One shot: Película Animada.
⚠️Alvertencias ⚠️
One shot, primero de la encuesta Decchan, Dekukatsu.
Universo paralelo de una película animada, no hay nada de cambios, literal es la película escrita por mí, solo algunos detalles fueron cambiados, quizás ni lo noten.
No quirks.
No Omegaverse :'u (pero en los otros si serán.)
Es una peli para niños xD, así que no habrá lenguaje vulgar ni nada explícito.
(La imagen de arriba solo porque sí xD)
Sin más a leer.
Por cierto, feliz 24 de diciembre 😘✨✨✨
Enjoy!!
(...)
Título:
El Origen De Los Guardianes.
"Oscuridad, ese es mi primer recuerdo, estaba oscuro, hacía frío y tenía miedo."
Un joven estaba en lo que parecía el fondo del agua, su cabello blanco con un par de mechones verdes se movían lentamente, piel blanca como la nieve, pecas en sus mejillas. sintió como subía, como algo lo estuviese sacando del agua hacia la superficie.
Los rayos de la hermosa y grande luna traspasaba el agua eh iluminaba su rostro.
"Pero luego, luego vi la luna."
Abrió sus ojos-que eran verdes esmeralda brillantes- y parpadeó un par de veces, al momento sintió como salía de entre el agua y la superficie cubierta de hielo.
"Era tan grande y tan brillante, que parecía ahullentar la oscuridad y cuando lo hizo, ya no volví a sentir miedo."
Tomó bocanadas de aire al estar fuera, miró al cielo para encontrar con la luna llena que alumbraba todo a su alrededor, seguía siendo jalado hacia arriba quedando flotando en el aire.
"¿Por qué estaba en ese lugar y que era lo que tenía que hacer?"
Desendió lentamente hasta tocar el suelo, al hacerlo el agua bajo sus pies descalzos se volvió a congelar dejando la superficie dura.
Al estar de pie en el hielo, se miró las manos -que estaban pálidas y llenas de escarcha- y se tocó un poco el cuerpo, no sabía quién era o cómo era.
"Eso jamás lo eh sabido y parte de mi se pregunta si lo sabré."
Miró de nuevo a la luna, sonrió y trató de caminar sobre el resbaloso hielo, tuvo que hacer equilibrio con los brazos para no caer, tocó con sus pies una rama de árbol y la tomó, era larga un poco gruesa, redondeada en un extremo, parecía un cayado de madera de esos que se utiliza de bastón pero un poco más largo.
Cuando agarró el cayado éste brilló, lo asustó un poco dejando caer un extremo sobre el hielo haciendo que se llenara de escarcha, la cual hizo patrones sobre éste.
Rió bajo al ver lo bonito que era, fue al árbol más cercano y lo tocó con extremo redondeado del callado, sonrió al ver los bonitos patrones de escarcha que este formaba otra vez.
Tocó de nuevo más árboles llenándolos de escarcha, corrió sobre el pequeño lago arrastrando el callado sobre el, rió dejando el camino de escarcha y trató de no caerse, estaba muy resbaloso.
De pronto sintió como una ráfaga de viento lo elevaba en el aire por encima de los árboles, extendió sus brazos sin dejar de reír, miró toda su creación en la superficie del agua. De pronto cayó, se golpeó con varías ramas en el proceso, hasta que quedó sobre una lo suficiente fuerte y gruesa como aguantar su peso.
Se quejó un poco de los golpes pero se levantó igual, miró a no muy lejos de él una luces y se dirigió a ese lugar.
Llegó tambaleante por el aire a lo que parecía un pequeño pueblo, las personas no le prestaban atención y solo seguían en lo suyo.
—¡Hola! ¡Hola! ¡Buenas noches!- saludó a las personas pero éstas solo caminaban por su lado, ignorándolo.
Un niño corría en su dirección y se agachó para hablarle.
— ¡Hey! ¡Disculpa! ¿Puedes decirme en donde estoy...?- pero el niño Monse detuvo ni lo escuchó, pasó por él como si fuera un fantasma, el peli-blanco se asustó un poco se levantó preocupado.
Retrocedió asustado eh hizo que más personas que pasaban por ahí atravesarán su cuerpo sin notarlo o verlo siquiera.
—¡¿Hola!?- por más que llamó o gritó nadie le hizo caso.
Salió del lugar y caminó hacia el bosque, no quería estar en ese lugar.
"Mi nombre es Izuku frost. ¿Qué cómo lo sé?
La luna me lo dijo. Pero fue lo único que me dijo y eso fue hace mucho, pero mucho tiempo atrás."
(...)
300 años después.
Polo norte.
Dentro de su hogar en el polo se encontraba Toshinori, un hombre adulto con un poco de pansa cabellera amarillista y barba blanca, era conocido por los niños como Santa Claus, y por sus amigos Norte o solo Toshinori.
Estaba en su despacho, tomó un bloque de hielo y lo puso sobre una mesa, agarró un pequeño cincel y un martillo, esculpió el bloque de hielo hasta convertirlo en un pequeño y muy detallado tren, una vez terminado lo puso sobre un riel. Éste mágicamente comenzó ah andar haciendo el "chucu chucu" del motor, después el trencito salto de los rieles y desplegó unas aletas, una turbinas con impropulción y voló sobre toda la habitación, Toshinori rió contento por su creación, creación que fue destruida por un Yeti que abrió la puerta del despacho justo cuando el trencito pasaba cerca.
—¿¡Cuantas veces debo decirte que toques!?- el Yeti solo gruñó y rugió, un idioma que solo él entendía.— ¿Qué?- el Yeti parecía alarmado y le alvertia.— ¡¿El mundo!?
Fue de inmediato a ver qué ocurría, en su camino tuvo que apartar a los duendecillos que estaban en el camino.
—¡Chu! Largo con sus sombreritos, ¿Por qué siempre están estorbando?
Cuando llegó a su destino, miró al globo terráqueo que brillaba en muchas lucecitas, las cuales estaba parpadeando como si se fuesen apagar.
—¿Y esto qué es?- preguntó confundido.— ¿Revisaron el eje? ¿La rotación no cambió?- preguntó a los Yeti y duendes pero estos respondieron y negaron.
De pronto todo el globo terráqueo se cubrió de una arena negra, los duendecillos huían asustados y Toshinori miró aún más confundido y asombrado el asunto.
La arena negra subió y se amontonó sobre el globo estallando, una sombra surcó por el suelo y se materializó en una figura, la cuál rió cínicamente, para después desaparecer.
—¡No puede ser!- exclamó sabiendo quién era y lo que iba a tramar.
—Tamaki,- llamó a un duendecillo que saltó en su puesto nervioso.— has los preparativos, vamos a tener compañía.- sintió y se fue, Toshinori jaló una palanca y la hundió, el globo terráqueo se cubrió de una aurora boreal y se extendió por el techo y salió al cielo iluminándolo.
Por otra parte una hadita de los dientes llevaba un diente de un pequeño niño al palacio de los dientes, cuando llegó lo guardó de inmediato en su lugar.
La hada de los dientes dada indicaciones para que sus haditas fuesen buscar más.
—¡Dieciocho incisivos!- hablaba rápido y energéticamente.— ¡Moscú sector nueve, veintidós incisivos! ¡Dieciocho premolares! ¡Oh oh! ¡Alerta de lluvias! ¡Oigan!
La hadita que había llegado hace un momento fue hasta la mayor, quién era Emi conocida por los niños como el hada de los dientes, estaba cubierta de plumas verdes y unas hermosas alas con los detalles del mismo color y su cabellera también.
La hadita llegó a Emi pero esta no le prestó mucha atención, Pues seguía dando indicaciones.
—¡Oh! ¡Primer diente!- se detuvo un momento para ver un pequeño diente en su mano.— ¿¡Habías visto un incisivo más adorable en toda tu vida!? ¡Usó hilo dental!- exclamó muy alegre, le era de orgullo que los niños cuidarán sus blanquitos dientes de leche.
Las pequeñas hadas llamaron su atención y le mostraron la aurora boreal que se extendía en el cielo, ella jadeó sorprendida. Voló rápidamente hacia el origen de la luz.
"Compañeros guardianes, es nuestro deber vigilar a los niños del mundo y mantenerlos a salvo."
Por otro lado estaba Shota, conocido por los niños como Sandman y megmeg/ Shota, por sus amigos, él era el guardián del sueño, era un ser de arena dorada con una bufanda que le cubría media cara, el que le daba los sueños hermosos a los niños.
"Llevar asombroso, esperanzas y sueños, así que decidí reunirlos aquí por una razón, y solo una razón, los niños corren peligro."
Él estaba sobre su nube de arena dorada de la cuál muchos hilos se desprendía, miró el cielo dando con la aurora boreal. Con su arena hizo una avioneta, se puso una gafas y voló hacia el origen de la luz.
"Un enemigo que mantuvimos alejado durante siglos, ay decidido atacar otra vez, solo nosotros lo detendremos"
Por otro lado se encontraba Katsuki, conocido por los niños como el conejo de Pascua, Katsubunny llamado así por sus amigos -mas por Norte quien siempre le gustaba molestar con él-, Katsuki iba saltando en su madriguera tan rápido como sus patas peludas y amarillescas le permitían. Katsuki era alto, su cabello era puntiagudo de color cenizo, las orejas de conejo sobre-salía de este del mismo color, solo tenía puesto un pantalón corto por debajo de las rodillas, sus patas grandes era peludas y no necesitaban de zapatos, tenía unas correas atravesadas en el pecho que sostenía trás en su espalda sus Bumeran's.
Salió a la superficie en un agujero y miró el cielo, rápidamente fue corriendo por la nieve hasta la el hogar de Norte.
—¡Ay que frío!- dijo al estar entre la nieve y el viento helado.— ¡Ah! ¡No siento las patas!— exclamó-se quejó- saltando.— ¡No siento las patas!
Ya en el gran salón en donde se encontraba el globo terráqueo, estaban reunidos todos.
—¡Espero que valga la pena norte!- se quejó Katsuki sobándose un poco los brazos.
—¡Meg! Gracias por venir.- saludó a su compañero, éste le hizo gestos de confusión-el no hablaba-.— ¡Lo sé, lo sé, pero obviamente no los hubiera llamado si no fuera serio!
Después se dirigió al centro para que les prestarán atención.
—¡El coco estuvo aquí!- exclamó haciendo que los demás tuvieran cara de sorpresa.— ¡Aquí en el polo!
—¡¿Shigaraki?!- preguntó Emi confundida.— ¡¿Shigaraki black, aquí!?
—¡Si!- afirmó.— ¡había arena negra cubriendo el mundo!- hizo señas extrañas con las manos mientras explicaba.
Katsuki que estaba cerca de la chimenea calentándose las patas se acercó al mayor.
—¡¿Cómo que arena negra cubriendo el mundo!?- preguntó sin creerlo del todo, tenía en sus manos un huevo a medio pintar y un pincel.
—¡Y una sombra lo oscureció!- exclamó después el mayor, Katsuki a su lado se confundió más.
—¡Alto, alto! ¿No dijiste que viste a Shigaraki?- dijo volviendo su atención al huevo en sus manos.
—¡No!- le respondió después Norte, Katsuki alzó una ceja.— ¡Bueno a él no!
—¿¡A él no!?,- repitió.— Dime,- se dirigió a Shota.— ¿Acaso le crees?- un signo de interrogación echo de arena apareció encima de su cabeza.—¡Se, tú lo has dicho!
—Oigan, él está tramando algo muy malo, lo presiento,- habló serio mirando a los demás, después se tocó la barriga y la palmeó un poco.— ¡En mi panza!
—¡Alto, alto!, ¿¡Quieres decir que me llamaste tres días antes de la Pascua, por tu panza!?- le reclamó enojado, se le acercó y le picó con el pincel.— ¡Si yo te hiciera eso antes de la navidad...! Fue interrumpido por Norte quien sonrió y le palmeó la cabeza.
—¡Por favor! Katsubunny,- le dijo y se apartó quitándole el huevo de las manos.— ¡Pascua no es navidad!
—Jeje, y sigues con eso,- dijo sarcástico.— ¡No tengo tiempo para esto! ¡Aún tengo dos millones de huevos por terminar!
—¡No importa cuanto los pobres siguen siendo huevos!- comenzaron a discutir. Ignorando a Shota que señalaba la luna.
—¡Amigo! ¡Se trata de perecederos!- de que quejó. Shota trataba de llamarles la atención sin éxito.— ¡Tú tienes un año para prepararte!
—¿Por qué son así de nerviosos los conejos?- suspiró cruzándose de brazos.
—¿Y tú por qué eres tan obstinado?- le replicó. El hada de los dientes que pasaba por ahí hablaba en vos alta nombrando direcciones.
—¡Hada! ¿Qué no ves que tratamos de discutir?- llamó Toshinori a la femenina que se sobresaltó.
—¡Lo siento!- se disculpó.— ¡No todos trabajamos una noche al año! ¿¡Tengo un o no razón!?- les preguntó, después volvió a lo suyo.— ¡Ah! ¡San Diego, sector dos! ¡Cinco incisivos!
—Adsurdo,- habló de nuevo el cenizo.— se acabó la edad de Shigaraki black, ¡Nos aseguramos de eso! ¿Recuerdas?
—¡Pues estoy seguro que era él, esta es una situación grave!- ninguno daba su brazo a torcer.
—¡Pues yo tengo una situación grave con unos huevos...!- Shota furioso por la situación, agarró al primer duendecillo que se le cruzó y lo sacudió, el cascabel de éste sonó estrepitosamente interrumpiendo la conversación, después de tener la atención señaló molesto al cielo.
—¡Ah! ¡Hombre de la luna!- exclamó alzando sus brazos al aire.— ¡Shota! ¿Por qué no dijiste nada?- devolvió la vista a su amigo quien resopló sacando "humo" echo de arena de las orejas, muy furioso.— ¡Cuanto tiempo sin vernos amigo!, ¿Qué noticias hay?- habló el mayor a la luna, dejando pasar la mirada de muerte que le dió su amigo.
La luz de la luna alumbró una parte específica del salón, entre la luz se formó una figura conocida por todos.
—¡Si es Shigaraki!- reconoció Katsuki, miró al mayor quién hizo un gesto de "te lo dije" y se tocó la panza.
—¡Luna! ¿Qué debemos hacer?- preguntó Toshinori.
La luz se dirigió al centro del círculo en el suelo del cuál una puertazuela se abrió y un cristal gigante salió reflejando la luz por todas partes.
—Ah, ¿Saben lo que ésto significa?- preguntó Emi curiosa y confundida.
—Está eligiendo a un nuevo guardián.- dijo el mayor haciendo que Katsuki lo mirará extrañado.
—¿Qué? ¿Por qué?- preguntó el conejo.
—Debe ser algo importante, piensa que necesitamos ayuda.- reflexionó y Katsuki resopló.
—¿Desde cuándo la necesitamos?- preguntó como si fuese algo obvio, ellos eran los mejores y no necesitaban a nadie más, eso creía.
—Oigan ¿Quien puede ser?- miró a Shota quien en su cabeza hizo un trébol de cuatro hojas— ¿El duende de los tréboles?
—¡Por favor que no sea la marmota, no!- rogaba Katsuki a la luna, no le agradaba el sujeto.
Al final una figura se materializó dejando ver a un chico con una sudadera y capucha sobre su cabeza, un callado de madera en la mano y la otra en un bolsillo.
—Izuku frost.- dijo Norte intrigado.
—Ah, olvidenlo, las marmota está bien.- odiaba con todo su ser a ese niñato que lo sacan de sus casillas, bueno, todo el mundo lo hacía pero ese mocoso con más rapidez.
—¡Ah!- exclamó al fin Emi sin verle contratiempos.— Bueno mientras nos ayude a proteger a los niños, ¿Verdad?- la luna lo había elegido y no habría nada que hacer.
—¡¿Izuku frost!? ¡Jaja!,- preguntó y rió con ironía el rubio.— ¡A él no le importan los niños! ¡Lo único que hace es congelar tuberías y arruinarme las Pascuas!- se quejó, y era verdad.— ¡Es un irresponsable y egoísta...!
—¡Guardián!- interrumpió Norte con una mano en el mentón.
—¡Izuku Frost es muchas cosas, pero no es un guardián!- volvió a reclamar el conejo molesto.
Por otro lado lejos de allí, Izuku se divertía en una cuidad causando alboroto, congelaba el suelo y la calle donde las personas caminaban haciéndolas caer y a los autos rechinar. Congelaba las paredes subiendo por el techo y llegar a los tendedero de ropa, la cuál, también congelaba.
