Nuestras bocas
A veces no entendía como es que había terminado en esta situación. Lo único que recuerdo es que la Sansaki dijo que estaba enamorada de mi y que si aceptaba sus sentimientos iba a cocinarme muchas bolas de arroz.
Y como no aceptar sus sentimientos si eran bolas de arroz.
Pero luego de que la aceptara, se puso algo extraña. Cada vez se me apagaba mas a mi, me atendía mejor que a los demás y cada cierto tiempo juntaba su boca con la mía.
Algo extraño, porque cada vez que lo hacía se ponía roja como tomate.
Pero las cosas se pusieron peor cuando me subieron de rango de cazador de demonio.
Tenía que hacerme cargo de los nuevos reclutas. Casi todos eran terribles y no tenían la suficiente fuerza para ser discípulos del rey de la montaña.
Cuando me asignaron a enseñar mi estilo de respiración a unos reclutas me sentí algo ofendido. Había una mujer en el grupo. ¿Como es que había pasado eso? Las mujeres no estaba echas para usar la respiración de la bestia.
Pero al ver lo hábil que era esa mujer con la katana, tuve que tragarme mis quejas.
Desde que aquella nueva recluta se unió a mi grupo, las cosas con la Yayoi se pusieron mas extrañas.
Cuando la chica se me acercaba a pedir algún consejo, Yayoi sostenía mi mano y cuando comía con mis discípulos la enana se sentaba a mi lado y me daba de comer en la boca.
No podía quejarme porque cocinaba delicioso, pero tenerla siempre a mi lado hacia que me sofocara.
~
Recuerdo que me adentré en las tierras del patrón con mi discípula para ver que tanto había mejorado. La batalla contra Muzan estaba cerca y necesitábamos muy buenos reclutas en nuestras filas.
-Respiración de la bestia 4 colmillo, cortar y desgarrar - gritó la mujer atacandome
Era entretenido como trataba de siquiera rozarme con su katana. Pero conforme iba atacando el entrenamiento se ponía mas intenso.
Tal vez me dejé lleve por todo el entrenamiento que en un leve descontrol que tuve le hice un pequeño corte en el brazo.
-Mujer, en serio lo siento, me descontrolé - dije tratando de calmar su dolor
-Descuide Inosuke-sensei, se que es parte del entrenamiento - me respondió
-Ten ponte esto en el brazo - le dije dándole una tira de ropa que tenia para que detenga el sangrado
Cuando pensé que lo malo había pasado, fue cuando peor se pusieron las cosas.
Cuando decidí que era tiempo de regresar con los demás, di la vuelta y me encontré con la mirada de la Sansaki.
Tenía la mirada quebrada como si quisiera llorar, parecía que iba a gritar en cualquier momento.
Pero solo vi que se le cayeron unas lágrimas y se fue corriendo.
Algo que me dolió, nose como y porque pero me dolió. Fue como una patada en el pecho. Del hermoso día soleado que estaba disfrutando sentí que se había vuelto oscuro y gris.
Jamás pensé que ver a la Sansaki llorar me dolería tanto.
Por impulso corrí tras de ella, algo que ni yo mismo entendía.
O quizá si, también había visto a Gonpachiro correr tras la chica de coleta mariposa.
-Yayoi, Yayoi, ¿porque lloras? - pregunté alcanzandola
-...
-Vamos mujer, ¿dime porque lloras? - volví a preguntar al no recibir respuesta
-Debes estar con esa chica - dijo sin siquiera levantar la mirada
-¿Que? ¿Porque?
-Porque con ella te ves mejor, te sienta mejor ella que yo - dijo la enana
Algo que yo no entendí para nada.
-Con ella puedes entrenar, además ella usa tu misma respiración, algo que yo no puedo hacer y no podré hacer jamás - dijo la enana con lágrimas en los ojos
-Pero...
-Pero nada Inosuke, vete con ella, a mi dejame en paz - dijo casi en un grito
-No... - dije abrazandola
-¿Que? - me preguntó poniéndose muy roja
-Que no... Osea Sansaki quieres que me vaya con ella porque sabe usar la katana, pero dime... ¿Crees que dejaré que bese mi trompita de jabalí? ¿Crees que dejaré que cocine para mi? Soy el rey de la montaña y como rey digo que no hay nadie sobre la tierra que cocine mejor que tu Aoi
Quizá no debí haber dicho muy bien su nombre, porque creo que la hice sentir peor. Se puso a llorar como si la hubieran cortado.
-¿Ahora porque lloras? - volví a preguntar
-Porque me haces feliz idiota - dijo sonriendo para sacarme la máscara y juntar de nuevo su boca con la mía.
-Me gusta cuando sonríes, por favor ya no vuelvas a llorar - dije sacándole esas lágrimas que aún tenia en su rostro de porcelana
-Ya no sigas - dijo enterrando su rostro en mi cuello
Está vez sentía la necesidad de hacerlo yo, así que la sujeté de su mentón y uní mi boca con la suya.
Porque hay algo que no mencioné.
Adoraba cuando juntábamos nuestras bocas.
Pues ando re feliz y creo que podré avanzar muy bien mis fics estos días.
Nos leemos en la próxima.
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