One shot: Zodiacal.
⚠️ Alvertencias ⚠️
One shot, universo alterno sin quirks, Omegaverse. Lenguaje vulgar.
No hay nada de R-18.
Jajsjajasja
Enjoy!!
(...)
Título:
Caballeros Valientes.
El sol brillaba alegre sobre la ciudad esa mañana, las aves ya habían salido de sus nidos volando para buscar comida y defecar sobre los desafortunados que pasaban por debajo de ellas.
Un alfa peli-verde en su hogar iba de un lado a otro con rapidez buscando sus cosas para el trabajo, se le había echo tarde.
No oyó su alarma y cuando se dió cuenta ya se había tardado demasiado.
Salió de su casa apurado diendo a su auto, aceleró a su trabajo en el museo.
Le gustaba trabar ahí, él era un guía para las personas que querían conocer las historias de los objetos que mostraba el museo.
Eso era lo emocionante, un pequeño artefacto antiguo podía contener mucha historia, una leyenda de amor, hasta una desgarradora historia de muerte. Se aprendía de las costumbres pasadas y de sus bellezas.
Cuando divisó a lo lejos el museo vió algo que lo dejó desconcertado, habían patrullas de policía por todas partes, así también como reporteros amontonados afuera.
Fue hasta la zona de estacionamiento detrás del lugar y entró por la puerta de empleados que había en la parte de trasera.
Cuando entró miró a las personas correr de un lugar a otro, encontró a su compañero de trabajo Hitoshi Shinsou beta recostado en una pared viendo todo con cara neutral, como lo era siempre.
—Shinsou-san, ¿Qué está pasando?- preguntó confundido el alfa a su amigo, se acercó y el de cabellos lila le miró para después suspirar.
—Se han robado unas baratijas.- le dijo con el ceño fruncido, lo que significa que estaba molesto.
—¿Qué?- preguntó incrédulo, ¡¿Cómo era posible!? ¡En los cinco años que trabajaba ahí nunca había ocurrido algo como eso!
—Asi como lo escuchas Midoriya-kun,- habló a sus espaldas Kioka Jirou Omega con un semblante preocupado.— y no solo eso, lo que robaron han sido las reliquias del zodiaco.
¡¿Las reliquias del zodiaco!?
¡Virgen santísima!
Eran una de las cosas más antiguas e importantes del museo.
Las reliquias del zodiaco representaban a los doce caballeros más fuertes y mano derecha de la Diosa Atenea.
Eran tipo estatuillas de oro, de un tamaño de casi treinta centímetros cada una. Las encontraron unos arqueólogos Japoneses en Grecia y por ello, le dieron la oportunidad de mostrarlas en museos del país.
Habían dos en el museo en el trabajaba, Sagitario y Libra, eras las que se habían quedado, llegaron hace poco más de dos años y eran muy famosas, personas de todas partes venían para verlas y oír las historias de los guerreros que lucharon tiempo atrás en muchas guerras en nombre de su Diosa.
Pero llegar al trabajo y saber que las habían robado, era algo perturbador y más sabiendo lo valiosas que eran.
—Pero, ¿Cómo ocurrió?- preguntó, la Omega de pelo oscuro se puso una mano en el mentón.
—No sé cómo ocurrió exactamente,- comenzó a explicar.— pero cuando llegué está mañana miré la vitrina en donde se encontraban ayer las reliquias y no estaban. Avisé de inmediato a la policía.
—¿Ellos han dicho algo?- preguntó a lo que ella asintió.
—Por el momento están revisando la escena del crimen buscando huellas, es mejor no estorbar, pero dijeron que iban a interrogar a todo el personal.- el peli-verde solo asintió ante lo dicho, no podían hacer más que esperar.
(...)
Pasaron todo el día de un lado a otro, los habían llevado a interrogatorio en el que él fue el último en ir.
El encargado de su interrogatorio fue un detective de cabellos rubios cenizo y ojos rubí brillantes como el acero al rojo vivo, era joven y de inmediato llamó su atención pero tuvo que guardar la compostura además, estaba muy nervioso.
