In The Water.
LEAN LA NOTA, POR FAVOR.
Nota; Buena noches chic@s, largo tiempo sin venir por aca. Verán este one Shot lo empecé justo después de esa escena inconsciente que MAPPA, nos dió de Mikannie. Así que, quiero disculparme por tardar tanto. Su servidora consiguió trabajo y he tenido poco tiempo e inspiración. Les traigo un One Shot largo, de unas 30000 palabras y picó, en recompensa por esperar tanto. Yo que ustedes lo Leiria por partes. Les dejo mi Instagram para que me sigan (@mikawest04) subiré algunas frases de los One Shot y uno que otro dibujo que pueda hacer. En fin los amó, gracias por el apoyo.
Disfruten y como siempre. No está corregido.
PD; casi se me olvida, tiene mucho spoiler del manga, como tal copié todos esos paneles mencionados, solo que a mí estilo.
"Sostienes cada respiración
Pero la vida es para vivirla en el agua,
Sientes que tu deberías correr
Pero donde te esconderás, en el agua.
Contra la corriente, luchamos en la vida que estamos..."
Las mareas siempre eran más caóticas en mentes aún más dañadas, como si el aire costará sostenerse en sus pulmones, su mente se estaba albergado en lo más profundo de sus recuerdos, dónde el silencio era eterno, la voz de su padre luchando en su mente para que escapara de su agarre, luchando para sostener su alma, para liberar una maldición que nunca le perteneció a ella. Y sin embargo la tomo en la palma de sus manos, sangrando y haciendo sangrar por una causa que no era la suya. Moviendo tierra del suelo para forjar su carácter, escupiendo su rostro para no mostrar sus emociones, encontrando los detalles mínimos como insignificante. Creando una flecha enorme entre lo correcto y lo que ella quiere.
Todo para regresar a casa.
Ahora no había forma de regresar a casa, no más.
Puede sentir la mano de su compañera que se recarga intentando darle un gesto reconfortante en su espalda, el calor de su gesto no se compara al calor en su estómago, en su corazón y en su mejillas a causa de las lágrimas, entonces ella dice entre sollozos las palabras que no pueden ser pronunciadas en el silencio de su dolor.
-Regresare a mi original pregunta...- Sus ojos no miran a nadie, no miro el cambio repentino en la expresión de las personas que están a su alrededor, sin embargo ella continua con voz gastada, echando sobre su hombro una mirada llena de dolor a Mikasa Ackerman.- ¿Podrás matar a Eren?
La tenue sacudida del barco junto con las olas del mar infinito eran el único sonido después de la pregunta. No había nada más, como si te estuvieras sumergiendo en el agua. Se vieron en un silencio, los ojos de la azabache demostraba más que sus palabras, la incertidumbre atravesado sus grises esferas envueltas en miedo, y genuina preocupación hacía ella.
Annie no vio ese detalle en la neblina de sus ojos opacos.
Mikasa era la única mujer que podía decidirlo todo con una simple acción, pues no importa cuánto luches o te esfuerces en una causa, si la otra persona no está dispuesta a sacrificar; tu no podrás sostener toda esa carga.
-Si trato de matarlo, ¿Tú no te interpondrás?- El gesto sonó más vacío de lo que pretendía, aún así se expulsó del suelo con las manos, asustando a la chica que apartó la mano de su espalda, la respiración de ambas estaba sumergida en sus pulmones sin una pizca de idea de que dirección tomar. No podían respirar a causa de la duda.- Ya no quiero pelear contigo a muerte.- se pudo ver Claramente el plano en dónde el gesto de Mikasa se transformó en duda, sus ojos brillaron en una capa de entendimiento que asemejaba ferozmente a los ojos de Annie. Había tanto en solo esas acciones que le pegó de la misma manera cuando ella continuo.- Con ninguno de ellos.- El Susurro que salió después destrozó su corazón.- Tampoco con Eren. He terminado con todo esto.
El silencio peso tanto en ese momento, nadie se movió de sus lugares pensando en todo, en nada o quizás en la forma de pretender que todo ese dolor no existía en el aire.
Sin embargo, Mikasa no se quedó se la misma posición por mucho tiempo, quitó las manos de su regazo y recargo la cabeza de Annie en su pecho, las lágrimas golpearon en el punto dónde estaban los botones de sus playeras y se resbalaron por la tela de su playera, ella no se quejo, tampoco fue correspondida con el gesto.
-Lamento todo esto.- Hange tomo la palabra después de un incómodo silencio.- Estás en todo tú derecho de querer desertar pero no permitiré que te alejes. Te necesitamos. Todos nosotros nos necesitamos.
-Salvar todas esas vidas no me hará sentir mejor.- Annie miro a Hange, la manos de la rubia sostuvieron la playera de Mikasa con fuerza.- Mate a muchas personas solo para poder ver a mi padre de nuevo. Jugar al soldado ahora, no va conmigo.
-Entonces solo nos dejaras morir.- Armin comentó con dificultad, no importaba cuánto dolor físico sintiera ahora, no podía ver hundirse a una más de sus camaradas, el no era así.- Estamos rodeados de dudas, de miedo.Eso más que nada, y aún así muchos de aquí perdimos tanto, otro van a perderlo todo...- Sus ojos fueron inconscientemente a Mikasa, la chica no lo miro pues estaba más enfocada en sostener a Annie.- Rendirse no es una opción, nadie aquí es bueno o es malo, solo somos personas que intenta desesperadamente no dejarse arrastrar por la marea, en este mundo tan lleno de dolor, amor, odio, esperanza. Seguimos respirando al final del día, maltratados y todo.
Había tanta verdad en sus palabras que heló la sangre de los presentes, no eran buenos ni malos. La gente buena no mata gente, la gente mala no salva vidas. El mundo esta vuelto loco y ellos son las únicas personas que aún pueden salvarlo.
-El tiene razón.- Mikasa por fin hablo, la chica que normalmente no dice palabra y cuando lo hace, la mayoría la ignora. Aún así ella hizo que Annie se pusiera de pie y limpió sus lágrimas con las punta de sus dedos que antes estaban envueltos en sangre. Mantuvo las manos en las mejillas de la chica más baja y la miro profundamente a los ojos.- Todos luchamos por algo, quizás ahora estés sintiendo el dolor más insufrible, pero eventualmente lo podrás superar, pues no hay calma hasta después de la tormenta.- Llevo la mano de la más pequeña encima de su corazón y Annie pudo sentir perfectamente el latido de su corazón.- Antes latía con una tenue capa de felicidad, ahora, no puedo dejar de pensar que yo tendré que matar a la única persona que me hizo feliz por años. En perder a toda la familia que me queda, cuando ya pasé por eso.
Annie sintió el golpeteo de su corazón en su palma, escuchó la forma suave en la cual palpitaba calmando solo un poco las lágrimas en sus ojos, era diferente, como si volvieras a nacer y escuchar el latido de corazón de tu propia madre, pero ella nunca conoció ese sentimiento pero supuso que así se sentía. No sabía que decir, las palabras de Mikasa no eran una afirmación pero tampoco una negación, eran las palabras que quería oír, porque no se trataba de ella, se trataba del dolor de otra persona. Eso la hacia sentir menos miserable y extrañamente más relajada, solo no sabía que decidir. Todo lo que hacía era moverse con la corriente, nunca se permitió luchar contra ella.
Entonces se recargo en el pecho de Mikasa y la sostuvo de la cintura en una abrazo apretado. La azabache alzó los brazos sorprendida y miro a los presentes, Jean le hecho una mirada de entendimiento, Reiner se tenso, Connie puso un gesto de confusión al igual que Armin, Pieck y Gabi se habían acurrucado en el suelo quedándose dormida, Hange hizo un gesto para que bajará las manos y Mikasa lo hizo sin darse cuenta, correspondiendo el gesto de forma un poco tosca y por último Kiyomi miro a la última de su clan mostrarse tan blanda con alguien por primera vez, era un Titán en brazos de un Ackerman. La esclavas de su pasado, refugiándose en su presente.
-Deberían ir a descansar.- Kiyomo dijo educadamente, dio un paso alado de la comandante y está la miro de reojo.- Hay suficiente recámaras para ustedes, pueden tomar la que quieran.
-La señorita Azumabito tiene razón.-Hangi miro a sus chicos y sonrió.- Jean y Reiner, lleven a Pieck y Gabi a su cuarto, Connie te encargo a Armin...- los chicos asintieron para comenzar a moverse.- Y ¿Mikasa?
La azabache alzó la mirada, ya que antes tenía su mentón en la cabeza de Annie, con los ojos cerrados y acariciaba su cabello sin darse cuenta.
-¿Si?
Hangi alzo una ceja divertida, era tierno ver la forma en como Mikasa actuaba a pesar de la situación, también un poco extraño.
-¿Te encargas de cuidar de ella?
-Con todo respeto señora, Annie no quiere que la cuidemos.- Mikasa se enderezó escuchando los huesos de su espalda crujir. Sintió las manos de Annie moverse por su espalda solo para encontrar el punto exacto para sostenerla, la miro de nuevo la chica estaba profundamente dormida en su pecho. Mikasa soltó un profundo suspiro.- Tal vez, si quiera ser cuidada solo por hoy.
Hangi se río un poco y le dio la espalda.
-Se amable con ella.
No es como si Mikasa fuera la persona más sutil del mundo, lo primero que pensó fue soltarla para despertarla pero hasta ella sabía que eso era demasiado cruel, solo susurrarle para que lo haga, pero tenía la sensación de que si ella era asustada la golpearía sin dudarlo, así que soltando un cortó suspiro. Tomo a Annie de la cintura y la sostuvo con fuerza, la dormida chica entre sueños se sintió en el aire y rodeo las piernas en su dorso, acurrucandose en ella.
Ha este punto la azabache no sabía si realmente estaba dormida o solo no tenía fuerzas para irse. Camino por los pasillos grises del barco, sintiendo su corazón latir junto al corazón de Annie y reconoció la calma de las mareas a su alrededor, mientras más se acercaba a su destino, podría ver la verdad golpeando en su mente. De repente en un parpadeo estaba entre recuerdos, envuelta en los caminos escuchando a Eren hablar, viéndolo atraves de un un vidrio transparente, el chico sonriente ya no estaba, el hermano fiel. El chico que le salvó la vida.
Y una conversación que dejaron a medias, la verdad desapareciendo lentamente de ella, a medida que Eren le hacía perder la memoria o le ordenaba hacerlo. Aún no estaba segura.
Al regresar a la realidad, se encontraba parada en medio del pasillo, Annie la miraba desde su posición confundida, la niña estaba tan cerca de su rostro que pudo notar sus ojos rojos a causa del llanto, la mandíbula fina que reposaba sobre su pecho y el contorno de su nariz Aguilar jugaba con todo su rostro, era impresionante lo hermosa que la chica se podía ver después de haber llorado.
-¿Dónde fuiste?- Annie susurro levemente, su aliento golpeó el rostro de Mikasa, y está se estremeció, no es que no hubiera tenido a alguien tan cerca de ella, solo que no había tenido a Annie de ese modo. Las peleas constantes no contaban; en el rin todo era rivalidad, si alguna vez fue algo más profundo. Nunca lo noto.
-Creo que Eren me dejó entrar.- Mikasa contesto con voz suave, como si no estuviera segura de decirlo después sintió la opresión alojarse en su cuerpo, como si tuviera ganas de llorar, solo que no sabía el porque.- Te llevaré a tú habitación.
Dejo a la chica en el suelo y metió las manos en sus pantalones, Annie la siguió en silencio, contemplando su caminata pausada. Había algo en la forma en como Mikasa se comportaba que le daba curiosidad, pero por encima de todo eso. La chica siempre fue el medio para un fin, aún hasta ahora, lo sigue siendo.
La Luz tintineo sobre sus cabeza cuando Mikasa la prendió, en la habitación había dos camas separas, un pequeño mueble en medio y la ventana en el fondo permitía dejar ver el bastón mar, de un color mas vivo, a causa del atardecer metiéndose, despidiéndose en silencio de las maravillas azules que ondeaban de forma diferente a medida que la marea subía o bajaba. Soltó un suspiro y Annie que estaba detrás de ella, casi se estrella contra su cuerpo.
-Es muy bello.- La rubia susurro tomando la cadera de Mikasa para apartarla un poco.
La azabache no dijo nada, en cambio espero a que Annie se acomodara en su cama para volver a apagar la luz, las sombras en la oscuridad eran tan pocas, pues aún el natural reflejo de la tarde golpeaba sutilmente el interior, era un más hermoso cuando solo brillaban por su propia cuenta.
-Llora todo lo que tengas que llorar.-Mikasa dijo por fin.- Piensa el tiempo que necesites pero por favor. Intenta no quedarte fuera.
Los ojos de Annie fueron a parar de la ventana a la chica que estaba junto a la puerta, sus pensamientos se volvieron caóticos en su cabeza, a medida que el silencio crecía y de nuevo se sintió en la habitación principal escuchando las palabras de Hangi. Ella no podía lidiar ahora con tomar una decisión, quería poder llorar la perdida, sin la necesidad de recordar el porque. Es un acto reflejo de refugio, sacar la frustración pero sin recordar el porque en un principio te sientes de ese modo. Así la tristeza y el dolor no estarían de la mano como tan a menudo. El peso emocional sería el mínimo.
Ella sabía que se arrepentirá después, más no pudo detener las palabras que viajaron suavemente atravesando el silencio cómodo entre ambas.
-Quedate.
Eso era más que suficiente, no había vuelta atrás. De todas las personas, jamás en su vida imagino que justamente se lo pediría a Mikasa, ahora estaba acurrucada en las sábanas mirando a su rival de frente, el gesto de Mikasa era sorpresa pero algo más que no podía definir con claridad. La vio cerrar la puerta detrás de sus espaldas. Se sentó en la orilla de la cama y la miro fijamente, eran dos guerreras entrenadas para matar, una enfrente de la otras con los corazones en un simple gesto. Pero no eran nada entre ellas, eran tan desconocida como la vida misma.
Y aún así, Mikasa se dejó caer a su lado, quitando el cabello de su frente con delicadeza, cerró los ojos y le permito a Annie mirarla en silencio desde su porción, detallar por primera vez a la guerrera más fuerte siendo tan débil que sintió su corazón latir el entendimiento, lágrimas silenciosas escaparon por los párpados de la más alta y comprendió que ella también necesitaba llorar. Dejándose caer en el pecho de la chica de una forma sumamente delicada, paso una mano por sus cachetes quitando las lágrimas. Las mismas manos que una vez secuestraron a Eren, ahora tomaban a su hermana como si nunca quisieran dañarla.
El tiempo se detuvo entre ellas, pues no sabían que cualquier cosa que muevas en el presente afectará el pasado y el futuro. Aún así lo hicieron, movieron el orden natural de su rivalidad a consolarse mutuamente. Porque están escondiéndose de todo y la realidad es que, de siente tan bien.
(...)
-¿Ya estás bien?- Annie miro fijamente a Armin sentada delante de uno de los mandarles de la cubierta. Esa mañana se había despertado con una sensación extraña en el pecho y al ver a Mikasa cómodamente a su lado se asustó y decidió mejor quedarse fuera, no esperaba ver a Armin tan temprano por la mañana.
Pero noto el mismo comportamiento confuso que pasó la tarde anterior, la forma en como se quedó mirando el cielo de la misma forma que encontró a Mikasa mirando por la pequeña ventana con ella en brazos. Y supuso que Eren también estaba hablando con su amigo.
-¿Annie?- Armin la miro parpadeando un poco, como si acabará de despertar de un sueño profundo.- Si, descanse un poco...- Miro a su alrededor a la calma que el mar te dejaba con solo verla, y regreso la mirada a Annie para continuar.- Nunca pensé que la vida sería tan calmada aquí.
Annie estiró su mano y golpeó lentamente el espacio alado de ella.
-¿Quieres sentarte?- Le dijo con voz sueve, Armin un poco perdido se sentó a su lado, permitiendo que el viento revolviera su cabello.- Estaba pensando que aún no te he agradecido...- Annie miro el piso de un color café brilloso sin atreverse a mirar al chico alado de ella.- Por irme a visitar todo estos años, gracias. Era un lugar muy solitario, pensé que me volvería loca si no fuera por tí y Hitch. Ahora aún me cuestióno porque lo hiciste, supuse que era más interesante hablar con las chicas de afuera ¿Por qué conversar con alguien que no te puede contestar?
Annie miro la forma en como Armin se tomaba la cabeza e hacía una mueca.
-Eso no es cierto.- Dijo refiriéndose a la afirmación de que sería más interesante hablar con alguien de afuera, y prosiguió.- Lo hice,porque quería verte.
Annie apartó la mirada y se acurruco en sus brazos, sonrojándose violentamente.
-¿Por qué?
-¿Aun no te das cuenta? A pesar de Hitch estuvo molestándome por meses con eso.
-No.
Armin la miro con sorpresa pero Annie se mantuvo escondida en sus brazos.
-¿Que estamos haciendo?- Se cuestióno.- Ahora mismo hay millones de personas siendo pisoteados en todo el mundo.- Sus pensamientos regresaron de nuevo a la conversación anterior y algo hizo clip en su cerebro.- Ya lo veo, eres una buena persona. Por eso hablaste con el enemigo, del mismo modo que quieres dialogar con Eren. Para evitar un conflicto. ¿Verdad?- Annie se sintió un poco mal que su compañero solo la haya visto para un fin, se puso de pie y quiso irse, pero la mano de Armin la sostuvo de la muñeca, ella lo miro desde su altura, pero el no la miraba a ella.
-Sientate.- Le pidió de forma amable.- Se que te lo he mencionado antes, más no me gusta que me digan que soy buena persona. Hice muchas cosas que las buenas personas no hacen, mate a mis compañeros, hice la estrategia para atacar Mayler dónde niños, adultos y embarazadas murieron y ahora estoy traicionando el lugar en dónde nací y crecí. He Sido un monstruo por un largo tiempo.- Annie se sentó en silencioso observando la forma en como el parecía golpearse consigo mismo, si evitar perdonarse justo como ella se sentía ahora.- En algún punto de mi mente hay una promesa que le hice a Eren, de conocer el mundo de lo desconocido.
-El mundo de lo desconocido, no se suponía que estuviera hecho añicos ¿No? - Annie dijo en voz suave.
-No, no era el mundo que soñamos...-Armin miro en dirección a la ave que se posaba magistralmente sobre la superficie blanca y sus ojos vieron la libertad en sus ojos.- Todavía quiero creer que hay un mundo que no conocemos más haya de las murallas.
Annie miro la ave que alzo sus alas, dando vuelo en dirección en dónde ellos se alejaban. El mismo lugar en dónde todo comenzó, en dónde ella conoció solo una parte del mundo del que Armin tan desesperadamente quería conocer, pensar que más haya del dolor había esperanza.
El podía decirse monstruo las veces que quisiera, pero no había forma de que Annie pensara realmente que lo era, a diferencia de ella, de Mikasa o cualquiera que estuviera en este lugar. Todos tienen una diferente perspectiva de la realidad, algunos se movían por voluntad de salvar a alguien, otros por el deseo de vivir lo que les quedaba con libertar, otros porque no sabían que las hacer.
Pero Armin se movía por una promesa que le hizo a su mejor amigo, se mueve por la esperanza que le falta a cada uno de ellos. El es el chico que uniría naciones y salvaría la vida de millones.
Y ella no tenía duda de ello, respetaba esa voluntad del chico, con frivor.
Solo que estaba equivocado en una cosa, solo que aun lo sabía.
"Contra la corriente luchamos, para Mantener nuestras cabezas por encima de lo profundo y nuestros corazones por encima de la mentira..."
Ahora no era más que ruido, ruido que se escuchaba con el movimiento violento de todos los chicos intentando desesperarme mover las cosas para arreglar el bote volador, sin embargo Annie se mantenía apartará del tomulto en el que se había convertido esa noche, con su mirada pegada al mar que dejaba ver reflejada la acción que se desarrollaba no muy lejos de donde ella estaba sentada, el viento golpeó su rostro pero no le importa que el frío hiciera que temblará por debajo de su sudadera. Era estúpido negar que estaba en estado de depresión, moverse no era una opción.
Existir Tampoco, sin embargo ella aún se mantenía existiendo.
- ¿Annie?- nisiquiera con su oído súper desarollado pudo escucharla llegar, pero reconocería la tenue voz de Mikasa en dónde sea, y más cuando casi todo el tiempo que pasaron juntas era raro que ella mencionara algo, así que inconscientemente se quedó el recuerdo de su tono de voz en su cabeza.- ¿Por qué no vas a probarte el uniforme de maniobras vertical? Se que nos estás acostumbrada a el, podría ir con Reiner a volar un poco.
Annie la miro de reojo, el recuerdo de la noche que durmió con ella jugando en su mente, Mikasa no parecía molesta, en cambió parecía un poco preocupada, confundida. Mas ella no metió el tema, en cambio cuestiono.
-¿Por qué debería hacerlo?
Mikasa parpadeó sorprendida.
-Porque deberíamos intentarlo, por eso.
-Crei haberte dicho que ya terminé.
Mikasa dejo la caja que llevaba entre las manos y se sentó a su lado, ojos curioso viéndola de cerca.
- ¿Nisiquiera quieres subirte al barco volador?- Cuestiono con voz suave, Annie sintió que ella la estaba tratando como un bebé, así que se tenso un poco.
-No lo haré.- Ella nisiquiera la miro.- A pensar de tu Intento para que continuará, eres mala con las palabras. De todas formas no puedo entender todo esto de salvar a la humanidad.-Su gesto se puso triste.- Como Eldianos y Marleyanos, hemos Sido perseguidos por esa "humanidad" que intentan salvar. Incluso si el retumbar fuera detenido, Mayler ya no existe. No hay nadie que respalde a los Eldianos, nadie nos protegera. Me siento mal...- Mikasa vio el momento justo en donde Annie miro a los demás, sus ojos parándose un poco más de tiempo en dónde estaba Armin, entonces ella lo comprendió.- Ellos están apostando todo por la vaga esperanza de que pueden salvar su tierra natal.-Annie por fin miro en dirección Mikasa, justo en esos ojos que eran tan parecidos a la anochecer que se albergaba a su alrededor, iluminado solamente por la luz del cuarto donde estaba el bote volador.- Pero ya no puedo seguir luchando...- Mikasa interpretó eso como; no tengo una razón para hacerlo.- Al menos dame mis últimos momentos para vivir en paz.
La desesperación en su voz, tocó el punto sensible en su corazón y se acercó solo un poco a ella, lo suficiente para que ella pudiera escuchar sus siguientes palabras.
-A veces nisiquiera sabemos porque hacemos las cosas, pero la señales son tan obvias.
-No se de qué estás hablando.
