héroes en Pijamas #2
2_Strawberry_9. Mil32441 2 A LEER >:D
ATENCION: CROSOVEEEEEEEEEEER!!!!
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Alexis se levantó algo tambaleante ese día, sintiendo su cuerpo más pesado de lo normal, el día anterior había entrenado demaciado, sus padres por alguna razón lo habían tratado mal, a él y a su hermano, había una herida en su espalda que lo comprobaba.
Se fue a la cocina, abriendo la heladera para tomar un vaso de leche fría y luego lavarse los dientes para alistarse e ir a la escuela. Pero cuando estaba lavando el vaso recordó algo.
–Lorenzo se levanta más temprano– el mencionado era su padre, y naturalmente siempre lo encontraba en la cocina tecleando en su computadora, pero ahora no estaba –Laura se baña a esta hora– paso por el baño y no escucho la ducha –¿Que diablos está pasando?– dejo el vaso y camino hasta la habitación de sus padres.
Abrió la puerta con cuidado, pasando apenas la cabeza, pero azotó la puerta contra la pared al ver la habitación completamente vacía.
De la manera más literal posible.
El guardarropa estaba vacío, el colchón estaba desnudo, no estaba las alfombras, no había nada, nada que fuera de sus padres.
Su corazón dió un vuelco, corriendo hacia la habitación de su hermano y para su completo horror estaba dormido en su cama, no se lo había llevado, esperaba que lo dejarán a él y no a su hermano pero estaba justo en la casa.
Los abandonaron.
–Se... Se fueron– Murmuró en shock, empezando a moverse en piloto automático hacia él garaje, abriendo la puerta y notando que el auto y el remolque no estaban. –¡SE FUERON!– Corrió devuelta hacia la casa, mirando cada rincón, cada esquina, no había nada de ellos, ni siquiera fotos. –¡SE FUGARON! ¡ESOS HIJOS DE PUTA SE-...!– Se encerro en su habitación de entrenamiento, casi destruyendo todo en su ira y cólera.
Luego de una hora de destruir, sus manos ardían, sus nudillos sangraban por olvidar usar la técnica adecuada, sus piernas no daban más y cayó de sentón al suelo, mirando una vez más su alrededor, las paredes estaban desgarradas, sus cosas de entrenamiento estaban destruidas.
El suelo estaba en el mismo estado, esa habitación era aún caos, era la mejor palabra que se le ocurría para describir su entorno.
–Quedamos huerfanos, yo apenas empiezo a hacer un amigo y quedó huérfano, mi hermano apenas está adaptándose a la escuela y queda huérfano... Que ganas de matar a alguien– un sollozo se le escapó entre las fraces, cubriendo su rostro con sus manos y arrodillándose en el suelo, su cuerpo cayéndose hacia adelante y tocando el piso.
Lloro durante unos largos y angustiantes minutos, pensando que sería de él ahora, que sería de su pequeño hermano ahora, que aria a partir de allí, los horfanatos eran un asco según muchos, no quería que su pequeño hermano tubiera una infancia ahí, no quería nada de lo que le aparentaba el futuro, y mucho menos quería pensarlo.
Pero para colmo, su hermanito entro a la habitación, haciendo que levantará la vista, sus ojos morados brillando solo por las lágrimas que no podía detener.
–Madre y padre no están– la voz joven y quebradiza le partio el corazón, viendo como su pequeño tenía lágrimas en los ojos, el pobre había tenido que madurar igual de rápido que él, así que entendía que estaba sucediendo –Alex... No quiero– empezó a llorar, su hermano levantándose a tropesones para correr hacia él y abrazarlo, brindandole el mayor consulto que pudiera dar.
–No, no, tranquilo... Yo tampoco quiero Bryan, pero es lo que debemos hacer, tenemos que vivir en algún lado Bryan, el horfanatos no es lo mejor pero... Pero vamos a ir juntos, vamos a luchar por esto, vamos a hacer todo para seguir adelante cueste lo que cueste– abrazo con fuerza a su pequeño hermano, llorando y consolando.