—Midoriya Izuku,- habló el Omega mirando el expediente del peli-verde.— usted ha trabajado por años este lugar, ¿No es cierto?- el peli-verde asintió.— ¿Vió algo extraño ayer antes de irse a su casa?- el peli-verde negó.— por un demonio nadie le ha comido la lengua, hable de una vez.
El alfa se sonrojó de vergüenza, el Omega estaba sentado en frente de él con un bolígrafo en mano y una pequeña grabadora de voz en la mesa.
—N-no, no ví nada extraño ayer,- habló un poco nervioso.— solo recuerdo que terminó mi horario y salí a mi casa directamente.- el rubio no respondió al momento, solo anotó un par de cosas en la libreta pequeña que tenía.
—¿Le gusta trabajar aquí?- preguntó sin levantar la vista de sus anotaciones.
—¡Sí!- respondió casi al instante.— las antigüedades son asombrosas. ¿No le parece?- comenzó a divagar.— se pueden contar grandes historias con ellas, y traen leyendas increíbles...
—Tks, ratón de biblioteca.- murmuró por lo bajo apenas audible para si mismo pero, el alfa le escuchó perfectamente, se calló al instante y frunció el ceño.
—Lo siento, si ya ha terminado conmigo. ¿me puedo retirar?- preguntó y el Omega rubio alzó la mirada para encontrar que ahora era el alfa quien la tenía baja, parecía entre molesto y triste, no sabía por qué.
Asintió, el pecoso solo se levantó y salió del lugar.
Después de los interrogatorios mandaron a todos para sus casas, Izuku solo se fue a su auto para salir de ahí, estaba molesto y confundido con algo de tristeza.
Al escuchar "ratón de biblioteca" no pudo evitar sentirse mal y menos con los recuerdos un poco amargos que éste traía.
(...)
Ya había pasado casi un mes y no tenían a ningún sospechoso en el caso del robo, los detectives no encontraron ni pistas ni huellas, el ladrón fue muy cuidadoso en no dejar rastro alguno.
Las cámaras de seguridad no grabaron nada, unos minutos antes del robo se apagaron junto a las alarmas y el guardia de seguridad que vigilaba esa noche no miró nada extraño.
Izuku había vuelto a su trabajo como de costumbre, el museo seguía abriendo sus puertas con naturalidad aún con lo que había pasado.
Una tarde que terminó su horario salió, y estaba en el estacionamiento buscando su auto, miró al Omega detective esperándolo recostado en el.
Se puso un poco nervioso, con los único que convivía era con sus compañeros de trabajo y ya los conocía desde hace un tiempo, hablar con personas nuevas lo ponía alterado.
—hum...Buenas tardes.- saludó cuando se acercó, el rubio de ojos rubí le miró con el ceño fruncido.—¿N-necesita de algo?
—Yo no estoy para las malditas formalidades.- el peli-verde solo se encogió en su puesto.— y deja de temblar como un chihuahua.
—L-lo siento.- bajó la cabeza, era patético. Un alfa miedoso es patético.
—Bien iré directo al grano, Conoce todo sobre las reliquias ¿no?- el peli-verde no respondió pero asintió.— ven conmigo.
El rubio caminó hasta su propio auto pero al no sentir que el alfa lo seguía volteó para verlo parado y confundido en el mismo lugar.
—¿¡Estás sordo o qué!? ¡Te eh dicho que vengas conmigo!- el peli-verde dió un brinco por el susto y caminó rápidamente hacia él.
—¡Lo siento!- se disculpó apenado el rubio solo rodó los ojos.
—Eres un idiota y pareces un tonto.- le dijo molesto mientras entraba al auto.
—Perdón.- se volvió a disculpar y entró también, el Omega le miró.
—No te estés disculpando con todo, es fastidioso.- arrancó y salió del estacionamiento.
—Lo sien...- una mirada del rubio lo izo callar.— digo.. está bien.- sonrió con nerviosismo.
"¿En que me eh metido?" Se lamentó internamente.