Claro que no, Annie estaba tan metida en su propio odio, que no se daba cuenta la manera en como miraba a su amigo, como si fuera el salvaron a pesar de que sus palabras contradecían sus actos. Mikasa estaba conciente del cariño que le tenía a Armin, casí el mismo cariño que Eren le tiene al chico. Podía ver el deje de esperando en sus ojos al verlo, pues era la única persona que le hacía darse cuenta que aún había esperanza en el mundo. Era muy difícil lograr eso.
-Esta bien lo comprendo.
Annie apretó los dientes.
-¿Comprender que?
Pero Mikasa ignoro su comentario y golpeó su mano en su hombro con delicadeza.
-Esta bien, no necesitas seguir sufriendo.- Annie se llevó la mano al pecho, cerrando los ojos. Mikasa mantuvo su voz suave para ella.-Pero Armin, todos nosotros subiremos al bote volador. Así es como lo hacemos.
Annie se mantuvo callada por unos Segundos, sintiendo el cálido cuerpo de Mikasa a su lado, ella desprendía un aroma muy similar a los lirios, su olor embriagó sus sentidos y sintió su cuerpo pesado, ella la había relajado con solo unos cuantas palabras, con solo estar sentada a su lado, entonces noto que el olor provenía de su cuello desnudo dónde su palpitar se notaba con mayor facilidad a causa de lo bien definido que estaba.
Annie nunca pensó que Mikasa se vería tan bien sin aquella bufanda negra que se confundía con el tono oscuro de su cabello.
-Lo sé, se que es lo que hacen.- Miro de su cuello a rostro con serenidad.- Veo que es lo que quieres hacer. ¿Matarás a Eren para salvar a la humanidad?
Mikasa se sostuvo de la playera olvidando por un momento que no tenía la bufanda que su amigo le regaló ese día.
-No, Eren ha ido a un lugar muy lejos de aquí, voy a traerlo de regreso.- La convicción en sus ojos le dió a entender el motivó por el cual se movía Mikasa.
Ella se movía con la esperanza de regresar a su hermano con ellos, como hace diez año. Ahora Annie ya no estaba junto a ella, estaba recordando el día en el cual la vio por primera vez, sentada en el suelo con las manos en sus rodillas y mirando con duda a un joven de cabello castaño desmayado en el suelo, su amigo rubio a un lado de ambos jugando con el cuidado del chico y ella jugando con su bufanda entre las manos. Ese fue el primer momento en dónde vio una verdadera familia atravesar una situación difícil a pesar de que solo eran unos niños como ella.
-¿Aun la tienes?- Annie no pudo evitar preguntar, sabía que estaba arriesgándose a una posible grosería de su parte, pero Mikasa solo sonrió de forma leve entendiendo de que estaba hablando.
Se puso de pie y acarició su cabello con suavidad, Annie cerro los ojos ante el gesto, un gesto que se sentía también.
-Aun la tengo, solo que no está conmigo ahora.
Con esas últimas palabras la vio alzar la caja y alejarse a paso lento fuera de ella. El aroma a lirios se quedó en la mente de Annie aún cuando la chica ya nisiquiera la miraba.
Ese poder era más fuerte que alguna cosa que haya podido comprender hasta el momento.
...
Esa misma noche Annie Leonhardt estaba parada entre las penumbras en la puerta cerrada de su compañera, la marea a esa hora se movía con mayor intensidad y en una sacudida justo cuando estaba a punto de tocar su cuerpo dió a parar al suelo por el movimiento inesperado, el ruido hizo eco en los pasillos vacíos y oscuro. Ella pensó que era lo más ridículo que le había pasado hasta ahora.
Fue aún peor cuando la puerta de Mikasa se abrió de golpe y ella se asomó con nada más que su camisa puesta sin abrochar y en ropa interior, parecía recién bañada ya que su cabello mojado se pagaba delicadamente a su rostro hermosamente enmarcado.
Dioses.
Annie tragó saliva a verla de ese modo y sonrió un extraño revuelo en su estómago, de repente su respiración se alteró y parte de sus mejillas se colocaron tan intensamente que agradeció la falta de luz.
-Permiteme ayudarte.- Mikasa le dijo una vez que la vio en el suelo, la sostuvo de las manos con delicadeza, permitiendo que Annie se pusiera de pie y ambas quedarán demasiado juntas para ser verdad, inconscientemente la rubia dejo caer su mano en el estómago de Mikasa, encontrando las duras abdominales bajo su toque.
Ella no sabía porque, pero a pesar del frío que pasaba por su cuerpo, sentía el calor florecer por sus venas. Mikasa se tenso ante el toque suave y no pudo evitar soltar un pequeño suspiro. Esto extrañamente se sentía tan bien.
-¿Que haces aquí?- Le cuestióno dejándola pasar a su habitación, cerró la puerta detrás de ella solo para verla aventarse a su cama sin invitación.
Annie se sintió divertida al rebotar un poco en ella. Sonrió ampliamente y se concentro en hacerlo de nuevo. Mientras ella estaba en lo suyo, Mikasa se dispuso a terminar de vestirse, está vez quitándose el brasier y cerrando los botones de su camisa blanca que le quedaba un poco más grande.
-Vine a dormir.- Annie por fin dijo al dejar de saltar, Mikasa alzo una ceja.- Mañana te vas, eso quiere decir que ya no tendré el olor a lirios por un largo tiempo.
Mikasa puso los ojos en blanco y olió su propia camisa, ella tenía razón tenía un peculiar olor suave que relajaba los sentidos. Eso explica porque se dormía con bastante facilidad.
-Te dejaré mi camisa, si eso es lo buscas.- Se agachó a su altura y saco el cabello de la cara de la chica.- Mejor acepta que me extrañarás un poco y te permitiré quedarte.
Annie la golpeó en el hombro.
-Sueñas...- Sabía que ella le iba a refutar, así que se apresuro a decir.- De igual manera me dejaras quedarme. Cómo en los viejos tiempos.
En los viejos tiempos, mucho antes de que Annie los traicionar y todas eran un equipo en esas cuatro paredes, dónde había más camas que soldados, era triste y al mismo tiempo bueno. Si Mikasa podía recordar con facilidad las noches en las cuales hacían pijamadas. Historia, Ymir, Sasha, Annie y ella. Al final quedaba dormida entre Sasha y Annie.
Ahora Historia era madre, Sasha e Ymir estaban muertas y las únicas que quedaban en recuerdo del grupo del 104 eran ella y Annie.
Acepto porque ese sentimiento de familiaridad era mucho más fuerte que su lógica, porque como no. Antes eran amigas o más o menos, ahora solo parecen unas extrañas con una calma entre ellas.
Apago la luz y dejo caer su cuerpo a su lado, las manos de Annie serpentiaron debajo de su camisa, aferrándose a su cintura. Ella sintió todo el calor de su toque en su vientre y trago saliva.
No conocía nada a esta chica y cinco minutos en su habitación, la hizo sentirse extremadamente nerviosa.
-Buenas noches.- Susurro con voz ronca, un gesto que no pasó desapercibido para Annie que se rió un poco.
-Descansa.
Les costó un tiempo poder dormir, ya que acostumbrarse a estar en brazos de la otra era más difícil de lo que parecía, aunque se suponía que no deberían de hacerlo ,aún así estaban en un enredo de emociones y cuerpo que no había forma humana de poder salir de eso.
Estaban eclipsandose sin darse cuenta.
(...)
La mañana parecía golpear de diferente manera a las personas, a diferencia el otro día en dónde prácticamente salió corriendo de su propia habitación, está mañana Annie se recargo en su mano y miro a un dormida Mikasa, en silencio admirando la calma en su gesto, el subir y baje de su pecho cubierto, la mano en su estómago, la otra en su pecho, como si estuviera protegiendo su corazón. Era magnífico lo natural que se veía la chica más alta.
Tan hermosa como la naturaleza misma, en dónde se puede ser un depredador y al mismo tiempo una fuente que te invita a mirarla por horas.
Ahora no estaba muy conciente de porque apartaba el mechón de su cara, tampoco porque se recargo en su pecho solo para verla dormir unos minutos más, antes de tener que despertarla. Más no le importaba, las razones no serían de nuevo tomadas.
Está sería la última vez que vea a la morena , a todos en general. Ella se sentía mal por eso, pero su decisión estaba en su mente. No hay duda, no deben de haber dudas.
Annie solo entonces se apartó y dejo caer su mano para darle una cachetada, Mikasa se paro de golpe alzando los brazos para defenderse de otro ataque, la rubia no pudo evitar reírse, su risa hizo eco por la habitación hasta la mente cansada de la azabache que se estremesio por el increíble sonido de su risa. Sus ojos se pusieron más oscuros por la molestia en cuanto la vio en su cama partiendose de risa.
-Lastima que no traje mi cámara.- Ella Murmuró entre risa y la miro.- Hubieras visto tú cara, poesía pura.
-¿Sé puede saber porque me golpeaste?
-No, no se puede.- Se sentó en la orilla de la cama y señaló la ventana.- Es hora de que te vayas.
Mikasa siguió su mirada, la antes enojado gesto se volvió en uno suave y triste.
-Si.- Hizo una mueca y busco las palabras adecuadas para decir, lo que tengas que decir no tiene que interferir con lo que desea Annie, solo que hasta el momento es la única que ha sabido lidiar con ella. Ella sabe cómo piensa, sabe lo que siente; Si tiene que enfrentarse a su pasado, su presente y su futuro. Le gustaría que Annie la acompañará.- ¿Segura que no quieres ir?
Annie se bajó de la cama y tomo sus zapatos, para ponerselos, diviso de reojo a Mikasa poniéndose su ropa, vistiendose como si fuera a un baile y no a la guerra. Ella dió una leve sonrisa y pensó que sobreviviera, junto a los demás; que las vidas que ella destruyó fueran suficientes para que personas como ella regresarán a casa, regresarán la sonrisas en su rostro a pesar de las lágrimas en sus ojos. La rubia deseo desesperadamente que el final de todo esto termine con la familia reuniéndose de nuevo.
Por eso se pelea, por eso ella no podía pelear. Ya no tenía familia por lo cual hacerlo.
- ¿Por qué lo haría?- Ella pregunto en cambio y vio como Mikasa se tenso en su lugar a mitad de camino de amarrarse la bufanda en la cintura por debajo de su camisa, sus manos temblaron al terminar ese sencillo acto.
-Tienes razón, no hay una razón. Lo siento.
Las palabras de disculpa sonaron como de despedida. A veces solo existes para este momento para conocer a las personas, o solo un poco, ver su alma y después despedirte. Otras veces solo quieres evitar que tú corazón se consuma con las mentiras, con el amor y el odio.
Y otras, mirar atrás y recordar los momentos que te hacían feliz y no sabías porque simplemente dejaste ir.
Así funciona la vida y no hay vuelta atrás.
"Juras tú vida y tú sangre, pero este no es nuestro hogar. Nuestra esperanza aquí nunca se encuentra, solo intenta y mantén tú camino en el agua..."
Había una parte de ella que se sentía culpable por dejarlos atrás, era mínima pero así estaba. Enfrente de Reiner, Annie se sintió tan pequeña independientemente de la estatura, se sentía de ese modo, ya que en el pasado lo trato como si el no fuera nada, como si no tuviera las agallas para ser un guerrero, años después los papeles se invierten pero Reiner solo le regala una leve sonrisa antes sus palabras.
-¿Así que soy la única que huye?- Movió sus manos de forma nerviosa más no se atrevió a decir nada más.
-No te preocupes.- Pieck le dijo alado de Reiner, ella por alguna extraña razón se vino a despedir, pero no podía recordarla cuando la entrenaron en Mayler, era tan borroso los momentos en ese lugar fuera de lo que tenga que ver con su padre.- Desde un inicio, no te sometiste ante Mayler, consideró que no tienes ningúna obligación con nosotros.- La mujer titán proseguio y Annie la observó, era tan fachosa que le daba algo de ternura.
-Reiner...- Annie llamo después de darle un leve asentimiento a Pieck, pero está callo al ver el gesto culpable del joven.
- Siempre quise discúlpame contigo y Berthold, por lo que ocurrió ese día. Todo comenzó por obligarlos a seguir con la operación. Puede ser que si nos hubiéramos dado la vuelta, ahora estarían con sus familias. Ahora se siente un poco presuntuoso el disculparme.
-Si, no recuerdo cuántas veces me detuve antes de matarte.
-¿Que?- Pieck comento sorprendida.
-Me sorprende el autocontrol que tuviste.- Reiner le dió la razón a la más pequeña. Sin embargo Annie lo miro con cariño y se acercó para abrazarlo, Reiner posó sus manos en sus hombros con el afecto que solo ellos saben cómo demostrar.- Cuida de Falco y Gabi, por mí.
-Entendido.
Annie dió un paso atrás comenzando a alejarse para subirse al bunque en dónde la señora Azumabito, su equipo, Falcón, Gabi y ella se irían en dirección contraria en dónde el retumbar se dirigía. Alzo la mano para despedirse de los chicos y sintio ternura a ver la sonrisa de Hangi al momento de despedirse, Mikasa solo la miro con un leve gesto sorprendido, Annie averiguaría tiempo después de que se trataba. Y por último Armin le regreso la despedía pero ella se volteó para no verlo más.
Adentrándose al bunque escuchó disparos pero ella no se detuvo en su caminata, ella mantuvo la frente en alto y continuo en dirección a la protección de esas Paredes de metal. Su cuerpo se estremesio al escuchar las pisadas en el fondo opacándo cualquier pensamiento que tuviera en ese momento.
No sabía cómo pero estaba segura de que el retumbar los había alcanzado, escucho alboroto en una de las puertas de las habitaciones y ella se poso enfrente de ella, los gritos de Falco y Gabi pidiendo que los dejara salir, la hizo ponerse aún más de nervios, así que les grito que se callarán pero como los niños que aún eran, se mantuvieron con más fuerza ante la desesperación de ser atrapados o que sus seres queridos serán asesinados.
Annie sintió esa misma impotencia más se mantuvo sosteniendo la puerta. Ella no sabía lo que estaba pasando afuera, no sabía que el bote volador fue balaseado por Floch que Mikasa le atravesó la cabeza con el gancho de su equipo tridimensional.
Solo pudo ver cuando salió del bunque ya en el mar, la silueta de una persona estúpidamente intentando detener a los Colosales, vio el momento justo en el que uno de ellos expulsó el aire caliente de su cuerpo y golpeó la piel de la persona, que cayó al suelo violentamente, no se tenía que ser un genio para saber quién estuviera lo suficientemente loco como para hacer eso.
La Antigua comandante Hange desapareció entre los pies de los Colosales y Annie dió un paso atrás con la boca abierta. No podría imaginar el dolor que los demás debieron de haber sentido pero a ella se le apretó el corazón porque su despedida fue dulce, porque fue la única que sonrió cuando todos estaban tan serios. Tragó saliva y supo que ya nada seria igual para nadie después de eso.
Ahora solo apreciaba como el retumbar destruía lentamente el puerto en dónde estaban, alejándose con los demás, viéndolos volar por lo aires en en busca del titán de Eren.
Pasando un tiempo todos se movieron para hacer alguna actividad y ella se mantuvo al margen, admirando la belleza de la destrucción que se alejaba a medida que ella lo hacía, se pregunto cómo debe de estar los chicos, también si es que Eren ha conversado con ellos. Se cuestiono si Mikasa estará en una pieza aún o si Armin no siente el peso de la responsabilidad que ahora Hangi le ha dejado con su partida o si Reiner tuvo miedo como gorda en tobogán a ver a los Colosales aparecer más cuando el convivió con uno de tan cerca.
Sus pensamientos carcomen su alma, a pesar de la calma que se desarrollaba a su alrededor. Se recargo en el barandal para pensar mejor en que quizás fue una mala idea haberse ido, en que debió de haberse quedado con Mikasa, con Armin y con Reiner. Debió de haber estado en la misma posición que ellos.
Pero ahora es demasiada tarde para el cambio tan repentino.
-¿Hacía dónde nos dirigimos, ahora?- Soltó en voz baja a ver a la señora Azumabito a su lado, los rasgos casi tan parecidos a los de Mikasa, le dió una fuerte sensación de Deja vu.
- Llegaremos a Hizuru en pocos días.- La señora hizo una pausa que no duró lo suficiente para ser dramática.- Dudo por completo que este destruido, sin embargo no puedo creer qué Mikasa está tratando de detener El Retumbar.
Annie podía entender su sorpresa, cuando Mikasa es tan inestables, es tan imbécil, es humana, hermosa, un jodido dolor de cabeza cuando se trata de Eren. Pero por encima de todo eso; Mikasa es mucho más libre de lo que fue Ymir y aún no lo sabe. Pensó que se vería raro si ella comentaba algo al respecto así que soltó con voz tenue lo primero que se le ocurrió.
-Supongo que solo comeré pescado por un tiempo.
- La comida de mar de Hizuru es todo un manjar.- La mujer le dijo mirándola, Annie ladeó un poco la cabeza.
-Eso suena bien...- Suspiró largamente.- Ahora mismo, podría comerme un ave si se me atravesará.
Kiyomi se mantuvo en silencio de nuevo, Annie podía sentir la culpa viajando por todo su cuerpo, más no dijo nada.
-Ayude a Zeke, para encontrarse con Eren.- La mujer por fin dijo y Annie la miro con sus ojos azules claros en sorpresa.- No veo la manera de parar este genocidio.
- Entonces si Hizuru sobrevive, ¿Fingías demencia sobre Paradise?- La pregunta de Annie sonó afilada, más la contestación de Kiyomi sonó más bien maternal que otra cosa.
Y de nuevo, que miedo pensar en Mikasa cuando está hablando con la mujer, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando la señora Azumabito prosiguió con sus palabras.
-El tiempo no borrará nuestros pecados, pero no puedo sentarme en mis remordimientos, si hay un futuro pasa Eldia. Haré todo lo posible para proteger eso... Hubo un tiempo en el que puse mi clan por encima de todas las cosas, pero cuando conocí a Mikasa eso se vio egoísta. Ella es de mí mismo linaje pero está protegiendo el lugar de donde nació, creció y amo por encima de todo lo que una vez su madre le inculcó, nuestras madres lo hicieron. Es extraño que esas cosas no importa ahora que se han ido, pues llega el conocimiento de que efectivamente lo más importante es el respeto por otros.
Ante sus palabras Annie recordó a su padre de nuevo en todo el tiempo que ha estado pensando en el pasado, justo el momento en dónde sus lágrimas se reflejaban en su rostro y le rogaba que regresará a casa sin importar nada, o nadie. En otro parpadeo se vio así misma alado de una Pieck más joven, una imágen que había olvidado casi por completo, sabía que algo le estaba diciendo, más no podía recordarla con claridad que era, Berthold, Reiner, Pokko y unos cuantos soldados más que quizás no aprendió sus nombres. Y está vez al cerrar por completo los ojos, vio el momento en dónde Sasha la molestaba con un insecto junto a Connie que sostenía unas ranas. Todos estaban en ese recuerdo; Reiner, Berthold, Sasha, Connie, Jean, Marco, Armin, Eren y Mikasa de fondo, detrás de ellos en su conversación habitual de siempre.
Que cálido se siente recordad que a pesar de su máscara de indiferencia paso momentos divertidos, incómodos, triste con sus compañeros. Dónde en lo profundo de y alma sabía que le encantaba ser parte de esos reclutas, que la incluyeran en su grupo a pesar de su genio. Que Sasha la sacará de quicio pero aún así le pareció divertido ver cómo Mikasa era la única que parecía aguantar la intensidad de la chica, que jugaba con ella y la molestaba.
Annie era tan feliz que nisiquiera se había dado cuenta de eso. Kiyomi tenía toda la razón en una cosa; Priorizo por encima de todo su papel en este mundo, su misión que no se permitió admitir que amaba fielmente pasar tiempo con ellos, aprendiendo, equivocarse, sentir más haya que solo odio. No se dió cuenta en qué momento verlos a los rostros con vida la hizo sentir tan cómoda.
Pero por encima de todos esos recuerdos está los momentos en dónde comenzó a respetar al insolente de Eren, la intensa de Mikasa y el positivo extratega de Armin. Justo después de ver cómo Eren aplicaban su técnica con casi la misma presión, supo que se tomaba enserio sus palabrerías infantiles que el realmente quería cambiar el mismo. Lo siguiente que sabe es que nunca nadie la había enfrentado en una pelea cuerpo a cuerpo con la misma perfección que ella, Mikasa era una bestia en el campo de batalla y sabía que la chica era una de las más peligrosas, más no sabía que también tenía corazón para albergar a más de una persona aparté de Eren y por último pero menos importante; Annie comenzó a respetar a Armin, mucho antes de que el describiera que era la Titán Femenina, porque el se tomó la molestia de ser solidarios con todos, de ver el lado bueno de las personas. El era la esperanza misma en persona.
Suspiró lentamente soltando en voz baja.
-Ahora es demasiado tarde para cambiar de opinión.- No lo dijo para nadie en específico. Pero sonó como una renuncia definitiva para Kiyomi.
-Señorita Annie.- Kiyomi miro en dirección a la voz de Falco, la rubia ni lo pelo.- Yo tuve un sueño.
-¿Un sueño?-Annie hablo en voz baja.- ¿Sobre Galliard?
-Un sueño de Zeke o una memoria.- Falco continuo con hincapié.
-Mencionaste que el titán hembra puede imitar el poder titán de otro, al comer una parte de el ¿No?- Gabi que estaba a su lado, le cuestióno emocionada.
Annie alzo una ceja aunque no podían verla.
- El titán hembra, no tenía mucho que aportar, así que se experimento mucho. ¿Por que?
Los chicos comenzaron a gritar un montón de ideas al azar que desespero un poco la cabeza de Annie, en un gruñido los mando a callar, hasta que capto una de sus palabras anteriores.
-Espera ¿Viste las memorias de Zeke?
-Si, me volví un titán con el fluido espinal de Zeke.- Falco menciono.
-Así que pudo haber adquirido alguna característica del titán bestia.- Gabi agrego con ojos brillosos.
-Aja, y ¿Que? - Annie como Siempre, siendo Annie.
- Lo que más recuerdo es volar sobre las nubes, creo que puedo hacer lo mismo, lo siento en cada fibra de mi cuerpo.
Annie dió un paso atrás, volar ¿VOLAR? no había forma de que uno de los titanes pudiera hacer eso, no hay forma de que en el pasado hubiera uno con esa habilidad.
-¿Que estás queriendo decir?- La señora Azumabito cuestiono con nerviosismo.
-Hubo un titan bestia parecido en el pasado.
-!Claro, tu titán parecía un ave, a diferencia de el de Galliard!.- Gabi casi me grito en la cara a Falco.
