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Somebody.

N. A. Regresé de nuevo, ¿Cómo estan? Bueno antes de empezar con mi nota debo decir que esto no está corregido así que si un nombre lo escribí mal, me disculpó, ahora sí.

La idea de este One Shot surgió de una imagen, pero no salió como tal aunque el resultado final me encantó, debo decir que me emocioné tanto con esto. Ya extrañaba escribir de este forma, no se, se volvió mi consuelo... Cómo sea, debo aclarar que los acontecimientos no son exactos ya que no recordaba bien como se hicieron, pero es una vaga perspectiva del Cap 122 hasta el 132 si no me equivocó, aquí nadie muere lo juro.

Así que muchas gracias por leer y espero que lo disfruten como yo ame escribirlo.

Es un One shot largo, así que si eres flojo para leer no es para ti... Sobre avisó no hay engaño.

Casi se me olvida, quería subirlo a causa de los 100 votos pero de un día para otro subieron a 120 así que yo muy feliz por ello, se los agradezco chicos.

(...)

"¿Puedes verme? Porque estoy justo aquí. ¿Puedes escucharme? Porque he estado tratando de hacerte notar; Lo que significas para mi..."

El mundo bajo mis pies temblaron cuando la muralla comenzó a caerse, pude notar a Armin a mi lado suspirando con preocupación, La niña castaña que mato a Sasha, cuyo nombre aún no puedo recordar comenzó a protestar una y otra vez sobre alguna cosa que no pude entender, mi mente se quedó en la última frase que ella dijo en un latido de corazón, observe la expresión de sorpresa de mi amigo de ojos azules.

—Fues justo cuando Eren activo el retumbar.— Las palabras de la castaña resonaron en mi mente, cada vez más fuerte.

Trague saliva lentamente, temblando por dentro... La angustia, el Anhelo y la esperanza corriendo por mis venas, solo podía darme cuenta de lo jodidos que estábamos del mundo viéndose en pedazos antes nuestros ojos, pero sus palabras se repetían en mi cabeza tal cual disco rallado.

—Eren dijo que cualquier cosa que se endurece, tiene que romperse.— Armin comento lentamente.

—Annie salió del cristal.— Susurré y por un segundo sentí que no era verdad, no después de tanto tiempo, por un momento pensé que solo era producto de mis diferente versiones de la realidad.

El mundo empezó a hacer estragos en mi mente, aquella consciencia que casi nunca fue muy sensata llenándose de tinieblas borrando el pasado, dándome un dolor de cabeza constante con ideas y recuerdos fuera de contesto. Desde que ella se encerró en ese maldito cristal llegan los sueños de una vida que alguna vez quise tener, de un universo paralelo en donde yo sería alguien, alguien después de la muerte.

Solo tuve que observar en dirección en donde el titán enorme de Eren surgió de entre las cenizas para darme cuenta de que...

No tenía tiempo para dudar más, haremos esto juntos, seremos alguien juntos.

—Supongo que es momento de que cambiemos la historia.— Ayude a Armin a ponerse de pie, la castaña que ahora recuerdo que su nombre era Gabi me miro con sus grandes ojos cafés llenos de una infancia perdida.

Vi en el sus ojos la sombra del recuerdo de las muertes que vio, de las que provocó, del remordimientos surgiendo por si vientre y brillando en el reflejo de sus orbes cafés; Ella era una niña perdida como lo estuve yo en su tiempo, y ¿Falco? Fue el único que la cuido a pesar de que su caparazón frío solo mantenía a la gente alejada, por alguna extraña razón su temor, el sueño de volver a encontrar a su amigo me hizo pensar que si el retumbar era parte de esto de la estúpida unión que fue la atmosfera destructiva entre nosotros acayando nuestras ideas pasadas y dando paso a una forma diferente de entenderlo todo.

El cielo era el límite, nosotros éramos el límite. Jean, Connie, Sasha (Que aunque su recuerdo invada mi mente, ella merece ser nombrada) Hange, Levi, Hitch, Historia, Ymir y Annie.

El alboroto después de que Eren dio marcha al Retumbar dejo un nudo en mi garganta, tan perdida como la primera vez que entendí lo que era el amor, aún así en medio de intentar escapar de los titanes estaba cansada sentía mi cuerpo pesado por la confusión, a lo lejos podía ver la sombra de Hange y Levi frotando como si aún estuvieran aquí, el recuerdo de los acontecimientos antes de la disputa bailando en mi mente, Yelena diciendo con palabras firmes que ambos estaban muerto, yo no lo sentía de ese modo... Se sentía tal falso, fue más real el vernos reflejado en medio de la nada y del todo, con la vo de Eren en todos lados diciéndonos que éramos libres, que yo era libre. Las últimas palabras que vinieron de el aparte de las anteriores fueron que me odiaba.

Aún tengo un nudo en el estómago por esa palabra.

—Tenemos que movernos.— Le dije a Jean una vez que salimos de ese extraño simulacro, todo se sentía tan extraño una vez lejos de las pisadas de los colosales.— Buscaremos sobrevivientes en el camino.

—¿A dónde iremos?— Armin pregunto a mi lado.

—En donde empezó todo. En donde pudimos tener un momento de paz e inocencia.

"Para sentirme como alguien, hemos estado en camino a ninguna parte, intentando llegar allí y yo digo; Vamos a demostrarlo..."

