Sucumbir.
N.A. No hay título de canción, ya que pasó algo gracioso, mientras escribía ya estaba usando una canción específica y boob, paso que casi terminándolo uno de los fetiches que por cierto no sabía que tenía salió a la luz, así que si eres algo sensible no leas este One Shot, aunque personalmente no creo que sea algo traumático la verdad, tal vez en algún punto a todos nos dio curiosidad o unos cuantos ya lo experimentaron.
Lean la nota final para aclarar unas cosas, por si no están claras, ya saben para dejar la sorpresa de que es ese "Fetiche".
Gracias por leer y se que algunos están de vacaciones al igual que yo, así que espero que se estén divirtiéndose.
Cualquier falta de ortografía me disculpó.
(...)
Hay una chica la veo todos los días por los pasillos de la escuela, es tranquila de mirada dura, nadie se mete con ella, ella no se mete con nadie, resplandece como mil estrellas sobre mi cabeza y no puedo evitar preguntarme si por esa cabeza suya alguna vez se a percatado de mi presencia. Se llama Annie, Annie Leonhardt como la esperanza misma en las palabras más insólitas, casi siempre arrastra con ella una mochila blanca que combina con su sudadera de mayor tamaño del mismo tono, tan pálida y brillante a la vez dándole aún más presencia a su cabellos dorados y sus ojos azules ámbar, era escandalosamente hermosa, te dejaba sin palabras en un parpadeo sentías que el aire se te iba una vez que escuchabas su voz grave, ronca y al mismo tiempo con un toque que aún no podía identificar.
Ella era nadie en todos los sentidos, creo que como yo o cualquiera de nosotros, hacia algo bien y los únicos que estaban concientes de eso eran ella misma y sus amigos, lo curioso es que a pesar de no ser considerada como nadie en esa clasificación en la escuela, Annie lo era todo para mí.
No hablo con ella mis nervios se alojan en la punta de la lengua y me impide poder procesar con coherencia las palabras, así que solo la observo tan cual acosadora.
Los momentos en la vida son ilimitados, claro podemos pensar que estarán presentes de diferentes formas o diferentes personas, el asunto aquí es que nada de eso es verdad, un días estás en tu cuarto comiendo una dona de chocolate al otro estás en un cementerio con gente que apenas conoces, no explicaré como llegué aquí, solo diré que la idea sonaba más divertido en mi cabeza.
Desearía que está noche durara para siempre.
Escuchaba las prácticas de mis compañeros del porque el amor se siente como mariposas en el estómago, que era especial, no lo entendía, no hasta este punto en donde sus ojos se toparon con los míos en medio de la noche, gris azulados contra azul invernal me congelaba en el suelo sin modo de escapatoria.
Ella me sonrió, una sonrisa de saludo más que de reconocimiento el acto envío mi pulso por encima de la adrenalina intente soltar un "Hey" con elegancia aunque salió más como un tartamudeo que la hizo reír, mis mejillas se llenaron de colores y su risa lleno mi estómago de mariposas que quise golpear duramente contra el pavimento, entonces ella siguió su camino con lámpara en mano.
—Eso fue todo un fiasco.— Ymir me rodeo con su brazo juguetonamente, arrastrandomé con ella.— Ciertamente sentí pena por ti.
La pecosa era mi mejor amiga aunque hasta yo aceptaba que era una idiota.
—¿Sabías que estaría aquí?— Cuestione en cambio, no pareciendomé extraño que insistiera tanto en que viniera. Su respuesta vino con un chasquido de lengua, Rode los ojos.— Odio que hagas esas tipo de cosas.
Y es que era el maldito colmo, La castaña siempre buscaba una forma de ponerme cerca de Annie,a veces le agradecía otras veces notaba que efectivamente el destino no la quería junto a mi ya que pasaba algo que me impedía, ya sea ser su compañera de banca o de tareas, estar cerca de ella. El esfuerzo de la pecosa era reconfortante ya que no llegaba a nada.
Pero esto es diferente la luna por encima de nosotros me hizo darme cuenta de que es como si estuvieramos en una obra y que tal vez ambas seamos la pareja principal.
