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Caníbales (Parte uno).

N.A. Hola gente, ya volví, y no me sorprendería si me voy por otro año. ¿Como estan? Espero que bien. Sere breve. Escribi esto hace unos cuantos meses, y aun no lo termino, pero decidí mostrar en lo que estuve trabajando y también compartir parte de un sueño que tuve hace mucho tiempo que intente mostar aquí. Saque nucha inspiración de Evil Dead, ya que soy fielmente fanatica de esa distopia. Hay crossovers porque son mis One Shot's y si quiero escribir a mis personajes favoritos conocer a mis Mikannie puedo hacerlo.

En fin espero que lo disfruten y debo agregar que todo este one shot, es un tanto oscuro. Si son sensibles a temas como violaciones, sangre, matanzas, etc. No lo lean. Porque esta primera parte es tranquila a comparción de lo que viene despúes.

Gracias por pasarse y Feliz casi navidad.

Y si escribire algo navideño.

(...)

Jueves nueve de noviembre del 2023.

Su vista se puso borrosa, sintió el mareo mucho antes de tocar el suelo, Las piernas le fallaban, el brazo le dolía y una parte de ella intentaba detener las arcadas que los malestares en su cuerpo le provocaron.

Podía oler el humo que irradiaba el pequeño poblado, de fondo la gente se quejaba, agonizaba y buscaba una forma de escapar de los dientes que con tanto anhelo querían cavar en su piel. Ella se hizo para atrás, percatandose de la sangre en su cabeza, el cuerpo entumecido ante el impactó de la caída y aunque intentaba parpadear para despejar su vista nublada, todo se sentía en cámara lenta, su respiración quedando en su garganta a medida que intentaba alejarse de aquellos caníbales que se acercaban maldiciendo y burlándose, sangre en sus dientes, sadismo en la punta de su lengua.

Ella escuchó su nombre en los labios de alguien lejano, una voz que podía considerarse tanto molesta como encantadora. Ya no tenía fuerzas para levantarse, tampoco el suficiente aire para que llegara a sus pulmones, se estaba desangrando y estaba comenzando a perder la conciencia. Si ella pudiera desear una cosa, sería, jamás haber cruzado la línea.

Y quizás nada de esto, estuviera pasando.

(...)

24 horas antes.

—¿Por qué tengo un mal presentimiento sobre esto?

Unos suaves ojos la voltearon a ver con reproche, su brillo verde envolvió la capa fría de la mujer más pequeña, a grado de que está se sintió intimidada por la mayor, cosa que para alguien como ella era un acto casi imposible.

—Eres muy negativa.— La chica de brillante cabellera rojiza, pasó un brazo sobre sus hombros, dándole un abrazo que casi truena los mismos.—A parte solo estamos vigilando, Catra sabe lo que hace. Dudo por un segundo que planee regresar a la cárcel.

—Aja...— La pequeña rubia resoplo. — Pero ella va con Luz ¿Lo olvidas? Esa niña no puede dejar sus manos quietas ni un segundo, es demasiado curiosa para su propio bien.

La más alta, hizo una pequeña mueca dándole la razón.

—Estarán bien, solo dale unos minutos más, saldrán sanas y a salvo. — señaló su reloj en su muñeca y mostró una sonrisa de lado. — Aun así, no te preocupes Annie, apagué las cámaras antes de que mí turno finalizara.

Annie alzó una ceja ante la declaración.

—Vuelvo a cuestionar, ¿Que estamos haciendo aquí?

La pelirroja soltó una pequeña risa.

—Solo una pequeña broma a nuestros amigos. — Señaló la estación de policía que ahora se encontraba completamente vacía.— Espero que se retuercen en polvo pica-pica.

—¿Qué pasó Star?

La chica con el nombre extraño suspiro pesadamente y se recargo en la pared detrás de ellas.

—Lo mismo de siempre, se pusieron pesados. Parece que no soportan que sea mejor Policía que ellos...— Alzó un dedo al aire. — No ayuda que sea la novia del sheriff. Ya saben lo que dicen, calzón flojo, beneficios propios.

—Eso es tan estúpido. Pero pudieron haberme dicho, ayudaría a hacer algo más elaborado que solo ponerles pica-pica.

Starfire mostró una sonrisa alucinante ante la idea.

—Lo se, pero Catra quería hacerlo, por razones que aún no comprendo...— Bajo un poco su tono de voz y se acercó a la más chica.— Creo que uno de mis compañeros tiene algo que ella valora mucho. No sé cuándo se lo quito, pero lo quiere de regresó.

—Solo estoy esperando las alarmas, para decirles; Se los dije.

Annie fue contundente con su declaración para cerrar el tema. Ambas chicas se cruzaron de brazos esperando cualquier cosa, algún movimiento.

El departamento de policía no era un lugar tan grande, el pueblo en sí no lo era, así que se podía ver desde su distancia las sombras de sus amigas que se paseaban cómodamente por el lugar, solo les faltaba haber traído las tiendas de campaña y dormir en medio de los escritorios, eso sí que dejaría a los policías como unos imbéciles.

La rubia se quitó el cabello de la cara y observó la hora en su reloj, la doce de la noche, el tiempo perfecto para estar en cama, dormida y soñando con una vida mucho mejor de la que tenía. Miro de reojo a su amiga pelirroja y se preguntó qué estaba pasando por su mente, la niña en ningún momento quitó los ojos de enfrente y a sabiendas de su buen oído, sería casi imposible que las tomarán con la guardia baja, aún así, Starfire se tomaba muy personal lo de cuidar a sus amigas, eso era parte del encanto de la chica más alta. No por ello era considerada como una princesa aunque solo sea una broma recurrente entre ellas.

Unos minutos después, que parecieron horas, por fin de entre las puertas principales dos sombras se acercaron a paso lento , una de ellas jugaba con un libro entre sus manos, mientras la otra se acomodaba un pequeño colgante en el cuello, conversaban sobre lo que podría estar escrito dentro de las páginas de aquel libro de tapa dura y un calor café caca, la más pequeña le enseñó algo a la chica alta y está lo tomo entrecerrando los ojos.

—¿De dónde sacaron el libro?— Starfire cuestionó una vez que llegaron a su lado, Annie metió las manos en los bolsillos y se adelantó al grupo, quería llegar rápido a su casa, tomar un poco de leche caliente y dormir las pocas horas que quedaban de la noche. A pesar de su gesto indiferente aún prestaba atención a la conversación que tenían las tres, a sus espaldas.

—Luz lo tomó de una caja de objetos perdidos.— Catra se encogió de hombros y señaló a la niña más pequeña.— Básicamente se enamoró de ese libro viejo que huele a muerto.

Starfire le dio la razón con esto último, se giró a Luz que acariciaba la tapa con curiosidad.

—¿Puedo verlo?— Le dio una pequeña sonrisa que hizo sonreír a la chica de cabello corto.

—Catra pensaba que era muy tétrico.— Luz hizo un puchero.— Pero es genial, su textura se siente diferente a la de cualquier otro libro que he tocado.— Se lo entregó, mientras comentaba más cosas. — Tiene en la parte de abajo el nombre de quién lo escribió, creo que es un grabado con mateador.

Starfire lo reviso en silencio, los colores de su tapa no eran precisamente colores que se puedan conseguir con facilidad (y eso que ella sabe de eso) estaba cosido a mano, las puntadas se notaban desde la distancia y estaba tan gastado que algunas ya no se encontraban o no sostenían nada y aún así, lo que lo envolvía se conservaba intacto en el libro. A la chica no le dio buena espina, sintió escalofríos al momento de intentar abrirlo, cosa que no pasó, las hojas estaban tan pegadas una contra la otra. Causando un gruñido de confusión de la mujer.

—Ya lo intentamos.— Catra sacó un cigarrillo de su chamarra de cuero y lo prendió alumbrado un poco su rostro, lo suficiente para verse las pequeñas pecas en el puente de la nariz. Disparó el humo y continuó con la explicación.— Pero esa cosa está muy vieja.

—Ahora tenemos que aguantar la curiosidad de Luz, hasta que sepa cómo se abre.— Annie le robo el cigarrillo a Catra y le dio una calada, está le lanzó una mirada, dejando caer su brazo en sus hombros.— ¿No pudiste detenerla?

Catra sonrió dejando ver sus dientes de vampiro.

—Se que ella te hará sufrir a ti, no a mí. Es tu culpa por tratarla como una hija.

Annie ni siquiera tenían intenciones de ser de esa manera con la chica, pero Luz es la más joven de las cuatro y como su deber de camarada, tenía que asegurarse de que no cometa estupideces o haga algo que tente con su salud mental y física o la de alguien más. La rubia se agarró el puente de la nariz mientras Catra se reía de ella.

—Eres una idiota.— Golpeó su codo en su estómago levemente y está se rió más fuerte. Los ojos azules de Annie se fueron a Starfire que mantenía su vista en el libro, Luz la guiaba para evitar que se lastimara.— ¿Encontraste algo?

La pelirroja negó.

—Es extraño, si te soy sincera.— Suspiro y le regreso el instrumento a la joven, que lo abrazó a su pecho. — No quiero asustar a nadie, pero creo que está forrado de piel humana.

Las cuatro se detuvieron a mitad de la calle.

—¿Qué?— Catra le cuestionó.— Sabía que algo andaba mal con esa cosa.

—Creo que sería mejor que lo quemaramos.— Opinó Annie, y miró a Luz que escondió el libro detrás de su espalda. -- ¿Sabes que no es normal eso, verdad?

—Es creativo. — Luz se encogió de hombros.

—Es enfermo. — Annie casi le grita, su tono salió entre enojado y preocupado. — Puede haber muchas cosas dentro del libro, pero estoy segura que ninguna es buena.

