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She Wolf (Falling To Pieces) Final.


Nota; Buenas tardes, o noches, depende de la hora que lean esto. Seré breve porque deje una nota final. Cuando escribí esto, tenía claro lo que quería hacer con mis personajes, pero tuve bajones creativos, accidentes con el archivo original, y terminó siendo chile, mole y pozole. No es lo mejor que escribí pero si lo más personal, por así decirlo. Yo también tuve miedo como Annie y Mikasa. También cometí errores y también aun no aprendo a vivir con ellos. Si en el futuro escribo un Remake de esto, haré lo que pueda para mejorarlo y publicarlo en físico.


(..) 


A la gente le gusta el espectáculo, hacer las cosas más poéticas como en la antigua Roma, metes a muchos bastardos en un coliseo, observas desde los balcones ansioso y sediento de la sangre que se derrama en la arena, de las muertes que se quedan en la conciencia de algunos, y en los dientes de los leones que sería el relevo de esa comidilla inmoral y sádica.

Estamos hablando de que eso fue hace, mucho, mucho tiempo.

Sin embargo, ahora que veo al demonio de ojos azules parado enfrente de mí puerta, con una sonrisa muy similar al de un hijo de puta, que piensa que va a ganar. Me da la impresión de que se tomara la molestia de tocar a mí puerta, fue más por sus años de estar con vida y parecer un desgraciado formal, a que realmente no quisiera tirarla en pedazos.

—- Es una casa hermosa. —-- Elijah dijo cuando lo dejé pasar. Llevaba el cabello peinado hacia atras y como no, otro estupido traje de color negro mate, brillaba como las tenues luces de mi hogar y el parecia tan fuera de lugar. —- Aunque no veo arreglos navideños ¿Será por algo?

Idiota.

—-¿A qué se debe tu visita? —- Ignore deliberadamente su comentario.

Elijah vio un momento los cuadros colgados en la pared, caminó suavemente por la alfombra de la sala, y pasó los dedos por alguno otro tomo que llamara su atención.

—- No somos enemigos. —- El saco un antiguo libro, escrito antes de 1800. Uno de mis favoritos. —- Es más diría que somos familia.

—- ¿Si? —- Apreté los puños y se que él podía sentir mi temperamento cociendo a fuego lento en mí estomago. —- No necesito a un asesino en mí familia.

—- Claro, es suficiente contigo. —- Él abrió el libro y lo hojeo —-- Pero me gusta tu positivismos Annie. No te rindes. Solo observo como desesperadamente intentas hacer todo lo posible para cambiar la historia. Ella tiene que morir, es para lo que nació.

—- Ella no es un objeto de tus intenciones macabras. —- Señale. —- ¿Por qué simplemente no aprendes a dejar ir?

Cerró el libro de golpe y lo volvió a dejar en el estante. Sus ojos azules brillaron al verme.

—- La inmortalidad sin tu familia no valdría la pena.

—- Eso es subjetivo. —- Me crucé de brazos. —- Quizás sea, que la inmortalidad sin la persona que amas, no tiene sentido ¿No es así?

—- Tan perspicaz como siempre. —- Él se acomodo las mangas del traje. —-- Te conozco, sería poco factible que no quisieras saciar tú curiosidad. Saber la verdad que te relaciona.

—- ¿Por qué hacer todo eso? —- Era una de las cosas que más me cuestioné cuando regresaron esos recuerdos por partes. Primero lo sucedido cuando ataque la tripulación arriba de ese barco, cuyo nombre pasó tantas veces por mis labios y en mí mete, en los últimos meses que no me sorprendió al escucharlo en los labios del hombre que ahora estaba frente a mí. —- ¿Era necesario?

Elijah se acercó a mí y su rostro quedó a centímetros del mío, los ojos de otro vampiro tan antiguo se hicieron ver. Azules oceánicos con toques rojos y las venas se resaltaron en cada línea no visible a ojo humano debajo de su piel blanca.

—- Tenías que sufrir. Sabía lo que ella te haría hacer ¿Quién crees que le dio la idea? —- Apreté la mandíbula y sentí un hueso romperse por la fuerza. —- Se que paso por tú mente hacer lo mismo. Pero era lo único que tenías, los Leonhart nunca fueron especiales más allá de las sorprendentes habilidades mágicas de Hayley. Es una pena que su linaje no continuará con ese camino.

Primero la amo y después se vengó.

—- Pero basta de charlas tribales. —- El chasqueo la lengua y por fin noté, el olor a sangre saliendo de sus labios, era muy fuerte como si acabara de comer. —-- Les quedan dos hermosos días ¿Que harás con eso?

Se rió y esa risa hizo mi cuerpo temblar. Era un poco intimidante a pesar de que solo estaba hablando. El no gritaba, el te amenazaba de manera sutil, el no gruñía, solo tenia que sonreir. El no te atacaba, solo tenía que usar las palabras y eran suficientes para cortar.

—- Yo que tú, haría feliz a la mujer que amo, por última vez.

Me aparté y él soltó una carcajada.

—- Vamos a vencerte. —- Prometí, antes de que atravesara la puerta.

—- ¿Y sí no?

El silencio que dejó su partida, me entumeció de la cabeza a los pies. Observé la puerta por unos cortos segundos antes de tomar mi celular de la mesa de noche para hacer una llamada. Se tardo en contestar un poco, sin embargo aparte de una que otra dificultad para la orden, ellos prometieron que lo traerían pronto. Busque mis llaves y mi abrigue y sali por la puerta, escuchando el silencio de la casa cuando todos estaban dormidos.

Pensé mucho en pasar primero por Historia e Ymir pero no estaba muy segura de que es lo que estarían haciendo, así que.

Fue fácil adivinar que la manada estarían en la casa de Eren por ende la de Mikasa.

Toqué suavemente con los nudillos y el ruido de adentro se detuvo, haciéndome reír un poco. Se escucharon pasos y la puerta se abrió de manera lenta. La señora Carla me recibió con una suave sonrisa.

—- Annie. —- Ella dijo y me dio un abrazo, me sentí confundida. —- Es bueno verte.

—- Gracias. —- Solté sin saber que contestar como tal, ella sonrió y sus ojos cafes brillaron.

—-- ¿Necesitas algo? —- Ella se recargo en el marco de la puerta.

—- Ya que pregunta ¿Me puedo secuestrar a sus chicos por unas cuantas horas?

Carla alzó una ceja curiosa.

—- ¿Para qué?

Sonreí suavemente.

—- Sorpresa.

Lo dudo unos segundos pero al final, miró sobre sus hombros y le gritó a Mikasa. La chica llegó casi corriendo y parecía estar alerta. Que lindo.

—- ¿Sí? —- Le cuestiono a su madre, una vez que vio que solo era yo la que estaba parada en su puerta.

—- Annie quiere secuestrarlos ¿Quieren ir?

Mikasa me miró y yo le sonreí, su corazón comenzó a latir rápidamente en su pecho, haciendo que el sonido relajante hiciera eco en mí cabeza. Ladee la cabeza y sentí mi respiración atorarse en mí garganta cuando ella se sonrojo un poco.

—- Seguro. —- Armin llegó de la nada y tomó de los hombros a su amiga. Carla se rió de algo y palmeó el cachete de Mikasa suavemente. —- ¿A dónde vamos?

—- A un lugar en donde todo es posible. —- Le conteste al rubio mientras metía las manos en mis bolsillos.

—- Asegúrese de que lleguen antes de las cinco. —- Me advirtió Carla antes de remover el cabello de los amigos y regresar a la casa.

—- Iré por los demás. —- Mencionó Mikasa y salió corriendo de regreso.

—- ¿A qué viene todo esto? — Armin cuestionó cuando nos sentamos en las escaleras.

—- Tan perspicaz. —- Solté un suspiro y miré sobre nuestras cabezas. La oscuridad parecía comerse casi todas las estrellas y el viento jugaba con nuestra ropa y cabello. —- Es casi navidad y nosotros no vamos a celebrarlo. Eso es todo.

—- Así que quieres darnos una última vez. —- Armin se acomodo para verme. —- ¿Piensas que perderemos?

—- Pienso que independientemente del resultado. Lo que hagamos antes de ese día se quedará con nosotros en vida o muerte. —- Mis ojos se fueron a él y no me había dado cuenta que también sufre. —- Escucha Mir... —- Era la primera vez que le daba un apodo. —- No voy a mentir, puede que no todo salga bien.

Armin se apartó el cabello de la cara y se puso de píe cuando escuchó pasos acercarse.

—- Solo me hubiera gustado, no estar tan consciente de eso. —- El cerro el tema con esas palabras y pasó a mí lado para arrastrar de la mano a Eren.

Yo también.

—- Entonces ¿A dónde vamos? —-- Hitch se paró a mí lado y prendió un cigarrillo que había sacado de su bolsillo.

—- Haremos una carrera en el hotel donde se queda Historia. Sí ustedes me ganan, les daré mí tarjeta de crédito por cinco horas. Podrán usarla todos y comprar lo que quieran.

—- ¿Y si perdemos? —- Pieck parecía estar calentando. Ya que se estiraba y movía los brazos.

—- Se los diré allá.

Nos pusimos todos en una hilera enfrente de la casa de Eren y ellos parecían emocionados. Siempre me gusto competir con lobos, tenían una vibra eufórica y contagiosa.

—- Sin trampas. —- Avise, antes de salir corriendo primero que ellos, y ganarme una mentada de madre de su parte. Solté una carcajada.

Los escuché correr detrás de mí y no me sorprendió cuando Sasha fue la primera en alcanzarme, seguido de Connie, Mikasa, Armin, Pieck, Hitch en ese orden. Jean y Eren estaban un poco más atrás hombro contra hombro, claramente intentando sabotear al otro. Dí un giro a la izquierda y casi me tropiezo con un perro, alcance a saltar y el animal me ladro, los lobos a mí costado le dieron un suave gruñido que lo asustó y salió corriendo. Observé las calles pasar ante mis ojos con poca nitidez a causa de la velocidad y me sentí extrañamente libre.

—- ¡¡Somos los reyes del mundo!! —- Jean y Eren gritaron al mismo tiempo y como si se les hubiera olvidado que estaban en una ciudad y eran casi las doce de la noche, comenzaron a Aullar y las luces de las casas se prendieron casi se golpe.

—- Oh, nos vamos a meter en problemas. —- Connie comentó divertido. —- Genial.

Sonreí de lado y lo miré de reojo.

—- Y más porque no me dejan dormir. —- Solté una pequeña risa cuando Ymir me traqueó contra el suelo. Su ojos normalmente cafés estaban un poco rojos y las venas se resaltaron en su rostro. —- Los escuchamos a cinco cuadras de distancia.

—- Contaba con eso. —- Ymir se sentó en mi cintura y vimos a los demás recuperar el aire. Correr todo eso cuando no se está acostumbrado es relajante y estresante por igual. —- Entonces ¿Vamos?

—- Pudiste haber marcado. —- Historia se quejó dándome una mala mirada. —- Tengo que dormir ocho horas diarias.

—- No finjas que estabas teniendo un sueño reparador. —- La señale con la punta de mí dedo. —- Tienes el cabello y el labial hecho un desastre.

Ella se sonrojo y los demás se rieron.

—- Parece que ganaron. —- Informe, una vez que Ymir me permite pararme — ¿Quien de ustedes dijo, que sabia robar Autos?

Sasha y Connie alzaron la mano.

—-- ¿Cual le traemos, jefa?

—- Hasta la pregunta ofende. —- Mencionó Jean pasando sus brazos por los hombros de los chicos. —- Algo que corra rápido. Sea fugaz.

—- Somos sobrenaturales no necesitamos eso. —- Hitch aportó.

—- Conducir un auto es otra cosa. —- Comentó Mikasa y se cruzó de brazos. —- Se siente la adrenalina fluir por tus venas y el dolor, el amor, la vida y la muerte irán de la mano.

—- No pude haberlo dicho mejor. —- Le di la razón y ella asintió en mi dirección.

—- Buenos, volvemos en diez. —- Sasha mencionó y de un borrón arrastró a Connie con ella a quien sabe donde.

—- ¿Cual es el plan exactamente? —- Eren cuestionó.

—- No hay plan. —- Fui sincera.

—- Es solo una pausa. —- Armin se recargo en el hombro del castaño. —- por así decirlo.

—-Siempre tenemos pausas. —- Hitch comentó mirándome. —- Todos sabemos de lo que trata, y es un poco molesto que pienses que somos idiotas.

—- No lo hago. Sería de mal gusto. — Le aclaré y ella entrecerró los ojos. —- Hablo en serio, ni siquiera pienso que sean tan zoquetes como suelo llamarlos.

—- Ow, es tan lindo cuando nos muestras tú corazón. —- Pieck se burló y me tomó entre sus brazos. —- Como un duende enojado con sentimientos.

Le di un suave golpe en el estómago y ella se apartó entre risas.

—- Tú sí eres una zoquete. —- Gruñi y Pieck alzó las manos.

—- Creo que escucho algo. —- Mikasa informó y la volteamos a ver, sus ojos brillaron cuando reconoció el rugir del motor. —- Justo diez minutos.

Sonreí y mantuve mis ojos en ella, a pesar de que los autos se acercaban. Había algo magnético en observar cómo sus gestos cambiaban a medida que su emoción se desprendía de su cuerpo. La sutileza en su ceja alzada, o el hoyuelo que me regalaba cuando sonríe de dientes enteros, sus dedos golpeando suavemente sus bíceps y dándome la vista de sus delicadas manos en donde se acentuaban sus venas y los lunares en ellas. Su respiración pausada y el movimiento sutil del cabello negro; Ella siempre se vera hermosa ante mis ojos. Sin importar lo que tenga puesto, como luzca o las ojeras debajo de sus ojos, o la baba que vi en sus labios el otro dia, o lo despeinada que llegue a verla.

Ella siempre será el ser más hermoso que alguna vez conoceré.

—-- No me mires así. —- Mikasa me sacó de mis pensamientos al dirigirse a mí. Su voz sonó baja cuando me miró. —- Por favor.

—- Lo siento. —-- Susurre y ella se alejó de mí a paso ligero.

Aparte la mirada de su espalda, solo para toparme con dos autos clasicos sin techo, uno era de color rojo y el otro de un color azul mate, muy hermoso.

—- Es una belleza. —- Ymir comentó y se sentó en el auto rojo de piloto.

Historia la siguió de copiloto y Jean, Pieck, Connie y Sasha la siguieron. Estaba segura de que era más que nada por el color del auto que otra cosa. Rodé los ojos y fui a sentarme en la parte trasera del Auto azul, sin embargo, Eren y Armin me lo impidieron. Hitch me sonrió mientras se acomodaba con ellos y yo solo me quede parada observando lo que Mikasa haría. Ella miró a su hermano y su amigo con una mueca y soltó un suspiro.