-Lo que intento decir, es que nos iremos.- Falco fue conciso con sus palabras, sus ojos reflejaban total convicción.
Y Annie se terminó de romper, sin poderse controlarse le gritó con frustración a los dos chiquillos.
-¡¿Te vas a transformar aquí?! ¡Nos vamos a morir todos si el barco no aguanta el peso!.- Annie vio el miedo en sus ojos más no le importo y siguió sacando su frustración, con los pibes.-¡Y los más importante, no podemos traer de regreso lo ya perdido! ¡Ya es jodidamente tarde!- Ella estaba refiriéndose a la muerte de su padre.
- Señorita Leonhardt...- La madura del grupo dijo con voz calmada, Annie la miro enseguida.- No me importa si el barco se unde. No quiero seguir aumentando mi culpa.
Annie sintió el pésame en sus palabras, el dolor en su ojos. Ella solo se quedó callada. Si está era el momento de enfrentar sus miedos de nadar a la superficie, no se permitía dejar morir dentro del mar infinito, no se dejaría comprimir por el miedo de arriesgar la vida por nada.
Ahora sabía que tenía algo, algo más importante que puede mover fronteras, que puede hacer al más débil tan fuerte.
Ella alzo la mirada al cielo y supo que era el momento de dejar de huir de todos.
Porque encontró un poco de esperanza en su alma y se sostendría de ella sin dudarlo.
"Contra la corriente luchamos, para Mantener nuestras cabezas por encima de lo profundo y nuestros corazones por encima de la mentira, por encima de la mentira..."
Lo primero que pensó Annie cuándo alcanzó al Retumbar junto a Gabi y encima del titán de Falco fue que; Todo estaba jodido. Sus ojos recorrieron la guerra campal que se desarrollaba debajo de los enormes huesos de Eren. Era difícil saber dónde específicamente estaban los chicos, el ruido era insoportable en el lugar, el eco de la pelea, de las espaldas, de las voces que se intentaban elevar para dar órdenes o solo por Preocupación. Annie procuro mover la cuerda improvisado alrededor del dorso de Falco para dirigirlo de forma correcta, entre respiración pausadas y evitando ser atacada por los titanes que había en casa uno de los huesos.
En una vuelta para evitar el golpe de uno de ellos, Gabi la sostuvo del brazo llamando su atención, ella observó que podía verla antes de darle su atención.
-Veo algo.- Ella señaló un punto en dónde se veía a dos personas colgadas de cabeza sosteniéndose solo de una cuerda. Annie le dió las gracias.
Y sin dudarlo hizo que Falco aumentará la velocidad para quedar justo debajo de un Reiner con pocas fuerzas, lo tomo de la espalda llevándolo a su dirección.
-¡Te tengo!- Le grito y vio en cámara lenta como los demás se iban cayendo al lomo del titán, Annie se pregunto dónde estaba Mikasa. Hasta que la respuesta le fue otorgada cuando enfrente de ella, diviso a la chica mirando en su dirección. Annie no lo dudo y fue a alcanzarla, la chica se soltó del agarre de sus cables y la rubia la sostuvo justo a tiempo antes de que se resbalara por el pelaje del titán en dónde estaban.- No pensé que este titán fuera a volar pero aquí estamos, ya que vuelta no tenía otra opción más que venir.
-¡Annie!- Todos soltaron sorprendidos, y ella sintió genuina felicidad al verlos, sostuvo con fuerza a Mikasa para sostenerse a ella también.
-Se ven como la mierda, chicos.- Informo notando lo golpeados y agotados que se veían.- Pero realmente me alegra haber venido.
-¿Gabi?- Reiner se escandaloso al verla.- ¡¿Que estás haciendo aquí?!
-¡¿Que querías que hiciera si nos dejaste atrás?! ¡Sabes muy bien que también podemos pelear!
Reiner gruño el nombre de Annie, esta se hizo la desentendida cambiando de tema.
-El barco Azumabito se hundió.
Mikasa la miro rápidamente.
-¿Que pasó?
Los ojos de Annie se dirigieron a Mikasa.
- No aguantó la transformación del titán de Falco. Nisiquiera estábamos seguros de que podía volar, y sin embargo ella nos dejó ir.- Annie aclaró, dandole a entender a todos que ellos seguían con vida, Mikasa se relajo notoriamente bajo su tacto.
-¡Por ello tenemos que detener el retumbar, tenemos que retribuir su amabilidad!- Gabi le gritó a su tío, Reiner golpeó la cabeza de Falco con delicadeza.
-¿Recuerdas lo que me prometiste?- Le cuestióno apretando la mandíbula.
Falco del otro lado contesto que lo hacia, que recordaba cada una de sus palabras.
Annie se acomodo en su lugar para mirar mejor a Mikasa.
-Entonces, ¿Cómo está Armin?- Mikasa alzo una ceja divertida y Annie cambio de ángulo a la pregunta.- Quiero decir ¿Cómo está Pieck? ¿Cuál es su estado?
Mikasa hizo una mueca.
-Armin ha Sido capturado por uno de los Titanes, su vida está en peligro.
Annie sintió una opresión en el pecho por el dato, apartó la mirada viendo la ciudad debajo de ellos.
-El titán que tomo a Armin debería estar en el coxis.- Mikasa continúo y acarició el pelaje de Falco debajo de sus manos en una acción de nervios.- Annie...- La azabache llamo en voz baja, sus ojos mirando con súplica los ojos claros de la chica.- Ayúdanos, por favor.
Annie no imagino que la chica estuviera tan desesperada como para pedirle ayuda.
- A tus amigos de la infancia les encanta ser secuestrados ¿No es así?- Suspiro y noto como las mejillas de Mikasa se calentaron.
-Ese es su más gran defecto.
-Por supuesto.- Annie afirmó mirando a otro lado.- Lo traeré de vuelta.
-¿Que hay de Pieck?- Gabi cuestióno a su Tío, este la miro fijamente.
-Ella está en el cráneo, intentamos explotar la nunca pero el titán martillo nos detuvo. Colocados explosivos alrededor de la nuca pero no pudimos detonarlos.
Annie miro en dirección a todos ellos, parecían tan imponentes, tan confundidos.
-Haremos ambas cosas.- El capitán Levi soltó con voz fuerte, Annie miro la reacción que puso Mikasa antes de regresar la vista al comandante.- Nos separaremos en dos grupos, el primero irá por Armin, el segundo se asegura de explotar el cuello de Eren.
-¿Capitán?- Mikasa Murmuró, su expresión alterada por sus palabras.
-No estamos en posición de preocuparnos por Eren.- Sus ojos no vieron a su prima postiza cuando lo dijo.- Para empezá, nunca lo estuvimos.
-Pero...
-No hay un maldito pero...- Connie se alteró cuando le gritó a Mikasa, Annie poso su mano en el traje de la azabache con más fuerza.- Estuvimos a punto de morir, si no fuera por el milagro de alas que nos resguarda ahora.
-Connie tiene razón, actuamos lo mejor que pudimos y no avanzamos lo suficiente.- Jean apretó su maldibula junto a los ojos en una clara señal de impotencia.
-Quería decirle muchas cosas a ese idiota.- Levi se lamentó mirando a otro lado.
-No quiero rendirme con mi amigó...- Connie miro fijamente a la destrozada Mikasa.- Es mi culpa que el capitán perdiera una pierna.
Inconscientemente los ojos de Annie se dirigieron a ese lugar, efectivamente no había rastro de una pierna completa.
-Además, estamos en algo mucho más grande que nosotros mismos. ¿Realmente piensas que llevaremos la cosas con calma?
Mikasa hizo su cuerpo para atrás, como si sus palabras la golpearan con fuerza, de nuevo Annie tuvo que sostenerla del uniforme para evitar que se cayera.
Jean no pudo mirar en dirección a Mikasa cuando dijo las siguientes palabras, sabía que le romperían el corazón.
-Tenemos que matar a Eren.
Y el mundo de la azabache se desmoronó.
Annie no estaba Particularmente relacionada con la sutileza, a medida que iba creciendo se encontró con que los comportamientos humanos eran difícil de interpretar y aún así, se encontró así misma sintiendo un poco de lastima por la chica, pero esa lastima se fue por el drenaje cuando sus ojos onix se rompieron. No podía creer que se necesitaba de esta chica para sobrevivir. Pero aún así, tomo del cuello de su camisa manchada de mugre y sangre, arrastrándola a su rostro, los ojos grises de Mikasa no eran más que dos esferas negras, el color brilloso en su cornea gris desapareciendo lentamente, parecía estar muriendo dolorosamente.
Y ella no se lo permitiría, le daría un motivo nuevo para vivir.
-¡Mikasa!- Gruño muy cerca de ella.- Solo concéntrate en salvar a Armin.- Annie puso la misma mirada que Mikasa le dió en el barco, fue sueve y al mismo tiempo triste. Una que albergaba una promesa no dicha; Cuido de ti, si cuidas de mi. Pero necesito que te concentres.- No tienes que pensar en nada más.
Espero paciente su respuesta aun sosteniendo su camisa con algo de fuerza, pero sus ojos no reflejaron mucho ciertamente.
-De acuerdo.- Las mismas palabras que salieron cuando la enfrentó ese día en la fogata, salieron entrecortadas, pero fue suficiente para dejarla ir.
No había silencio está vez, el ruido sordo del viento golpeo levemente la tristeza y diferentes emociones que se dispersaban por el lugar. Annie no estaba muy segura que estaría pensando Mikasa, solo podía verla de reojo, su gesto amargo, manos en puños y una mirada triste que disfrazaba con concentración.
-Cuando le dispare a Eren...- Gabi comenzó con voz analítica, todos los ojos fueron en su dirección.- Salió una clase de cien pies, que se estiró para alcanzar su cabeza.
-Eso es asqueroso.- Annie comento con voz asqueada.
-¿Quizás sea el fundador?- Hizo una mueca y continuo.- No, es poco factible, tal vez es el poder de los titanes, teniendo en cuenta que en las historias se mostraba un animal muy parecido. La única forma de verlo de nuevo, es decapitando al titán de Eren.
Falco analizó las palabras de su amada, acercándose más al fundador. Desde su posición en el aire, los demás pudieron ver el desastre debajo de sus narices, encontrando con otra confrontación. Jean protesto al verlo, distraído de todos los Titanes martillo que les apuntaban con sus arcos pre-producidos.
Reiner le grito que tuviera cuidado, esquivando los proyectiles. Le ordenó en un grito neutro que se disparará en picada. Falco le hizo caso, juntando sus alas, dandole mejor estabilidad al maneje del titán.
-Vayan a ayudar a Armin.- Reiner dijo, soltando su agarro lentamente de la cuerda improvisada que Annie puso.
Su prima lo miro con preocupación.
-Volveremos Después con Falco para respaldarlos.- La niña dijo como despedida, Reiner le regaló una pequeña sonrisa, ya estaba creciendo su niña.
Jean se alejo usando su equipo tridimensional junto a Eren. Mikasa grito sus nombres con duda, no queriendo que les pasará nada.
-Por favor, no mueran por nosotros.- Connie grito mirándolos irse.
Los otros dos se dispersaron por otro lado. Annie pudo ver la determinación en el titán de Reiner desde de altura, en un pensamiento silencioso de una promesa que no se permitirá romper. Ella confiaba en él, pero no dejaría que su rostro lo demostrara.
Se puso en marcha, junto a los que sobraban, con su corazón dando vueltas en su pecho, a medida que sobrevolabán por encima de los huesos de Eren para localizar al titán que secuestro a Armin.
Con una mueca diviso a su antiguo camara, el joven de ojos tímidos.
-Incluso están usando a Berthold como una puta marioneta.- Ella apretó los dientes con irá, Mikasa le dió una mirada confundida.- Esto es imperdonable.
-Ese mismo.- Mikasa le interrumpió señalando en dirección a un titán de todo los que habían.
-¿Cuál? ¿El cerdo? O lo que sea, que sea esa mierda.- Annie le contesto mirando a todos los Titanes.- Todos parecen unos piojos desde esta distancia.
-Es, el que está por Ahí.- De nuevo Mikasa señaló el lugar.
-¿Dónde?- Annie ya se estaba comenzando a desesperar.- ¿Cuál de los nueve Titanes sería?
-¿Carga? ¿Bestia? Tal vez es mandíbula.
-¡Eso no ayuda!-Annie grito mirando a la chica con ojos azules hielo, llenos de enojo.- Mikasa, tienes que tomar esto con seriedad.
-Lo hago, mierda.- Mikasa se sintió ofendida por su acusación.
-Parece que no lo haces. Es increíble como siempre priorizas a Eren por encima de todo y dejas morir a Armin.
-¿Que intentas decirme?
-Ahora resulta que eres estúpida.
Ambas chicas comenzaron a discutir poniendo de los nervios a los que iban encima de Falco.
Connie tocó el hombro de Annie deteniendo sus frustración solo por unos segundos.
-Mira, ese es el único que está huyendo.- Señaló el titán bastante curioso.
Annie le regaló una última mirada a Mikasa antes de mirar a dónde señalaba el chico.
-¿Eso? Es un okapi.- Gabi agrego.
-No se lo que sea, pero tiene a Armin.- Annie se puso un tanto a la defensiva.-¡Ve, Falco!- Continuo dándole un leve golpe a su espalda, el chico ni lo dudo.- Acorralaremos a ese cerdo, o la desgracia que sea, mientras esté en el coxis. Luego lo detendremos.
Annie rara vez se tomaba las cosas en serio, todos sabían que tenía potencial, inteligencia y la suficiente madurez para ser un líder nato. Solo que ella no los sabía.
Soltándose del agarre que mantuvo en Mikasa todo ese tiempo, se preparó para saltar, los otros dos la siguieron dandoles una mirada a Levi y Gabi. Ella no era temeraria y nunca lo fue. Es valiente hasta los cimientos, así que salto de una altura que haría que cualquiera se hiciera en los pantalones, miro por encima de su hombro, una mirada al gesto decidido de Mikasa, a la valentía de Connie.
Y ella no tuvo dudas.
-¡Traígamos de vuelta a Armin!
Era un grito de guerra, era una rebelión, eran las alas de libertad que solo ellos pueden implementar con gracia y maestría.
...
El impactó lastimo la suela de sus pies, a pesar de que se había convertido mucho antes de llegar al suelo, sin embargo ella no tuvo tiempo de tomar un respiro, pues detuvo a tiempo el cuerpo de lo que parecía ser la reencarnación del titán bestia, observó de reojo a Okapi pasar por detrás de ella, su agarre se aflojó un poco del titán que sostenía solo para darse cuenta la dirección que tomaba el titán extraño. Se dirige a la cabeza, ella pensó con preocupación. Tan perdida en ese momento que nisiquiera noto a Connie matando al titán que tenía entre sus manos.
-¡Annie!- Mikasa le gritó y no se necesito más palabras para que el acto de Leonhardt combinada con los movimientos de Ackerman.
En un parpadeó, Mikasa empujó su arnés en dirección a Annie, la rubia lo sostuvo con una mano, dándole una mirada de reojo, sostuvo el cable con fuerza entre su mano y estiró el músculo para aventarla directo a aquel titán extraño. Dentro del titán observó divertida como la azabache se hacia bolita a causa de la fuerza de aceleración, la vió magníficamente acabar con cuatro Titanes, una última mirada antes de continuar matando a los diferentes titanes que aparecían debajo de los huesos de Eren. Connie se puso a su lado y le gritó en el oído algo que apenas pudo entender por lo rápido que hablo, se tenso en un mal presentimiento que la hizo sentirse extraña, su ritmo cardiaco aumento violentamente y se dió la vuelta para ver de lejos el pánico en el gesto de la azabache, ella había roto sus espadas con la idiotez de atacar a un titán blindado del pasado.
Annie arrugó la frente y se lanzó sin pensarlo, el pie saco volando la cabeza del titán, salpicando su sangre en la ropa de Mikasa sintió su respiración relajarse al ver la sorpresa en el rostro de la azabache.
-Annie.- Ella dijo en un jadeo sorprendida, podía recordar su conversación en el barco, su cabeza en su pecho pero por encima de esas cosas, podía ver la forma en como miraba a Armin, así que no sabía cómo interpretar que ahora mismo la estuviera salvando. Annie Leonhardt no solo durmió con el enemigo, salvó a la enemigo.
Annie hizo una leve mueca dentro del titán, parándose derecha debajo de Connie y ella, que aún usaban sus equipos tridimensionales para moverse en el aire.
-No puedes irte sola, van a matarte por impulsiva.-Connie le gritó a la azabache y está le regaló una leve sonrisa, en disculpa.
Los dos cayeron en los hombros de la titán Femenina, su rostro dentro del titán se deformó con la vista que se estaba llevando enfrente de ella, en un parpadeó estaban los tres rodeado con las encarnaciones de los Titanes del pasados como algunos del presente y el okapi con Armin en su boca se acercaba a lo que saldría siendo Berthold en su forma de titán colosal.
Annie y Mikasa se habían distraído, ahora las consecuencias los acechaban, lentamente.
El titán okapi los miro desde su posición cómoda postrada en uno de los huesos de Eren. Connie y Mikasa se movieron primero intentando alcanzarlo sin embargo en un estruendo detrás de ellos los hizo voltear justo a tiempo para ver a Annie siendo derivada por un titán acorazado, los demás comenzaron a rodearla y con un gesto de resistencia ella se los intento quitar de la espalda.
Jadeando y perdiendo el equilibrio en más de una ocasión la rubia se quitó a unos cuántos, más no fue suficiente. En medio de su disputa de poderes entre los demás Titanes que ya comenzaban a quitarle un poco de piel, su espalda se sintió menos pesada de un momento a otro. Sus ojos azules se fueron por encima de su cabeza, solo para ver a Berthold ayudándola en su forma titán, el corazón el palpitó con violencia en su pecho, dejándola con un mal sabel de boca, el chico que tanta veces había ignorando le salvó la vida sin dudarlo.
Miro sobre su espalda para notar a Connie y Mikasa Intentando acercarse a ella, solo para reparar en que los Titanes que ellos habían conocidos les comenzaban a ayudar, en un increíble borrón y palabras que no podía escuchar de parte de la azabache, observó en cámara lenta como Gabi y Levi desde el titán de Falco le apuntaba al ojo de okapi, la bala perforó en un disparo perfecto uno de sus ojos, el dejo de ver, moviéndose torpemente de su lugar y dejando el camino libre a una Mikasa que no permitiría que se llevarán a su amigo.
Annie se puso de pie, justo a tiempo para ver cómo la azabache arrastraba su espada por la carne de la mandíbula del Titán, igual que cuando levi hizo lo mismo con ella. La sangre salió volando en el aire y Annie se relajo solo un poco a ver a Armin cayendo lejos de esa cosa, el sentimiento duro como un latido de corazón pues el Okapi asquerosamente estiro su lengua atravezo la pierna de Armin. Escucho con mayor claridad como Mikasa nombraba a su amigo, más no tuvo tiempo de darse la vuelta con su equipo tridimensional, así que Connie actuó de forma rápida, cortando la lengua de aquel titán.
-Annie.- El llamo a la chica que mirada todo con antelación.
Ella estiro su mano titánica, recogiendo al chico de los cabellos rubios. El niño la llamo en un susurro y Annie no pudo evitar sonreir un poco dentro del Titán. Mikasa se poso a su lado confundida.
Ya no estaba rodeados de titanes malo, ahora estaba siendo defendíamos a capa y espada.
-¿Que está pasando?- Connie Cuestiono desde el hombro de Annie, mirando con cuidado a los titanes cambiaste de vidas pasadas luchando entre si.
-Todo es obra de Zeke.- Armin dijo mirando a todos lados.
-¿Zeke?- Mikasa que estaban distraída intentando sacar lo que faltaba de lengua, de la pierna de Armin Susurro distraídamente, Armin la miro con ojos aguados.
-El, quiere redimirse, por así decirlo...- Armin comenzó a explicar quitándose la saliva que lo rodeaba, los demás le prestaron atención.- Todo lo que alguna vez creyó en el pasado, ahora parece que se está desmoronando en su mente. El me contó una historia, me dijo cómo se crearon los titanes. Las elecciones que el tomo fueron erróneas, quiere arreglarlo. Quiere dejar de pensar que todo esto no es su culpa. Así que llamo a los demás, les pidio a los antigüos posteadores de los nueve titanes que el conocía para ayudarnos. Esto es lo que, esto es lo que somos.
-¿Y que hay de el?- Mikasa Cuestiono ayudando a Armin a ponerse de pie, su mano alrededor de la cintura del chico. Los golpes junto al ruido de la piel rascándose es lo único que se podía escuchar de fondo.
El mundo se paralizó ante ellos.
Zeke completamente desnudo se manifesto en la punta de uno de los huesos de Eren, a pesar de los desarrollos oídos de Mikasa, Armin y Annie, ninguno pudo escuchar lo que estaba gritando con tanto anheló, mirando el cielo con sus ojos claros, como si se estuviera despidiendo de la última vez que su cerebro pudiera recordar lo hermoso que era este mundo, sin importar que tan cruel podría llegará a ser.
El tiempo parece eterno cuando solo lo has experimentado en momentos malos, así que todos jadearon cuando en un borrón, Levi Ackerman cortó la cabeza de Zeke Jaeguer, una promesa silenciosa de parte del azabache al hombre que le enseño otro lado de la lealtad, el dolor y la perdida.
-Tienen que irse.- Armin informo, un vez que notaron que los colosales se habían detenido. Se dejó caer de la mano de Annie, está lo miro desde arriba.- Iré a explotar el lugar.
Annie frunció el seño dentro de su titán pero ella no podía decir nada. Observó sorprendida como Mikasa se dejaba caer junto a su lado y lo abrazaba apesar de estar lleno de baba.
-Vamos, fuera del Titán chica.- Mikasa le Susurro una vez que se puso a su lado, Connie las miro curioso.
Annie hizo lo que le pidió y se sonrió mareada cuando Mikasa la saco fuera de su cuello con algo de fuerza y con una mano la aventó en dirección a Falco que ya se había acercado a ellos, Connie le siguió y Mikasa hizo lo mismo sosteniendo a Levi en el aire que regresaba con ayuda de su equipo tridimensional.
Jadeando, Annie se sostuvo del pelaje de Falco, mirando con alivió que tanto Reiner, como Pieck estaba bien, aunque el primero más en aprietos que la segunda, sostenía a un extraño cien pies entre sus manos, evitando que se acercará a lo que parecía ser la cabeza en el aire de Eren Jaeguer. Miro de reojo como Mikasa se tensaba, más no dijo nada.
-Vamos. Armin hará explotar todo el lugar.- Connie le grito a Jean, que sostenía a Pieck de la cintura, en uniforme de ambos estaba tan maltratado como Lleno de sangre.