Voló y saltó sobre lo alto de un edificio sostenido en una antena, estaba riendo y dando vueltas
—¡Oh Wao! ¡Eso fue divertido!- dijo entre risas.— ¡Oye viento! ¡Llévame a casa!- pidió a su mejor amigo el viento quien sopló con fuerza haciéndolo elevar por los aires.
Estuvo volando toda la noche entre nubes, para cuando llegó a su hogar ya era de día.
—¡¡Día nevado!!- gritó entre risas mientras corría entre las personas y congelaba todo a su paso.— ¡Sí!
Después de divertirse un poco fue hasta donde se encontraba el lago, ahí estaba un niño de cabellos negros que iba caminando con un libro en sus manos, el cual fue quitado que ellas por el viento.
—¡Oh no!- exclamó en pequeño cuando se le fue de las manos.
El libro cayó abierto boca-abajo en el suelo frío.
Izuku se acercó y trató de leer el contenido del libro mirándolo por todas partes.
—Se ve interesante.- dijo al final antes de que el pequeño lo recogiera y limpiara.
De pronto llegaron otros niños corriendo y gritando contentos.
—¡Sí, día nevado!- gritaron los niños corriendo y saltando.
—No fue nada.- dijo Izuku y aunque lo hizo nadie le prestó atención. No lo veían, es más, los niños ni siquiera sabían que él estaba allí mirándolos.
—¡Oigan, esperen!- exclamó Kouta para alcanzarlos.— ¿¡Irán el domingo a buscar huevos de Pascua?
Preguntó y sus amigos gritaron más alegres.
—¡Sí, dulces gratis!- dijo uno saltando.
—¡Ojalá los encontremos entre toda esta nieve!- dijo otro, y así entre risas y carreras fueron a la casa de Kouta.
Izuku fue con ellos desde lo alto.
—¡wou!- los niños pasaron por las tablas de una reja para llegar al patio.— ¡Aquí dice que encontraron pelo de Yeti y ADN en Michigan!- algo que le encantaba a Kouta eran los misterios y las criaturas extrañas.
—¡Aquí va de nuevo!- dijo una rubia con dos coletas.
—¡Tú viste el vídeo Mahoro!- Kouta fue a sacar un pequeño trineo para la nieve mientras le hablaba a su amiga.— ¡si existe!
—Eso dijiste de los alienígenas.- habló otro amigo suyo.
—Y el conejo de Pascua.- dijo Mahoro de nuevo, aveces creían que a su amigo le faltaba un tornillo, aún así lo querían.
—Oigan, el conejo de Pascua si es real.- habló serio y como en su cara decía "es real, ¿Quien esconde los huevos entonces?"
—¡Oh pero claro que es real!- dijo Izuku mientras hacía equilibrio sobre la cerca.— ¡Realmente irritante y muy gruñón y super vanidoso!
—¡Por favor!, ¡Tú te crees todo!- volvió a decir Mahoro jugando con sus otros amigos para después reír.
La pequeña hermana de Kouta, Eri, estaba en la escaleras del porche jugando con su mascota.
—¡Conejo de Pascua, salta!- exclamó la niña para después dar un salto al suelo que salió mal y terminó cayendo, los sollozos no se hicieron esperar.
—¡Ma!- llamó Kouta.— ¡Se volvió a caer Eri!
La madre fue al socorro de su pequeña y la levantó del suelo.
—¿Estás bien Eri?- le preguntó mientras revisaba que no tuviera ningún raspón. Kouta estaba por salir cuando su madre llegó con su gorro para ponérselo.—¡Tú gorro amor! No querrás que Izuku Frost te congele la nariz.
—¿Quien es Izuku Frost?- preguntó a su mamá, nunca había oído de él.
—Nadie cielo, es solo una expresión.- le restó importancia y se fue.
—¡Oye!- exclamó Izuku entre molesto y sorprendido.— ¿Quien es Izuku Frost?- se dijo con ironía, tomó del suelo nieve y la hizo una bola la cual llenó de escarcha soplando en ella, después la lanzó.
La bola de nieve fue directo como un proyectil al niño de cabellos negros, estrellándose en su espalda, casi en su cuello.
—Oigan,- se tocó un poco en la nunca y volteó a sus amigos. Unos brillitos que solo fue visto por Izuku resplandecieron en los ojos de Kouta.— ¿Quien de ustedes fue?- preguntó divertido, se vengaría de quien lo hizo.
—Pues, no fue pie grande niño.- llegó de un salto Izuku a donde estaban todos ellos reunidos.
Comenzó una guerra de bola de nieve, eran todos contra todos. La nieve salpicaba de aquí para allá, pero un mal tiro cayó en la cabeza de una niña a la cual le tenían miedo. La niña apodada "la peque" se levantó furiosa y gruñendo del suelo, todos se quedaron mirando con miedo, de pronto otra bolsa la impactó en la frente, los mismo brillitos que solo Izuku vió se reflejaron en sus ojos."La peque" se rió y comenzó a jugar con los demás a la guerra de nieve.
Todos corrían riendo, huyendo de la niña, Izuku iba con ellos riendo también y para hacerle una broma a Kouta que iba al frente congeló el camino haciéndolo resbaloso.
—¡Cuidado que está resbaloso!- dijo juguetón pero Kouta cayó sobre su trineo resbalando sobre el hielo y alejándose de todos.
—¡¿Oye qué haces!?- preguntó uno de sus amigos pero Kouta no puedo detenerse y salió disparado a la calle transitada.
—¡Uh! ¡Tranquilo Kouta! ¡Espera!- Izuku corrió en su ayuda y le hacía un camino de hielo esquivando los autos y las personas.— ¡Te tengo, todo va estar bien!
—¡Niño sí, vamos a la izquierda!- lo ayudaba pero también dejaban un desastre por donde pasaban.
A Kouta le pareció divertido, iba rápido esquivando personas y autos, pasó un montón de tierra que le dió la sensación de volar, cayó de nuevo a la calle y una gran máquina quita nieve apareció al frente suyo, en un intento para que no quedará echo puré, Izuku hizo que lo esquivar y lo desvió por otro lago haciendo un tipo de rampa.
Voló por los aires más alto que antes, sus amigos quedaron viendo sorprendidos, Kouta sonrió en medio de su vuelo pero la sonrisa se borró al ver que se iba a estrellar contra una estatua.
Afortunadamente no pasó y cayó sobre un montón de nieve cerca de ella.
—¿¡Kouta estás bien!?- llegaron su amigos preocupados.
—¡¿Vieron eso?, Parece que fue serio!- dijo otro pensando que se había roto algo o qué sé había desmayado por el golpe, pero no fue así.
—¡Wou! ¡Estuvo increíble!- se levantó de golpe saltando y hablando rápido.— ¡Di un salto y me deslicé bajo un auto y...!- fue interrumpido por un sofá el cual lo golpeó como un proyectil, quien sabe de dónde habría salido.
—¡Usp!- Izuku no había visto venir así que no pudo hacer nada para detenerlo.
—¡Uy!- exclamaron los niños simultáneamente al escuchar el golpe.
—¡Miren un diente!- mostró con su mano el niño al diente que se le había salido por el golpe.
—¡Sí!- exclamó Mahoro riendo.— ¡Significa dinero!
—¡Dinero del hada de los dientes!- dijo Kouta muy alegre.- Izuku negaba, estaba molesto y no quería que se fueran para sus casa ya, aún era temprano.
—¡Tengo que ponerlo bajo la almohada!- mientras Izuku negaba y les hablaba los niños solo seguían en lo suyo.
—¡Esperen un minuto! ¡Alto, alto!- corrió hacia ellos y le dijo molesto.— ¡¿Y toda esta diversión!? ¡No fue el hada de los dientes! ¡Me la deben a mí!
Izuku les seguía hablando y ellos solo reían y jugaban, saltó al frente para hablarles.
—¿¡Pero que tiene que hacer uno para que le hagan caso niños?!- pero aparentemente se olvidó de un detalle muy importante, se quedó de piedra al sentir como los niño pasaron entre él como un fantasma. Metió su mano en el bolsillo y salió de allí volando, dejando a los niños jugar solos.
Ya en la noche Kouta le contaba a su pequeña hermana lo sucedido en el día.
—¡Si estuvo increíble! ¡Bajaba por la colina y me metía!- contaba moviéndose de lado a lado.— !boom boom! ¡Entre los autos! ¡Y luego el trineo llegó a esa cosa y salí volando por los aires!- tenía un juguete en sus manos con el cual simulaba las maniobras que hizo.— !y luego zaz! ¡El sofá me golpeó y el diente se me cayó!
—¡Muy bien niños!- llegó su madre y tomó a Eri en su brazos.— ¿Diente bajo la almohada?
—¡Si, estoy listo!- ya tenía el diente en su lugar, sacó una linterna y alumbró en algunas partes.
—Y no quiero que la esperes despierto, Kouta. O no va a venir.- el niño arrugó la cara en disgusto.
—¡Pero ésta noche si lo haré ma!- dijo, y queriendo tener apoyo se dirigió a su hermana.— ¿Quieres ayudarme Eri? ¡Hay que escondernos y veremos al hada!
—¡Hada, hada!- exclamó la niña muy alegre.
—¡No!, A la cama.- Kouta reclamó pero hizo caso a su madre, ella salió apagando las luces y el solo se acostó.
Lo que no sabían era que desde la ventana alguien lo miraba, Izuku tenía una sonrisa triste, la ventana se llenó de escarcha y él solo se fue al techo.
—Si acaso hay algo que estoy haciendo mal, ¿Quieres? ¿Quieres decirme, por favor que es?- habló a la luna.— ¡De verdad lo eh intentado! ¡Y nadie ah logrado verme!
La miró con tristeza y frustración, él quería una respuesta.
—¡Tú me pusiste aquí! ¡Entonces!- siguió con su monólogo.— Tienes...tienes que decirme porqué.- la miró un rato antes de suspirar eh irse del techo, caminó sobre los cables de la luz y las congelaba en el proceso.
El cielo nocturno se iluminó, la arena dorada del guardián del sueño se extendía por todas partes llegando hasta las casas.
—¡Justo a tiempo Samd!- dijo alegre y corrió hasta ellas. Tocó con una mano a la arena que al hacerlo un delfín salió de ella y nadó a su alrededor.
Pero no todo estaba bien, no muy lejos de allí en un la casa donde dormía dulcemente una niña. La risa cínica de alguien sonó, el ser conocido como el coco por los niños salió de las sombras y se acercó a la infante.
—¡Oh! Creí escuchar las dulces pezuñas de un unicornio. ¡Qué adorable sueño!- dijo acercándose a la infante, la miró y sonrió ladino.— ¿¡Y que tenemos aquí!? ¡Una hermosa niña!.- exclamó fingiendo sorpresa eh interés.— ¡Están dulce! Llena de esperanza y asombroso.
—¡Oye, solo falta algo importante!- borró su sonrisa en un momento y acercó su dedo índice para tocar al unicornio de arena dorada.— ¡Un toque de miedo! Eso nunca me aburre.- el unicornio se volvió negro, la niña se quejó en su cama arrugando el entrecejo.— Siente miedo y terror, aquí va, muy bien.- reía cínico y de placer al ver la pequeña sufrir.— Bien, que hermosa y linda ¡Pesadilla!
Canturreó feliz al ver su creación, una pesadilla en forma de corcel. La pesadilla corrió a su lado y el la tomó.
—Ahora, quiero que le digas a todos que acabó la espera.- le habló a la criatura quien relincho y salió por una ventana perdiéndose en la oscuridad.
Shigaraki salió fuera a la calle, miró a la luna y sonrió.
—¿Debiste imaginar que llegaría este día? Mis pesadillas al fin están listas.- informó al hombre de la luna sin dejar de sonreír.— ¿Y tus guardianes?
Por otro lado Izuku se encontraba aún sobre los cables de luz viendo la arena dorada que descendía del cielo a los hogares con niños, su momento de tranquilidad fue interrumpido por algo que pasó casi chocando con él.
Dió un paso atrás para esquivarlo pero le siguió.
Corrió saltando autos y techos hasta llegar a un oscuro callejón.
—Hola.- volteó rápido a la voz que sonó en el desolado lugar.— Cuanto tiempo, desde la ventisca un domingo de Pascua. Fue en el 68 ¿No?- Katsuki salió de las sombras.
—¡Katsubunny!- lo miró con una sonrisa, le gustaba mucho molestarlo.— ¿No sigues molesto por eso, o sí?- fingió una cara triste eh incluso hizo un puchero.
—Sí,- respondió con sinceridad, resopló, mejor se concentraba a lo que había ido.— solo que esto tiene que ver con otra cosa.- fijó su vista en el bumeran en sus manos.— Señores.
Dos Yeti's aparecieron de la nada, uno lo tomó y lo alzó, el otro abrió un saco.
—¡Hey! ¿¡Por qué me agarras?!- pataleó pero no sirvió de nada y antes de que pudiera decir algo más lo metieron dentro del saco.
Un Yeti sostenía el saco y el otro sacó una esfera de nieve y la tiró al suelo, cuando se rompió un portal se abrió.
Le hicieron gesto de di iba a entrar en él pero Katsuki se negó.
—¿Perdón? Yo ni lo sueñes,- dijo y pisó dos veces el suelo abriendo un agujero.— los veré en el polo.
Entró sin dudar en el y el agujero se cerró como estaba antes, los Yeti's se encogieron de hombros lanzaron primero el saco por el portal y después entraron ellos.
El portal se abrió dentro de la casa de Toshinori, Izuku cayó al suelo dando quejidos por eso.
—¡Ya está aquí! Silencio,- escuchó una voz, abrió el saco con cuidado y miró a unos duendecillos.— ¡Eh! ¡Ahí está! Izuku Frost!
Cuando alzó la vista se encontró con el mayor barbudo y otras personas más.
—¡Wou! ¿Es una broma?- preguntó por todas partes, uno de los Yeti's lo tomó para alzarlo del suelo.— ¿Eh? ¡Ya bajenme!
Hicieron caso y le dejaron, Izuku se acomodó un poco la ropa.
—Espero que los Yeti te hayan tratado bien.- comentó Norte quien se le acercó.
—¡Ah sí!- exclamó.— ¡Adoro que me metan en costales y me lancen a portales mágicos!- dijo sarcástico.
—¡Ah qué gusto! ¡Esa fue mi idea!- Toshinori le siguió la corriente divertido, se hizo a un lado y señaló al conejo.— Obviamente conoces a Katsubunny.
—Obvio sí.- oh claro que lo conocía muy bien.
—¡Y, el hada de los dientes!- campresto la presentó Emi se acercó con rapidez a Izuku y le dió un energético apretón de manos.
—¡Hola Izu!- saludó, después llevó sus manos al rostro del albino.— ¡Me han contado mucho de ti y de tus dientes!
—Mis, Mis ¿Qué?- preguntó confundido.
—¡Habre la boca! ¿Encerio son tan grandes como dicen?- le abrió la boca y miró con detalle su dentadura.— ¡Oh! ¡Realmente brillan como la nieve blanca caída del cielo!- le informó a las haditas que estaban con ella.
—¡Y ahora, megmeg!- miró a Shota que estaba durmiendo a su lado.— ¡¿Megmeg!? ¡Megmeg!- lo llamó, éste se despertó y le saludó con una mano.
—¡Un momento! ¿¡Alguien quiere decirme que hago aquí!?- Shota alzó la mano en Izuku le miró, el guardián del sueño hizo muchas figuras sobre su cabeza pero, no le entendió porque iba muy rápido.— ¡Ah...! Eso no ayuda mucho, pero gracias.
Se dió la vuelta y caminó, un duende que se acercaba con una galletas fue congelado instantáneamente al ser tocado por el cayado.
—Debió ser algo realmente malo para que los cuatro se reunieran,- comentó, se dió la vuelta para mirarlos poniendo la rama sobre su hombro.— ¿Estoy en la lista negra?
Preguntó y Toshinori rió con ganas.
—¡Ja! ¿En la lista negra? ¡Tú tienes el récord!,- le informó.— ¡Pero no importa! Lo olvidamos, ahora borraremos todo tu historial.
—¿Y por qué?- le preguntó sin entender.
—Buena pregunta.- ironizó Katsuki.
—¿Dijiste por qué?- repitió Norte.— ¡Yo te diré el porqué! ¡Porque ahora eres un guardián!
Exclamó en alto y los duendes empezaron a tocar pequeñas trompetas y los Yeti's tenía unas antorchas raras en las manos.
