la respuesta menos querida pero más buscada.
Omar y Seiseki decidieron ir primero por su bisabuelo, obtendrian otra parte del cubo y también respuestas.
Omar condujo a Seiseki por las calles, ambos callados pero formulando sus preguntas en el silencio.
Al llegar a la casa Omar entro por el patio, saltando la serca y caminado hacia el taller que estaba al fondo, ambos se pararon en las puertas metálicas abiertas, viendo cómo el anciano de ochenta y un años trabajaba sin ninguna dificultad en reparar la camioneta.
Omar golpeó tres veces una de las puertas y el anciano salió de debajo del vehículo, mirando al par con los ojos bien abiertos al reconocerlos.
–¡Chicos!– sonrió con felicidad y se levantó, limpiándose las manos con el trapo no muy lejos y caminado hacia ellos. –Cuanto tiempo sin verlos–
–Hola bisabu– saludo Omar, sonriendo y aseptando el abrazo, pero cuando se separaron el mayor no se atrevió a abrazar a su segundo bisnieto, mirándolo con cariño y una gran sonrisa.
Sabía que el heterocromático no solia aseptar muestras de afecto físicas muy seguido, solo cuando de sentía particularmente mal o alguien más lo necesitaba.
–Hola Seiseki, ha pasado mucho tiempo de la última vez que te vi– El mencionado bufo con una risa entremezclado, asintiendo con algo parecido a divercion. –Adelante, entren– animó Andrés, caminando hacia la camioneta para seguir su trabajo. –¿Cómo les ha ido la escuela?– pregunto con curiosidad.
A decir verdad, el hombre parecía mucho más joven de lo que en verdad era, pero no físicamente, los años lo habían tratado, pero sus movimientos y fluidez eran exelentes, parecía una persona joven atrapada en el cuerpo de un anciano.
–Bien– coinsideron ambos chicos.
–Muchas pruebas– agrego Seiseki, su escuela era un poco exigente.
–Oh sí, la educación de ahora es un tanto más avanzada, pero eso es lo bueno– el hombre río ante sus palabras.
–Bisabu, sabías que somos primos– no era una pregunta, era una afirmación, y Omar se había encargado de que quedará claro.
–Pues claro, son mis bisnietos, los conozco desde bebés, recuerdo cuando jugaban juntos en el patio, eran dos bolitas de barro al volver a entrar, ¡Sus madres enloquecían cada vez!– el anciano río mientras seguía su trabajo, los primos mirándose entre ellos sorprendidos, se habian conosido antes.
–Andre, nosotros nos enteramos apenas hace unas semanas– dijo Seiseki sorprendido, preocupado al oír el cabezazo que el hombre se dió contra la camioneta, un quejido corto saliendo de su boca pero siendo rápido en salir de debajo del vehículo, mirandolos sorprendido y confudido.
–¿Cómo? Eso no puede ser, sabía que Mari y Alex tenía complicaciones pero ¿No decirle a su hijo sobre su primo? ¡Eso no puede ser!– Andrés se levantó exaltado, agarrando una silla para sentarse y mirar a sus bisnietos.
–Estabamos en el arroyo buscando partes del cubo del que te conte...– Omar comenzó a explicar, el anciano casi sin poder creerlo, rascándose la canosa cabellera.
Pasaron los minutos y Andrés se pasó una mano por la cara, preocupado y angustiado.
–Crei que se conosian, no lo puedo creer, voy a hablar con esos dos, no pueden ocultarles cosas así– el hombre se veía enojado, triste, angustiado y muchas cosas más, y los primos lo entendían muy bien.
–Andre, ¿Que fue lo que pasó que mi mamá se separó de la familia?– pregunto lo que tanto estubo rodando en su cabeza.
–Tuvo una discusión con tu tío...– el anciano se reclino en la silla, recordando con una mueca aquello –Él la quería mucho, la amaba con todo su ser, y al enterarse que se embarazo a temprana edad enloqueció– Seiseki y Omar entendieron entonses, mirándose entre ellos, la madre del de vitíligo era joven para tener dos hijos, mientras que el padre de Omar tenía una edad adecuada –Quiso matar a tu padre, no literal, pero...– hizo un movimiento con las manos, los menores haciendo una mueca –La discusión fue mala, muy mala, recuerdo los gritos y el llanto, no se cuanto tiempo paso pero lo único que detuvo la disputa fue el asote de la puerta al cerrarse luego de que María se fuera– no necesitaron más detalles, podían entenderlo perfectamente ahora.
Seiseki de apoyo en la pared, algunas veces había oído a su madre llorar sin razón aparente, quizás había sido eso, aún le dolía.
Omar miro el suelo, su padre le había contado cosas de María, pero siempre se veía muy melancólico, deteniéndose en alguna partes y cambiando de tema antes de que sus ojos se humedecieran.
–Andre... Sobre la nota que le escribiste a Ignacio-...–
–Oh sí, había olvidado en dónde se encontraba ese lugar, de hecho, recién recuerdo que me había traído una parte del cubo– menciono distraído, haciendo memoria sobre dónde lo había escondido.
–¿Puedes darnoslo?– pregunto Omar, de pronto sintiéndose mal al notar que solo habían ido a visitarlo por respuestas y no para pasar el rato.
–Claro, si es que lo encuentro, ¿Saben? Estaba seguro que si uno de ustedes se enteraba del cubo podrían encontrar sus piezas, los hechizos de mi tía eran extraños pero nunca fallaban– soltó una risa, la angustia de antes atenuandose un poco, algo que le permitió sonreír y empezar a divagar sobre recuerdos y anecdotas.
Seiseki sonrió al oír a su bisabuelo tan animado, hacia tiempo no lo visitaba pero recordaba muy bien cuánto disfrutaba sus historias, así que se sentó en el suelo, escuchando atento y sin notar como Omar lo imitaba, ambos sumergiéndose en largas horas de imaginación y divercion con Andrés.
A demás de tener respuestas, ahora también tienen un momento más con su bisabuelo, uno que disfrutarán recordarlo por siempre.
•°•°•°•
Aunque no lo crean, ESTA MADRE COSTO UN CHINGO.
No tenía idea de cómo acerlo y mis primeras versiones no me gustaron, para colmo lo quería más largo para hacerlo más entretenido pero no sabía cómo y ni siquiera llega a las mil palabras. ;-;
Aún así, espero les allá gustado, hay un capítulo en camino.
⚠️SPOILER⚠️
Es un Au, y está bien loco y raro.
PD: 1.008 palabras.
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