Annie se había ido una vez que llegamos, las pisadas en el suelo nos dieron a entender que era reciente, entiendo que ella no esperara por mi ¿Por qué lo haría? Aunque de cierta forma me preocupa que ande sola por el rumbo, aún no estoy segura si ella escuchaba todas las palabras que le decía cuando venía a visitarla... Hitch era la única que lo sabía, la pequeña chismosa fue lo único que oculto en las visitas de Armin también, no sabía que el contaba el, tal vez lo mismo, o solo eran palabras que Bertholdt le hacía decir.

!No!

Armin no era Bertholdt, Armin es mi amigo de la infancia que tiene voluntad propia... El no es un esclavo como yo.

—Hay cosas que aún no puedo entender...— Connie explico con la boca llena, estábamos alrededor de una mesa con algo de comida en ella, yo me mantenía alerta por cualquier cosa, miraba de reojo de vez en cuando a Falco y Gabi, los niños de Mayler parecían no saber que hacer ante nuestra presencia.— ¿Por qué Eren se iría marchando si más?

Éramos demonios ante sus ojos al final del cuentas.

—¿Por qué no?—Una voz leve nos hizo saltar de nuestros lugares, me tense por unos segundos al momento de que el aroma de la persona me llegó a las fosas nasales.— Lo único bueno de todo esto, es la comida... Los pequeños placeres de la vida.

—Annie.— Murmuré Mirándola de reojo.— Fue más fácil encontrarte de lo que creí.

—Estoy segura de que te tomaste la molestia en buscarme Ackerman.— A ella nunca le caí bien, aún así, yo la quería ¿Masoquista? Un poco.— Cualquier cosa que tenga que ver con el cuerpo de reconocimiento no lo quiero... Estoy aquí por un motivó, ahora pueden irse.

—¿Te crees tan especial?— Jean ironizo.—Tanto tiempo metida en ese cristal te dejo estúpida.

Ladee la cabeza mirando a mi compañero. Annie lo ignoro por completo.

—Todos somos parte de un motivo.— Saque unos billetes de mi uniforme y me puso de pie, los demás me siguieron.— Somos los últimos que quedan, no estaría mal tener a la titán femenina de nuestro lado.

—Eso no me interesa de igual forma.— Ella se limpió la comisura de sus labios con sus cachetes infrados.— Me importa una mierda lo que tengan planeado.

—Ya lo creo que si...— Recargue ambas  manos en la mesa alrededor de su cuerpo, su espalda casi rosando mis pechos.— Se que no me dirás tus motivos, te puedo prometer que sea lo que sea te ayudaré con ellos, solo te pido que nos ayudes...— Ella volteo su rostro en mi dirección, sin rastro de comida alguna, sus ojos azules tan hermosos como la última vez que los vi, mi pulso se aceleró cuando se acercó más en un pequeño susurro que solo ella y yo pudimos entender.

—Escuche lo que dijiste estos años, lamento lo de Sasha pero solo quiero descansar. Dejaré de pelear.—Trague saliva, un asentimiénto lento de mi parte, ¿Así tenía que ser? No podía obligarla a quedarse para la inminente guerra, aún así el recuerdo de la conversación en la cocina me vino a la menta, sentí mi mano temblar ante el suspiró que soltó en mi rostro, por la forma nula que el aire se sintió fue lento.

—Alguna vez recuerdo que en un momento de armonía entre ambas...— Comencé, la sentí analizar todo mi rostro sin idea algún de que pasaba por su mente por un momento sentí que no existía nadie más que ella y yo.— Tu mencionaste que aquel anillo que llevas en el dedo era un recuerdo de tú padre, algo que te dio para defenderte. En el momento que susurre aquellas palabras antes de que cayeras lo vi en tus ojos, los ojos de la verdad, del miedo, de la traición, desolación, culpa y algo que jamás podré olvidar; Decepción... Y lo supe, tú no tenías a nadie más que tú padre ¿Él es el motivo por el cual dejaras de pelear? Si quieres mantenerlo con vida tendrás que pelear.

Annie tenso su rostro, apretando la mandíbula con enojo contenido.

—Yo no soy un demonio.— Gruño haciéndome suspirar.

—Eres un monstruo y yo soy una bestia...  Haya afuera hay tantas personas buscando la forma de regresar a casa...— No, no estaba desesperada diciendo estás palabras, pero fuera de la forma en como miro a Annie, ella también merece tener su momento de paz, ese momento que perdió cuando ingreso aquí a Paradise.— Nosotros somos parte de esas personas, te ayudaré a regresar a casa.

Observé la forma en como su mente desarrollaba una idea, negó unas cuantas veces como para si misma y suspirando puso su mano en mi pecho justo donde estaba mi corazón, solo esperaba a que no pudiera sentirlo latir desbordado, me apartó con delicadeza antes de comenzar a caminar en dirección a Armin.

—No confío en ti Ackerman en cambio...—  Armin le dio toda su atención una vez que estuvo cerca.— Se que eres un buen chico.— Se enfoco en el rubio a ambos les brillaron los ojos al verse.

¿Pensaron que ella gustaba de mi? No, supe que estaba enamorada de mi mejor amigo mucho antes de que ella misma lo supiera.

...

—Esa la señal de Jean.— Connie dijo una vez que nos acomodamos en el escondite, mire hacia mi cuello en donde el calor de la bufanda que no estaba me hizo temblar.

