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Saudade (Parte 3)

LEAN LA NOTA, POR FAVOR.

Hola gente, Buenas Noches. Aquí en México casi son las cuatro de la mañana, no pensé que terminaría este One Shot a esta hora, pero lo hice y es que me llegó la inspiración y tenía que tomarla. Me  siento como un escritor con su trilogía, no es fácil dejar ir a mi bebé, siento que le di un final decente y tenemos mucho Mikannie en este One Shot, me encargué de que la dos tuvieran sus momentos.

Otra cosa, es bastante largo, aprox; 12400 palabras sin contar la nota, como siempre no está editado y quizás puede que haya cambios de tiempo pues me llevo casi un mes completarlo.

Dejaré una de las rolitas en multimedia que me inspiró para escribir.

Sin más disfrúten y gracias por leer chic@s.

(..)

Renaciendo atraves de los recuerdos de su mente, ventilado en su memoria el momento en donde se dejó caer en los brazos de su padre y las luces parpadearon en su vista gris, inocente y calida, encontrando a su madre tomando una taza de té en la sala principal esperando por ellos para la cena, donde el mal no se mencionaba de ninguna manera, la inocencia de una niña de ocho años jugando a qué podía volar a qué sería invencible sin dudarlo, cada latido en su corazón equivale a los latidos que sus padres le permitieron tener cuándo creció en el vientre de su madre. Una niña que solo soñaba con un mundo mejor pero se sumergió en la pesadillas de su vida, en la realidad que tanto se negó a aceptar.

Entonces solo tomo con su manita derecha la mano de su madre y con la izquierda la de su padre, caminando como una familia que buscaba una vida mejor y se detuvieron encima de un encantilado divertidos, bromeando y luego su seriedad lleno el ambientes, el mundo se vio ante sus ojos en diferente colores que una Mikasa Ackerman niña intentaban aprender de memoria, la briza golpeó tan fuerte su rostro que apretó la mano de su madre y se dirigió a su padre.

—¿Este es el paraíso?— Su padre la miro con una mirada cariñosa.

—¿Por qué piensas eso?— Su madre le Cuestiono mirando al Horizonte.

—Estoy aquí con ustedes...— Mikasa se dejó caer en el césped, arrancando la hierba del suelo.— Si no es el paraíso, es el mundo ¿Y quién controla el mundo? ¿Algún día podré tocar el cielo?

Sus padres se acomodaron a su lado, uno alado de otro en una promesa de acompañarla aunque no pudiera verlos, fugaces tocaron su cabello que se movía con el viento.

—Algún día tocarás el cielo.— Su padre le Susurro con cariño.— Y otras veces tocarás el infierno.

—Pero cuando se trata de saber quién controla al mundo, eso está en tus manos.— Su madre se acercó más ella y tocó justo donde estaba su corazón.— Puedes ser la creadora de tu propio mundo o dejar que el mundo te controle, pero mientras conserves la bondad, los valores con los que te criamos, no importa cuánto sufras, vivirás para cambiar ese sufrimiento.

—¿Y estarán para verlo?— La pequeña Mikasa pregunto al Horizonte.

Sus padres la abrazaron con fuerza.

—Siempre.

Era una promesa, era un legado que se cumpliría sin importar que tan mala sea la situación, pues lo único que la sostenía a tierra era ese derecho que ella misma se dio a querer salvar el mundo, o quizás solo evitar que las muertes en Reaccoon City sean olvidadas o borradas de la historia del mundo repitiéndose de tal manera que no pudieran detenerse.

Eso fue lo que sus padres querían enseñarle ese día, encima de la montaña para ver al mundo, ver lo que podía ser y en lo que se podía convertir y luego la promesa de quedarse se guardería en su corazón manteniéndola con vía, cuidando de ella y besando su frente si tenía miedo.

Ella tenía miedo de morir por una enfermedad que crearon a su beneficio para toda una recostruccion del nuevo mundo, dejando al anteriores en cenizas y con sus habitantes sin la posibilidad de decidir como controlarlo a su manera.

Así que cuando Mikasa Ackerman abrió los ojos para el tercer día inconciente, sabía que lo único que le quedaba era ese recuerdo en la montaña y la promesa de sus padres, así que no se molestó en preguntar el extraño lugar en donde estaban pero sintió las sábanas de una cama en la palma de sus manos desnudas, los guantes negros que había llevado desaparecieron, se sintió un poco más liviana lo sufiente para tomarse la parte del estómago mordida y sentir la piel desnuda con una marca de dientes como bordado en ella, se quejó y sintió los pasos de persona acercándose a ella, una mano blanca se apoyo en la cama blanca y la miro con curiosas, la azabache le regreso el gesto se sintió en el cielo por unos segundos, detallando el rostro sin casco, sangre y semblante serio dándole una visión de un ángel que descendió del cielo, impancabre con una mirada en blanco, Mikasa tuvo el impulsó de acariciar su cachete pues se sintió extrañamente feliz de que ella fuera la primera que sus ojos vieron al despertar.

—Menos mal.— Annie comento.— Pensé que pereceriás antes de que empezáramos los estudios.

Mikasa se recargó en uno de sus brazos para sentarse de ese modo Annie se apartó para darle su espacio.

—¿Todos pudieron bajar hasta aquí?— Su voz sonó un tanto ronca por no usarla en tanto tiempo, le pico la garganta y con su propia saliva tuvo que intentar tragar.

—Te sorprenderá lo que una tarjeta, llave de seguridad y un equipo militar puede hacer.— Metió las manos en sus bolsillos para caminar a la salida.—, Vístete tenemos cosas que hacer.

—Annie.— La azabache llamo sin formalidad en su voz.— ¿Cuando me permitirá agradecerle por salvar de nuevo mi vida?

—Nunca...— Annie se encogió de hombros con indiferencia, Aún a espaldas de ella.— A decir verdad, si tú sangre es la clave para terminar con todo esto, no tendrás que agradecerme porque estaremos a mano.

La militar se retiró a paso lento de la pequeña habitación casi oscura, Mikasa deslumbro de reojo ropa completamente diferente a su uniforme de la RPD, lo tomo entre sus manos, alzó el chaleco rojo con una grabado en espalda que decía;  Made in Heaven con un ángel demasiado sexy para su bien, inconcientemente Mikasa comenzó a tararear la canción checando lo demás, unas pequeñas mallas negras junto a un short un tanto corto alzó una ceja por el atuendo pero lo que le maravillo fue los guantes tácticos de color negro que se ajustaron a sus manos una vez que se los probó, parecía niña pequeña con ropa nueva.

Una vez que terminó de vestirse, recogió un cuchillo que estaba en una pequeña mesa de noche, a un lado una hierba verde se refleja debajo de la luz de la lámpara, ella guardo el cuchillo en la funda de su chaleco, se pasó la mano por el cabello solo para darse cuenta que estaba un poco húmedo y lo peino hacia atrás con las manos.

Se acercó a la puerta blanca dando un salto cuando está se abrió de golpe, asomó la cabeza solo para ver una puerta medio rota a su derecha que constantemente se cerraba y abría, hizo una mueca  acercándose a la recepción que sorprendente estaba vacia.

—¿Estás segura de que se puede salir por ese lugar?— Escucho la voz de Eren dentro de la habitación enfrente de ella, tocó con delicadeza la puerta está la recibió con rapidez.

—Es la quinta vez, desde que llegamos aquí que te afirmó eso...— Pudo ver a Historia sentada frente a una computadora tecleando con velocidad, llevaba puesta ropa de civil, su bata quedando en el olvido.— Me pones nerviosa, deja de preguntar.

—En mi defensa, prefiero algo seguro, he estado demasiado tiempo aquí.— Eren se movió para cruzarse de brazos, ninguno se dio cuenta que Mikasa estaba presente, lo que la hizo solo esperar a que terminarán su decisión.— Pase por dos infierno en una semana.

—Calmate.— Historia se dio la vuelta tocándose el puente de la nariz.— Solo esperemos a que Mikasa se despierte para movernos.

—¿Por qué?— La nombrada pregunto recargando una pierna en la pared, los otros chicos saltaron en su lugar.

Historia sonrió alegremente, tenía pequeñas bolsas debajo de sus ojos pero sorprendentemente aún brillaban en una capa de esperanza, dejo una cosa sobre la mesa y casi salto encima de la asiática en un abrazo de oso, Mikasa la sostuvo con torpeza.

—Me alegro que despertarás, nos has tedio tan preocupados.— La rubia Susurro en su oído con delicadeza, Mikasa la abrazo con fuerza un poco sonrojada.

—Si, seriamente eres difícil de matar.— Eren se acercó para darle un apretón de manos.— Iré a buscar a los demás.

Las dos mujeres lo vieron irse sin arma alguna, lo que generó ciertas preguntas de la Asiática.

— Se que todo parece bastante confuso.— Historia continuo haciendo una seña para que la siguiera, Mikasa lo hizo sin decir palabras.— Pero creo que es más fácil primero salir de aquí antes de contar una historia ¿No?

—Mientras más rápido nos movamos, más seguro será...— Mikasa chasqueo la lengua entendiendo su punto.— Pero ¿Puedo saber porque no tomaste mi sangre?

Historia se metió las manos en los bolsillos del jeans que llevaba puesto, mirando sobre su hombro a Mikasa.

— No podía, aún no tenemos los frascos para las pruebas.— Se encogió de hombros y siguieron caminando entre pasillos blancos, algunos estaban cubiertos de sangre pero no exagerada como en la comisaría.— Llegamos.