Annie le quito el libro de las manos y lo observó, la tapa se sintió áspera entre sus manos, al grado de que la incomodidad se disperso por su cuerpo. Luz le protesto pero está no le prestó atención, leyó el hombre del propietario en su mente, una y otra vez en un mantra, sonaba tan mal a medida que se acercaba a las últimas silabas. Sin embargo ya no podía detener el pensamiento del nombre, como si algo se apoderada de ella para que continuará pensando y entonces ella lo dejó caer, la sangre en su nariz comenzó a fruir con fuerza, parte de ella cayendo ante sus pies, unas gotas manchando el centro del libro.

Todo se detuvo en movimientos bruscos, en donde Luz agarró el libro y se acercó a su amiga, Catra que estaba más cerca la sostuvo y Starfire sacó una gasa que siempre traía en la bolsa a causa de lo torpe que puede llegar a ser Luz.

—¿Que mierda?— Catra le susurró a su amiga, Annie enfocó los ojos en la castaña.— ¿Cómo te sientes?

—¿Dónde está el libro?

Starfire entró en su campo de visión.

—Luz lo tiene, pero tienes que calmarte, casi te desmayas amiga. ¿Que paso?

—Ella... Tienen que quitarle el libro.— Annie cerró los ojos, sintiendo la cabeza girar. El pánico se apoderó de su cuerpo. --- Me obligó a repetir el nombre del propietario una y otra vez.

—¿El libro?— Catra sonó escéptica.— Eso es estúpido todas leímos el nombre y no, nos pasó nada. ¿Te volviste a drogar?

Annie se cabreó por el comentario.

—Deja de ser gilipollas. -- Gruñó por lo bajo y miró a su amiga pelirroja. -- Juro que digo la verdad, esa cosa me obligó...

Starfire se puso de pie de golpe, sorprendiendo a sus amigas, su rostro se puso tenso en un estado de dolor y sus ojos verdes cambiaron a unos blancos, perdiendo la iris y la córnea por completo. Ella sintió que algo atravesó su pecho, sus ojos se pudieron Blancos y su respiración se atascó en su garganta, murmuró unas cuantas cosas que intercalaban entre su idioma natal y latín antíguo, las demás la observan con una expresión muy similar a la confusión y el miedo. Annie y Catra miraron a Luz, que tenía sus manos sobre el libro abierto, intentando cerrarlo con fuerza, este no cedía y a la distancia se notaba la desesperación inundando sus suaves rasgos, a medida que Starfire se ponía peor, el libro más denso parecía.

Annie se puso de pie y tomó a la ojiverde entre sus brazos, abrazando su cintura con fuerza, intentando detener lo que sea que esté pasando. Catra le quitó el libro a Luz de las manos y lo estrelló contra el suelo, este no se cerró, pero se ablandó un poco, unas extrañas manchas rojas salpicaron el lugar, cuando Catra lo intentó de nuevo.

Starfire jadeo por encima de la cabeza de Annie y está la miró con curiosidad, sus ojos regresaron a la normalidad pero algo no parecía estar en orden.

—¿Star?— Su voz sonó asustada, cuando la chica bajó las manos y envolvió sus hombros.— Escúchame...— A medida que Starfire apretaba su agarre, sobre ella, Annie la miró fijamente a los ojos, La pelirroja sonrió de una forma macabra, ella no quería lastimarla de ese modo, ella quería algo más, algo más profundo que en sus ojos se reflejó.— Tienes que luchar, por favor, no dejes que lo que sea que lo esté dentro de ti, se apodere por completo.

—Es divertido...— Su voz no sonó como ella, en ningún sentido, pero Starfire era la que estaba hablando.— Suplicando por algo que no pasará, te ves un poco linda, intentando detenerme... —Se acercó a su rostro y pasó la lengua por su mejilla derecha. -- Te diré una cosa...— Suspiro en su oído y Annie se quejó a causa de la incomodidad. -- Sé que sabrás deliciosa.

Annie entendió casi enseguida a lo que se refería, así que sin pensarlo estrelló su cabeza en la cabeza de su amiga. Esta ni siquiera se quejó pero aflojó el agarre que tenía sobre ella, Annie alzó su rodilla y golpeó el estómago de la joven permitiéndole escapar de su agarre cuando por fin se movió con un dolor punzante en la zona. Sus ojos ahora blancos miraron a la más pequeña, se enderezo e intentó alcanzarla, en ese momento Annie dio un paso atrás, lista para golpearla, si era necesario.

Sin embargo antes de que supiera que estaba pasando, se escucho un golpe en seco y sus ojos se dirigieron al lugar, Catra y Luz lograron cerrar el libro, pero tenían manchas en toda la cara y sus ojos estaban rojos a causa de la maldición. La rubia se acercó a su amiga que se había caído de rodillas con algo de fuerza, los ojos verdes de la niña la miraron con miedo y vómito en los zapatos azules de Annie dejando la calle manchada y parte de los pantalones de la rubia.

Annie ignoró el asco y se arrodilló a su altura.

—Es...— Star apenas pudo encontrar las palabras. — Ese hijo de puta.

Annie, Catra y Luz juntaron las cejas, era la primera vez qué la escuchaban maldecir en el tiempo que llevan siendo amigas. Catra y Annie la ayudaron a ponerse de pie, Luz se quedó a su lado aún con el libro en las manos.

—¿Que paso?— Catra le cuestionó, ella había visto todo de reojo, pero sintió que era importante cerrar el maldito libro.

Starfire la miró con ojos llorosos.

—Algo se apoderó de mí y...— Solloso y apretó la mandíbula.— Me hizo ver imágenes de gente muriendo, matandolas de maneras horribles, yo...—Trago saliva y sintió la bilis en su estómago.— Me las comía vivas, me encantaba el sonido de su sufrimiento, la forma en cómo crujían debajo de mis dientes, el espesor de su sangre en mi boca, la carne tibia pasando por mi garganta, Hasta el mínimo detalle de lo que se sentiría devorarse a alguien hasta los cimientos,

—No volveré a abrir este libro.— Luz comentó sin pensar, las tres chicas la miraron. La más joven estaba sentada en el suelo con la cabeza agachada a causa de la creciente culpa que estaba sintiendo.

—¿Se puede saber, por qué hiciste esa estupidez?— Catra le gritó sin poder contenerse .— No sabes las consecuencias que puede traer después haber hecho eso. Mira cómo terminó tú amiga.— Señaló a Starfire que tenía la vista puesta más allá, en dirección al pueblo, su cuerpo temblaba y Annie intentaba mantenerla flotando. — Eres una maldita irresponsable.

—Ya basta. — Annie interrumpió cuando vio que la chica estaba a punto de llorar. Suspiró de forma audible y observó a Luz. — ¿Por qué hiciste eso?

—Me dio curiosidad, el libro se aflojó una vez que tú sangre golpeó la tapa, yo solo quería observar los escritos que guardaba.— abrazo el objeto a su pecho, a pesar de lo que había pasado, la mirada en sus rostros, le daba mucho más miedo que el tapizado con olor a muerte en sus manos. — Lo siento.

Catra se cruzó de brazos aún enojada, pudo haber causado algo mucho peor.

—Me quedaré con él ¿Si?— Annie le pidió el libro con la voz más suave que su enojo pudo sacar. Luz se lo entrego sin rechistar. Annie lo metió debajo de su codo, entre la cintura para sostenerlo.— Debemos averiguar cómo destruirlo. Es peligroso que esto exista.— Se volteo a Starfire y acarició su mejilla, haciendo que sus ojos verdes la mirarán.— ¿Cómo te sientes?

—Me duele la cabeza. — Confesó con pesar. — Siento que aún está dentro de mí, que puede escuchar lo que decimos.

Annie trago saliva, preocupación en sus ojos.

—Está bien, averiguaremos qué es esto.— Catra suspiró y se sentó alado de Luz, está se recargo en su hombro y la castaña estuvo a punto de mandarla a la mierda, si no fuera por la mirada de arrepentimiento en sus ojos, suspiro y saco su celular para investigar en internet. Tecleo en Google "Eren Jaeger" el nombre del propietario del libro.— Sin resultados.— Alzó el teléfono para hacer énfasis en su punto,

Starfire entrecerró los ojos ante la pantalla brillosa.

—Eren Jaeger, era el nombre de pila para el llamado destructor...— Leyó las siglas latinas que la pantalla mostraba, Catra observó de nuevo su celular notando las palabras en inglés de "sin resultados".

—Star, no hay nada en la pantalla. — Luz le dijo confundida y la mayor tomó el celular entre sus manos con delicadeza.

—No es verdad, aquí dice perfectamente. — Señaló la pantalla con el nombre en google. Volvió a leer en voz alta. — Nació en 1928, hijo único de la familia Jaeger...

—De acuerdo, me estás asustado.— Annie confesó quitándole el celular.— Y eso no suele pasar.— Se lo dio a la propietaria y está lo guardó en su bolsillo del pantalón. Dejó el libro en el suelo y tomó de las mejillas a la más alta y la hizo mirarla, está tenía una mirada de enojo en sus ojos. — Deberías descansar, ¿Por qué no mejor nos vamos a casa? Hemos pasado demasiado tiempo paradas aquí. En dos horas amanecerá y tenemos escuela,

Starfire cerró los ojos dejando caer su rostro en la frente de la pequeña.

Desde su lugares sentadas, ambas castañas se miraron con diversión. Catra se aclaró la garganta desde su posición y le comentó a Luz, para que todas escucharán a posta.

—Creo que estamos estorbando.

Luz se rió.

—Son tan lindas juntas. — Hizo un signo de corazón con ambas manos.

Y las dos chicas producto de sus burlas las miraron con odio.

—Callense mierditas.— Annie se alejó de Star y agarró el libro del suelo. — Ustedes no pasaron por lo mismo que ella.

—Ajan, pero tiene un novio que la consuele ¿No es así?— Catra sonrió de costado, divertida por la situación.

—¿Qué estás intentando insinuar?— Annie dio un paso al frente, para golpear a su amiga, la quería, en eso no hay duda, más, sabe lo odiosa que puede llegar a ser.