—-- ¿Quieres manejar? —- Cuestiona la pelinegra.

—- Se que quieres hacerlo. —- Chasque la lengua y me deje caer de un salto en el asiento del copiloto. La azabache se quedó mirándome. ---- Vamos, Mika, tengo que regresarlos antes del amanecer y el viaje es un poco largo.

Ella asintió e hizo el mismo movimiento que yo. Aunque ella se acomodo con mayor elegancia.

—-- Yo guio. —- Le mencioné a Ymir, que tocó el claxon en señal de que me había escuchado. —- Por cierto ¿En donde los consiguieron?

Sasha nos miró con las mejillas llenas de pan. Ya ni siquiera cuestionó de dónde saca la comida.

—- De una agencia, claramente...—- Ella dijo y el motor del auto donde estaba, impidió que pudiera escuchar lo otro. —- La cara de los guardias fue lo más épico. —- Terminó el relato que apenas pude escuchar.

—- Gracias, creo.

—- No hay de qué.

Y ella continuó comiendo.

—- Entonces ¿A dónde vamos? — Mikasa se puso el cinturón de seguridad, antes de mirarme. Sus ojos brillaron debajo de la luna y me recordó a la conexión sobrenatural que tiene con la misma.

Son tal para cual, son tan hermosas ante mis ojos, tan lejanas como una caricia fantasma y tan real tal cual un poema en el viento que busca ser dirigido a alguien.

—- Fuera de la ciudad.

Mikasa asintió suavemente y arranco el coche, yo la observe mientras conducía y el sonido del motor relajó mis sentidos y hacía latir mi corazón con ferocidad. Estire la mano y prendí la radio. La carretera ante nuestros ojos se veía levemente alumbrada con las luces de los autos, y tan profunda que sentí que en algún momento me tragaría y me llevaría a la ruina. Un vampiro que teme a la oscuridad , debe ser poco creíble.

—- Parece ser qué a mí madre le agradas. —- Eren comento a mis espaldas. —- Rara vez la ví darle cariño a alguien ajeno a la familia.

—- También me sorprendió. —- Armin se recargó en el asiento y acarició el cabello de Mikasa. —- Carla es muy amable, pero al principio no confiaba mucho en tí. De alguna manera terminaste en la lista verde de la señora Jaeger.

— Solo fue suerte.

Me sonroje sin poder evitarlo. Y ellos se burlaron de mí.

— Ya bueno, denle un poco de soltura. — Mikasa nos miró a todos de reojo. — La pobre parece un tomate.

— No ayudas. — Gruñí y ella soltó una carcajada, que me hizo sonreír. — De todas formas, estamos casi saliendo de la carretera. — Señale un camino y Mikasa asintió. — Usemos estos autos, como se debe.

Ymir alzó la mano y supe que me había escuchado. Sus ojos se dirigieron a nosotros cuando paso por nuestro lado a toda velocidad. Observe impresionada cuando Mikasa movió la palanca de velocidades y aceleró para competir contra ella.

Y oficialmente ver a Mikasa conducir de ese modo, se volvió mi pasatiempo favorito.

...

La adrenalina bajó, cuando ambos autos se estacionaron frente a la cabaña. Se veía tan gastada como la recuerdo y no estaba muy segura si las luces aún funcionaban pero aquí estábamos, con los corazones en sincronía y podía escuchar las palabras confusas de los demás a mi alrededor.

— Estoy segura que este lugar está maldito. — Comentó Eren y creó que Armin lo mandó a callar con delicadeza.

— Puede ser. — Lo volteé a ver y sonreí. — Pero este siempre fue mí lugar favorito. Cuando sentía que todo era demasiado.

Ymir e historia se pusieron a mi lado y ambas me agarraron el hombro.

— ¿A causa de la recaída? — Historia cuestionó.

Asentí.

— Es un lugar apartado, sin humanos, ni vida que pueda lastimar. Es real, supongo.

— ¿Y que hacemos aquí? — Pieck cuestionó.

— Vivir. — Informe, abriendo la puerta con delicadeza.

La madera crujió un poco cuando pasamos, sin embargo al encender la luz. Sentí como si el mundo tuviera sentido y el olor a madera me relajo de sobre manera, juntó a ese olor qué nunca saldrá de mi sistema aunque con las décadas cambie un poco, pero nunca se vera diferente ante mis ojos.

Los chicos soltaron un jadeo de sorpresa y eso me divirtió un poco.

— Es hermoso. — Mikasa susurro a mi derecha, dándome escalofríos. — No sabía que te gustaba pintar.

— Hay mucho que no sabes sobre mí. — La mire y ella me regreso la mirada. — Como hay cosas que yo no sé, sobre tí.

Mikasa pasó una mano por su cabello y se acercó a mí.

— Entonces, este es tu espacio de trabajo. — Afirmó, la mujer de mis sueños.

— Por está noche, es de nosotros.

Los demás se acercaron a los diferentes elementos de pinturas, acomodados por la cabaña, los lienzos con un poco de polvo fue lo primero qué llamo su atención y cuando Armin agarro uno, estornudó, causando la risa de sus amigos. Mikasa se apartó de mi, para ir a checar algo que llamo su atención, sus ojos siguieron el contornod el retrato en blanco y negro, de lo que ahora, puedo recordar que era Rei.

— La sangre, llama a la sangre. — Me acerqué, mientras ella pasaba la punta de los dedos por la superficie con un poco de grumos a causa de la pintura a Óleo. — Siempre pensé que los Azumabitos, eran increíblemente atractivos. Ahora puedo recordar, porque pensaba eso.

Mikasa se sonrojo violentamente y mi corazón se aceleró, tan rápido, que respire ondo para controlarlo.

— No puedo creer que fue ella, la que inició todo esto. — La azabache susurro.

Y es qué, en teoría, tiene mucho sentido. La Rei que está pintada en el cuadro fue pintada hace diez años, según la fecha en la esquina, junto a mí firma. No sabía que era ella, claramente, entonces la mujer, era una viva imagen de ternura, con sus pómulos altos, los ojos marrones definidos por la pintura negra y blanca qué utilice, labios suaves, orejas pequeñas, rostro en forma de corazón y algo qué parece qué resalta en los Azumabitos. La constelación en el cuello, sin embargo, ella no tenía a Cassiopea, ella tenía la constelación de andrómeda.

— Wooow. — Los demás, se habían acercando para verla.

— La maldita es bonita. — Comentó Ymir, observando su cuello. — ¿Que son esos pequeños puntos?

— Pecas. — comenté.

Armin se acercó y comenzó a contar.

— Crean un patron.

— Igual que los de Mikasa. — Señalé con obviedad, y sus amigos se quedaron callados. — ¿En serio, no se habían percatado? — Junte las cejas confundida.

— Dieciséis pecas, en un orden específico. — Hitch se aclaró la garganta. — ¿Es Andrómeda, no?

Parpadee sin creer que ella supiera eso.

— Y la que tiene Kasa, es Cassiopea. — Comentó Pieck, una vez que platícamente separó la cabeza de Mikasa de su cuello.

Me acerqué a la azabache para hacerle un suave masaje en la zona, adolorida.

— Cosas raras que pasan. — Me aclaré la garganta y me aleje de la pintura. — Pueden usar lo que quieran o hacer lo que quieran.

Los ojos de los chicos brillaron.

— ¿Segura? — Cuestionó Sasha.

— Segura.

Y fue cómo si, los idiotas fueran unos cavernícolas, porque lo siguiente que supe es que los soquetes estaban corriendo por toda la cabaña, buscando quien sabe que mierda.

— No debiste de haber dicho eso. — Mikasa fue mucho más tranquila, tomando un lienzo nuevo y acomodandolo en un bastidor, a mis espaldas, pude escuchar a Ymir e Historia, discutir del color de pintura que usarían. — Ellos, destrozaran tú cabaña.

— No me molesta. — Me crucé de brazos y observe atentamente lo que hacía, ella sabía cómo preparar un lienzo y la verdad, no estoy impresionada. Me sorprendería, si no supiera. — ¿Que es lo que harás?

Mikasa tarareo suavemente y se recogió el cabello.

— ¿Tienes agua?

Me alejé y fui para conseguir el dispensador de agua. Se lo pase y ella comenzó a limpiar el lienzo. Busque las lijas y de igual manera se las dí.

— ¿Qué pintarías en tú último día de vida? — Ella cuestionó atenta en lo que hacía.

Lo pensé por unos segundos.

— Algo que me recuerde que la muerte, no será un adiós definitivo; Será un comienzo diferente. Será un besó en la mejilla, una caricia en el cabello, la sensación que sentí cuando abrí los ojos por primera vez y la sensación que quizás sienta cuando los cierre por última vez. Pintaría todo ese sentimiento, como si la última pincelada, fuera mí último aliento.

Mikasa se detuvo en medio de lijar el lienzo y me miró.

— Eso, fue... — Suspiró y yo me sonroje. — Hermoso.

Mire el suelo y mis sentidos se pusieron raro, como si pudiera captar el amor fluyendo por las palabras de Mikasa. Que locura.

— Esté, iré a poner algo de música. — Susurré, sin saber muy bien, que decirle. algo de música.

Antes de que pudiera darme cuenta, los licántropos me interceptaron y Eren puso sus manos en mis hombros y me movió con algo de violencia, los demás comenzaron a hablar al mismo tiempo y no entendía una mierda de lo que decían.

—- ¡Ya Basta! —- Mikasa me tomó suavemente del brazo y me jalo hacia ella, me rodeo de forma protectora con un brazo y yo me sonroje. —- ¿Qué les pasa?

—- Pasa que hay una cantidad ridícula de regalos en una de las habitaciones. — informó Hitch emocionada.

Mikasa me miró alzando una ceja.

—- ¿Sorpresa? —- Me alcé de hombros y ella suspiro. Acto seguido con su mano libre acaricio mi cabello y parte de mi cachete.

—- No era necesario los regalos ¿Sabes?

—- Aja ¿No decías que era una ridiculez? —- Comentó Historia. Le dí una mala mirada y ella soltó una risotada.

Pendeja.

—- Compre para ustedes, también. —- Dije entre dientes.

Ymir se emocionó y salió corriendo escaleras arriba. Los demás se limitaron a sentarse en el sofá, mientras que la bruja usaba sus poderes para dejar los regalos en la esquina, cerca de las pinturas y cuadros.

— ¿Debería preocuparme? — Mikasa se acomodo a mí lado y la mire. — Todo esto, se ve como...

— No debes preocuparte. — Le aclaré suavemente. — Lo hago, porqué creó que he sido muy dura con ustedes en las últimas semanas. Solo quería que tuvieran un día que jamás olvidarán.

— ¿Y porqué regalos? — Kasa se cruzó de brazos.

—Bueno, esos eran después de lo que pasaría el jueves, ciertamente se me olvidó que los había escondido aquí. — Me encogí de hombros. — Mi idea era algo diferente.

Mikasa se acomodó en el sofá y sus ojos tan hermosos me penetraron el alma.

— ¿Y eso, es?

La sonrisa que le dí, la sentí hasta en lo más profundo de mis sentidos. Alce la mano e hice un gesto para que se quedara sentada. Me acerque al reproductor cerca de la cocina y ajuste el audio de las bocinas. La música comenzó a sonar como un latido de corazón y los chicos gritaron un poco al reconocer la canción. Maldición, me hubiera ofendido mucho, si no la reconocían. Cuando regresé a la pequeña sala, ellos tarareaban y abrían los regalos a los desgraciado. Pero Mikasa no hacía eso, ella se limitó a mirarme atentamente.

— ¿Bailas? — Cuestione suavemente y sus ojos brillaron.

Mikasa se puso de pie con mí ayuda y nos alejamos un poco del ruido de sus amigos.

— ¿Until I Die? — Cuestionó el nombre de la canción, y cerró los ojos dejándose llevar por el ritmo. — Me parece un poco irónico.

— Me gusta la ironía. — Le comenté dejando que la música guiará mis pasos, la mire a los ojos a medida que el latido del beat, se combinaba con nuestros corazones.

Mikasa se movió suavemente a mi derecha y yo a su izquierda, hicimos un círculo en sincronía con nuestros pasos, podía sentir la fuerza de su alma a medida que nos alejamos y acercamos. Ella me tomó suavemente del brazo y pegó mi espalda a su pecho, fue lindo que se tuvo que agachar un poco a mi altura, la volteé a mirar mientras ambas movíamos las caderas al ritmo y la sonrisa que me dio, me derritió por completo el cerebro.

Entonces el intermedio vino y con ello, su voz en mi oído cuando ella la cantó. Trague saliva al escuchar sus palabras;

— I hear everybody say that today is the day and Sooner or later my luck is gotta change. Well, that day is never near if you're. Living by you're fear;

Stand up and shout "You're Alive".

Y el mundo se detuvo por completo cuando terminó de cantar, junto a mí corazón, junto a mí vida. Entonces me dí cuenta, que haría cualquier cosa para mantenerla con vida. Aunque tenga que dar mi inmortalidad por ella;

Aunque tenga que ser el destripador una vez más, solo por ella y sí me odia, si deja de verme como ahora me está mirando. No me importará nada, solo que ella viva sin miedo y grité que es una sobreviviente. Entonces confiaré en ella, en qué vivirá hasta el día de su muerte, y se que no será este jueves. Lo juro.

(...)

Me gustaba lo poético, ciertamente es una forma muy elegante de encontrar las palabras normales, en algo con mayor sentimiento. Los poetas lo sabían mejor que nadie, a veces cuando sus escritos eran plasmados, tú sabías que algo pasó en su vida, para que hiciera sonar con el mismo dolor que sintieron en ese momento;

Si este fuera un poema, sería uno en dónde el dolor y la pérdida, jugarían perfectamente entre sí.

Lo supo en el momento que nos encontramos con Elijah en el bosque, aunque más bien, fue tal cual un secuestro de su parte. Más voluntario de lo que él cree que fue. Como dicen flojito y cooperando.

— Pensé que habría más gente aquí. — Hablé, mirando a mi alrededor, estábamos en medio de una clase de altar, en dónde Ada, estaba en el medio con un pequeño caldero hecho de piedra y moviendo algo dentro de él.

Detecte los olores comunes de un hechizo y arrugue la nariz.

— Me alegró que estés aquí. — Ada hablo con ojos brillosos a causa de la felicidad. — Mi hermano comentó qué ustedes se ofrecieron para dar un poco de su sangre. Muchas gracias.

Entre cerré los ojos y di un paso enfrente, mirando a Elijah, que parecía divertido con la confusión de todos nosotros.