Llegaron a la estación de policía, el Omega no esperó y salió directo al lugar, solo le dijo al alfa un "sígueme" y no le tocó más remedio que hacerlo.
Cuando entraron al lugar varias personas se le quedaron viendo, tragó un poco de saliva y continuó detrás del rubio que seguía caminando sin prestar atención a los demás.
Lo guió piso arriba hasta una oficina en donde se encontraban un peli-rojo y un bicolor.
—Ya traje al idiota.- dicho eso se sentó en un escritorio.
Se sintió un poco abrumado, pues tenía la atención de las dos personas desconocidas en el lugar.
—¡Hola!- saludó y se acercó alegre el peli-rojo.— soy Eijiro Kirishima, es un gusto. Nos vimos en el museo pero, no tuvimos tiempo para charla ese día- extendió su mano en forma de saludo.
—Izuku Midoriya.- dió su mano la cual el peli-rojo la apretó amigablemente.
Sonrió un poco y el Omega con dientes afilados se izo a un lado para mostrar al bicolor.
—El es Todoroki Shoto.- el nombrado solo asintió con la cabeza.— no habla más de lo necesario, per es amigable.- le dijo en un tono bajo.— bueno, ¡Pero ya conoces a Bakubro! Es uno de los mejores detectives de este departamento.
—¿¡Cómo qué "uno de los mejores"!?- preguntó el rubio volteando su cara como la niña del exorcista de su computadora para mirar al peli-rojo.— ¡Yo soy el mejor de este puto lugar!
—Entonces.- habló el bicolor haciendo que todos dirigieran su atención a él.— si eres el mejor, ¿Por qué necesitamos de su ayuda para buscar al ladrón?- preguntó con inocencia.
Bakugou estaba echando humo por las orejas, Kirishima tragó grueso, mientras el peli-verde sintió todas las alarmas de peligro encendidas y el bicolor los miraba confundido sin saber el motivo de sus nervios.
—¡Estas muerto! ¡¡bastardo!!- "oh, era por eso." Pensó antes de él rubio se le tirará encima.
(...)
—El jefe Aizawa dijo que si peleaban otra vez los sacaría del caso.- informó el Omega peli-rojo poniendo un poco de hielo en la cabeza del bicolor.
El rubio solo chistó la lengua sin responder. Izuku tenía miedo, no sabía que un Omega podía ser tan violento y sanguinario.
—D-disculpen pero, ¿exactamente para que me querían?- "yo solo quiero irme a casa" pensó internamente.
—¡A sí! Verás, eres quien sabe toda la información de las reliquias ¿no?- preguntó el peli-rojo.
—Si, investigué todo sobre ellas.- la sonrisa del Omega se ancha, el beta bicolor solo los mira con una mano sosteniendo el hielo sobre su cabeza, mientras que el rubio solo mira unos formularios sin interés.
(...)
Dirían que trabajar con la policía es divertido, pero en realidad era agotador.
Se arrepentía un poco de aver aceptado ayudar, solo un poco, porque le agradaba estar cerca del Omega rubio, lo había conocido un poco más y ahora entendía su mal humor.
El peli-rojo le había comentado que el rubio estaba más molesto de lo normal porque el caso se estaba atrasando más de lo esperado. También entró en confianza con el equipo de investigación, Todoroki y Kirishima eran buenas personas y aunque el rubio sea algo explosivo también lo era.
Él lo admiraba, le gustaba esa confianza y tenacidad en las cosas y hablar con los demás, en cambio él era siempre un manojo de nervios, demasiado tímido.
Aveces pasaban tiempo juntos, pequeños momentos a solas en las que hablaban, o solo pasaban el tiempo sin decir una palabra solo dejando que el silencio sea el protagonista.
Sin que se diera cuenta el tiempo había pasado y estaba por cumplirse cuatro meses. Cuatro meses más sin tener rastro del ladrón.
—¡Por una mierda!- gritó el rubio golpeando su escritorio.— ¿¡Cómo vergas no hemos encontrado nada aún!? ¡¡Ni una puta pista en más de cinco meses!!- parecía un niño haciendo una rabieta por un dulce.