Desde el primer día que lo tuvo en sus brazos se prometió siempre cuidarlo y jamás abandonarlo, que estaria a su lado siempre que pudiera.
Cumpliría su promesa, haría todo lo que estubiera a su alcance para salir adelante sin esos malditos que tanto los lastimaron, que tanto le exijieron cosas que ninguno podía dar, que tanto los humillaron y maltrataron.
Saldrían adelante sin ellos, porque estaban juntos, y eso era lo único que importaba.
{•••}
–Vamos Greg, ¿Tenemos que hacer esto? Quisas solo se quedó dormido– se quejo Conner, parado al lado del rubio que parecía nervioso, mirando la puerta de la casa de su amigo.
–Alexis nunca falta a la escuela, quisas no se encuentra bien, solo quería asegurarme– Murmuró el rubio, jugando con sus mando mientras esperaba que la puerta fuera abierta.
El castaño estaba por decir algo, pero la mirada que le mando Amaya hizo que se callara, evitando hacer una especie de puchero.
Greg estaba algo impaciente, golpeado un poco más fuerte la puerta.
–Tranquilo, apuesto que ya no tarda– intento tranquilizar Amaya, apoyando una mano en el hombro ajeno –Se ve que no– sonrió ella al oír la puerta abriste, su sonrisa decayendo ante el estado ajeno.
–Wow, te ves peor que la primera vez que te vimos– dijo Conner, ligeramente preocupado ante la expresión cansada y los ojos irritados, sus manos estaban completamente vendadas hasta los codos, vestido con una remera suelta y pantalones de pijama.
–¡Alexis! ¿Estás bien?– pregunto preocupado y alterado el rubio, moviéndose para estar más serca pero sin saber si era correcto tocarlo.
El mencionado negó, no tenía caso mentir, de alguna forma u otra se enterarían.
–¿Que susede?– pregunto Amaya –¿Tus padres otra vez?– ella se adelantó, mirando preocupada al azabache, estaban enterados del problema familiar que tenía, mucho maltrato y exijencia.
Pero no fue correcto preguntar eso, porque la mano que sostenía el manojo de la puerta se apretó con tal fuerza que la rompió, los pedazos restantes cayendo tan rápido como las lágrimas se acumularon, alertando a los tres.
–¡Alexis! ¡P-puedes lastimarte así! ¿Q-que paso?– Greg agarro sus hombros con cuidado, mirándolo exaltado y preocupado.
Alexis murmuró algo, inetendible para dos de ellos, pero Conner a pesar de no tener su traje seguía teniendo una gran audición.
–¿Que?... ¿Po-por qué?– Conner estaba horrorizando, intentando usar las palabras correctas para preguntar.
Los otros dos lo miraron, esperamos respuestas.
Alexis volvió a hablar, sin mirar a ninguno, su mente preocupada por su hermano que en esos momentos se encontraba empacando.
–... ¿Cómo... Cómo pueden hacer...?– no tenía palabras para preguntar, estando en shock, sin poder imagianarse algo así, lo habían abandonado, dejandolo solo en la casa con un pequeño niño de sinco años.
–Conner, ¿Que está pasando?– pregunto Amaya, agarrando de los hombros al gato para darle un sacudon, pero aún no reaccionaba, con una mirada perdida pero sentrada en los ojos casi opacos del mono, quién lloraba sin emitir sonido.
Greg agarro el rostro de Alexis, logrando que lo mirara.
–¿Dónde están?– pregunto con suavidad en un susurro, notando como la expresión ajena decaía un poco más.
El azabache solo alzó los hombros, dejándolos caer de golpe al misimso tiempo que cerraba los ojos y se apoyaba en el toque.
–Espera... Ellos...– Amaya logro comprender, tapándose la boca con pequeñas lágrimas, pero Greg dejo caer las suyas casi como catarata, abrazando con fuerza a su amigo e intentando consolarlo, murmurando palabras de consuelo y acarisiando su espalda con suabidad.