— Tu hermano está más chiflado de lo que piensas. — Eren le gruñó y sus ojos se pusieron amarillos. — No venimos aquí en una prospera donación de sangre.

— Oh, amigo mío. — Mencionó Elijah. — Pero es bueno para ustedes, una gota y podrán ser libres.

— ¿Cuál es el truco? — Armin se cruzó de brazos, ambos chicos estaban a cada brazo de Mikasa, y su manada, junto a Historia e Ymir, detrás de ellos.

Levi y yo, éramos los únicos que estábamos enfrente de todos.

— No hay truco, es lo menos que puedo hacer por ustedes. Ya que les quitaré a su alfa. — El se burló y sentí como Levi se tenso.

Pose mi mano en su hombro suavemente y los ojos azules de Elijah, se fueron a su hijo.

— Eres mucho más apuesto de lo que recordaba. — Habló Elijah, y dió un pasó en nuestra dirección. — Se nota tanto el parecido con tu hermosa madre.

— No hables de mí madre. — Levi habló de manera tranquila. — Nunca.

Elijah sonrió.

— Yo amo a esa mujer...

— Eres asqueroso. — Levi chequeo la lengua y parece que eso no le gustó mucho a Elijah.

— ¿Soy asqueroso? — Cuestionó soltando un gruñido. — Fue la perra de su tía, quien me convirtió en esto, que me hizo desear a tú madre. Deberías echarle la culpa a ella. — Él me señaló suavemente y yo sonreí. — Todo es culpa de Annie.

— ¿Y por qué es culpa de ella, según tú? — Mikasa se puso a mi lado, con una determinación en los ojos. — ¿Fue ella, la que te obligó a acostarte con tú propia sangre? ¿Te puso un cuchillo en el cuello? O...

— Estás siendo insolente. — Elijah intentó acercarse a ella y tanto Levi, como yo, nos pusimos en su camino. — No deberías hablarme así, mocosa. Estaba considerando ser lindo contigo, pero voy a disfrutar mucho de drenar tú sangre.

Ciertamente eso no me sorprendió. Elijah se dió la vuelta y regresó en dónde estaba su hermana. De repente el suelo se puso en llamas y cuatro círculos se formaron en la superficie, con signos muy conocidos para mí. Eran unas marcas muy similares a las que ví, de reojo en el barco.

— ¿Lindo, no? — Elijah sonrió. — Es el mismo conjuró que Reí, uso contigo.

¿El mismo?

— ¿Estamos repitiendo la matanza, por qué? — Me crucé de brazos.

— Reí solo quería ser inmortal. — Elijah comenzó a pasearse por las rocas. — Sin embargo, al ser una raza cuya sangre convierte a seres normales en sobrenaturales. Ella tuvo que ingeniarsela. Tuvo que enfrentar a la naturaleza, para que la dejará hacerlo. Las condenaron a ser esclava de sí misma como bruja. Y bueno, luego te encontró a tí y supo qué era su oportunidad de ser más que eso, mucho más. Le diste la inmortalidad como híbrido, cuando la mataste.

Esté ¿Que?

— Es fascinante la cara de sorpresa de todos ustedes. Deberías sentirte orgullosa, creaste al primer híbrido vampiro y bruja. — Él aplaudió y yo apreté la mandíbula. — Pero en cualquier hechizó, debe de haber un balance, no es así. Es lo que haremos está noche.

— Eres un lunático de mierda. — Levi se impaciento y fué tan rápido su movimiento que sin darme cuenta, ya tenía a Elijah déjalo de el, con un hechizo alrededor del cuello. — Si te mato, podremos acabar con todo esto.

— Si me matas, jamás volverás a ver a tú madre.

Me pareció ver un brillo en los ojos de Levi, muy similares a la destreza.

— ¿Crees que me importa? Tengo su recuerdo en mí mente, y eso es más que suficiente para mí. —El aumentó su agarre en su cuello y los colores en el rostro de Elijah, iban disminuyendo cada vez más.

— Como les gusta complicarlo todo. — Alguien habló a nuestras espaldas y mis instintos me hicieron empujar a los tres zoquetes lejos de la voz. El hombre tomó de los hombros a Hitch y la arrastró hacia su cuerpo. — Saben, hace mucho que no bebo sangre de licántropo.

Mikasa fue la primera en reaccionar cuando el hombre intentó clavar sus dientes en el cuello de la mujer lobo, la chica puso su mano y apartó a Hitch bruscamente. Jadeo un poco al sentir su piel siendo perforada y algo dentro de mí, hirvió al ver su dolor.

Me moví a la izquierda del hombre y de un movimiento arranque su corazón del pecho. Mikasa jadeo por algo de aire y se miró la mano, con una mueca.

— Ese bastardo. — Gruñó Levi y todos regresamos a verlo. El pequeño hombre tenía una mirada de enojo en sus ojos. Su magia sostenía una roca en el suelo.

Y supimos que Elijah, nos había timado.

— Estén atentos a cualquier cosa. — Hablé fuerte y claro. Nos pusimos en un círculo y en menos de una cantada, vimos a los lacayos de Elijah aparecer de todos lados.

— Tremendo espectáculo. — Él apareció en lo alto de una pequeña montaña de roca. — ¿Como va eso, Ada?

— Necesito la sangre de las dos. — Ella avisó sin prestar mucha atención a su alrededor, lo que se me hizo un poco raro.

— Me temía que mencionaras eso. — Elijah se quitó la chaqueta. — ¿Les importaría? No quiero empezar está balada, con un montón de sangre. —Mire al suelo en dónde uno de sus vampiros tiraba una ridícula cantidad de sangre en el suelo. — Bueno, exceptuando a él.

Gruñí suavemente y supe que todo se iría a la mierda en el momento que los lacayos se lanzaron en nuestra dirección, la primera en golpear fué una morena mucho más grande qué Sasha, está hizo una mueca y golpeo con su cabeza la frente del vampiro. Sus amigos gritaron alegres y lo único que pude ver fue un montón de puñetazos, patadas, sangre ir y venir.

Y mientras ellos lidiaban con eso, yo me acerqué a Elijah, y parecía particularmente interesado en enfrentarse conmigo.

— Fue un largo viaje hasta acá. — El dijo, remangandose la playera. — Tuve que tener paciencia para encontrarla, para qué tú sintieras algo por ella, y ella te correspondiera.

Junte las cejas y su risa se escuchó por todos lados.

— Tan ignorante como siempre. — Elijah, me tomó del cuello de la camisa y me pegó contra el suelo. Su movimiento fue muy rápido, y mi espalda sintió el dolor en todo su exprendor.— ¿Quieres recordarla, o quieres dejarla ir?

Gruñi y le solté un golpe en el brazo con el codo, el se quejo apartándose de mí.

— Eres muy molesto. — Lo golpe en la cara y él se tambaleó. — Y voy a disfrutar mandarte al infierno.

Elijah, escupió un poco de sangre en el suelo y procedió a darme un golpe en el estómago con su gancho izquierdo, exponiendo por completo el derecho. Me rozó la ropa pero me permitió golpear la zona desprotegida de su derecha. Él se burló, soltando un codazo que me dió en toda la costillas, acto seguido me golpeó la cara con la rodilla y tomó mi cabello para aventarme al suelo.

Está vez la que se burló fuí yo, cuando intenté golpearme en el suelo y rodé fuera de su eje. El agujero que dejó en el suelo, me hizo distraerme por milisegundos, lo suficiente para que me tomara del suéter y mordiera mi cuello con facilidad, jadeé ante el dolor y golpee su estómago con mi codo.

Él se apartó de golpe, llevándose un pedazo de carne de mí cuello con el. Me llevé la mano a la zona y suspiré aguantando el enojo. Elijah escupió el pedazo en el suelo y trago la poca sangre que quedó en sus labios.

— Mmm, sabes bien. — El comento con chulería. — Me pregunto a qué sabrá Mikasa, o Historia, Ymir o todo ese grupito extraño tuyo.

— No les tocarás ni un pelo. — Amenace y calculé sus pasos, para poder atacar.

— Pero, apenas estamos empezando. — El corrió hacia mí y puso su mano en mi pecho, un movimiento y se que me arrancaría el corazón, un segundo, y estaría muerta a sus pies.

En cambio él no quería eso, simplemente me empujó con fuerza y mi espalda se estrelló contra la superficie rocosa más cercana. Se escuchó los huesos de mí espalda romperse y la sangre me regresó del estómago a la boca. La escupí con algo de urgencia viéndolo acercarse a mi, con paso inminente.

— Te estás conteniendo. — Hablo con un poco de lástima. — No me parece una pelea justa, cuando, ni siquiera lo intentas.

Lo estoy intentando, esa es la peor parte.

Elijah me agarró por el cuello y observé de reojo como su hermana traía el cuenco a mi altura.

— Así que... ¿Te molestaría, donar un poco?

Cerré la boca con fuerza, tratándome la sangre, sintiendo como me lastimaba la garganta y negué con violencia. Elijah me golpeó en el estómago con tanta fuerza que parte de su mano se quedó dentro, apreté los dientes evitando por completo que saliera mí sangre. Él apartó la mano y se la observó, unos segundos antes de mirar a Ada, y señalarla con su cabeza.

— Necesitamos qué no esté contaminada con nada. — Ella gritó, como si fuera un robot.

Y supe lo que estaba pasando. El estaba en su mente, y se que pronto entraría en la mía, si no le daba lo que le pedía.

— Hubiera dicho eso, antes ¿No es así? — Me cuestionó divertido. — Solo un pinchazo en tú dedo y asunto arreglado.

Me removí rápidamente de su agarre y el volvió a empujar mi cuerpo a la superficie. El bastardo era fuerte, y se que no estaba usando toda su fuerza. Mire a mi alrededor, para asegurarme que los demás estuvieran bien y el panorama era, por decir menos, extraño. Los vampiros ni siquiera se estaban defendiendo, lo noté por la poca resistencia que metían, por la forma en cómo peleaban, como si no tuvieran ni idea de cómo hacerlo. Observé específicamente a Mikasa y Levi, espalda contra espalda, un lobo y un brujo, codo a codo, contra una amenaza que no estaba haciendo más que cansarlos. Sentí el pinchazo en el brazo, cuando Elijah pasó su navaja por la zona y apretó con fuerza para darle la sangre a Ada.

Escupí la sangre acumulada en su rostro y el apretó su agarre en mi cuello, la respiración me faltaba y sentía la falta de sangre, la debilidad de los golpes que tardarían un poco en curar, a falta de mi dieta, cero humanos.

— Me gustaría matarte. — Él mencionó. — Pero nada de esto funcionará, a menos que estés viva. — Aflojo su agarre y mi espalda se arrastró hacia el suelo.

— ¿Tan desesperado estás por traer a tus hermanos de vuelta? — Cuestioné ya un poco molesta.

— Eso...— Él sonrió y su gesto, me dió algo de miedo. — ¿Se me olvidó mencionarlo?

Y en el momento que él soltó esas palabras, dos figuras aparecieron a cada lado de Elijahl. Imponentes y altos, apuestas y feas al mismo tiempo. Ojos vacíos, mirada encerrada en sus almas. Olí el aire, el perfume de sus cuerpos era fuerte, olían a años de estar atrapados en algún lado.

— ¿Annie? — Uno de ellos mencionó sorprendido y se puso a mi altura. No sabía cuál de los hermanos era, solo que a diferencia de Elijah y Ada, el era rubio con ojos verdes ámbar, nariz romana y mandíbula cuadrada. Como dije, era guapo, pero su aura desprendía algo feo. — Soy Hans ¿Me recuerdas?

— Ella no recuerda nada de ustedes. — Elijah informó, mientras se alejaba. —No le quiten los ojos de encima. Es chiquita, sin embargo es molesta.

— Con gusto, me gustaría sacar un poco más de su sangre. — Hablo el otro hermano, entrando en mi camp de visión. Esté era pelirrojo y sus ojos oscuros como la noche, me penetraron con frialdad. Era facil adivinar que era Walker. — Pasé casi cinco siglos en un ataúd por tú culpa. Me perdí de las maravillas de este mundo por tí.

— Ustedes idiotas, siguen echándome la culpa de algo que pasó hace mucho tiempo. — Gruñi. — Y para que, ¿Para que seguir con la idea macabra de Elijah?

— La inmortalidad es aburrida. — Hans comentó sentándose a mí lado, se apartó el cabello de la cara y noté que bajo fácilmente la guarda. Muy confiado en que su hermano me dejó mal.— Y hay cosas que no se pueden hacer cuando eres vampiro, hay cosas qué no se pueden sentir con claridad cuando has perdido todo ese conocimiento. Aún puedo sentir las flores en mí piel, el olor en mi nariz, fuerte y embriagador, como un perfume que nunca se terminará.

Lo miré de reojo y luego a Walker.

— ¿Hay una cura?

Ambos sonrieron.

— Y todo gracias a ella. — Walker señaló a Mikasa que esquivó fácilmente a un vampiro y le termino rompiendo el brazo cuando se lo llevó a la espalda y lo tumbó contra el suelo, algo seguido lo mordió en el cuello y de eso, ningún vampiro puede sobrevivir. — Y de alguna manera, también a tí.

Miré a Walker sin entender.

— Son cuatro círculos en el suelo. Has las cuentas. — Mencionó Hans. — Lo siento por eso.

Trague saliva e intenté ponerme de pie, las piernas me fallaron, pero aún así, pude recargarme contra la pared, entonces lo vi, demasiado tarde para mí bien, demasiado tarde para mí corazón lastimado.

En uno de los círculos estaba la mamá de Reiner, mi propia madre por cuidado. Me empuje lejos de la roca y Walker me golpeó en el rostro para detenerme, pero no cedí, no cedería está vez.

— ¡¿Qué hicieron?! — El volvió a golpearme está vez en el brazo y tronó cuando se rompió.

— Solo un poco de ojo por ojo. — Hans intentó que me volviera a sentar, sin embargo mi enojo fue suficientemente grande pará llevarme al límite.

Ni siquiera note cuando estrelle su cabeza contra la superficie rocosa y rompí ambos brazos de Walker, para detenerlo. Lo pateé en la cabeza y me acerqué a Carolina, mí madre, la que me cuido por tanto tiempo. El circulo de fuego aumentó cuando yo me acerqué y voltee a ver a Ada con enojo contenido.

— ¿Qué pasa? — Historia se acercó a mí y tenía moretones y cicatrices, nada grave.

— ¡Vete! — Le grité a la semi pelirroja y está me miró raro. — Y llévate a los amigos de Mikasa.

— ¿Estás segura? — Asentí suavemente.

— También a Ymir. Esté cabrón tiene planes para nosotras. — Historia lo dudo unos segundos, mirando entre Elijah que hablaba con Ada, muy puto tranquilo, a Carolina que estaba en medio de las llamas. — ¡Ya!.