El peli-verde ya un poco acostumbrado a su personalidad no le prestó mucha atención, solo bostezó y tomó un poco más de su café.
—¡Maldito Deku! ¿¡Me estás ignorando!?- "Deku" era el apodo que la había puesto por ser muy torpe, un día que les llevó un café para trabajar, se cayó con ellos regándolos por todo el piso. Se lo tenía merecido.
—No es cierto, Kacchan.- volvió a bostezar.— es solo que tengo mucho sueño.- "Kacchan" se lo había puesto él, quiso hacerlo también ya que el rubio le había puesto uno.
—¡Pues vete a casa a dormir! ¡No sé para qué estás aquí, si vas ah estar con cara de perro viejo todo el tiempo!- le lanzó un bolígrafo a la cabeza, el peli-verde solo le miró un poco preocupado.
—Pero, Kacchan tampoco ah dormido bien estos días,- era cierto, el rubio tenía enormes ojeras bajo los ojos por falta de sueño.— no sería justo que yo solo esté durmiendo mientras que tú no.
Katsuki parpadeó un par de veces antes de responder.
—¡¿Qué mierdas te importa si duermo o no?!- le reprochó molesto, Izuku solo le sonrió cálidamente.
—Si Kacchan no duerme, no puede hacer bien su trabajo, ¿Quieres encontrar al ladrón lo antes posible verdad?- miró como el rubio abrió la boca y la cerró de nuevo.— ¿Por qué no vamos a dormir a casa? Es muy tarde ya.
Eran más de las once de la noche, Todoroki y Kirishima ya se habían ido hace rato, los únicos que no se iban aún eran ellos. Izuku no quería irse sin saber si el Omega se iría también así que se quedó a esperarlo.
—Mi departamento queda al otro lado de la ciudad.- dijo con desdén mirando los papeles.
—¿Por qué no vamos a la mía?, Queda más cerca.- el rubio alzó la vista de lo que estaba haciendo para mirarlo con una ceja alzada.— ... Bueno, tengo una habitación para invitados...si quieres, pero ten en cuenta que no me iré hasta saber que también has ido a dormir.
Katsuki suspiró, tenía sueño y estaba cansado pero no quería conducir hasta su departamento, miró al alfa que estaba esperando su respuesta.
—Bien, iremos a tu casa.- el rostro del peli-verde se iluminó.— ¡Pero mañana me traes de regreso temprano y me haces el desayuno!- el solo peli-verde asintió con una sonrisa.
—¡Si Kacchan!- respondió alegre y el Omega solo chasqueo la lengua.
(...)
Ya estaban en la casa del alfa, éste le había prestado una pijama para dormir y mientras el Omega se daba un baño el peli-verde acomodó un poco la habitación de invitados.
—¿Te queda bien?- preguntó cuando lo vió salir.
—Un poco grande, pero bien.- no le tomó mucha importancia.
—Eso es bueno, yo iré a darme una ducha también, pon tu ropa en la lavadora de allá.- señaló atrás el cuarto de lavado.— puedes ponerla a lavar que la secadora la dejará como nueva para mañana. Después de eso puedes irte a dormir ya.
Dicho se fue, el rubio solo le miró irse, hizo las cosas que el pecoso le había pedido y se sentó en el sofá a esperar. Quería hablar de algo con el alfa, pero también...
Se sentía un poco extraño, es más, lo que estaba haciendo era extraño. No habría accedido a quedarse solo así como así con un alfa nunca, pero no era por miedo o porque no pudiera defenderse, después de todo el era un policía de alto rango.
Pero le era extraño sentirse cómodo, incluso con su ropa puesta.
Tomó el borde del cuello de la ropa y la acercó a su nariz, suspiró un par de veces dejando que el aroma del alfa llenará sus pulmones. Le gustaba, el aroma era suave y hasta un poco dulce para un alfa.
Café y un toque de leche.
Estuvo un momento en la tarea de oler la pijama que traía puesta antes de sentir como la puerta del baño de abría, soltó la ropa y puso sus manos en sus piernas para disimular.