Cuando la puerta se abrió, los demás sobrevivientes ya estaban adentro, Mikasa reconoció algunos moretones en la piel de Eren, Ymir, Reiner, Annie y un chico rubio que no conocía, todos de igual manera llevaban ropa de civil.

Parpadeo mirando a Annie que se encontraba recargada levemente sobre una mesa mirando en dirección al mapa que estaba detrás de ella, el mismo que el otro chico rubia estaba explicando con delicadeza, parecía de esas tipo de personas que se veían tan bien con solo respirar, pues estaba tan relajada y en su mundo.

—Lo más sensato es que primero dividamos el grupo para recorrer más espacio, para encontrar las tarjetas de seguridad...—El joven rubio comento con delicadeza, Annie le dio la razón mirándolo.— De ese modo una vez neutralizada la zona saldremos con seguridad de que, no nos seguirán.

—No encuentro fallas en tu lógica.—Eren estuvo de acuerdo.

—Pero ¿Cómo nos dividiremos?

Mikasa curiosa se acercó al mapa sobre la mesa, analizando los colores marcados en los mismos, los rojos claramente eran lugares que no podían entrar, los amarillos lugares en donde el campo era un tanto abierto, lo que quería decir que había unos cuantos de ellos y los verdes lugares a salvo como en lo que estaban cómodamente planeando.

— ¿Que hay en este lugar?— Señaló un lugar del mapa marcado con color azul, el rubio la miro de reojo, buscando en sus notas rápidamente.

—Realmente no lo sé.— El rubio ladeó la cabeza mirándola mejor.— Por cierto, me llamo Armin, mucho gusto.

La azabache le sonrió.— Lo se, llevas tu gafete puesto...— Señaló el gafete colgado en el bolso de su bata, con una pequeña foto, nombre y apellido.— Mikasa, pero eso ya lo sabías.

Armin asintió levemente.

—Una sala enorme y misteriosa, eso es perfecto.— Ymir comentó desde su lugar sentada.

—¿Como saben que cosa clasificar?— Mikasa Cuestiono.

Annie se llevó una mano a la frente acariciándola con delicadeza.

—Vayan a prepararse, me encargaré de ponerla al día.—Annie les dio órdenes y los demás solo salieron del lugar a paso lento.

—No seas tan dura.— Reiner le regalo una palmada en el brazo.

—No prometo nada, no tengo paciencia.

Reiner podía ver en sus ojos más haya de lo que sus palabras decían, Acarició su cabeza y le sonrió a Mikasa antes de irse detrás de los demás.

—Veamos.— Annie se sentó sobre la mesa de piernas cruzadas y la miro fijamente, Mikasa se puso un poco nerviosa por esos ojos azules hielo.— Una vez que pusimos los emblemas en las ranuras nos dimos cuenta que efectivamente el policía que nos dio la información, estaba en lo cierto pero supimos que también no lo sabía del todo...— La rubia poso las manos sobre sus rodillas un poco incómoda.— Tuvimos que dar por muchas vueltas para llegar a este lugar, primero pasamos por las cloacas, nada bonito siendo sincera, toda nuestros uniformes quedaron hechos jirones, salimos a la superficie para regresar de nuevo a la comisaría y tener que ir a la tercera planta para una maldita tarjeta de seguridad que abría la puerta que se necesitaba para tomar el elevador y bajar aquí...

—¿Por qué no se quedaron arriba?— Cuestiono tomando asiento alado de ella, sus brazos se rozaron con delicadeza.

—Lo pensamos pero Historia recordó algo interesante, eso incluye que tenemos la oportunidad de conseguir una cura ya sea por tu sangre o por este lugar...— Annie la miro mal por uno segundos.— Y no me intenrrumpas, aún soy tu superior.— Se aclaró la garganta viendo como Mikasa pasaba un cierre imaginario por su boca, no aceptaría en voz alta que eso fue lindo.— Ella recordó como fue que salió de este lugar y que eso también nos podía sacar de la ciudad...— Salto de la mesa y se acercó a unos monitores con las pantallas prendidas, en ella estaban grabaciones en vivo de los pasillos del edificio, se recargo en uno de ellos y le hizo zoom a una de las imágenes dio un paso atrás para que Mikasa pudiera ver.— Lo que ves es un tren de carga, según Historia solo hay tres paradas que toma, la ciudad, el almacén de las instalaciones y un pequeño complejo de Umbrella fuera de la ciudad que da al otro lado y es por eso que no decidimos irnos por la ciudad, fue más una votación que nada.

—¿Me estás diciendo que hay una forma segura de salir con vida?— Mikasa se acercó para poder detallar lo que grababa la cámara de seguridad, notando las demás cámaras de igual manera.

—Quisiera, pero no... Hay lugares que Historia no pudo ingresar con su tarjeta de seguridad, uno de ellas son las puertas donde el maldito tren está y otra es donde se tiene que programar.  Annie suspiro cansada, Acarició sus ojos con cansancio y se apartó un poco del calor de Mikasa.— Tenemos que ver la forma de entrar sin morir.

Mikasa se fijo en los zombies que estaba en el laboratorio, no eran pocos la mayoría tenía las batas tan rojas que apenas parecían blancas y otros se les notaban los sesos del cerebro, el estómago vacío y algunos estaban sin piernas.

—¿Cómo Historia pudo salir, si se supone que una vez que aparece el estado de emergencia de virus suelto las compuertas se cierran?

Annie se acomodo en el asiento para que Mikasa viera lo de la pantalla de nuevo.

—Unos minutos antes de que el virus se esparsiera por el laboratorio, esto paso...— Le dio play a la grabación, en ella salía un hombre con un maletín entre manos, peleando con unos militares uniformados de negro los hombres intentaban convencerlo para que les diera el maletín pero este se negaba tercamente, diciendo una y otra vez que jamás se llevarían su investigación, en un despertado intento, un militar le disparó y el se estrelló contra el mando a sus espaldas, el cuerpo rebotó y se desplomó en el suelo soltando el maletero de sus manos, el hombre jadeo por aire y miro como tomaban el experimento de su vida y se lo intentaban llevar, su desesperación lo orilló a tomar una de las jeringas que guardaba y la aplicó directamente en el brazo, la mutación vino segundos después de una forma grotesca y brusca, en menos de lo que canta un gallo el hombre era una bestia con un ojo enorme en el brazo y tantas venas salteadas que daba un poco de cosa, atacó con fuerza a los militares y estos gritaron por piedad, piedad que claramente no fue escuchada, la cámara enfoco en el suelo los frascos con el líquido que su dueño no recogió, las ratas se acercaron para olerlo y chuparlo con rapidez, después solo siguió grabando y minutos más tardes algunos científico aparecían con ropa sangrando y corriendo por sus vida, el vídeo se detuvo cuando Annie lo hizo detener, miro el perfil de Mikasa que estaba muy cerca de ella, mirando la pantalla, sintió el calor de su cuerpo en su espalda y se sintió un poco tensa.— El científico del vídeo se llamaba William Birkin, fue el creador del virus, el golpeó uno de los mandos que hizo que todo el sistema se pusiera en reinicio.

—Por eso cuando el virus se desató, no se cerraron las compuertas de seguridad, no había seguridad así que la mayoría de los que trabajaban aquí...— Mikasa se apartó de Annie para acercarse el mapa, viéndolo desde su altura.— Se fueron por lo segura ¿Por qué dar toda la vuelta? Así que tomaron los atajos para el tren y pocos pudieron salir antes de que se reiniciará la seguridad del complejo, lo que los encerró y provoco su muerte como su reanimación.

—Buena deducción...— Annie se sorprendió un poco.— Pero de igual manera aún no sabemos que es esté lugar.— Señaló el la tinta azul sobre el mapa.

—¿Y si es el lugar donde se grabó lo el doctor Birkin?.— Mikasa señaló los monitores.— Pienselo si se supone que de este lado...— Señaló en el mapa un círculo de color rojo.— Está la sala de seguridad ¿Por qué es que en las cámaras si se pueden ver?— Hizo un gesto a la cámara donde la pantalla mostraba un conjunto de computadoras.— Está sala es la recepción, es el único lugar que tiene que tener acceso a todos los pasillos más no a la seguridad o sería muy arriesgado, entonces dedujo que la sala sin nombre estaba hecha para algo más, solo el Doctor Birkin podía ingresar pero sería mucho de ayuda que también se pueda controlar las instalaciones desde ese punto.

—De ese modo pudiera destruir cualquier evidencia que se logre escapar y salir sin que nadie lo noté...— Annie unió las piezas.— Así que supongo que cuando se construyó solo se dijo a los trabajadores que era un almacén.

—Y las personas que vimos correr fueron las que de pura casualidad pensaron que estarían a salvo.

—Pero algo los detuvo.— Annie de nuevo se acercó a las cámaras.— Si fuera el caso, hubiéramos visto la toma del otro pasillo saliendo, una muerte no muy linda si sus cuerpos no se ven.

Mikasa Acarició el puente de sus nariz pensativa.

—Supongo que los zombies no son lo único de nuestros problemas.—Llego a la conclusión con una mueca de dolor, se miro el estómago mordido recordando la agonía que sintió con cada rasguño y mordida..— La mutación de William Birkin aún está en el laboratorio.

...