Historia hizo un extraño hechizó que lastimó mis ojos, junto a los de los hermanos Ackerman. Parpadee y ella ya se había llevado a los amigos de Mikasa.

La azabache confundida se acercó junto con su tío.

— Me sorprende que te llevará tanto tiempo. — Elijah se bajo y parecía tranquilo, eso es lo que más me molestaba. — Pueden irse, chicos, ya no los necesito.

Y como los vampiros vinieron, se fueron.

Levi se tensó a mi lado.

— Déjate de juego pendejos. — Él intentó usar su magia pero Ada fue más rápida y lo amarró de las muñecas con su propia magia. — Suéltame Perra.

— Ese vocabulario, hijo mío. — Se burló Elijah. — Dejen les presento a mis demás invitados. Aunque fue un poco difícil dar con ellos, y aún mucho más, convertirlos en lo que son ahora.

Ada chasqueó los dedos y de repente, Mikasa y yo nos quedamos envueltas en un círculo enorme de fuego y del otro lado, pude ver a Levi, Reiner y Berthold encerrados en los círculos que faltaban.

Reiner parecía confundido, mirando a todos lados y tapándose las orejas. Trague saliva y mi pulso se aceleró.

— Me encanta esa cara tuya. — Elijah mencionó. — Ya qué acabas de quitarle las manos a mi hermano, me parece justo que haga lo mismo con el tuyo.

Intente atravesar el fuego, cuando el se abrió paso, con ayuda de Ada, hasta Reiner. Pero el maldito ardor me hizo retroceder, una y otra vez.

Reiner lo miro a los ojos y pude ver el inicio de la transformación pasar por su rostro. Elijah lo tomo de los hombros y como si nada, separó sus brazos de su cuerpo. Reiner gritó y eso fue suficiente. Sin importarme nada, camine hacia las llamas para atravesarlas, sin embargo Mikasa me detubo a medio camino.

— No, él es mucho más fuerte que tú. — La azabache me jalo hacia su cuerpo.

— Mikasa, suéltame. — La amenaza mirando como mi hermano caía al suelo y Elijah se divertía con su sufrimiento.

— Deja qué haga lo que tenga que hacer y después te vengas.

— Va a matarlos. — Le grité a la chica y ella miró a otro lado. — Un humano, un lobo, un brujo y un vampiro. Por eso le pedí a Historia que se llevará a tus amigos. Si hubiera sabido, que ese bastardo tenía a mí familia...

— Hubieras hecho lo mismo. — Elijah se metió en nuestra conversación. — Porque no puedes evitarlo. Es por eso que también te borre la memoria, anteriormente.

— Cuando salga de aquí...

Elijah sonrió.

— Cuando lo hagas, tendrás una mordida de lobo en el brazo.

Mantengan la calma... — Escuché la voz de Levi en mi cabeza, lo mire de reojo y rápidamente regrese la vista a Elijah, que observaba como Berthold se transformaba en hombre lobo, parecía doloroso. — Encontrare la forma de sacarlos a todos de aquí. Dejen que el bastardo, hable la mierda que quiera decir.

Mikasa tomo mí mano y se acercó al círculo.

— ¿Querías mi sangre, no? — Está cuestionó y alzó su mano, acto seguido se mordió el antebrazo. — Yo que tú, me apuraba.

— Sabía que eras más lista, que la imbécil, de la cual estás enamorada. — Él mencionó y ambas vimos el cuenco venir hacia las dos. — Y ciertamente, es una pena que alguien tan brillante como tú, terminará así.

Observé la gota caer en el cuenco con delicadeza, en cámara lenta y parecía como si el mundo fuera a cambiar una vez que la sangre se combinaba con la mía.

— Gracias por esto. — Elijah sonrió y regresó con su hermana.

— Prepárate para cualquier cosa. — Le avisé a Mikasa suavemente.

— ¿Cómo morir?

— Hay peores cosas que la muerte, Mika. — Susurré y miré a mí familia que estaban aún en el suelo, sentía tanto coraje, odio. Nunca me había sentido tan impotente. — La muerte sería misericordiosa contigo. Eres la cura, pero para eso, se necesita que tú parte lobo, ya no exista. Van a empezar con el más débil.

Mikasa se tensó y miró a su tío. El mismo hacía símbolos raros en el suelo con los pies. Sabía que era un hechizo, pero no estaba segura de qué.

— Lo siento. — Mikasa me volteó para que la mire. — Por todo, no sabía que esto pasaría, no sabía que era peor.

Hice una suave mueca y relaje mi expresión.

— No te preocupes, quizás me lo merezco. Ellos no, Pero yo sí. — Me acerqué a ella y le removí el cabello suavemente. — Escucha, cualquier cosa que pase, si hay una posibilidad de que Levi y tú se vayan, la tomas sin pensarlo dos veces. ¿Bien?

— No voy a dejarte.

— Lo harás, aunque tenga que obligarte. — Me puse de puntitas y le bese la mejilla. — ¿Sabes? Nunca fui buena con las palabras...

Mikasa negó suavemente y me rodio con sus brazos.

— Dilo cuando salgamos de aquí, dilo cuando nos encontremos de nuevo al otro lado de este bosque.

Beso mi cuello y esa fue la sensación más gratificante que pude haber tenido.

— Son asquerosamente cursis. — Walker nos interrumpió y no pude evitar, cuestionar cómo es que aún seguía con vida. — Ada, es buena en su trabajó.

— Cosa que no fue en 1905, ¿No es así?

Walker entrecerró los ojos y se encogió de hombros.

— Veamos quien ríe al último, Leonhartd.

Asentí y me aparté suavemente de Mikasa, ambas nos quedamos hombro con hombro, y la mirada que me estaba dando, me hizo sentir como si pudiera hacer cualquier cosa. Entonces el ritual empezó y el fuego crepitó con mucho más fuerza a nuestro alrededor. Elijah beso la mejilla de su hermana y se acercó a dónde estaba mí mamá. Me acerque al círculo y los ojos bondadosos de la mujer que me cuido, me miraron sin miedo, me miraron con algo que no podía definir. Y la sonrisa en su rostro no se apartó, ni aunque Elijah atravesará su espalda y sacará su corazón en un movimiento jodidamente rápido.

Apreté la mandíbula y sentí mi estómago arder, sin embargo algo extraño paso, cuando el regreso con Ada y echó la sangre del corazón en el cuenco. Mikasa cayó de rodillas a mi lado y se retorció de dolor. Me agaché a su altura y le alce el rostro, sus ojos amarillos parecían sangrar y se tomaba el pecho con fuerza. No sabía que estaba pasando, no sabía porque ella sufría y yo no.

— Sorpresa. — Walker mencionó alegre. — ¿Cómo crees que se le quita su licantropía a alguien? Tú amada, tendrá que sufrir en carne propia cada muerte que se haga.

Abracé a Mikasa contra mi pecho sin saber que más hacer, ella gritaba y me imploraba una y otra vez. Mientras más sufría, más me ardía el corazón sin saber que carajos hacer. Mire en dirección a Levi que observaba a su sobrina, casi hija con la misma preocupación que yo.

Haré un hechizo. — Menciono este en mi mente. Yo negue suavemente. — ¿Por qué no?

— Ella lo notará, sabrá que fuiste tú. Mejor...

Le platiqué lo que tenía en mente y la cara que me dio, me pareció rara.

Bien... — El cedió y miró a su sobrina. — Pero solo lo hago por ella.

Estoy consciente de eso, señor Ackerman.

— No lloraste. — Elijah nos miró a las dos, a través del fuego. — Pensé que los querías. Ahora veo que no tienes corazón.

— Ella fue una buena mujer. — Le gruñí. — Una madre amorosa y un ser humano hermoso. Se que está en un mejor lugar y sé que no quería que llorará, hasta que acabe contigo.

Elijah chasqueó la lengua.

— Ya veremos eso, bastarda.

El azabache se acercó a Reiner. El hombre enorme me miró, sus ojos azules muy similares a los míos, no parecían estar enojados, estaba triste, las lágrimas en sus ojos fueron el inició de todo. Pase la lengua por la punta y mientras Mikasa se quejaba en mi brazos y mi corazón se apretaba en mi pecho, cuando Elijah, de manera violeta le arrancó la cabeza a mi hermano mayor. Sentí las suaves lagrimas en los ojos, esas que no iba a derramar, no ahora.

Mikasa grito y se escuchó como su espalda trono, junto a sus huesos, era el inicio, del final. Se apartó de golpe de mí y gruñó mostrándome sus dientes. La manera en cómo su cuerpo se cumbucionaba a causa de la transformación, el latido de su corazón era frenético, junto a sus gritos. Cada hueso de su cuerpo se amoldaba a la sensación de usar la metamorfosis.

Sin embargo, cuando esos ojos amarillos me miraron, hubo una determinación en ellos, algo que me hizo acordarme a lo que le menciono a Elijah. Mikasa no iba a implorar, iba a aguantar el dolor, hasta que la maldición de su licantropía se fuera.

Mire a Elijah y le sonreí, parecía que mi gesto lo hizo enfurecer, ya que fue con Berthold y jalandolo con un brazo, lo sacó del círculo y lo puso en el suelo.

— Disfruta del espectáculo. — Él mencionó y cuando Berthold estaba abriendo los ojos, y mirando todo confundido. Elijah le clavo los pulgares en los mismo y la sangre le salpicó en la cara.

Berthold gritó y me quedé en mí lugar con esa sensación de malestar, no podía moverme, mientras el bastardo, mataba a mi mejor amigo, arrancando cada parte de su cuerpo, uno a uno, de manera lenta. Apreté los puños y me asqueo verlo levantarse imponentemente del suelo lleno de sus sangre.

— Tendré que bañarme con agua caliente. Olía a pobre.

Apreté la mandíbula y cerré los ojos. La situación me estaba desesperando, el no poder moverme, el no poder hacer nada.

Entonces Mikasa volvió a gritar, a mi derecha y la ví golpear su cabeza contra el suelo, dos veces, para la tercera puse mi mano evitando que se lastimara. Los efectos las estaban carcomiendo. Elijah se acercó a dónde estaba Levi y a medida que el abría el aro de fuego, y la determinación en los ojos del azabache, sabía que le daría pelea. Aunque no estaba segura si le ganaría. Levi no podía usar su magia, entonces la forma en como se movía para esquivar a Elijah, me sorprendió de sobre manera.

Su técnica era pulcra con algo parecido a las artes marciales mixtas.

— Tú tío, le está dando una paliza. — Le comenté a Mikasa, que me miró con sus ojos amarillos cuando la necesidad de quitarse los mismo se disipó por su mente.

Entonces me di cuenta que ella tendría un descanso mientras Levi, siquiera con vida. Y sus hermanos notaron lo mismo que yo. Si Mikasa descansaba, no se transformaría, y tendrían que hacerlo todo de nuevo.

Ambos hermanos se acercaron a Elijah, y se volvió una pelea de tres en vez de cuatro. Si Ada llega a meterse, estamos perdidos. Piensa Leonhart, piensa.

— ¿Crees que mis amigos regresen? — Mikasa susurró.

— Creó que deben estar intentando atravesar toda esa cantidad de vampiros que dispersar Elijah por todo el bosque.

— ¿No me mientes?

— Si prestamos atención. — Me agaché para mirarla mejor. — Notarás que hay mucho ruido, más allá de esta zona.

Ella miró a Levi por encima de mi hombro, la poca visión que el fuego le puede dar y acto seguido miró en donde estaba Ada, mucho más atrás de ella, se escuchaba de fondo a los chicos.

— Espero estén bien.

Era lindo, como ella se preocupaba por sus chicos, a pesar de que una vez que esto se cumpla, ella morirá. La única forma de curarte es que bebas la sangre del que tiene la cura.

Un momento, beber.

Beber.

Mire a Mikasa que se encontraba distraída observando la luna, sintiendo su luz golpear su rostro, sus rasgos se relajaron, sus ojos regresaron al gris y amarillo, su respiración se volvió uniforme, su pecho subía y bajaba de forma lenta, estaba tranquila, a pesar de todo, a pesar de que puede perder a su tío. A pesar de que ella misma se puede perder.

Mire sobre mi hombro, y cuando Ada se atravesó en mi campo de visión, lanzado un hechizo a Levi que no alcanzó a esquivarlo. Supe lo que tenía que hacer y supe que me condenaría de por vida.

Lleve la palma de mi mano a mi boca y me mordí. Mikasa me miró cuando el sonido llamó su atención. Ella acarició mi rostro con las venas salteadas y ladeó la cabeza.

— ¿Que vas a...

— Lo siento.

Y antes de que pudiera pensar con claridad, la obligué a beber mi sangre. Mikasa se resistió bajo mi toque, pero estaba débil y yo era un poco más fuerte que ella. La vi tragar con dificultad y cuando ella me apartó con fuerza, mi sangre ya estaba en su sistema. La puse de pie de golpe, y la chica estaba tan confundida con mi arrebato que se dejó.

— Hey, imbécil. — Le grité a Elijah, y los cuatro me voltearon a ver al mismo tiempo.

Observe el cuerpo de Levi, mal herido en el suelo. Su corazón latía aún, pero era lento.

— Cuatro contra uno, no me parece muy justo. — Gruñí molesta. Y señalé con la cabeza a Mikasa, que la tenía agarrada del cuello. — Por qué no, dejan que se vaya.

— No lo creo Leonhart.

— Tienen a otra bruja. Dejen a Levi, y usen a Ada. Y no mataré a Mikasa.

La azabache se removió inquieta cuando solté esas palabras, la sostuve con mucho más fuerza que antes.

— No creó que seas capaz. — Walker se burló de mí absurda idea.

Puse de rodillas a la azabache y con todo el enojo hacia mi misma, le mordí el cuello. Su sangre me atravesó con violencia, su exquisita sangre me volvió loca.

— ¡Ya basta! — Elijah gritó, y yo obedecí. Miró a su hermana. — Lo siento hermanita, pero es necesario para esta causa mayor.

Ada se le quedó viendo perdida. Y de cierta forma, me enojó que matara a su hermana, pero no me sorprendió cuando atravesó su palma en el pecho de Ada y arrancó su corazón, como si nada. Cuando ella cayó, Mikasa también lo hizo por completo. Miré a Levi, que parecía mucho más lucido ahora y este asintió.

— Ahora podremos regresar todos a casa. — Elijah habló a mi costado y mientras Mikasa se retorcía de dolor y su parte lobo, iba desapareciendo lentamente, yo miré al pelinegro con una sonrisa.

— Hasta crees que dejaría qué te salieras con la tuya imbécil.