Alexis solo se permitió llorar en silencio, aseptando el abrazo con sus brazos temblando para corresponder, sintiendo como Amaya se unía en un intento de ayudar.
Incluso sintió la mano de Conner acarisiar su cabello.
{•••}
Alexis y Bryan quedaron huérfanos, sus días en el horfanatos no eran los mejores pero por lo menos tenían un techo y comida, y se tenían uno al otro.
Las noches que Alexis tuvo que ayudar a protejer la ciudad tampoco fueron las mejores. Solo sonreía cuando Gecko le hablaba o se lanzaba a abrazarlo con la única intención de mejorar su día, eso era adorable y muy lindo, tan lindo que sí lograba sacarle una sonrisa.
Mejoraban poco a poco, con la ayuda de sus amigos y mutuamente.
Pero un día en especial, todo pareció mejorar de golpe.
{•••}
–Con cuidado calabaza, no cargues mucho– un demonio probeniente de china se aserco a otro de la misma prosedencia, el hablante siendo un demonio mono mientras que el otro un demonio-alma.
Era de noche debido a que el camión de mudanza había tardado demacido, pero ambos demonios con ayuda de la hija adoptiva del mono no tenían problemas.
–Tranquilo Asahi, puedo con esto– hablo con suavidad, regalandole una cálida sonrisa, aprovechando que era de noche para mostrar su apariencia sin ningún problema.
–Lo sé, solo no quiero que te lastimes– beso la frente ajena, las mejillas del esqueleto tornándose ligeramente azules pero con una gran sonrisa.
–Podemos dejar los arrumacos para otro momento, tienen cosas que hacer tortolitos– la voz los sorprendió, los tres notando sorprendidos como varios clones de sombra se movían para descargar las cosas del camión.
–¡Hola Mac!– saludo Merian, mirando sonriente al mono recién aparecido.
–Hola sabandija– revolvió el cabello de la chica, sacándole una risa.
–Gracias Macaque– sonrió Asahi.
–No hay de que, pero aún no entiendo porque no simplemente usaste tus portales para traer todo esto– señaló el interior del vehículo –A demás que el conductor parece drogado– podía oír sus ronquidos, pero lo había visto de frente y sinseramente se espanto.
–No queremos levantar sospechas, a demás que China esta realmente lejos, sabes que mis portales son distintos a los tuyos– el mono se movió para caminar hacia la entrada de su nueva casa, una espaciosa y muy agradable, a demás que tenía un parecido a la suya de antes.
–Sí, bueno, este lugar-...– se interrumpió cuando sus oídos captaron gritos y órdenes, algo que le llamo bastante la atención ya que eran voces de niños y risas locas que parecían de un psicópata.
–¿Sr. Macaque? ¿Se encuentra bien?– Pumkpink dejo la caja para asercarse al mono, mirándolo con preocupación notoria.
–Escondanse– agarro a ambos y los metió dentro de la camioneta, moviendolos hasta el fondo justo a tiempo para que una gran camioneta de apariencia extraña frenará frente a la suya.
Arriba del techo habían un chico, de vata larga y blanca con detalles verdes y guantes ajustados, sosteniendo un aparato cuadriculado que apuntaba hacia arriba, dónde había una burbuja conteniendo a un niño similar a un gato.
–Oh no– Murmuró Pumpkink preocupado, viendo como el chico gato intentaba no seguir dando vueltas dentro de la esfera.
–¡Romeo! ¡Suéltalo ahora!– una voz femenina ordenó, pero el mencioando solo se rió con una carcajada.
–¡Obligame pajarraco!–
Los gritos alertaron a Asahi, quién salió apurado dispuestos saber lo que susedia y ayudar, pero cuando piso el suelo de afuera se undio en una sombra y apareció dentro de la camioneta.
–¡Macaque! ¿Que-...?– el mono de sombra tapo su boca, haciendo una seña para que se mantuviera callado y señaló a los chicos, quienes parecían haber empezado a pelear de alguna forma, con el búho dando vueltas y el lagarto esquivando rayos.