-No puedo dejar a Reiner aquí.- El grito de regreso.
-La armadura de su titán evitara que lo lastimen, en cualquier caso el está aceptando las consecuencias.- Pieck le informo, alado de él, sus ojos medio grises miraron al chico alto..-El sabe que si deja ir está oportunidad sería un desperdicio.
El joven castaño parpadeo entendiendo su punto. Ambos aterrizaron encima de Falco, casi resbalando, si no fuera porque Mikasa sostuvo del uniformes a Jean y Connie lo agarro de la espalda, su mano libre sostuvo a Pieck con fuerza para evitar que se cayera.
Todos observaron con asombro como los titanes de vida pasada los miraban desde una posición calmada a los lejos.
-Gracias...- Mikasa comenzó, todos se acomodaron mejor para el vuelo que estaba tomando Falco.- Sin su apoyo, no hubiéramos podido detener el retumbar.
Annie se sostuvo con algo de fuerza de la cintura de la azabache cuando Falco salió volando fuera del lugar, el mundo se movió a su alrededor por la sacudida una repentina, tenía ganas de vomitar y estaba comenzando a sentir los estragos de los golpes físicos que le dieron.
-¿Estás bien?- Mikasa le Cuestiono desde su altura, sus ojos la miraron de reojo.
-Perfectamente.- Annie Chasqueo la lengua y la azabache entrecerró los ojos.- Debería preguntarte lo mismo. ¿Cómo te sientes con lo de...
-No diré ni una sola palabra de eso.- Mikasa le gruño, y todos a su alrededor se quedaron en silencio. Apretando la mandíbula, miro a otro lado, sintiendo la punzada de dolor en la cabeza, como lo ha experimentado casi toda su vida.- Déjalo.
Annie se quedó callada, y miro a otro lado, eso le pasaba por metiche, o también por estar preocupada por la idiota esa, que estaba obsesionada con su hermanastro. Típico de las chicas lindas.
-Observen, los huesos están desapareciendo.- Jean informo, un vez que estaba lo suficientemente apartados del ahora decayendo Titán de Eren.- ¿Eren estará muero?
Mikasa se sostuvo con más fuerza del Titán cuando de nuevo una descarga de dolor le recorrió en su cabeza, gruño, recordando las últimas palabras que Eren le dijo, apretó la mandíbula e intento aguantar las lágrimas, no era momento de ser débil, no era el momento de llorar; "Mikasa, desde que éramos niños, siempre te he odiado."
Escucharon pasos acercándose y todos voltearon a ver, gente, aún había gente con vida. Entre tanto humo era difícil discernir con claridad a la cantidad de personas. Mikasa que bajo primero se quedó sorprendida al ver el afecto que Gabi le estaba dando a sus padres. Busco rápidamente con la mirada a Annie, que observó con incredulidad los rostro conocidos, los ojos grises detallaron un pequeño brillo de esperanza que brotaba de sus ojos claros, la vio tragar saliva lentamente y la forma en como abrió un poco los labios en un jadeo mudó.
Luego ella se alejo, en busca de la posibilidad de que su padre esté vivo, Mikasa no tenía que ser una genia para entender eso, dio media vuelta y se acercó a Jean y Connie.
"Con quién somos hoy, nunca podría hacer las pases por lo que hemos hecho..."
Annie Leonhardt nunca fue precisamente una mierda positiva, más bien ella miraba a los ojos de la karma y le sonreía a sabiendas de que era una desgraciada. Pero cuando vio a toda esa gente reunida a las afueras de lo que una vez fue su hogar, sin una pizca de sangre en su ropa, más que mugre y miedo, sintió que quizás la karma no la estaba mirando hoy, quizás el mundo por fin podía moverse en a a su favor, así que no se preocupo por pensarlo dos veces, por saber si el retumbar Realmente se había extinguido. Así que corrió entre la gente que lloraba de alegría, entre las que se abrazaban y divulgan una y otra vez que estaba a salvo.
Solo para poder encontrar a la persona que con tanto despreció la trato en su infancia, que la recogió de la calle, cuido de ella y le dio lo más parecido a un hogar que en su distritos quizás nunca había conocido en persona y lloro al verla partir a pesar de que esas lágrimas quizás se acercaban más a la culpa por el motivó de llevar a una niña a la Guerra, pero no tuvo la valentía de retroceder, no cuando ya era demasiado tarde y ella ya había heredado el Titán femenino.
Annie sabía que era masoquista de su parte, sabía que estaba mal aferrarse a algo como ello, más era lo más cercano a una familia que pudo tocar con la palma de sus manos, no daría la vuelta, no miraria a otro lado está vez. Ahora ya no era una guerrera, ahora era una humana que quería un poco de amor.
Ella se detuvo en su carrera cuando ante sus ojos, unos hombres hablaban con un señor, mismo señor que estaba de rodillas, los hombres a su alrededor le cuestionaban cosas con voz preocupada, Annie reconocería esa vestimenta horrible que el siempre cargaba, más no están segura si realmente era el.
-¿Papá?- Ella llamó con voz insegura, el hombre no dudó el voltear ante aquella voz que reconocería donde fuera.
-Annie.- no fue una pregunta, fue una afirmación, el hombre sonrió ampliamente confundido, aliviado.
Annie se acercó a paso lento aún distraída con todas sus emociones, si se hubiera quedado, si ella simplemente daba todo por sentado, puede que sin esos niños pedantes que la sacaron de quicio, jamás hubiera visto la expresión alegre en el rostro de su padre al verlo.
Ella se tenso quedándose parada en su lugar, el humo golpeó su mejilla mucho antes de que ella pudiera racionar siquiera para alejar a su padre. Annie sabía lo que era, pero no era posible que ahora estuviera aquí. El mundo tembló debajo de sus pies, su garganta se seco al sentirse expulsada por la intensidad de la transformación de su padre junto a los tipos que lo acompañaban. Ella no lo sabía aún, no sabía que todos lo humanos se habían vuelto titán, no sabía que Mikasa, Pieck, Levi dejaron a sus compañeros para definitivamente matar a Eren.
Lo único que sabía es que estaba en el suelo, con un dolor de cabeza de los mil demonios a caer en el suelo duro.
-Hey ¿Estás bien?- Annie apenas pudo escuchar con claridad la voz del hombre que la llamaba.- ¿Que diablos pasa?
Annie miro en dirección al hombre con una cara de miedo, el pensamiento de su padre en su mente, el lugar donde estaba llenándose de titanes lentamente. Ella maldijo y se puso de pie de golpe, intentando acercarse al señor de piel oscura que les ayudo a pilotar el avión, pero demasiados tarde, el humo alcanzo a tocar parte de su cuerpo y ella se hizo para atrás en un movimiento rápido lastimando su dedo con el anillo y regresando a su forma de titán.
Annie dio, dos paso atrás justo a tiempo para ver cómo todos estaba convertidos en titanes.
Annie pudo divisar a Reiner a los lejos, así que corrió en su encuentro, sus ojos se fueron en donde dos titanes colosales se enfrentaban frente a frente, su corazón se aceleró en si pecho, no se tenía que ser un genio para saber quiénes Eren. Armin y Eren estaban decidiendo el destino de la humanidad.
La rubia sostuvo con fuerza al enorme cien pies que golpeó a Reiner y lo jalo con fuerza, Pieck que estaba ayudando, mordió el cuello del más cercano a él y lo protegío del siguiente golpe. Annie miro con horror a Jean y Connie convertidos en titanes y apretó la mandíbula.
Cuando iba a terminar está maldita puta mierda.
Estaba destrozandolá, eran demasiados para alguien como ella, para alguien como ellos, podía sentir lentamente la piel siendo arrancada de su forma de titán, los gruñidos de los titanes mordiendo su piel, la fuerza de su arranque, sus manos en su cuerpo, su hambre borras que solo era una escusa desesperada para regresar a ser humanos como antes, su estómago se removió en su vientre, y ella sacó un poco de sangre de su boca cuando uno de ellos mordió su costado. El tiempo se estaba acabando, el mundo estaba en manos de Armin quizás...
Ella golpeó a uno de ellos en la cabeza, el salió disparado con la poca fuerza que ella pudo implementar en el golpe. Annie sintió asco, sintió miedo y en mucho tiempo. Sintió que lo estaba perdiendo todo, cuando se dio cuenta que si Armin estaba peleando con Eren en su forma de titán, la única forma que tenían para salir de esto. Es que Mikasa se moviera, que ella fuera el punto final a esa parte de la historia.
Y ciertamente, Annie no podía confiar en que Mikasa Ackerman sacrificara a la persona que más amaba por un bien mayor.
(...)
Y se nuevo su prejuicio golpeandola en la cara, no podía creerlo, simplemente jamás paso por su mente que ella terminarlo hablando con Eren Jaeguer después de tanto tiempo. El chico, ya no era más un Chico, ahora era un hombre, pero por más extraño que parezca parece que Eren le había dado el derecho de saber que había pasado en todos esos años en donde ella estuvo dentro del cristal en forma de flashback y le agradeció por haberle enseñado a defenderse, por ser su compañera aunque siempre tenia cara de culo, le recordó el momento en el cual le dijo que vivirían sin importar que, sin importar el costo. Annie lo saludo, vio lentamente como sus ojos se apagaban y se sorprendió en ver cómo llego a mirar a Mikasa en dichos recuerdos.
Ella se sintió caer lentamente antes de Eren se despidiera por última vez de la chica, con una mano alzada y pidiendole que cuidara a la personas que el quería. Annie se Cuestiono porque se lo pedía a ella, luego supuso que se refería a Armin y sus mejillas se sonrojaron violentamente.
No se podría describir con claridad que fue lo que sintió cuando lentamente el poder titán desapareció de sus sistema, era como si le hubieran arrancado una parte de ella, la parte que le decía que estaba haciendo lo correcto en un mundo tan malvado, pero se quedó la parte de ella que estaba segura, que nunca se perdonaría por haber hecho todo lo que hizo.
Así que se dejó caer de rodillas y lloro, Annie Leonhardt lloro, porque aún no podía digerir que todo había terminado, que Mikasa había matado a Eren, ni mucho menos que el idiota que le dio vuelo a muchas personas ahora ya no estaba.
Ella dejo caer su mano en el suelo con un sabor agridulce en la punta de su lengua.
-Nos mencionaste que vivamos...-Solto un risa irónica.- ¿Que hay de ti, maldito idiota? Nunca te pedí esto, terco suicida.
No podía dejar de mirar el suelo, era ver una enorme capa de todo lo que vendría después ya no había más tirantes, ella misma podía sentir su cuerpo más ligero, y aún así se sentía mal por el sacrificio de Eren, porque el chico era muchas cosas, era importante para mucha gente. Así que ahora Annie parecía ser parte de esa cantidad de gente.
Se puso de pie lentamente, despidiéndose por última vez del recuerdo de Eren Jaeguer como el genocida y le dio paso al recuerdo del chico que los llevo a todos a la libertad, a cambio de la de él. Sus pies se resbalaron un poco al ver a su padre en medio de tanto humo, y lo abrazo con fuerza, sus brazos gorditos la rodearon de una forma tan paternal que supo que había vuelto a casa.
-Bienvenida, Hija.- El le dijo y Annie se recargo en su hombro cerrando los ojos.
-Volvia a casa, Papá.-Susurro con voz débil, alegre.
Podía escuchar el alboroto a su alrededor, sin embargo lo ignoró, ya que nada más importante, más que ese momento con su padre.
Pero no todo era rosas, claramente, también en las rosas, había espinas y las espinas eran las más molestas.
El padre de Annie fue el primero en notarlo, sostuvo a su hija del brazo y la puso detrás de él, los demás se acercó a su alrededor por la repentina apareció de los militares del puerto, los que aún seguían con vida. Tenían gestos temerarios, dudosos y llenos de prejuicio, alzaron sus armas apuntando a los desarmados.
-Por favor...- El padre de Annie dijo alzando su mano levemente.- Eren Jaeguer está muerto. El poder de los titanes está extinguido.
-¿Pretendes que te creamos? ¿Puedes probarlo, siquiera?- El líder dijo con voz firme.
El padre de Leonhardt se tenso.
-Si lo que quiere es una prueba de sangre...
Annie noto de reojo como Reiner se había puesto enfrente de su madre de forma protectora, a la defensiva con los soldados.
-Aquí. Ahora. Tiene que probarlo. Por favor.- Volvió a mencionar el mismo tipo en una súplica silenciosa.- ¿Son personas o titanes?- Alzó la mano de la misma manera que le paso a Eren, Armin y Mikasa en aquel improvisado arresto al enterrarse que el chico era un Titán. Ahora Annie podía conocer de la mano el juicio y la impotencia que los tres habían sentido, vivido.
Y no pudo evitar poner mala cara.
-Si tuviéramos el poder de los titanes, ¿No creen que lo utilizaríamos para resistirnos?- Annie miro con sorpresa a Armin, que llegaba con las manos en alto, su equipo ya no estaba en su cintura. Annie noto el dispositivo en el suelo a unos cuantos pasos detrás de él.
Si el estaba aquí ¿Dónde estaba Mikasa?
-Pero el hecho de que estemos indefensos a pesar de que nos apuntan con sus armas, es la más grande prueba de nuestra humanidad.- El joven Continúe con una convicción que movería fronteras.
Annie trago saliva lentamente, con la boca abierta, inconcientemente había sido perdonada, al igual que el se había perdonado de cierta forma. O quizás como siempre; solo hablaba para salir de la situación. Armin siempre fue algo impredecible en ese sentido.
-¿Quién carajos eres tú?
Hubo una enorme pausa antes de Armin digiera una de las mayores mentiras de la historia, y todo por el bien de su amiga, de la niña que lo cuando sin dudarlo, de la chica que buscaba el amor, la verdad, que solo quería un hogar.
-¡Soy Armin Arleth, un Eldia de la isla Paradise!...- Annie lo miro fijamente al ver su voluntad.-¡El hombre que mato a Eren Jaeguer. El Titán de Ataque!
Y por alguna extraña razón, Annie estaba segura que era una mentira. En el fondo, no ver nada de los restos de Eren ni la presencia de Mikasa se lo confirmaron. El viento movió levemente su cabello al intentarlo ver más haya de la masa de personas que estaban detrás de ella, quizás podía imaginar a Mikasa caminando lejos de lugar o quizás si la llegó a ver.
Ella no lo sabe, y quizás nunca lo sepa.
"Sangre contaminada, sus ojos tan llenos de amor; Perdonarlos, liberarlos..."
Tres años después.
A Annie no le gustaba la política, pero por alguna razón decidió que era buena idea ayudar a Armin con la idea de ser embajadores de las naciones, no es una cosa muy convincente que digamos, pero aún así le fue difícil no seguir a Armin. Era fácil que el convenciera a cualquier con su labia, con la forma en que sus ojos brillarán con la decisiones que tenía que tomar.
A Leonhardt le gustaba ese brillo de emociones indefinidas en su mirada, eso fue lo que la hizo enamorarse de él en un principio. Y lo intento, intento con todas sus fuerzas que el tiempo que estuvieron juntos, la cosas fuera de una buena manera, sin embargo, era la cosa incómoda. Ambos se comportaban como si fuera un deber estar juntos, porque sus compañeros alguna vez les comentaron algo por el estilo; harían linda pareja, rumoreabán por los pasillos del barco, Jean y Connie jugaban mucho con eso. En cambio Pieck que no es de internarse en muchas cosas solo se encogía de hombros y continuaba con lo suyo.
Annie amaba eso de ella.
Un día simplemente intentaron ser pareja, pero ciertamente la cosa se ponía incómodo cuando iban más haya, se mantuvieron un año como novios de mano sudada, Annie amaba ese entendimiento silencioso que ambos tenían. Al año imedio las cosas ya se estaban poniendo un poco curiosas, cosas hormonales de aquí por haya y aunque Annie pensó que Armin solo era un niño, se equivocó gratamente al momento de relacionarse sexualmente y después llegaron a los dos años juntos, mucho más tiempo de lo que Pieck y Jean estuvieron juntos.
Simplemente todo se fue a la mierda.
Pues su conexión se estaba debilitando, a medida que los dos comenzaban a amoldarse a la paz del mundo nuevo, parte de ellos no estan cómodos con sus presencias. El recuerdo de que pudieron ser mejores personas.
La sangre contaminada aún se alberga en sus venas, sin importar que todos sus actos los llevaron a algo tan grandioso como la reconstrucción de la vida.
Así que decidieron terminar, a pesar de que ambos hacían un buen equipo en sus respectivos trabajos. No se podían quedar con una parte indecisas. Armin es un buen tipo, más podía notar cuando la miraba que parte de el no sabía que era real y que no. y a pesar de que el poder de los titanes ya no existía. Berthold fue uno mismo con Armin, no importa que ya esté muerto el chico, lo sentimiento suelen ser más difíciles de olvidar.
Pero siempre es bueno experimentar.
-Paradise a la vista.-Annie informo, cruzándose de brazos cerca de la puerta, mirando con diversión la actitud de los chicos y Pieck.- ¿A dónde vas tan peinado, Jean?
-Fue lo mismo que le pregunte.- Pieck comentó divertida, dándole un guiñó.
-Soy un hombre soltero y guapo, nadie podrá resistirse a mi.
-¿Y no tiene nada que ver con que Mikasa vendrá?- Armin que estaba quitándole por quinta vez a Reiner la carta que Historia les había escrito, Cuestiono.
Jean se sonrojo un poco.
-Ciertamente aún me sorprende que estuvieras aún enamorado de ella.-Reiner se burló del chico.-Y más cuando saliste con Pieck.
La nombrada alzó una ceja recargando sus manos en la mesa.
-Mira quien lo dice el; Huele tan bien su perfume, su letra es tan perfecta. Dioses, yo por lo menos tuve mis momentos, tu aún tienes el paquete envuelto.
Auch, eso hasta a Annie le dolió. Vio la vergüenza en el rostro de Reiner y decidió que era mejor intervenir.
-¿Que tiene de malo estar enamorado de Mikasa, de todas formas?- Annie cuestiono tomando asiento alado de Reiner, ya que Armin se había ido para hablar con el capitán.
-Para empezar...-Reiner alzó una mano más grande que el pie de Annie.- Mikasa simplemente no sería una buena novia, actuaría más como una mamá que una novia.
-Es cierto, ¿Imagínate hacer esas cosas con tú mamá?- Connie se metió a la conversación haciendo una mueca.
-Ella les partira el trasero si vuelven a decir algo como eso.- Annie se cruzó de brazos dejando caer su espalda en la silla, con una leve mueca.
-A parte si la comparamos con la reina...- Reiner continúo ignorando la advertencia de Annie.- Simplemente Mikasa es una mundana más, sin sus habilidades Ackerman, ella no es mucho que digamos. Sin ofender y entiendo el dolor de la perdida, pero estoy seguro que la pobre Chica, sigue en el mismo lugar en donde enterró a Eren hace tres años, llorando por el chico. Nadie quiere a una chica que no puede dejar ir.
Por alguna extraña razón, ese comentario hizo enojar a Annie, pero quizás tenía razón. Sin embargo dejaron de ver a la chica hace un tiempo, puede que ella no sea como lo que ahora Reiner la está pintando.
-Estas siendo un idiota.- Jean y Annie le mencionaron al mismo tiempo, la rubia se aclaró la garganta.
-Se que no soy la mejor para decir estás cosas, sin embargo. Mikasa me mostró una parte de ella, que puede ser muy intuitiva, encantadora y lista. Ella era tan dulce, era cómoda, cuando estaba cerca olía a lirios. Ella tenía una voz tenue que te demostraban que podías hacer cualquier cosa. Aún es los últimos momentos antes de que ella se reunirá con ustedes, me pidió que me quedara. Ella es tan humana como nosotros.- Annie soltó un fuerte Suspiró al terminar de decir eso.- Se que puede ser una maldita desesperación pero me niego a pesar que ella no pueda ser feliz con alguien más, que no vuelva a sentir el latido de su corazón golpeando por la presencia de alguien. Mikasa merece sentir lo mismo que nosotros alguna vez sentimos.
-Mira que es la primera vez que hablas así de alguien.- Armin dijo entrando al pequeño espacio donde se trabajaba.- No tenia idea de que le tuvieras tanto apreció a Mikasa.
Annie agachó la mirada y se sonrojo violentamente, ella tampoco.
-Ya que estás aquí aclararnos una cosa, algo que siempre nos puso curiosos...- Connie sonrió diabólicamente a Armin, que se puso incómodo imaginando lo que le preguntaría.- ¿Alguna vez sentiste algo por Mikasa?
El rubio se puso tenso en su lugar. Todos sin excepción alguna alzaron una ceja, Reiner más que alzar una, junto las manos divertido. Armin dejó caer los hombros y miro a otro lado.
-Alguna vez, si.
Annie jugo con el flequillo de su cabello con delicadeza.
-¿Y que paso? ¿Te diste cuenta que no era un buen partido?- La rubia tuvo la valentía de preguntar algo que los otros dos chismosos querían saber.
Armin frunció los labios y la miro desde su altura.
-No, considero que Mikasa sería un buen partido para cualquiera, ella trataba diferente a las personas que estaban a su alrededor.
-Pero se ponían intensa con Eren.- Pieck Razonó, no tenia que estar tanto tiempo con la chica como para haber notado eso.- Si es alguien a quien le gusta, ella te asfixiara en vez de ayudarte ¿Eso siquiera es amor?
Armin bajo la cabeza levemente, sintiendo como el barco se detenía en la Baia.
-Mikasa nunca supo lo que era el amor como tal, sus primera familia la trato como una princesa, dejándole un secreto que solo se podía revelar a la persona que más quisieras en este mundo, en donde estabas segura que sería para siempre. Después su segunda familia le dio el hermano que tanto quería, sin embargo ambas familias fueron destrozadas casi de la misma manera;por las personas más haya de los muros. Su madre nunca le alcanzó a explicar lo que conllevaba enamorarse de alguien, mucho menos la señora Jeager le alcanzó a explicar como se sentía ese sentimiento. Así que ella se quedó con lo que le dieron; Proteger se refiere, amar a alguien.¿De que otra manera ella realmente iba a sentir? Si no es de forma tan intensa que solo quiera protegerá a esa persona para desmostrarle su amor.
- A mí me sigue pareciendo un poco masoquistas, y enfermó.- Pieck opinión de nuevo.
Y Annie se enderezó de su asiento para darle un palmada en la cabeza. La chica hizo una mueca mirándola mal.
-El amor es impredecible, nunca debemos juzgar la manera en como uno ama, aunque su forma fuera perfectamente cuestionable.-Armin se aclaró la garganta después de decir eso, así que les hizo una seña a los demás para que salieran de la cabina.-Vamos la reina nos espera.