—Lo siento.— Ella se disculpo con una sonrisa, los ojos ya no fijos en mi.— No quería estar aquí sin alguien que me ayudara.
Sonríe de lado, mirando la dirección en donde ella miraba.
—¿Cuando le dirás qué tus bragas le pertenecen?— Me burle acariciando su estómago, ella se tenso haciendo una mueca.
—Eres tan pedante.
—De acuerdo, ahora no te gusta el chiste.— solté una pequeña carcajada habiendo mi cabello a un lado.— Ve por ella, Mir, no seas una cobarde como yo. Mira la luna sobre nuestras cabezas, esto puede ser terrorificamente mágico.— Volví la vista en donde Historia Reiss estaba, su cabello recogido combinaban perfectamente con su sudadera grande color azul, azul como sus ojos, llevaba un pantalón gris casi de deportes y temblaba tan cual cachorro, estaba algo apartada de los demás aunque era normal en ella a pesar de sus amigos, ella me hacía recordar a mi cuando salía; Apartada del grupo escuchando el cuchicheo a medias con los audífonos puestos.— Solo pienso que es el momento de que hagas tu jugada.
Y ya sería muy estúpido si Ymir no me entendiera, la vi ponerse derecha apartandose de mi, se restregó las manos con algo de miedo y nerviosismo, pose mi mano en su hombro dándole confianza y realmente lo entiendo yo aún no puedo cruzar palabra con su amiga.
Es tan irónico que a ambas nos gustará las rubias chaparras del salón, casi me quiero reír de eso, en cambio le di un pequeño empujó espantando su miedo, la vi moverse lentamente luego con confianza hasta alcanzar a Historia.
Así fue como ellas comenzaron a conversar por primera vez.
En mi caso, no fue nada fácil a pesar de que la noche se sintió eterna, parte de esa eternidad se debía al revoltijo en mi estómago a causa de las tumbas a mi alrededor o en el peor de los escenarios que cada vez que intentaba acercarme a la chica alguien me interrumpía bruscamente, el mundo me odiaba, y estaba consciente de eso.
—¿Cuánto tiempo llevamos caminando?— Sasha Blouse, una joven dos años mayor que iba en quinto semestre Pregunto, llevaba una extraña capa verde con un símbolo en la espalda bastante cool pude escucharla perfectamente a pesar de que atraves de mis audífonos sonaba una canción casi post apocalíptica, me pareció gracioso ponerla para darle más peso a esta tétrica escena.— Siento que moriré en cualquier segundo.
No pude evitar sonreír.
—Ya casi llegamos.— Su amigo Connie le dijo, Connie va en mi salón aunque nunca he hablando con el, tiene una fuerte conexión con mi hermano Eren la cual aún no entiendo.— Solo espera y verás, te prometo que al final comeremos algo rico.
Ciertamente estaba algo perdida, Ymir me arrastró aquí sin darme siquiera una idea del para qué, así que aquí estoy caminando en medio del panteón con desconocidos-conocidos. Pero a decir verdad no me siento paranoica ¿Por qué lo haría? En sus rostros solo veo bondad disfrazada de rudeza, más al ver en dirección de Jean que parece el típico chico bravucón del cual sales huyendo en los pasillos y a decir verdad lo pensé así varias veces, hasta que le defendió de Reiner Brouse en una ocasión, justificamos que mi forma de ser no tenía que ser de su incumbencia.
Jean se volvió muy cercano a Armin después de eso, como si ambos tuvieran la misma ideología. Siempre he pensando que cada quien tiene su cada cual, no se cómo escribirlo o darlo a entender, en cualquier caso solo veía los rostros de mis compañeros de escuela alumbrados por las luces de las linternas con Ruelle de fondo y no pude evitar darle un significado mayor.
Por primera vez en mucho tiempo sentí que pertenecía a algo sin la necesidad de participar como tal.
(...)