—Me encargó desde aquí.— Me puse de pie saliendo con tranquilidad.

La gente se podía ver alrededor de nosotros espiando los acontecimientos, algunos tenían miedo, otro ovariaban a mi hermano como si fuera un mesías. Note el seño fruncido de Jean, en su mano una arma negra de cañón largo.

Me hice la desentendida acercándome a él, los ojos cafés de Flosh me recibieron con una pregunta silenciosa, sus labios se partieron levemente por la sonrisa que me mostró.

—Mikasa Ackerman.— El ovario con los brazos abiertos, algunos me ovachiaron, otros me insultaron aquellos que sabían que nunca estaría de acuerdo con esto.— Me alegro que por fin te unirás a nosotros.

—Todo por Eren.— Mi voz sonó como caso siempre, lo que le hizo gracia al chico.— ¿A qué viene todo esto?

El se movió lentamente entre mi cuerpo y el de Jean, analice el gesto de Yelena y Onyankopon, como siempre la rubia parecía bastante tranquila en cambio él hombre de color sudaba un poco lo que la verdad me parece entendible, iban a hacer una cosa tan estúpida en nombre de algo más estúpido. Me moví justo a tiempo para esquivar el hocico del titán carreta, sentí un poco de pena ver las piernas volando de Jean en cuando lo puso en su boca, golpe a un hombre en la cara y me solté del agarre chafa que pusieron sobre mi, casi tuve ganas de reír de sus caras tan poco realistas.

Me límite a salir corriendo, esperando que aquella chica no se hubiera comido a mi amigo.

..

—Lamento hacerte pasar por esto.— Hange se disculpo con un babeando jean en cuanto lo vió, los chicos se mantenían tranquilos, sus rostros rosados me indicaban que querían reírse.

Casi me río de la pregunta que me hizo a Pieck con el enjuague vocal, no era momento para eso. Me aparte un poco mientras ellos conversaban y descansaban, era aún medio día, así que cualquier cosa que tuviéramos que decir lo diríamos más tardes, no me puedo acostumbrar ver tantas caras conocidas sin la cara de aquel que fue mi hermano, suspire pasando una mano por mi cabello. Él reflejo del sol dió directo en los ojos de Annie qué hablaba cómodamente con Armin, mi amigo sonriendo tal cual mil soles.

—Debo cambiarte esto.— Susurre en dirección a Levi, el no abrió los ojos pero se quejo un poco por el paño húmedo en su rostro.— Lamento molestarlo capitán.—Un suspiro de su parte.— Usted y Hange son los únicos que quedan para mantenernos cuerdos, me gustaría cuidarlo, sin ustedes nosotros no estaríamos aquí.

Un gruñido está vez, solté una leve risa acomodando la venda en su rostro, removi su cabello y me dispuse a irme.

—No eres tan bestia como aparentas.— Annie comento mis ojos se fijaron en los suyos, ella parecía muy tranquila recargada en aquel árbol multicolor a causa de los reflejos del atardecer, a pesar de mis genes Ackerman no pude sentir su presencia.— La Mikasa de mi sueño interminable en el cristal, se sentía Hostil, no había forma de que Eren no estuviera pronunciado en tus palabras en ocasiones, aún hasta la fecha no entiendo que tenía que ver tu presencia con tus relatos, a veces eras cálida, otras frías, otras solo me acompañabas en silencio analizando tu alrededor... Todos tienen la duda de que si serás capas de matar a Eren en el momento que tenga que ser.

Era eso, eso era lo que la hizo mirarme.

—Le hice una promesa a la tía Carla.— Mi voz sonó lejana deje de mirarla el brillo del mundo dándome un poco de su éxtasis.— Le debo esto a Eren y después; Decidiré por mi cuenta.

Annie no dijo nada por unos segundos, cerré los ojos disfrutando de éste momento, sentía que era el único en dónde estaríamos en paz.

"Vamos a dejar ir todo, Reteniendo nuestros sueños Y tratar de hacer que cobre vida, Vamos, déjalo brillar para que puedan ver qué estábamos hechos para ser Alguien..."

Cuando llegamos en busca de Kiyomi Azumabito ellos ya estaban adelantados a nosotros, me pareció un poco descarado que tuvieran la decencia de usar nuestros uniformes, se sentía como una miseria mientras nos equipabamos. Hange parecía manoblear algo con su compañero y Levi que ya había despertado me miraba de vez en cuando lo que de cierta forma se me hizo raro.

Debo atribuirle al dato que cualquier cosa que pase al final, estaba dispuesta hacer lo que fuera necesario.

—Se ven demasiados.— Hange bajo casi rodando del pequeño barranco en dónde se subió.— Y Levi aún sigue muy lastimado.

—Puedo hacerlo cuatro ojos.— Levi chasqueo la lengua terminando de amarrarse las correas del equipo tridimensional.— Pensaremos en algo, siempre lo hacemos.— Miro en dirección a Armin que le regreso la mirada, a su lado Annie se encontraba muy concentrada detallando su uniforme (Ya que Eventualmente tuvo que encontrar la forma de lavarlo, ya que el anterior estaba mojado) como si no pudiera creer que estaba portandolo de nuevo me recordó a un niña pequeña con su nuevo peluche.— ¿Estás de acuerdo Mikasa?

¿De acuerdo a que? ¿En qué momento Levi dejo de hablar?

—¿Eh?— Tontamente Cuestione, estaba algo perdida y confundida.