—Si el saco te queda...— Catra alzó las manos con indiferencia.

Annie estuvo a punto de darle un golpe en la cara, cuando su cuerpo y el de las tres chicas se detuvieron en seco, por el repentino gritó que hizo eco por la carretera, atravesó sus cuerpos y heló la sangre en sus venas, las cuatro miraron al mismo punto, con una sincronización perfecta, si no fuera por la situación que vieron, se hubieran reído de la coincidencia.

La puerta de una casa fue abierta con fuerza, donde una señora salió corriendo, con una mueca de dolor en el rostro, su ropa estaba manchada de sangre y parte de su túnica para dormir, se encontraba desgarrada y con marcas de mordeduras, ella saltó los obstáculo de su portón y casi se cae a causa de la falta de carne en su muslo. Las chicas observaron con horror al hombre que salió detrás de ella, con ojos blancos y una sonrisa chulesca entre los labios, la señora volvió a gritar y fue como si el detonante atravesará el cuerpo de todas, pues se movieron al mismo tiempo, intentando ayudar.

Entonces más gritos se escucharon por las diferentes casas del pueblo, hubo una ola de personas entrando en pánico, atravesando sus puertas tirándose por las ventanas, entrando a sus autos con la finalidad de escapar de los que antes eran sus familiares, las cosas (pues ya no se le pueden decir personas) se reían y maldecían a medida que se acercaban y los devoraban, comentando grotescamente lo bien, o lo mal que sabían.

Annie se movió para alcanzar a la señora una vez que el shock atravesó el miedo y la puso de pie, miró al hombre en la puerta que la observó con sus grandes ojos blancos.

—Me gusta que corran. — Él dijo pasando la lengua por los labios. — Son como un montón de animales, que van directo al matadero, chillando cuando son devorados.

Las chicas se acercaron a ella, haciendo un círculo para defenderse de cualquier cosa, viendo el panorama, las acciones de los caníbales no eran normales, unos atacan en manada, mordían a la persona y continuaban sucesivamente con otra víctima, otros, arrastraban a sus familiares, donde le mencionaba lo bien que lo iban a pasarla, lo divertido que sería. Las calles se mancharon de sangre y todo estaba siendo errático, al grado de que las llamas eran ahora parte del lugar.

—Vete a la mierda.— Catra lo insultó y le lanzó una piedra que había tomado del patio de la casa, está fue tan fuerte que atravesó uno de sus ojos, el caníbal se comenzó a reír con fuerza, llamando la atención de todos los demás.

—¿Y si hacemos un festín, chicos?— Los otros (hombres, mujeres y niños) se acercaron dejando su víctimas, pero los que ya había secuestrado a algunos, solo observaron unos segundos antes de alejarse.

La piel de las chicas se volvió tan pálida, que el miedo hizo presencia no permitiendo que pensaran con claridad. La primera en actuar fue Starfire que golpeó a sus amigas en la frente y las tomó del codo, justo a tiempo para escapar de un niño que se aventó a ellas y maldijo su mala suerte, los dientes llenos de sangre se mostraron en su dirección, ganando una patada de la chica. Luz no pudo evitar reírse de su acción, a pesar de que se estaba cagando en los pantalones. Catra le dio una mirada de reojo, quitándose a uno que se enganchó en su espalda, el mocoso mordió su hombro, lo que la hizo gritar. Luz apenas tuvo tiempo de patearlo en la costilla para ayudarla. Por otro lado, Annie sostenía a la señora, buscando donde esconderse, ella guiaba al equipo, poniéndose más nerviosa a medida que más de ellos se acercaban con diversión.

Los hijos de puta, habían encontrado a sus presas perfectas.

Hubo un ruido de un casquillo que resonó por todos lados y el caníbal que tenía sostenida a Starfire del brazo, se desplomó en el suelo con tanta fuerza, que parte de la sangre que ya había manchado su playera, se dispersó por la calle, Annie la volteo a ver en con preocupación, la chica solo alzó un dedo, en señal de estar bien.

—Maldición.— Catra se sacudió el cuerpo que se desplomó encima de ella y lo aventó de una patada. Luz a sus espaldas hizo algo similar, solo que ella lo golpeó con el puño dejando parte de sus nudillos manchados.

Annie esquivo a tiempo el cuerpo que se precipito hacía ella, solo para ver, como era atravesando por una bala que dio directamente en el cuello, el obstáculo su paso, lo que dificultó los movimientos del mismo.. Y como si la suerte estuviera de su lado, el ruido de las groserías de los caníbales se opacó por el ruido constante de las armas de fuego. Habían sido salvadas, o estaban siendo salvadas.

Pero los caníbales no eran estúpidos, al verse reducidos se alejaron corriendo. El esposo poseído de la mujer, le lanzó un beso antes de hacer lo mismo.

Y el silencio vino después, con cuatro chicas a punto de desmayarse por el esfuerzo, por la pérdida de carne o por la falta de sangre.

—Escapar nunca es una opción.— Una voz fría vino a sus espaldas, las cuatro se volvieron al mismo tiempo. Apenas podían enfocar con claridad a las cuatro figuras encapuchadas. La chica que habló dio un paso firme al frente, revisando con la mirada a cada una de ellas.

—Una de ellas está poseída.— Una voz aburrida sonó a su lado, y la mujer dio un asentimiento silencioso.

—Están perdiendo mucha sangre. — Esta voz no era tan amarga, pero aún causaba respeto. — Será mejor ayudarlas.

La mujer que dio el pasó, volvió a asentir.

— Raven ayuda a la señora, desde aquí puedo ver qué no está bien. — La tal Raven se acercó al grupo y sin decir nada, tomo a la señora de los Brazos de Annie y la recostó en el suelo, revisando sus heridas.— Adora busca un hospital rápido, o algún lugar donde escondernos.— Un asentamiento de la mujer encapuchada y se alejó rápidamente.— Amity, asegura el libro, no podemos dejar que se pierda.

Annie apenas se había dado cuenta, que aún cargaba el libro con ella, se hizo para atrás cuando la mujer se acercó, aún con la capa puesta, desde la distancia noto sus cabellos púrpura por debajo de la capucha.

—Tranquila.— Ella dijo en voz baja.— Puedes darmelo cuidare bien de él.

Annie mantuvo la mirada en la chica, sus ojos miel jugaron con sus azules. Pero no cedió, ahora sabía lo peligroso que podía ser el libró, no se lo dejaría a unas extrañas, por más expertas que parezcan.

—No te daré una mierda.— Annie le gruñó y volvió a alejarse.

La tal Amity, solo se encogió de hombros y revisó a las demás, Annie pudo ver qué le echaba una mirada a su 'líder' y está se mantuvo quieta, observando todo a su alrededor como un Halcón.

—Raven ¿Cómo está?

La chica se había bajado la capucha, para escuchar el latido de su corazón, ya que se había desmayado a causa del dolor.

—Débil, pero vivirá. Sus heridas son graves, él realmente le quitó mucha carne.

—¿Por qué hablan como si todo esto fuera tan normal?— Starfire dio un paso al frente con la mano en su caderas, donde la mordida se podía ver a distancia, Raven ladea la cabeza al verla y la mujer que aún no había mencionado su nombre, notó el detalle.

—Lo es.— La mujer informó. Y después se acercó a la pelirroja, está detectó que la encapuchada tiene misma estatura que ella, la chica posó su mano en su cadera para indicarle que tenía que poner más presión en la herida.— Vas a desangrarte si no presionas bien.

—¿Quienes son?— Catra se quejó pues Luz le había comenzado a curar la herida, con las cosas que le pasó Amity, la castaña se quejó, más no se movió de su lugar.

— Eso no importa, lo único que importa es irnos. La señora ya está condenada.

—¿Será uno de ellos?— Luz pasó las manos por su cabello, sus ojos castaños abiertos en sorpresa. — ¿Cómo un zombie?

—Estos no son zombies. — Amity informó, ella estaba ayudando a Starfire, ya que la otra mujer, se movió para acercarse a Annie. — Parecen, si, quizás solo en el canibalismo... Pero en definitiva son más listos que un zombie.

—Más fuertes...— Raven agregó, dando un salto para ponerse de pie.— Aún siguen siendo personas, pueden hablar, razonar y crear estrategias, en grupo son depredadores, uno solo... Bueno...— Señaló a la mujer en el suelo.

—Son cazadores.— La mujer encapuchada continuo y se hincó enfrente de Annie, que en este punto ya había perdido mucha sangre por la mordida en su cuello, Annie apenas notó, el toque de la chica que presionaba la herida y con la otra mano, buscaba algo en su bolsillo.— De todos los tipos de demonios que hay, este es el más peligroso...— Limpio la herida, provocando que la rubia se quejara.— actúan como los demás poseídos, hasta que encuentran a la presa perfecta. Esa que les hace enloquecer con solo comer su carne.— le puso una gasa y antes de que se desmayara, le arrebató el libro y la sostuvo con la otra mano, la respiración de Annie golpeó su cuello dándole el calor que su a su piel fría le faltaba.— Así que básicamente, los secuestran y los conservan como su dispensador de alimentos hasta que los dejan en los huesos.— Se puso de pie con la rubia cargada en brazos y la capucha por fin se le cayó del rostro, dejando ver unos ojos azules zafiro, con un toque de gris, tanto como un rostro hermoso aunque con cicatrices y gasas por el cuello y otra en el cachete, su cabello estaba corto por encima de los hombros y claramente era de descendencia asiática, es divina, pero tiene una mirada de haber visto el infierno y aún no sabe cómo salir de él. — Y ellos siempre empiezan por las partes que más duelen.

Las tres chicas aún en pie, tragaron saliva con asco, preocupación y terror.
¿En qué mierda se habían metido?

...