Annie reviso el cargador de su arma antes de meterla con algo de fuerza luego los miro desde arriba de la mesa en dónde estaba sentada.— Se que no hay una razón concisa para seguirme, pero ahora con esta nueva información el riesgo es mucho más grande que solo unos muertos vivientes que caminan lentos, el experimento de la comisaría es una burla con la mutación de William Birkin.— La rubia trago saliva con violencia, mirando a sus dos compañeros, a la chica policía, los dos científicos y la reportera.— Y a decir verdad pensé que una vez que nos adentremos más al laborioso solo encontraríamos zombies que fácilmente podíamos matar si eramos silenciosos o esquivarlo quizás pero esto es más difícil, lo que hicieron aquí, es más haya de comer carnes, podemos encontrar cosas que jamás imaginamos. Así que les daré a elegir, pueden seguirme con mi plan suicida o esperar a que alguien venga a salvarlos.

—Ya bajate de la mesa rubia.— Ymir cruzó los brazos debajo del pecho.— Estamos en esta mierda juntos y saldremos juntos ¿Que tenemos que hacer?

Annie se sintió tan familiar con esas palabras, así que por unos segundos no vio a cuatro personas desconocidas frente a ella, si no a personas que estaban poniendo su vida en sus manos, sabiendo su reputación sobre eso, el eco del recuerdo de sus soltados diciéndole que sin importar a dónde, la seguirían porque era su líder, ellos estaban comprometidos con su país, su familia y la lealtad incontable hacia su mando. Sus muertes valdrán la pena y Annie sacrificaría su vida con tal de que la verdad se sepa.

—Este será el plan...— Desplegó el mapa en la mesa, señaló una sala donde se encargaban de trabajar con muestras de ADN.— Primero tenemos que conseguir como abrir esa sala, es fundamental o estar aquí no valdrá la pena si no conseguimos una cura o por lo menos una inmunidad. Así que nos dividimos en tres equipos, Ymir, Armin e Historia se quedarán aquí, serán nuestros ojos y nos ayudarán a evitar cualquier tipo de peligro, ustedes nos guiarán para saber si vamos por buen camino.— Poso su dedo en una de las puertas que daba escaleras arriba.— Reiner y Eren irán a la primera planta lo más cerca del tren para averiguar si alguien tiene una tarjeta de acceso válida...

—¿Cómo sabremos cuáles son?— Reiner cuestiono un poco nervioso.

—Son de color azul.— Historia aclaró levemente.— Hay solo tres colores, azul, rojo y amarillo. La roja es la que se utiliza para ciertas áreas que te permite pasar hasta cierto punto del complejo, eso incluye la salida directa al tren y la salida normal pero evitando que entres a las salas con los experimentos más clasificados, la amarilla te permite entrar a esas salas pero no a otras áreas esa era la que más odiaban los que trabajaban aquí a decir verdad y la azul que solo dos o tres personas llegaban a poseer era la tarjeta madre, te permitirá abrir cualquier puerta, no importa si esta no aparece en el mapa o no.

—Se que una de ellas se la dieron a William...— Armin comento acomodando sus anteojos, es un hombre bastante apuesto de apesto tímido.— Pero no se, a quien le dieron las otras dos.

—Al final si tendremos que buscarlo...— Annie susurro a Mikasa está hizo un leve gesto dándole la razón.— De acuerdo por último Mikasa y yo buscaremos cerca del los herbolarios, cualquier cosa que pase nos avisaremos a través de los radios, el primero de nosotros cuatro que encuentre la tarjeta avisará y regresaremos aquí  lo más rápido que podamos ¿De acuerdo?

— De acuerdo.

...

Mikasa saco la pequeña lámpara de su bolsillo para alumbrar el estrechó pasillo, los pasos de Annie se escuchaban detrás de ella, suaves y delicados siguiéndola en silencio mientras guiaba la primera caminata a pesar de la poca luz, todo estaba envuelto en sangre a su paso, el olor invadía sus fosas nasales con fuerza, desde su posición la comida podrida se percibía dándoles una revolución en estómago del asco.

Mikasa se acerco a la puerta de la cafetería que se abrió con delicadeza delante de ella.

—Ya revisamos aquí.— Annie le dijo en voz baja detrás de ella.— La Tarjeta que tenemos solo permite abrir esta puerta. Tenemos que abrir la que está enfrente.— Señaló la puerta de color azul al otro lado del pasillo.

—Entonces busquemos un atajo.— Mikasa se adentro a la cafetería, buscando cualquier cosa que pudiera ayudar, alumbró a la ventana traslúcida que daba a la cocina una vez que se arto de buscar otra puerta y encontró una ventalicion en en la pared de arriba.— ¿Intentaron por los conductores de ventilación?— Cuestión siguiendo el camino o supuso dónde estaría el camino.

—Lo vimos pero, no notamos una compuerta, supuse que estaría cerrada con tornillos y lo que menos quiero es hacer ruido.— Annie explicó viendo como se acercaba a una pared blanca, dónde colgaba un cuadro de un hipotálamo.

—Este cuadro no va con la decoración.—Mikasa lo bajo con cuidado para revelar una reja de ventilación cuadrada, casi pegada al techo.— Tampoco eso, ven te ayudaré a subir.

Annie colgó su arma en su espalda antes de poner un pie en las manos echa jarras de Mikasa está la impulso con fuerza y Annie se sostuvo de la reja, la azabache soportando bien su peso, los ojos azules de la Chica revisaron el interior antes de jalar la reja con fue, está no se abrió lo que provocó que se moviera un poco de su posición y resbalara de las manos de Mikasa.

—Woow, cuidado arriba.— La policía sostuvo a tiempo sus piernas para que no se cayera.—¿Estás bien? ¿Que pasa?

—Estoy bien.— Annie se sonrojó un poco a sentir la mano de la chica en su piel desnuda.— Está cerrada como supuse que lo estaría.

—¿Son tuercas?— Cuestióno estirando la cabeza para ver.

—Sip, cuatro como siempre.

—Eres tan negativa...— Mikasa Refunfuño.— Usa tu navaja.

—Ya no la tengo.— Silenció, Annie esperaba que Mikasa no preguntara por ello o sería muy vergonzoso, dependiendo del ángulo en dónde lo veas.

Annie sintió como su cuerpo crecía un poco más y solo entonces noto a sentir los hombros de la azabache debajo de sus muslos que noto que la había acomodado en esa posición, su mano incocientemente fue a una de las manos que la sostenían, era cálida debajo de su piel fría.

—Toma usa el mío.— Le paso un hermoso cuchillo de montura azul con negro con las iniciales de la RPD, Annie se sonrojo a recordar que ella fue la que dejo el Objeto en la mesita de noche.— Te sostendré con fuerza.

—Gracias.

Un pequeño silencio se hizo entre ellas, mientras Annie sacaba los tornillos con rapidez a pesar de que estaban rodeadas de cuerpos ellas no parecían asustadas con que esas cosas despertarán, pero Reiner ya había revisado anteriormente este lugar, así que dudaba que no estén muertos ahora.

La rubia se tenso un poco a escuchar paso a sus espaldas, Mikasa dejo de respirar por unos segundos dándose cuenta de igual manera, después gruñidos que se dispararon como ecos en todas direcciones, porque estábamos hablando de la puta lógica de RE.

—Continua.— Mikasa le susurro, acariciando su pulgar sobre su muslo cubierto, era una forma de tranquilizarse a si misma también, más cerca los gruñidos se sentian más cerca, pero no sé atrevió a mirar atrás. Quizás podían voltearse y disparar pero estaban muy cerca de la pared para poder usar el rifle y si se alejaban un poco Annie perdería el equilibrio a no estar acostumbrada a estar de ese modo, es muy arriesgado.— Recuerda que soy inmune, no dejaré que te muerdan.

La puerta de metal sonó cuando Annie por fin la abrió y sin pensarlo Mikasa la empujó un poco más para lograr que se adentrará al lugar, Annie dejo caer su cuchillo en su mano antes de asomarse, para ver justo a tiempo como su compañera era estrellada con fuerza contra la pared por dos de esas cosas, Mikasa golpeó su frente contra la frente del zombie que libero un poco su agarre lo que le permitió hacer lo mismo con el otro y empujarlos con fuerza fuera de ella, jadeo en busca de aire, de un rápido movimiento saco su arma y le disparó a uno de ellos entre ceja y ceja y clavó su cuchillo en la cien del segundo, dió dos paso atrás y su espalda choco contra la manchada pared.

—Mierda, comer humanos los hace fuertes.— Miro arriba para encontrarse con los ojos de Annie brillando en sorpresa.— ¿Te lastimaste?— Pregunto limpiando sus manos en la ropa roja que llevaba puesta, La militar no respondió en cambio estiró la mano para ayudarla a subir.— Este lugar está muy amplio para ser un simple ducto.

—Eres una estúpida.— Annie la regaño tomándola del cuello del chaleco.— Pudiste haber muerto y después ¿Que? Estar aquí al final no valdrá la pena si no sales viva.

Mikasa la miro fijamente antes de posar sus manos sobre las de ella y Acaricio sus puños cerrados con delicadeza.