Hubo un pequeño lapso de ritmos, en donde las sillas se escuchan moviéndose, siendo acomodadas y pisadas pesadas saliendo al aire exterior. Jean alcanzó a Armin a medio camino del barco pasando un brazo por sus hombros.
-¿Por qué dejaste de sentir algo por ella?
Armin miro el puerto, buscando a la chica que ahora era el centro de la conversación, sin embargo solo encontró a la reina hablando con una chica alta, la chica tenía a su pequeña en brazos. El rubio supuso que se refería a la niñera.
-Ella estaba perdidamente enamorada de Eren.
-Mikasa dijo que era solo su hermano.- Annie aportó cerca de ellos, ambos hombres la miraron.- Lo regresaría a casa, eso es todo.
Armin parpadeó confundido, no entendiendo ahora el comportamiento de Mikasa.
-Algo, o alguien le hizo replantear eso, más yo la veía sumamente mentida en lo que sea que tenían ambos.
Jean soltó un suspiro recargando la frente en su hombro, a pesar del reconfortante aire, la briza veraniega y que parecía que el mar brillaba por si misma, el estaba completamente cansado, solo quería dormir por mil años, si era necesario.
-Tranquilo hombre, si no se, te llevaré al menor bar de la zona.- Connie junto a Reiner lo animaron, este les dio una pequeña sonrisa.- Iremos por unas buenas distracciones.
Annie se cruzó de brazos detrás de ellos, jamás debió de haber permitido que metieran a Reiner en sus asuntos de machos hormonales, ahora el chico no piensa perder el tiempo envuelto en su caparazón. Cosa de hombres, ella supuso.
- Yo me apunto.- Pieck dijo y Annie alzó una ceja.- Verán, creo que últimamente falta divertirnos después de tanto trabajar.
-Apenas y hacías algo Finger.- Jean le enseño la lengua y la chica lo miro mal, era divertido ver cómo estos dos se peleaban.- De todas formas no me sentiría cómodo que mi ex este coqueteando con otro hombre en mis narices.
-Oh, no te preocupes por eso.- Pieck sonrió ampliamente.- Hoy en día, prefiero estar con una mujer.
Annie soltó una carcajada que cubrió avanzando más lejos de ellos, cerca de donde Armin estaba, casi a la mitad del camino donde estaría la Reina esperando, los escuchaba de fondo discutiendo entre ellos y echandose la bolita el uno al otro.
-Crees que esto funcione.- La rubia se puso sería, Armin le dio una leve mirada soltando un suspiro.
-Podemos hacer un cambio, si todos nos unimos.- Comunico con voz calmada.- De todas formas, estamos pisando tierras de Paradise y no nos han abucheado, eso es un avance.
-Mi reina cumplió su palabra de protección.- Un risueño Reiner dijo con voz alegre, era raro ver al fortachón tan alegre y más cuando el quería morirse hace tres años, parece que el hecho de que nadie se lo permitiera, le sirvió para querer seguir con vida.- Ella es perfecta.
Armin se río dándole un abrazo al hombre, era extraño como hace unos años atrás, no podían nisiquiera convivir después de la tremenda traición de parte de ambos rubios, más sin embargo consiguió un buen amigo en Reiner y también una buena amante en Annie, hasta donde pudo durar todo eso.
-Sera mejor que nos pongamos serios, estamos a punto de llegar y desde aquí puedo ver la cara de todos.- Pieck que aún discutía con Jean intervino en voz baja, los demás cambiaron sus expresiones en cuestión de segundos. Todos vieron como la reina se despedía de su hija ya joven que la cargaba se alejaba a paso lento.- No te esfuerces tanto.- Eso se lo dijo a Annie que en general, ella siempre tenia cara de perra en reposo.
Connie se aclaró la garganta para no reírse, y se escuchó un corro de suspiros por parte de los demás. Annie solo rodó los ojos.
Los nervios comenzaban a albergar a los chicos, a medida que se acercaban, Historia parecía mucho más grande de lo que ya es, con ese peinado forma en su hermoso cabello rubio, con un maquillaje leve que acentuada sus ojos azules (que aún a la distancia se veían duros, pero dulces al mismo tiempo), sus labios pintados de un color rojo suave casi tirándole a rosa, la capa roja con marcos color oro se movió con elegancia a causa del aire, su vestido era de un increíble color blanco no tirtandole al amarillo, si no más bien, el blanco de una pared que no fue dañada y tocada en años. Llevaba unos pequeño tacones del mismo color y un collar en si cuello en donde las iniciales era Y+H, que ella mostraba con honor. Historia Reiss se veía simplemente maravillosa.
-Hola chicos.- Su voz era el canto de los pájaros por las mañanas, tenue pero fuerte y relajante al mismo tiempo.- Tiempo sin verlos.
Armin se puso enfrente de todos para tomar la palabra.
-Reina Reiss.- El dijo inclinándose y los demás le siguieron.- Me alegro que esté bien.
La reina mostró una leve sonrisa, por la formalidad de su amigo, pero entendía que todos estaban viendo su interacción.
-Vamos jóvenes, tenemos muchas cosas de las cuales hablar.- La reina dio un paso adelante, despidiéndose de Hiyomi que le regaló una leve sonrisa a Annie, que le regreso el gesto sonrojada.
Los demás la siguieron a paso lento, se veían como unos guerreros cuidando de la realeza, aunque prácticamente lo eran. Sus títulos nunca cambiarían a menos que ellos lo quisiera de ese modo.
El recorrido fue en un absoluto silencio. Annie se permitió observar, la vida medio pacífica que parecían tener en el lugar, los hogareños sonreian a los invitados con un gesto lleno de amor, los vendedores con malicia, no podía esperarse menos de personas que querían más de lo que a lo mejor merecían. Annie siempre estuvo en conflicto con esa palabra, en general porque le parecía una estupidez pero parte de ella, la usaba muy a menudo cuando se trataba de verse a sí misma como una persona que puede ser feliz, que se merezca ser feliz, era una mierda que no la dejaba por semanas a veces la despertaba por las noches, porque ver a toda este gente reconstruyendo sus vidas, la hacia cuestionar porque no podía reconstruir la suya.
-Espera cariño, mamá se molestará si te compro esto.- Ella se tenso al escuchar esa voz, en toda el mar de voces que estaba a su alrededor, el mundo se paralizó ante ella, su respiración se cortó en su garganta y hasta ese momento, no estaba segura porque estaba tan ansiosa de volver a verla, aunque lo sabía disimular bastante bien. Ella se aparto de la caminata con los demás para seguir el sonido de la voz.- Eres adorable. Pero aún así no, la última vez que te di chocolate, tú madre me obligó a llevarte a mi casa y cuidarte. Olvídalo.
A medida que se acercaba, podía ver a la mujer en el puesto de dulces, la vendedoras las miraba divertidas desde el otro lado, conversó con la chica de cabellos negros que hizo reír un poco a la mujer alta. Annie no pudo evitar anticipar con verla de cerca, con saber en qué se había convertido Mikasa Ackerman después de tanto tiempo.
Annie dudo antes de pararse alado de la chica y tomar una pequeña bolsa de chocolates que estaban frente a ella, intento por todos los medios no verla, pero dioses si aroma a lirios aún estaba impregnado en su piel. Intento controlar su respiración pero le estaba comenzando a preocupar su comportamiento. Estaba actuando como una maldita hormonal de mierda, como si le gustará Mikasa.
-Lo llevare por ella.- Annie dijo por fin, la vendedora le regaló una leve sonrisa, recibiendo el dinero con alegría.
-¿Annie?
Los ojos azules miraron hacia arriba para toparse con unos impresionante ojos grises que a causa del los rayos del sol, les daban un aire de azules grises y Annie soltó una lenta sonrisa que contagio a la chica que no había visto en unos buenos tres años, se mantuvieron viendo lo sufiente para que la vendedora, mirara de la niña que jugaba con el cabello largo de Mikasa, a la joven de rasgos asiáticos y a la chica que le debía su cambio.
-Mamá Mika.- La niña le acarició la mejilla a Mikasa, lo que hizo que está parpadeara confundida, se sonrojó un poco y beso la frente de la niña.
Annie dio un paso atrás por las palabras de la menor.
-¿Mamá?- ¿Estás con la reina? Fue la pregunta que realmente quería cuestionar pero por alguna razón, sintió que se estaba metiendo demasiado en la reciente nueva vida de Mikasa.
-Es una larga historia.- Le informo la chica con una sonrisa de lado, alcanzó la bolsa que la mujer les entregaba e hizo señas para que Annie las siguiera.- ¿Te perdiste?
-Me dio curiosidad los alrededores. Se ve completamente diferente.- Annie se acarició el cuello con nerviosismo, Mikasa la miro de reojo, dándole ternura su gesto.- Te has puesto más alta.
Y era verdad, no sabía cómo era posible, sin embargo la mujer parecía cinco centímetros más alta, reviso sus pies, más no parecía traer tacones, más que unos zapatos sencillos de color negro que convivan con su traje gris oscuro, el traje se amolda a la perfección a su cuerpo que aún se mantenía en forma y jugaba con la pequeña mochila que tenía en el hombro, que supuso ella que debería ser de la niña. Ella se veía. Como una estrella que está comenzando a formarse para prepararse y brillar.
-Si, este lugar ha cambiado demasiado desde que eso paso...- Se agachó un poco para evitar que la niña se golpeara contra el cartel de una tienda, Annie miro con recelo el cartel, ya que apenas saltando podría alcanzarlo.- No creo que me volviera más alta, solo te has pues más chaparra.
Annie alzó una ceja, no conocía está parte tan descarada de la azabache. Se puso a su lado, agarrando la pequeña mano de la niña rubia que se río al sentir el tacto y la tomo con fuerza, no sabía si estaba bien tocar a la hija de la reina, solo que siempre le dieron un poco de curiosidad los niños, se alzó un poco sobre sus piernas y despeinó el cabello de la niña que se río mostrando su dentadura que estaba casi completa y tan derecha que era impresionante el parecido que tenía con su madre.
-No te golpeó solo porque tienes a una niña en brazos.- Miro de reojo la forma en como Mikasa mostraba una leve sonrisa y siguió jugando con las manos de la menor.- ¿Cómo te llamas?
-Ymir Reiss.- La niña canto su nombre con voz juguetona.- ¿Usted quien es? ¿Es amiga de mí mamá Mikasa?
Mikasa dio un paso atrás para evitar que unos niños corriendo las atropellaran, sus instintos Ackerman advirtiéndole del golpe, tomo a Annie de la cintura y la arrastró con ella, Ymir se río del cambió tan repentino y se acomodo en el pecho de la mayor entre pequeñas risas. Ambas mujeres viendo como lo niños se divertían en la segura zona de Paradise, o lo más seguro que se puede ser a las tres de la tarde.
-Me llamo Annie Leonhardt.- Dijo por fin la chica una vez que se apartó, dándole una sacudida a la mano de la niña.
-Mucho gustó, señorita Leonhardt.- La niña hizo una pausa y se llevó el dedo a los labios.- Oh, eres la chica de los hermosos ojos azules, como el mar en una primavera perfecta y llena de una vegetación tan deslumbrante.
-Eso es muy descriptivo.- Annie comento metiendo las manos en los bolsillos de su traje.
-Mm, así es como los describe mi mamá.- La niña sonrió orgullosa de recordar las palabras exactas que la mujer siempre decía.
-Me halaga un poco que la reina diga eso de mi.- Annie comento divertida por el dato, era raro que alguien especificará de esa manera sobre sus ojos.
La niña le dio una mirada confundida.
-Pero...
-Mira Ymir, es el payaso que vende helado.- Mikasa la interrumpió señalando el señor regordete detrás de un carrito de helados, los ojos verdes de la niña se iluminaron con adoración.- ¿Quieres uno?
-Pensé que no podía comer antes de la comida.- La niña era bastante lista para su edad.
- Me secuestráte al puesto de golosinas y ahora te haces la víctima.- Mikasa soltó una pequeña risa, haciéndole cosquillas a la niña con su mano libre.- Eres increíble.
La mini mujer se llevó una mano a la frente y suspiró dramáticamente.
-Todo lo que hago por las personas que amo.- Se movió y miro fijamente a los ojos grises de la chica.- Me sacrificaré por ti, quiero de chocolate.
-Seguro.- Beso la cabeza de la niña y miro a Annie, la misma mujer que estaba sonriendo con diversión.- ¿Quieres uno?
Annie se mordió la mejilla, observando lo diferente que se veía Mikasa, más brillante, viva si era posible. No había rastro de tristeza en su mirada, no algo que se pudiera ver a simple vista quizás. El viento jugaba con sus cabellos negros como la noche más largas, sus pestañas jugaban con el contorno de sus ojos, gruesas y bien formadas, sus labios pintados con una fina capa de pintalabios que ella aposto que tendría un sabor a cereza, se le seco la garganta y abrió un poco los labios para decir algo, su cerebro no podía pensar con claridad cuando tenia a alguien tan perfecto como Mikasa Ackerman enfrente de ella.
Se aclaró la garganta y sonrió, ese tirón en su estómago fue una cosa sumamente rara.
-Hace mucho calor, así que acepto.
La pequeña Ymir y Mikasa solo mostraron una tenue sonrisa por su respuesta.
(...)
Se dejó caer sobre la cama de tamaño King de la habitación que la reina le había prestado, en general le prestó una recámara a cada uno. Annie lidia escuchar el relajo al otro lado de la puerta, podía escuchar como se movían para acomodar sus cosas, jugaban con sus maletas y conversaban entre ellos, pero por alguna razón ella no podía dejar de mirar el techo de su habitación. Se sentía extraña como si su mente volará a otro lado, y su corazón estuviera intentando escapar de todo lo que le provoca acelerarse tan Frenéticamente, quizás estaba comenzando a tener un paro cardíaco, por fin le tocaba morir después de tanto tiempo.
Se apartó el fleco de la cara mirando por la ventana, la noche le regalaba constelaciones en el cielo, la tenue temperatura, le soplaba en la cara para relajarla, para dormirla un poco, su cabello rubio jugaba con su mejilla y su respiración se combinaba perfectamente con el ruido de su corazón.
Ella estaba comenzando a desesperarse, solo queria esconder bajo las sabanas y luchar contra ese sentimiento de tristeza, simplemente no podía creer lo insensata que ella podía llegar a ser.
Esta mierda era una mierda incómoda.
En un silenció prolongado, Annie escuchó perfectamente como tocaban su puerta, aún con los ojos en la ventana le dio el pase a la persona del otro lado. Ella no tuvo que mirar para saber quién era, solo espero a que se acomodara a su lado y ambos se quedaron viendo en la misma dirección.
-¿Estás bien?- Armin Susurro con preocupación. Annie se encogió de hombros.- ¿Que paso allá afuera?
¿Que paso afuera?
Annie se burló golpeando un poco el colchón debajo de ellos.
-No lo sé.
Y era verdad, no tenía idea de lo que le pasaba. No tenía idea porque le importaba tanto.
Una horas antes, Castillo Reiss.
-Este lugar es enorme.- Annie le informó sorprendida a Mikasa, una vez que la azabache le permitió pasar. Saludo a uno de los guardias que le regreso el gesto con respecto.- ¿Vives aquí?
-No.- Mikasa bajo a Ymir de sus brazos y está salió corriendo en busca de su madre.- Vengo muy a menudo.
Annie asintió con una sonrisa.
-¿Por eso Ymir te dice madre?
Mikasa jugo con sus manos debajo del abrigo y guió a la menos para buscar a los demás, que ha estás alturas ya debieron de haber llegado.
-Algo así.
Annie junto las cejas.
-Mira, pronto lo sabrás quita esa cara o te saldrán arrugas.- Mikasa se agachó a su altura para pasar su lugar por su frente, mirándola con una sonrisa.- Quizás no debería decir esto, pero...- Se mordió el labio inferior y Annie sintió su tacto temblar.- Te ves hermosa. Gracias por regresar.
Mikasa se puso derecha y siguió caminando por el largo pasillo en busca de los demás, Annie parpadeo y junto los labios. La chica es un poco rara. Alcanzó a la azabache en medio camino, escuchando como ella explicaba con sumo cuidado cada una de las pinturas que se veían en la pared, había estatuas de los héroes de Paradise, cada uno con una descripción exacta de lo que eran, de lo que aún siguen siendo.
-La mayoría de nosotros, nisiquiera nos permitimos perdonarnos por lo que hicimos...- Mikasa susurro levemente cuando Annie se acercó a la estatua de ella, se estaba viendo inmortalizado en oro, con una placa donde implicaba que ella era una salvadora y no una destructora.- Sin embargo ella tiene siempre una mirada de amor en sus ojos.- Puso una mano en el hombro de la más pequeña y se acercó más a ella, cerca de su oído dijo las siguientes palabras.- Te perdono, ella acaba de liberarte.
¿Por qué una persona la liberaría? ¿Por qué perdón vale más que nada?
Annie no estaba segura de que le importara mucho si Historia la había perdonado, mucho menos llamarla como una diosa. Sin embargo vio algo en los ojos de Mikasa que le dio a entender que sus palabras era mucho más que eso. Ella no la libero, ni la perdono.
Mikasa la perdono y quiere liberarla.
-Tenemos que seguir, la cena está casi lista e Historia odia cuando no se llega a tiempo a comer.
Annie siguió mirando el pasillo a medida que se acercaban al comedor, bufando la estatua de Mikasa, fallando miserablemente.
-Tu salvaste este pueblo ¿Por qué no estás aquí?- Annie no dudo en cuestionar.
-No salve nada, solo arregle un problema temporalmente.
-Nosotros hicimos lo mismo, entonces.
-Nunca digas eso Annie. Se movieron, aún siguen intentando arreglar lo mejor que pueden este mundo. Eso es honorable, eso merece un recordatorio de por vida. Merecen ser recordados.
Annie hizo una mueca y tomo la muñeca de Mikasa sobre su mano, el pulso de la chica se podía sentir entre sus dedos. La detuvo antes de que abriera a la puerta y gruño molesta.
-¿Y no mereces ser recordada?
Mikasa se burló, por primera vez en el tiempo que llegaba pegada a ella, vio un cambio en su expresión, una expresión que solo significaba una cosa; Asco. Aunque ella no estaba muy segura en qué dirección iba aquel sentimiento.
-Merezco ser olvidada.- Annie trago saliva con el tono de su voz, ella no sonaba rota, ella sonaba decidida como si realmente quisiera ser olvidada por todos.- Lo mismo me dijo Eren, lo mismo me hizo sentir cuando lo mate. En este mundo la única verdad es que, nos morimos todos los días, y las cosas siguen su curso normal, con o sin nosotros. Eren tiene una parte de los corazones de todos ustedes.- La azabache dejó caer su mano en el pecho de Annie, millones de palpitaciones que le indicaban que estaba viva, sintiendo de una manera que era difícil de sentir.- No quiero esto, no quiero que nadie sienta el mismo dolor que yo sentí al recordarlo.
-Ahora estás mejor.- Annie sostuvo su mano en su pecho. Mirándola con impotencia.- Ya no hay lágrimas en tus ojos.
-Tengo un propósito diferente Annie...
-Si querías algo como eso, ¿Por qué estás metiéndote en la vida de esa niña?
Mikasa se quedó callada por unos segundos que fueron eternos para Annie.
-Lo sabrás pronto.
-¡Vete a la mierda con; Lo sabrás pronto!.- Annie le gritó sin poder contenerse, golpeando un poco su estómago, los ojos de Mikasa se abrieron sorprendidos.- Debi de haberme imagino que toda esta mendiga fachada tuya de ser tan Dulce con una niña, se debía a qué sigues siendo la misma miserable que hace las cosas con doble intención. Una maldita esclava que aún no se permite vivir.
Mikasa apretó la mandíbula con molestia.
-¡¿Que hay de malo en qué me olviden?!
- ¡No hay amor propio en permitir que todo lo que fuiste, lo que significaste para los demás, se pierdan por un puto capricho tuyo!¡Eres importante!, si pensabas que solo lo eras por tener los genes Ackerman, estás más enferma de lo que pensé.
-Estas cruzando una línea muy delgada Annie.- Mikasa la empujó fuera de ella, Annie nisiquiera permitió de la derribada.- No es gran cosa, en unos años, visitarás el reino de nuevo con hijos quizás, verás esas estatuas en el pasillo y tus hijos te preguntaran el nombre de cada uno de ellos, y podrás decirles lo especiales que eran, lo genocidas que eran. Pero no cuando se trata de mi, solo era la obsesiva de Eren, el experimento fallido, es mejor dejarlo pasar a que recuerden mentiras que nisiquiera quiero inventar.
-Eres una completa idiota.- Annie se alejo de ella.- Reescribe la historia.
-Las importantes siempre serán las que impliquen un gran cambio, la que todo ser humano está orgullosa de recordar. No gracias, estoy bien así.
-¿Quién es Mikasa Ackerman?- Annie intento.
-Nadie.
A Annie se le destrozó el corazón, eso sonaba muy parecido a; Sin el, no soy nadie. Eso era una jodida mentira. Mikasa era la persona más humana que había conocido en su vida. ¿Cómo ella aún no se ha dado cuenta de eso?
-Se escucho la discusión ¿No es así?- Annie miro a Armin y este le regaló una dulce sonrisa, la rubia dejo caer un Suspiró.- ¿Puedes creerlo? Es desesperante.
-Mikasa siempre fue reservada, dudo que le guste la idea de que la recuerden como la chica que persiguió a un chico que ignoro sus sentimientos. Deja que lo haga, nosotros no la olvidaremos por más que ella quiera que lo hagamos.
-Pero se apartará.- Annie se llevó el dorso de la mano encima de ojos y soltó un gruñido, ahora que estaban de regreso, que recordó lo bien que se sentía estar a su lado, no podía aceptar que se alejara de nuevo.- No quiero que se aleje.
-¿Que pasó entre ustedes después de que te consolara en el buque?- Armin se escuchó extraño cuando pregunto.
-Nada, solo nos dormimos juntas y eso fue todo.
-¿Hablaron?
-A veces pero eran palabras muy a secas, el silencio era más que sufiente para entender el dolor de la otra.
-¿Te protegió de alguna manera?
-Velo por mis sueños, mientras dormía. Ella me trataba con delicadeza cuando me recargaba en su pecho. Parecía un persona diferente cuando me escuchaba hablar, alguien que no dudaría en dejar me llore en su hombro.
Armin tarareo unas cuantas afirmaciones y después se puso de pie.
-Historia permitió retrasar el banquete de aquí a que se calmaban ustedes dos. Tiene algo importante que decirnos. Debemos apurarnos.
Annie rodó los ojos.
-Ese algo importante que implica a Ymir y Mikasa, que raro.