—¡Jaja! ¡Esta es la mejor parte!- la música se aceleró y los tambores sonaron, los Yeti's hacían malabares con las antorchas.
Toda esa música estaba mareando y molestando al albino, ¿Si quiera le habían preguntado? Cuando vió a un Yeti traerle un gran libro al mayor supo que era suficiente, antes de Norte pudiera decir algo, alzó el cayado y dió un fuerte golpe con el en el sueño haciendo que una ventisca fría parara todo.
Todos lo miraron sorprendidos, incluso Katsuki.
—¿Quien les dijo que quiero ser un guardián?- les preguntó y Norte rió escandalosamente.
—¡Jajaja! Claro que quieres,- le respondió como si fuese obvio.— ¡Música!
Las trompetas volvieron a sonar.
—¡Qué no quiero música!- les gritó, todo volvió a quedar en silencio.— ¡Todo esto es muy halagador, pero todo esto, yo no me sirvo!- les dijo, mientras hablaba se subió a una mesa que estaba cerca y se sentó en ella.— Ustedes son puro trabajo y tensión, y yo puro juegos y diversión. No soy un guardián.
—¡Ves! Eso fue justo lo que yo dije.- comentó Katsuki teniendo la razón, Norte le miró mal por un momento y volvió su vista al pecoso.
—Izuku, no creo que estés entendiendo lo que hacemos.- se le acercó la hada y después le mostró el globo terráqueo que estaba lleno de puras luces.— Cada una de esas luces es un niño.
—Un niño que creé,- comentó Norte.— y cruel o bueno, grosero o cortés, los protegemos.- dijo con una media sonrisa, uno quejidos se escuchó y éste suspiró.— Hada, déjale los dientes.
—¡Lo siento!- se disculpó Emi quitando las manos de la boca del muchacho.— ¡Son hermosos!
—¡Ok! Dejémonos de tonterías.- habló Toshinori.— ¡Shigaraki está allá afuera haciendo de las suyas!
Exclamó molesto poniendo sus manos en su cintura, haciendo que Izuku lo mirará extrañado.
—¿Al, al coco te refieres?- le preguntó.
—¡Sí!,- afirmó.— Cuando Shigaraki nos amenaza, ¡También a ellos!- le dijo señalando al globo terráqueo.
—¡Una razón más para elegir a alguien más capacitado!- se estaba molestando, ¿Por qué de todos él? Habían mejores.
—¿¡Qué!? ¿¡Crees qué nosotros elegimos!?- le preguntó.— ¡No! ¡Fuiste elegido, al igual que todos nosotros! Por el hombre de la luna.- le dijo señalando a la luna que se miraba en el cielo, eh Izuku lo miró incrédulo.
—¿Qué?- fue solo esa pregunta que salió de su boca.
—Sí, anoche Izu, te eligió.- le informó Emi.
—Talves.- comentó Katsuki aún recio a que fuese un guardián.
—El hombre de la luna, ¿Le dice cosas?- les preguntó.
—Ves, no puedes negarte, es el destino.- le dijo Norte.
—Pero, ¿Por qué no me dice las cosas el mismo?- miró a la luna y llevo una mano a su cabello frustrado.— ¡Después de trescientos años, ¿Y esta es su respuesta?- se preguntó molesto.
—¿Pasar la eternidad con ustedes en una, en una guarida ideando nuevas cosas para sobornar niños?- los miró eh hizo señas raras con las manos, después negó con la cabeza.— No,- miró a la luna.— ¡No! ¡Eso no es para mí!- gritó y miró a los que estaban con el.— Nosé ofendan.
—¿Cómo esperas que no nos ofendamos?- le preguntó molesto el conejo.— ¿Saben qué? ¡Yo creo que nos salvamos!- miró a sus compañeros para que lo apoyaran.— ¿Qué puede saber este tonto sobre hacer felices a los niños? Digo yo.
Comentó rascándose una oreja, Izuku se molestó y decidió contra-atacar.
—Han, ¿tienes idea de lo que es un día nevado?- le preguntó, hizo señas con las manos mientras siguió hablando.— Se que no es un huevo cocido, pero a los niños les encanta lo que hago.
—Pero realmente no creen en ti ¿o sí?- se acercó amenazante a él.— Entiende, eres invisible es como si no existieras.- Izuku asintió, era cierto los niños no podían verlo.
—¡Conejo!- llamó Emi acercándose a ellos.— ¡Ya basta!
—¡No!-Izuku negó.— El canguro tiene razón.
—¿Él qué? ¿¡Cómo me llamaste!?- le preguntó furioso, se le acercó dispuesto a darle una paliza.— ¡No me digas canguro!
—¡Toda la vida pensé que eso eras!- exclamó cómico.— Y si no eres un canguro, dime lo que eres.- aunque era un poco más bajo le miró desafiante sin siquiera pestañear.
—¡Te lo voy a decir!- se acercó a él, hasta que sus rostro quedaron cerca, dando una batalla de miradas a la que ninguno pensó retroceder.— ¡El conejo de Pascua! Muchas personas creen en mí.
Izuku estaba furioso, pero no le respondió y solo le miró. Shota suspiró tratando de que la tensión en el aire no lo afectará. Tocó al mayor y señaló al albino para que hiciera algo, Toshinori se acercó a ellos.
—Izuku,- llamó.— ven conmigo.
Toshinori lo había llevado a la fábrica de juguetes, bajaron por un ascensor a ella.
—No es personal Norte,- dijo Izuku siguiendo al mayor.— pero todo lo que hacen ustedes no es lo mío.
—¡Hombre de la luna dice que si lo es!- le dijo en casi en un grito.— Ya veremos.- lo último lo susurró para sí.
—¡No tan rápido norte!- llamó el menor mirando por todas partes.— ¡Llevo años intentando meterme aquí, quiero ver!
—¿Cómo dijiste?- preguntó Toshinori.— ¿¡Meterte!?
—¡Uh! Tranquilo. Jamás pasé a los Yeti,- le informó como si nada.— ¡Hola flin!- saludó a un Yeti que tronó sus dedos al verlo pasar.
—¡Camina Izuku! ¡Camina!- lo llamó, pero Izuku miraba con detalle las cosas, habían castillos, robots, carros, grúas, muchos tipos de juguetes por todas partes.
—¡Wou! Creí que los duendes hacían los juguetes.- y es que eran los Yeti's quienes estaban llevando y probando los juguetes de un lado al otro.
—Solo los dejamos creer eso.- le dijo en forma de secreto. Mirando a unos duendes que estaban jugando con una luces de navidad.— ¡Muy lindo! ¡Muy bonito trabajo!
Les dijo Toshinori y se llevó al menor tomándolo del hombro.
Un Yeti estaba pintando con delicadeza un robot de juguete, el color era azul.
—¡No me gusta! ¡Pintalo de amarillo!- el Yeti gruñó, miró a su lado en donde había un montón de robots de juguetes en azul y gruñó con frustración, para después golpear su cabeza con la mesa en la que estaba.
—¡Más rápido señores!- gritó para que su voz sonará en todo el lugar.
Siguieron hasta llegar al despacho, Toshinori entró primero y le hizo seña para que entrara también.
Izuku echó un vistazo por el lugar, le pareció agradable, después miró al mayor quién se limpio las manos y tomó un pastel que estaba sobre su escritorio.
—¿Pastel de frutas?- le ofreció.
—Eh, no gracias.- negó sin sonar geosero.
Toshinori botó el pastel y se tronó los dedos acercándose a él.
—Ahora pondremos la mesas sobre las cartas.- dijo eh Izuku le miró confundido.
—¿Las mesas sobre las cartas?- repitió en una pregunta. La puerta trás suyo se cerró sola y los seguros sonaron.
Retrocedió al ver como se acercaba el más grande a él, por un segundo temió por su vida.
—¿¡Quien eres Izuku Frost!?- preguntó Norte mientras se le acercaba, Izuku quedó con la espalda pegada a la puerta.— ¿Cuál es tu centro?- le preguntó poniendo su dedo en el pecho del menor y presionó.
—¿Mi centro?- preguntó sin entender el menor.
—Si el hombre de la luna te eligió para ser un guardián debes tener algo muy especial dentro.- le dijo mientras le señalaba, después se apartó y se puso una mano en el mentón pensando.
Miró por la habitación hasta que dió con un estante.
—¡Ya sé!- exclamó y fue a el.— Así es como tú me ves ¿no?- tomó del estante una muñeca china parecida a él.— Muy, muy grande imponente, pero cuando me conoces soy, ven dilo.
Le dió la muñeca eh Izuku la tomó, la abrió dejando ver en su interior otra más pequeña, pero ésta era con mejillas regordetas y una sonrisa.
—¿Eres un gordito alegre?- dijo divertido, Toshinori asintió pero el asunto no acaba allí.
—¡Pero no, solo alegre!- mientras hablaba Izuku iba abriendo cada una de las muñecas.— También soy misterioso, y valiente, y generoso.- eso hasta que llegó a una pequeñita.— ¿Y en mi centro Izuku?
—Hay un tierno bebé de madera.- dijo un poco confundido mientras se masajeaba la frente.
—Velo de cerca.- le dijo Toshinori y se la acercó.— ¿Qué ves?
—¿Ah..?- pensó un momento en su respuesta mirando con detenimiento el juguete.— Tienes grandes ojos.- dijo al final.
—¡Sí Izuku!- exclamó en casi un grito que hizo encogerse de hombros por el susto.— ¡Muy grande, hermosos ojos grandes! ¡Porqué están llenos de asombro!.- le dijo con entusiasmo sosteniéndolo de los hombros.— Ese es mi centro.
Lo soltó y caminó por el lugar mostrándolo. En el despacho de Toshinori habían juguetes que se movían solos.
—¡Eso es con lo que nací! ¡Con ojos que se llenan de asombro y se maravillan con todo! ¡Ojos que ven luces en los árboles y magia en el aire!- le decía mientras le mostraba, los juguetes, aviones autos y trenes.
—¡Este asombro es lo que puse en el mundo!- lo guió a fuera mostrando como volaban los juguetes por todas partes como si tuvieran vida propia.
—Y es lo que protejo en los niños, es lo que me convierte en un guardián. Ese es mi centro,- dijo poniendo su mano en el pecho.— ¿Cuál es el tuyo?- le preguntó al final.
—No lo sé.- le respondió Izuku, ni siquiera había el porqué la luna lo eligió en primer lugar.
Toshinori le sonrió con entendimiento y le puso la muñeca en la mano, Izuku por un momento se sintió aceptado.
El momento fue interrumpido, la hada de los dientes pasó rápido cerca de una ventana donde estaban ellos junto a sus haditas.
—Tenemos un problema.- Katsuki llegó apurado.— En el Palacio de los dientes.
(...)
Unas grandes puertas se abrieron dejando entrar a los guardianes y a Izuku, todos estaban ajetreados, los Yeti's corrían de un lado al otro igual que los duendecillos.
—¡Pronto!- dijo Toshinori.— ¡Necesitamos irnos!
—¡Ni sueñes que iré con ustedes!- exclamó Izuku m— ¡No subiré a un viejo y tonto...trineo..!- se quedó con la boca abierta al ver el trineo de Santa, tenía seis grandes renos que tiraban de el y unos propulsores en los lados.— Ok, un paseo pero, ¡Nada más!
—Todos aman el trineo.- Toshinori sonrió para sí mismo orgulloso.
—¡Katsuki!,- llamó al conejo que se quiso escapar por sus túneles.— ¿Qué estás esperando?
—Creo que mis túneles son más rápidos,- le dió una pataditas al trineo volteando.— y seguros.
—¡Sube!- lo tomó y los subió al trineo haciéndole sentar junto a los otros.— ¡Abróchense!
—¿¡Y los cinturones!?- preguntó revisando en su puesto.
—¡Ja!- exclamó divertido el mayor.— ¡Solamente es una expresión! ¿Estamos listos?- preguntó al Yeti que estaba a su lado revisando algo, éste asintió, los duendes que estaban revisando las herraduras de los ciervos se alejaron.— ¡Pues vamonos! ¡Despejen!
Los renos corrieron al escuchar la orden, entraron por los túneles de hielo dando vueltas.
—¡Espero les gusten las maromas!- iban saltando de un lado al otro dentro de los túneles.
—Mi zanahorias.- dijo Katsuki mareado sosteniendo con sus patas y manos lo que podía para no caer.
Izuku rió de él un poco, y ahora tenía los brazos alzados como si estuviera en un carrusel.
Al final salieron del túnel y saltaron por una rampa al precipicio, dieron una vueltas más en el aire antes de subir y quedar en línea recta.
El albino fue a la parte de atrás mirando el paisaje, después miró a Katsuki que ni siquiera se levantaba de su puesto.
—¡Katsuki!- lo llamó y éste lo miró.— ¡Mira la vista...wou ¡Ahh!- se había caído del trineo.
—¡Norte!- se alarmó el conejo y llamó al mayor, se sostuvo de la orilla para mirar hacia abajo.— ¡Se...!- se calló al ver a Izuku relajado sobre una de las patas del trineo.
—¡Awww! Si te intereso.- le dijo con burla.
—¡Vete ya mocoso presumido!- le gruñó y volvió a su puesto.
Izuku se rió y subió también sentándose a su lado, Katsuki lo miró y volteó su cara molesto.
—¡Sujetense todo el mundo!, Utilizaremos un atajo.- informó Toshinori sacando una esfera de nieve haciendo que el conejo se alarmara.
—¡Yo quería utilizar los túneles!- se lamentó, Shota solo aplaudió y alzó sus manos de nuevo.
—Y ahora, al palacio.- Toshinori miró de reojo al conejo con diversión y sopló sobre la esfera, la lanzó al frente abriendo un protal.
Entraron en el velozmente y salieron al otro lado cerca de una montañas, su vista fue opacada por una manchas negras que iban de lado a lado por todas partes.
—¿Qué?- se preguntó, las manchas negras eran corceles de arena negra.— ¡¿Pero que son!?- preguntó Toshinori.
—¡¡Se llevan a las hadas!!- gritó Izuku viendo como los corceles iban trás las hadas para capturarlas.
Saltó del trineo y agarró una hadita antes de que el corcel la tuviera. Volvió con rapidez al trineo y abrió su mano dejando ver a la pequeña hada.
—¡Hola hadita!- la saludó y ella lo miró.— ¿Estás bien?- la hadita asintió.
Entraron a la montaña, en donde estaba el palacio, Izuku se acercó a Toshinori y éste le pasó las riendas de los renos.
—¡Toma!- le dijo.— ¡Lleva las riendas!- Izuku asintió y guió a los renos por el lugar.
El mayor con una de sus espadas le pegó a uno de los corceles negros que se disolvió dejó caer una cajitas al trineo, el conejo tomó una.
—¡Se roban los dientes!- exclamó al darse cuenta de lo que eran, miró a Shota quien frotaba con sus dedos un poco de arena negra que le había caído encima.
Éste miró a Katsuki preocupado.
—¡Ten cuidado!- le dijo Toshinori al menor viendo que estaban por estrellarse.
Izuku jaló de las riendas y esquivó la columna dando un aterrizaje forzoso, una vez estuvieron seguros se bajaron del trineo.
La hada de los dientes iba de un lugar al otro volando preocupada.
—¡Hada! ¿¡Estás bien!?- dijo Toshinori, ella se acercó.
—¡Se! ¡Se robaron a mis hadas! ¡Y los dientes!- dijo mirando a todas partes, ya no quedaba nada.— ¡Se los llevaron! ¡Todo desapareció!- se sentó de rodillas en una de las plataformas de la columna y los demás fueron a verla.— Desapareció...- Shota colocó su mano sobre el hombro de ella como consuelo.
La pequeña hada que había salvado Izuku voló hacia ella quien se alegró de verla.
—¡Oh! ¡Qué alegría!- exclamó un poco aliviada.— ¡Tú si te salvaste!
El momento fue interrumpido por una risa que hizo eco en el lugar.
—¿Les digo algo?,- preguntó la voz que ellos ya conocían de quién era.— Esto es muy muy emocionante. Los cuatros grandes en un solo lugar Pero cuánta celebridad.— todos miraban por todas partes buscando el origen de la voz. Fue encima de ellos que estaba.— ¿Te gustó mi show en el globo terráqueo Norte? Los reuní a todos, ¿No es así?
—¡Shigaraki!- exclamó molesta Emi volando hacia él.— ¡¡Tienes treinta segundos para devolverme a mis hadas!!- al estar arriba lo busco pero ya no estaba.