—Cuando apenas entraba a mi tercer quintecimo, jugué un videojuego post apocalíptico en dónde la prota era inmune igual que yo, amaba ese juego. Tenía de todo pero en ese tiempo pensaba que era muy poco factible que eso pasara o que una persona en un millón fuera la salvadora...— Se separó de Annie para seguir caminando, dándole una sonrisa triste.— Entonces llegué a Raccoon City y el virus que reanima a los muertos me atacó con lo que tenía y sobreviví gracias a alguna tipo de mierda en mi ADN.— Se detuvo en seco escuchando un extraño ruido en sus pies, cuando paso ella miro a Annie que la miro de regreso.—Y a una rubia cortante que me sostuvo entre sus brazos  sabiendo las consecuencias. Así que te pregunto ¿Algunas vez te preguntaste, porque los no muertos, solo se eliminan destruyendo su cerebro?— Mikasa aparto a la vista a otro lado y Noto que en alguna tuberías había sangre seca, la respuesta de Annie no llego.— La enfermedad se adhiero al hipotálamo, es la que nos permite usar nuestras funciones básicas, movernos, caminar, comer o hasta sentir. El virus hizo lo mismo con el mío pero por alguna extraña razón no le afecto es más la recibió con un abrazo, si quitan esa parte de mi cerebro yo moriré y no es muy seguro que yo sea la respuesta, no temo a morir, estaba segura que no me pasaría nada, solo estaba cuidando de ti, como lo hiciste conmigo.

—Eres aún más estúpidas si piensas que me debes algo, no lo hice por ti, lo hice por ellos.— Annie apretó los puños antes de hincarse para mirar debajo de ellas, habían camino más de lo normal en medio de su charla.— No se dónde estamos.

—¿Que?— Mikasa se colocó a su lado, haciendo una leve mueca por sus palabras, sacudió la cabeza y se enfoco en el ancho pasillo muy  diferente al de la cocina, este estaba alumbrado con uno que otro mueble, supuso que era la recepción delante de los herbolarios.

Annie se asomó un poco más sacando la cabeza, Mikasa la sostuvo temiendo que se cayera, contó rápidamente antes de regresar a su escondite.

—Son diez...— Mikasa alzo una ceja ante eso.— O fue los que pude ver, ¿Tienes algo para lanzar?

Mikasa espulgo entre sus bolsillos pero solo encontró una etiqueta, rodó los ojos antes de sacar una bala de su arma y dársela a Annie.

Estiro la mano y dejo caer la bala que hizo un ruido entre tanto silencio, de repente un cuerpo rojo se atravesó en su vista y las garras casi golpean el rostro de la chica de ojos azules, los no muertos salieron disparados al sonido y no eran diez eran doce contando con la bestias de piel roja, catorce en total.

—El mundo nos odia.— Mikasa hizo puchero, parecía que la mujer de las mil vidas, nunca tenía miedo.

...

—¿Dónde demonios están?—Ymir se puso de pie para revisar las cámaras de seguridad, pudo ver cómo Reiner y Eren se divertían en su estado de casería, pero ningún rastro de las otras dos, después de que ingresaron por la ventilación.— ¿Y por qué no le contestan?

—Miren esto...— Armin impulso su silla con sus pies para quedar alado de las chicas, enseño el dispositivo que le había dado Eren dónde se marcaba el mapa del lugar. Hizo zoom en dónde supusieron que estaban y el lugar tenía el tamaño de una persona alta.— Es bastante raro que ese lugar sea tan amplio, pudieron perfectamente pasar caminando.

—Lo que quiere decir que aún siguen ahí, ¿Por qué no han bajado?— Historia se movió para ver qué había en las demás cámaras de seguridad, frunció el seño a notar un pasillo lleno de criaturas y se puso nerviosa a notar la bala en el suelo.— a bueno ahora veo el problema.

—¿Que pasa?— Tanto Armin como Ymir se recargaron uno alado de Historia, justo para ver cómo una de esas cosas con cuerpo mutado pasaba por un lado de la cámara casi tocandóla.

—Dudo que la chica de las mil vidas pueda contra eso.— Ymir se estremeció levemente.— Intentaré comunicarme de nuevo, debemos buscar otro lugar por donde ir o conociendo vagamente a Annie quería hacerle de superhéroe de nuevo.— los pasos de la morena se alejaron para llamar por el comunicar una vez más.

Armin se aclaró la garganta poniéndose manos a la obra, Historia hizo exactamente lo mismo.

...

—Piedra, papel o tijera...

La azabache dejo caer su puño en piedra, mientras que Annie en tijeras.

—Dos de tres ¿Que tienes con las tijeras?— Mikasa se burló de su superior el rostro de Annie se endureció.

—Me gustan las cosas filosas que puedan cortar lenguas.— La azabache trago saliva nerviosa.— Cuatro de tres mejor.

Y cuando estaban a punto de jugar de nuevo, algo golpeó la parte baja de dónde estaba sentadas, apenas tuvieron tiempo antes de que unas enormes garras atravesaran el metal dejando las marcas de sus instrumentos Mortales, Annie arrastró a Mikasa a su lado antes de que atacará de nuevo esta vez rosando con la carne de esta última.

Sus corazones latieron con tanta rápidas que temían que sus oídos se enfocarán en ese eco olvidando lo demás. Los ojos grises de la mujer viajaron por todo el lugar antes de reconocer a la criatura de aspecto humanoide y sin ojos, reviso entre sus bolsillos con rapidez buscando una maldita granada que pudiera utilizar.

—Buscas una granada...—No fue pregunta fue afirmación aún así Mikasa solo asintió, Annie le pasó una granada de color verde, intentado no hacer tanto ruido con sus movimientos— Siento que está servirá.

—Cuando te diga, usas la azul.

Mikasa trago saliva a notar de nuevo como esa cosa pasaba por velocidades como araña y con un miedo creciendo en su vientre suspiro levemente antes de dejarse caer de su escondite el impacto alertó a los zombies como a esas criaturas que se aproximaron a paso rápido a ella, saco el anillo con su boca y aventó la granada a los zombies.

—Ahora.

Annie obedeció y dejo caer la granada detrás de Mikasa, el impacto hizo que ella se tapara los oídos, el mundo le dió vueltas dejándola mareada, las criaturas se apartaron, la militar se dejó caer de igual manera.

—¿De dónde sacas tantas idioteces?— Apunto con su cañón a la cien de un zombie que se acercaba sin dudarlo bolo la tapa de sus sesos, cambio de ángulo, permitiendo que dejara su dedo presionando en el disparador las balas golpearon con fuerza el cuerpo mutado color rojo carne.—¿Mikasa?— Miro de reojo a su compañera solo para encontrarla cubriendo su espalda tan concentrada, una marca roja se hizo ver en su cuello dándole escalofríos a la militar, encontró extraño la forma en como se movía, Annie cambió su posición y pegó su espalda a la de la chica, Mikasa se sobresaltó pero relajo un poco la postura a notar el perfume de la más baja.— Guíame.

—Como ordene.— Mikasa avanzo lentamente, disparado, cargando y  cubriéndose el cuello cuando era necesario, paso por los sillones pateo con su pantorrilla la cabeza de uno de ellos está se separó de su dueño volando a una puerta más grande. Miro a todos lados, tres puertas, tres posibles soluciones.

—"Toma la puerta de la derecha"...— Escucho la voz lejana de Ymir, a través del auricular, aun el ruido de la granada la tenía confundida.— ¿Mikasa? ¿Me escuchas? Toma la puerta derecha o será demasiado tarde.— Se separó un poco de Annie y la tomo de la mano arrastrándola por la puerta mágica, empujó con su hombro lastimado y está golpeó la pared del otro lado, al adentrarse la puerta se cerró a sus espaldas justo a tiempo para evitar un manotazo mutante de esa bestia, se puso de espaldas contra la puerta deteniendola con su peso, Annie se encargó de buscar algo con que taparla pero el peso de los zombies y las garras de la bestia cada vez tomaban terreno.

Annie entonces saco de su bolsillo la última granada que llevaba consigo. Le indico con su mano derecha que se apartará, saco el seguro con los dientes, soltando un suspiro espero a que la azabache se apartará de la puerta.

Mikasa se puso a su lado alzando el arma en alto, contempló a la militar lanzando la granada, dando en lleno a los huéspedes que entraron de golpe. El cuerpo de la bestia mutante se desplomó confundida pero no fue suficiente para matarla, así que las chicas se movieron al mismo tiempo disparando sus armas en sintonía, cada uno de ellos iban cayendo como naipes en la espera de que otro tomara su lugar.

Un suspiro salió de los labios de la militar cuando el último de ellos cayó de golpe, doce malditas Débora carnes en el suelo y dos bestias que se llevaron un poco de su carne en las uñas, quizás no eran muchas pero ellas heridas les evitaba trabajar con eficiencia.

—¿Estás herida?— Mikasa se acerco a ella posando su mano en su hombro, la otra mano la tenía puesta en su cuello que escurría sangre por sus dedos.

Annie despegó la mente mirándola a los ojos, parpadeo dando un seño fruncido.

—Eres rara.— Fue lo único que se le ocurrió decir ya que era bastante notable que se encontraban herida, tenía la cara llena de sangre, el brazo izquierdo caía a su lado con un arañazo, gracias al cielo no la mordieron. La azabache le sonrió levemente por el gesto de obviedad de su jefa.— Debemos revisar este lugar.

—Estamos en el herbolario.— Señaló con la cabeza el vidrio polarizado de diez metros, se podría apreciar perfectamente las hierbas, plantas y enredaderas.— Parece lindo.

—Ya lo creo...— La rubia se dispuso a caminar a la siguiente puerta pero Mikasa que aún la sostenía del hombro nego con la cabeza.

—Debe curar sus heridas, yo iré a revisar y me alcanza después.— Lo dijo con tanta firmeza que se vio tan extraño en su expresión divertida relajara que siempre cargaba con ella.

—¿Y como lo haré? Las plantas medicinales se acabaron hace tiempo, no tengo y lo demás se acabó cuando te mantuvimos con vida — Los ojos de la chica la miraron desde su altura, grises nocturnos contra azules del cielo.— Buscaremos en el camino, pero debemos movernos.