—Ellos creen que hacerse pasar por sus aliados los haría bajar la guardía.— Pieck Salió del cuello de su Titan y me miro, la carne del mismo cubriendo su rostro.— Que fue lo que hicimos cuando rescatamos a Yelena, no creo que sean tan estúpidos para caer de nuevo.

—Puede.— Estuve de acuerdo con ella, no hay motivos para confíar en nosotros.— Por algún extraña razón Floch tiene la idea de que ha ser amigos íntimos de Eren, tenemos que unirnos a el, así que nos diaria tiempo de igual manera si lo intentamos.

—¿Que haremos nosotros? — Falco cuestióno levemente, se veía un poco mejor después de toda esa transmutación en Titan, el niño me caía bien.— No podemos quedarnos aquí y verlos luchar, no nos criaron para huir.

—En eso mismo radica el problema.— Hange comento con un tono dulce.— Son unos niños aún no están listos para esto. Tu y Gabi se quedarán con Pieck.

Ninguno de los dos protesto aunque note el brillo en los ojos de Gabi, Falco la detuvo antes de que siquiera digiera pio.

—Su idea es una cosa estúpida.— Yelena comento, sus ojos analizando a cada uno de Nosotros, su voz estaba en mi sistema por la forma en como nos dijo sin censura sin remordimientos, nuestros errores, tal vez esa cachetada en el rostro fue a lo que nos llevó a todo esto.— Sin embargo Floch también lo es, si moriré por los menos espero darle un buen golpe a ese hijo de puta.

En otras circunstancias me hubiera reído, pero la seriedad del ambiente me hizo pensarmelo dos veces.

Armin, Hange, Levi y yo nos encargamos de formar el plan, era algo chusco pero en cierta medida conciso, avergamos todas las posibilidades que teníamos, los pro y los contra (que para nuestra desgracia había más contras). Una vez terminando lo marcado me despedí de Armin con un abrazo, se que el lo haría bien de todas formas siempre le cubriría la espalda.

Me acerque a Annie qué hablaba con Reiner sobre unas cosas supongo, me puse algo nerviosa intentando disipar el temblór en mi voz, llame por su nombre ella me miro de regreso su cabello rubio estaba amarrado está vez (No como la noche anterior en donde comimos estofado con una pequeña fogata) le Susurro algo a Reiner que me regaló una pequeña sonrisa y se fue.

—¿Que pasa Ackerman?— Ella cuestióno levemente, ladee la cabeza un poco sin saber que decir ¿Que decirle? No éramos muy cercanas que digamos, y por alguna extraña razón yo estaba colada por la niña más pequeña, trague un poco de aire para hablar.

—Solo quería decirte que te cuidaras afuera.— Señale las casas en el muelle.— Fuera de que eres el Titan femenino, te necesitamos aquí...— Era un claro explícito, te necesito aquí cuyo vocablos no podía decirle. Me acerque un poco jugando con mis manos, note la forma en como me miraba y me dió ternura ver qué tenía que alzar el rostro para hacerlo.— Cuidare de ti, solo tienes que llamarme.

Era muy arriesgado asegurar eso, pero era la única forma en la cual aprendí en demostrar mis sentimientos independiente de que no sea correspondida por ella, ella tenía que saberlo tarde o temprano y yo como buena cobarde que soy evitaba el tema.

Sus ojos observaron cada parte de mi rostro, aquellos Orbes azules marcaron trazos diferentes en mi rostro, en mi cuello y en mi cabello como si no pudiera imaginarse que yo estuviera diciendo esas palabras. Si supongo que mi moda de cabello corto no me hacía más atractiva, pero soy un soldado no alguien que busca ser atractivo a ojos de los demás, pero estaba cuestionadome un poco si a Annie le parezco atractiva.

—Gracias.— fue lo único que dijo antes de irse, y las palabras se quedaron conmigo dándome ánimos.

—De acuerdo estamos listos.— Pieck informó con ojos cansados.— Es hora de movernos.

...

Sentí un jalón en mi cuerpo al dispararme con fuerza contra la ventana del recinto, los hombres de Floch llegaron a mi altura intentando detenerme pero fui un poco más rápida golpeando su mierda fuera de ellos, llame a la señora Azumabito dándome cuenta que tenía sangre en el rostro lo que me hizo preocuparme un poco. Floch salió por la ventana anunciando nuestra llegada, ventilandó nuestros nombres por encima de nuestras cabezas.

—Mikasa.— Ella dijo, yo le sonríe un poco.

—Tenemos que irnos, ahora.— Corrí fuera de la habitación con la Azumabito y sus compañeros detrás de mi, me distraje un poco evitando uno que otro de ellos.

Los alcance por las escaleras notando que nos esperaba apuntando sus armas, no tuve mucho tiempo en llegar hasta ello para ver cómo una bala cruzaba sus cabezas, caí justo a tiempo en el cual ellos cayeron, Hange me llamo venía con el lindo hombre de color y Gabi, me hizo una seña para que la siguieramos.

—¿Me estás jodiendo?— Sorprendentemente la que pregunto eso fue la niña, nos encontrábamos en una esquina viendo todo el desastre afuera, Annie, Reiner y Pieck se había convertido en tirantes para darnos más tiempo.

—No, para arreglar el motor de la avioneta nos llevará tiempo.— Hice una mueca por la contentacion del hombre.