Annie se despertó con un fuerte dolor en el cuello, no recuerdo nada de lo que pasó y lo único que puede ver es el techo desdibujado de su habitación ¿Cómo fue que llegó a la seguridad de su casa?

—Por fin despiertas. -- Reconocería la voz de su amiga donde fuera.

—Siento que acabo de despertar de una pesadilla. — Intentó ponerse de pie, pero Star la sostuvo en la cama, negando con la cabeza.---- ¿Qué fue lo que pasó?

—Necesitas descansar, el o esa cosa casi arranca un nervio importante, estuviste a punto de morir. — Suspiro y recargó la frente en la cama, sus ojos verdes la miraron desde abajo. — Todas estamos bien, Raven dice que solo necesitamos tiempo para sanar.

Annie junto las cejas. Miro por la ventana y la luz del sol, dejó sus ojos casi ciegos, se tapó la cara con la mano y regresó la vista a la pelirroja.

—Dime tu hora, por favor.

—Es casi mediodía.— Star se puso de pie y abrió la puerta, para que las demás entrarán.— Dormiste toda la mañana, por suerte, nada malo paso mientras tanto.

—¿Y la señora? ¿Ella está bien?

Sus amigas se miraron entre sí, no sabiendo qué responderle.

—Mikasa dijo que estaba marcada, le explicó a la señora en qué consiste dicho hecho y ella decidió quitarse la vida.— Catra comentó con una mueca, Annie apretó los puños, tanto sacrificio para nada. Su gesto pasó de enojado a confundido en milisegundo, lo que le causó un poco de gracia a las chicas que la miraban con cariño.

—¿Quién carajos es Mikasa?

—Es una chica tan alta como Star, tiene unos Brazos bien marcados y una mirada azulada tan profunda que casi le tira al negro y es sexy como el infierno.— Luz comentó gráficamente, Catra y Starfire la miraron con una ceja alzada.— Pero nada del otro mundo.— Se hecho para atras, al ver el gesto de las chicas.

Catra se aclaró la garganta.

—Fue la chica que te ayudó, antes de que te desmayaras.

Annie cerró los ojos, sintiendo pasado su cuerpo, todo esto estaba siendo una puta locura y sus amigas actúan como si fuera la cosa más normal del mundo, es escalofriante.

—¿Y esas cosas? ¿Aún siguen afuera? — La rubia mantuvo los ojos cerrados al cuestionar.

—Aún no entendemos bien todo lo relacionado con eso...— Starfire se tocó la frente cansada, se notaban vagas ojeras debajo de sus ojos.

En realidad no era la única.

—Pero parece que ellos le tienen miedo a la luz. — Catra siguió, pasando la lengua por la punta de sus labios, para intentar quitarles la sequedad.

—Así que están escondidos como ratas. — Luz gesticula, balanceándose con sus talones. — Porque soy impresionante.

Annie soltó una pequeña risa ante el mal chiste, Luz se permitió sonreír feliz de lograr que su amiga se sienta mejor.

—Hay algo más.— Catra se rascó el cuello con delicadeza, mirando de reojo a su pelirroja amiga. — Parece que Starfire está poseída o algo así. Aunque no parece tener síntomas.

—Sin embargo aun tengo esa sensación de las imágenes que me mostró, pero todo lo demás, está normal. — Star aclaró cansada. — Yo creo que Raven, solo nos está timando.

Annie que aún se sentía de la mierda, soltó un pequeño gruñido y lentamente se puso de pie, Luz se acercó para ayudarla, sus ojos marrones la miraron con preocupación, la sonrisa que normalmente estaba en su rostro fue reemplazada por una mueca de concentración. La sostuvo de la cintura y Annie le sonrió levemente, una típica sonrisa de ella. Señalando con el dedo, la puerta del baño, la menor asintió en entendimiento.

—¿Y algo pasa con los caníbales? mientras dormía.

—Bueno, que no pasa con ellos.— Luz cerró la puerta detrás de ella, se volteo para que la rubia pudiera hacer sus necesidades, del otro lado de la puertas, podía escuchar a sus dos amigas chismear entre ellas.— Mikasa afirmó que por el momento no tenemos que preocuparnos por ellos.

—¿No te parece rara la facilidad con la que actúan ante esto? ¿Les dijeron quienes eran?

Annie se observó en el espejo una vez que se lavó las manos, Luz se puso detrás de ella sosteniendo su cintura, ambas miraron la marca en el cuello que ni siquiera se tomaron la molestaría de cubrir, dejándose ver en un rojo vivo, que no pudo evitar sentir el repentino mareo, vómito un poco de saliva en el lavabo y Luz acarició su espalda con dulzura. Las demás chicas al escuchar el ruido se metieron al baño con expresión preocupada, cada una de ellas con heridas diferentes, viéndose en el espejo como si fueran una. La rubia apretó las manos en el lavabo, el enojo atravesando lentamente su cuerpo. Pero sabía que era inútil enojarse con la situación.

—¿Les duele algo? Se ven cansadas— Murmuró, después de un denso silenció entre las cuatro.

Las tres chicas se encogieron de hombros.

—Son dolores espontáneos.— Catra se acercó y abrazó a la chica de cabello rubio, Starfire hizo lo mismo. — Arreglaremos esto, ya lo verás. Ahora no estamos solas en este desastre.

—Pero ¿Cómo dejaremos ir, todas esas muertes que se perdieron?— Annie recordó la vista de las calles, con pesar, puede que no supiera sus nombres, pero era un pueblo pequeño. Solías ver esos rostros pasar todos los días por las mismas calles, una vida monótona que quizás para ellos, era feliz o quizás para otros no. Sin embargo mantenían la certeza de un nuevo amanecer. Uno que sin darse cuenta, les arrebataron.— Se, que nosotras no fuimos las atacantes directas, aún así fuimos las que causamos todo esto. No creo que pueda con eso, no podré perdonarme después de lo que vi hace unas horas.

Y era como si el pesar envolviera a las demás chicas, una noche que las cuatro compartieron, que las cuatro vivieron, y las cuatro arruinaron.

Solo hubo dos personas más sensibles que la rubia y la castaña de cabello largo. Star apretó la mandíbula y las lágrimas derramaron por sus ojos de forma silenciosa, no hubo jadeo, ni muecas, solo tristeza silenciosa mostrada por sus lágrimas en su mejillas, por otro lado Luz fue la que lloró abiertamente un dolor pulsante en su corazón, genuinamente ella no había pensado en eso, estaba tan shockeada con lo sucedido, que se engañó, pensando que solo era una escena de su amplia imaginación. Mintiendose a si misma, pensando que si podía resolver esto, su equivocación sería saldada.

Más; El terminarlo, nunca compensará el haberlo empezado. Ni aunque sus lágrimas se derrame con benevolencia por sus ojos, o los sollozos llenen el silencio del baño, ni mucho menos sus amigas la para evitar que se desvanezca. Hay errores que simplemente no se pueden remediar, por más que encuentres la forma de acabar con la equivocación.

...

Lo primero que Annie pensó al ver al grupo de chicas en su comedor fue; Están dementes. Habían ejecutado una clase de cuartel general por toda la maldita mesa, hojas en una pila, tan perfectamente acomodadas que daban miedo, una laptop estaba en el centro, dónde una chica de cabello azulado tecleaba a una velocidad sorprendente, buscando quién sabe qué mierda. En la esquina superior a ella, está otra chica de cabellos violeta, sus ojos miel enfocados en unos papeles que parecían tan gastados como la vida misma, a la derecha de ella, un poco más pegada a la puerta principal estaba una rubia, alta. Ella coloco un mapa del pueblo en la mesa y tachaba zonas a medida que iba negando con la cabeza y por último a la izquierda de ella, estaba una chica de cabello negro, leyendo el libro que habían encontrado... Esperen un puto momento.

Annie sin pena ni gloria, se acercó a la mesa y cerró el libro en la cara de la chica, esta no mostró nada en su rostro cuando la miro, solo dejó caer su espalda en la silla manteniendo sus ojos en ella, y a decir verdad, la rubia nunca en sus veinte años de vida había visto a alguien tan bella, ni muchos menos con cicatrices que jugaban tan bien en su rostro. Parte de ella, sabía que la que tenía enfrente era Mikasa, pues emanaba una presencia de liderazgo tan fuerte, que con solo un gesto podría matar a cualquiera, pero está era su área, su pueblo y una chica linda no iba a venir a provocar más desastres.

Así que Annie no se retiró ante la mirada aburrida, ambas podían competir por el puesto por horas y lo más probable es que termine en empate. En un suspiró de cansancio Mikasa fue la que cedió, más por molestia y aburrimiento que por otra cosa.

—Veo que estás mejor.— Ella dijo y apartó las manos de Annie con tanta suave, que ella se sorprendió por el gesto, bajando la guardia por unos segundos, más sin embargo volvió a colocar la mano sobre el libro, un poco más brusco.

—Abrir esta cosa es una estupidez.— Le gruño. La rubia sintió una extraña vibración atravesar su herida y tocó el lugar con la punta de los dedos, sangre brotando levemente.

—Tienes que relajarte.— Mikasa susurro, sacando una gasa de debajo de unos papeles, se la puso suavemente y, la ceja de las chicas se alzaron al mismo tiempo, curiosas.— No es chupetón lo que traes en el cuello, es una mordida que casi te mata, tienes que mantener la calma y sobre el libro...— Apartó las manos, y una vez que vio que la mano de Annie estaba fuera, alejó el libro de ella.— Es más peligroso que lo toques con las manos sangradas.

—Ven será mejor que te sientes.— Starfire la tomó de los hombros y la acomodo en la silla vacía al lado se Mikasa, dejando en el proceso un Té, que Luz había preparado en la cocina.— Terminate el Té, te hará sentir mejor.— Señaló a las jóvenes extrañas y agrego.— Ellas tienen mucho que decirnos.

—Ya creo que sí.