Izuku había salido del baño solo con un pantalón de pijama puesto dejando su pecho al descubierto, no le puso atención al Omega que lo observaba porque estaba secándose el cabello con una toalla, cuando terminó se colocó la toalla en los hombros y fue donde pudo apreciar al par de ojos rubí que lo miraba de arriba a bajo.
Se puso un poco nervioso ante la mirada analista del rubio.
—Pensé que ya te habías ido a dormir.- le dijo, pero el rubio no respondió solo le miraba y había centrado su atención en las cicatrices que tenía en los brazos.
—No pensé que una persona que trabaja solo en un museo podría tener ese tipo de cuerpo.- lo decía porque el alfa tenía el cuerpo marcado, lleno de músculos sin exagerar, las cicatrices le daban un aire más atractivo y un poco de misterio.
—Hago ejercicio,- Katsuki alzó una ceja.— ... Cuando puedo. Creo es hora de ir a dormir ¿no?- se dió la vuelta para ir a su cuarto.
—Oye Deku,- llamó y el peli-verde detuvo su andar.— ¿Por qué...? ese día que te llamé ratón de biblioteca, Te molestó.- era una incógnita que tenía desde hace un tiempo.
El alfa suspiró, ya había formado una buena relación con el omega, y tal vez para conocerle mejor debía ser sincero, se acercó y tomó asiento al lado del rubio, y este lo miraba expectante.
—Bueno...yo no tuve una infancia muy feliz que digamos,- comenzó a explicar.— mi padre era violento, peleaba mucho con mi madre, incluso le llegó a pegar, yo no quería pasar tiempo en casa así que después de la escuela me iba toda las tardes a la biblioteca, prefería eso que llegar y escuchar a mi padre insultar a mi madre.- el rubio comprendió un poco más la situación.— pero los problemas no solo estaban en casa, fuí víctima de bullying por parte de varios compañeros por lo mismo, yo era demasiado introvertido, nervioso y tímido, aún lo soy un poco. Aunque tenía buenas notas, no tenía ningún amigo.
—Ya entiendo.- un silencio un poco incomodo, para el rubio, se asentó.— lo siento.- rompió la tención.— no lo sabía.
—No te preocupes Kacchan.- le sonrió.— como lo dijiste, no sabias nada, además de que no eras adivino tampoco para saber, siento que hablar de esto contigo me ha quitado un peso de encima.
—¿Qué pasó con tus padres al final?- preguntó para sacarse la última duda.
—Él solo se fue, y mi madre y yo estuvimos solos un tiempo antes de ella falleciera.- le dijo con una sonrisa triste.
—Lo lamento.- ahora se arrepentía de haber preguntado, Deku negó.
—No pasa nada, fue hace mucho.- le respondió tranquilo.— Es hora de ir a dormir.- se levantaron y fueron a dormir, ya mañana sería otro día.
(...)
—¿¡Estás seguro de qué es seguro!?- dijo sorprendido el Omega de pelo rojo, al bicolor, el cual asintió.— ¡Es la prueba más concluyente que tenemos!
—¿Ocurre algo?- preguntó el alfa al llegar.
Ya había pasado poco más de dos semanas desde que había llevado al rubio a su casa para pasar la noche.
Kirishima se le acercó alegre.
—¡Hemos encontrado una pista muy importante! ¡Nuestros contactos han descubierto en donde pueden estar las reliquias!- la cara del alfa se iluminó.
—¿Qué estamos esperando?- preguntó el rubio.—¡Pónganse a trabajar, flojos!
Al parecer, las reliquias del zodiaco habían sido robadas por un alfa apodado como Dabi, y le había ayudado una beta llamada Toga, a infiltrarse en el museo.
Querían vender en el mercado negro las estatuillas, y como no, si el precio mínimo era de dos millones de dólares por cada una, esa información no había salido al público por lo mismo, pero eso no evitó que se enteraran.
El informante de la policía las identificó e informó de inmediato, no tardaron en responder, y claro se había llevado una recompensa pero, todo quedó en el anonimato.