—Lo arreglaremos en el camino, enfoquemonos en conseguir el barco.— Hange comento pensativa, ya que efectivamente no podíamos ir directo por la avioneta.

—Les informaré a los demás sobre ello.— Salí de mi escondite pasando por algunos de ellos, sus cuerpos volando me recordaron a las mosquitos carroñeros, mate a uno que estuvo a punto de atacar a Annie y me recargue con delicadeza en su rostro, sus ojos titánicos me miraron curiosos.— Cambio de planes, tomaremos el barco, ayúdanos a llegar hasta el.

Me aleje aún mirándola, Annie asintio lentamente antes de moverse de lugar. Me acerque a Connie, Jean y Armin que se notaban confundidos por la cantidad de soldados que había, dije lo mismo que a Annie y ambos hombres se fueron cerca de Hange, Armin se quedó conmigo mientras nos adentravamos a esquivar y matar a los soldados faltantes, la tristeza se marcó en el rostro de mi amigo, a estas alturas ya no podíamos evitar hacerlo aunque él tenía la esperanza de que se evitará. El aún tenía esperanzas de un mundo mejor.

Quería darle eso.

Sostuve a Annie entre mis brazos evitando que se lastimará más, el esfuerzo que hizo para quitarnos de encima junto a Reiner era reconfortante.

—¿Te duele algo?— Le Cuestione mientras subía por la pequeña rampa, los diversos colores en el barco me distrajeron un poco, ella no dijo nada tal vez no quería hablar conmigo.

—Descansen por el momento.— Hange dijo con una pequeña sonrisa, sus ojos se pusieron triste en el momento que me vieron, estaba evitando tocar el tema pero sabía que eventualmente tenía que hacerlo.— Annie, tengo que hablar contigo.

Me tense sosteniendo con fuerza la cintura de la chica. Junto las cejas confundida, y las palabras que salieron de los labios de la comandante la hizo sacudirse y moverse en mis brazos intentando no llorar, intentando no golpearla. Le sostuve el rostro entre mis manos.

—Tranquila.— Susurre, sus lágrimas derramándose entre sus ojos me hizo sentir horrible.— Buscaremos la forma de contactar con el...

Ella se apartó bruscamente y escupió algo de sangre por el esfuerzo.

—Confie en ti.— Me señaló molesta.— En tu puta promesa de que regresaría a casa y ahora ya no hay casa en la cual regresar porque no detuvieron esto a tiempo.

Ahora sí quiere detenerlo, cuando hace unos días parecía casi de acuerdo. Los demás se quedaron en silencio detrás de nosotros, me disculpé con ellos antes de arrastrar a Annie fuera de la habitación.

"Estoy tan cansado de ser invisible
Pero lo siento, Como un fuego debajo de la superficie, Tratando de liberarme Ardiendo dentro de mi Porque ahora estamos en el borde; Es un largo camino hacia abajo..."

Ella se quedó dormida una hora después, en dónde me insulto, me llamo tramposa y se desquitó con uno que otro golpe, se resigno a seguir notando que no lograría nada lastimandome físicamente, aunque sus palabras si me habían dolido un poco.

Acaricié su cabello antes de salir de su habitación, su tranquilidad me trajo un poco de paz la sombra de su dolor se volvió mi dolor.

—Hey.— Jean apareció a mi lado con algo entre las manos.— Toma debes comer.

Se lo recibí gustosa con una sonrisa, mordiendo el trozo de pan gustosa.

—Queria comentarte algo.— El parecía nervioso, hizo un gesto con la mano para que continuará.— Se que puede sonar cruel, pero no me siento del todo mal por lo que le pasó a Annie...—Lo entendía, el perdió a más compañeros a causa de ella, que yo.— Pero a ti si te pesa ¿Por qué?

Mire de reojo la puerta cerrada donde estaba Annie y arrastre un poco a Jean.

—Me gusta.— Fui franca con el, la forma en como me miro me dió algo de miedo, sin embargo continúe.— Desde que estábamos en los entrenamientos, me gustó la forma en como a ella no le importaba nada que disfrutará de los dulces tal cual fuera el único motivo en ella para ser cálida, estoy enamorada de la forma en como sus ojos brillan en diferentes tonalidades nunca un azul exacto, nunca una emoción exacta. La chica perdida que le contó a una extraña sobre algo más profundo que un anillo, de la niña que fue antes de no sentirse ser alguien, de la historias que contaba y ella pensaba que nadie la escuchaba, yo lo hacia...— Lo mire con una mueca triste.— Me gusta la chica que no puede ser mía.

Jean me regaló un abrazo de consuelo, dándome su hombro para llorar, y me permití llorar por todo, no solo Annie, si no Por el desastre del retumbar por el miedo que tenía y lo fuerte que tenía que verme, por los sueños que no me deja dormir, por la sangre entre mis manos que se lavan pero aún puedo verla como mil soles reflejados en ellas, lo odiaba, a veces odiaba ser una Ackerman porque es como si no pudiera morir, viviendo a causa de los sufrimientos de alguien más. Maldita sea. Jean fue mi refugio en el momento que toque fondo.

...

Hange ya sabía a dónde se dirigiría Eren, o lo supuso por la horda explosiva que pasa por el lugar, se sentía aún más tétrico que antes al parar en el puerto solo teníamos que esperar paga arreglar la avioneta y todo estaría mejor, lograremos la forma de estar mejor.