Mire a Levi y los ojos del hombre se abrieron de sorpresa cuando rompí el cuello de Mikasa. Ambos gritaron sorprendidos y yo me aparte de la azabache para alejar a Elijah de ella. Sus ojos de vampiro se pusieron furiosos, porque ni siquiera tuvo tiempo de beber su sangre.

— ¡Llévatela ya! — Le grité a Levi, este no lo dudo, ni un segundo.

Rodeó a Mikasa con un brazo y con el otro hizo un hechizo que los desapareció a los dos. Elijah se dejo caer al suelo, cuando el hechizo busco una dirección adecuada de completación.

— ¿Te sientes bien? — Bromee tronando mis puños. Él me miró con ojos asustados. — ¿Débil, quizás?

— ¿Qué hiciste? ¿Cómo pudiste matarla, sin parpadear? — Elijah se retorció en el suelo, y me encanta como la magia, tiene formas de contrarrestar un hechizo fallido.

Toda esas muertes sobrenaturales y mundanas, que por decretó de la misma Harley no podía hacer, le hizo sentir como una peste. La magia, lo estaba llevando a un rincón para que se retorciera de dolor, y aunque yo me sentía de la misma modo, por matar a Mikasa, se que la forma en como él se siente mucho peor.

— ¿Por dónde empezamos? ¿Los ojos, quizás? — Me agaché a su altura y lo tomé del cabello. — ¿Dónde están tus hermanos? ¿Y si mejor empezamos por ellos?

El intento zafarse, sin embargo tome su mandíbula con fuerza, al tal grado que se rompió e hice que me mirara.

— Observa el espectáculo ¿Quieres?

Me puse de pie y busqué con la mirada a sus hermanos. Walker estaba en el suelo muerto ya, claro, sin la magia de Ada que lo mantenga con vida. Dudaba mucho que él estuviera bien. Sin embargo Hans, ¿Dónde estaba el bastardo rubio?

— ¿Me buscabas, loca? — Hans apareció de repente y traía contigo, un arma, tan conocida para mí. — Mira lo que encontré. Uno de tus zoquetes la tenía.

Entrecerre los ojos y me crucé de brazos.

— Y apuesto a que saliste corriendo, cuando Eren te golpeó en la cara ¿No es así?

Hans se molestó por mí comentario tan acertado. Y alzó la ballesta apuntándome con la flecha bañada en verbena.

— ¿Siquiera sabes usar eso? — Me burlé.

El rubio apretó el gatillo, sin embargo la flecha se estrelló a mi derecha, ya que la esquive con facilidad.

— Vamos, puedes hacerlo mejor. — Lo anime.— Es más cerraré los ojos.

— Eres una maldita perra. — Escuché como acomodaba la flecha y como se quemaba con la verbena, lo que me hizo reír. — Deja de burlarte, bastarda.

— Ciertamente, no me lo haces tan fácil. — Me quite justo a tiempo, cuando sentí la flecha acercarse a mí. — Y me reiría más, si pudiera ver tu estúpida cara de pendejo confundido.

— Eso es todo.

Hans se abalanzó hacia mí e intento clavarme la flecha en el pecho. Cómo sí fuera una estaca, como sí eso, fuera a matarme.

Ellos me mataron cuando me obligaron a ver a la gente que amo, morir, cuando me hicieron matar a Mikasa. Así que. No me importó cuando le quite la flecha de la mano y se la clavé en un ojo, el se retorció de dolor, gritó y se apartó, eso me permitió patear sus testículos y dejarlo de rodillas.

Mire a Elijah que parecía tener un calambre en todo el cuerpo. Se estaba comenzó a secar.

— ¿Recuerda, por qué me llamaban destripadora?

El le gritó a su hermano que se fuera, pero demasiado tarde, demasiado tarde para el cuando lo tome de las rodillas y las doble, en el sentido contrario, Hans gritó fuertemente y eso me hizo sentir tan bien, su sangre se salpicó en el suelo, sus huesos se rompieron cuando regrese sus rodillas a su lugar.

— Puedo hacer esto, toda la noche. — Le sonríe lentamente a Hans. — Pero tengo cosas importantes que atender.

Hans se arrastró con las manos y eso me divirtió aún más. Tararee una canción de los ochenta, mientras me acercaba a él y le rompía los brazos con la pierna, el se calló con cara de sufrimiento.

— Seré dulce contigo. — Acaricie su rostro y empecé por los brazos, mordí su hombro y con la fuerza de mi mandíbula le arranque un brazo, su sangre, sabía curiosa, como rancia. Hice lo mismo con el otro y escupe su sangre en su rostro. — Sabes a pobre. Es una lástima.

Hans intentó de todo para moverse solo con el dorso. Simplemente no pudo, ni tampoco se lo permití.

— Eres una sádica. — Elijah se quejó a mis espaldas. — Pudiste haber sido humana como yo, y vivir bien. Pudiste volver a encontrarte con tus padres en el cielo.

Le sonreí sobre mi hombro y él se tensó.

— Tenía buenas cosas aquí. Y a diferencia de ti, yo sí las valoraba mucho. Mírate ahora, tirado en el suelo, pudriéndote por tú avaricia. No eres ni capaz de pararte y defender a tú hermano. — Mire a Hans que ya de había alejado un poco y aplaudí la fuerza de su cuerpo sin sus brazos. — Bueno, mierda, estoy un poco impresionada.

Por más que quería quedarme aquí y desquitarme, el tiempo es oro y aunque lo tenga, no lo quiero desperdiciar más con estos imbéciles. Así que fui rápida cuando le arranque las piernas, y la cabeza y acomodo todo en una pieza enfrente de Elijah, que gritó con lágrimas en los ojos, a medida que su cuerpo se volvía polvo y se lo llevaba el aire.

Que lindo era cuando todo sale como se debe.

...

Me dejé caer en el balcón de la habitación de Mikasa de la casa/mansión de Levi y escuché a todos moverse alrededor de ella. Eren y Armin lloraban, mientras que Levi me maldecía una y otra vez. Historia e Ymir parecían particularmente confundidas por mi decisión, por mi arrebato. Y los demás de la manada se encontraban sentados en el suelo con la mirada baja, pérdida. Observe mi reloj en mi muñeca, estaba manchado de sangre y apenas se notaban las manecillas, sin embargo note que apenas iban a dar las doce. Faltaban cinco minutos para eso.

Sí ella no despierta, no podrás vivir con eso. — Historia (como siempre tan asertiva) me contacto por medio de nuestro vínculo. — ¿No vas a entrar?

— Estoy vigilando. — Le mentí, aunque sabía que ella no se lo creería. — Y no podré verla a los ojos, cuando ella lo abra, se que...— Suspire hondo y miré mis manos.— Me volví el destripador por unos minutos y fue, como regresar a casa y comer una comida caliente.

— Y te sientes mal, por haberlo disfrutarlo. — Ella me conoce tan bien. — Eres lo que eres Annie. Tendrás que vivir con eso.

Mire el momento justo en donde se escuchó un suspiro que dejó a todo con la boca abierta y los ojos de Mikasa se abrieron de golpe. Ella saltó de la cama con violencia y su corazón latió rápidamente en su pecho, una y otra vez. A salvo y el sonido saco lágrimas de felicidad de mis ojos. Saco una sonrisa triste que ella no podrá ver.

Quédense con ella. — Les pedí a Ymir e Historia. — Se que ustedes la guiarán por el buen camino. Se que estará bien con ustedes.

Annie no lo hagas. — Historia se acercó a la puerta del balcón y la abrió de golpee.

Yo le sonríe antes de lanzarle mi reloj y dejarme caer por el patio de la casa del señor Ackerman. La escuché maldecirme y eso, de alguna manera me hizo reír, me hizo llorar, me hizo quererme arrancar el corazón del pecho. Sin embargo, no lo hice, lo único que hice que regresar al coche, donde estaba el cuerpo de mi familia y me subí en él.

Las luces golpearon el pavimento cuando las prendí y con ello, un nuevo anochecer que se sentiría como un nuevo amanecer. Algo fresco, algo pesado en el pecho, que no me dejara jamás. Que no me soltara.

"Me estoy cayendo en pedazos; Cayendo en pedazos."

(...)

Nota final; Entonces aclararé cosas, la primera es qué... Se me borró el archivo original, tuve que hacer este final, en base a lo que planeé en el primer escrito. No sé, fue difícil porque el argumento era completamente diferente.

Sentí cosas gay's cuando Annie sacó su lado de destripadora, eso me asustó, porque estaba sonriendo como imbécil cuando lo escribía. Miren entiendo que es, grr, meh este final, porque pues, soy mala escribiendo peleas y esas cosas en segunda persona. Debí haber escrito esto en tercera, pero aja, soy floja, así que... y bueno me acostumbré mucho a escribir esto en segunda.

Una cosa curiosa de esto, a mí punto de vista, es que fuera de que me equivoqué en las líneas temporales y confundía algunas cosas; Me divertí mucho, con ellas dos.

Entonces, este es el final de una de las cosas más largas que he escrito en mí vida.

Adiosito, gracias por leer.

No se crean. Si bajan un poco más, encontrarán algo interesante.















(...)

Mikasa Ackerman.

Diez de febrero del 2025.

Mí maquillista me observó con sus grandes ojos cafés, parecía un poco divertida con mi actitud nerviosa y que me removía en mi lugar, una y otra vez, como si no pudiera controlar mi cuerpo. La sonrisa que me dio, me hizo soltar un bufido que alcanzó los mechones de sus cabellos castaños.

— Respira ondo, y deja que haga mi trabajo. — Ella me regañó con delicadeza y rodeé los ojos.

— No me voy a disculpar por mis nervios, Historia. — Suspire. — Es impresionante, cómo llegamos hasta aquí.

Historia se acercó a los maquillajes y me pidieron que cerrará los ojos.

— Es tú primera película, dirigida y protagonizada por tí misma, entiendo que estés así. Sin embargo. No voy a permitir que te presentes ante los medios con el maquillaje mal hecho. ¿Qué dirá eso de mí?

— Creó que para estas alturas, el cómo me vea no importa mucho. — Señale e Historia alzó una ceja. — Hablo en serio.

— Claro, que si, campeona. — Se burló la joven. — Yo deje de interesarme en mi apariencia, cuando cumplí tres siglos de vida. Aún te queda un largo camino que recorrer.

Me quedé callada pensando en sus palabras, y eso ayudó a qué Historia terminará con mi maquillaje, al igual que mi peinado. Me giró suavemente con la silla, de tal modo que pudiera ver mi reflejo en el espejo. En un inicio cuando me convertí en híbrido, no podía ni mirarme al espejo, los ojos rojos, negro y miel, se veían horribles en mi rostro. Me costó mucho enmascarar mis ansías, mis sentidos y mi corazón roto. Fue difícil sentir esas emociones cuando eres una combinación de las dos especies más fuertes. Sin embargo ahora, enfrente de este espejo con mi cabello corto recogido en media coleta, el suave maquillaje en mis ojos grises con amarillo y el labial rojo que hacía resaltar las pecas en mi rostro. Me hizo sentir, de alguna manera, bien.

Lo peor pasó hace mucho tiempo, y está nueva persona en el espejo, no es la misma que hace dieciséis años atrás, que le tenía miedo a todo. Así misma y a lo que podía hacer.

— Me veo, fuerte.

Historia se rió suavemente y ambas miramos a la puerta cuando se escucharon pasos acercándose. Historia se acercó para abrir y mi representante alzó una ceja divertido.

— Aún no me acostumbro, a que puedan escucharme llegar. — El menciono con una suave sonrisa, saludo a Historia con la mano y a mí me beso en la mejilla. — ¿Cómo te sientes superestrella?

— Ansiosa. — No le voy a mentir. — ¿Crees que le guste a la gente, nuestra película?

Connor se acomodo en el sofá e Historia se despidió de mí, alegando que iría a ver a Ymir. Sonreí enternecida.

— Créeme cualquiera quisiera ver, el amor trágico de un Vampiro y un hombre lobo. — Connor nos sirvió un trago de champaña y brindo conmigo. — Por la película que podría cambiar el mercado.

Tomé un trago y me limpié con una servilleta.

— Suenas tan convencido.

— Vi ese proceso creativo. — Connor sonrió y la sonrisa llegó hasta sus ojos miel. — Y cuando hay tanta pasión en el guión, en la grabación y en la historia. Sé que puedes lograr muchas cosas.

Me puse de pie y él hizo lo mismo. Connor era un poco más chaparro que yo, tenía cabello pelirrojo en rulos y era un poco rellenito, daba mucha ternura. Lo acerque a mí dándole un fuerte abrazo y él soltó una carcajada en mi cuello.

— Yo también te quiero niña. — Connor me palmeó la espalda y dio un paso atrás. — Te dejo para que termines de arreglarte, hoy es tú gran día.

Él se encaminó a la puerta y antes de salir me lanzó una pequeña caja, que atrapé con facilidad.

— Feliz cumpleaños, querida.

Acto seguido Connor cerro la puerta a sus espaldas. Mire el pequeño paquete entre mis manos, y sin darme cuenta, mis ojos se fueron al reloj rojo en mi mano derecha. Las manecillas del reloj me indican que apenas darían las dos de la tarde. Estaba un poco roto y gastado por el uso, sin embargo, mi corazón no pudo evitar latir fuertemente contra mi pecho.

La extraño tanto.

Moví la cabeza y abrí el regalo de Connor. Era una pequeña pulsera de oro macizo con mis iniciales. Sonríe suavemente y lo acomode por debajo del reloj. Ambos se veían particularmente bien.

Quitando mis pensamientos intrusivos de la mente, me dispuse a conseguir algo de ropa del armario. Ciertamente la moda ha cambiado mucho, desde los 2000, la gente ahora utiliza o muy poca ropa, o demasiado ajustada. Claro que en mi época universitaria, también era así. Sin embargo procuraba tener algo con que cubrirme. A pesar de ser de temperatura caliente, me daba vergüenza un poco mi anatomía musculosa, aunque eso fue disminuyendo un poco cuando cuesta rubia chaparrita entro a mi vida. Era simplemente por el motivo de que a ella, no le importaba mucho cómo se veía, a pesar de que llegue a ver un poco de músculo de aquí por allá. Algo que nunca le dije, y que se que no sabrá.

Pero ella fue, la que me hizo confiar en mi propio cuerpo, por la forma en como me miraba, sus ojos me decían que yo tenía la respuesta a todos sus males. Sus gestos, me regalaban felicidad cada vez que me tocaba, que me cuidaba y llenaba la habitación con su aroma.

Ella fue una de las razones por la que no me rendí cuando más difícil era quererme a mí misma.

Así que, ¿Por qué no?