Vi las estrellas sobre mi cabeza con benevolencia contando cada una de ellas, su brillo me daba calma me llenaba de vida lentamente, solo tenía que Exhalar e Inhalar para notar que el incienso alrededor le daba una atmosfera más reconfortantemente al ambiente, como si la muerte también fuera un arrullo para los humanos, la calma se sentía a pesar del dolor que hubo en las lágrimas que se derramaron en cada lámina.
La realidad era más confusa de lo que en realidad puedo entender, la gente se divierte de tal manera que se puede considerar impropio y Ciertamente no veía nada malo en entrar a una propiedad privada, no me mal entienda la mamá de Eren, Carla me dio muchos valores el tiempo que estuve con ella, aún así se, hasta yo sé, que de vez en cuando es bueno romper algunas leyes.
Suspiré poniéndome de pie acercándome al grupo de chicos que sorprendentemente me saludaron con una sonrisa, creo que vagamente escuché a Connie pregunta de mi tardanza.
—¿Le declarabas tu amor a las estrellas, o que?— Ymir me dio un pequeño golpe en el hombro cuando me senté a su lado.— Me dio la impresión de que se sonrojaron ante tu mirada caótica.
Algunos se rieron por su mal chiste, yo sonríe en su dirección susurrando.
—¿Que hay de ti? Por fin mi mejor amiga tendrá su primera novia.— Ella se sonrojo violentamente lo que me hizo reírme fuertemente.— Woow tus pecas resaltan tal cual constelaciones, si nadie te quiere por ello, yo lo haré.
—Idiota.— Me sonrió divertida.— Para que sepas, está idiota de aquí tiene una cita mañana.
Alce mi puño para chocarlo con ella alegre, ya era hora.
— De acuerdo.— Annie empezó, trague saliva lentamente ante la forma en como se paseaba por las persona, parecía un sargento en medio de sus soldados, ella se veía como una diosa bajo la luna colorada.— No puedo creer que tantas personas vinieran a esta locura, pero de igual forma se les agradece, aquí está la cosa... Tal vez sea un poco irrespetuoso divertirnos con la muerte, aunque eso lo hace más excitante.— ¿Para quien? A mí me provoca algo de repudio del cual no puedo descifrar. — Eventualmente es decisión suya si quieren hacerlo o no... Haremos pares para esta "actividad" en la cual consiste en buscar por todo el panteón una bolsa con las pruebas resueltas de todos los exámenes posteriores.
Junte las cejas, diría que eso es tentador, teniendo en cuenta que una noche en vela compensaría todas las noches posteriores de estudio para los exámenes ¿Ella que gana con hacer todo esto? Note la euforia en los demás dándome un pequeño escalofrío en la espalda.
—¿Por qué harías algo como eso?— Cuestione, mi voz no sonó temblorosa como esperaba en cambio me regreso la vida al darme cuenta que sonó como la auténtica yo, clara y directa. Annie no me contestó pero sus ojos ámbar se fijaron en los míos grises.— ¿Que consigues dándonos las respuestas de los exámenes?
—¿Mikasa? ¿No?— Ella sabe mi nombre, claro vamos en la misma clase.— No te estoy pidiendo que te quedes, cuestionarme el hecho no hara que diga las cosas.
Eventualmente no me importo lo que me dijo ya que tenía razón. Sonreí lentamente una confianza ciega llenando la boca de mi estómago.
—Hagamos esto entonces...— Me puse de pie acercándome a ella, sus ojos me analizaron de pies a cabeza por un segundo me sentí las pequeña.— ¿Te gustaría hacer equipo conmigo?
Ella se río lentamente, una risa que podría considerarse sexy.
—La tímida tomando ventaja...— Debo suponer que piensa que yo pienso que se que ella escondió las bolsas, realmente no lo creo así, hay algo en sus ojos que me indica de igual manera que no sabe dónde están las mendigas bolsas, lo que me causa más curiosidad de saber todo esto.— Aunque no la tomarás de mi.
Me pase la lengua por los labios algo resecos para poder hablar por un milisegundo pensé que ella dirigió sus ojos la lugar la euforia, la éxtasis y el nerviosismo de estar tan cerca de ella me hacía delirar.