Era de noche las estrellas brillaban por encima de nosotros dándonos caricias con sus luces tintineantes, tenía entre mis manos una caja con el equipo tridimensional en busca de Annie no estaba muy segura si iría con nosotros sin embargo no perdería nada intentandolo.

La encontré sentada mirando los barcos en el muelle, el agua debajo de sus piernas con tono negros, azules, blancos y uno que otro reflejo del color de los barcos y las luces lejanas. Llevaba su típica sudadera blanca más grande que ella y los pantalones del uniforme, su cabello no estaba recogido.

—Hey.— Susurre dejando la caja a un lado y tomando asiento.— Es bonito ¿No?— Ella se Llevó las rodillas al pecho ignorandome, lo veía venir a decir verdad.— Traje el equipo para ti, aún no usas el nuevo traje...

—No lucharé.— Ella me corto lentamente, me quedé callada en la espera de algo más que tenga que decir, la mire de reojo cuando la sentí mirarme.— Ya no tienes tu bufanda.— Posó sus ojos en mi cuello, estirando la mano para tocarlo me tense confundida a causa del gesto.— No me acostumbro a verte sin ella...— Claramente estaba cambiando de tema.— ¿Por qué no la usas más?

Ella aún seguía con sus caricias, trague saliva mi garganta se movió por el gesto lo que la hizo detenerse curiosa.

—La uso.— Me aparte un poco, su toque me quemaba, el escalofrío llegaba hasta la punta de mis dedos, quería tocarla... Pose las manos en la manera para evitar el acto y continúe hablando.— Debes en cuándo, para recordarme lo que este mundo significa.

—¿Aún amas a Eren?— Su pregunta me saco de contesto, solté una pequeña risa.

—Amo a mi hermano.— Comunique mirando el cielo estrellado.— Todo este tiempo pensé que era un cariño diferente como el que compartes con Armin...— Sus mejillas se llenaron de rosa, descubrí otra faseta de la mujer a mi lado que me hizo encariñarme. — Podrás ser fría pero era bastante obvio. Te gusta Armin ¿No es así?— Ella no dijo nada, me puse de pie tomando la caja entre mis manos.— Cualquier decisión que tomes a partir de ahora se debe a tu voluntad como persona Ans no importa que tan difícil sea ver el mundo sin la persona que más quieres, vive por esa persona como si lo demás no valdriéra la pena.

El azul del cielo por la mañanas no era tan hermoso en comparación con el azul de sus ojos, aquellos que ahora mismo me miraban desde el suelo con lágrimas contenidas.

—Te extrañaré cuando todo termine.— Comenté antes de seguir caminando con el nudo en mi garganta no se porque mis palabras sonaron como despedida.

—Espera.— Ella me sostuvo del brazo con algo de fuerza, su tacto se volvió cálido después de unos segundos. Señaló la caja entre mis manos.— ¿Cómo se pone esto?

—Casi igual que el informe normal...— Deje la caja en el suelo, sacando el uniforme negro.— Solo que al ser lates cuesta más trabajo de acomodar, tendrás que pedirle a alguien que te ayude.

Ella tomó mi mano que pasaba por el borde el uniforme para estirarlo un poco distraída por el color tan oscuro que apenas note que me jalaba con ella.

—¿Que haces?— Cuestione curiosa, ella me miro sobre su hombro y mi corazón dejo de latir por unos segundos, Annie me sonrió, me estaba sonriendo ¿Por qué me estaba sonriendo? Había visto esta faseta de ella cuando hablaba con Armin, Reiner, Hitch y Bertholdt pero nunca conmigo. Lo que me confundió y me espanto a la vez.

—Quiero probarmelo y me ayudarás.— alce una ceja ante su euforia.— Quita esa cara si voy a morir, moriré viéndome bien.

La idea de que ella muriera no me gustó para nada, pero su sonrisa se me contagió un poco, así que sonreí en su dirección, sus pasos se detuvieron haciéndome chocar con su espalda y rodear mi mano libre en su cintura, su rostro medio volteado en mi dirección quedó muy cerca del mío, ¿Por qué el mundo me odia? El rojo de sus labios algo resecos me pedía a gritos besarlos.

—Lo siento.— Susurre con la mejillas rojas, apartandome para darle espacio.— Creo que hay un baño por este lugar.

Ella parecía confundida por su propio acto, miro a todos lado y se tocó el pecho suspirando, por un momento pensé que era por la cercanía que tuvimos de igual manera borre eso ya que solo tenía miedo de que alguien nos viera y lo mal interpretada todo.

—Ve vamos, antes de que se haga más tarde, madrugaremos mañana.— Le sonríe señalando el pequeño letrero en la puerta, está vez no la toque en cambio solo camine para abrir la puerta.— Primero las damas.

Ella se rió.—Eres una idiota.

Sentí de nuevo mis mejillas llenarse de rojo y las mariposas llenando mi estómago, ahora mismo quiero nadar lejos para alejarme de todos estos sentimientos.

La Vi adentrarse a un cubículo y su mano se asomo por debajo de la puerta para que le diera el uniforme, no pude evitar pensar que no alcanzaba por arriba o solo no se le ocurrió, aún así se lo pase y espere de brazos cruzados sobre la puerta del mismo cerrando los ojos, Annie golpeó la madera dos veces para que me quitará así que lo hice.

