry, no tendí idea de cómo hacerlo :"3 y eso que fui yo quien te insistió. De verdad lo siento.

Aún así espero te allá gustado mucho, a cualquiera que esté leyendo esto.

Gracias y nos vemos!

Bye!

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