Encontré un conjunto sencillo que consistía en un falda con bolsillos de color roja, que me queda dos dedos arriba de las rodillas, junto a una playera sin mangas de color negro mate. El cinturón era negro con letras blancas y los tenis eran negros, mi bolsa combinaba con la falda y la gorra con los tenis.

Salí de mi camerino vestida y un poco nerviosa. Pasé por unos cuantos camerinos de gente famosa y no podía creer que llegue a codearme con ellos. Cuando me metí a estudiar para ser actriz en España, nunca pensé que llegaría tan lejos, nunca pensé que las cosas saldrían bien.

Lleve las manos a los bolsillos de mi falda y camine despacio, buscando a los demás.

No vas a creer esto. — Hitch comentó a través de nuestro vínculo. — El hijo de Jean, está usando traje.

— Debió de ser una tortura, hacer que ese niño se lo pusiera. — Camine por una esquina, y saludo a uno que otro encargado. — ¿Dónde están?.

— Esperando por ti, en la salida.

— Llegó en cinco.

Me desconecte de la comunicación y no pude evitar reírme de la tecnología. ¿Quien necesita celulares, cuando tú conexión es mejor? Apresure el pasó y antes de que dieran los cinco minutos, yo estaba cruzando las puertas del estudio. Los chicos me dieron una suave sonrisa y el pequeño Jean salió corriendo para darme un abrazo.

— Tia. — Él mencionó con alegría. — Feliz cumpleaños.

Sonreí suavemente y le di un beso en la mejilla.

— ¿Es por eso que te vistieron como pingüino?

Jack miró a su madre y se quejó.

— Fue culpa de la señorita que dice, ser mi madre.

— Soy tu madre, Jack. — Pieck habló con una mueca. — ¿Y qué dices? Te ves re lindo.

Todo era un contraste.

La cosa estaba así. Mientras que Jean, Pieck, Hitch, Connie y Sasha, ya eran adultos, hechos y derechos. Nosotros el equipo EMA, aún tenemos veinticinco años. Claro que la gente suele cuestionar, cómo es que éramos amigos, o salíamos a fiestas a menudo, reuniones y todo eso. Pero cuando me convertí en híbrido, yo les cuestioné. Armin y Eren fueron los únicos que dijeron que sí, porque somos un equipo, amigos, familia y todo lo demás. No me molesto que los demás se negaran, teniendo en cuenta que yo quería lo mismo, que ellos tienen ahora.

Y estoy orgullosa de lo que son, de que seamos una familia.

— Bueno, te compraré un helado, después de la película ¿Qué te parece? — Le hable a Jack con dulzura.

— No lo mimes, Kasa. — Jean bromeó y sostuvo a su hijo con suavidad. — Tendrás que hacer la oferta para todos.

Alce una ceja y mis amigos se rieron.

— ¿Eso no tendría que haberlo dicho Sasha? — Armin cuestionó escribiendo algo en su celular.

Todos miramos a la castaña, que estaba más entretenida en ver lo que está haciendo su esposo Connie, como para prestarnos atención. El amor da giros muy extraños, la verdad.

— Vamos, o llegaremos tarde. — Eren me tomó del brazo con suavidad, ayudándome a subir al coche. El y Armin se sentaron a cada lado de mí y ambos me dieron una sonrisa de dientes completos.

— ¿Qué? — Cuestioné, observando a los demás, subir a la limusina.

— Nada, solo que... — Armin se acomodó en su asiento. — Ese conjunto te queda bien.

— Si, no me gusta que la gente mire a mi hermanita. — Eren se cruzó de brazos. — Te ves muy bonita.

Sonríe suavemente y los abrace a ambos con fuerza, casi les saco los ojos sin querer y eso hizo reír a los demás.

— Por cierto ¿Dónde está tú co-estrella? — Cuestionó Hitch con curiosidad. — ¿No vendrá con nosotros?

— Ella, bueno... sigue enojada conmigo. — Mire a otro lado avergonzada. — Mencionó que nos veía a todos en el cine.

— ¿Qué le hiciste a la pobre? — Connie bromeó, comiendo los dulces acomodados en uno de los comportamientos.

— En su defensa, no fue su culpa. — Sasha le aclaró a su esposo. — Fue Louise, la que se creyó demás, la actuación de Mikasa.

— Juro que no estaba coqueteando con ella. — Exclamé para aclarar el mal entendido. — Cuando se lo dije, se enojó tanto que me lanzó un jarrón a la cara, y que bueno que se fue antes de que notará que no me pasó nada.

— Bueno, nadie puede culparla. — Pieck agrego, y su hijo la miró. — ¿Qué? Tú tía, pudiera hacer dudar a cualquiera de su heterosexualidad.

— ¿Cómo es que la conversación se trata de mí? — Me queje, cubriendo mi cara con las palmas de mis manos.

— Es tú día. Hoy solo eres tu y nadie más. — Armin paso un brazo por mis hombros y me pegó a su pecho, la gorra que llevaba puesta evitó que mirara la cara de los demás al cubrir mis ojos.

Sin embargo, mi súper oído me permitió escuchar sus risas.

— Son unos tarados. — Comenté lo menos grosera que pude, porque hay un niño presenté.

— Somos tú familia. — Eren habló con orgullo. — Y como familia, tenemos derecho a molestarte.

— Patrañas. — Gruñi y me aparté de Armin. — Gracias por todo chicos, en serio.

— No lo menciones. — Hitch se recargó en su asiento y me miró. — Sin ti, nosotros no estaríamos aquí.

Sonreí confundida y ellos se quedaron callados. No estoy segura de lo que hablan, pero está bien. Observé las calles de Nueva York, en dónde la gente parecía feliz y el mundo giraba en la dirección adecuada. Claro, había personas que vivían en la calle, niños, prostitutas y perros. Sin embargo estoy haciendo todo lo posible para que se reduzca eso. En los últimos años, intente codearme con el gobierno para poder arreglar eso, sin embargo, la mayoría aparte de corrupto, solo pensaban que era una cara bonita y hueca. Se equivocaron mucho conmigo cuando se insinuaron, que no les fue muy bien que digamos. Así que lo hago por mi cuenta, aquí en Nueva York y allá en España. En la antigua residencia de los Leonhart/ Braun, que Annie me dejó de herencia, cuando decidió dejarnos.

A veces regresaba a España, solo para asegurarme que las personas que vivían allí, estuvieran a salvo, bien y cómodos. Arreglaba de todo, desde cuidar que nadie sea maltratado, hasta asegurarme de su educación y salud. Esa casa tan enorme se volvió aún más grande con la ampliación, y los arreglos. Lo único que no me atreví a mover o entrar fueron las habitaciones de La familia de Annie, o de la misma Annie. Por respeto a ellos. También visitó sus tumbas de vez en cuando, cuando voy en ocasiones, encuentro flores frescas, con olor de la chica y se que ella también hace lo mismo.

— Bueno, estamos aquí. — Eren golpeó suavemente el techo del coche, lo que me hizo saltar en mi lugar. — Lo siento, la emoción.

Negué con la cabeza y espere a que todos salieran del coche, para hacer lo mismo.

Y dios mío, el cine estaba a reventar. Los paparazzis se acercaron en el momento que nos vieron, con micrófono en mano y preguntas saliendo de entre sus labios. Todas las pude comprender por mí agudeza, sin embargo era un poco molesto el ruido.

— Contestaré lo que pueda contestar. — Informé y les hice un gesto a los demás para que entrarán, ellos prácticamente salieron corriendo. — Sin embargo, solo pido un poco de orden.

Ellos asistieron y la primera en cuestionar fue una señora pelirroja.

— ¿Es cierto que te inspiraste en Diario de Vampiros y Crepúsculo para escribir el guión?

— Soy muy amiga de Lisa. Sin embargo, no tienen nada que ver. — Hablé con una suave sonrisa.

— ¿Dices que es algo original y fresco? — cuestionó otro paparazzi de piel oscura.

En teoría, fueron los creadores de la serie de diario de vampiros, los que aplicaron mis ideas, pero no diré eso. Que se queden con la buena imagen.

— No puede haber mucha frescura en un romance sobrenatural.

— En todo caso ¿Qué hace especial su película, señorita Ackerman? — Mencionó otro de ellos con amabilidad.

— El final... — Hice una pausa y luego sonreí. — Y el increíble soundtrack. Quizás eso, sí lo saqué de diario de vampiros.

Ellos se rieron y me hizo sentir bien.

— Tengo que irme. Gracias por sus cuestiones. Disfruten la película. — Hice una suave inclinación y camine por su lado, rezando que me dejarán ir con facilidad.

Por suerte, me tope con los paparazzis, que no eran groseros. Había muy pocos de esos por aquí.

Al ingresar a la sala, lo primero que me tope fueron los pósters de la película colgados en cada lado, mí nombre en ellos, junto al de Louisa y se sintió bonito, ver los créditos, en dónde el nombre de mí manada también estaban. Al final de cuentas, no tuvimos que gastar mucho en efectos especiales. Solo con el personaje de Louisa, y los amigos de mi personaje. Lo normal.

Trague saliva y sentí nerviosismo en la piel. Observé todo con maravilla y casi me regañé por olvidar mi cámara en el set.

— Sobrina. — Me volteé para encarar a mi tío, que no dudo en darme un abrazo y alzarme sobre el aire. — Te extrañe. Me dió mucho gusto, cuando me llegó la invitación para esto.

Me bajó con delicadeza y deje caer mis manos en sus hombros.

— ¿Cómo estás? — Observé disimuladamente su pierna. Lo que sea que le haya hecho Ada, hace Dieciséis años, no lo dejó muy bien.

— Mejor. — Sonrió rápidamente y eso me hizo feliz. — ¿Me creerás si te mencionó que conocí a alguien?

Alce una ceja curiosa.

— ¿Y esa persona te trata bien?

Los ojos de mi tío brillaron y la respuesta fue más que evidente.

— Él me hace sentir especial. — Intentó disimular su felicidad. — Después de Hange, pensé que nunca iba a sentir esto por nadie más.

— Me alegró mucho por ti. — Me aparté y lo guíe a través de las butacas. — ¿Lo conoceré?

— Estará en la fiesta. Se disculpa por no estar en la primera proyección, pero es un hombre ocupado.

— No tiene que preocuparse. — Le sonríe a Levi. — Me encantará conocerlo y ¿De qué trabaja?

— Es abogado.

— Claro que sí. — No pude evitar soltar una suave risa. Levi golpeó suavemente mi estómago.

— Todavía puedo lastimarme, mocosa. — Me amenazó de broma, haciendo un truco barato que me hizo estornudar.

— Perdón, pero pues, es un poco irónico. — Le aclaré, pasando mi brazo por sus hombros y besando su cabello. Él se quejó, pero no se apartó.

— Nosotros los Ackerman, siempre salimos con cada sorpresa ¿No es así? — Levi me miró suavemente. — ¿Has sabido algo de ella?

Suspiré y recargue mi frente en la suya, unos segundos.

— Es, extraño... — comencé en voz baja y me aparté. — No sé nada de ella desde ese día. Y sin embargo; Ella no desaparece del todo. Cada fiesta, hay un presencia fantasma en dónde sea que yo voy, en los buenos momentos, en los malos también. Es como si ella estuviera a mi alrededor, y nunca se atreviera a cruzar esa línea. — Solté una suave carcajada. — Es lo único que no ha cambiado en ella.

Levi ladeó la cabeza.

— ¿Aún la esperás?

— Deje de hacerlo cinco años después de que se fue. — Me acomode en mí lugar y mire la pantalla oscura. — Conocí a nuevas personas, me enamoré, me rompieron el corazón. Hice cosas clichés, aprendí idiomas, viaje por el mundo. Escribí un libro, y es un éxito. Soy feliz. — Y era verdad, por más que extraño a Annie.

Fue ella la que decidió irse una vez que me transformó en híbrido. Ella me abandonó cuando más la necesitaba.

— ¿Y qué hay de eso? — Levi tomó mí mano suavemente. — ¿Aún sueñas con tus padres?

— Las pesadillas son peores cuando se acerca el aniversario de su muerte. — Mire mis manos. — Al final del día, puedo ver claramente porque Annie decidió por mí, cuando era pequeña. Ellos. Ella hicieron algo horrible, algo que se desbloqueó cuando Elijah murió. Todo ese control mental, se evaporó en el viento. Se llevó mi paz, y algunas de mis noches.

Levi acarició mí mano suavemente y beso la palma con cariño.

— Algún día, niña. Esas pesadillas, dejarán de serlo. — Aconsejo. — Solo tienes que tener paciencia. Se desbloqueo el trauma de golpe. Deja que tú corazón y mente se acostumbre y entienda que eso fue en el pasado. Y qué le presenté, se ve mucho más prometedor.

Cómo siempre, el brujo tiene razón.

— Gracias, por eso eres mi tío favorito.

— Soy el único que tienes, zoquete. — El bromeó y se ajusto en su silla. — ¿A qué hora empieza la película?

Mire mi reloj rápidamente.

— Tengo entendido que a las cinco. Faltan quince minutos. — Le informe y busque con la mirada a los demás. — ¿Dónde estará mí manada?

— Los ví a todos en la dulcería, cuando llegué.— Levi soltó una pequeña risa. — Se me pasó decirte.

— Ellos van a vaciar el local del señor. Si no, los detengo. — Suspiré y me puse de pie. — Aparta nuestros lugares ¿Quieres?

Levi se cruzó de brazos.

— ¿En serio?

Señaló con la cabeza, los nombres en las butacas y no pude evitar reírme.

— Una pequeña broma no hace mal, a nadie.

— Lo hace, si la broma es pésima.

Chasquee la lengua y pasé por arriba de el, para llegar al pasillo. De paso, voy a hacer pipí. Se que en teoría, estoy muerta. Pero hasta el muerto, tiene necesidades. Pregúntele a los que te cobran en el panteón, como si fuera hospedaje de hotel. Olfate para saber dónde estaba la dulcería y me llegaron dos aroma, ambos muy familiares para mí. Camine lento saludando a algunas personas y sonriendo cuando me pedían alguna foto. Llegué a una parte del cine que no era para invitados y escuché atentamente, el ruido de alguien lastimado llamo mi atención. Abrí la puerta de servicio (que estaba cerrada del otro lado) y me encontré con un chico tirado en el suelo y varias cajas esparcidas en el suelo. Me agache a su altura y limpie con mi pulgar la sangre que salía de su frente, checando en el proceso si tendría que llamar al paramédico, no parecía grave y su sangre olía bien.

— Hey. — Lo moví suavemente para que despertara y me llevó casi cinco intentos, pero por fin el chico respiró hondo y abrió los ojos.

El chico se llevó la mano a la frente y la agarró con fuerza haciendo una mueca de dolor.

— Ven, te ayudo a ponerte de pie. — El giro la cabeza en mi dirección y noté algo curioso en sus ojos.