Star le sonrió levemente, dándole su espacio, en forma de espectador Annie pudo notar la manera de comportarse de las jóvenes. Parecían tan relajadas con la situación, sus propias amigas actuaban como si nada estuviera pasando, lo que era aún más molesto sobre todo en general.

Dejando la taza vacía en la mesa se cruzó de brazos y siguió cada movimiento de las invitadas desconocidas, hablaban entre ellas y si alguna de sus amigas tenían preguntas, normalmente la que contestaba era la mujer de cabellos púrpuras o la rubia de sonrisa de bebé (y no lo piensa ella, lo pensó Catra en voz alta, sin darse cuenta) escuchar de lejos era una de las ventajas de que tenga un buen oído. Sin embargo, las que se mantenían más calladas, fueron Mikasa y la otra chica de la capucha, parecía bastante apegada a tenerla cubriendo su cara, tranquila y calculadora, casi podía pasar por ella, si no fuera porque ya se dió cuenta que su carácter en situaciones fuera de la normativa es una mierda.

Soltó un suspiro y se puso de pie.

—Bien. ¿Alguna vez me dirá que está pasando aquí?

—Por fin haces la pregunta.— Luz saltó en su dirección y alcanzo sus manos con una sonrisa.— Ellas no querían decirnos nada, hasta que te despertarás.

Annie ladeo la cabeza, cruzándose de brazos.

—No quiero volver a repetir.— La encapuchado le dijo en voz baja, pasando detrás de ella, para acercarse a Mikasa, que se había movido, para dejar el libro encima de una estantería.— Por cierto, me llamo Raven.— Se señaló levemente, y después hizo lo mismo con las demás chicas.— Adora, es la rubia estúpida de por allá.— La nombrada le lanzó una mirada de aburrimiento, aunque intentaba no reírse, ella tenía en sus manos, una pequeña maleta con quién sabe qué mierda dentro.— La chaparra de la esquina es Amity.— La susodicha alzó la mano, siguiendo en lo suyo.— Y por último, pero menos importa, está es Mikasa.— Raven palmeo el hombro de la mencionada que se cruzó de brazos, mirándola, sus ojos azules zafiro, casi grises, brillaron en una capa de reconocimiento.— Es básicamente como nuestra líder.

Annie se burló de esas palabras, si las cosas de por sí, eran raras y estúpidas, esto aumenta el cronómetro de lo más anormal que le ha pasado en años.

-- Annie. — Fue lo único que dijo, ya sabiendo que a estás alturas, ya todas se conocían como si fueran uña y mugre. — ¿Por qué está tan tranquilo?.

—Es como una clase de ensoñación.— Mikasa se acercó a la mesa y pidió que las demás se acercarán. Puso en el centro unas cuantas fotos, en dos de ellas tenían un libro, idéntico al que tenían en sus manos, las demás son pueblos antiguos o civilizaciones que dejaron de existir hace épocas.— El pueblo piensa que es un día normal, si te asomas, puedes ver a la vecina de enfrenté podando su pasto, a pesar de que hay sangre por todos lados, y aunque el cuerpo de su esposo esté a medio devorar a sus pies.— La azabache señaló la ventana, Annie trago saliva a ver las escena tan descabellada.— Es una de sus muchas tácticas. Es una forma de asegurar que su presa no se irá, de aquí a que el sol se oculte.

—¿Odian el sol?— Catra cuestionó parada atrás de Luz, está tenía recargada sus manos en sus hombros levemente, la más pequeña la miro desde abajo.

—¿Tal cual un vampiro?

Catra le sonrió.

—Quizás.— Acarició su cabello y recargo la barbilla en su cabeza, mirando a Mikasa. — ¿Qué clase de maldición es está?

—No es una maldición.— Mikasa suspiro y se recogió el cabello en una coleta a medias. -- Para poder explicar esto, tenemos que regresar a siglos atrás, a la primera Guerra entre humanos y demonios...

—¿Demonios? Pensé que eran una creación del hombre para el entretenimiento. — Starfire agregó, de las cuatro, es a ella a la que más le gustaba todo lo relacionado con el cine, era normal para ella escuchar sobre ello en lo ficticio, más genuinamente no creía en ello.

—Si son una creación del hombre...— Raven la miro desde el lugar donde estaba recargada, sus ojos violeta jugaron con los verdes de la más alta. Su apariencia era magnética para ella, aunque no lo diría en voz alta. — Fueron creados por accidente por Ymir y utilizados por el Rey Fritz en su desesperación por conquistar más pueblos y obtener más riquezas.

Las expresión de las chicas fue distinta ante la información. Annie parecía no importarle aunque por dentro, tenía un poco de miedo, de saber que algo así sobrevivió por tanto tiempo, Luz en cambio se emocionó ante la idea de retroceder tanto en el tiempo, Catra alzo una ceja escéptica, no había forma en el infierno de que alguien fuera tan estúpido para crear algo así y Starfire se dejó caer en una de las sillas, llevando una mano a su cabeza, ella vio cuánta gente murió en una noche, no se quiere imaginar la tormenta que azoto al rival del rey en esa época.

—Fue ese entonces su hija Ymir, la que descubrió la forma se traerlos a la vida, por así decirlo.— Amity se puso de pie y señaló el libro que había estado leyendo, en él se representaba exactamente lo que pasó hace dos mil años.— Ymir era conocida por ser la niña del pueblo, a pesar de tener un padre que mandaba a su pueblo a la guerra, ella era la que curaba a los heridos, les proporcionaba alimentos y en ocasiones lugares para quedarse a dormir. Todos la amaban, una joven que estaba dispuesta a enfrentar a su padre por su ideal. Sin embargo no todo era miel sobre hojuelas, ella cometió un error, que hasta el día de hoy sigue pagando.

Las chicas se acomodaron en sus sillas, curiosas.

Raven se aclaró la garganta.

—Ymir era una chica tranquila, tenía amigos, una mascota con la jugaba casi todas las mañanas y le encantaba pasearse por el pueblo ayudando a los demás, como una forma de agradecimiento por estar en su lugar, acompañarla en el silenció de su hogar. Ver el mundo rodearse de alegría, llenaba ese vacío en ella...— La peliazul suspiro levemente y cruzó los brazos debajo del pecho.— Así que una noche, el rey Fritz entró a sus aposentos y encontró a su niña jugando con uno de sus esclavos, un niño que la acompañaba en los días cuando iba por alimentos y en las noches cuando tenía que hacer encargos en las zonas marginadas, donde si eras bonita, bueno, era mejor pensar en cosas lindas que esperar a que te salven, él la ayudaba a ella y ella lo recompensa dándole comida, y curando sus heridas cuando su padre abusaba de su poder. Así que esa noche, en donde el rey los descubrió en sus aposentos jugando, lo castigó tanto que dejó su cuerpo deplorable, Ymir no sabía cómo curarlo, a pesar de haberse leído todo el herbolario de su madre (ya muerta) buscando la planta medicinal lo suficientemente efectiva para sanar sus heridas, bajar su gripe y evitar que la falta de sangre lo matará...

—Un momento...— Catra detuvo su historia alzando una mano. —¿Me estás diciendo que todo empezó por estar enamorada?

Raven sonrió levemente, una sonrisa sarcástica.

—Ella no logró salvar al chico.— La miró tan fijamente con esos grandes ojos azules, que la castaña casi cede ante la penetrante mirada, más no retrocedió.---Ymir pasó el último año lamentándose sobre eso, dejó de hablar con las personas y alejó a los amigos que tenía, con la esperanza de que no se repitiera lo que sucedió. Sin embargo su estabilidad cada vez estaba más rota, viendo la forma en como su padre mandaba a todos esos hombres a cometer actos deplorables por más Expansión para su reino. Viendo a las madres, mujeres llorar por su pérdida o sufriendo los constantes abusos que los traumas de la Matanzas provocaban en los hombres, cada vez se lugar favorito destruyéndose ante sus ojos, rompiendo su alma en mil pesados.

—¿Cómo fue que logró crear a estos demonios?— Annie ya se estaba comenzando a impacientar.

—Bueno... Ya casi llego a esa parte.— Raven la miro.— Necesito que conozcan esa parte de la historia, para entender bien lo que está pasando y como se puede detener.—Hubo una pausa prolongada de parte de la chica con capucha.— En su desesperación Ymir hizo un trató con su padre, ella dijo que encontraría la forma de hacer a cinco hombres más fuerte que el promedio, pero con la condición de que dichos hombres fueran los últimos en ser llevados a ataques sin sentido...

—¿Y el rey estuvo de acuerdo?— Luz ya estaba enganchada con la historia, sus ojos castaños brillaban en emoción, y estaba comiendo unas palomitas acarameladas que había sacado del gabinete de dulces de Annie, la rubia la miró desconcertada, no por la pregunta, si no porque ella estaba a su lado, y ni siquiera noto cuando se puso de pie, ni mucho menos cuando se puso a comer.

Catra a su izquierda le robó una y Adora que estaba alado de Amity, pidió que le aventara unas cuantas, logrando que la atrapará con la boca. Las demás juntaron las cejas como diciendo "no es el momento". A la chica de cabello violeta, le pareció un poco lindo la actitud de la menor.

Raven solo alzó una ceja y esperó a que se volvieran a acomodar, Mikasa parecía un poco divertida con la actitud de las demás, alegre de al ver a su grupo relajado, con todo lo que había pasado (y lo que faltaba por pasar) era reconfortante saber que aún podían sonreír.