Armin se río un poco y la ayudo a ponerse de pie, Annie le sonrió en agradecimiento.
...
-Me alegro por fin que todos estemos aquí reunidos.- Historia Reiss se puso de pie y miro con cariño a cada uno de los presentes.- Gracias Capitán Levi por asistirá, Gabi y Falco, ya necesita un poco más de frescura adolescente en mi lugar.
-No somos tan viejos.- Connie hizo una mueca y bebió un trago del vino que le sirvieron.
-El tiene razón ¿Cuántos años tienes Levi?- Jean le Cuestiono al señor que se veía igual de guapo que en sus días de la legión.
-La edad no importa cuando aún puedo partirte el trasero.- Levi se cruzó de brazos dejándose caer en el respaldo de su silla.- Chamaco calenturiento.
Algunos en la sala se rieron por el comentario del antiguo capitán.
-Si todavía le funciona no debe de haber problemas.- Pieck se acercó y tomo una uva del cuenco en la mesa. Comiendola con alegría, amaba la fruta.
-Yo no quiero saber eso de mi tío lejano.- Mikasa hizo una mueca y se acomodo el cabello para que no le diera en la cara.- Y tiene 47, no es tan viejo, nosotros apenas vamos por los 25.
-¡Mikasa!- Levi le gritó lanzándole una uva.- Eres una malcriada, te dije que no le dijeras a nadie.
-Te amo.- Mikasa le sonrió y el solo hizo una mueca mirándola mal.
-Bueno, ese es un dato interesante.- Historia se volvió a sentar en su lugar.- luego haremos planes tú y yo.
Levi solo se encogió de hombros con indiferencia.
-Como usted ordene reina.
Todos se burlaron de Levi por el apodo que le dio, lo que le hizo llevarse un uvaso a cada uno.
-¿Por qué estamos aquí?- Annie que se había mantenido a margen Cuestiono, todos se quedaron callados.- quiero decir, agradezco que nos invitaran a cena, y más si tienes una colección de pastelillos pero ya sabe alteza. Cuentas claras amistades largas.
Historia junto las manos en su regazo y miro a Mikasa, está solo asintió con la cabeza levemente.
-El nombre completo de nuestra hija es Ymir Reiss Ackerman.
-¿Que?- Reiner exclamó sorprendido. - ¿Te casaste con Mikasa?
Annie miro fijamente a Mikasa, en busca de algún anillo en su dedo, no vio nada sin embargo noto un collar colgando en su cuello, con un anillo de plata con símbolos que no alcanzaba a ver desde su posición al otro lado de la mesa.
-¿Que está pasando Mikasa?- Armin le Cuestiono con dulzura a la chica que parecía sumamente nerviosa, parecía como si le diera vergüenza decir sus siguientes palabras.
-No tienes que decirles, si no quieres.- Historia la miro con cariño, sus ojos azules se toparon con los tristes y temerarios de Mikasa.- Les diré yo, si así lo deseas.
Mikasa le sonrió y se puso de pie, suspiró ondo dejando caer las manos en los hombros de la reina para inclinarse. La reina se sonrojó un poco por el beso en su mejilla.
-Podre hacerlo, no fue tú culpa.- Miro a los demás y se aclaró la garganta.- Esta niña es de Eren.- Todos jadearon por la sorpresa.
-¡Lo sabía!- Alguien grito en el fondo, lo que hizo reír a Mikasa, bajando un poco sus nervios.
-La reina Historia cubrió el hecho con el granjero que ciertamente no me acuerdo de su nombre. Al principio todo iba bien, bueno eso fue hasta que yo regrese con la cabeza de Eren hace tres años.- Movió sus manos con nerviosismo.- El granjero fue asesinado por rollos en apuestas, la familia real no quería que su única heredera tuviera el apellido de un criminal. Así que Historia tenía dos opciones. Se casaba de nuevo o encontraba a un idiota que desaparecieran del radar cambiando su apellido.
-Y tu fuiste ese idiota.- Annie completo con los puños apretados.- ¿Cómo hicieron para el cambio de apellido?
Mikasa se rasco el cuello con incomodidad.
-Nos casamos.
Hubo diferentes reacciones, equivalente a esa revelación, unos cuantos resoplidos se escucharon por el lugar, junto con una serie de jadeos de sorpresa, se sentía como si el ambiente aumentará en incomodidades, como si todos ellos no esperarán nada de eso y más de parte se Armin; El no esperaba que su mejor amiga tomara una decisión tan importante sin tomarlo en cuenta. Casarse sin amor es la mayor equivocacion que uno puede cometer, le sorprende un poco que La reina que ya anteriormente paso por lo mismo, optará por algo como eso, más no tenía sentido. Mikasa menciono que tenía dos opciones casarse o encontrar a un idiota, sin embargo Historia hizo ambas cosas ¿Que es lo que no están contando?
-No tiene sentido.- Annie se acomodo en su lugar y movió entre sus manos la copa de vino, sus ojos pasaron de la reina a la azabache en segundos.- Hicieron ambas opciones, ¿Que diferencia hay, entre haber Sido tú u otro fulano?
-Cualquiera que se case con la reina, tiene demasiados beneficios de por Medio. Historia estuvo conciente de eso, ese fue el primer error del gobierno al obligarla a casarse con alguien que solo fue una sombra de dolor en su niñez, a todos les salió en tiro por la culata.- Se acarició la frente levemente.- Pase por mucho para tomar está decisión, de ser Mikasa Ackerman tuve que fingir ser un hombre, eso me hizo sentir rara e incomoda ¿Cómo pueden cargar con un paquete todos los días? Dioses. Tuve que fingir en frente de todos que cortejaba a la reina, que sería un buen rey una vez que todo esté dicho y hecho.- Los incandescente ojos grises de Mikasa, se fueron a los azules hielo de Annie.-Y todo lo hice porque no podía permitir que mi sobrina sufriera lo mismo que Ymir hizo al tener un nombre que no era "digna" para ella. Esa niña merece tener una familia, merece conocer las cosas buenas que su padre hizo y por encima de todo merece decidir si quiere ser reina o no. Yo simplemente no puedo darle la espalda a una niña que nació en el nuevo mundo y que aún así, le está tocando ver todas estas disputas por el poder, que lamentablemente Eren no pudo erradicar mediante su sacrificio.
-¿Es esto lo que quieres para ti?- Armin tomo la palabra, con voz suave. No quería lastimarla solo quería que entendiera que hay más haya que solo sacrificarlo todo por el bien de alguien más. Ya hizo eso una vez ¿Por qué siquiera sigue haciéndolo? Mikasa no supo que decirle.- ¿Pensaron a caso en sus sentimientos? - Volteó un poco la cara para mirar a la reina.- ¿Que pasa si te enamoras de alguien alteza? ¿Su hija soportará tener a alguien nuevo, cuando ya está tan acostumbrada a Mikasa? O tu Mika, Y sí por fin logras superar a Eren ¿No aceptarás ser feliz? Solo porque ya tienes una responsabilidad más grande que tú misma. Disculpa por ser así, pero no acepto esto.
Dioses, Mikasa e Historia lo miraron con sorpresa, de todos los presentes jamás imaginaron que esa sería la respuesta del más sensato del grupo.
-Todo es por un bien mayor.- Historia intento aclarar con duda, no sabía lo difícil que sería para todos asimilar algo como eso, sin embargo su silencio no ayudaba.- Lo tenemos calculado, mi hija nisiquiera sabe que estamos casadas, ve a Mikasa como una mamá más porque viene a cuidarla mientras yo me encargo de lo que está pasando en Paradise. Pensamos en ella Armin, como no tienes idea. Por ello nos casamos, considere que llevar el apellido Ackerman sería bueno para ella, que llevar el de un mesias, dónde solo sería utilizará para fines que no quiero ni imaginarme. Mikasa está cumpliendo con lo que le prometió a Eren y...- Su voz tartamudeo un poco antes sus siguientes palabras.- Ella se ve mucho más radiante desde que convive con mi niña ¿No es eso lo que querías? La felicidad de Mikasa no depende de estar con una persona, su felicidad depende de perdonarse a si misma y quererse con todas sus virtudes y defectos. Mi amiga no merece menos, y yo no merezco tanto sacrificio que ella ha hecho y vernos aquí; Somos dos personas que solo intenta reconstruir sus vidas.
Annie al escuchar esas palabras se cruzó de brazos, no sabía que pensar. Más bien no estaba segura que pensar, prácticamente Mikasa es una deidad y ella no actúa de ese modo, nisiquiera parece sacar beneficio de estar casada con la reina. Es tan impresionante como una decisión tan fuera de lugar puede hacer que una persona se vea tan viva, menos solitaria. La rubia lo vio en los recuerdo de Eren, en lo que les permitió ver, en ocasiones el camino de un héroe tiende a ser muy solitario. Se buscaron mutuamente para no sentirse de ese modo pero no hay sentimiento amoroso de por Medio, no hay consuelo carnal... Esperen.
-¿Ya tuvieron sexo?- Sorprendentemente el que pregunto eso fue Connie, como si hubiera leído la mente de Annie, la rubia soltó una pequeña sonrisa ante el sonrojo de ambas chicas.
-No.- Historia se apresuró a aclarar con las mejillas incandescentes.
-Es un desperdicio.- Pieck comento sin darse cuenta, ambas chicas la miraron.- Quiten esa cara ¿Se vieron en un espejo siquiera? Me van a decir que en ¿Dos años? De estar casadas, ¿No les dio curiosidad saber cómo se sentiría sus cuerpos fundidos en uno?
Se tenía que decir y se dijo.
Ninguno de los presentes sabía cuál de las dos estaba más roja. Pieck había dado en el clavo. Las personas tienden a refugiarse sexualmente en alguien cuando han sufrido una perdida de una persona que les hizo remover las tripas hasta el infierno. No sé da cuenta, confunden esa soledad con necesidad y esa necesidad con amor.
Pero aquí había un detalle, ninguna de las dos cruzó esa línea, porque aunque Historia recordara a Ymir con mucho cariño, esa herida ya estaba siendo sanada lentamente con el amor de su hija, y si quizás puede que en una ocasión pasará por su mente, más cuando se llegaba a emborrachar en una de las galas, sin embargo Mikasa nunca le dió incapié a algo más profundo que dormir en la misma cama, que refugiarse en los brazos del otro en un silencio dónde el latido de corazón no era acelerado, más bien era un compás en dónde todo era eterno y nunca más se sentirían solas si tuvieran ese compas para que las guiará.
-A veces en una de mis borracheras.- Historia mantuvo la cara neutra.- Pero no paso nada, Mikasa es demasiado dulce para meterse con una borracha.
-Y al parecer con una sobria también.- Levi agrego Chasqueando la lengua.- Estoy orgulloso de ti niña, no eres una hormonal de mierda como todos estos.- Señaló a los chicos que ya parecían más relajados con la noticia, es más parecían entender que no era algo malo, más bien positivo referente a ellas dos. Mientras que ellos se refugiaron en sentimientos pasajeros como Annie e Armin, Pieck y Jean, encuentros sexuales que cualquier adolescentes quisiera experimentar. Historia e Mikasa solo se mantuvieron al margen y se refugiaron en un cariño de amigas que se forjó con el tiempo.
No puede creer lo que pensara ahora, pero Annie estaba segura que en el tiempo que lleva viviendo. Jamás sintio tanta ternura en una persona como ahora mismo la azabache le estaba provocando, la chica parecía perfecta en todos los ámbitos posibles. Solo quisiera saber si tendrá la dicha de verla enamorada de una manera sana.
"Contra la corriente luchamos, en la vida que estamos..."
Había ocasiones en las cuales, solo tienes que relajarte y observar la manera en como la vida está pasando ante tus ojos, mover los ojos en busca de la luz más brillante que ilumina el paisaje más caótico o el lago que demuestra las leyes de la naturaleza en todo su esplendor, con sus manchas de casi todos los colores reflejándose en su agua clara. Eso era lo que significaban simplemente tomarse un momento.
Claro para Annie era mucho más fácil solo sentarse y mirar, toda su vida ha estado acostumbrada a mirar, ya sea para cuidar su espalda, o solo para recordarse las cosas que tenía que hacer. Recordar que el mundo es cruel por sus personas, pero en si, el mundo es tan bello tan esperanzador; Solo se necesita ver al cielo para saber que no importa que difícil es todo, una mirada a esa belleza y el mundo vuelve a tener sentido.
-¿Aún te cuesta acostumbrarte?- La reina se aclaró la garganta al hablar, los ojos casi tan azules como los suyos de Annie se dispersaron por toda la ventana, detallando con suma delicadeza cada una de las nubes que aparecian, parecía haber sido pintadas en un lienzo redondo.
-Siendo sincera, no se que hacer...- extrañamente en los últimos meses, ellas dos han tenido sus encuentros juntas, era una locura como en su tiempo como reclutas. Casi nunca se dirigían palabras a menos que no estuviera alguien de por medio, sin embargo las amistades se forjan con el tiempo, y el tiempo puede ser muchas cosas, pero jamás injusto, si algo tienen que pasar, pasará. Historia déjalo a un lado sus papeles y volteo la cabeza para verla.- Quiero decir, agradezco que me dejes quedarme, darme trabajo, no esperaba que fuerzas esa tipo de reina.-Annie bromeó un poco, haciendo reía a la reina.- Solo que siento que aun no me estoy moviendo. Necesito moverme.
-Más bien, no sabes en qué dirección moverte.- Historia se puso de pie, poniéndose a su lado, ambas miraron por la ventana de su oficina hacia el patio trasero, en donde el viento revolvía las hojas, dándole una tranquilidad al pecho de ambas.- Porque realmente has hecho mucho, no solo por el bien de Paradise, que nisiquiera es tú pueblo natal. Si no, para tí misma ¿Cuando fue la última vez que miraste tu reflejo en el espejo, diciéndote que eres un monstruo? Mintiéndote en la cara, esperando que alguien te tome de la cintura y te susurre que no es de esa manera. Todos notamos la forma en como parece que ahora eres un refugio de ti misma, ya no pareces querer golpearte, más bien solo quieres abrazarte. Si ese no es reconstruir tú vida, no se que es.
Annie recargo la frente en el vidrio e historia se recargo en su hombro, dándole una pequeña caricia en el brazo, ambas chicas sonrieron levemente.
-Me falta una casa propia, yo creo que es eso.- Annie hablo después de unos cómodos segundos.- Para ser una pequeña, eres muy sabía.
-Vete a la mierda.- La rubia más alta se río fuertemente, su risa hizo eco por el lugar, opacando un poco el vidrio enfrente de ella.- No es gracioso, ambas sabemos la desgracia de ser un chaneque.
-Y por ello nos llevamos tan bien.- Annie Acarició la cabeza de Historia, provocando que está le diera un manotazo con recelo.- De acuerdo fiera.
-Por cierto...- Historia le dio una última mirada antes de alejarse y volverse a sentar en su lugar.- Si necesitas ayuda para construir esa casa, te prestaré a mi esposo.
Annie alzó una ceja curiosa.
-¿Esposo? ¿Desde cuándo llamas a Mikasa, esposo?
-Desde que supe que las paredes tenían orejas.- Historia dijo entre dientes, entrecerrando los ojos buscando algo entre su oficina. Annie sonrió en disculpa.-En fin, deberías preguntarle. Ella construyó la cabaña en donde vive.
-Es un buen dato a saber.- Annie beso la mejilla de la reina, e hizo una reverencia antes de caminar para la salida.- Nos vemos en la noche, alteza. Quizás le tome la palabra y me robe a su "esposo".
Historia sonrió antes de bajar la vista a su papeles.
-Si ves a Mika, dile por favor que venga a mi oficina.- Ella le informo antes de que Annie cruzará la puerta, la chica dio un asentimiento y alzó la mano para despedirse.
Una vez que las puerta se cerraron a sus espaldas, Annie miro el pasillo largo y vacía, la calma anterior fue opacada por los ruidos de gente arreglando para la fiesta de está noche, soltando un enorme suspiró camino perezosamente por el lugar, escuchando de fondo las orquestas de gritos de gente dando órdenes, y sabía que entre esa gente estaba ya sea Armin o Levi, que parecían tener un fetiche por el perfeccionismo. Se podía comprender aquello, la última vez que se celebro algo en el castillo fue hace seis años cuando a Historia la nombraron Reina. Sabía que todo esto traería unas cuantas sonrisas, es lo único que le gustaba de hacer estás cosas tan despampanantes; las sonrisas sinceras que podría conseguir.
-Cuidado.
Annie dio un paso atrás evitando que la persona chocará con su cuerpo, pero no evito que su espalda chocará contra la pared, ella hizo una mueca de dolor y se sobó con suma delicadeza.
-Lo siento Annie, estoy un poco atareada.
Annie junto las cejas y alzó la mirada, ahí en medio del pasillo con un montón de vestidos en las manos, que apenas permitía ver su rostro, se encontraba Hitch jugando con las prendas para evitar que se cayeran.
-Venga, vamos déjame ayudarte.- Annie se acercó y agarró unos cuantos vestidos entre sus pequeñas manos, Hitch soltó un suspiro y beso su mejilla para saludarla.- Te tomas muy enserio tú rol de diseñadora.
-No tienes ni idea.- Hitch comenzó a caminar por dónde había venido Annie y le hizo una seña para que la siguiera.- Estuve trabajando en estos diseños por semanas, una vez que la Reina informo sobre está fiesta. Me emociona saber que tú, la reina y Pieck se los pondrán, aún no estoy segura si Gabi vendrá pero tengo un vestido para ella.
Annie hizo una pequeña mueca, los ojos de Hitch brillaban ante eso, no quería se grosera con la chica sin embargo...
-No me estoy poniendo un vestido.- Annie comento como no queriendo la cosa.
-¿Ni siquiera por mi?
-Mucho menos por ti.
Hitch no pudo evitar reírse ante eso, era sumamente increíble.
-Sigues siendo tan cruel.
Annie la miro desde su altura con una pequeña sonrisa.
-Me sorprende que no estés acostumbrada ¿Que te hizo pensar que lo haría?- Annie genuinamente parecía confundida.
La castaña mostró una pequeña sonrisa, sin embargo no le contesto la pregunta en cambio se detuvo enfrente de una puerta y toco tres veces. Annie nisiquiera estaba prestando atención porque se distrajo con un traje que tomo de entre las cosas de la mayor, era de un increíble color azul que le tiraba al gris, la rubia pensó en ciertos ojos color onix que jugarían perfecto con el traje y sonrió ante la idea de poder verla con el.
-Ackerman.- Hitch soltó con una sonrisa, la rubia alzo la mirada tan rápido que se lastimo el cuello, soltó un pequeño resoplido y se sonrojo por el dolor.
-¿Estás bien?- Mikasa le dio una saludo rápido a Hitch antes de acercarse a la más baja, poso su mano en su cuello y masajeó la zona con delicadeza. Los ojos de Annie se toparon con los grises de Mikasa, su corazón latió con un poco más de fuerza en su pecho, asiendo que se le secara la garganta.- No hagas eso, puedes lastimarme gravemente.
Annie no presto atención a sus palabras, no cuando contemplo todo el rostro de Mikasa.
-¿Tu cabello?- La pregunta salió en un susurro, las mejillas de Mikasa se pusieron rojas y Annie sonrió ante lo adorable que se veía.
-Mm-hmmm- Dio un paso atrás llevando la mano a las puntas de su cabello largo, el color se complemento con su piel clara, resaltando con magnitud su tono oscuro.- Mire este peinado en uno de los vendedores y pensé que se veía bien en los hombres, no quería cortarme el cabello está vez. Me llevo todo esté tiempo dejarlo así de largo.
Mikasa un poco insegura llevo las manos al moño de medio cabello que dejaba suelto una parte del mismo, dándole un aire varonil que profundizaba sus rasgos sin ninguna gota de maquillaje. Intento soltarlo pero Annie la sostuvo y negó con la cabeza.
-Solo necesita unos arreglos aún te ves como tú. Y el chiste es que no lo seas.
Mikasa soltó un suspiro y jugo con la mano libre de Annie entre la suya.
-¿Chicas? Aún sigo aquí.- Hitch que estaba viendo todo con uno tono divertido comento. Annie dio un paso atrás pegando los atuendos a su pecho con el seño fruncido, mientras tanto Mikasa se puso derecha y mostró una leve sonrisa de lado.
-Disculpame Dreyse.- Se sonrojo un poco, mirando a otro lado.- Por cierto ¿Que haces aquí, tan temprano?
Hitch sonrió ampliamente dándole una palmada a Annie para que le pasará la ropa, está solo estiro las manos permitiendo que los atuendos se veían con facilidad. Tomo el traje azulado gris y se lo tendió a Mikasa con una mirada de orgullo en sus ojos miel.
-Es para ti.- Ladeó la cabeza y se sintió orgullosa de si misma cuando Mikasa lo observó con adoración.- Pensé que si tenías que fingir ser alguien más está noche, te gustaría tener un color que te represente tanto y si te sientes extraña, también hay un pañuelo de color negro en una pequeña bolsita dentro del saco.
Annie se sorprendió de lo detallada que estaba siendo Hitch y más aún cuando sin previo aviso, Mikasa dejo el traje en una de sus manos y tomo la cintura de la castaña para darle un abrazo. La rubia desde su lugar pudo notar las mejillas sonrojadas de la chica y como jugaba con el cabello de la más alta mientras le regresaban el abrazo.
-Muchas gracias, es hermoso.- Mikasa Susurro dandole una sonrisa que solo Annie pudo ver.
Ella jugo con las prendas entre sus manos por la extraña molestia en su estómago, aún observando el intercambio de palabras de ambas.
-De nada.- Hitch por fin le dijo antes de tomar las cosas de Annie y ponerlas en su pecho.- Te dejare aquí a mi asistonta para que te ayude a ponerte el traje.
-No le digas de ese modo, por favor.- En vez de intimidarse ante la mirada que le dio Mikasa. Hitch solo se encogió de hombros, dio media vuelta y se fue por el pasillo en busca de su siguiente víctima. La azabache entonces miro a la menor que jugaba con sus manos.- ¿Quieres ayudarme?
Annie se emociono un poco, en los últimos días no ha podido ver mucho a la azabache. Con su trabajo como embajadora, apenas tiene tiempo para si misma, y Mikasa casi siempre estaba con la reina, ya que parece que está le pidió que fuera su guardaespaldas. Sus horarios eran tan apretados a pesar de que ambas "vivían" en la mansión o por lo menos Mikasa vivirá en ella, hasta que ella descubra quien ha estado soplando las cosas de la reina.
Hablando de la reina. Annie hizo una pequeña mueca a recordar que estaba buscando a su "esposa"
-La reina te necesita.- Annie asintió un poco en su dirección y se volteo para irse.