Mikasa Chasqueo la lengua pero soltó su agarre de la chica, entonces recordó lo que había visto afuera antes de todo ese desastre.— Ahora vuelvo.

—¿Y se puede saber a dónde vas?— La militar se cruzó de brazos largado un gruñido a sentir la herida arder en su brazo.

Los ojos grises de la policía dirigieron su vista al lugar haciendo una pequeña mueca de preocupación que se esfumó cuando ella dijo.

—Ire a hacer pipí, no tardó.

Salió a paso rápido dejando con la boca abierta a una chica herida.

—¿Hay baños por aquí?

—"Por supuesto, sería el colmo si no..."— Ymir se burló del otro lado de la comunicación.— "Llevan un buen rato perdidas, a decir verdad esperaba que la horda ya las hubiera matado".

—Hay un poquito de comentario en tu odio.—Ymir soltó una pequeña risa, Annie rodó los ojos acercándose al pequeño podio que tenía una pantalla táctil en medio, analizo el formato dándose cuenta que se necesitaban una contraseñas.— ¿Puedes preguntarle a Historia si se sabe las contraseñas?

—"Está un poco ocupada, pero supongo que se las dará a Mikasa".— Se escuchó como si comenzarán a comer del otro lado del audio y el estómago de Annie gruñó con hambre. Se escucharon voces del otro lado, como una pequeña discusión.— "Armin dice hola...— La rubia alzo una ceja confundida.—"No diré esa mierda, se pondrán nerviosas...—Se escucho un poco de forcejeo.— "No, Armin déjame pinche chaparro gay..."

El comunicado se fue segundos después. La militar ya estaba hasta su madre de todo esto, solo quería salir de aquí para irse a relajar a su casa con una gran taza de café súper dulce, porque su alma agria necesitaba de cosas dulces.

Escucho pasos apresurados que la hicieron alzar su arma apuntando justo en la puerta, Mikasa apareció alzando una mano con sorpresa, en la otra traía su chaleco echo bolita pegado a su pecho como un bebé recién nacido.

—Casi te disparó.— La rubia se acercó a ella bajando el arma, hizo un gesto señalando su mano.— ¿Trajiste papel higiénico?

Las cejas de la azabache se juntaron.— ¿Que? No, es para curarle, Historia me dijo dónde estaba el botiquín, también me comentó como preparar la hierba.— Tomo del brazo a la chica y la arrastró a la primera silla que encontró o más bien la única.— Esto dolore un poco.— Se inco a su lado, tarareando un fragmento de Everything i do, i do it for you, con ello se dispuso a limpiar la herida con suma delicadeza, mordiendo su labio en concentración.

Annie trago saliva viendola, reconociendo enseguida la canción que ella aún seguía tarareando, sintió que su respiración se atoraba en su garganta aunque tenía bastante claro que no era una indirecta pero en el fondo de su alma, su corazón no dejaba de latir, su tacto comenzó a quemar su piel, sintió un revoltijo en su estómago cuando Mikasa la miro con sus hermosos ojos grises, grises como su alma, cabello negro como su corazón, sonrisa blanca tal cual el reflejo de su lámpara de noche en su casa, cicatrizar en su mejilla izquierda haciendo juego con las cicatrices de su alma. Por un efímero pensamiento, imagino que Mikasa encajaría perfectamente bien con ella.

Ese pensamiento desapareció tan rápido como vino, antes de que la azabache terminará, Annie se apartó bruscamente regalandole una mueca de molestia.

—Ve a ingresar los códigos, yo me encargo desde aquí.— La azabache ladeó la cabeza cuestionante. Annie arrebato las cosas de sus manos y gruño.— Muévete.

—Tranquila, ya voy.— Se puso de pie dejándola con sus pensamientos.

Mikasa se acerco al podio con gesto dolido, ¿Quizás la lastime? Pensó, ¿Tal vez solo todo esto la está poniendo de los nervios? Sonrió de forma triste mirando de reojo a su superior, el pensamiento la golpeó con fuerza, ella es así, ella no quiere que este cerca pero me necesita para lograr esto, dios mío, ¿Que tan bajo debo caer? para que terminara queriendo a alguien que solo hablo conmigo vagas veces de forma cortarte, salvando mi vida por compromiso, era una idiota una idiota ignorante, los comentarios pasaron por su mente una y otra vez, diciéndole que tenía que parar.

Estiro su mano para dejar ver las marcas escritas con sangre en su brazo, puso la contraseña escuchando el pitido de una puerta como de otra que no pudo ver, miro detrás de ella donde se reproducía el área, las puertas que se abrieron estaban dentro del herbolario, estiró su cuello a notar que tenía la mordida en el lugar, se tocó con los dedos intentando quitarse el sentimiento incómodo, arrastrando la sangre un poco más.

— De acuerdo, aquí vamos de nuevo.— Dejo salir un suspiro, acomodó su arma en sus manos camino alado de Annie que ya estaba parada esperandola, ninguna de las dos dijo nada, la cosa en si ya era bastante incomoda.

...

— ¿Me estás jodiendo?— Eren se acomodo el audífono para escuchar mejor lo que Armin le estaba informando, a su izquierda Reiner le alzó una ceja con curiosidad. El ojiverde se paso las manos por el cabello tenso.—¿Y por qué mierda no les han dicho?

—Fue cosa de Ymir, dijo que se pondrían nerviosas.— La voz dulce de Armin sonó apenado.

—Con toda la razón aún así... Annie es mi capitana se lo diré.— Eren intento cortar el comunicado pero Ymir tomo la palabra.

—No seas idiota, tenemos solo dos malditas horas antes de que todo se vaya a la mierda, Annie y Mikasa están a nada de conseguir lo que buscamos.

—Suenas tan perra confiada.— El ojiverde se movió entre los pasillos apuntando a todos lados, se escuchaba gruñidos sin embargo eran en puertas que estaban cerradas.—Realmente ¿Que está pasando?

Reiner lo tomo del hombro para detenerlo, cuando en sus cabezas una cosa escamosa y de piel roja paso como araña a una velocidad sorprendente, eso le permitió a Ymir desconectarse de la llama, la cámara a las espaldas de los chicos se movió en reconocimiento de que la morena los vigilaba.

Eren se acomodo el fusil en las manos con delicadeza, dando pasos pausados, ambos chicos viendo como el depredador trepaba por las paredes sin ningún esfuerzo, desechando sangre de la boca como dejando un rastro en las paredes, entre nervios se apresuraron a pasar a otra habitación evitando cualquier enfrentamiento directo, las palabras de la azabache resonaron en la mente de ambos, dichas que dijo mucho antes de irse con Annie.

'No me he enfrentado directamente con esas cosas, sin embargo no descarto que sean muy peligrosas; No tiene nada de malo esconderse de ellas si es necesario, son ciegas así que asegúrense nunca ser escuchados o despitarlos con granadas de luz'.

La habitación que le seguía era una mancha borrosa de sangre seca, cuerpos en el suelo, mesas con refractarios químicos, una pequeña sala de refrigeración específicamente para procesar los componentes químicos, Reiner parpadeo sorprendido.

—¿Es lo que creo que es?— Eren cuestiono asegurando el lugar con la mirada, el arma firme en sus manos un poco temblorosas en una exploración meticulosa, Reiner en cambio se adentro a la cabina de congelación su gran cuerpo se podía ver a través del vidrio.

—Hay un archivo de hace una semana...—Reiner señaló el archivo en su mano, leyéndolo con el vapor saliendo de entre sus labios, Eren se acercó a el sin entrar a lugar, mejor caliente que congelado.— Está firmado por las iniciales W.B, creo que es el científico que Historia comentó.— Comenzó a caminar de un lado a otro para calentarse un poco y en parte eso le ayudaba a concentrarse en lo que leía.

—¿Por qué no sales?— Eren por fin le cuestióno de brazos cruzados.

—Esta habitación tiene luz, el otro lado no...— El hombre grande se encogió de hombros.— Une las piezas.

—En fin...— Eren suspiro dándole la razón.— ¿Algo interesante?

—Mucho...— Reiner metió el archivo en una de las bolsas de la mochila que llevaba en la espalda, comenzando a buscar algo por el lugar.— Resulta que todo está conectado con lo que pasó en la mansión...— Tomo un pequeño frasco largo guardandolo, de igual manera sostuvo con mucho cuidado un Tubo Bd Vacutainer para nuestra de sangre.— Bueno no lo dice con palabras textuales, pues el archivo es muy vago, general para todos los que trabajaban en el lugar.— Se acercó a Eren con rostro serio.— En el se menciona el informe del acidente para echarle la culpa a los trabajadores, tenía que ponerse las pilas o podría ser peor.

—Y fue mucho peor.— Eren hizo una pequeña mueca con preocupación.— Debemos regresar, ya tenemos el frasco...

—Nos falta la tarjeta de acceso.

Eren nego alejándose a paso firme.

—Ymir dijo que la comandante y la novata conseguirán la tarjeta, será mejor estar en el lugar cuando ellas lleguen.

Reiner soltó un bufido desconfiado.

—Como sea, coste que te avise.

...