Entonces de forma un poco desesperada comenzó a buscar en el suelo, junte las cejas y cuando por fin pudo encontrar lo que buscaba, se los puso rápidamente. Eran unos anteojos, con una graduación ridícula de aumento. Una vez que parecía verme mejor, se sonrojo y lo ayudé a ponerse de pie.

— ¿Te sientes mejor? — cuestioné y él parecía querer decir algo.

Hasta que se llevó la mano a la boca y fue corriendo a una esquina para vomitar. Eso no es buena señal. Saque un poco de papel que cargaba conmigo y se lo pase.

— Que vergüenza. — Mencionó el, por fin. — No fue nada, solo se me cayeron las cajas. Iré a la enfermería del lugar.

Asentí suavemente.

— Te llevaré. — Lo tomé de la mano con delicadeza. — Tú guías.

— ¿Por qué me está ayudando?

Abrí la puerta del almacén y el se cubrió los ojos con pereza.

— Es mi deber, supongo.

El joven asintió aún confundido, sin embargo me guío por los pasillos hacia una pequeña puerta que decía; Enfermería. Antes de entrar el se me quedó viendo curioso.

— Gracias señorita Ackerman.

Leí su gafete en el pecho y sonreí.

— No hay de qué Peter. — Mencioné divertida. — Suerte Spiderman.

Me dí la vuelta, mientras él soltaba una pequeña risa y no me sorprendió nada que el chico se riera de mi mal chiste. Digo cualquier nerd o persona como yo, lo entendería perfectamente. Seguí mi rumbo hasta regresar al olor de palomitas, y encontré a mis idiotas amigos, jugando a con unas espadas de Star wars.

Armin y Eren se volvieron mucho más ñoños con el tiempo y Jean junto a Connie le siguen el rollo. Miren que hasta Jack está jugando con ellos.

—Oigan, no me dejen fuera de esto. — Informe tomando a Jack entre mis brazos y acercándolo a mi pecho. — ¿Vamos ganando?

— Darth Vader, quiere mis botanas. — El hablo con delicadeza. — Y yo le voy a demostrar la fuerza rebelde.

Solté una carcajada y lo ayudé a molestar a Eren y Armin, junto a Connie y Jeana. Muy disparejo, y tramposo de mi parte. Sin embargo, en mi defensa, ellos se querían llevar la comida de mi sobrino y como alguien que le gusta convivir con los niños, eso es más que inaceptable.

..

— ¿Por qué, tienes tu dedo manchado de sangre? — Armin cuestionó una vez que nos sentamos en nuestros asientos, el y Eren tenían un moretón en la cara que pronto se quitaría y una paleta de hielo de consuelo.

— Un chico se lastimó y lo ayudé. — Me encogí de hombros limpiando mi dedo. — Se me pasó limpiarme.

— ¿Cómo controlas la sed de sangre? — Cuestionó Eren. — A mí, aún me cuesta algo de trabajo.

Suspiré y miré con cariño a mi hermano.

— En teoría, hay una diferencia abismal de casi siete años. Es normal que una no te acostumbres. — Él se rió. — Aunque me ayuda, recordar que cuando empezaba, hice cosas de las cuales no me gusta hablar y eso me detiene por completo de repetirlas.

Armin sonrió y asintió.

— Tiene sentido para mí.

— Eres igual de aburrida que ella. — Llegó una voz a nuestra derecha, dirección al pasillo. Los tres volteamos a ver a Ymir, que estaba junto a Historia. — Hola hermana de sangre.

— Strong — Saludé alzando la mano. — ¿Historia te obligó a venir?

— No hice nada de eso. — Historia me beso en la mejilla y saludo a los chicos con una sonrisa. — Una vez que salí del set, fuí a su casa y ella de la nada decidió venir. Me asusté un poquito. Yo iba a dejarla en la casa.

Soltamos una carcajada.

— No soy un perro. — Se quejó la chica.

— Lo eres. — Le recordó Pieck, divertida. — Mitad animal, y la otra mitad también.

Historia soltó una suave risa e Ymir se quejó.

— ¿Se van a sentar o qué? — Gruño Levi.

— Somos familia, ahora, hombre. — Ymir tuvo la osadía de golpear su hombro y la suerte de que Levi solo le diera un manotazo en vez de romperle el brazo.

— No me toques. — Nos recorrimos de lugares para que ellas quedarán cerca del pasillo y no tener que hacer que pasen por encima de todos nosotros.

— ¿Tia Historia? — Llamo Jack a la susodicha. Historia lo miró por encima del hombro de Eren y le sonrió. — ¿Trajiste los dulces que me debías?

— Pequeño mafioso. — Historia rebuscó en su bolsa y sacó una gran bolsa de gomitas. — No vuelvo a apostar con un niño de ocho años. — Se los paso al castaño y este se acomodó en el regazo de su mamá, comenzando a comérselos. Connie, Sasha y su propio padre, le robaban uno que otro, cuando éste sacaba la pequeña manita de la bolsa y discutía con sus tíos.

Era tan lindo.

Las luces del cine se apagaron y con eso mis amigos se quedaron callados. Observé de reojo a Jack y me di cuenta que no creó que sea una película para que el pueda ver.

— No pasa nada. — Mencionó Pieck. — Le puse Evil Dead, cuando cumplió los ocho.

— Ow, ¿Ya eres de nuestra liga? — Mencionó Armin y Jack se rió. — Dame esos cinco niños. Tú y yo, vamos a tener un curso intensivo de películas de terror. Si se puede, claro. — Esto último, lo menciono mirando a sus padres.

— Sin problemas. — Ambos hablaron al mismo tiempo. — Pero si te pasas de la línea, le pagas la terapia. — Jean continuó, entre bromeando y hablando en serio.

— Lo vigilaré. — Les aseguré y después los mandé a callar.

La pantalla se iluminó y mi corazón comenzó a latir con fuerza contra mí pecho. Se sentía extraño. Veré en proyección, lo que viví y al mismo tiempo, lo que me hubiera gustado vivir. Quiero decir, se lo que grabe, lo que actúe y como me sentí en ese momento. Sin embargo, la música, la edición y los créditos, fueron cosas de Armin y Eren. Ellos pudieron tener una perspectiva diferente al momento de editar. Y todo puede cambiar con sus ideas. Ciertamente no molesta, me emociona de cierta manera qué hicieron con una parte de mí alma.

El inicio de la película fue diferente a como nos conocimos Annie y yo en la vida real. Quise contar la historia por medio de mi narrativa, así que empieza conmigo en aquella cama blanca de mi antigua habitación, con mis amigas a mi alrededor y preocupados por mí, las voces en el fondo aturden mis sentidos sensibles y me llevó la cabeza a las manos, llorando y jadeando de dolor. Entonces los créditos de inicio aparecen, junto al título de la película y los nombres de los actores. Y regresamos a enero, exactamente el día que conocí a Annie y mi vida cambió por completo.

Me enfoque en dos cosas a medida que la película se reproducía, a los comentarios de las personas y sus reacciones. En ocasiones me daba risa cuando comentaban que Annie era una idiota (si deje su nombre, no iba a pensar en otro) y que no pueden creer que sea tan ciega y desesperante. En otras se burlaban de la actitud de Eren y Armin, como la actitud coqueta de Pieck. Y otras las escenas serias, se sentían incómodos y la sala entera se quedaban en silenció. Sin embargo, cuando paso una escena en particular, ellos gritaron fuertemente, específicamente las chicas, y sentí mis mejillas calentarse cuando mis amigos (menos Eren y Armin) me voltearon a ver.

El final se acercaba y la mayoría odio tanto a Elijah, como yo en su momento. Así que ellos se pusieron contentos cuando él se evaporó y la actitud de Annie, les hizo sacar suspiros (si hubiera estado en ese momento, también lo hubiera hecho, sin embargo, me enteré de todo lo qué pasó, por medio de una carta de Annie, hace unos años). Hubo una pausa colectiva en la escena final. Y ver eso se sintió demasiado personal. Demasiado doloroso. Respire hondo y cuando la pantalla se quedó en negro y comenzó a sonar el piano. Mi corazón se aceleró ante la canción que Armin escogió para el final.

Lo miré sorprendida y antes de darme cuenta todos se pusieron de pie y comenzaron a aplaudir.

Así que la voz de Alicia Keys, interpretando Fallin' se perdió entre los aplausos y sentí lágrimas derramarse por mis ojos. Dios, no se cómo definir la emoción que asaltó mí corazón, que elevó mis emociones y me hizo querer gritar de felicidad.

Se sentía como sí estuviera enamorada de la vida, como sí la confusión en mi cerebro se disipará con cada aplauso o cada emoción ajena a la mía. Mis amigos me dieron un abrazo colectivo y por fin escuché a la gente relajarse y hablar entre ellos, comentarios, opiniones, quejas. Todo era bienvenido para mí.

— Tú... — Señalé a Armin cuando salimos de la sala de Cine. — ¿Cómo se te ocurrió usar esa canción?

— Les queda. — Fue lo único que dijo antes de que unos paparazzis los robaran, y él se veía en su zona de confort contestando preguntas.

No supe qué decirle, solo sonreí de lado y me acerqué a los demás.

— Bueno, eso fue... — Hitch me miró entrecerrando los ojos. — Interesante.

— No sabía que pasaron tantas cosas cuando ustedes estaban solas. — Pieck comentó un poco divertida.

— ¿En serio ella se volteó cuando, te estabas bañando? — Eren sacó su lado posesivo y me hizo reír.

— Tal cual mostré en la escena y en el guión. — Señalé.

— Esperemos que recuerde el dinero suficiente. — Escuché un poco de lejos a mí representantes Connor, todos volteamos a verlo. Estaba de fondo bebiendo un poco de champaña. — Fue un éxito en su primera exhibición y los adolescentes, se volverán locos con esta película... — Hizo una pausa y miró a todos lados, sus ojos se posaron con los míos y sonrió. — Hablamos más tarde cariño. Tengo que celebrar a mí chica.

Se escuchó una respuesta positiva del otro lado y él colgó.

— Cariño. Felicidades. -- Connor abrió los brazos alegremente. — Chicos. — Saludo a mis amigos con la misma sonrisa amable. — ¿Tienen planes?

— Nosotros tenemos que ir a descansar. — Mencionó Jean, ya que el pequeño Jack comenzaba a cabecear en su hombro. — Nos vemos otro día, Kasa. Y muchas felicidades por esto y tú cumpleaños.

— Gracias por venir. — abrace a Pieck primero y luego a Jean, bese la frente de Jack y sacudí su cabello. — Mi chófer los llevará.

— No es necesario, nos iremos en un taxi. Qué tal si beben demasiado. — Bromeó el castaño, y le rodé los ojos.

Los tres se alejaron a paso lento, una vez que se despidieron de los demás y esquivaron como pudieron a la gente. Vida de adultos, supongo.

— Si nos lleva a comer, nosotros más que apuntados. — Hablo Connie flotando sus manos entre sí.

— Yo los veré en la fiesta de más tarde. — Hitch comentó, mirando su celular. — Iré a recoger a mí novio.

Su novio de la universidad. Estoy sorprendida que aún sigan juntos. Aunque luego miro a Ymir e Historia, y se que todo es posible.

— En realidad si vamos por algo de comer. — Mencionó Connor, mientras nosotros nos despediamos de Hitch. — Mi esposa quiere que comamos en su restaurante, si no, les molesta.

— Yo creo que debería pensarlo dos veces. — Comentó Ymir, señalando a los jóvenes adultos a su izquierda. — Ellos no comen, subsionan como si fueran a darles de comer a un batallón entero.

— Eso fue muy gráfico para mí. — Connor hizo una mueca. — Ella no tiene problemas, por alguna razón, le caen bien y aún me sigo cuestionando eso.

— Somos encantadores. — Mencionó Armin tomando de los hombros a Eren, que estaba escribiendo un mensaje con su celular. — Bueno, menos mi amante aquí presente.

— Perdón cariño, le contestaba a mi mamá. — Eren le dió un suave beso en los labios y luego me miró. — Nuestra mamá quiere vernos mañana para desayunar.

Asentí y él guardó su celular en el bolsillo de su pantalón formal.

— Entonces vámonos. — Historia tomo de la mano a Ymir y se adelantaron.

Un momento, acabo de darme cuenta que soy la tía solterona del grupo. Solté una carcajada sin evitarlo y Connor me guiñó un ojo entendiendo.

— Te conseguiremos un polvo está noche, querida. — Él mencionó pasando su brazo por debajo de mí codo. — O me dejó de llamar Connor Alexander Smith.

— No suena mal. Es una noche para divertirse ¿No es así?

Connor saltó un poco en su lugar.

— Esa es mi chica.

Y si se preguntan, no. Connor no sabe nada sobre nosotros. Acordamos dejarlo en secreto en el momento que las cosas sobrenaturales comenzaron a popularizarse por todo el mundo. Historia me comentó que en el pasado no le daban mucha importancia, pero con la llegada de la tecnología en la tercera Revolución industrial. Tuvieron que tener mucho más cuidado con todo eso y para la mitad de la cuarta revolución industrial fue aún peor, con los avances tecnológicos. Todo el mundo quería saber cómo Hayley fue que inventó lo sobrenatural. Eran cuentos que se usaban para que los niños se fueran a dormir, cuentos que no eran tan falsos, pero eso no tiene que saberse.

Así que mi buen amigo Connor, se mantiene fuera de la lista de las personas que sabe quiénes somos y todas las verdades que se escondieron a lo largo de los siglos.

(..)

La comida estuvo deliciosa. Lastima que mi sistema me pide otro tipo de bocadillo. Se siente raro cuando en cierto tiempo mi estómago me cruje y el ansia de sangre, me distrae de las cosas que estoy haciendo. Cómo justo ahora que coqueteaba con una morena de buen ver, con ojos verdes y mi instinto me molestó la nariz cuando su excitación, junto a su sudor llenaron mis sentidos. No sabía que tenía tanta hambre hasta que ella me rodeo con sus brazos y acaricio mi cabello con la palma de sus manos. Parpadeé y me separé con delicadeza. Dudando un poco en mi siguiente movimiento, pasando mis ojos de su cuello a sus ojos y así, sucesivamente. Las luces del lugar iluminaron su figura y podía sentir el latido de su corazón y el viajar de su sangre por su cuerpo.

Ella abrió los ojos y grito algo sobre la canción que comenzaba a sonar que era de sus favoritas. Cómo buen latina que la chica era, tiene mucho sentido. Le dí una suave vuelta sobre su eje y pegué su espalda a mi pecho, aparte su cabello con delicadeza y Susurré palabras tranquilizadoras. Y mientras todos bailaban al ritmo de la música, yo succione suavemente la sangre de la chica. Estaba combinada con un poco de alcohol, pero no tan grave para doparme.