—Se que no sabes dónde están.— Me encogí de hombros.— Somos las únicas que no tienen pareja.
Y era verdad ella miro a su alrededor de reojo, notando que los equipos ya estaban formandos, tal vez no lo pensó muy bien o 'Realmente lo pensó bien' el caso es que en ese momento yo me sentí con la suficiente confianza para dar algo.
Ya que uno no sabe que puede pasar entre tanta oscuridad.
—De acuerdo.— Ella suspiró lentamente, su aliento de menta golpeando un poco contra mis labios, me mordí el labio inferior extrañamente con la boca seca, retrocedí un paso confundida, esto era algo nuevo, si dije que había una chica, aquella chica que está enfrente de mi pero hasta este punto yo sabía que era más platónico que físico, su aliento, sus ojos en mi solo hicieron que algo se encendiera dentro de mi. Ella sonrió lentamente sus dientes perfectamente alineados.— Pareces nerviosa ¿Ya te dio miedo, Ackerman?— Mi apellido entre sus labios sonaba tal cual Coppelia.
—Para nada.— No tenía miedo, bueno tal vez solo no podía comprender mis emociones, malditas emociones carnales.— ¿Cuáles son las reglas?
Ella parecía divertida por mi rostro lo examinaba lentamente sus cejas finas, doradas se juntaron un poco el único tic que mostraba en su normalmente estoica expresión.
Si dije que la miraba mucho.
—No hay reglas.— Annie paso por un lado de mi tocando mi hombro con la palma de su mano, la mire de reojo.— Tal vez una, no se concidera tal cual una regla, pero dicen que tenemos que tener cuidado con el guardia del cambio de turno.
—Espera...—Ymie la interrumpió, ella me miro de reojo dándome una disimulada sonrisa.— Me estás diciendo que no hay fantasmas o algo por el estilo.
—Tienes que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos.— Historia aporto mirándola de reojo, estuve de acuerdo.— La idea de fantasmas suena tan a película.
—Ya, entonces pensemos que es un Jack...— Solté una carcajada recordando al tipo con máscara de jockey y la cierra, a qué buena peli. Ame enseguida el comentario de Sasha.— No te rías a mí me dio miedo esa película.
—Lo siento.— Me disculpe estoica alzando los hombros sin mucha molestia.
—Si, supongo que si eso los tiene más motivados, piensen lo que quieran.— La rubia contesto con una sonrisa juguetona.— Entonces ¿Que esperan? Una invitación, vamos.
Y cada grupo se fue por su lado.
¿Quién lo diría? Una maldita búsqueda por unos papeles daría vuelta mi mundo sin oportunidad de regresar a casa cuerda o por lo menos sin parte de mi inocencia.
(...)
—Asi que...— Annie rompió nuestro incomodo silencio de forma sutil.— ¿Siempre eres así de callada, o solo conmigo?
Ladee la cabeza, evitando pisar una pequeña planta en el suelo.
—Aun no agarro confianza.— Susurré detrás de ella.
Ella hizo una extraño chasquido con la lengua.
—Eres como cualquier chica "Tímida"— Volteo el rostro para mirarme.—Dime ¿Acaso en el sexo seras como en las novelas?
Mis mejillas se llenaron de rosa, no sabía contestar a eso, yo estaba segura que una vez que pasar el momento ya sea se vuelve incómodo o mi cuerpo se llevará por si solo, de todas formas la pregunta está fuera de lugar en todos los sentidos.
—¿Que tipo de cosas lees?— Cuestione un tanto divertida, volteando solo un poco las cosas.
—Me gusta las novelas con detalles, aquellas que son precisas y saben que punto tocar en tu corazón.— Ella alumbró el suelo para evitar que pasáramos por una tumba abierta.— Son las que me regresan parte de mi alma, las que me dicen que hay diferentes formas de amar, odiar y obsesionarse con alguien, como si lo demás no tuviera sentido... ¿Tiene sentido?