—Pasa, no puedo acomodar esto, es un poco resbaloso.— Me adentre dejando la puerta abierta para caber la dos.— No es algo que quiera que veas, aún así eres la única mujer que no me causa escalofríos al tocarme. Lo que es bueno porque quiere decir que no me incomoda.— No se si ofenderte o que. Asentí sin entender mucho y note el porque estaba tan incomoda, no podía bajarse la playera de la parte delantera por sus pechos, en mi caso era más fácil ya que usaba vendas pero dudo que ella quiera hacerlo.

—De acuerdo, veamos.— Tome el borde evitando por completó detallar sus pechos que gracias al cielo tenían el sujertador puesto.— Lo despegáre un poco y tú solo jalas ¿De acuerdo?— Asintio viéndome curiosa, tuve que ponerme de rodillas para poder ayudarla. Tome entre mis dedos la tela y la jalo hacía adelante, la prenda se hizo un poco más ancha lo que le permitió bajarla por completo hacía abajo.

No era por decir, pero el uniforme se le veía increíble, creo que me le quede viendo de más ya que me saco del cubículo cerrandome la puerta en la cara.

—Eres una pervertida.— Me insinuó molesta dejándome con la disculpa en la boca.

"Saldremos de esta oscuridad, Siente el reflector brillando como un sol amarillo
Y cuando caemos, caemos juntos; Hasta que volvamos a levantarnos y nos levantaremos como uno..."

El Retumbar nos alcanzó, fue todo lo que pude razonar cuando me puse de pie esa mañana, el suelo se movía como un terremoto en potencia, las luces tinteaban ante mis ojos, apagándose de vez en cuando pude escuchar el pánico de todos y a Hange dando órdenes a los lejos, antes de que pudiera saber que era lo que pasaba, el capitán Levi le tomo del brazo arrastrandomé a la salida, ahí pude ver cómo todos estaban preocupados y sin una idea clara de que hacer. Antes de que cualquiera hablara note a los colosales marchando hasta nosotros, aquella ciudad que arrasaron detrás de ellos aún se podía notar en su pies como pequeñas manchas de sangre.

—Aun no podemos arreglar la aeronave.— Uno de los hombre de la mujer dijo. Hange lo acompaño cuando esté la señaló y salió corriendo de regreso.

—De acuerdo.— Levi dijo decidido.— Tendremos que retrasarlos lo más que podamos.

Armin se puso serio.

—Lo siento capitán, pero eso no podra ser posible.— Señaló que en menos de un minuto ya estaban atravesando medio mar.— Ellos parecen ser rápidos.

—Ire a ver qué pasa con la aeronave, los demás listos para cualquier cosa.— El capitán pensó las palabras de Armin antes de irse.

—¿Que estás haciendo Eren Aquí?— Connie pregunto, se veía cansado y con un par de ojeras.

—Sabe que iré a matarlo.— Respondí de manera firme y todos me miraron.— El quiere que no lo haga, o tal vez Ymir no estoy muy Segura.

—Suena más bien a qué quiere que lo hagas.— Reiner comento.— Él es igual a mi, nos pareces en varias cosas así que se qué está aquí por ti.

—Eso suena hasta romántico.— Annie irronizo, alce una ceja en su dirección con curiosidad.— Él hombre que busca la libertad en las manos de su amada. Claramente quiere que lo mates, eres la única de nosotros que sabe cómo entender ese sentimiento.

—Annie.— Armin la llamo confundido, para darle a entender que se mantuviera en silencio.

—Eres la única que sabe que el odia puede mover fronteras, así que ¿Lo matarás por sus palabras o por qué así él lo quiere?

Apreté la mandíbula ¿Que le pasaba? ¿Cómo supo lo que Eren me dijo?
La tomé del brazo y la arrastre conmigo, aún se sentía el temblor debajo de nuestros pies, nos quedabamos sin tiempo.

—Deje en claro lo de Eren...— Caí en cuenta de que no tenía que darle explicaciones.— De todas formas ¿A ti que? Has estado actuando raro estos últimos días.

Y no miento, Annie normalmente callada, normalmente no se mete con nadie ha estado actuando de tan forma que me sorprende de ella, desde aquella ocasión en el baño, parece perdida, confundida y fuera de si, las veces que me la he encontrado en los pasillos huye de mi, me ignora o se mantiene alejada, en ocasiones hacer como si yo no existiera, y ahora de un momento a otro está enfrente de mi con un rostro colorado una pequeña mueca entre sus labios parece que está luchando consigo mismo, ella miro detrás de mi en donde el Retumbar se dejaba ver.

Abrió la boca para decir algo pero no lo hizo, parecía tímida de repente.

—Lo siento.— Ella se disculpo mirando a otro lado.— Quería decirte algo, lo demás fue expontaneo.— Me cruce de brazos dándole mi atención.— Pieck me pidió que me quedara para cuidar de Gabi y Falcón.— Asenti lentamente no entendiendo porque me lo decía.— Solo quería decirte eso.

Hice una sonrisa que parecía mueca.

—Aqui nos despedimos supongo.— Hablé de nuevo, el enojo se esfumó y dio paso a la tristeza, separarme de Annie de nuevo, y si puede que no estuviéramos juntas pero realmente nunca lo estuvimos, era más bien más de mi parte que de ella, yo la miraba deseando que me regresará la mirada, yo la buscaba en el silencio esperando escuchar sus pasos para encontrarla, al final tal vez ella tenía razón; No era más que una niña perdida en medio de un mundo aún más perdido.— Regresaré para cumplir esa promesa, regresaras a casa Annie.— Le di la espalda justo a tiempo en el cual Armin se acercó a mi, el brillo en sus ojos en cuánto vio a la rubia me hice temblar de anhelo, ellos dos eran lo normal, ella y yo solo seriamos un sueño jamás comprido.— Despídete como se debe amigo.—Le palme la espalda sin realmente querer ver lo que harían ellos dos.