La policía actuó y las recuperó, ahora Deku se encontraba limpiando el vidrio del estante en donde estaban de nuevo las reliquias, miró en el reflejo la figura de alguien conocido.
—¿Vienes a ver algo en especial del museo?- se dió la vuelta y admiró al Omega que también lo observaba, pero con una sonrisa de lado.
Los caballeros de la diosa Atenea eran conocidos por ser valientes ante los retos.
—Yo solo estoy esperando algo.- se acercó al cristal y miró con detalle a las reliquias.— Tanta lucha por estas baratijas.
Deku parpadeó un par de veces, aún no entendía del todo al rubio, pero sabía que era alguien asombroso.
Según las historias, los caballeros daban su vida por sus ideales y en lo que creían correcto.
—¿Qué esperas Kacchan?- le miró, pero éste no apartó su vista de las reliquias.— no es solo lo material, estás reliquias tienen muchas historias.
—Lo sé, eso es lo que las hace de alto valor.- volteó para quedar cara a cara con el mayor.— pero no vine a ver el valor de un objeto, vine a ver el tuyo. Se que quieres decirme algo, adelante.
—Yo...Hamm.- se puso nervioso y un ligero sonrojo cubrió sus mejillas pecosas.— no sé, de que estás hablando.
Una risilla suave y de burla salió de Katsuki, Deku se quedó viendo como un sonrojo suave también pintó el rostro del Omega.
Pero eso no era lo más conocido de los caballeros, apesar de que eran tenaces y fuertes también tuvieron una vida difícil, pero no se rindieron ante nada. Siempre sonreían ante la vida y los problemas que ella traía.
—Pídelo, Deku.- el peli-verde suspiró rendido, y pensó que había ocultado mejor sus sentimientos, tomó aire para que las palabras pudieran salir.
—¿Q-quieres tener una cita conmigo? ¡Digo, claro solo si quieres por gusto y no por lástima! ¡No quiero que lo hagas porque te sientas presionado...!- comenzó a divagar moviendo sus manos de un lado al otro y con un sonrojo de vergüenza.
El Omega volvió a reír, dándole un pequeño golpe en la frente para que dejara de hablar.
—Ya cállate de una vez, joder. Bien, es una cita. Espero a que pases por mi, en mi apartamento a las siete, más te vale llevarme a un buen lugar Deku.- se dió la vuelta y se fue dejando a un muy nervioso y sonrojado alfa.
—Voy a tener una cita con Kacchan...- de repente un click sonó en su cabeza.— ¡Voy a tener una cita! ¿¡Qué voy hacer!?
Katsuki que estaba alejado de ahí -buscando la salida-, pero no lo suficiente como para no escuchar aquel grito solo se rió.
—Deku idiota, más te vale no llegar tarde.- murmuró para si mismo mientras seguía caminando.
Los caballeros se pueden encontrar en cualquier parte, son esas personas que apesar de tener una vida difícil sonríen alegres, personas que apesar de ser tachadas como débiles demuestran todo lo contrario.
Los caballeros son aquellas personas que se enfrentan a la vida sin perder su brillo de pureza y bondad.
Fin.
(...)
3.750. palabras.
Casi los 4.000 banda -w-
Espero les guste este one shot, lo hice con con amor!
Ah, algunas cosas que de seguro quedaron con duda.
La señora Inko murió cuando Izu tenía 16, el señor Yagi dueño del museo fue quien se convirtió en su tutor, Deku se interesó por las barajitas y se quedó a trabajar en el museo.
Deku tiene algunos problemas sicológicos por el daño que sufrió en el pasado y por eso es tímido y nervioso con las personas nuevas. (Además me gusta hacerlo de esa manera ;u;)
No quise hacerle lemon, no sé no me dió la inspiración xD.
Cualquier pregunta me la pueden hacer.
One shot imaginado, escrito, editado y arreglado por mí, su servidora.
Comenten, compartan y voten.
Hasta la próxima.
Zaorycast.✨✨✨
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