—¿O qué?- le preguntó desde otro lado.— ¿Pondrás una moneda bajo mi almohada?- le dijo con sarcasmo.
—¿Por qué haces esto?- le preguntó Toshinori apuntándole con una de sus espadas.
—Porque talves,- alzó el dedo índice mientras habl.— yo quiero lo que ustedes tienen, ¡Qué me crean real!- dijo y bajó un poco más cerca de ellos.— ¡Talves estoy harto de ocultarme bajo las camas!
—¡Pues talves, es donde tú perteneces!- le respondió Katsuki sin miedo. Apareció de pronto bajo suyo.
—Corre a colorear huevos conejo.- Katsuki se lanzó a él quedando colgando de sus patas, Toshinori le sostuvo para que no cayera.
—Esperen, ¿Ese es, Izuku Frost?- Shigaraki rió, ahora se encontraba cerca de Izuku quien mantenía si guardia mirando la los lados.— ¿Desde cuándo son tus amigos?
—No lo son.- le respondió.
—Ah, perfecto,- Izuku dió un salto al escuchar la voz trás suyo, se volteó a mirar que Shigaraki se encontraba a no más de tres metros mirándolo.
—Alguien imparcial, entonces te voy a ignorar,- caminó yéndose de ahí.— ya debes estar acostumbrado a eso.- le dijo antes de desaparecer.
—¡Shigaraki oscuro gusano escurridizo! ¡Ven aquí!- gritó Katsuki molesto yendo a él, Shigaraki desapareció de nuevo y apareció más arriba.
Emi fue volando hacia el con un Bumeran del conejo pero se detuvo al ver un corcel negro que se abalanzó hacia ella.
—¡Oh! ¡Oye! ¡tranquilo, quieto!- calmó Shigaraki a su creación, los demás lo miraban sorprendidos, pero más el guardián del sueño.— ¿Te parece familiar Shota?.- Shigaraki dejó caer un poco de arena y Shota miró la suya, eran iguales.
— Me llevó tiempo perfeccionar este truco; que los sueños se vuelvan pesadillas.- sonrió con gracia a saber que los tenía preocupados.— Los veo nerviosos, eso los inquieta mucho más, ellos huelen el miedo.
—¿¡Cuál miedo!? ¿De ti?- preguntó Katsuki y rió con amargura.— ¡Jaja! ¡Nadie ah tenido miedo de ti desde la edad oscura!
—¡Owww!- hizo un gesto de tristeza mezclado con amor.— La edad oscura, todos asustados, miserables, fue una época de felicidad para mí. Tenía tanto poder,- recordó Shigaraki hasta con cariño el como asustaba a las personas.— pero luego el hombre de la luna los eligió para remplazar mi miedo con su asombro y luz.
" Se miraba a los guardianes pasar de un lado a otro, Shigaraki solo podía observar como su reino caía."
—Alegrando sus corazones y dándoles esperanza, mientras tanto todos me recordaban como un mal sueño, ¡Ah, no hay nada que temer el coco no existe! ¡¡Es una mentira!!- cada palabra suya volvía más molesta, al punto de gruñir.
" Shigaraki se encontraba en medio de un pueblo en el cual los niños pasaron por él sin verlo."
—¡Pues todo eso cambiará, ahora!- le gritó, a los guardianes.
De pronto las columnas del palacio se deshacían volviéndose polvo.
—Que curioso, ya está empezando todo.- Shigaraki sonrió viendo como las cosas salían a su favor.
—¿Qué ocurre?- preguntó Izuku sin entender que estaba pasando.
—Los niños están despertando,- comenzó Shigaraki explicando la duda de Izuku.— para darse cuenta que el hada de los dientes No llegó.- rió al ver la cara destrosada que tenía la hada.— ¡Jum! Es una tontería, pero para un niño...
—¿Qué sucede hada?- pero Izuku aún seguía sin entender.
—Ya, ya no van a creer en mí jamás.- dijo en un suspiro roto.
—¿No te lo dijeron Izuku? ¡Es fabuloso ser todo un guardián!- el albino lo miró y Shigaraki siguió hablando sin quitar su sonrisa.— Pero hay un detalle, si suficientes niños dejan de creer, ¡Todo lo que protegen tus amigos, asombros, esperanza y sueños, todo se esfumará. Ya de manera gradual, ellos igual.- Emi se dejó caer de rodillas, sentía mucha tristeza y Shigaraki se regosijaba con ella.
—Adios navidad, adiós Pascua, adiós pequeñas hadas que buscan dientes.- dijo mirándolos deba uno por uno mientras hablaba.— No van a tener nada, pero si miedo, oscuridad y a mí. Ya es su turno, ¡De que el mundo los olvide!
Katsuki ya furioso de tanto parloteo le atacó con uno de sus Bumeran's, Shigaraki los esquivó como pudo y saltó de donde estaba para caer, los demás le siguieron, incluido Izuku, los demás también le atacaron pero los esquivó a todos, al llegar a bajo se dieron cuánta de que ya no estaba.
—Se ha ido.- dijo Toshinori.
Había llegado a un pequeño arrollo cerca de un mural, unos árboles de cerezo adornaban más el lugar.
Mientras Katsuki hablaba con Toshinori, la hada de los dientes estaba mirando las cajitas que le había quedado.
—Lamento lo de las hadas.- le dijo izuku, Emi suspiró.
—Las hubieras visto, de verdad dieron pelea.- sonrió con tristeza.
—¿Que quería Shigaraki con los dientes?- preguntó, era lo que quería saber desde el principio.
—Él no quería los dientes.- dijo haciendo que el albino arrugarse el entrecejo.— Son las memorias que contienen.
—¿De qué hablas?- ahora estaba más confundido.
—Es por eso que recogen los dientes Izuku, tiene las memorias más importantes de la niñez,- comenzó a explicar.— mis hadas y yo las cuidamos, y cuando alguien necesita recordar lo que importa, lo ayudamos,- voló hasta el mural, Izuku le siguió caminando sobre el agua congelándola.— en donde habían unas figuras de personas y hadas — aquí estaban todos, y los tuyos.
—Mis, ¿Mis memorias?- la miró y preguntó, no sabía que tenía memorias de él con las hadas.
—De cuando eras niño, mucho antes de ser Izuku Frost.- le explicó.
—Pero, no era nadie antes de ser Izuku Frost.- negó dando pasos hacia trás.
—¡Pero claro que sí!- le afirmó.— Todos éramos alguien antes de ser elegidos.
—¿Qué?- quedó incrédulo.
—¡Tú hubieras visto a Katsubunny!- escuchó la voz burlona de Toshinori.
—¡Hey! Te dije que jamás lo mencionaras.- le gruñó molesto el peli-cenizo.
—Esa noche en el bosque yo, solo supuse que...- murmuró pero cayó en cuenta.— ¡Quieres decir! ¡Quieres decir que tenía una vida, mucho antes de... ¡Tenía un hogar! ¿¡Tenia una familia?!- le preguntó exaltado a la hada quien lo miraba confundida.
—¿En serio se te olvidó?- le preguntó eh Izuku le sonrió.
—¡Todos estos años y las respuestas estaban aquí!- la miró con una sonrisa de oreja a oreja.— ¡Si encuentro mis memorias sabré que hago aquí! ¡Tienes que mostrarme!- voló y quiso ir arriba.
—No, no puedo Izuku, Shigaraki los tiene.- le dijo haciéndole recordar que habían sido robadas.
—¡Los quiero recuperar!- le dijo desde una roca en la que se había parado.
—¡Ah!- le iba a responder pero sintió como sus plumas se desprendían y perdía fuerzas.— ¡Oh no!, ¡Los niños!- la pintura en el mural se deshacía.— Es demasiado tarde.
—¡No, no! ¡Nunca es demasiado tarde!- dijo Toshinori y se puso a pensar en un plan.— ¡Alto, alto, alto, alto...!- su rostro se había iluminado.— ¡Idea, jaja..! ¡Nosotros reuniremos dientes!
—¡¿Qué!?- exclamó incrédula y confundida la hada.
—¡Si reunimos los dientes los niños seguirán creyendo en ti!- le explicó el mayor.
—¡Hablamos de siente continentes! ¡Millones de niños!- le informó con preocupación la hada.
—¿Eso qué?- le preguntó.— ¿Sabes cuántos juguetes entrego en una noche?
—¿Y yo cuantos huevos escondo en un día?- se unió a la idea, Katsuki. El hada sonrió, talves podrían.
—E Izuku,- Toshinori volteó hacia él.— si nos apoyas conseguirás tus memorias.
Dijo para comprarlo, hubo un momento de silencio antes de sonreír.
—Acepto.- contestó al final.
(...)
Se encontraban lo que parecía ser china, saltando se tejado en tejado.
—¡JAJAJAJA...!- Toshinori reía escandalosamente mientras iba de chimenea en chimenea.— ¡¡Rápido!! ¡Rápido!
—¡Deprisa tortugas! ¡Ya tengo cinco dientes más!- dijo Izuku siguiendo el juego.
—Si bueno, te dirías que no estorbaras,- estaba junto a él el conejo.— ¡Pero en serio! ¿¡Cuál es el punto de todos modos!?- preguntó sin entender, acaso era una apuesta?
—¿Acaso quieres un reto, colita de algodón?- le reto el menor.
—¿¡Oh, acaso quieres competir contra un conejo!?- le preguntó, no se dejaría ganar por un niñato.
—¿Una carrera?- preguntó Toshinori que había escuchado todo.— ¡Esto es una carrera! ¡Será épico!- gritó mientras iba de saltando por las chimeneas.
—¡Oh, aquí hay!- la hada de los dientes energética.— ¡Allá hay un molar!
Iba entretenía nombrado lugares y no se fijó en un enorme cartel que había en frente suyo y lo termino chocando.
—¿Estás bien?- preguntó Izuku mirándola desde un poco más arriba.
—¡Sí! ¡Lo siento!- se disculpó sobándose la nariz.— Hace mucho que no hago trabajo de campo Izu.- se acercó a él.
—¿Cómo hace cuánto tiempo?- preguntó.
—Hace como cuatro cientos cuarenta años.- dijo apenada frotando su antebrazo.
La hada divisó a lo lejos un diente y fue hacia el, Izuku miró a la hadita quien se se encogió de hombros.
La carrera por los dientes había iniciado, y todos los competidores-ecepto la hada-, iban los más rápido que podían buscando dientes. Aveces Katsuki llegaba antes que Izuku por un diente, pero éste le congelaba cuando se lo robaba.
Toshinori iba en su trineo o de chimenea en chimenea.
—¡Gemelas!- canturreó en voz baja al sacar dos dientes de las almohadas de las niñas.
Por otro lado Katsuki también tenía suerte, talves sea por la pata de conejo.
—¡Oh, lotería!- cinco dientes en un solo niño, miró a un lado encontrando un trofeo y un par de patines de hielo.—Perece que eres un poco salvaje ¿verdad amigo?
Era divertido, si no coincidían con la misma casa.
—¡Jajaj! ¡es pan comido..!- Toshinori iba a festejar pero el suelo bajo suyo se hundió y cayó, quedó atrapado junto a Katsuki en uno de sus túneles— ¡Aoh! ¡Ese es mi diente!- el de la bufanda había entrado y tomó el diente delante de ellos haciendo que el mayor lo llamara en susurros, no quería despertar a la niña.— ¡Shota! ¡Shota!- el nombrado solo se burló mostrándole en diente mientras se iba.
Izuku saltaba de techo en techo y entró de golpe por una ventana abierta, sin contar que Katsuki iba abrir un túnel bajo suyo justo cuando llegó haciendo que cayera al fondo, otro túnel se hizo en el lugar del cual salió el conejo burlándose del albino.
Por otro lado el hada de los dientes iba con su hadita en busca de dientes, la hada metió una mano bajo la almohada y sacó de ella un ratón que tenía el diente, la hadita molesta pensado que se robaba los dientes lo tiró contra una pared y comenzó a darles golpes.
—¡Wou wou pequeña! ¡Él es de los nuestros, parte de la división latina!- el pobre ratoncito se tambaleó al pararse en sus dos patitas traseras.— ¡¿que tal!?- saludó la hada pero el ratón le reclamos molesto y tiró su sombrerito al suelo.
Fue un momento incomodo que afortunadamente Emi pudo resolver.
A los demás les gustaba Garcés bromas a la hora de recoger los dientes, Izuku una vez le congeló el suelo a Katsuki que hizo que se resbalara y soltar el diente, pero Shota se lo quitó, Katsuki una vez encendió una chimenea en la justo entró Toshinori formando una explosión.
Para la media noche tenían muchos dientes recogidos ya.
—¡Wou!- exclamó feliz Emi y los demás alzaron con orgullo sus bolsas llenas de dientes.— ¡Recogen dientes y dejan dinero como mis pequeñas hadas!- al mencionar la parte del dinero se quedaron viendo uno entre otros, Emi borró su sonrisa.— ¿Si les dejaro dineron verdad?
Al final, los cinco tuvieron que ir a una máquina de cambio por monedas y regresar a todas las casa en las que habían recogido los dientes para dejar una moneda. Aunque algunas veces dejaban otra cosa bajo las almohadas, Santa dejaba algunos dulces, el consejo huevos, y así. Toshinori incluso le había dejado un árbol de Navidad a un niño ya decorado y con regalos bajo éste.
Y mientras ellos se la pasaron el resto de la noche viajando de casa en casa por dientes y dejando monedas, una pesadilla de Shigaraki los vigilaba, cuando ellos se fueron por un portal la pesadilla fue a donde estaba su amo.
—¡Las luces! ¿Por qué no se extingue?- gritó furioso el peli-negro mirando a un mapa de los continentes que tenía, estaba iluminado por miles de luces.
La pesadilla llegó en donde su amo y le explicó la situación.
—¿¡Ellos recogen los dientes!?- pregunto al aire, las haditas que tenía enjauladas chillaron de alegría.— ¡Cierren el pico o haré una almohada con ustedes!
Pero eso no las calló, siguieron gozando sabiendo que los niños creían en ellas todavía. Shigaraki molesto echó de allí a la pesadilla que estaba con él.
—Bien,- dijo al final— griten su último hurra,- moviendo sus manos hizo que la arena negra que tenía formara la figura de el conocido guardián del sueño.— porque mañana no servirá de nada.- al terminar de hablar aplastó con sus manos a la figura.
(...)
—Insicivo izquierdo, se le cayó en un accidente de trineo rarísimo,- habló en susurros la hada viendo el diente en su mano.— tienes idea de lo que le pasó ¿Izuku?- le preguntó fingiendo inocencia.
—Niños ¿eh?- desvió la pregunta riendo por lo bajo.
Emi lo miró acusadora-mente poniendo bajo la almohada una moneda.
—Esta era la parte que más me gustaba,- dijo volando sobre el pequeño niño de cabellos negros y puntiagudos.— era los niños. ¿Por qué habré dejado de hacerlo?- se preguntó.
—Somos muy diferentes ¿no?- dijo, la hada se volteó a él y le sonrió.
—Gracias por venir Izu,- agradeció con sinceridad.— no tenía idea sobre tus memorias, te hubiera ayudado.
—Si bueno, solo tenemos que arreglar todo esto luego Shigaraki ¿ok?- le restó importancia, no quería que se culpara por algo tonto.
—¡Ahí están!- dijo Toshinori tratando de entrar por una ventana, la hada hizo un gesto de silencio ya que podrían despertar al infante que estaba durmiendo.— ¿¡Oh, que hacen aquí par de lentos?!- habló en susurros.— ¿Cómo te sientes hada?
—¡Empienzan a creer!- canturreó feliz.
—¡Jaja! Eso era lo que quería escuchar.- afirmó el mayor.
—¡Ah ya entendí!- esta vez fue Katsuki quien salió de un agujero.— Trabajando juntos, para que el conejo quede en el último lugar.- los demás ll chitaron para que hiciera silencio.
—¿Crees que necesito ayuda para vencerte?- dijo Izuku acercándose y sacando una bolsa llena de dientes.— Mira esto pequeño conejo.
—Eso no es una bolsa de muelas,- dijo para después sacar la suya que era más grande.— ¡Esto sí es una bolsa de muelas!
—Caballeros, caballeros solo importan los dientes,- interrumpió la discusión.— no es una competencia, pero si lo fuera,- sacó su bolsa que era más grande que la de los otro dos.— ¡yo gano!.- comenzó a brincar mientras daba gritos de victoria, la que fue interrumpida por la luz de una linterna.— Oh no.