Sus palabras me hicieron sonreir. Lo tiene. Al final en cada libro hay tantas perspertivas del mismo personaje, ella puso palabras en sus labios como yo en mi mente, ante mis ojos por esos breves momentos solo desee que nunca dejará de hablar sobre algo así, parecía pasión, pasión estratosférica.
—¿Hay otra cosa que tenga sentido?— Casi me resbaló con la caca de perro en la tierra, lo que hizo que se fuera por un momento lo que iba a decir ella me tomo del codo antes de que callera riéndose fuertemente, me uni a su risa una vez que su rostro sonriente me dejó sin aire, un ángel cuidado de los muertos.— Gracias por ayudarme.
—Ten más cuidado.— Susurro soltandomé, había algo raro en su expresión una vez que ambas nos calmamos.— Sigamos, me da la impresión de que ellos ya encontraron la bolsa.
Negué acomodando mi cabello para quitarmelo de la cara.— No lo creo, ya estaríamos escuchando su euforia...— Me quedé un momento en silencio viendo su espalda analizando partes que hasta ahora me hace poner las mejillas rojas al recordarlo.
Ella parecía calmada todo el tiempo, lo juro a veces solo a veces, las escenas de ese momento regresan a mi mente y me dicen que no pude haber hecho algo mejor.
—Eso que dijiste fue hermoso.— Por fin lo solté, poniendo tímida.— Quiero saber de ti.
La vi tensarse. ¿Desde cuándo esto se volvió un relato de misterio?
—No hay mucho que decir.— Su voz sonó apagada por una milésima de segundo.— Ya sabes, soy Annie, tengo 17 y ya, no hay nada más.
—Todos tenemos ese "Algo más".— La detuve del hombro con delicadeza, no sabía cuánto tomaría de nuevo establecer una conversación con ella.— Cuando lo encuentres házmelo saber.
—Eres un tanto metiche, Ackerman.— Asenti en su dirección no escondiendo lo evidente.— Eso puede ser un fastidio, no Quiero que seas un fastidio.
—Las que tienen los audífonos puestos aprenden a escuchar de igual manera.
—Eso no tiene sentido, la música siempre suena más alto que las voces.
Sonríe de lado.— ¿Quién dijo que yo reproducía la música?
Ella golpeo la palma de su mano contra mi estómago se me salió un suspiro involuntario temblando bajo su tacto, se quedó en silencio mirándome y la analice de nuevo, no me importa si la gente me dijo una vez que era demasiado rápido para besar a alguien, para querer a alguien, no podía importarme menos ahora. Estaba enfrente de la chica que vi por tanto tiempo, amando sus palabras, sus gestos y la forma en la cual mi cuerpo reacciona lentamente a sus caricias involuntarias.
Estaba perdida en sus ojos ámbar donde el fuego y el hielo se unieron sin dejarme escapatoria.
No la conocía eso no evitaba que quisiera besarla malditamente mal.
—¿Hay alguien ahí?— Una voz masculina nos saco de nuestro trance, Annie me tomo de la muñeca arrastrandomé dentro de unas rejas color rojo, que estúpidamente estaban abiertas.— Juro por dios que si son de nuevo ustedes chamacos del demonio los mandare al mismísimo infierno.
—Veamos si puede, viejo panzón.— Recosi la voz de Connie a una distancia prudente, puse mi mano en mi boca para no reírme.
—Maldito chamaco pelonchas.— El grito de regreso corriendo en dirección a la voz.
—¿Vienen muy Seguido aquí, no es así?— Le pregunté divertida, Annie me miro desde su lugar, la luz de la luna le dieron directamente en los ojos dándole un singular toque de vampiro, se encontraba sería.— ¿Pasa algo?
Ella alzó la palma de su mano, llena de sangre parecía haberse cortado con algo, me preocupe enseguida.
—Dejame ver.— Examine la herida, no era tan profunda y gracias al cielo ella no fue tan estúpida como para recargar su mano en su palma, saque un poco de papel que siempre cargaba conmigo y antes de que limpiará la sangre ella me detuvo.—¿Que carajos?
Sus ojos azules me miraron tan fijamente que me sentí tan intimidada.
—Quiero probar algo.