Mikasa la detuvo con una pequeña sonrisa, posando su mano en su hombro con delicadeza, Annie la miro desde su hombro con curiosidad
- Solo, ten este momento conmigo, por favor. Historia entenderá que quise prepararme antes de entregarle el informé. Si no quieres lo entenderé.
-¿Por qué?
Mikasa junto las cejas.
-¿Por qué, que?
Annie movió la mano desinteresadamente.
-Ya sabes, ¿Por qué quieres pasar el tiempo conmigo?
-¿No es obvio?- Annie sintió un pequeño deja vu, ante sus palabras. Sonaba diferente viniendo de ella, aún así espero a que continuará para no sacar conclusiones apresuradas. - Te extraño, la última vez que estuvimos solas, fue hace cuatro años. Quizás no significo nada para tí, porque necesitabas a alguien para apoyarte pero...- Le dio la vuelta y se inco a su altura, mirándola a los ojos, era lo más profundo que nadie la había visto nunca, los ojos onix de Mikasa se coloreaban de diferentes tonalidades a medida que la luz natural se acercaba a ellas, dándole una iré más caótico. Ella no podía decir con claridad cuando fue que comenzó a sentirse tan cómoda alado de ella, pero lo hacía.- Cuando estoy contigo, aunque no digamos una palabra. Siento que el mundo jira en la dirección correcta.
Annie se quedó mirándola, no sabiendo como contestar a eso, y de nuevo parece que su mente está luchando con su corazón, no es una propuesta de amor ¿Amor? ¿Por qué mierda está pensando en amor? Pero podría decir que se siente de ese modo, tiene miedo de entrar en esa habitación y salir como la chica que por fin sabe que quiere, con una respuesta que puede que no le guste. le da nervios pasar más tiempo con ella, con su personalidad tenue, sus ojos lindos, el rostro más hermoso que ha visto en su vida, la inteligencia de una líder que no sabia que podía llegar a tener, con aquella sonrisa de dientes blancos que aparecía solo mostrar con ciertas personas, incluyendola a ella, jugaba con sus hoyuelos y sus labios carnosos de un color rojo cereza, era una maldita provocadora de mierda.
Y lo peor es que ella no se daba cuenta. Era tan inocente como los sentimientos de Annie revoloteando en su estómago.
-Multa.- La rubia Chasqueo la lengua, haciendo reír a la más alta.- Espero que me pidas una caja de donas, mientras hacemos esta mierda.
Mikasa se pudo de pie rápidamente acariciando su cabeza con delicadeza.
-Es un hecho. ¿Quieres que pida café también? - Mientras le preguntaba dejo que entrara a la habitación que apenas tenía una cuantas cosas, lo único que se destacaba era el uniforme completamente planchado y colgado alado del espejo.
-Dioses si, necesito mi nicotina o moriré.- Annie salto sobre la cama quedando sentada como indio, observo como Mikasa salia por la puerta y regresando unos segundos después, dejo el traje colgado junto a su uniforme y se acercó a su armario.- ¿Que buscas?
-Las vendas.- Mikasa informo aún con medio cuerpo metido en el lugar.- Compré unas nuevas hace una semana, pero a veces soy medio caótica.- Explico con concentración.
Annie dejo caer la espalda en la cama, bastante cómoda a su punto de vista y miro el techo, la lámpara estaba apagada, así que le dio oportunidad de notar las pequeña manchas del agua que se alcanzó a filtrar por el techo. Unos minutos después la azabache informo que ya las tenía, miro donde estaba ella, analizando sus gestos mientras tomaba unas cuantas cosas más.
-¿Duele?- Cuestiono con voz preocupada. La ojigris soltó un suspiro, un tanto largo.
-Como no tiendes idea.- Mikasa se sentó a los pies de la cama y le pasó las vendas.- Las use un tiempo para entrenar en el pasado, pero terminé en la enfermería a causa de que me dificultaba la respiración, si hacia demasiado ejercicio terminaba con un mareo de la mierda, y con un ardor en los pechos a causa de que se me rosaban, era horrible.
Annie tomo las vendas, sintiéndose mal con que ella tenga que pasar por algo por esto, así que hizo algo un poco estúpido. Se movió de su lugar y alcanzó la mejilla de Mikasa con sus labios, el beso fue dulce, una dulzura que no sabía que tenía y duro un poco más de un minuto, cuando se apartó las mejillas de la azabache estaban envueltas en un color rojo adorable.
-Eres muy valiente en soportar esto de nuevo.- Se aclaró la garganta cuando ella no dijo, nada, su boca estaba un poco abierta y parecía que en cualquier momento iba a sufrir un infartó.- ¿Cómo se acomoda esto?- La rubia alzo la mano para poder sacarla del shock.
Mikasa parpadeo rápidamente y se subió a la cama acomodándose entre las piernas estiradas de Annie, dándole la espalda, la pequeña rubia jugo con el envoltorio, sintiendose nerviosa. Las manos de la azabache se posaron en los bordes de su camisa de manga larga, quitandosela con delicadeza, la espalda marcada de Mikasa hizo que Annie jadeara por la sorpresa.
Maldita sea, tiene una espalda de infarto.
-Desabrochame el bra, por favor.- Annie hizo caso sin cuestionar, sus dedos acariciaron la piel caliente debajo de ellos, se sintió como pasar la palma de la mano por una cobija nueva, su piel es demasiado sueva. Vio la piel de Mikasa ponerse de gallina y supuso que tenía frío.
-¿Después?- La rubia saco el rollo del envoltorio, esperando otra indicación de la chica.
Sintió movimiento, y de repente podía ver el estómago desnudo de la azabache en su campo de visión, sus ojos se mantuvieron en la venda, jugando un poco con ella ¿Por qué esta mierda la ponía tan nerviosa? A pesar de los años, Mikasa aún conservaba esa increíble figura que en su adolescencia la hizo dudar de su sexualidad y ahora parece que esa duda la está golpeando con más fuerza.
-Mirame Ans.- Su voz sonó en un tono tierno, así que Annie no dudo en mirarla.- puede que sea incómodo lo siguiente que te pediré, pero fíjate en mis ojos y todo estará bien.- Suspiro y dejo caer sus manos que cubrian sus pechos, los ojos de Annie nunca abandonaron los suyos.- Bien...- Tomo la mano de la rubia y la puso en su costado, Annie podía sentir el puente de sus pechos en sus nudillos, sintió un escalofrío atravesar su cuerpo, sin embargo se mantuvo con cara de perro, solo respira Annie, no es la gran cosa.
Mikasa le indico metriculosamente como tenía que ser fajadas, una vez que ya había cubierto sus pezones, miro para poder hacer su trabajo de mejor modo. La azabache la intentaba distraer pensando que si temblor se debía a qué estaba un poco incómodo, rieron un par de veces, antes de llegar al final y la rubia noto las mueca de dolor de la azabache, más ella no se detuvo continúo a petición de la ojigris. En la última vuelta se acercó más a ella, ya que la venda quedo casi detrás de su espalda, metió lo que sobro por debajo de uno de los prieges y se aseguró que estaba bien puesto para evitar cualquier accidente después.
Mikasa se mordió el labio por la presión en su pecho y Annie se sintió culpable.
-Lo siento.- Ella dijo enterrando su nariz en su cuello, las manos de la mayor se dispararon en su cintura. Annie se acercó un poco más permitiendo aspirar su aroma a Lirios, maldición, amaba tanto ese olor..- Una vez que todo esto termine, vendré y te las quitaré enseguida, lo prometo.
-Si tengo que sufrir para que vengas a verme, no me molestaria.
Annie se río, su aliento golpeó la piel sensible de Mikasa y está tomo su cintura con un poco más de fuerza, el corazón de ambas estaba alborotandose en su pecho a pesar de que la azabache apenas y sentía esa área en general. Era encantado para la rubia tener de nuevo a la chica con ella, cuando la conoció pensó que sus brazos serían fríos como su mirada, pero la primera vez que la tuvo a su lado en una de las pijamadas, supo que ella no solo tenia una temperatura corporal agradable, si no que se tomaba su tiempo en sostener a las personas, lo hacía de forma firme con un dulzura que hacía que Annie se sintiera afortunada de tener este encuentro con la más alta.
Se acomodo mejor y cerro los ojos quedandose en un silenció hasta que la respuesta a la dicho anteriormente se desprendió de sus labios sin que se diera cuenta.
- Aunque te estés muriendo, no vendría a verte.
La risa de Mikasa hizo que el cabello de su nuca se pusiera de punta.
-Me alegra saber que me aprecias tanto.
Annie rodó los ojos y golpeó su espalda con la mano abierta.
-En tus sueños, asiática...
La puerta de la habitación comenzó a sonar interrumpiendo las palabras de la menor. Mikasa se alejo acariciando el cabello de Annie y está golpeó su mano con una mueca. La rubia asomó la cabeza para ver a la persona que hablaba con la más alta del otro lado, reconoció a una de las señoritas que empleaban en el castillo y saludo cuando la mujer le regaló una leve sonrisa con un pequeño sonrojo, antes de retirarse.
-Bueno, supongo que ahora que se que me odias, no te daré las donas que pedí para ti.- Mikasa se dio la vuelta con una sonrisa, mostrando la bandeja con cinco donas en la esquina, dos tazas de café y una rebanada de pastel de chocolate. Annie olvidó por completo sus modales y se acercó robándole una dona susurrando un pequeño matanga que hizo reír a la chica de ojos grises.- Un de nada, de perdiz.
-Neh, estamos amando, yo te ayude con la venda y tú me alimentas, así es como tiene que ser entre nosotras.
Mikasa se sentó a su lado con delicadeza, se había olvidando de la venda que llevaba en el pecho, porque estaba más concentrada en sumergirse ante la presencia de la menor. Le dolió un poco pero se pudo poner de nuevo la camisa que también olvidó que no tenía. Se sonrojó al darse cuenta que se paró enfrenté de la puerta casi en pelotas.
-¿A ti que te pasa?- Annie ya estaba comiendo la tercera dona cuando le Cuestiono.
-Me pare enfrente de la dama sin playera, con razón de sonrojó.
Annie se río de su desgracia, dándole un pequeño golpe en la frente divertida.
-Solo a ti te pasan cosas tan banales.
-Asi sabes que nunca te aburrirás estando conmigo.- La azabache sonrió de lado, alcanzó una ceja divertida recibiendo en cambio un resoplido de parte de la chica de ojos azules, aún enfocada en su quinto bocadillo.
Una vez que tomo un pequeño trago de su café, Annie de aclaró la garganta interrumpiendo el cómodo silenció que se había generado en ambas.
-¿Puedo pedirte un favor?- Mikasa bebió el último trago de su taza y la dejo en la bandeja de plata, se limpió los labios con una servilleta, dándose la vuelta para darle toda su atención a Annie.
-El que quieras.
Annie no pudo evitar sonreír ante su respuesta, pocas veces las personas le decían algo como eso con tanta amabilidad y decisión, era reconfortante que viniera de la chica que podía partirte el trasero si lo quisiera. Ella pensó meticulosamente en sus siguientes palabras, no quería que la azabache pensará que solo la estaba utilizando. Vio la oportunidad y la quiso tomarla
Se rasco el cuello con nerviosismo sintiéndose un poco rara por pedir un favor.
-Pienso mudarme.
-¿Así que quieres que te ayude con la mudanza?
La rubia movió ambas manos para negar.
-Nop, necesito que me ayudes a construir mi nuevo hogar.
-Con gusto, resulta que me parece divertido hacerle de albañil.- Mikasa bromeó un poco dándole un pellizco en la nariz, Annie la arrugó levemente dándole de nuevo un manotazo.- ¿A dónde te irás?
-No se.- Se estiró y alcanzó el pedazo de pastel para comérselo también, si sigue así, tendrá diabetes antes de llegar a los treinta.- Pensé en algo tranquilo y alejado, estoy hasta la coronilla de la multitud de gente. No me mal entiendas amo vivir aquí, pero me siento que me estoy estacando.
Mikasa entendia perfectamente por lo que la más baja pasaba. Una vez que ella regreso a Paradise, se sentía perdida, con dudas, tenia miedo estaba tan tristes que le costaba cuidarse de la estaciones del año, no comía, nisiquiera se molestó en conseguirse un lugar en donde vivir, se bañaba en el lago y lavaba su ropa en el mismo lugar pero nunca se aparto de Eren, todo eso por un año entero. Pero en el fondo también se sentía estancada, en el recuerdo de su ser amado, sabía que tenía que moverse, estaba consciente de que tenía que seguir adelante, solo que ella no sabía cómo, y mientras más pensaba en una forma, más fácil era sentirse peor, porque de nuevo el mundo estaba avanzando sin ella y se estaba consumiendo lentamente en la hierba debajo del árbol donde había enterado a Eren.
Y luego paso.
Fue una tarde invierno, ese día si se había tomado la molestia de conseguir algo más abrigador, gracias a los pequeños trabajos que hacía por la ciudad, ayudando a las personas que en gratitud les daban un poco de dinero, nadie sabía quién era ella, nadie se cuestionaba por la azabache de ojos grises, a pesar de que en el fondo de sus recuerdos la pudieron ver montada en el equipo tridimensional, salvando la vida de muchas personas, pero rara vez la gente se acuerdo de un salvador cuando está más agradecidos por aún seguir con vida, y más cuando era recurrente que la muerte tocará su puerta y diferentes personas fueran a evitar que las tomarán.
Así que era un fantasma y ella agradeció mucho eso.
Ese día estaba leyendo uno de los gastados libros que Armin les leí a de pequeños, encontrando maravilloso que las imágenes dibujadas se asemejan con perfección al paisaje real. Ella se encontraba leyendo el libro en voz alta, comentando una que otra cosa a Eren que quizás podía escucharla desde donde sea que estuviera. No paso mucho tiempo antes de que pasos apresurados se escucharán en el bosque detrás de ella. La azabache de había puesto de pie tan rápido que sintió su mundos girar.
El grito vino primero antes que el disparó, alguien estaba pidiendo ayuda, alguien demasiado joven por lo que podía interpretar.
Dejo el libro en el suelo y corrió buscando el ruido, otro disparo, otro grito de ayuda y después voces de hombres dispersandose por el aire. Ella se escondió debajo de un árbol para mirar mejor a su alrededor, los hombres pasaron de largo, susurrando palabrerías con enojo. Lo que provocó que hiciera una mueca, hace demasiado tiempo que no se topaba con personas, ciertamente no le sorprende que sigan siendo una mierda como tal.
Una vez que los vio alejarse, busco en el lugar a la persona que perseguían, estuvo a punto de dar media vuelta e irse cuando por el rabillo del ojo noto una cabellera rubia escondida dentro de los arbustos. Mikasa se movió despacio, curiosa porque la persona no se había movido, al llegar a su altura, noto que estaba profundamente dormida y se pregunto el cómo era posible después de tremendo susto.
-Hey.- Mikasa dejo caer la mano en la espalda de la pequeña persona y la movió un poco.- Despierta.
La niña se asusto tanto que terminó rodando fuera del arbusto, al ponerse de pie alzó uno de las maderas sueltas del lugar y miro a Mikasa con sus grandes ojos verdes, la azabache análiso su vestimenta, notando la ropa considerablemente cara y ahora llena de ramitas y lodo.
-Tranquila.- La azabache se puso derecha y metió las manos en los bolsillos de su falda larga, analizando disimuladamente su comportamiento. La niña bajo la ramita con delicadeza, entrecerrando los ojos en su dirección.- ¿Como te llamas?
-No debo decirle mi nombre a desconocidas.- Ella Susurro con voz un poco ronca por estar corriendo y gritando.
Mikasa solo se encogió de hombros, observó por última vez a la niña antes de regresar por dónde había venido, los ojos de la pequeña rubia se ampliaron por la sorpresa, no podía creer que la iban a dejar tirada en el inmenso bosque.
-¿Tú como te llamas?- La niña siguió a Mikasa a una distancia considerable, sus ojos claros viajaron por todo el amplio espacio, asegurandonse de que no la siguieron, su compañero enfrente de ella parecía no prestar atención a sus palabras.- Oye, te estoy hablando.
-Y seguro que te estoy escuchando.- La ojigris irronizo, apartando las hojas de su caminó.- Mira niña, creo que será mejor que regreses a tú casa, es muy peligroso por estos rumbos.
La pequeña rubia se puso a su lado de un salto y tomo su mano para detenerla, la ojigris se sintió algo incómoda por el contacto, no recordaba la última vez que alguien la tocó de manera tan tierna, sin embargo miro a la niña desde su altura y la pequeña dio un paso atrás por la mirada gris tan intensa que le estaba dando.
-Esas personas mataron a mí padre.
Mikasa entrecerró los ojos.
-No suenas tan afectada.- Y era verdad, a medida que Mikasa crecía notaba como las personas a su alrededor sufrían en silencio, abiertamente o fingian sufrir, sabía cuándo el asunto no era una duro para alguien por la forma en como su expresión se tornaba neutra, una niña no podía fingir tan fácilmente pero una niña que se escondía de unos bandidos y que sostuvo la mano de Mikasa, no tendría un motivo por el cual fingir.
-Mi padre era...- La niña busco las palabras correctas más no pudo saber que decir.- desconocido.
La azabache pensó que se debía quizás al poco tiempo que llevaba juntos, solo que no podía sacar conclusiones tan apresuradas, con la información a medias que le proporcionaba la niña. Soltando un suspiro se puso de rodillas, sosteniendo con ambas manos, la pequeña mano de la niña.
-Mira, lo único que puedo hacer es acompañarte a casa, eso es todo.- Acarició un poco su cabello y se apartó.- No se, porque no mencionaste eso desde un principio.
-No se porque usted no se ofreció desde un principio.- La niña debatió y Mikasa solo se encongio de hombros.- En todo caso, mi madre me dijo una vez que si me perdía en el bosque, buscará a una chica de ojos grises y cabello oscuro como la noche.
Mikasa solto un resoplido, tomando una pequeña bolsa improvisada con tela, ya que iría a la ciudad aprovecharía para buscar un poco de especies para cocinar.
Por supuesto que la azabache nunca pensó que volvería a tener contacto casi tan directo con la reina, no desde la última vez que se vieron hace ya bastante tiempo. La chica no podía recordar con claridad la última vez que vio a Historia Reiss, tampoco que fue lo que hablaron, todo eso está bastante borroso en su mente.
-Su majestad conoce a todo el mundo ¿No es así?
La niña se le quedó mirando desde su lugar, como si no pudiera creer que adivinara quien era su madre, con un dato tan ambiguo, quizás debió pensar de mejor manera antes de acercarse a la extraña que despegaba un extraño y demasiado fuerte aroma a lirios.
-Bien vámonos
Mikasa nisiquiera tomo la mano de la niña cuando comenzó a caminar de nuevo, si iba a ver a la reina para entregarle a su hija, esperaba que la visita no fuera larga.
Lastima que ella tiene un don para que todo lo que desea se cumpla de una manera muy retorcida.
Debió de haber imaginado antes, que una vez que regresará a la oficina de la reina, ella y su maldito corazón de pollo, quedarían en manos de la que una vez fue la amante no oficial de Eren. Quizás ese fue el detonante que la hizo querer avanzar, o puede que la pureza e inteligencia de la niña la hizo querer verla vivir de una manera buena y no como ella lo hizo, al final de cuenta era su tía postiza, era el único recuerdo real que tenía de su padre.
Mikasa no le podía quitar la felicidad, ni la inocencia a un niño, no cómo pasó con ella.
Tiempo después y sin que se diera cuenta, encontró otro motivó por el cual seguir adelante, solo le gustaría saber cómo actúa ante ese hecho.
-Mira...- Mikasa sostuvo las manos de Annie entre las suyas, con delicadeza, la más pequeña se quedó confundida con el agarre de la chica, ya que se había quedado tan callada después de sus palabras, que pensó que no le estaba prestando atención.- Entiendo bien como te sientes y te puedo asegurar, que no estás quedándote atrás, vivir en la conformidad del palacio no te hace menos. Tienes ojeras debajo de tus ojos, demostrando las noches en vela que has pasado por días, o semanas quizás. Te has esforzado, estoy segura que nisiquiera sabes para que ¿O si?-Annie bajo la mirada sintiéndose culpable.- Está bien, no te estoy juzgando, estuve igual que tú, ahora me sostengo de mis motivos para pelear. Busca las tuyas y estarás bien.
Annie miro directamente a Mikasa a los ojos, sus ojos azules con una pequeña capa de lagrimás.
-¿Y si no encuentro esos motivos?
Ahora que Mikasa mencionaba eso, se dió cuenta demasiado tarde que, es lo que ha estado corriendo hasta ahora, escondiéndose de encontrar a alguien o algo que la haga replantear su vida, que le ayude a entenderse, perdonarse y dejar de tener miedo, no es necesite a alguien para avanzar, pero todo necesitan un hombro en donde poder llorar y en dónde sostenerse en las buenas y en la malas.
-La vida te trae esos motivos sin darte cuenta, solo espera y comienzan un día a la vez. Los cambios no son fáciles, pero esa cabaña va a querer de chulada, lo prometo.
Mikasa intento bromear para que Annie no llorará, desde la primera vez que la vio llorar, se prometió así misma, que no haría llorar a la chica nunca y que la abrazaría cuando estuviera llorando para que no se sintiera sola. La azabache la recargo en su pecho y escucho los sollozos con una pequeña risa, eso fue suficiente para Annie, para darse cuenta; que Mikasa era mucho más que solo la esposa de la reina, ella era un sol que iluminaba sus sombras.
-Ya, basta con todo eso, me hace ver blanda y yo no soy blanda.- Annie apartó con delicadeza a la chica y salió de la cama.- Debemos apurarnos o se nos hara tarde para la "fiesta"
Mikasa reviso el reloj que tenía en la muñeca, indicando que apenas eran las 17;50 en números romanos. Haciendo una mueca encontró a Annie metiéndose al clóset por lo que parecía las demás prendas que usaría
-¿Que te pondrás?- Mikasa recibió la playera manga larga que le entrego la rubia con una pequeña sonrisa.
-Usare el traje del trabajo.- Annie miro a otro lado mientras Mikasa se quitaba la camisa y los pantalones.- Hitch comento algo, sobre yo poniéndome un vestido y me negué por completo.
-Estoy segura que con cualquier cosa te verás hermosa.- Mikasa se agachó para sacar una pequeña caja debajo de la cama, sacando su contenido con una mueca, nisiquiera noto que Annie se había sonrojado por su comentario.- Sin embargo, sería interesante verte con vestido.
-Seguro.- Annie se aclaró la garganta y volteo a verla, justo a tiempo para notar lo que tenía en las manos, y no pudo evitar reírse.- ¿Seriamente?