—¿Santa Claus?- Kouta se había despertado por los ruidos y ahora estaba alumbrado con su linterna al mayor. Alumbró a otro lado dando con un orejudo.— ¿Conejo de Pascua?- después alumbró a otro lado dando con el de la bufanda.— ¡Sandman!- de último dió con la alada.— ¡El hada de los dientes! ¡Yo sabía que vendrías!
—¡Sorpresa! Ya todos llegamos.- habló nerviosa, no se suponía que eso pasaría.
—¿Se da cuenta de nosotros?- preguntó Izuku pensado que también lo vería a él, pero no era así.
—Mas o menos.- Kouta solo podía ver a los cuatro guardianes, más no al albino, eso hizo que sus esperanzas cayeran por los suelos.
—¡Psss! Chicos, sigue despierto.- llamó la hada un poco preocupada.
—Noquealo Shota.- éste se acercó tronando sus dedos.— ¡Con el polvo para dormir torpe!
Regañó a su compañero, de repente un perro que estaba durmiendo junto a Kouta se despertó y comenzó a gruñir.
—¡Espera es el conejo de Pascua! ¡Darma quieta!- el animal le estaba gruñendo y mostrando sus dientes a Katsuki.
—Ok que no cunda el pánico.- calmó bajando con cuidado su bolsa de dientes.
—Pero Katsubunny, es un galgo,- informó Izuku.— los galgo cazan conejos iguales a ti.- y la verdad estaba un poco divertido con la situación.
—Apuesto que jamás se ah topado con un conejo como yo.- Shota ya había echo una bola de arena dispuesto a dormir al niño junto al perro.— 1.77, nervios de acero maestro de taichí, el antiguo arte de...- Izuku tenía otros planes, tocó con su cayado el despertador haciendo que sonara.
—¡Tranquila Darma!- el animal se abalanzó sobre Katsuki quien lo esquivó, éste dió vueltas por la habitación siendo perseguido por el perro.
—¡Tiene rabia, quintemenla de encima!- chilló, meg tuvo que concentrarse para tratar de golpear al perro con la arena, pero fue empujado y la bola salió en otra dirección.
La bola golpeó a la hada quien cayó dormida al instante, rebotó y le pegó al conejo junto al perro, también cayó como roca, de último la bola rebotó hacia Toshinori y le dió en la cara dejándolo dormido igual. Shota se encargó de dormir a Kouta y lo acomodó en su cama.
—¡Cómo me gustaría tener una cámara ahora!- rió divertido y Shota lo miró con desaprobación. El momento fue interrumpido por una pesadilla que pasó cerca de la ventana abierta de la habitación.— ¡Shota rápido hay que buscar a Shigaraki!
Salió con prisa siendo seguido por el otro. Shota no se dió cuenta de la pequeña que entró en la habitación justo después que se fue, la pequeña Eri rió viendo a los demás dormir, se acercó y tomó de entre las ropas de Toshinori una esfera de nieve sacudiendola.
Miró al conejo al lado suyo durmiendo y dijo "conejo salta, salta" haciendo que en la esfera se formara dentro huevos del conejo de Pascua, caminó con la esfera en mano tropezó dejando caer la esfera que rebotó y abrió un portal, la pequeña Eri asombra entró en el desapareciendo. El primero en despertar fue Toshinori.
Por otro lado Izuku y shots iban trás las pesadillas volando sobre las casas y edificios, rompieron un par de ventanas si lo preguntan.
Shota montó sobre una pesadilla y la transformó en arena dorada, hizo la figura de una mantarraya y se montó en ella.
Izuku iba rápido siguiendo a la otra pesadilla, la acorraló en un callejón y éste se fue sobre la azotea de un edificio. El albino con su cayado lanzó un ataque de hielo dando en su objetivo.
—¡Jaja, le dí!- celebró subiendo a la azotea.— ¡Shota! ¡Meg! ¡Megmeg! ¿Viste eso?- llamó a su amigo pero parecía que no le escuchó.— No quedó nada.- dijo al final para sí.
—Frost,- la voz de Shigaraki sonó tras suyo y volteó rápidamente, lanzó un ataque suyo pero éste desapareció antes de poder darle.— sabes para ser neutral pasas mucho tiempo con esos fenómenos, ésta no está tu lucha Izuku.- Shigaraki se mezcló en la sombras para después aparecer en la otra azotea.
—¡Se volvió mi lucha cuando robaste los dientes!- le respondió molesto sin bajar su guardia.
—¿Dientes?- preguntó confundido.— ¿A ti que te importan los dientes?- iba hablar más pero miró a su lado alguien que no tenía buena cara, dió un salto hacia atrás por el susto pero se recompuso rápido.— Justo a quien estaba buscando.- le sonrió al guardián del sueño quien sin perder el tiempo sacó dos cintas largas de arena y las movía con maestría cortando el aire.
Shigaraki apenas si podía esquivarlas, pero contra-atacó sacando una Oz de arena negra, dió un par de golpes que Shota detuvo antes de que el nombrado lo tomara de un brazo y lo lanzará al aire, lo jalara al piso para estrellárlo con éste. Volvió a tomarlo de una pierna con su cinta y lo azotó varias veces con el piso o la pared, después lo arrojó lejos para que cayera contra el asfalto de la carretera.
—Recuérdame que nunca te haga enojar.- le dijo hasta con algo de miedo.
Shota bajó de la azotea seguido de Izuku, Shigaraki al verlos acercarse retrocedió.
—¡Oye tranquilo! ¡No puedes culparme por intentarlo! ¡No sabes lo que se siente ser débil y odiado!- hablaba mientras retrocedía como un cobarde, se levantó como pudo pero sin darle la espalda.— ¡Fue muy tonto de mi parte meterte con tus sueños, así que te ofrezco algo! Los tendrás de vuelta.
De todas las direcciones comenzaron a salir pesadillas, eran demasiadas y los tenían rodeados. Izuku y Shota se pusieron espalda con espalda sin bajar la guardia.
—Tú...¿Te quedas con los que están de lado izquierdo y yo con los del lado derecho?- le preguntó, meg le hizo un gesto de "talves"
Shigaraki se montó sobre un corcel y se les acercó, todo quedó en silencio.
—¡Boo!- al hacer el gesto las pesadillas se abalanzaron sobre ellos.
Shota con sus cintas golpeaba a las pesadillas que se disolvían al instante, escucharon unos cascabeles, era el trineo de Toshinori quien conducía dormido junto a los demás, por poco y casi aplastaba a Shigaraki, cuando dió una vuelta casi choca con una casa y el brinco del trineo los despertó.
Shota para salir del aprieto voló hacia arriba llevando a Izuku con él, Izuku atacaba a las pesadillas que iban a él. La hada de los dientes salió del trineo y también comenzó a luchar. Katsuki saltó a los techo de las casas y edificios destruyendo con su Bumeran a las pesadillas, por otro lado Toshinori conducía su trineo cerca de ellas para atacar las con sus espadas.
Izuku estuvo acorralado un momento, había una pesadilla a la derecha y otra a la izquierda, iban a él muy rápido, pero se dejó caer justo antes de que lo tocaran y se estrellaron entre ellas mismas, no se fijó en una que estaba bajo suyo y se golpeó con ella, soltó su cayado y se asustó, trató de tomarlo en el aire y cuando lo hizo fue hasta el trineo de Santa parándose en una orilla.
—Será mejor que te agaches.- le dijo Katsuki, trás suyo había una pesadilla, cuando se agachó un Bumeran pasó destruyendo al corcel negro y llegó a la mano del conejo, quien sonrió arrogante.
Quien estaba en problemas era Shota, se encontraba rodeado por un montón de pesadillas y no le daba bastó para librarse de ellas.
—¡Shota necesita ayuda!- dijo Izuku preocupado.
Shigaraki apareció detrás del guardián del sueño y sacó una lanza de arena negra apuntándole, Shota no se dió cuánta pues estaba concentrado en la pesadillas, Shigaraki no perdió el tiempo y la lanzó.
—¡Nooo!- gritó Izuku y voló desesperado hacia él, pero era demasiado tarde.
—¡No te resistas al miedo!- se burló disfrutando de como la oscuridad se esparcía por todo el cuerpo del guardián.— Yo diría dulce sueños Shota, pero ya no hay llegaron a su fin.
Shota lo miró con odio por un momento, antes de alzar la cabeza y dejar que la arena negra lo consumiera.
—¿Shota?- preguntó en un susurro para sí, Toshinori al ver como la arena dorada desaparecía por completo.
Toda la arena negra fue hacia Shigaraki que reía regocijado, los demás llamaron y gritaron el nombre de su amigo pero ya no tenía caso, Izuku seguía volando hacia Shigaraki, y éste al verlo lanzó la horda de arena negra a ellos.
Por un momento sintió que no podrían, pero Izuku pleno de enojó desató un poder arrasador.
—¡Noo!- gritó, rayos blancos envolvían su cuerpo y los dirigió a la arena negra que se congeló en segundos y explotó haciendo que Shigaraki cayera lejos.
—¡Izuku!- gritó Toshinori quien lo miraba caer inconciente, la hada voló hasta el y lo atrapó en el aire llevándolo de vuelta al trineo.
—¿Izuku, como hiciste eso?- le preguntó Emi al verlo despertar, Izuku arrugó el entrecejo y parpadeó.
—Yo, yo no tengo idea.- respondió con sinceridad, no sabía de donde había sacado ese tipo de fuerza.
Por otro lado Shigaraki estaba en un bosque riendo como sicópata, miró desde lejos el trineo de Toshinori entrar a un portal para irse y volvió a reír.
—¡Finalmente es hora de divertirse mucho!- dijo para si mismo sin quitar su sonrisa.
(...)
Los tres guardianes restantes estaban en la casa de Toshinori en el polo Norte, Emi puso una vela al lado de una figura de Shota tallada en el suelo, miró a sus dos compañeros y tomó una mano de cada uno.
Toshinori aguantaba las ganas de llorar, y como no, si un amigo de milenios se había ido, los duendes sonaban su cascabel tristes en un lento sonar. Los Yeti's si estaban llorando con la cabeza gacha, y Katsuki tenía su orejas caídas, mirando al suelo.
Esa noche velaron a un compañero, un guardián de los niños, velaron a un amigo.
Izuku se mantenía lejos de todos sentado cerca de una ventana, tenía la capucha de su sudadera puesta cubriendo su cabeza. Tocó con un dedo el cristal y en el se formó la figura de Shota en escarcha.
—¿Estás bien?- llegó Toshinori y se sentó al frente suyo, ya había amanecido.
—Yo solo quisiera haber echo algo.- se lamentó, el mayor de sorprendió un poco por eso.
—¿Haber echo algo? Izuku, enfrentaste a Shigaraki, nos salvaste.- le respondió con sinceridad.
—Pero Shota...- no pudo seguir pues el mayor lo interrumpió.
—Estaria orgulloso de lo que hiciste,- le dijo, Izuku se quitó la capucha y levantó de su puesto y caminó.— no sé quién eras en tu vida pasada,- siguió eh Izuku se detuvo.— pero en esta vida tú eres un guardián.
—Pero hasta que no sepa quién soy,- se volteó a él.— no sabré quien fuí.
—Lo sabrás,- le puso una mano en el hombro.— lo presiento, en mi panza.- le dijo tocándose la panza al final.
Izuku lo miró y le sonrió, ojalá ocurriese pronto.
—Mira que rápido se apagan.- se escuchó la voz de Emi, Izuku voló hasta el globo terráqueo donde comprobó que las lucecitas se apagaban una a una de una forma rápida.
—Es miedo,- dijo volando sobre el.— rompió el equilibrio.
Izuku estaba preocupado, y por los rostro de Emi y Toshinori también lo estaban, sin Shota Shigaraki podía manipular a más a los niños poniéndolos en desventaja.
—Oigan ánimo tristones,- la voz de Katsuki los sacó de sus pensamientos, el conejo se paró al frente de ellos para hablar.— ¡Esto aún tiene solución! Pascua es mañana, necesito su ayuda.
Los demás se vieron entre ellos y sonrieron.
—¡Porqué no damos el máximo y hacemos que esas lucecitas se vuelvan a encender!
Toshinori asintió y caminó hasta cruzar una puerta siendo seguido por los demás, se subieron a un ascensor y bajaron por la fábrica de juguetes.
—¡Muy bien dicho!- apoyó el mayor.— Por mucho que me duela admitir, por esta vez la Pascua es más importante que la navidad.
Katsuki se llenó de orgullo al oírlo.
—¿Escucharon eso no? ¡Lo dijo el mismo!- su ego creció un poquito más de lo que tenía.
—Todos al trineo vamos a la madriguera.- dijo Toshinori mandado a los Yeti's para que preparan el trineo, pero Katsuki se les puso al frente y negó.
—Ah no, mi madriguera, mis reglas, abróchense.- dijo y dió dos pataditas al suelo.
—sustacobich.- exclamó Toshinori antes que que cayeran al vacío. Recuerden que está es una película para niños y no se permiten groserías fuertes.
Cayeron por los túneles como en un tobogán, dieron vueltas deslizándose por las paredes hasta llegar al fondo.
—Abróchense,- rió el mayor mientras se levantaba del suelo.— fue muy gracioso.
—¡Bienvenidos a la madriguera!- exclamó Katsuki extendiendo los brazos mostrando el lugar.
Era muy grande y verde, lleno de golens echos de piedra en formas de huevos gigantes, tenía dos caras, una feliz y otra enojada.
Katsuki dió vuelta de repente moviendo sus orejas y moviendo se nariz, huevos salían corriendo de un túnel, también se escuchaban otros ruidos provenientes de allí.
—Algo pasa.- gritos provenían de la cueva, los guardianes se armaron y corrieron hacia ella dando su gritó de guerra, se quedaron como estatuas al ver que era una niña de cabellos blancos con unos huevos en sus manos, la pequeña se les quedó mirando sin reacción.
—¿Eri?- reconoció Izuku a la niña, todos en un instante guardaron sus armas para después sonreírle.
La pequeña los miró antes de reír y correr detrás de otros huevos.
—¿Qué está haciendo ella aquí?- preguntó Katsuki alarmado.
—¡Ah! Mi esfera de nieve.- dijo Toshinori buscando en su ropa y dándose cuenta de que no estaba.
—¡Qué alguien haga algo rápido!- chilló desesperado.
—No me miren a mí, soy invisible ¿Lo olvidan?- se echó para atrás, y la verdad no lo podía mirar.
—¡Descuida conejo!- dijo Emi y voló por el lado de la pequeña atrayendo su atención.— Es admiradora de las hadas. Tranquila pequeña.
—¡Qué linda!- dijo Eri emocionada al verla.
—¡Uhh!- canturreó enternecida.— ¿Qué crees? Tengo un pequeño regalo, ¡Aquí está!- sacó de de su mano unos dientes y se los mostró.— ¡Cuantos hermosos dientes, todavua tienen algo de sangre!
Eri los miró un momento en silencio y después gritó horrorizada saliendo corriendo.
—¿Todavía tienen algo de sangre?- se burló Izuku.— ¿Cuando fue la última vez que ustedes convivieron con niños?- les preguntó mirando a la pequeña que corría detrás de unos huevos.
Los huevos se escondieron dentro de un pequeño agujero y ella les llegó allí.
—¡Sorpresa!- les gritó eh hizo que salieran de su escondite.
—Estamos ocupados haciendo felices a los niños,- dijo Toshinori y miró a Eri correr trás unas mariposas.— no tenemos tiempo ¿Para niños?
—Si una niña arruina un día de Pascua así,- Izuku creó un copo de nieve.— estamos peor de lo que creí.- dejó ir el copo y éste voló sobre la nariz de Katsuki reventando, unos brillitos que solo él pudo ver, alumbraron en sus ojos.
Katsuki llevó a la niña con él.
—¿Quieres colorear huevos, si?- le preguntó tomando los huevos que salían de las flores.— Ven conmigo.
—¡Creinquicosacos!- exclamó Toshinori asombrado.— Son demasiados huevos.- y era que ciento de miles de huevos bajaban por la colina.
—Y, ¿Cuánto tiempo tenemos?- preguntó Izuku mirándo a los huevos ir con un pequeño camino.
Katsuki pasó por él lado de los huevos llevando a Eri.
—¡Bien pelotón! Hay que apretar el paso.- las flores soltaban sus esporas de colores pintando a los huevos.— ¡Eso significa que habrá huevos en todo el mundo!
Miles de huevos seguían ese camino para ser pintados.
—¡Decenas en cada rascacielos, granja y remolques! ¡En zapatos y platos de cereal! ¡Habrá tinas llenas de huevos!