Sabía tan bien en mi boca.

La chica dejo caer su cabeza en mi hombro, permitiendome más acceso a él. Y me detuve cuando cambió de canción.

— Muy dulce. — Susurré sonriendo un poco, cuando ella me miró confundida. — ¡¿Quieres que te traiga algo de beber?!

La morena agitó la cabeza en afirmación y me separé para buscar su bebida. El bar estaba un poco lleno, tuve que pasar entre muchos cuerpos que olían a alcohol y un poco de drogas. Me da un poco de nostalgia de que las cosas que no viví cuando era más joven, ahora las este viviendo. Supongo que es parte de la vida, tener está tipo de experiencia. Cómo otras más tranquilas.

Cuando regrese con las bebidas en la mano. La morena ya no estaba en su lugar, mire por todos lados curiosa y me preocupe un poco que esté en peligro.

—¡Ella está bien! — Me gritó un chico random. — ¡Una rubia me pidió que le dijera que la envió a casa!.

— ¡¿Qué rubia?!

El chico se encogió de hombros y regresó a bailar con su grupito de amigos.

¿Será?

¿Annie? No lo creó.

Era raro que mí loba saliera de su ensoñación. Ha estado molesta conmigo desde que me convertí en vampiro, eso es un muy largo tiempo y solo sale cuando quiere molestar.

Siento algo. Es un poco molesto.

No me harás buscar por todos lados, como la última vez.

Vamos, se que también quieres verla.

Quería verla. Tiempo pasado. Ahora solo es un fastidio.

Claro, dicelo a alguien que no pueda sentir tus sentimientos. Ahora están hechos un lío.

Estaba perfectamente, hasta que decidiste abrir la boca.

Cerré la comunicación y me tomé los dos tragos con rapidez. La noche es joven, podré divertirme de todas formas, sola o acompañada, da igual. Deje que la música de reguetón de los 2000 me dejara sentir tranquila, bailando al ritmo del beat, y entendiendo el español con jergas latinoamericanas. Las ventajas de viajar es que tienes esa singularidad de aprender un poco del lenguaje externó. No sabía que tenía el DJ, pero o me está haciendo sentir rara a posta o no conoce más canciones que la de Daddy Yankee.

Alguien me tomó de la cintura y el toqué se sentía tan familiar y al mismo tiempo, quemaba mi columna vertebral.

— ¡¿Bailas?! — Y sus voz me hizo tragar en seco.

Años sin escucharla. Vidas sin verla y esos sentimientos en mi estómago me están poniendo de los nervios. Sus ojos azules me miraron atentos desde abajo, y no se que fue lo que más me molestó, que esté sonriendo como si nada. O darme cuenta que aún no la he superado.

Me separé de golpe y sabía lo que haría mucho antes de que lo hiciera, ya que esquivó mi empujón y me tomó con delicadeza de las muñecas. Apreté la mandíbula y mi loba dentro de mí se removió inquieta, ansiosa. No sabía que hacer, lo único que sabía es que quería golpearla, quería besarla, y quería que me jurará amor eterno.

— ¡Gilipollas! — Me solté de su agarré y me alejé a paso rápido.

Se que me estaba siguiendo, ella siempre me sigue aunque nunca se acerqué para que le vea la cara. No sé, Annie siempre tuvo ese poder sobre mí, de hacerme rabiar con tanta facilidad, y lo peor es que no lo hacía aposta, solo era un vampiro de más de setecientos años, sin una puta idea de lo increíble que es. Y es que es eso lo que me enoja, lo que me hierve en las venas a fuego lento.

Annie seguía en silencio mientras yo la guiaba por las escaleras hasta la azotea. La música aún se escuchaba y se que se puso a cantar cuando comenzó a sonar Until I Die. Solté una suave risa y maldije al DJ, por esa descarada coincidencia.

Abrí la puerta de golpe y sentí todo el aire darme en la cara, las estrellas me saludaron brillantemente sobre nuestras cabezas. La noche apenas se veía como noche, por las luces que Nueva York, parecía cargar consigo. Annie cerró la puerta con delicadeza detrás de mí. Me recargue en el barandal y no tuve el coraje de mirarla a los ojos.

— Felicidades. — Ella mencionó en voz baja. — Lo que lograste fue...

— ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué ahora? — Apreté la mandíbula y mi agarre sobre el metal, abollandolo un poco.

— No tenía el valor para venir a verte, después de lo que te hice.

Solté una risa irónica y miré el cielo.

— Mi transición fue una de las peores cosas que viví en mí vida. — Gruñí. — Y no estuviste ahí, para guiarme, enseñarme a no matar, a no dañar a la gente.

— ¿Cómo iba a enseñarte algo, que yo misma no puedo controlar? — Annie se acercó a mí y recargo su espalda en la barra. Sentí su mirada sobre mí, como cada vez que estábamos cerca. Me miraba como si yo lo fuera todo para ella y era una mentira enorme. — Entiendo que estés molesta, también lo estaría...

— No tienes ni idea de cómo me siento. — Le reclamé. — Actúas como si tuvieras todas las respuestas y sin embargo te tomo demasiado darte cuenta que estaba enamorada de ti. Y lo que más me dolió fue que nunca te despediste de mí.

Miré a otro lado cuando sentí las lágrimas queriendo salir de mis ojos.

— Solo me dejaste un estúpido reloj, una casa y un vacío en la boca del estómago... — Hice una pausa y me atreví a mirarla. — No debiste haber vuelto. No te necesito más.

Annie bajó la cabeza y por fin noté como venía vestida. Ella siempre se vistió con ropas holgadas y el morado, junto al negro le queda bien. Es un conjunto sencillo que consistía en una sudadera con un oso bordado y unos pantalones deportivos, tenis de correr y por lo que veo un conjunto de perforaciones por su oreja. Que ridiculez, se ve mucho más hermosa que en la universidad.

Y es tan injusto.

Annie me miró después de lo que parecía una eternidad y ahí estaban esos ojos azules con pequeños tildes amarillo, era lo único que me demostraba lo que están sintiendo ahora mismo. Fue lo que me enamoró de ella en primer lugar.

— Escucha. No me voy a justificar...— Ella comenzó de nuevo. — Hice muchas cosas malas en mí vida y tuve que tomar una decisión precipitada de nuevo. Y si, quizás fuí egoísta al querer salvarlos a los dos, rompiendo la promesa que te hice, pero sabía que no vivirías si tú tío moría, de la misma forma que a mí me cuesta vivir, con la muerte de mí familia. — Se apartó el cabello de la cara y cerró los ojos. — intenté darte todo, intenté dejar libros para ayudar a Historia a guiarte, te escribí cartas, te deje mí reloj para que nunca tenga que mirar un celular y poder disfrutar de la vida que te venía. Al igual que la casa, quería que ayudarás a la gente, que fueras feliz. Si me quedaba, solo iba a quitarte esa posibilidad de estar con alguien más.

— Seguro. — Ironice. — ¿Por eso mandaste a la chica a su casa?

— Soy celosa ¿Ok? — Ella se cruzó de brazos. — Pude soportar verte con todas esas personas en el pasado, pero ahora... — Annie me miró fijamente y ese color azul en sus ojos desapareció por completo, para volverse amarillo. Esos hermosos ojos amarillos. — Perdón por amarte de esta manera tan contradictoria, posesiva y todo lo que tú quieras.

Apretó la mandíbula y sabía que se estaba conteniendo como siempre.

— Como sea, no debí haber hecho eso. — Annie parpadeó y sus ojos regresaron al azul que le favorece tan bien. — Vine solo porque quería verte, una última vez si es lo que realmente quieres. Intenté encontrarme a mí misma cuando me fui, buscar esa parte que te merezca y te cuide en el proceso, pero estuve viéndote todo el día. Lo haces bastante bien sin mí y mira, estás llorando por mí. Cuando antes, solo eran sonrisas que llegaban a tus ojos y familiaridad con tus amigos. Ya no pertenezco con ustedes. La vida no se detuvo ni por un segundo Mika, y está bien. Ciertamente no se que esperaba cuando tuviera el valor de hablar contigo de nuevo. — Ella sonrió y a pesar de lo rota que parecía, su sonrisa es muy linda. — Supongo que solo merezco un abrazo de despedida.

Mi loba se removió inquieta en mi interior, diciendo demasiadas cosas dentro de mí cabeza como para poder entenderlas y lo único que medio captaba era una frase;

No la dejes ir.

Se repetía a medida que Annie me rodeaba con sus brazos y su frío cuerpo encajaba perfectamente con el mío. Su olor se quedaba en mis fosas nasales, ese olor a flores tan característico de ella, esa forma de tomar mi cintura con delicadeza, de apenas tocarme como si tuviera miedo de romperme. Su aliento un golpeando por debajo de mis pechos, dándome una enorme ternura que sea mucho más pequeña que yo. Extrañaba esto, sus brazos sobre mi, sus ojos puestos en mi. Su voz, su perfume, sus palabras suaves, groseras, su inteligencia, su avaricia ligeras, su bondad, su forma de sonreír de lado, sonreír de manera sarcástica.

Extraño su cuerpo, aunque solo pude verlo una vez y esa imagen mental estuvo conmigo todo esté tiempo.

Sentí a Annie suspirar y supe que ella se soltaría en cualquier segundo, que me dejaría de nuevo.

Y supongo que por primera vez, mi loba y yo, estamos de acuerdo en algo. No podemos dejarla ir, no ahora. Me debe dieciséis años de estar enamorada de ella, de una forma u otra tiene que pagarlo.

Annie dio un paso atrás, aún sin apartar sus manos de mi cintura.

— ¿Desde cuándo eres tan alta? — Ella se quejó y parecía un poco intimidada.

— Quizás simplemente te encogiste. — La tomé suavemente de la cintura y ella me rodeó con sus piernas.

— ¿Qué haces?

— ¿Qué, que hago? — Me alejé del barandal y dirigí mis pasos a una pared cercana. Recargue su espalda suavemente y sus ojos brillaron. Su pulso se aceleró junto al mío. Y sentí el aire entre nosotras mezclandose con nuestro anhelo mutuo. — Quiero hacer esas cosas que no pude hacer en su tiempo. — Bese su cuello y ella se tensó. — Quiero que la gente sepa, que eres mia. — Mi loba se puso particularmente contenta cuando mencioné esas palabras y deje una marca en el cuello de Annie. — También, quiero hacerte el amor, como ningún otro amante te lo hizo hace siglos. — Bese su oreja, cerca de sus perforaciones y el sonido que salió de entre sus labios, encendió algo en mí. — O pasar mis manos por todo tú cuerpo, hasta que me supliques que te me necesitas. Quiero amarte, que me ames de regreso y sobre todas las cosas. — Me aparté un poco y la mire. — Quiero besarte tan profundamente que ambas olvidemos nuestros nombres.

Y esta vez la primera en moverse fue Annie. Que chocó sus labios con los míos y sentí las estrellas danzar en mi vientre, a medida que ella me besaba como ninguna otra persona lo ha hecho nunca. Fue lento, ella tentaba mis labios con delicadeza para saber lo que me gustaba y lo que no. Y mordió mi labio inferior cuando agarro un poco más de confiesa. Sus labios sabían un poco a sangre y cereza y ciertamente esa combinación fue más que exquisita. Todo de ella, me volvía loca, me tenía a sus pies. Annie pasó sus manos por mi cuello y me acerco a ella, y el beso se profundizó mucho más, sentí su lengua intentando entrar en mí boca y le di acceso con facilidad. Probando eso que tanto anhele por años.

Me aparté un poco y toque mi frente con la suya, aún con los ojos cerrados.

— Juro por el infierno, que si vuelves a irte...

Ella me dio un suave beso antes de que terminara de amenazarla.

— No lo haré. — Annie me besó la frente, los cachetes y la barbilla. — ¿Quieres tener una cita conmigo, mañana?

La baje suavemente y tome una de sus manos, con mí mano libre acariciaba su cuello, que hermoso cuello tiene está mujer.

— Mi familia quiere verme. Tengo que regresar a España está noche.

Annie sonrió.

— Entonces te espero a que regreses. — La pequeña rubia me miró de pies a cabeza y se tuvo que poner de puntillas para poder acomodar mi cabello. — ¿Te llevo al aeropuerto?

Mi loba saltó en mi interior una y otra vez. Mencionando el nombre de Annie, junto a la palabra Mate, una y otra vez. Ahora entiendo porqué me ignoraba, estaba deprimida.

— Eso me gustaría mucho.

— Por cierto... — Annie me detuvo con delicadeza, antes de abrir la puerta y rebusco en sus pantalones rápidamente. Una vez que encontró lo que quería se puso de rodillas y me miró atentamente. La forma en como ladeó la cabeza, junto las cejas y observó cada centímetro de mí rostro me puso nerviosa. — Elijah tenía razón en una cosa; Es aburrido y miserable, vivir una eternidad sin el amor de tú vida. Creó que por eso estuve tan perdida todos estos siglos, refugiándome en la sangre, en el dolor y la pena. Entonces te conocí y supe que haría cualquier cosa por tí, eso implicaría viajar hasta los confines de la tierra solo por algo que mí madre no tuvo tiempo de darme, pero que significa tanto para nuestra familia. — Ella abrió la pequeña caja y pude ver perfectamente una moneda alemana, bañada en oro, estaba muy gastada, si, pero todavía conservaba ese color dorado que hacía juego con su cabello y en medio de la moneda tenía pequeños rubíes azules, que era como verla a los ojos. — Mi familia fue la primera en hacer las monedas alemanas. Esté fue el prototipo original, el único en su clase, tal cual consideró que eres tú. Quiero que lo tengas. Independientemente de si funcionamos o no, esto ya es tuyo.

Me arrodille a su altura y deje que la chica pusiera el collar en mi cuello. Se sentía pesado, como si estuviera cargando, siglos de historia en mi cuerpo.

— Feliz cumpleaños; Meine Liebe.

Y nunca el alemán sonó más lindo, que cuando ella me dijo mi amor, tan lentamente. Haciendo latir mi corazón en mi pecho y dándome una felicidad vertiginosa. Se que tenemos mucho que hablar, se que el inicio será difícil por todas las emociones sin resolver. Pero si al final de la noche ella se queda cuando esté todo dicho y claro;

Podré poner palabras románticas en mis labios, cuando la tomé de mí mano y nos quedemos juntas ese largo tiempo que todo el mundo llama eternidad; No pude evitar caer ante esos ojos amarillos que expresaban su amor, y mucho menos a ese azules que me hacían volar hasta el cielo, y regresar a salvo a casa.

Cuando la puerta se cerró a nuestras espaldas. Mi loba por fin dirá que se quedará con su maté.

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