—Sabia que separarnos era una pésima idea.— Mikasa murmuró con dificultad en voz baja, mientras bajaba por las escaleras de ese comportamiento de metal con lámpara en la boca, su fusil colgaba en su espalda con delicadeza.— Este lugar está más horrible que mis peores días en la Universidad, y en realidad fueron bastante malos

Dió una larga mirada por el lugar de un gris oscuro dándole un toque más sombrío, en su derecha estaban dos contenedores grandes con algún gas, supuso ella, en su izquierda otros cinco en forma de L, el lugar se veía más amplio por dentro que por fuera, saco su pistola para no gastar tanta municiones y se acomodo la linterna debajo del arma, su respiración pausada esperando cualquier movimiento, camino contando uno, dos hasta llegar a una mesa con una pequeño puñado de balas, tomo una entre sus dedos extrañada por el hecho de que estén en ese lugar, las tomo de igual forma, divisando que enfrente se encontraba una puerta estilo de emergencias.

Dejo las balas en su bolso, empujando con su hombro la puerta, alzo el arma en alto solo para ver más escaleras, ese lugar es una mierda enorme pensó con algo de enfado, el reloj en su muñeca le indicaba que eran las cinco imedia, llevaban cuatro horas revisando el lugar, en busca de la condenada tarjeta.

Ella tenía solo un gramo de paciencia en todo su 1.76 de alto, irónico.

Se acercó a una taquilla que estaba en la orilla de la escalera y la reviso, estaba vacías por completo,  soltó un suspiro y los cerro de forma lenta, las bisagras chillaron un poco, más ella se alejo a paso lento subiendo las escaleras, respirando lento en la espera de alguna de esas cosas, los gruñidos no se hicieron esperar, ella diviso a dos cuerpos poniéndose de pie desde la esquina de las escaleras, hizo una mueca calibrando si matarlos silenciosamente o dispararles, pensó rápidamente, ninguno la vio pero a sabiendas dedujo que la olieron como para ponerse de pie, saco su cuchillo del cinturón en su cintura golpeando el mismo tres veces sobre el pasa manos, uno de ellos la vio,(Si se puede considerar ver cuándo volteo la mirada a ella) y soltó un gruñido que llamo al otro,Mikasa sonrió lentamente como si le divirtiera el proceso de verlos caminar lentamente.

Dió un respiro lento.

Alzo su mano lanzado el cuchillo en la cien del primero su cuerpo se estrelló contra la pared resbalando en un rastro de sangre a su paso, sintiendo la perdida de compañerismo supongo el otro volvió a gruñir y abrió la mandíbula para morderla, los ojos de la azabache brillaron al golpear su rostro con su puño cerrado, la mandíbula del caminante salió dispara en un crujido. Mikasa solo tuvo que patear su rostro con la punta de su botas militar para que su cabeza saliera volando, la observó caer, los ojos de la bestia se movían en todas direcciones.

Una sombra se cernió sobre ella y antes de que Mikasa reaccionara, Annie dejo caer el extintor en su cabeza.

—Pudiste simplemente golpearlo con esto.— Annie alzó el extintor con una mano.

Mikasa parpadeo confundida.

—No lo vi.

—mhhg.— Se encogió de hombros la más pequeña dejando el objeto rojo sobre el suelo.— Vamos, Ymir me llamo mientras revisaba la otra puerta...— Mikasa la siguió en silencio cubriendo su espalda, por primera vez diviso desde su altura lo chaparra que era la chica más no dijo nada y espero a que continuará hablando.—Van a bombardear la Ciudad.

Mikasa trago saliva.

—¿Que?— Su respiración sonó algo agitada, intento calmarse si no quería hacer todo un maldito espectáculo.— ¿A qué hora?

Annie miro su reloj en su muñeca.

—En dos horas aproximadamente.— Golpeó la palma de su mano por una puerta blanca abriéndola de golpe.

—Esto es una mierda.— Mikasa Susurro detrás de ella, revisando el lugar con la linterna de nuevo a medio oscuras con las luces descompuestas parpadeando sobre sus cabezas.

La rubia no dijo nada, en cambio se alejo de ella tomando algunas cosas de la recepción, aquí había más recepciones que personas vivas, le dio un escalofrío en la espalda por el humor negro, negó con la cabeza y estiro las mano para alcanzar la pequeña planta del otro lado del escritorio, sus dedos rozaron sus pétalos cuando Mikasa la alejo de golpe, segundos después un caminante se asomó con violencia golpeando sus cuerpos distraídos sobre el suelo, el ruido despertó a los demás al efecto dominó, Annie jadeo por un poco de aire esforzándose por evitar que la mordiera en el brazo, Mikasa debajo de ella se movió un poco para clavar su cuchillo en la cien, la sangre las salpicó a ambas en la cara.

Annie se puso de pie de golpe, con su arma en alto y disparó al primero que se acercó, el disparo hizo eco al igual que los gruñidos, Mikasa se puso contra su espalda siguiendo su ejemplo, la bala de su  fusil volo la tapa de uno y atravesó el hombro de otro, ambas  acabaron con ellos en un parpadeo, con una frustración golpeando sus venas.

—Estoy arta de toda esta mierda.— La azabache deslumbro la frustración en su compañera mientras está hablaba, se pasaba las manos por la cara intentando quitarse la sangre.— Este lugar parece un puto circo de mutantes, y todavía quieren matarnos los muy hijo de puta, así no es como quería proteger a los demás, no de este modo, muriendo en medio de este laboratorio maldito.

Mikasa dió un leve paso, solo pequeño calibrando que decir, al final decidió no decir nada, saco de su cinturón un pedazo de papel y se lo tendió a la militar está la recibió en silenció, el papel se mancho de sangre tan rápido como ella se restregó el rostro con cansancio.

—Continuemos.

Ninguna de las dos dijo nada en la siguiente media hora.

...

Eren alzo la mano para golpear la puerta donde los otros tres científicos estaban, Reiner sonrió un poco divertido por el formalismo.

—¿Quien es?— Ymir cuestióno del otro lado.

—El de la pizza.—Ironizo Reiner.

—No pedí pizza, váyase...— Se escuchó un golpe y luego como Historia la regañaba, ambos hombres soltaron una carcajada.— Ya está bueno, no me pegues.

Segundos después la puerta se abrió de golpe, Ymir les regaló el dedo del medio con valentía antes de darle la espalda.

—Traje el frasco para sacar la sangre.— Eren lo dejo sobre la mesa, dejándose caer en una de las sillas, Reiner cerró la puerta con seguro detrás de su espaldas.

Historia le sonrió en agradecimiento.

—Tambien conseguimos esto.— Reiner se alejo de la puerta para revolver algo en su mochila, de el saco un pequeño tubo color violeta, Armin se puso de pie de golpe.— Estaba en un compartimiento alado de una nota de William. No sé que sea pero me da la impresión de que es importante.

Historia miro a Armin con un asentimiento.

—Es la primera sepa del virus, William pensaba que era importante que todos investigarán aunque sea levemente el componente del mismo, de ese modo si llegaba a ser dañino o se dispersaba supiéramos que hacer.— Armin explico tomándolo entre sus manos, estaba un poco frío por estar en refrigeración, se dió la vuelta para meterlo en el pequeño refrigerador de la sala.— No podemos hacer mucho aquí, pero si logramos salir de la ciudad con esto, lograremos comprender el virus de mejor forma y con la sangre de Mikasa lograremos una cura.

—¿Estás seguro de eso?

Armin miro de reojo a Ymir.

—Me quede aquí, por ese rastro de esperanza, estoy más que seguro.— Su convicción era bastante admirable.— Claro si, es que nos nos vuelan en mil pedazos o se activa el descontaminante de la base.

Historia golpeó su costilla con su codo dándole una mirada para que se callara.

—¿Que acabas de decir?— Eren se puso de pie de golpe, sus ojos fijos en los azules del muchacho, este tembló un poco.

Reiner lo tomo de la playera blanca que traía puesta, sacándolo de la silla cuando no contesto.

—Sueltalo.— Ymir lo tomo del brazo apartandolo con fuerza, Reiner arrugó la frente mirándola.

Luego Chasqueo la lengua con cansancio.

—Salvamos sus vidas y ustedes solo nos mienten descaradamente. — Se movió de un lado a otro arrastrando sus manos por su cabello.— Debí de haberme ido cuando pude, moriré con gente falsa a mi alrededor.

El joven fortachón se dejó caer en una silla mirando fuera de los dos científicos y la periodista.

Historia soltó un largo suspiro, que puso en marcha los pensamientos de los demás, la más joven abrió y cerró sus puños, antes de dejar caer la bomba.

—Mikasa y Annie se acercan a William Birkin en su última mutación.

Eren golpeó la palma de su mano contra la mesa molesto, cuestionando su inteligencia si no, noto las señales.

El lugar se quedó en un completo silencio después de eso.

...

Annie pensó que las casualidades de la vida eran una blasfemia, porque ¿Cómo era posible que justamente, tuvieran la suerte que una de las puerta que necesitaba tarjeta azul, se abriera? No se tenía que ser muy listo para saber que algo realmente malo pasaría, pero eventualmente la tomo con la guardia baja, después de haber pasado por pasillos llenos de caminantes, con la mitad de su cuerpo cubierto de sangre a lo Carrie White y pegadas con gasas en el el cuerpo, era de esperarse que algo de esto pasará.

Pero esperaban no tener que lidiar con ello.

—Mierda.

Mikasa soltó cuando el cuerpo mutado de William Birkin se dejó caer frente a ellas en un círculo que se destruyó por completo, el peso llevándose a los tres a una planta baja. El mutante se desplomo sin daño alguno pero Annie y Mikasa no tuvieron la misma suerte, jadeando la rubia se tomó la parte de su torso derecho con fuerza sintiéndo el golpe en toda esa parte, solo deseo que ningún hueso se rompiera, su cabello se desamárro de su coleta dificultando su vista, Mikasa a su lado tosió rociando sangre en el suelo, sus cabellos se pegaron en su frente por el sudor y ambas las cubría una capa fina de polvo.