—Ok, esto es algo extraño.- dijo Toshinori tomando un huevos y mirando como por debajo éste tenía patitas que no dejaban de caminar.
—No amigo, es adorable.- lo corrigió Katsuki tomando entre sus manos uno cuantos.— ¡Llegará la primavera a todos los continentes! ¡Además voy a llevar esperanza conmigo!
Siguió revisando que todo estuviera en orden y pasó cerca de un Yeti que estaba pitando un huevo de rojo.
—Demasiado navideño, colorealo de azúl.- el Yeti miró el huevo y las pirámides echas de huevos pintado de rojo, se tiró sobre la piedra en que estaba gruñendo exhausto.
—Agarra el de allá,- le dijo Katsuki a Eri y está fue y tomó el huevo.— ¡Es una belleza! Ahora hay que reunirlos con sus amigos y llevarlos a la superficie, y entonces llegará la Pascua.- tomó de la mano a la pequeña caminando con ella hasta la cima de una colina para ver todo.
—Nada mal.- halago Izuku mirando a los cientos de huevos entraban a los túneles que estaban en la parte de abajo para subir a la superficie.
—Tú también cooperaste.- le respondió el peli-cenizo, la pequeña Eri bostezó y se acurrucó en los brazos del mayor.
—Oye yo lamento todo el asunto del canguro y eso.- se disculpó Izuku.
—Es por los saltos ¿No?- le contestó restándole importancia.
Los demás llegaron a ellos y Katsuki fijó su vista en la niña que estaba en sus brazos.
—Pobresita traviesa, mírenla está agotada.- dijo enternecido.
—¡Qué linda!- canturreó feliz Emi.— Es hora de llevarla a su casa.- la tomó para llevársela.
—Yo la puedo llevar.- la detuvo Izuku antes de que se fuera.
—¡Izuku no!- exclamo preocupada.— Shigaraki se encuentra...
—No puede con esto.- la interrumpió moviendo su cayado.
—Por eso debes quedarte.- le dijo Katsuki al lado suyo.
—¡Eh, confíen!- les dijo con una sonrisa.— Iré rápido como conejo.- dicho eso tomó a la niña con cuidado y voló de allí.
(...)
Izuku puso a Eri en su cama, pero la niña no lo soltaba, el albino con cuidado se zafó de los brazos de la pequeña dejándola en la cama, cuando se levantó, Eri dió una vuelta y cayó al suelo en un golpe seco. La voz de la madre sonó llamándola y la hadita e Izuku se miraron un poco preocupados, Izuku la arropó con una manta y le puso un juguete al lado.
—Creo que hay que volver.- le dijo a la hadita ya fuera de la casa.
Estaban a punto de regresar pero una risa de un niño sonó, una risa conocida.
"¡Jajaja, Izuku!"
—Esa voz, conozco esa voz.-dijo mirando a los lados buscando el origen del sonido.
"¡Izuku!"
Campresto la escuchó voló hacia donde creía que provenía, miró por todas partes pero no supo de donde, se paró en la azotea de un edificio mirando a los lados.
"¡Izuku!"
La volvió a escuchar y supo que provenía del bosque que estaba cerca, voló hacia el esquivando ramas y árboles.
"¿Izuku?"
Cuando llegó a los que parecía ser un armazón de una cama vieja, se acercó pero la hadita que estaba con el empezó a negar y lo jaló de la ropa.
—No te preocupes, aún tenemos tiempo.- la apartó y siguió su camino hasta llegar a la cama.
"¿Izuku?"
La voz prevenía de un agujero profundo que estaba debajo del armazón.
Sin pensarlo mucho se adentró en el agujero y la hadita lo siguió.
Llegó a lo que parecía ser una cueva, estaba lleno se estacas en las paredes. La hadita asustada chilló y lo jaló de nuevo para que saliera.
—¡Hadita espera!- la regañó un poco.—Tengo que averiguar qué es eso.
Miró al frente y se encontró con gigantes jaulas colgando del techo de la cueva, salto hacia ellas mirando que estaban llenas de haditas.
—¿Se pueden callar?- les susurró lo mejor que pudo.— Las voy a sacar de aquí en un...
"¿Izuku?"
"¡Izuku!"
—...Instante.- la voz había vuelto de nuevo. Saltó hacia las cajas de los dientes que estaban todas amontonadas, buscó en las demás la suya, sin éxito.
—¿Buscabas algo?- la voz de Shigaraki sonó como un eco en la oscuridad, Izuku lanzó un ataque con su cayado a la sombra que tenía la forma del coco.
Corrió por un pasadizo lleno de escaleras y la risa del Shigaraki no se hizo esperar.
—No tengas miedo Izuku. No te haré daño.- le dijo con sorna.
—¿Miedo?- Izuku lo vió a lo lejos voló hacia él para quedar un poco más cerca.— No te tengo miedo.
—Talves no,- Izuku camino lentamente tras el y Shigaraki no hizo amagos de irse.— pero le temes a algo.
—Con que eso crees ¿Eh?- le respondió.
—¡Lo sé! Es algo que detecto todo el tiempo.- informó.— Los temores de la gente, el tuyo por ejemplo; esque la gente jamás crea en ti.- Izuku se sorprendió sobre eso.
Shigaraki se volvió una sombra gigante oscureciendo el lugar.
Izuku se resbaló en un agujero y cayó al fondo golpeándose un poco, buscó su cayado que había soltado y se levantó huyendo de Shigaraki.
—Y lo peor de todo, esque te aterra que nunca sepas porqué, ¿Por qué tú? ¿Por qué fuiste elegido, para vivir así?- no importa a donde iba siempre estaba allí.— Pero no temas,- Shigaraki apareció al frente suyo y le mostró su caja de memorias.— porque la respuesta está aquí.
—¿Las quieres Izuku? Tus memorias,- alargó un poco la mano para agarrarla pero la detuvo a medio camino.
Shigaraki desapareció de nuevo al ver la duda en sus ojos, se burló de él dándole esa risa tétrica.
—Todo lo que quieres saber está en esta cajita.- volvió a reír, Izuku trataba de seguirlo, pero le era difícil.— ¿Por qué terminaste así?
El lugar ya le estaba dando vueltas.
—Invisible, sin poder comunicarte con nadie, estás tan desesperado por saberlo que quieres tomar los dientes y salir volando, pero tienes miedo de lo que pensaran los guardianes.
Había sombras de la figura de Shigaraki, no sabía a donde apuntar y solo podía mantenerse sin bajar la guardia.
—Temes decepcionarlos, pues déjame aclararte una cosa, jamás te aceptarán no del todo.
—¡Y basta!- gritó retrocediendo, puso una mano en su cabeza desesperado.— ¡¡Basta!!
—Además, no eres uno de ellos.- dijo pareciendo al frente suyo.
—¡Tú no sabes lo que soy!- le gritó apuntándole con el cayado.
—¡Por supuesto que lo sé!- aseguró Shigaraki con una sonrisa.— ¡Izuku Frost! Tú causas problemas en todas partes y lo estás haciendo ahora.- dicho eso le tiró a las manos la cajita de las memorias.
—¿Qué hiciste?- le preguntó teniendo un mal presentimiento.
—Lo más importante Izuku, ¿Es qué hiciste tú?- le dijo mientras desaparecía entre las sombras burlándose de él.
Izuku corrió hacia el con su cayado dando golpes aleatorios, pero solo entró en un túnel que lo sacó de allí.
Quiso volver pero solo se encontró con una pared.
—¡Hadita!- la llamó dándose cuenta de que no estaba con el. Golpeó la pared una veces más antes de escuchar la risa de Shigaraki.
—¡Felices pascuas Izuku!- volteó y se encontró con un túnel del conejo de Pascua llenos de cáscaras de huevo esparcidas por todo el lugar.
—¡No!- dijo para si y corrió.
(...)
—¿No hay huevos?- preguntó un niño revisando unos arbustos.
Los otros niños buscaban también sin encontrar nada.
Katsuki miraba todo escondido no muy lejos de ellos.
—No hay en ninguna parte.
—Ya vamonos a casa.
Unos niños se fueron pero otros aún con la esperanza se quedaron para buscar más.
—Talves el conejo los ocultó mejor este año.- dijo una niña sentada sobre un banca del parque.
—Revisé en todas partes y no hay nada.- otro niño que estaba buscando en unos arbustos se levantó y tomó su canasta para irse.
Katsuki no dispuesto a dejar las cosas así salió de su escondite con una canasta en mano llena de huevos coloreados.
—¡Oigan niños!- llamó.— ¡Claro que sí! ¡Sí hay! Talves no son mis mejores huevos pero no están mal.- rió un poco nervioso y les mostró su canasta ofreciéndoles.
—¡No puedo creerlo!- exclamó la niña que estaba al frente de Katsuki.
—¡Jeje lo sé!- se encogió de hombros apenado.
—Esque ya no existe el conejo de Pascua.- Katsuki quedó de piedra, la niña lo ignoró y se dió la vuelta para irse.
—¿¡Qué!?- preguntó para sí.— ¡No!- exclamó y los llamó pero no escucharon.
—Se acabó la Pascua.- dijo otro.
—¡No es cierto! ¡Estoy frente a ti!- se paró delante de otra niña ofreciéndole un huevo pero ella siguió caminando y traspasó como un fantasma.— Ya no me ven,- dijo para si dándose cuenta de la situación.— ya no me ven.
Dolido Katsuki bajó las orejas y se hizo bolita en el suelo.
Izuku apenas y había llegado al lugar, era demasiado tarde, miró como Emi fue a consolar al conejo.
—¡Izuku!- escuchó la voz del mayor atrás suyo y volteó.— ¡¿Donde estabas!? Las pesadillas atacaron los túneles y aplastaron todos los huevos, canastas echas pedazos ¡Nada! Subió a la superficie.- Toshinori estaba molesto, adolorido y frustrado, todo el trabajo duro había sido en vano.
—¡Izuku!- lo llamó la hada y miró lo que tenía en su mano sorprendida.— ¡Ah!, ¿¡De donde sacaste eso!?
—Esque, yo, este.- trató de explicar, pero no encontró como.
—¿¡Donde está la hadita!?- preguntó mirando a los lados pero no estaba, Izuku tampoco le respondió.— Ay, Izuku, ¿Qué has echo?- Emi se puso las manos en la boca.
—¿Por eso no estabas aquí?- dijo Toshinori.— ¿¡Estabas con Shigaraki!?
—¡No! Escuchen,- exclamó nervioso y alzó sus manos en defensa.— ¡Lo lamento! ¡Jamás quise que esto pasara!
—Tiene que irse.- escuchó una voz a su espalda y volteó.
—¡Nunca debimos confiar en ti!- le gritó Katsuki casi dándole un golpe, Izuku retrocedió por reflejo.
Las oreja de Katsuki se volvieron a caer y lo miró triste.
—Pascua es un comienzo, nueva vida,- habló bajo y con tristeza.— ¡Pascua es esperanza! Qué ya no hay.- dicho eso Katsuki se fue.
Izuku miró a los otros dos pero estos solo voltearon mirando al suelo, lo entendió y dejó el lugar volando.
Por otro lado Kouta aún seguía sin rendirse, estaba sobre una escalera tratando de alcanzar una canaleta de agua en el techo de su casa, había visto allí una bola de colores y creía que podría ser un huevo.
Trató de mantener el equilibrio, la alcanzó agarrar pero la escalera se cayó y el junto con ella, una pelota cayó del lugar y resopló.
—¡Hay que volver al parque!- exclamó con desición.
—¿De verdad?
—¿Para qué? ¿Para buscar al conejo?- preguntó Mahoro.
—¡Oigan ya se los dije!- volteó a ver a sus amigos.— ¡Yo lo ví! ¡Es más grande de lo que creí con unos Bumeran gigantes!
—Ya madura Kouta.
—No puede ser, ¿Es en serio?
—¿Pero qué pasa con ustedes?- preguntó, así no eran sus amigos.
—Fue solo un sueño Kouta,- habló Katsuma el hermano de Mahoro.— deberías alegrarte tener ese tipo de sueños y no...
—Pesadillas. - completo la peque.
—Olvídalo Kouta, la Pascua no llegó este año.- le dijo sin ánimo una amiga suya echando la pelota en su canasta.
—¡Si existe!- les gritó cuando se fueron.— Yo sé que sí.- se trató de convencer, y miró la pelota en su canasta.
(...)
En el polo Sur se encontraba un Izuku enojado, corrió hacia la punta de un acantilado eh hizo amagos de tirar su cajita de memorias, se arrepintió a punto de tirarla, gruñó y la guardó en su bolsillo.
—Sabia que eso pasaría, realmente jamás creyeron en ti,- se sorprendió un poco al escuchar la voz de Shigaraki pero no volteó.— solo quise abrirte los ojos, pero yo lo entiendo.
Pero estaba harto, volteó y en un segundo lanzó con fuerza un ataque de hielo, y Shigaraki se cubrió con arena para que no le golpeara.
—¡Tú no estás entendiendo nada!- le gritó molesto.
Saltó para quedar al otro lado y volvió atacar, Shigaraki se cubría con la arena de todos lo ataques.
—¿¡Crees que no se lo que se siente que te aislen!?- le respondió en un grito también atacando con su arena.— ¡Qué nadie crea en ti!- Izuku esquivó saltando y voló para quedar alto y un poco alejado de él.
Reunió fuerzas y lanzó un ataque un poco más grande que los demás.
Shigaraki tuvo que reunir mucha arena y de paso saltar a un lado, todo el lugar quedó lleno de niebla, Izuku bajó y sin bajar su guardia buscó a su contrincante.
—Añorar a una,- apareció a su lado con una expresión triste.— a una familia, todos esos años en las sombras creí que nadie sabía lo que se sentía pero veo que me equivoqué.
Izuku se sorprendió un poco y dejó de atacarle para escucharlo.
—¡No tenemos que estar solos Izuku!- aprovechó la apertura y se acercó mientras hablaba.— ¡En verdad creo en ti y los niños creerán en ti!
—¿En mí?- preguntó confundido.
—¡Sí!- le aseguró y alzó sus manos mostrando su creación.— ¡Mira lo que podemos hacer! ¿¡Qué mejor combinación que el frío y la oscuridad!?- en la nieve había una gigantes figura con estacas echas de hielo negro.— ¡Los obligaremos a creer! ¡Les daremos un mundo donde todo! ¡Todo será de...!
—¿Shigaraki black?- le preguntó.
—Y de Izuku Frost, claro. Van a creer en los dos.- aseguró muy confiado.
—Ellos nos temerán a nosotros dos y eso es justo lo que no quiero, y por última vez- se dió la vuelta para alejarse.— ¡Déjame en paz!
—¡Lo entiendo!- le gruñó en respuesta.— ¿Quieres que te deje solo? ¡Hecho! Pero primero.- mostró en una mano a la hadita que había estado con él, la pequeña Chilo en su mano al ser apretada.
—¡Hadita!- exclamó y se acercó corriendo.
—¡El cayado Izuku!- le gritó apretando a la hadita en su mano.— Tienes la mala costumbre de interferir, ahora entregalo y la dejaré ir.
La hadita negó para que no lo hiciera, pero Izuku dudó, y al final cedió.
—Ok,- se lo entregó y Shigaraki lo tomó.— ahora sueltala.- le pidió, el peli-negro miró la hadita y sonrió negando.
—No,- le respondió sin quitar su sonrisa.— dijiste que querías estar solo, ¡Pues estarás solo!- en un intento desesperado la hadita enterró su pico en la mano de Shigaraki y éste molesto gruño la tiró contra una pared de hielo.
—¡Hadita!- gritó Izuku, Shigaraki de un movimiento rápido partió el cayado a la mitad, lo que hizo gritar de dolor a Izuku, era una parte suya y la habían roto.
Shigaraki de un golpe lo mandó a bola contra la misma pared en la cual había tirado a la hadita, cayó por un grieta que había hasta el fondo, Shigaraki desde arriba arrojó los pedazos de la rama rió y se fue cantando victoria.
Izuku desorientado miró a los lado y escuchó chillar a la hadita, se acercó a ella y la tomó en sus manos.
—¿Estás bien?- le preguntó y la arropó con sus manos, pero la hadita lo apartó y soltó un estornudo.— Lo siento, lo único que hago es enfriar. Shigaraki tenía razón,- se lamentó y se recostó en la pared de hielo.— todo lo echo a perder.
La hadita lo miró un momento y después se metió en el bolsillo de su sudadera.
—¡Hey!- exclamó al ver lo que hacía pero la dejó, se quedó en la pared cerrando los ojos como si esperase el final de todo.