Tenía suficiente con saber que perdería a mi hermano, como para saber que nunca sería correspondida por la chica que quiero.

Hange parecía contenta en cuando me vio, lo que me hizo un poco feliz.

—Mi chica.— Ella me dio un abrazo algo fraternal.— Vamos, hemos reparado está mierda de aquí.

Solté una pequeña risa viendo a mi alrededor, Pieck se despedía de Gabi y Falco, Reiner de Annie, los únicos que tenían algo por lo cual regresar. De acuerdo también la tengo yo fuera de la promesa, mi lugar es alado de Annie, lo supe en el momento que la vi caer ese día, que yo había caído por ella.

El retumbar se acercaba cada vez más, la mayoría ya está en sus trasportes predeterminados, pude ver lágrimas en los ojos de los niños guerreros, llenos de una vida que no debieron de haber pasado, el recuerdo de mi infancia golpeo en mi memoria tan bruscamente que me hizo marearme, lleve una mano a mi frente y me arrodille por el dolor.

—¿Mikasa?— Jean pregunto a mi lado preocupado, negué para que continuará subiendo las cosas, no teníamos tiempo.

—Estoy bien.— Susurré, poniéndome de pie. Sentí la mano de Levi en mi brazo. Hange me miraba con preocupación.

—Quedate conmigo, Ackerman.— A veces me preguntaba si no sentía raro decir su propio apellido, yo le sonríe levemente.— Bien, tenemos que irnos.

Mire a Annie por última vez antes de subirme a la Aeronave, dios míos como quisiera tomar sus cachetes y besarla, porque no se, si Eren será el único en morir en aquella batalla, no se si el mundo me permitirá encontrarla de nuevo en otra vida, en otro sueño, no puedo adivinar si sus ojos brillan de cansancio de tristeza o algo más, pero el tic toc corría en mi mente en el momento que ambos transportes sonaron para arrancar. De una cosa estaba segura, ahora era alguien que se guiaba por su cuenta, si iba a morir...

Moriré sin arrepentirme de nada.

El sonido de mi equipo acalló las voces de los chicos que me rodeaban, me miraron preguntando que hacía yo tampoco lo sabía, el viento choco en mi rostro en el momento que el arnés atravesó la vieja madera del bote y me llevo lejos de aeronave, los chicos pedían que regresara pero está más que decidida a hacerlo, Annie me miro extraño cuando caí enfrente de ella con un parpadeo sorprendido dio un respingo en cuanto la tomé del rostro y sin pensarlo dos veces, bese los labios del pecado, que sabían mejor que lo que alguna vez me lo imaginé, fue lento y casi duro ya que ella se resistió por unos segundos que me parecíeron eternos, sin embargo sus manos rodearon mi cuello para pegarme más a ella y las mariposas volaron en mi estómago como fuegos artificiales en la oscuridad, suspiré en sus labios y me aparte con delicadeza.

—Te quiero.— Susurré dulcemente dándole otro beso.— Quería que lo supieras por si no...

—Callate.— Ella volvió a besarme, mordiendo un poco mi labio inferior.— Volverás porque eres la mujer más fuerte de la humanidad.— Ella agarro mi mano entre sus manos y la posó en su pecho.— Nota como late por ti, me sorprende que te tomara tanto tiempo en besarme, deseaba que lo hicieras desde que volvimos a encontrarnos porque tú fuiste la única que me hizo sentir cálida en ese cristal tan frío... Porque te quiero de la misma forma.— Apartó un poco la mirada con las mejillas rosadas, la Acaricié lentamente.— Me siento mal por Armin, ambos me dieron compañía pero por alguna extraña razón solo esperaba a que tú vinieras, solo esperaba el momento exacto en el cual volviera escuchar tu voz.

Sonreí un poco escuchando la Aeronave en nuestras cabezas, tenía que irme, tenía que detener todo esto.

—Todavia no...— Ella me abrazo con fuerza su cabeza en mi pecho, recargue mi mentón en su pelo dejando su aroma en mi memoria.— Gracias por cuidar de mi cuando pensé que nadie más lo haría.— Trague lentamente, se había dado cuenta.— Regresa a mi.— Miro por encima de mi cabeza, Hange parecía sufrir un infarto de la felicidad. Me fijé en Armin que me dio dos pulgares arriba lo que me relajo por completo— Has que regresen a casa también.

—No puedo prometer eso.— Volví a besar sus labios, el suspiró en éxtasis me hizo temblar.— Lo intentaré.

Con un último beso en los labios, la vi alejarse de mí mientras subía en la aeronave para sellar nuestros destino. Para crear un paraíso en donde solo nosotros podamos entender, saque mi bufanda de la playera y la acomode alrededor de mi cuello; Era momento de dar un paso al destino que Eren escribió para nosotros, era momento de se alguien como siempre lo deseamos una vez.

Era el momento de morir si fuera necesario.

"Estábamos hechos para ser Alguien de algun modo, Algún día."








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