—Respondiendo a tú pregunta.— Raven le echó una mirada de ojos entrecerrados.— No fue así a primera instancia, el rey se rió en su cara, mencionado que solo era una chiquilla estúpida con Aires de inteligencia, cosas que claramente enojo a la joven y hizo todo lo posible para persuadir a su padre. El hombre harto de tanta estupidez, aceptó y le dio un plazo de un mes para lograr eso.— A Raven le brillaron los ojos cuando comenzó con la siguiente parte de la Historia, era la que más disfrutaba leer, es sádica como ella.— Ymir paso esos treinta días en busca de una flor misteriosa que había leído en uno de los libros de su madre, aquel que nunca le dejaba tocar, pues contenía secretos de la Prehistoria que nadie se atrevía a mencionar, una era oscura del cual el hombre quería el poder, y por ende nunca debería haber sido profanada dicha información. Sin embargo su madre era una investigadora como ella, así que en su búsqueda por la ciencia y el conocimiento, encontró la planta en una cueva, donde tiempo después dicha cueva sería llamada como...

—Cueva de Altamira.— Starfire que había estado callada, agregó, más como una respuesta inmediata por las tantas veces que escucho la conjugación del nombre, que como una idea complementaria, ella no sabía si estaba en lo cierto, pero por la mirada que le dio Raven, ella lo estaba.— Pero la cueva fue descubierta por la hija de Marcelino Sanz, Maria, en 1868.

Raven asintió.

—Si, también. Pero mientras la niña descubrió las primeras pinturas rupestres. La señora Fritz estaba más emocionada por la flor de color extraño en el suelo de la cueva, apenas leyendo las pinturas que aparecían, sin embargo en esa época no era como qué les importará mucho el arte que digamos, por ello la mayoría de los historiadores del arte, mencionan la cueva de Altamira como la representación de la Prehistoria, como un punto de referencia, pero había más, aunque ese es otro tema...—Se notaba que la chica lo sabía, por alguna extraña razón, Starfire se sintió un tanto atraída por su inteligencia, sus ojos verdes la miraron con más intensidad de la que era posible. Las espectadoras no pasaron por alto dicho acto, así que fue como una acción casi protectora de parte de Mikasa dejar su mano en el muslo de Raven, está parpadeó rápidamente y se aclaró la garganta, mirando a su amiga de reojo. — Sigamos con el tema. El asunto aquí es que, ella escondió la flor al descubrir lo qué podía hacer, para evitar que algo malo pasará y decidió esconder sus libros con toda la información, pues no tenía las agallas de quemarlos, ya que era el trabajo de su vida. Antes de morir, le dijo a su hija donde estaban, olvidando por completo lo que en uno de ellos contenía...

—¿En esta historia todos son pendejos o que?— Está vez la que comentó fue Annie, aunque Catra fue la que pensó en ello, la castaña asintió en su dirección.— Nada de esto tiene sentido.

—Se pone más extraño.— Mikasa le comentó, sus ojos azules- Grises observaron sus movimientos levemente, la rubia le generaba una curiosidad cuyo sentimiento no podía ignorar, la estaba molestando y al mismo tiempo, le gustaba la sensación de emoción que se dispersaba por su cuerpo cada vez que la chica hablaba, así que era inevitable no contestar cualquier cosa que ella mencionara. Annie alzó una ceja hacia ella, notando la rara actitud de la más grande a su persona, más solo se encogió de hombros y se cruzó de brazos.— Ya casi llegamos a la parte que nos compete, así que si alguien necesita ir al baño o...— Miro a Luz que ahora tenía papitas en su regazo.— cualquier otra cosa, es mejor hacerlo ahora.

Y como si de una película se tratará, Catra y Luz le tomaron la palabra y se dispersaron por la casa. Adora no pudo evitar soltar una carcajada, ante la actitud de las chicas. Annie rodó los ojos y Star solo Sanrio divertida.

—¿Me permite pasar a su baño?— Amity le preguntó a la dueña de la casa con educación. Annie ladeó la cabeza confundida, tenían casi la misma edad por la que se podía ver y la trataba de usted.

Asintió levemente y señaló el pasillo y las escaleras.

—Hay uno al final del pasillo y otro subiendo las escaleras, usa el que gustes.— Annie suspiró y dejó caer la cabeza en el respaldo de la silla. Toda esta tranquilidad y la actitud despreocupada estaba haciendo estragos en su mente.

Sintió un leve movimiento a su izquierda y esperaba que fuera Star, aunque se equivocó por completo a detectar un perfume diferente, ella no abrió los ojos esperando a que solo estuviera de pasada, tal fue su sorpresa cuando la chica se hinco a su lado y pasó un dedo por la Gaza en su cuello.

—¿Aún te duele?— La voz de Mikasa sonó suave, con su toque ronco característico, lo que causó escalofrío en la espalda de la rubia.

Annie dudó en contestarle, abrió un solo ojo y la miro, la pelinegra estaba muy concentrada como para notar que la miraba . En la escuela preparatoria cuando una chica linda se acercaba a ti, para preguntar cualquier cosa, solo significaba que te harían una broma o se burlaran de tu orientación sexual, como si fueras el diablo, a pesar de la época, la gente seguía siendo pendeja. Así que al ver la leve preocupación en los ojos de una desconocida, le gritaba que saliera corriendo lejos de la misma. La rubia solo le gruñó alejando su cuello del tacto de la chica.

—¿Por qué el interés?— En cambio contesto con otra pregunta.

Algo brilló en los ojos de Mikasa, una capa entre pena, duda y algo más que no pudo reconocer.

—Eres su líder.— Dijo lentamente, dudando en las palabras. — Si algo te pasa, ellas no podrán con esto.

Annie soltó una risa sarcástica.

—Somos amigas, no hay líderes en nuestro grupo.

—A veces solo eres líder por acción, no por decisión.— Mikasa comentó a sabiendas del tema.— Y ni siquiera has notado, la forma en cómo las tres parecen seguirte.

—Ellas hacen lo que quieren.— Annie no le molestaba, era decisión suya y respetaba eso.— Puedo ver que no prestan atención a lo que les digo cuando hacen una idiotez. Creo que si fuera un líder, lo harían.

Mikasa parpadeo, recargando la mano en el suelo.

—Ellas te hacen caso.— Señaló a Starfire que hablaba con Raven, más bien la primera gesticula y se emociona, mientras la otra asentía y comentaba levemente algunas cosas que le decía.— Estoy segura que la pelirroja haría cualquier cosa que le pidieras. Cuando eres líder por acción, es por la fuerza de su amistad, si se cómo suena...— La azabache rodó los ojos. — Pero así es como funciona. Cuando entiendas eso, tendrás más confianza en tus decisiones.

Se puso de pie y casi por instinto revolvió el cabello de la rubia, está arrugó la nariz y se apartó con algo de violencia. La observó encogerse de hombros y alejarse metiendo las manos en los bolsillos del pantalón, rara.

Unos segundos después, ya todas estaban de nuevo alrededor de la mesa y listas para continuar con la historia.

—Bien...— Está vez la que tomó la palabra fue Adora, la rubia apenas había dicho pio a lo largo del relato. Llevo una mano a su frente preguntándose en donde se habían quedado, Raven le susurró en el oído y ella le agradeció con una sonrisa.— Resulta que una vez que la señora Fritz murió, Ymir se dispuso a buscar los libros en donde contenía dicha información, de ese modo fue como pudo ayudar a las demás personas en base al herbolario de su madre, más nunca se atrevió a abrir aquel que parecía más como un diario que un libro de información, por respecto a su madre y todo lo que representaba ella. Así que fue a buscarlo y encontró el dibujo de la planta roja con tintes negros, su madre la llamó; "coccineum rubrum", que en inglés significa Rojo Escarlata. Ella describió la planta como un alucinógeno, que al ser ingerida, te hacía pensar que veías al diablo, permitiendo que tú alma se destruya y lo que sea que le hayas pedido se haría realidad con algo a cambió. Nada en esta vida era gratis, fue lo último que puso en el pequeño apartado, no había información de cómo es que averiguo eso, o será porque la mayoría del relato fue escrito en un idioma que Ymir no sabía. La chica con el corazón en la mano, tuvo que tomar una decisión; ¿Cuántas vidas valían más? ¿Seis? O ¿Las casi dos mil personas que vivían bajo el reinado de su padre? Sacrificar su cordura parecía fácil, ella no sabía en lo que se estaba metiendo, ni mucho menos por lo que estaba a punto de pasar...— A este punto los movimientos expresivos de Adora, ayudaban a mantener a las chicas interesadas en la historia, ella lo sabía, era importante que ellas supieran está parte con detalles.— Ymir encontró la planta en la tumba de su madre, ella había pedido ser enterrada con ella, para evitar que alguien la usará, nadie le cuestionó el motivo, a nadie le importaba las falacias de una mujer que en ese tiempo se consideraba como bruja. La casi adolescente, tuvo que desenterrar la tumba y ver la piel casi podrida de su madre, envuelta en gusanos. Vomito unas cuantas veces antes de por fin hallar lo que quedaba de la flor, le sorprendió, verla casi enterará, a pesar del tiempo que la señora Fritz llevaba enterrada.— Adora recargo las palmas en la mesa y miró a cada una de ellas lentamente.— La flor sabía a sangre cuando la probó, lo que le pareció extraño, teniendo en cuenta que se aseguró en limpiarla antes de comerla, ella esperó por minutos, quizás por horas, quien sabe...— Al decir eso última se encogió de hombros.— y estaba a punto de quedarse dormida, al lado de la tumba de su madre, cuando una mano con la piel llena de gusanos, tocó su muslo, ella saltó fuera del contacto con el miedo deformando sus suaves rasgos, lo que la saludo fue la mano de su madre, que le sonrió de una forma maternal y aterradora al mismo tiempo, ella le preguntó aún temblando de pies a cabeza; "¿Quién eres?" La señora Fritz se hizo la ofendida, pero terminó riéndose en la cara de la niña, la mujer muerta le contestó con voz tan rasposa que parecía como si una lija hubiera pasado por madera, "Suelen llamarme de muchas maneras, pedo prefiero que me llame Jack" la chica se rió de eso, y Jack apuntó su cuerpo contra el pasto con algo de fuerza, deteniendola en el lugar, la chica se sorprendió de que se sintiera tan real, así que grito y peleó contra lo que antes era su madre, ganando más burlas de parte de Satanás... La reencarnación del mal se comenzó a impacientar por la actitud de la chica, pero como la flor era un fragmento de su cuerpo, no podía hacer nada más que esperar a que la niña le pidiera un deseo, ya formulando que pediría a cambió. Ymir una vez que se calmó le cuestionó el hecho de que sólo aparecía por medio de la flor, el no le quiso responder, así que solo le exigió el deseo que quería para que pudiera irse, y las palabras que usó Ymir no fueron las adecuadas que digamos; Ella deseo que cinco hombres fueran más fuerte que el promedio y que solo se manifestarán cuando la situación lo amerita, dejando que sus instintos de animal salieran a flote... Aunque esa última parte lo pensó más, en la forma sigilosa de los depredadores, el diablo lo interpretó de una forma más demoníaca y el le hizo caso, no sin antes pedirle que le diera una gota de su sangre...— Las chicas aguantaron la respiración cuando Adora se detuvo.— Él formó un libro con montura negra en un latín antíguo, cosa que a Ymir le molestó pues no entendía nada de lo escrito en él, el diablo sabía esa información y por ello lo hizo de ese modo. Para terminar con el conjuro, y hacer que aquellos hombres fueran más fuertes, faltaba solo una cosa, algo que disfruto el diablo de sobremanera; La virginidad de la chica.