-Asi de mal está la cosa.- Mikasa se sonrojó fuertemente, ganando otra risa de la chica, Annie se acercó y tomo el extraño objeto entre sus manos, su estructura estaba hecha de madera, pero no tan dura, sueve como para hacerlo pasar como un pene artificial.
-Espera...- Annie se dio cuenta que la única razón, por la que Mikasa se pondría algo así, es porque de cierta forma, sabe que las mujeres mirarían en esa dirección. Así que se tapo la cara con una mano y se hecho a reír.- Esto es hilarante.
-No, no lo es. Es muy incómodo.- Se lo quito de la mano, para ir al baño y acomodarselo.- Se siente como tener un pepino en tú intimidad, simplemente es raro.
Annie se acercó a la puerta para escucharla mejor, del otro lado se escuchaba el agua correr del lavabo junto a unos cuantos movimientos bruscos.
-¿Alguna vez te lo han tocado?- Ella tenía que preguntar.
La respuesta de Mikasa salio casi en un Susurro lo que hizo sonreir de lado a Annie.
-Me lo imaginé, tiene sentido que seas prevenida.
Dio un paso atrás cuando la puerta se abrió, dejando ver a una incómoda Mikasa, con las manos bajas, para evitar que la chica la viera. Annie alzó una ceja y se cruzó de brazos, adorando los incovenientes de la mayor, era genial tener este tipo de cosas después de una vida tan complicada. La calma después de la tormenta.
-Me molesta que el rey pueda tener amantes, hay algunas mujeres que simplemente me ven como un trozo de carne. No me gusta esa parte de ser Alexander.- Mikasa saco el traje de su bolsa de plástico, escuchando de fondo a Annie moverse.
-Me imagino que también tiene que ver con que no te gusten las mujeres.- Annie miro como Mikasa se subía lentamente los pantalones, antes de acercarse a la puerta que fue tocada, la respuesta de Mikasa no llego más sin embargo la conversión cambio, en el momento que vio los enormes ojos de Ymir debajo de su flequillo rubio. Reiner estaba detrás de ella con una pequeña sonrisa.- Hola a ambos.
La niña beso su mejilla y entró sin permiso alguno, Reiner en cambio espero afuera, de fondo ambos escucharon como Mikasa Saludaba a la niña y está le contaba cosas que había hecho con su tío Reiner.
-¿La sacaste a dar una vuelta en caballo?- Annie alzó una ceja y se recargo en el marco de la puerta mirando a su amigo.
-Ella necesita de la naturaleza.- Reiner se sobó el cuello con nerviosismo.- De todas formas, la niña es un sol, me recuerda a cuando Gabi era más joven, la pureza de una inocente.
Annie le dio la razón con un pequeño suspiro.
-¿Invitarás a la reina a un baile está noche?
Reiner pensó meticulosamente en sus palabras, con Mikasa quizás escuchando de fondo, no le dio mucha confianza.
-No estoy seguro.- Dijo por fin, antes de ser cortado por el pequeño chiflado que la niña dio a sus espaldas.
Ambos miraron en la dirección donde ellas estaban y abrieron los ojos con sorpresa.
-Adoro cuando haces tu rol de Alexander.- Ymir se río, pasándole la gabardina de color negro.- Las chicas del reino se ponen un poco, extrañas y es divertido ver eso.
-No me ayudas Mir.- La niña le enseñó la lengua, divirtiéndose con abrocharle los botones, mientras tarareaba una antigua canción que Mikasa le había enseñado.- Ahora bien, Annie ¿Por qué no vas a arreglarte?
Annie alzó las cejas sorprendida, en serio ¿Que edad tenía esta niña? Miro a Mikasa que le regaló una sonrisa burlona.
-¿Me estás corriendo?
La niña sonrió ampliamente.
-A los dos...- Cubrió a Mikasa con su pequeño cuerpo mientras hacia, quien sabe que.- Te estoy haciendo un favor.
Annie miro a Reiner que parecía divertido, se encogió de hombros y dio un paso atrás.
-Nos vemos en la noche.- El dijo alzando la manos, la niña le mando un beso y miro a Annie.
Esta se cruzó de brazos pero siguió al chico más alto, despidiéndose solo de Mikasa apenas pudo verla por la forma en como Ymir la tenía sostenida.
Si no fuera porque las mujeres no pueden tener hijos entre ellas, Annie pensaría que la niña no era de Eren, si no de Ymir.
...
Las noches en el reino parecían brillar más que cualquier cosa, no importaba si estaba inmensa en una calma momentánea o están envuelta en una fiesta, parece de todas formas que tiene su esplendor propio. El castillo de la familia Reiss estaba en su punto máximo, casi todos los habitantes de Paradise vestía sus prendas más elegantes que tenían y tomaban una que otra copa de vino mientras esperan, la mayoría de ellos apenas y podían recordar la última vez que se hizo una fiesta.
Pero más que una fiesta, era la prueba contundente de que no importa si tienes dinero o no, serás parte de algo tan grande, solo por ser una persona.
Sin embargo aunque el ambiente era tan hogareño a pesar de lo despampanante que era, a Annie aún así le dio miedo bajar por las escaleras del palacio. Sabía que Pieck y Hitch tarde o temprano la harían bajar, a empujes si es necesario, no obstante mientras ellas aparecen se puede quedar en una orilla solo viendo hacía abajo ¿Por qué se dejó convencer para usar vestido?, Se sentía super apretada con la prenda en su cuerpo, una de un color tan azul que se asemejaba más al tono de los ojos de Armin que el de ella misma y es odioso, no es como si quisiera tener un vestido que inconcientemente la empareje con el chico. Estaba siendo muy dramático y ella lo sabía.
¡No es su culpa! A sus veintiséis años, jamás se le pasó por la cabeza que estaría en esta situación, veía tan lejano eso, como la ocasión en la que tuvo que buscar a Carly Stratmann, la dama usaba una vestimenta tan común que a su vista se puede medir como elegante porque nisiquiera estaba acostumbrada a ella y eso que Hitch tiende a vestirse en sus días libres como si fuera a una escapada de media noche.
Pero no Annie, ella aún usa su uniforme militar y su traje que ahora con el calor usa la camisa de manga cortas y el chaleco, claro junto a los pantalones. Esta noche no tiene ese privilegio, solo porque ambas chicas hicieron cara de perro regañado y jugaron con su bisexual Panic como si fuera una muñeca de trapo, ¡Malditas!
Suspirando paso las manos por el vestido para limpiarse la pequeña capa de sudor que se le había puesto en la palma de las manos, contó hasta cinco para dar el siguiente paso, antes de siquiera tocar el primer escalón una voz gruesa sonó a su lado, reconocería esa voz en donde fuera.
-A Berthold le hubiera gustado verte de este modo, vestida así.- Reiner se acercó a su lado, pasando un brazo por sus hombros desnudos, Annie se recargo en su cuerpo haciendo una pequeña mueca de nostalgia ante sus palabras. Ambos comenzaron a bajar por las escaleras pausadamente.- Lo extraño, pase demasiado tiempo con el chico como para no hacerlo.
Annie arrugó la nariz.
-También yo, en ocasiones puedo escucharlo intentando calmarme cuando algo del trabajo me pone de los nervios, similar a cuándo se metía en nuestras estúpidas peleas...-Miro a Reiner con un suspiro y el más alto bajo el mentón para prestarle atención.- Perdimos a mucha gente, Re, personas que no esperaba que me agradaría, como Berth, otras que solo conocía por las palabras de otros pero en definitiva eran uno buenos tipos. Marco es un claro ejemplo de ello. Que estemos parados aquí, en esta fiesta tan grande, es gracias a esos muertos. Solo no dejo de pensar que si hubiéramos hecho las cosas de otra manera, no había necesidad de recordarlos porque estaríamos con ellos.
Reiner le dio una pequeña sonrisa.
-Todo pasa por algo, estar en Mayler me enseñó que había más que solo el lugar en donde vivíamos, pasar el tiempo en Paradise, me demostró; la lucha que uno lidia, solo para vivir la vida que ellos desean, Eren tenía razón. Nunca fuimos tan diferentes, solo hicimos las cosas mal, y ambos bandos terminaron perdiendo a gente importante, pero nos dieron personas con las que valen la pena estar...- El señaló con la mirada en dirección a un pequeño grupo de amigos, no había deparado en la presentación de Mikasa, pero aunque le estaba viendo la espalda, sabía que era ella por el traje. Jean, Connie, Levi, Pieck, Hitch, Gabi, Falco, Armin, Historia y la pequeña Ymir estaban reunidos en una esquinas, conversando entre ellos. Annie noto gratamente que había dos espacio vacíos alado de Mikasa.- Sin importa lo que hicimos, esas personas nos aceptaron. Debemos aprender a vivir con nuestros pecados, que todo el mundo carga con unos cuantos.
Annie se llevó la mano al cabello, haciéndolo hacia atrás, se puso se puntitas y beso el cachete de Reiner.
-Gracias, por intentar cuidarme, ser mi compañero y mí amigo. Aunque aún te quiero golpear por dejarme en ese cristal por tanto tiempo.- Lo arrastró a paso lento para acercarse a la bolita continuando con sus palabras.- No se cuándo te volviste tan sabio, pero tus palabras me hacen sentir un poco mejor.
El rubio se río suavemente a su lado, apretando su agarre un poco más fuerte con cariño.
-Denada pulga.
-Oh, eres un maldito.
Entrar al pequeño espacio, no les fue tan difícil, una vez que los demás los vieron acercarse se alejaron un poco más para permitir incluirlos. Le pareció gracioso que el primero en notar el vestido fue Connie, que se río de la misma manera que se río ese día cuando la vio comiendo un pedazo de tarta, lo que la hizo sonrojarse y mirar a otro lado, Armin como siempre la defendió, sin embargo no paso por alto que Mikasa le Susurro algo a Jean que estaba a su lado, y segundos después el chico le dio un golpe en la cabeza a Connie que hizo reír a sus compañeros.
-En mi defensa...-Connie suspiro entre risas y dolor.- No todos los días, se ve algo como esto.
-No todos los días, se te ve cabello en la calva y yo no me ando burlando.
Los demás se rieron.
-Uu, acaba de quemarte.-Jean se burlo, agarrando la oreja de Connie para jalarla.- No le hagas caso, te ves hermosa.
Annie lo miro tan rápido que su cuello trono, la mano de Mikasa se disparó sin darse cuenta a es área dandole un masaje.
-Es verdad.- Armin continúo mirando curioso el acto de su amiga.- No dudo que está noche alguien te invita a pasar un agradable momento.
-No gracias, no estoy desesperada.-Annie rodó los ojos.- Gracias por el cumplido Jean, tu si eres un caballero.
-¿No se supone que está es una fiesta?- Connie ignoro las palabras de Annie y Cuestiono alegre.- Vamos a ponernos un poco locos.
-No aguantas las bebidas.- Jean lo jaloneo para evitar que se fuera, aún así Connie se quitó de su agarre y se fue disparado a la mesa de los postres y aperativos.
Los demás se quedaron parados con caras raras.
-Oh, bien.- Historia se aclaro la garganta y se acercó a Mikasa, los ojos de la chica aún estaban en las estupideces de los dos.- ¿Vamos a bailar?
Mikasa parpadeo rápidamente, y la miro con ojos curiosos.
-¿Yo?
Historia soltó una pequeña risa, sus ojos se pusieron brillosos, era divertido poner nerviosa a su amiga, aunque desde el rabillo del ojo podía notar como Annie se encontraba incómoda.
-Ya sabes, el rey y la reina tienen que hacer el primer baile.
-Claro.- La azabache suspiro lentamente, sus ojos grises viajaron del cuerpos pequeño de Annie a Armin, en unos segundos.
Historia sonrió de costado, bingo.
Annie hizo una mueca una vez que la mano de Mikasa tocó la de Historia, las dos caminando con elegancia a la pista de baile. Los presentes aplaudieron con euforia al ver a su reyes en la pista de baile. La luz iluminó sus figuras de diferente tamaño que dieron un matiz más diplomático al asunto, dando incapié a suspiros colectivos de las damas presentes. Desde que ellas dos se "juntaron" han maquinado perfectamente una farsa sobre las relaciones Amorosas, muestran al público la forma en como tratarían a sus verdaderas parejas, más detrás de la puertas no pueden estar más alejadas de eso. Mientras que bailan y fingen que se aman, los presentes chismosos aceptarán al rey, aunque este sea una chica y todo el mundo en algún punto la vio pasearse con su equipo tridimensional.
Sin embargo, era momento de que el público enloqueciera.
Historia sonrió un poco a Mikasa, que la tomaba con cariño de la cintura, la música lenta pasando a su alrededor.
—Así que...— La reina empezó en medio de una vuelta que Mikasa le dió. La azabache arrugó la nariz con duda y espero pacientemente a que continuara.— ¿Podemos hablar de la forma en como tratas a Annie?
Mikasa parpadeó, observando de reojo a la chica con el vestido azul que combinaba con sus ojos, los mismos que miraban a Armin en una conversación unilateral.
—¿Estoy tratandola mal?— Mikasa nunca fue buena para ser conciente de las cosas, claramente nisiquiera de sus propios sentimientos. Historia soltó una pequeña risa y se recargo en el pecho de la más alta.
—Creo más bien, que eres sueve con ella.
—Contigo también.
—No es lo mismo.— Historia paso sus dedos por la espalda de la más alta y está se relajo considerablemente.— Puedo verlo, todo el mundo lo nota. Solo que ustedes parecen estar en otro universo.
Mikasa recargo la barbilla en su cabeza y miro de nuevo a Annie. Parecía tan tranquila bebiendo un poco de champagne, sus labios rojos jugando con la copa. Parecian brillar cada vez que pasaba la lengua por la superficie. La azabache se cuestióno que tan suaves eran los brillantes labios de la chica menor, que tan bien sabían debajo de los suyos. Su corazón comenzó a latir con más violencia, una reacción que la reina noto enseguida. Los ojos grises no se apartaron de la belleza de vestido azul, mucho menos de la magnífica manera en como su cuerpo jugaba con los pliegues de la tela, como su piel se dibujaba con sombras por las luces, su cabello amarillo caía en cascada suelto sobre sus hombros, y ella mostraba una que otra sonrisa a la persona que la acompañaba. Tan avergonzada de su aparecía, que de vez en cuando se le vea jalar la tela que se pegaba a sus curvas.
Mikasa trago saliva y cerró los ojos con fuerza.
¿Que estaba pasando?
¿Por qué su cuerpo, quería estar tan cerca de la chica que estaba a una distancia considerable?
¿Por qué la vio de ese modo?
Suspiro lentamente y soltó el agarre de entre los brazos de Historia, la reina la miro curiosa.
—Me estoy ahogando.— Hablo lentamente, quitando un poco el amare de su corbata. Sus ojos sin despegarse de la chica. Annie lo noto, los azules más brillantes que alguna vez vio en su vida, aumentaron en confusión.— ¿Que esta pasando?
Historia la tomo de entre sus manos para que no se apartará y la hizo mirarla. No sé sentía del mismo modo que cuando observaba los azules de la chica que jugaba en su mente.
Desde que la dejo caer.
—Lamento lo que haré.
Mikasa parpadeó sin entenderle.
Así que nadie se espero, cuando Historia Reiss beso a Mikasa Ackerman, con delicadeza solo fue un roce que tento el terreno. La chica de ojos grises los abrió con sorpresa mirando por encima de la frente de Historia, el público a su alrededor sonrió, aplaudió y festejo a la hermosa pareja.
Menos una chica.
Annie abrió la boca con sorpresa al ver que Mikasa cerraba lentamente los ojos, su sangre bombeo con más fuerza en sus venas y apretó la mandíbula, sentía un extraño calor en la boca del estómago, sus ojos no se apartaron de la forma torpe en la cual las chicas compartieron el beso, como parecía una pasión casi infame. Sintió que estaban tomando algo que a ella le pertenencia.
Se estaba ahogando.
Cerró los ojos con fuerza y se llevó las manos a la cara, las lágrimas se derramaron por sus hermosos ojos sin darse cuenta. Ella no tenía ni puta idea de lo que estaba pasando.
De lo que estaba sintiendo.
Mikasa se apartó lentamente de Historia que le regaló una sonrisa extraña. Se movió lejos de ella y paso una mano por su pelo, los mechones negros se dispersaron un poco en su chongo de media coleta. Se movió sin pensarlo, dejando a la reina en la pista, a los invitados siguiendo sus pasos.
Ella no sabía lo que estaba haciendo, porque sus pasos torpes seguían a la joven que salió corriendo del lugar, no estaba conciente de las conciencias que eso traería después.
Pero Mikasa la siguió entre los pasillos menos iluminados del castillo, escuchando de fondo a la reina bromear sobre un problema de hombres a los invitados, causando risas que cada vez se alejaban de ella, de sus movimientos torpes a medida que se acercaba a la joven de deslumbrante belleza.
—Annie, Cae.— Fueron las primera palabras que salieron de la chica, una vez que llegó a su lado. El viento golpeo el cabello de ambas, sin embargo el silencio los acompaño con delicadeza.— Esas fueron las palabras que me mencionaste, aquella vez. Que se grabó en mi mente una y otra vez. Y lo pensé muchas veces mientras estaba encerrada en el cristal. ¿Por qué esas palabras? ¿Por qué no algo como, "muere"? O vete al infierno. ¿Por qué específicamente esas palabras? ¿Fue lo más original que su mente marginada se le pudo ocurrir?— Hizo una pausa amarga. Mikasa no estaba muy segura a dónde quería llegar con eso, con algo que pasó hace ocho años.— Ahora no puedo evitar pensar que sin ti, yo no estaría viva.
—¿Que?
—La mierda que escuchas.— Dejo caer la palma de sus manos sobre el barandal. La luna danzaba encima de ellas, iluminando sus rostros, con los tenues colores en azul y negro, jugando perfectamente con el color en las iris de Mikasa y Annie, eclipsando ese momento entre las estrellas que las acompañaban sobre ellas.
Dos amantes que nisiquiera sabían que lo eran.
—Hubiera terminando como Ymir, y la siguiente persona que heredaría a la titán hembra, se convertiría en la esclava de mis sentimientos, de mis pensamientos, de la fuerza de voluntad con la que luchaba todos los días.
—¿De que está hablando?
—Ni siquiera me había dado cuenta en ese momento. No hasta que tus putos labios tocaron los de la reina.—Annie la miro con tanta fiereza, apretando los puños dejándolos a su costado, a medida que su enojo aumentaba, se acercaba a la chica. Mikasa se encontraba tan fuera de si, que movió torpemente las piernas hacia atrás, regresando dentro del castillo, encontrando con un espacio entre la pared y la chica más baja, que golpeó su estómago con la palma abierta, dejando que su tacto quemara lentamente sus prenda, su piel. Estaba llenando su estómago de mariposas con ese gesto, justo igual a cuando estaban en su habitación improvisada, hace unas horas atrás. Su piel se alzo en gallina y trago saliva lentamente, estaba nerviosa, se sentía fuera de lugar.— Me haces querer odiarte, llorar, tocar cada parte de ti.— A media que decía esas palabras se acercaba más a la morena, su respiración se mezclo con la nerviosa de Mikasa, notando los labios un poco hinchados por el beso anterior. Un beso que desde que se recontraron de nuevo, debió de haberle dado. Solo que ella estaba siendo tan ciega. Tan malditamente terca. Y ahora, esos labios carnosos habían Sido tocados por alguien más y ella no podía soportar eso.— Me haces querer gritar, quemarlo todo. Conocer cada parte de ti.
La azabache la tomo de la cintura con delicadeza, dejándose llevar por su cercanía. Annie hundió su nariz en su cuello, dejando soltar un suspiro torpe ante el aroma a lirios que malditamente tanto ama.
Como un sentimiento tan familiar, porque es el mismo aroma que vino a ella, una vez que supo lo perdida que se podía sentir.
Mikasa la había dejado caer ese día, también le había salvado la vida.
Ahora le estaba dando un motivo para existir, le Otorgaba algo de lo cual no estaba muy segura que merecía.
Y sin embargo la luna fue testigo del momento en dónde dos enemigas, lentamente se convirtieron en amantes. En dónde sus labios chocaron, liberando todos los sentimientos acomulados por años.
Ninguna de las dos supo quién fue la que inicio el beso, Solo sabían que los labios de la otra, eran esquisitos, que encajaban tan bien entre si, se sentía como tocar el cielo y un poco el infiernos, en una lucha que ningúna de las dos quería perder, imparable como eran sus personalidades.
En medio de ese beso pasional, las manos se Mikasa pidieron permiso para pasar por la piel expuesta del vestido que lleva puesto Annie, sus dedos pasaron por la fina piel, que se sentía tan suave debajo de sus dedos callosos.
Annie jadeo en medio del beso, lo que le permitió pasar su lengua lentamente junto a la de ella, el beso se intensificó, creando mariposas en sus estómagos, jugando con el bello en su piel, devorando sus sentidos, haciendo temblar sus piernas.
Deteniendo el paso del tiempo, de la vida, de los suspiro. Deteniendo el presenté, presentando el futuro en casa caricia, en un beso que podía durar eternamente si se pudiera.
Ya ni existía solo Mikasa y Annie, ahora eran mar y tierras, negro y blanco, azul y rojo, paraíso e infinito, muerte y vida. Epifanía e epílogo.
Ahora eran una conjugación a cualquier palabra que se podía describir en su pasión que las dejaba sin aliento.
Que las hizo separarse lentamente, aún con los ojos cerrados sin poder creer que por fin se permitieron dar ese paso.
—Me haces querer amarte, por encima de las mentiras, de lo profundo y de nuestros miedos.— Mikasa recargo su frente en su hombro y la abrazo con fuerza.— Te amare hasta que mi corazón deje de latir, y si se puede después de eso.
Y sí, Annie pudo haber hecho muchas cosas, pudo esconder debajo de demasiadas capas. Pero todo lo que pasó, todo lo que provocó en un principio la llevo a estar con ella. La chica que la salvó sin darse cuenta, la que salvó al mundo sin pedir nada a cambio.
La que le dió un apellido a la niña de la reina.
Y la única mujer que le hizo no quererte esconderse debajo de la corriente; perdonandola, por todo lo que ha hecho, permitiendo que recuerdo que solo los que viven en el agua, no soy más que aquellos que intenta huir de algo, de alguien.
El mundo, ahora tiene sentido. Después de tantos años; viviendo en el agua. Siendo un monstruo. Ahora sí tuviera que repetir todo de nuevo, lo haría sin dudarlo. Todo con tal de estar en brazos de Mikasa. La niña que abia que la cuidaría hasta los confines de la tierra.
Para mantener nuestras cabezas por encima de lo profundo y nuestros corazones por encima de la mentira; por encima de la mentira.
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