Annie parpadeo en su dirección respirando con dificultad.

—¿Cuántas balas te quedad?— Cuestionó poniendo se pie, casi resbalando con la sangre de la azabache.

De fondo se escuchaba a la mutación del virus G, buscándolas, la parte caía era lo único que las cubría, sin embargo no tardaría en encontrarlas si no se movían rápido.

—Lo las suficiente para enfrentarlo.— Mikasa se puso de pie, limpiando su boca, echo una rápida mirada a su alrededor, en busca de una escapatoria, pero el único punto fiable, nisiquiera tenía energía.

Annie gruño recargandose en ella, le dolía horrible la costilla, Mikasa la sostuvo con delicadeza de la cintura, los fuertes pasos de William se escuchaban más cerca, se les acababa el tiempo.

—Tenemos que movernos entonces.— La azabache asintió cargando a Annie de forma protectora.— ¿Que carajos? Bajame.

Mikasa negó concentrada en buscar de un escondite para la más pequeña, El mutando pisando golpeando cosas en espera de encontrarlas. La rubia a notar sus intenciones, golpeó su hombro negando con le cabeza, tenía que lidiar con esto juntas o...

Hizo una mueca por el pequeño estirón en su estómago, Mikasa se había apartado con tanta rapidez que su estómago se movió de su lugar, los brazos de la chica la rodearon mientras el mutante lanzaba otra cosa en su dirección, las había encontrado, Seriamente eso fue bastante rápido, la azabache apartó el rostro de ella cuando la sangre salió en forma de tos.

El mutante del virus G las observó con sus horribles ojos negros, los dientes filosos se asomaron de sus mandíbula llena de ampollas extrañas, había un ojo enorme en uno de sus cuatro brazos que movió de forma frenética acercándose a ellas, esperando golpearlas a muerte, cualquier instinto de reproducirse se quedó en sus primeras dos mutaciones, Ahora cualquier rastro de humanidad se había evaporado en el aire.

Mikasa se movió con maestría del golpe directo de la mutación, sus ojos se agrandaron cuando en un segundo soltó otro con la misma rapidez, apenas tuvo tiempo de girar su cuerpo evitando que dañará a Annie, las uñas rozaron su espalda haciéndola sangrar, impulso su cuerpo para esquivar el tercer golpe, tragando saliva cuando sintió la sangre en su garganta.

—Tienes que soltarme.— Annie intento zafarse para pelear como se debía, Mikasa negó mirándola de reojo.

—Se mis ojos.— Susurró y Annie supo de lo que estaba hablando, ella miro por encima de su hombro, mientras Mikasa evitaba tropezar, entonces sus ojos azules divisaron algo más haya del cuerpo mutado, un extraña arma de color amarilla.

—Veo algo.— Annie se tenso levemente, regresando la vista al mutante, justo a tiempo para ver cómo lanzaba otro metal pesado.— Agacháte.

—¿Que?— Mikasa siguió su orden resbalando un poco por el peso desequilibrado.

—Detrás de William, hay un arma.— Mikasa frunció el seño pero se atrevió a enfrentarlo de cara, el mutante casi le rebana la cabeza cuando se detuvo para revisar que efectivamente había un arma detrás de él. Annie tomo esa oportunidad para dispararle en el enorme ojo, este se hizo para atrás gruñendo.

Ambas se miraron al mismo tiempo, notando su punto débil.

—Corre por el arma, yo cúbrire.— Ordenó la más pequeña, mirando la mandíbula de Mikasa, la chica enfocaba la mirada en el camino, analizando como pasar, después de unos densos segundos le regalo una leve sonrisa antes de salir corriendo.

Annie se sonrojó violentamente.

Agitó la cabeza y volvió a disparar a la Mutación que se notaba bastante enojado, este retrocedía cada vez que ella le daba en el ojo pero esquivaba con facilidad los disparos en general. La rubia acarició el hombro de la mayor cuando William aventó otra estructura del complejo, la azabache se movió en dirección a la caricia esquivando casi por los pelos el pesado objeto.

Con un respiro dejo sentada a Annie enzima de la mesa, eso le dio oportunidad a la rubia de cargar su arma, la azabache tomo la pesada arma entre sus manos, tosió un poco y la sangre mancho el color amarillo del objeto pero se negó a rendirse, reviso los cartuchos y no supo que tipo de arma era.

—Solo pruébala.— Annie susurró a su lado, dejando caer su pistola sin balas, tomo con fuerza su fusil y continuo disparando.

Mikasa dirigió el primer disparó al ojo enorme rosandolo cuando esté se movió rápidamente, el disparó chocó con la bala de Annie y hizo una pequeña descarga.

—Una pistola de toques.— Comento la rubia con asombró.— Eso es algo nuevo.

—Solo tenemos cinco disparos.— Mikasa comprobó el cargador rápidamente.— No podemos desperdiciarlos, hay que debilitarlo o buscar un modo en el cual se detenga y tengamos un disparo certero.— Mikasa jalo a Annie del codo a su cuerpo, el impactó del objeto metálico que zumbo en el oido de Annie hizo eco en el lugar.

—Gracias.—La militar estaba tan enfocada en darle en el ojo, que no noto eso.

Mikasa se sonrojó al escuchar su agradecimiento.

No es el mejor momento para sonrojarse por dios.

Entonces como si fuera algo natural a la azabache se le ocurrió un plan estúpido, aún sosteniendo a Annie, se cambió de lugar, permitiendo que ella quedará a su derecha, los ojos azules de la rubia observaron el momento perfecto en el cual esa cosa lanzo el objeto que la mujer alta pudo esquivar, no sin antes lanzar una granada de color azul a los pies de la criatura, está cerro los ojos negros y la cornea del enorme ojo se movió en otro lado.

—Hazlo ya.— Le grito Mikasa a Annie, la chica tenía mejor puntería que ella, la rubia tomo el arma y sin pensando disparó directo al ojo que golpeó de lleno, estuvo a punto de soltar el disparador cuando Mikasa sostuvo su mano en el lugar.— No, o dejara de pasar corriente, observa.

Las mano grande de Mikasa sobre la suya, se sentía suave y rasposa al mismo tiempo, la azabache acarició inconcientemente su piel un poco tensa, irónicamente mientras de fondo el ojo de esa cosa se electrocutaba, la carga se terminó dejando al mutante de rodillas ante ellas.

—No creo que sea todo.— Mikasa Susurro dejando su mano libre, hizo una mueca pensando.— Dime que aún te queda otra granada.

Annie asintió buscando entre sus pantalones, la encontró enseguida con mirada confusa se la dio a la azabache.

—¿Que harás?

Mikasa le sonrió dulcemente, el corazón de Annie palpitó con tanta rapidez que sintió mariposas en el estomago.

Eso es algo nuevo para ella, se removió incómoda cuando Mikasa detallo con sus ojos grises su rostro, su cabello y sus labios.

Se escuchó un movimiento y la azabache descefundo su cuchillo.

—Hare algo estúpido.

La respuesta no le gusto a Annie pero no fue lo suficientemente rápida para detenerla, antes de que está saliera corriendo. La rubia hizo una mueca de asco a ver cómo Mikasa rajaba el ojo y metía la granada, el mutante movió una de sus manos y golpeó su pierna, la azabache alcanzo a quitar el segura antes de desplomarse en el suelo. Annie dejó caer una bala justo en la granada, que hizo explotar completamente el ojo, diviso de reojo a la azabache cubrirse el rostro con la mano. Parte del paso muerto del mutante cayó sobre ella dejándola sin aire.

—Puta madre.—Grito la más alta cuando todo el contenido del ojo golpeó su cara, parecía pus y algo más que era mejor no saber.

En medio del silencio se escuchó una risa entrecortada, después un poco más fuerte, Mikasa alzó la mirada solo para ver a Annie reírse de lo sucedido, ella se veía hermosa con las mejillas rosadaz, el cabello un poco revuelto, sus dientes blancos se hicieron ver cuándo hizo la cabeza para atrás, pero su risa se detuvo cuando tuvo que gruñir por el dolor, miro una última vez a Mikasa antes de dejarse caer sobre la mesa cansada.

Mikasa pensó que si iba a morir en ese lugar, esa sería una de las mejores formas de hacerlo. La azabache regreso la vista al techo, sintiendo relajarse, había terminado con el, habían ganado esta partida. Soltó un leve suspiro alzando sus manos para quitarse el peso muerto su mano atravesó la carne con facilidad, eso hizo que se revolviera el estómago en asco, pero antes de retirar su mano sintió algo rectangular dentro del mutante, palpando mejor parpadeo sosteniendo el objeto jalo su mano con tanta fuerza que el codo golpeó el suelo dándole un calambre de mierda, ella apretó los dientes y sin embargo sonrió al ver la tarjeta de color azul entre sus dedos.

Maldición, si.

—Chicas ¿Están aquí?— La voz de Eren hizo eco por las paredes, Annie fue la primera en ver al castaño por encima de sus cabezas, lo saludo con la mano en un gesto un poco débil, solo entonces después de que la adrenalina se detuvo, pudo sentir todo el maldito dolor que sentía fuera de su estómago un poco fuerza de si.— Vengan, ya las encontré.

Se escuchó más pasos y después los demás asomaron la cabeza para verlas, Mikasa cerro los ojos dejando caer sus manos, ahora podía descansar, todo estaba bien, todo salió bien.