En un movimiento ella se acomodo en mis piernas extendidas, aún con la palma ensagrentada sin tocar nada, la tomé por inercia de los muslos para que no se callera, mi corazón martilleaba en mi pecho y apenas podía respirar, ella paso la punta de su dedo por la sangre tomando un poco de ella, acto seguido sentí el tacto de su dedo Pintando los mismo con la sangre, el sabor era algo metálico pero no malo, suspiré lentamente contra su dedo, ella gruño por unos segundos y atacó mis labios con algo de violencia, lentamente me fui consumiendo en su sabor mezclado con la sangre.
Y juro que yo no sabía que eso me encantaría en el futuro.
Repartió besos por mi cuello lentamente, llenando mi cachete de su sangre cuando me tocó esa zona, suspiré deseando más de lo que me estaba dando, regalándole el completo control sobre mi cuerpo, ella mordió mi hombro lentamente, mi cuello, el lóbulo de mi oreja y mi labio inferior antes de separarse, sus manos sobre mi cuello las mías sobre su cintura, el rastro se sangre en sus labios solo hizo que me sintiera diferente en todos los sentidos.
—¿Que fue eso?— Relami mis labios, guardando su sangre en mi sistema.— Mi aire de Gótica te hizo sentir extraña.
—Tal vez.— Posó otro beso en mi cuello, estaba tentada a hacer cualquier cosa con ella en este momento.— La idea de hacer eso me surgió en el momento que te vi parada enfrente de mi.—Junte las cejas confundida.
—¿Hace un momento?— Cuestione acariciando su estómago, ella me dejaba, yo no podía detenerme.
Negó con la cabeza, tomando mi cabello entre sus manos.
—En el momento que entraste por el salón de clases...— Ella jalo lentamente el lóbulo de mi oreja susurrando en mi oído después.— Desde ese momento, supe que tenía que experimentar estás cosas contigo, pareces de la tipo de persona que la curiosidad puede más que la razón.
Me deje caer sobre el suelo extrañamente limpio con ella encima de mi, se acomodo de tal forma que su piernas rodearon mi cintura y me dieron una visita privilegiada de su cabello algo revuelto, me acerque para besarla de nuevo, adicta a ella sus besos eran el éxtasis que necesitaba para darme confianza, así que la tomé, esa noche la tomé y dejé que me tomara lentamente entre sus manos hambrientas me llenará el cuerpo de sus besos sagrados regalandomé una caricia por una palabra no eran de amor eran palabras que sonaban en mi habitación a veces entre sueños dónde ella me decía una y otra vez que no podía escapar de ella, que sería suya aunque la odiara.
Me regaló la más metálica primera vez que alguien pudiera pedir y lo ame, lo ame con cada poro de mi piel, ella me regaló el sabor de la sangre y la piel de alguien más y me dio más de eso, cada vez más...
Hasta que mi mente y mi cuerpo dejaron de sentirse como uno dejándome en el olvido, dándome una mirada diferente de todo.
Ella era el fuego y yo el combustible y mientras más me sucumbiá ante ella notaba que yo sería su muerte y ella sería la mía, lo sabía también en el fondo de mi alma no era más que una extraña obsesión que me cree a base de su sangre en mis labios, sabor metálico quedando en la punta de mi lengua en cualquier recuerdo que tenga.
Esa era Annie, esa era aquella chica que veía en los pasillos.
(...)
N.A. Cuando escribí, "Me regalo la más metálica primera vez" me refería a que no con palabras textuales que Annie le regaló más de su sangre en el momento que tuvieron sexo y como ya saben, la sangre tiene un sabor medio metálico con algo más que no logro definir.
A bueno, espero les gustará, yo feliz de que lean esto y realmente estoy curiosa con que cara pondrán.
Gracias por leer y los los 3.05k, dios mío. Realmente les juro que aunque sean pocos no puedo creer que llegue tan lejos, algo debí de haber hecho bien.
Otra cosa, vean Carmilla (2019), sabrán porque carajos puse esa escena, si pueden lean el libro es bastante bueno.
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