"¡Izuku!"
Brincó por el susto, la cajita dentro de su ropa estaba brillando.
"¿Izuku?"
La sacó y la miró, seguía brillando y de ahí se escuchaba la voz del niño llamándolo.
"!Izuku!"
Miró a la hadita buscando respuestas, pero ella solo asintió y le hizo seña para que lo abriera.
Respiró hondo y la abrió, de pronto imágenes llegaban a su mente, sus recuerdos.
"-Izuku recuerda ser cuidadoso.
Él estaba jugando con otro niños.
-¡Izuku baja de ahí!
Ahora se encontraba de cabeza colgando de una rama, incluso aparecía contándole historias a los pequeños.
-Tengan cuidado.
Le dijo su madre antes de salir, era un día frío.
-Si claro.- respondió restándole importancia.
Parpadeó un par de veces, ahora se encontraba en el lago de antes, pero al frente suyo estaba su hermano tratando de no moverse para que el hielo bajo suyo no se rompiera.
-¡Tú tranquilo! ¡Tranquilo! ¡No mires abajo! ¡Solo a mí!- exclamó para distraerlo, el pequeño peli-negro con pecas y ojos rojos, lo miraba preocupado y apunto de llorar.
-Izuku, tengo miedo.- el hielo crujió haciendo que soltara un pequeño chillido.
-Lo sé, lo sé, pero no te va a pasar nada,- dió un paso sobre el hielo y éste crujió por el peso, aún así sonrió.- te juro que no te caerás, esto será muy divertido ¿Si?
-¡No lo creo Izuku!- chilló desesperado.
-¿Crees qué es una broma?- preguntó.
-¡Si! Tú siempre estás bromeando.- afirmó, el hielo volvió a crujir.
-¡No lo es! Escucha, no lo haré esta vez.- Izuku miraba a los lados buscando una manera de sacarlo de allí.
-Lo prometo, no te vas a caer, vas a estar bien, tú debes creer en mí,- el pequeño asintió y suspiró para relajarse.- ¿Qué te parece si jugamos? ¡Juguemos a brincar! Igual que todos los días.- el de los ojos rojos le miró confundido, ¿Cómo jugar los sacaría de ahí?
-Y están fácil, como, uno, ¡wou!- cuando pisó a un lado y crujió su hermano lo miró asustado, pero sonrió al ver como bromeaba parándose en una pierna.
-Dos,- saltó a otro lado.- ¡tres! Ves es fácil,- había llegado a una parte donde el hielo era más resistente, se agachó y tomó un cayado que estaba en el.
-Tu turno,- le dijo mientras le extendió la rama.- uno,- Yamikumo caminó un poco haciendo que el suelo volviera a crujir, miró con miedo a su hermano.- eso sigue así, dos no tengas miedo,- volvió a caminar e Izuku lo alentó.- ¡Tres!
Al terminar la cuánta Izuku utilizó el cayado para jalar a su hermano a la parte segura, pero el impulso hizo que el fuese al otro lado, el pequeño sonrió al saber que no estaba en peligro, Izuku le sonrió también.
Pero antes de pudieran decir algo o hacer cualquier cosa, el hielo bajo de Izuku se rompió dejándolo caer al agua fría.
-¡Izuku!- el grito de su hermano llamándolo fue lo último que escuchó antes de perder la conciencia.
Pero la luna que estaba viendo todo, iluminó hasta el fondo del agua, alumbrando con su opaca luz al joven que había allí, le dió otra oportunidad, una nueva vida, hizo que volviera abrir los ojos.
"
Parpadeó un par de veces, dándose cuenta de que ya no estaba en el lago, estaba de vuelta en la grieta junto a la hadita que estaba al lado suyo.
—¿Lo viste? ¡Dime qué lo viste!- exclamó emocionado, la hadita solo negó.— ¡Era yo! ¡Tenía una familia y un hermano! ¡Y yo lo salvé!- había tomado a la hadita en sus manos mientras hablaba riendo.
—Es por eso que me eligió a mí,- reflexionó y miró hacia arriba, a la hermosa luna.— como guardián.
Le entró una ansiedad y desesperación, miró a los lados tratando de buscar alguna abertura.
—¡Tenemos que salir de aquí!- miró su cayado roto en dos no muy lejos de él y lo tomó, trató de unir la dos partes pero falló.
Suspiró y trató de calmarse. Unió con fuerza las dos partes del cayado, la parte rota brilló en una intensa luz azulada brotando un poco de escarcha y cuando miró el cayado se había reparado.
Sonrió y salió volando de allí lo más rápido que pudo, reía mientras estaba entre las nubes.
—¡Ven hadita te debo una!- exclamó en su vuelo, iría a ayudar.
(...)
Llegó a la guarida de Shigaraki, en donde estaban todas las haditas encerradas en jaulas, abrió un par de ellas pero ninguna hada salió.
—¿¡Qué esperan!? ¡salgan! ¿Qué ocurre?- miró preocupado como trataban de volar pero no podían mantenerse en el aire.— ¿Ninguna puede volar?- preguntó y negaron, la hadita que estaba con él le señaló al globo terráqueo Las luces.
En el polo Norte, todo estaba demasiado tranquilo antes de que comenzara a temblar, el globo terráqueo que había en el lugar fue oscurecido por arena negra, ésta tomó forma, Shigaraki, apareció en la parte superior.
—¡Todos pueden irse! Este año no habrán juguetes de navidad, gracias.- canturreó feliz, e incluso hizo una pequeña reverencia.— Ni los habrá jamás.- un Yeti gruñó triste mirando su trabajo con los juguetes.
Por otra parte Izuku fue hasta el globo terráqueo que había en la cueva de Shigaraki y lo miró por todas partes.
—Se están extinguiendo.- dijo preocupado.
—Solo quedan seis,- dijo Shigaraki fingiendo inocencia.— seis hermosos niños que aún creen en los guardianes con todo su...corrijo,- su tono de voz cambió a uno más cínico. Pisó a una luz que se apagó en ese instante.— cinco.
Bailó mientras se dirigía a otra luz y la pisaba también.
—Cuatro,- como si fuese un paso de danza, pisó trás suyo otra luz.— tres,- sonrió y saltó pisando dos luces al mismo tiempo.— ¡Dos! Y...- chasqueo los dedos pero la última no se apagó, los volvió a chasquear un par de veces pero no cambió.— Uno.- dijo con odio.
Por otro lado Izuku saltó sobre el globo terráqueo mirando la última luz que no se había extinguido, sonrió alegre al reconocer de quién era.
—¡Kouta!
(...)
—Conejo escucha,- Kouta estaba sentado sobre su cama y al frente había un conejo de peluche al cuál le hablaba.— tú y yo obviamente diferimos un poco de opinión, así que esto es lo que va a pasar.- Izuku llegó a su ventana y miraba como el niño le hablaba al muñeco. Kouta se acercó un poco más al conejo para hablarle.
—Si no fue un sueño y en realidad existes, lo tienes que probar ¿Eh? Justo ahora.- pidió y se quedó mirando al peluche esperando, Izuku suspiró pesadamente, no sabía es
—Siemrpe eh creído en ti desde hace ¿Ok? Toda mi vida por cierto.- tomó al peluche entre sus manos lo alzó y zarandeo un poco.— No tienes que hacer mucho, solo una señal y seguiré creyendo. La que sea, la que tú quieras,- pidió con su voz casi rota, esperó pero no pasó nada, Kouta agachó la cabeza y dejó caer el peluche a un lado.— lo sabía.
Izuku se alarmó, abrió la ventana y entró, Kouta seguía con la cabeza gacha, pero volteó hacia la ventana al escuchar un ruido.
Su ventana se estaba llenando de escarcha, y en ella se estaba haciendo un dibujo, era un huevo, pero no uno cualquiera, era un huevo de Pascua.
Kouta sorprendido, miró al peluche en el suelo y después miró la ventana de nuevo.
En otra parte de la ventana se dibujó un conejo, y por si fuera poco el conejo cobró vida y salió de ella, Kouta rió al ver como el conejo de escarcha saltaba por su habitación en el aire.
Izuku también rió al ver su creación saltar por todas partes, el conejo siguió saltando y al final explotó sobre Kouta esparciendo copos de nieve por toda la habitación.
—Es real.- celebró Kouta y miró la nieve que caía en su cuarto, un copo de nieve calló sobre su nariz.— ¿Copos?- preguntó y poco después cayó en cuenta.— Izuku Frost.
Dijo en un susurro pero el albino lo pudo escuchar, volteó hacia el incrédulo.
—¿Acaso dijo...?- se preguntó a si mismo.
—Izuku Frost.- volvió a repetir Kouta haciendo que Izuku se sobresaltó
—¡Lo dijo otra vez!- exclamó.— Dijo, dijo mí...- no pudo terminar la frase, Kouta volteó hacia donde estaba Izuku y exclamó en voz baja;
—¡Izuku Frost!- la boca de Kouta se abrió incrédulo, e Izuku se llevó la mano a la cabeza y dió un pequeño salto en su puesto.
—¡Así es! ¡Ese soy yo! ¡Izuku Frost!- exclamó feliz.— Ese es mi nombre, ¡Tú ¡dijiste mi nombre! Alto,- se detuvo al ver que el niño lo seguía con la mirada.— ¿Estás escuchándome? ¿Acaso estás viéndome?- Kouta asintió en respuesta a su pregunta.— ¡Está viéndome! ¡Estás viéndome!
El aire casi se le escapa de los pulmones, ¡En más de trescientos años alguien podía verlo! Dió un salto mortal hacia atrás de la alegría.
Kouta rió al ver lo infantil que era el mayor.
—¡Tú hiciste que nevara!- exclamó en niño saltando en su cama.
—¡Lo sé!- le respondió Izuku igual de emocionado.
—¡En mi cuarto!
—¡Lo sé!
—¡Eres real!
—¡Sí!- afirmó y se acercó.— ¿¡Quien crees que causa las ventiscas y los días nevados!? ¿¡Y recuerdas cuando volaste en el trineo el otro día!?
—¿¡Fuiste tú!?- preguntó, ¡lo más genial que le pasó esos días había sido obra de Izuku Frost!
—¡Sí yo fuí!- le afirmó.
—¡Wou!- exclamó Kouta alzando sus brazos al aire.
—¡Así fue!
—¿¡Y el conejo de Pascua, el hada de los dientes y meg!?- preguntó, si Izuku era real, los demás también tenían que serlo.
—¡Real, real, real! ¡Cada uno de nosotros es real!- le respondió Izuku sin borrar su emoción y sonrisa.
—¡Lo sabía!- gritó Kouta al aire, su emoción se pausó al escuchar unos golpes en su puerta.
—¡Kouta!- llamó su madre.— ¿Con quién hablas?- Kouta miró al albino y después a la puerta de nuevo.
—Ahm, ¿Izuku Frost?- respondió, pero sonaba más a una pregunta. La risa suave de su madre lo tranquilizó.
—Okey.- le respondió antes de irse.
Él y Kouta rieron un momento pero fueron interrumpidos por el viento que hizo a la ventana sonar, unos cascabeles se escucharon, cascabeles que eran conocidos por Izuku.
El albino corrió hacia afuera y miró como el trineo de Toshinori aterrizaba de una manera peligrosa, los renos se soltaron y se fueron mientras los demás en el trineo trataban de ver que estaban bien.
—¡¿Norte está bien!?- Toshinori ya no era tan grande ni fuerte como antes, ahora parecía un esqueleto andante.
—¡Es oficial! Mis poderes están por el suelo...- escupió lo que parecía sangre y el trineo bajo suyo crujió como si se estuviera desarmando, lo que hizo caer de trasero de nuevo al mayor.
—¡Mira!- exclamó la hada al ver que se acercaba el albino.— ¡Izuku!- trató de acercarse volando a él pero cayó al suelo en el intento.
—¿Estás bien?- preguntó Izuku ayudándola a levantarse.
—¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó Toshinori que se acercó utilizando su espadas como bastones.
—Lo mismo que ustedes,- le respondió e hizo señas a un lado.— miren.
Kouta se acercaba corriendo a ellos.
—La última luz.- susurró Toshinori al verlo.
—¡Wou! Son ustedes,- exclamó asombrado, se acercó a Nort y lo tocó.— de verdad lo son. No fue un sueño ¡lo sabía!- volteó a Izuku celebrando.
—Izuku, el te está viendo.- le dijo sorprendido e Izuku asintió.
—Oigan pero, ¿Y conejo?- preguntó Izuku al no ver al rubio en ningún lado.
—Perder la Pascua no afectó demasiado,- dijo el mayor.— pero a conejo más que a nadie.
Voltearon al trineo de donde se asomó una bolita de pelos amarillos.
—Ay no.- dijo Izuku para sí, le gustaba más el otro Katsuki.
—¿Ese es el conejo de Pascua?- preguntó Kouta sin entender.
Se acercó a la bolita y rió al ver como movía su nariz tiernamente. Pero Katsuki arrugó la cara y se paró en su dos patitas traseras.
—¡Ahora alguien me puede ver!- dijo con su voz gruesa, molesto.— ¿Donde estabas hace una hora, amigo?
—¿Pero que le pasó? ¡Era muy grande y heróico!- Kouta llevó una mano al cuello del animal y lo acarició, Katsuki bajó sus orejitas y se dejó llevar por el tacto un poco.— Ahora es tierno.
Katsuki al escucharlo se recompuso y gruñó como un gato dando arañazos para alejar la mano del niño, miró molesto al albino pensado que era una broma suya.
—¿¡Tú le dijiste que dijera eso!? ¡Es todo se acabó!- saltó hacia tu lo pateó un poco, se paró en su dos patitas e hizo pose de boxeador.— ¡Entrale, qué esperas!
La verdad era una imagen muy tierna pero prefirió no decir nada.
—¡No!- exclamó Kouta al rubio y éste le miró.— De hecho el me dijo que eras real, justo cuando creí que talves no lo eras.
Le informó Kouta con vos triste.
—¿El te hizo volver a creer?- las orejas de Katsuki se bajaron de nuevo y miró a Izuku.— ¿En mí?
Al recibir afirmación, le sonrió al albino con cariño y éste le devolvió la sonrisa.
Su momento fue interrumpido por un relámpago que alumbró el cielo y una voz conocida por todos.
Sobre una nube echa de arena negra estaba Shigaraki mirándolos, mientras que trás suyo los relámpagos y truenos no dejaban de sonar.
—Saquen a Kouta de aquí.- dijo Izuku armandose con su cayado.
—Mucho cuidado Izuku.- le dijo Toshinori mientras se llevaba al niño de ese lugar, y los demás fueron con él.
Izuku voló hacia Shigaraki para encararlo.
—Izuku Frost,- dijo Shigaraki sorprendido por su presencia.— ¡Hay que terminar con esto!- estaba enfurecido, se suponía que no se iba a involucrar más en eso.
El albino lanzó un ataque de hielo, pero Shigaraki lo paró fácilmente.
—¡Ese pequeño truco ya no funcionara conmigo!- Shigaraki lanzó su propio ataque que hizo al menor caer.
—¡Siganme!- Katsuki corría lo rápido que podía con sus patitas peludas por un callejón, pero llegaron a una parte que estaba completamente cerrada.— ¡No hay salida! ¡Mejor por allá!
Izuku cayó como proyectil sobre la azotea de un edificio y rebotó sobre un bote de basura al suelo.
—¡Izuku!- gritó Kouta corriendo hacia el.
Los demás fueron con él y le ayudaron a levantarse.
—¡Muy buen intento Izuku! Diez por tu esfuerzo.- le dijo Toshinori en forma de ánimo mientras le ayudaba en lo que podía, el albino se levantó soltando quejidos de dolor.
—Es más fuerte, no puedo vencer a Shigaraki.6 los guardianes se miraron entre ellos preocupados.
La risa de Shigaraki sonó, se acercó a ellos en sombra.
—Tanta molestia por un pequeño que sigue negándose a dejar de creer,- Kouta se encogió en su puesto al oírlo, Shigaraki pasó por unos faroles destruyéndolos.— muy bien hay otras formas de apagar una luz.
—¡Si lo quieres tendrás que luchar conmigo!- rugió Katsuki parándose al frente de ellos en forma de protección.
—¡Mira lo pachoncito que estás!- se burló, la sombra de una mano se le acercó.— ¿Quieres que te rasque las orejas?
Un poco asustado corrió a Toshinori y se montó en el.
—¡No cometas esa equivocación!- lo amenazó.