—¿Hay una forma de bajar?— Eren le pregunto a Historia que estaba a su lado, tenía una libreta entre sus manos y escribía con rapidez.

—Si, el elevador de carga.— Armin contesto, tomando al chico alto del brazo para evitar que leyera lo que escribió Historia, lo arrastró por una de los barandales mientras escuchaba los pasos de Reiner detrás de ellos, soltó al moreno para presionar una contraseña en el panel y el elevador comenzó a andar.— Magia Pokémon.

Ellos dos comenzaron a cantar la intro de la serie mientras esperaban. Reiner a su lado negó con la cabeza de brazos cruzados.

—Estoy sorprendida de que sigan de pie.— Historia le comento a su esposa en un Susurro, Ymir beso su mejilla con dulzura pasando sus brazos sobre sus hombros.— Puede que Mikasa sea inmune pero Annie no lo es, yo...

—Las respecto.— Ymir termino por ella, mirando como Reiner ayudaba a Mikasa y Eres junto a Armin revisaban a Annie. La morena miro su reloj, tenían una hora para hacer funcionar el tren.— Extrañare a esta gente cuando nos alejemos de Raccoon City.

—Tengo el presentimiento de que, continuaremos viéndonos.— Historia se dio la vuelta para besarla con todo el amor que te le tenía.— Se que puede ser cursi, pero te amor Mir, no sabes cuánto.

Ymir sonrió levemente aunque sus ojos brillaron fuertemente.

—Te amo también.

(...)

Mikasa se dejó caer levemente sobre el suelo del tren de carga de la compañía, era de un color un más oscuro a comparación a las "blancas" paredes del laboratorio, suspiro sintiéndo como este se movía con rapidez, era el momento de partir y no estaba lista para lo que eso significaba, de reojo miro a sus compañeros de viaje, Historia e Ymir dormían una abrazada a al otra, Reiner y Eren le hacían casita a Annie que dormía Enmedio de ellos, su rostro a la vista de Mikasa. La azabache se recargo mejor en la pared para apreciarla la forma tan relajada que tenía la menor de dormir, sus labios estaba cerrados, su nariz se movía levemente por algún sueño supuso ella, tenía apoyado las manos debajo de su cabeza de almohada, su ropa había quedado en el olvidó, ahora lo único que tenía puesto era su ropa interior y una bata del laboratorio, continúo mirándola hasta que escucho un fuerte ruido en la parte trasera del tren, ella junto las cejas confundida, el tren comenzó a ir más lento de lo que estaba antes.

Salto en su lugar a escuchar el golpe con más claridad.

—!Chicos!,¡Despierten!— Les gritó, abriendo la puerta del vagón con las manos sudando.

—¿Que carajos haces?— Annie sostuvo su muñeca adormilada, se rasco los ojos con una de sus manos, fue la única que se despertó.— ¿A dónde vas?

Mikasa junto la cejas, pensando fugazmente que se veía adorable.

—Escuche algo, el tren esta perdiendo velocidad.— Mikasa avanzó al otro vagón, Annie siguiéndola inconcientemente, estaba más dormida que despierta.— Tiene que ir por demás.

Annie solo entonces se despertó del todo al escuchar el usted de los labios de la más alta, se sintió un poco extraña por eso.

—No, sea lo que sea, podemos con eso.— La rubia regreso para tomar dos armas golpeando un poco su rostro para estar más alerta, regreso segundos después para entregarle una a Mikasa.— Vamos.

La azabache siguió el ruido del otro vagón, parecía como su lo estuvieran destrozado, entonces la pared que las cubría fue safada como si fuera un corcho de una botella de champán.

Ambas jadearon al mismo tiempo al ver a un ojo enorme cubrir toda la parte faltante.

—¡Esto tiene que ser una puta broma!— Annie por fin saco todo su coraje, grito tan fuerte que la pupila del ojo se movió en su dirección, la militar, cargo su arma y apunto el cañón directamente en esa asquerosa masa de carne que evitaba que se fuera a su cama a tomar un poco de café con azúcar y a Mikasa a su lado.

Porque si, joder, quería a la azabache a su lado aunque eso la confundiera y esa cosa enorme no iba a impedírselo.

—Ya es personal.— Susurró con burla antes de vaciar todo su cartucho en el ojo, Mikasa estaba un poco sorprendida por su arrebato pero siguió su ejemplo rápidamente.— Estoy cansada de zombies comiendo carne, de experimentos pelones. Los que parecen arañas y mutantes como tú, así que maldito William Birkin...— Dejo caer su arma sin balas y con fuerza arranco uno de los fierros que sobresalían del tren.— Puedes irte mucho a la mierda.— No dudo en dejar caer el Fierro en el ojo con toda su fuerza, la carne dejo de consumir el vagón cuando la mutación se separó lentamente dejando avanzar un poco más al tren.

Las primeras explosiones del bombardeó se escucharon de lejos, justo cuando vieron el sol atravesar la ventana del conductor,  el laboratorio comenzó a descontaminarsé, el fuego atravesó el cuerpo mutado del G, dejando colores vivos de rojo, amarillo y naranja frente a sus ojos.

Annie dejó caer los brazos exhausta.

—Eso fue increíble.— Mikasa dejo su arma a un lado asombrada, cubrió sus ojos cuando salieron de la oscuridad, las hermosas montañas fueron lo primero que vio cuando apartó su mano. Annie no le contestó así que se acercó a ella con timidez, poniéndose a su lado, ambas mirando el horizonte ante sus ojos.

La luz después de tanta oscuridad.

Annie dejo salir un suspiro mirando a Mikasa, está le regreso la mirada con un poco de miedo, era normal, la azabache no tenía las agallas de pedirle una cita a la menor, quizás no tenía el derecho si es que ella iba a morir en un futuro cercano para la cura. Se sentía como en la escuela secundaria cuando pasabas a exponer por primera vez con compañeros nuevos, que nunca en tu vida recordaras sus rostros pero si el miedo que se sintió al equivocarse y hacer el ridículo.

—Así que esto es todo, así es como termina el juego.— Annie hizo una leve mueca, sintiendo que algo no cuadraba.— Todo este tiempo, sentí que estaba dentro de un videojuego con una persona de remplazo. Ya sabes la típica que te ayuda en una misión pero cuando muere no sientes nada,ni siquiera dolor.— Sus ojos azules brillaron bajo el sol.— Tú eras una de esas personas ante mis ojos.

Mikasa abrió la boca para decir algo pero Annie la detuvo.

—Ahora, a estas alturas del final. No puedo imaginarme caminando sin ti, salvaste mi vida, me cuidaste, fuiste atacada por mi culpa.— Llevo una mano al puente de la nariz.— Me preocupe mucho por ti mientras estabas inconciente, no hubo un momento en donde no fuera a tu puta habitación a asegurarme que aún seguías con vida. Me siento sofocada, extraña y dios mío deja de sonreír de ese modo.

Mikasa inconcientemente estaba sonriendo como una idiota.

—Nada de lo que te estoy diciendo es una confesión, solo quiero que lo arregles. Quiero dejar de sentir está opresión en el pecho cada vez que te veo a los ojos.

Mikasa parpadeo se retiró el cabello de la cara antes de acercarse a Annie con pasos firmes, la rubia retrocedió confundida, su corazón se desbordó en el barranco cuando la azabache tomo sus labios en un beso suave y lleno de todo lo que no puede explicar, acarició lentamente su caderas antes de cargarla entre sus brazos, Annie se entregó al tacto, a las caricias dulces de la más alta. Sintió que estaba entre las nubes cuando Mikasa mordió su labio inferior con  delicadeza pasando su lengua dulcemente por el contorno, tomándola de nueve con más pasión.

Nadie en su visa la había besado, como ella en estos momentos lo hacía.

Así que se consumió lentamente en el fuego entre Mikasa y ella, no pensando que una pesadilla como lo que pasó hace unas horas, terminara de este modo.

Besando a la mujer que no imagino que iba a querer, la misma que encajaba perfectamente con ella en todo.

Se separaron por la falta de aire sin embargo Mikasa recargo su frente en la de Annie con una risa feliz. Solo entonces se apartó para ver la belleza que tenía enfrente, los ojos azules que envolvieron su alma desde el primer momento que la conoció.

—Mostremos la verdad al mundo.— Annie Susurro dándole otro beso corto. Mikasa suspiro alegre.— Y después, ¿Quieres una cita conmigo?

La azabache alzo en un fuerte abrazo a la menor antes de dar una pequeña vuelta, Annie se rió en su hombro cautivada.

—Claro que si.

Annie y Mikasa estuvieron a punto de morir en Raccoon City, vieron a mucha gente morir, y el pasado las perseguirán por siempre, pero ahora, en este lapso de tiempo, la verdad es lo único que importa.

Y la verdad es que; El mini apocalipsis zombie solo fue una escusa para que ellas dos se conocieran, para que vivieran en carne propia que en tiempos de cólera, siempre habla esperanza y amor. A dónde el destino tenga que llevarlas, a ellas y a sus compañeros.

(...)

Quiero dedicar este One Shot, a una chica que conocí hace cuatro años, pues ella me mostró el borrador del único One Shot que público en la plataforma. Ahora a pesar de que ya no hablámos y quizás no vuelva a hablar con ella.

Ella una vez me dijo que podía escribir cualquier cosa, si así lo quería, me dió alas y calidez en tiempos en dónde sentí que iba a romperme.

Te extraño MiitShadows  donde sea que esté ahora, voy a recordarte por siempre.



























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