Todas pusieron cara de asco.

—Espera, antes de que continúes.— Annie le tapó las orejas a Luz, por si es que a la chica se le ocurría ser tan detallista. — Ya.

Adora se rió de eso, pero se puso seria unos segundos después.

—El diablo se transformó en un hombre, tomó el cuerpo del rey y obligó a Ymir a las formas más grotescas de fornicar que se le pudo ocurrir. La joven sufrió en carne propia el dolor de una violación continúa, el no se detuvo hasta que tuvo suficiente, hasta que la niña ya no era una niña, ahora parecía más una puta...— Las chicas tragaron saliva incómodas por sus palabras.— Antes de irse, le dio las gracias y le lanzó el libro en la cara, este cayó al suelo, mostrando que algunas páginas estaban en blanco, permitiéndole que ella pudiera seguir con el escrito, pero aún no sabía Latín, tenía que aprenderlo antes de que cumpliera el mes...— Annie quitó las manos de los oídos de Luz, una vez que supo que ya había terminado esa parte.— Cuando regresó a casa sangrando con marcas de mordeduras en sus brazos y los ojos rojos, el rey solo le gritó que no quería que ensucie la alfombra y azotó la puerta de su habitación en su cara. Ymir triste, dolorida y llena de asco hacia ella misma, se fue a sus aposentos y en medio de un baño, por fin sintió el tirón en su estómago, de algo que el diablo le había dejado sin darse cuenta. Le dio una parte de sus habilidades de magia y un hijo del cual Ymir no quería dentro de ella. Esa noche fue cuando se desató todo, el diablo cumplió creando a cinco demonios ligados al libro, mientras esté estuviera cerca de Ymir y abierto ellos podrían poseer cuerpos humanos y usarlos para sus fines. Solo Ymir podía controlarlos, con la suficiente magia para persuadirlos, aunque eso le tomó años mejorar y vio muchas Matanzas hasta el día en el cual ya no pudo hacerlo. Y una vez que ella continuó escribiendo las reglas en el libró, ligando su descendencia al mismo, decidió que era momento en el cual el rey dejará de depender de ellos, pues la familia Fritz no podía ser poseída, pero nadie dijo que no podían ser comida. Una noche cuando el hijo de Ymir cumplió los diez años fue asesinado por el rey, a causa de querer cederle su reino una vez que él pereciera y para darle una lección a su hija, usó su piel para envolver el libro que ahora en sus manos pertenecía, que él había robado...

—¿Pero no que solo lo puede usar Ymir?— Starfire cuestionó un poco perdida.

—Asi era, pero a sabiendas de las habilidades mágicas de su hija, este le obligó a hacer un sello sobre el libro; "Solo los de la sangre Fritz pueden abrirlo" esas fueron las palabras exactas del rey, pero Ymir no era idiota, así que agrego algo al encantamiento" Solo la sangre Fritz puede abrirlo, solo una persona virgen puede destruirlo" y condenó a todas las chicas del lugar, una vez que el rey se enteró, mando a violar o matar a cualquiera que fuera virgen y la forma más exacta de eso, fue agregar un llamado; Cazador al grupo de demonios originales, combinando la habilidades de todos en un solo cuerpo; Ellos podían oler, espiar, cazar, matar, torturar y secuestras con una eficiencia Borrás. No había forma de detenerlo, una vez que tenían a su presa, ellos lo seguirán hasta los confines de la tierra. Ymir al enterarse de la equivocación que había cometido y el asesinato de su hijo, hizo un último encantamiento y condeno al rey Fritz a sufrir lo mismo que las chicas por la eternidad. Hizo a un cazador para él, un niño parecido al chico que mató, e hizo que lo persiguiera hasta capturarlo, lo amarro en las mazmorras del Castillo y encantó su cuerpo para que se regenerara cuando ya estuviera a punto de morir y ordenó a Logan (el chico) que se quedará con él, dejándolo ser devorado por el chiquillo. Algunos dicen que aún sigue abajo y que los gritos se han escuchado por décadas desde que el castillo fue encontrado en los 70's, más nadie ha podido verlo, pues Ymir también selló dicha mazmorra, evitando que el demonio se metiera al libro, también no permitiendo que nadie viera del otro lado de dicho lugar.— Adora dejó caer un enorme suspiró dado por terminado el relato.

—¿Eso es todo? Aún no, nos explican porque odian la luz. — Catra señaló a Luz que ya estaba por su quinta bolsa de papitas, está el regreso la mirada con las mejillas llenas de migajas.

—No la odian.— Amity comento levemente.— Adora es idiota y se le olvidó un pequeño detalle. El libro trae a los demonios de noche, siempre ha sido de ese modo, como Ymir puso ciertas limitaciones en el hechizo que selló el libro por primera vez, ellos piensan que la luz los matará, porque fue eso lo que les hizo creer Ymir.— Se rascó el cuello nerviosa e hizo una mueca.— Pero a medida que pasaba los años y pasan más accidentes como estos, nos hemos dado cuenta que; Ellos están a nada de averiguar que todo es una mentira y ya saliendo a la luz, esto será un desastre de proporciones épicas.

—¿Cuánto tiempo tenemos?

Amity dudo un poco.

—No lo sé, está es la quinta vez que un libro se ha abierto desde que ocurrió, hace dos mil años. Ellos tardan en acomodarse a la civilización en la que se encuentran, más o menos tres días, una semana. Así que no tengo un margen de exactitud.

—Y si Ymir fue la que "creó" el libro. ¿Por qué el nombre en este es de un tal Eren Jaeger?— Annie cuestionó y notó sorprendida como el grupo mirada disimuladamente a Mikasa, está se aclaró la garganta incómoda.

—Hay tres libros. El original creado por el demonio e Ymir, el segundo por un descendiente de la familia Fritz a mitad del milenio y el último fue creado por Eren, en 1347, justo en el inició de la peste negra. Todos ellos tenían sangre Fritz, por ende poseían magia, por ello fue más sencillo poder conjugar a los demonios o replicar el libro para conservarlo con el paso del tiempo.

Las chicas estaban demasiado agitadas, por la cantidad de información que ahora tenían en sus manos, era demasiado para poder procesar en una maldita sentada.

Entonces algo hizo clic en la mente de las cuatro chicas, de una forma tan consecutiva que saltaron de su lugar y se miraron con horror.

—Mi sangre fue la que golpeó el libro, yo fui quien pensó en Eren, ella pudo abrirlo a causa de que el sello se rompió...— Annie señaló a Luz. — Hijos de puta, hijos de su puta madre.

—Luz es la chica virgen que puede destruir el libro. — Catra dijo en voz baja con preocupación en sus ojos heterocromáticos.

Por más extraño que parezca, el silenció fue roto por la asiática que comenzó a reírse.

—En realidad. La que destruiría el libro sería Annie. — Siete pares de ojos se le quedaron viendo con confusión.— Luz a pesar de ser inocente, tiene pensamientos impuros, y bueno no sé si se consideraría seguir siendo virgen cuando ya te masturbaste.

La mencionada se sonrojó tanto que sus orejas parecían dos tomates.

—Que guardadito te lo tenías.— Catra la comenzó a molestar.

Luz la empujó haciendo pucheros.

—Es una cosa jodidamente normal. — La Señaló con un dedo enojada. — No todos tenemos la oportunidad de coquetear con cualquiera y tener un rapidín en un baño público.

Se escuchó un corro de Uuu, por la habitación, haciendo que Catra se molestará y comenzará a discutir con la menor, Starfire intento detenerlas pero estas seguían provocándose cada vez más.

—Deja de ser una idiota.— Luz estaba más que enojada.

—¿Yo soy la idiota? Fuiste tú la que abrió el estúpido libro...

—Mira lo que provocaste. — Raven se acercó a Mikasa que miraba todo confundida, pareciendo estúpida su discusión.

—Considero que se enojan a lo idiota.— Comento encogiéndose de hombros.— No es la gran cosa masturbaste o dejar de ser virgen, cada quien se mete con quién quiere...

—Oye tú...— Luz que había dejado de gritarle a Catra la señaló, Mikasa la observó desde su lugar.— ¿Cómo sabías eso? Y ¿Cómo sabes que Annie es la indicada.

Las chicas se estaban haciendo la misma pregunta.

Mikasa se sonrojó esta vez, y la escena que vino después dejó a siete chicas sorprendidas. Ella jugó con sus manos y agachó la cabeza como si estuviera apenada. Annie que estaba más cerca pensó que era una cosa adorable y justo cuando eso pasó por su mente, las mejillas de la chicas se pusieron más coloradas. Raven, Adora y Amity se rieron de ella, pues estaban conscientes del don de la azabache.