—No saben cuánta alegría me da verlos a todos, sí,- pesadillas aparecieron al frente de ellos y abrieron paso para dejar ver al Shigaraki montando una.— se ven terribles.
—Izuku,- llamó Kouta y éste volteó a verlo.— tengo miedo Izuku.
Izuku se agachó para verlo y decirle algo, sin embargo no encontró que decirle exactamente pero, un recuerdo llegó a su mente.
"-¡Izuku! Tengo miedo
-si lo sé, lo sé, pero no te va a pasar nada."
—Solo hay que hacerlo divertido y ya. ¡Eso es! ¡Ese es mi centro!- le dijo al pequeño quien lo miró sin entender.
—¿Ahora que dices Kouta?- un momento de tensión, Kouta estaba temblando en su lugar sin hablar.— ¿También crees en el coco...?- su monólogo fue interrumpido por una bola de nieve que impactó en su cara, Kouta se rió pero después se tapó la boca.
Toshinori también rió, Izuku miró a los lados y encontró tapas de botes de basura y volteó hacia el niño.
—¡Kouta vamos por tus amigos!- le dijo Izuku, mientras Shigaraki se quitaba la nieve de la cara ellos ya se habían ido por un camino de hielo resbaloso deslizándose con las tapas.
Todos iban por la calle sobre riendo y dando vueltas, Izuku iba haciendo el camino de hielo con algunas rampas de por medio que los hacia volar por los aires.
Uno a uno, iban despertándo a los amigos de Kouta.
Mahoro sintió como golpeaban su ventana y miró, estaba Kouta en el aire haciendo señas, ella corrió y la abrió.
—¿Kouta, cómo hiciste eso?- le preguntó asombrada.
—¡Izuku Frost!- exclamó y se fue de allí volando, cómo llegó, un copo de nieve calló sobre los ojos de Mahoro haciendole ver al albino que llevaba a su amigo por los aires.
—¡Ah!! ¿Ese es..?- preguntó asombrada y su hermano le respondió.
—¡Izuku Frost!- gritó buscando su abrigo.
Los otros amigo de Kouta no entendían como esque podía caer nieve en su cuarto hasta que escucharon ruidos afuera.
—¡Feliz navidad!- vieron pasar a Santa deslizándose sobre un camino de hielo en la carretera.
—¡Felices pascuas!- pasó el conejo rubio.
—¡No olviden el hilo dental!- les recordó la hada mientras pasaba.
Los niños quedaron con la boca abierta de la impresión, pero después vieron pasar a sus amigos.
—¿Mahoro?- dijeron a mismo tiempo al verla reír mientras se deslizaba.
Después todo iban sobre un trineo o tapa de basurero deslizándose sobre el hielo, riendo y jugando.
Hasta que se detuvieron porque al frente los esperaba Shigaraki con un montón de pesadillas.
Todos miraron preocupados al frente.
Shigaraki rió al verlos.
—¡¿Creen que unos niños los salvarán!?- preguntó sin dejar de reírse.— ¿¡Contra ésto!?
Señaló a todas partes, eran muchísimas pesadillas las que los rodeaban. Toshinori alzó una de sus espadas, pero su brazo no la pudo mantener y la dejó caer al suelo de nuevo. Izuku lo ayudó a sostenerse de pié, volteó a ver a Kouta quien tenía una cara de miedo.
—Son solo, feas pesadillas Kouta.- trató de animarlo.
—¡Te vamos a proteger!- dijo Katsuki parándose en sus dos patitas traseras.
—¡Awww!- se enterneció Shigaraki.— ¿Tú los proteges a ellos? ¿Pero quién te protegerá a ti?
Preguntó haciendo que el lugar quedara en silencio, pero Kouta miró al suelo, apretó los puños y salió al frente.
—¡Yo lo haré!- dijo con decisión.
—¡Yo tambien!- salió "la peque" y se puso a su lado.
—¡También yo! / ¡También yo!- dijeron al mismo tiempo dos niños más diendo a ellos
—¡Yo tambien!- dijo Mahoro.
—¡Yo, voy a tratar!- dijo Katsuma absorbiendo su nariz.
Los mayores se miraron entre ellos y Shigaraki volvió a reír.
—¿¡Aún creen que el coco no existe pequeños!?- les preguntó sin quitar su sonrisa.
—Siempre eh creído en ti,- informó Kouta.— pero no te tengo miedo.- le dijo con firmeza.
Una gran ola de pesadillas se abalanzó hacia ellos consumiendo todo, Kouta sin temer alzó una mano hacia ella. Cuando la arena negra fue tocada por Kouta se convirtió en arena dorada sorprendiéndolos a todos, la arena dorada iba por todas partes alumbrado el aire de una forma mágica.
Los niños rieron y saltaron de alegría, la hada de los dientes pudo volver a volar, Toshinori recuperó su color vivo y su fuerza.
—¡Sí hada de los dientes!- celebró un niño al verla volar alegremente.
—¡No!- gritó Shigaraki enfurecido.— ¿¡Qué esperan!? ¡Hagan su trabajo!- les ordenó a sus pesadillas atacar, Katsuki esperaba que el fuera el siguiente en volver a lo que era.
Y mientras eso una pesadillas fueron hacia el, Katsuki corrió con sus patitas y se metió bajo un auto, una de las pesadillas lo sacó, pero no seguía siendo el pequeño conejito Panchito.
—¡Jeje! Hola amigo.- sonrió, pateó a la pesadilla que lo tenía y con sus Bumeran's atacó a las demás hasta volverlas polvo.
Katsuki dió dos pataditas al suelo y de allí salieron los golens de huevos gigantes, que llegaron ayudar.
Toshinori por otro lado, sacó dos esferas de nieve y las reventó haciendo que se abrieran dos portales por donde salieron muchos Yeti's al ataque.
Los niños también quisieron ayudar, corrieron a las pesadillas tocandolas para volverlas arena dorada.
Izuku comenzó su pelea con Shigaraki dando ataques de hielo, los demás guardianes al verlos fueron ayudar, Emi golpeaba a las pesadillas, Katsuki las atacaba con sus Bumeran's y Toshinori con sus espadas. Después de tantos dolores y ataques por fin habían acorralado a Shigaraki en un callejón.
—¡Mira esto!- dijo uno de los niños que aprendió a manipular la arena dorada.
—¡Lo tengo!- Kouta rió teniendo una idea.— ¡Ya se que tenemos que hacer!- llamó a los otros niños adjuntando mucha arena dorada.
Shigaraki estaba rodeado por los guardianes, pero se mantenía firme con su Oz de arena negra.
—¡Se acabó Shigaraki! No puedes ocultarte.- Shigaraki se vió preocupado pero cambió de cara en un momento y rió, se sumergió en tres las sombras.
Los guardianes voltearon pensando que había ido hacia el otro lado, pero no fue así, Shigaraki apareció trás de Izuku y estuvo a punto de atacarlo con su Oz.
—¡Izuku cuidado!- gritó Katsuki alarmado tirando uno de sus Bumeran's para desviar el golpe.
Shigaraki rugió y se recompuso de inmediato, volvió atacar pero antes de que pudiera tocarlo una cinta dorada se enrrolló en su brazo, al principio el peli-negro no sabía que pasaba y antes de que pudiera decir algo fue jalado por éste, la cinta tiró de él y lo arrastró hasta que quedar cerca de una gran bola de arena dorada.
Shigaraki vió con horror la figura que salía de ella, Shota se le acercó y le hizo gesto de negación con el dedo índice de su mano, golpeó a Shigaraki haciendo que volara hacia arriba.
—¡Sandman!- dijo Kouta feliz, Shota hizo un sombrero de arena dorada y le saludó, Kouta imitó el gesto sin comprender muy bien.
Shota sintió un tirón de su cinta y la jaló hacía abajo estrellando a Shigaraki contra el asfalto, éste quedó desmayado en el.
—¡Miren regresó!- canturreó Emi feliz.
—¡Ven aquí!- Toshinori no perdió tiempo y lo abrazó.
—No sabes cuánto me alegra verte.- le comentó Katsuki con sinceridad.
Shota asintió y se alzó en una nube de arena dorada, desprendió de él miles de cintas doradas que iban todas por el aire hasta las casas, los niños volvieron a soñar, las luces del mundo se volvieron a encender haciendo que las haditas que estaban en las jaulas pudieran volar de nuevo. Los niños reían felices al tener sus memorias de nuevo, gracias a las hadas quienes fueron por ellas.
Kouta y sus amigos miraban con asombro como la arena dorada tomaba forma de animales, grandes dinosaurios caminaban, las mantarraya nadaban por el aire junto a otros peces. La peque tocó a una pesadilla que estaba desprevenida y la convirtió en un unicornio que trotó a su lado.
Delfines hacían piruetas en el aire nadando en grupos, era todo muy mágico eh increíble, Kouta se entretuvo en unos peces, quería tocarlos pero antes de hacerlo una bola de nieve se estrelló en su espalda, Izuku había comenzado una guerra, los demás siguieron el juego y pronto todos ellos estaban tirando nieve por todas partes.
—¿Tu centro?- le preguntó Toshinori a Izuku, éste sonrió mirando a los niños jugar.
—Ahm, no fue sencillo, pero ya lo deduje Norte.- Toshinori asintió satisfecho con la respuesta, le dió una pequeñita muñeca china de color azul otros detalles más parecidos al albino, éste rió por lo bajo al verla, Toshinori también rió.
Una bola de nieve impactó tras la cabeza del mayor y los dos voltearon a ver a los niños, los niños al verse descubiertos apuntaron a un duendecillo que estaba cerca de ellos y éste los miró confundido.
—¡Jaja! ¡Todos a mi lista negra!- rió Toshinori tomando nieve del suelo para hacer bolas, miró al rubio y le tiró la bola — ¡Conejo, piensa rápido!
Katsuki no pido evitarla y cayendo patas arriba al suelo por la fuerza, sin embargo se levantó y comenzó con su ataque también.
Shigaraki reaccionó y se levantó tambaleándose un poco.
—¡No!- susurró al ver a los niños jugar y el cielo lleno de arena dorada.— ¿¡Osan divertirse en mi presencia!?- gritó pero fue ignorado.— ¡Soy el coco mirénme, y haré que me teman todos!- cuando Kouta pasó por entre él supo que ya no lo veían.— ¡No! No...- se tocó el cuerpo y miró a los guardianes quienes ahora lo estaban viendo.
Corrió todo lo que pudo para alejarse de ellos, llegó al lago pero al no fijarse bien lo que estaba al frente por estar pendiente trás suyo, chocó con alguien haciendo que rebotara hacia atrás y cayera al hielo.
—¿Te vas de la fiesta tan pronto?- preguntó Toshinori, al frente suyo estaba todos, Emi se acercó a él.
—¿Por qué no, siquiera te despediste?- le dijo mientras le tiraba una moneda.
—¿Una moneda?- preguntó, pero al hacerlo Emi le dió un puñetazo en la cara haciendo que un diente volara de su boca, Shigaraki se quejó y se llevó una mano a la dentadura para revisarse.
—¡Eso fue por mis hadas!- exclamó sobando si mano, las haditas al lado de ella asintieron con cara de enojo.
—¡No se desaharán de mí!- Shigaraki se puso de pie mientras hablaba.— ¡No por mucho! ¡Siempre existirá el miedo!
—¡¿Y eso qué!?- le respondió Toshinori, y alzó un dedo.— ¡Mientras un solo niño siempre crea! Estaremos aquí para combatir el miedo.
Shigaraki miró a un lado y señaló las pesadillas que estaba cerca.
—¿En serio? Entonces, ¿Qué hacen ellos aquí?- preguntó y los demás se vieron entre sí.
—¡No pueden ser mis pesadillas, yo no tengo miedo!- exclamó Toshinori
—Yo creo que están oliendo tu miedo.- le dijo Izuku y la sonrisa de Shigaraki se fue.
Con temor Shigaraki corrió para alejarse, pero las pesadillas fueron más rápidas y lo envolvieron en un remolino de arena negra, lo llevaron a la entrada de guarida, Shigaraki se resistió agarrándose de la orilla pero la fuerza de las pesadillas era mayor y fue llevado dentro, la entrada se selló como si nunca hubiese está allí.
La luna brillaba en lo alto viendo todo, Izuku la miró y sonrió, los demás se le acercaron y Toshinori con su gran libro en mano habló.
—¿Ahora ya estás listo Izuku?- preguntó.— Para hacerlo oficial, el juramento del guardián.
Toshinori abrió el libro y buscó una página en específico antes de hablar, Izuku estaba nervioso y miró a Katsuki quien asintió en aprobación.
—Dime Izuku Frost, ¿Juras cuidar a los niños del mundo? ¿Y cuidar con tú vida sus esperanzas, sueños y deseos?- mientras Toshinori hablaba, los Kouta y sus amigos se acercaron a ellos.— Porque ellos son lo único que tenemos, todo lo que somos y todo lo que siempre seremos.
Izuku volteó a verlo, Kouta asintió repetidas veces sin quitar su sonrisa, Izuku volteó a Toshinori de nuevo y sonrió también.
—Lo juro.- respondió y Toshinori cerró el libro.
—Entonces te felicito, porque eres desde ahora y ¡Serás para siempre!, un guardián.- todos comenzaron a celebrar, los niños gritaban de alegría al saber la noticia, Izuku miró a Katsuki quien le sonrió arrogante como siempre.
Unos cascabeles se escucharon y los niños miraron hacia arriba.
—¡Oigan miren!- exclamó Kouta con asombro.
—¡El trineo de Santa!- dijo otro, el trineo de Toshinori aterrizó sobre el lago y los niños se acercaron dando su exclamación de asombro.
—Todos aman tu trineo.- le dió la razón Katsuki al mayor.
Toshinori sonrió orgulloso y después miró a Izuku poniendo su mano sobre su hombro.
—Hora de irnos.- le informó, Shota que lo oyó se elevó y tiró al cielo arena dorada que explotó como fuegos artificiales llenando el cielo de miles de estrellas pequeñas doradas.
—Felices Pascuas niña traviesa,- le dijo Katsuki a Eri acariciando su cabello.— te voy a extrañar.
—Adiós conejito.- dijo la pequeña poniendo una mano sobre la nariz del rubio.
Shota se subió al trineo junto a Toshinori, Izuku hizo amagos de irse.
—¿Y se van a ir?- preguntó Kouta acercándose a él.— Pero Shigaraki podría volver, ¿Y si otra vez dejamos de creer? Esque si ya no te veo.- Izuku sonrió un poco nervioso.
—Oye tranquilo.- lo calmó y se agachó a su altura. Una pregunta, ¿Dejas de creer en la luna cuando sale el sol?
—No.- respondió Kouta.
—Muy bien, entonces dime ¿Dejas de creer en el sol cuando las nubes lo ocultan?
—No.
—Nosotros siempre estaremos allí Kouta,- dijo y llevo su mano al pecho del menor.— y ahora siempre estaremos aquí. Y eso hace que tú también seas un guardián.
Kouta sonrió, Izuku se levantó y se dirigió al trineo.
—¡Izuku!- llamó el niño corriendo hacia él y lo abrazó, Izuku un poco sorprendido, sonrió y le correspondió.
Después del abrazo se montó en el trineo, Toshinori harreó a los renos y estos corrieron haciendo que el trineo volara, los niños alzaron sus manos en forma de despedida y los guardianes hicieron lo mismo hasta perderlos de vista.
Izuku en el trineo miró a los lados viendo a sus compañeros, por primera vez se sintió en casa, se sintió como en una familia y sonrió a la nada mirando el paisaje.
"Me llamo Izuku Frost y soy un guardián,
¿Qué cómo lo sé?
Porque la luna me lo dijo, y cuando la luna te dice algo, debes creerlo."
(...)
20.132 palabras. :')
Conciencia: ayuden....me... -ce muere-
Yo: :'c LOS CAMINOS DE LA VIDA!!NO SON COMO YO PENSABA.
NO SOM COMO YO CREIA!!! XD
Banda me rindo, es demasiado, menos mal dejé este one shot para de último, si es el último que escribí de toda xD y es el más largo.
No pensé que escribir una película fuese tan difícil...
No es una versión de nada, literal se acaban de leer una película para niños completa, me ahorré algo y también cambie un paso de pequeñitos detalles que talves ni los notes, pero si miras la película te darás cuenta que hasta los diálogos son los mismo x,D
No pregunten como lo hice xD.
Señores y señoritas, espero les haya gustado, de da pereza revisar si hay algún error, así que si hice algo mal ya qué. F
Comenten, compartan y voten.
Los quiere.
Zaorycast.✨✨
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