—Digamos que, yo conocí muy de cerca a Eren Jaeger.— No dio más detalles sobre el tema.— Al saber sobre lo que hizo, decidí deshacerme de los libros, pero el lenguaje que utilizaron en los primeros dos es Latín antíguo, si hay personas que quizás conozcan algunas palabras, pero no todos saben el idioma, así qué...— Mikasa trago saliva de repente con los labios secos.— Básicamente le pedí a Satanás que me diera la lengua y paso lo mismo que con Ymir.— Hubo una pausa sumamente incómoda después de eso.— El me dio más que el lenguaje, me dio esta perspicacia, la agilidad, los ojos. Tenía ojos grises antes de que todo pasara, y el don de leer la mente, voluntariamente e involuntariamente.

—¿Involuntariamente?— Starfire alzó una ceja.

—Básicamente si alguien piensa en ella, el don se activa sin que quiera, y sabe de lo que está pensando o imaginando.— Amity explicó con una leve sonrisa divertida.— Supongo que Luz pensó algo que no debería o recordó algo justo antes de que Mikasa pudiera salirse de su mente.

La azabache le dio la razón.

—Annie es la única de las cuatro que no ha pesando nada relacionado al sexo. Y se que es virgen porque su cuerpo se pone a la defensiva cada que me acerco, si eso hace conmigo, estoy segura que no es muy amena con los demás. Y en sus venas fluye la sangre de Ymir.— Aclaró la chica de rasgos asiáticos.

—Ignorare el hecho de que la rara, leyó mi mente.— Annie salió de su Shock y se acercó a la mesa, sus amigas la siguieron de cerca. — ¿Algo más que necesitamos saber? Llevamos toda la tarde aquí...— Señaló el reloj en su pared.— Faltan dos horas para que anochezca, y genuinamente no quiero otra masacre.

—Falta una cosa más.— Adora se acercó y dejó caer algo sobre la mesa. Señalando un punto en el mapa.— Para poder destruir a todos los demonios, pasados y presentes, tenemos que reunir todos los libros.

—¿Y si se acaba el tiempo antes de eso? ¿Cómo destruiremos uno? Para evitar que se queden en este plano terrenal. — Luz cuestionó. Su sonrojo había pasado y ahora estaba en modo serio.

Las cuatro chicas hicieron una mueca.

— No se nos acabará el tiempo. — Mikasa puso la mano en la mesa con determinación.— Nosotras recolectamos los dos primeros libros, solo tenemos que ir por ellos.

—¿En serio? Esconderlos en un lugar lleno de listos caníbales no suena como la mejor idea. — Catra se burló de Mikasa.

—Opino lo mismo. — Raven estuvo de acuerdo. — Solo que es demasiado tarde como para haberle dicho a Mikasa que era una muy mala idea, darle los libros a Adora. — Hizo una pausa. — Oh, espera, esa mierda si lo hice.

Adora alzó las manos.

—En mi defensa, sería peor haberlos tenido una vez que detectamos el último ¿Que tal si habían muchos? Sería difícil defendernos, si tenemos que preocuparnos porqué ellos se lleven los libros.

—Eso suena un poco inteligente.— Starfire estuvo de acuerdo, y Adora chocó los cinco con ella.— ¿Y dónde están?

—Los deje en la vieja fábrica a las afuera del pueblo.

Las tres conocedoras del lugar parpadearon.

—Este, aquella fábrica que mmm, no se. ¿Que no le da el sol y que es tan tenebrosa que nadie se atreve a ir ahí?, ¿Esa?— Catra fue muy sarcástica cuando dijo eso, Adora asintió sin saber que onda.— ¿Y no pensaste que unos caníbales que están huyendo del sol, y que no quieren ser encontrados. Se escondieron en el único lugar donde nadie va?— Está vez sí que le gritó. Adora por fin comprendió la pendejada que hizo.— Dios, ¿Por que las más bonitas, son las más estúpidas?.

—La cagaste. — Raven palmeó su hombro con algo de fuerza. Y Adora se sintió chiquita.

—Tranquilas.— Mikasa y Annie comentaron al mismo tiempo. Annie más para Catra que para las demás. La azabache fue la que continuó.— Aún podemos resolver esto, vamos a dividirnos...

—Esa es una muy pésima idea Mika.— Amity le recordó con voz suave. — Ellas no saben defenderse, como se debe.

-- Aja. — Mikasa estuvo de acuerdo. — Pero hay puntos del mapa que tenemos que abarcar antes de hacer el ritual. — La azabache señaló los cinco lugares.—Adora tiene que ir por los libros, considero que Starfire la acompañe al llevarse mejor con ella...

—Este no, si vas a separar a mis amigas, yo escojo con quién van...— Annie no tenía nada en contra de la idea de Mikasa, pero puede ver qué quizás su decisión no sea la adecuada, necesitan velocidad y fuerza. Tener a dos personas que tienen la misma fuerza, no sirve de nada. Estuvo viendo sutilmente el comportamiento de las invitadas no deseadas y sabe bien, que cada una de ellas tiene un don en específico y no es idiota, hay cierta química que no puede ignorar y no va a ignorar. Mikasa cedió la palabra y dejó que ella emparejada.— Catra irás con Adora, conoces el lugar y eres sigilosa, si algo sale mal, Adora te protegerá...

—¿Confías en ello?— Catra le cuestiono mirándola a los ojos, Annie miró a la rubia enfrente de ella, determinación en sus ojos, fuerza en su alma, ella sabía leer a las personas, sabía que a pesar de su idiotez, había algo en su rostro, que le decía que; No dejaría morir a su amiga.

Así que Annie miró fijamente a Catra.

—Confió en ello.

Y Mikasa sonrió, pues esa era la diferencia entre Líder por votación a Líder por acción.

—Mencionare los lugares y Annie dirá el par.— Mikasa agregó y señaló otro punto.— La comisaría, tengo entendido que fue donde encontraron el libro, debemos averiguar quién lo tenía antes y si es que todo esto fue planeado. Si estaba en las pruebas, a alguien se lo confiscaron.

—Starfire y Raven. — Annie dijo sin dudarlo, la pelirroja y la Peliazul asintieron sin comentar nada.

Mikasa continúo.

—El hospital. Cuando Adora fue a ver, noto que algunas personas lograron llegar, así que hay heridos que no saben que lo están. Por ende, una vez que todo empiece intentarán salir y morirán si lo hacen, debemos evitar que salgan, estarán más seguros...

—¿Y si hay algún marcado?

—Crearemos una distracción, aquí...— Señaló la escuela que estaba a unas calles del hospital. — Donde el cuarto grupo estará esperando, vigilando cualquier cosa para evitar que se acerquen al hospital.

—¿Qué pasa con la gente de la calle?— Luz cuestionó.

Mikasa dudó en su respuesta.

—No podemos proteger a todo el mundo.— Ella lo dijo tan lento, que causó enojo en las demás chicas, menos en su grupo, pues ya sabían lo que pasaría.— Pero si puedes llevarte a las personas al hospital antes de que anochezca, podrás salvarlas.

Annie miró a su amiga, Luz parecía nerviosa pero decidida al mismo tiempo. Suspirando pasó un brazo por sus hombros y miró a Amity.

—¿Puedes...

Sus palabras terminaron en el aire cuando la chica asintió en su dirección.

—Pase lo mismo que ella, sé cómo se siente. La cuidare.

Y era verdad, de las cuatro, Amity era la más joven, casi de la misma edad de Luz. Annie asintió, relajando todo su cuerpo.

—¿Y cuál es el último punto?— Raven cuestionó confundida.

—El bosque. Iremos todas ahí una vez que tengamos los libros.— Mikasa señaló el espacio fuera del pueblo.— Si nos quedamos aquí, nos encontrarán fácilmente y será difícil ejecutar el ritual.— Sus ojos zafiro fueron a Annie. — Entonces ¿Tú vienes conmigo?

Annie pasó por alto la sensación en la boca de su estómago, malditos ojos hermosos. Arrugó la nariz y dispersó el pensamiento dándole una imagen mental desagradable a la chica. Mikasa se tocó la cabeza e hizo una mueca de asco. La rubia por primera vez en la tarde, sonrió, una sonrisa que llegó a sus ojos y luego se rió.

—Que dulce es la venganza.

Sus amigas la miraron, viendo lo relajada que se veía. No pudieron evitar pensar que Mikasa estaba detrás de esa sonrisa, pensamiento que no llegó a la mayor, ya que Annie aún la mantenía en su mente molestándola, si ella hubiera sabido, aguantaría el asco, solo por verla sonreír así de nuevo. Y aún ahora, le pareció lindo verla, era un diamante que comenzaba a dispersar su perfección.

Ya sufrió demasiado. — Starfire le puso una mano en el hombro, Annie sonrió en su dirección, lo que causó desconcierto de la más alta. — Te sientes mejor, parece.

—Solo desquitandome por meterse en mi mente.— Señaló la chica y regresó la vista al reloj en la pared, hora y media para que anochezca.— Vamos, o se nos hará tarde.

Starfire Asintió, siguiéndola de cerca, las dos castañas hicieron lo mismo.

—¿Estás bien?— Amity se acercó para revisar a su amiga. — ¿Qué fue lo que te mostró?

—No quiero hablar de eso.— Ella tragó la bilis a recordarlo y parpadeó para disipar la imagen mental. — Odio este maldito don.

Raven y Adora se rieron de ella.

-- Vamos. — Las tres la arrastraron hacia la salida. — Aún tenemos que ir por las armas.

Mikasa observó a sus compañeras y por primera vez en milenios, sintió un poco de esperanza, la misma que perdió aquel día. Si todo funcionaba; Amity, Raven y Adora serían libres mucho antes de ella. Y es por eso que aún sigue luchando.

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