–¿Quienes son esos?– pregunto Merian, sorprendida y extrañada de como era posible que fueran tan jóvenes.
–No lo sé– susurro Macaque, observando atento como todos se movían con ajilidad y como el gato intenteba destruir la esfera con las garras.
–¡Bāozi!– el lagarto grito al ver a su amigo, este mismo arrojandose hacia él cientifico para que cayera y besara el techo de su vehículo.
–Suficiente con esto, loquito– con su bō destruyó el aparato, la esfera desapareciendo y él siendo rápido en atrapar al gato. –¿Estas bien?– pregunto estando ya en el suelo.
–Sí, sí, sí, estoy bien, gracias– Cat Boy se movió para ser soltado, limpiándose un poco y arreglándose las ropas.
–¡Bāozi!– Gecko corrió hacia el mono, dándole un abrazo que este correspondió, pero la mueca en su rostro alertó a Ululette y a Cat Boy.
–Hola lagartito– desacomodo el cabello ajeno, haciendo un esfuerzo para no gruñir de dolor.
–¿Estás bien?– pregunto el lagarto, mirándolo con preocupación al notar lo tenso que estaba.
–Sí, tranquio–
–¡HUUUUG MALDITO MONO!– todos se alertaron ante el grito, con Macaque y asahi haciendo una mueca ante lo familiar que se les hacía aquella frace.
Mientras que Romeo prácticamente ya se había metido a su laboratorio.
–¡ME LAS VAN A PAGAR MALDITOS!– El auto dió una vuelta, alejandose a gran velocidad para no poder ser atrapado.
–Que jod-... HAAAGG– el grito alertó a los héroes, mirando exaltados y asustados como el mono caía al suelo, agarrándose el costado de su cuerpo con dolor.
–¡Al-... Bāozi!– se corrigió a tiempo, sacudio la cabeza para caer a su lado y mirarlo preocupado. –¡Ah! ¡Estás herido!– grito casi en pánico, empezando a sudar por la preocupación y miedo al ver la sangre.
–¿E-esta herido?– pregunto Pumkpink, preocupado mientras corría para salir, su mono-pareja siguiéndolo con la misma preocupación.
–¡Esperen! ¡No-...! Huug ¿Para que lo intento?– Macaque se pasó una mano por la cara, caminando para salir seguido por Merian.
–Pequeño ¿Estás bien?– pregunto preocupado el demonio-alma, alertando a los chicos.
–¡¿Desde cuándo!?– pregunto sorprendido el gato, mirando casi en shock el camión que apenas notaba.
–Solo es un tajo– Murmuró Bāozi, mirando sorprendido la apariencia de ambos. –¿De dónde son?– pregunto al notar que se estaban mudando.
–No importa ahora– hablo Asahi, preocupado al ver la sangre escurrir por los dedos del menor –Tienes que curarte de inmediato– estaba desesperado y eso se notaba mucho.
Todos ahí estaban nerviosos, incluso el mismo Macaque, el cual se apresuro a buscar lo nesesario para ayudar al mono.
–Vamos a dentro, no puedo dejarte así– Asahi cargo a Bāozi, sin siquiera darle tiempo a reaccionar.
El chico no entendía muy bien que estaba sucediendo pero sabía que lo estaban por curar asi que intento mantenerse lo más tranquilo posible.
Gecko lo miro preocupado, el demonio-alma girandose para verlos a los tres.
–Si quieren puede entrar también– hablo dulce y cariñosamente, algo enternesido de como el lagarto pacticamente corrió para entrar a la casa, casi viéndose como un niño pequeño.
Cat Boy gruño pero lo siguió, dando las gracias y pidiendo permiso antes de entrar, siendo imitado por Ululette.
Asahi había sido rápido en curar al menor, con manos delicadas y cuidadosas para no lastimarlo mucho, se alertó mucho al ver la herida, era grande y muy preocupante, pero también estaba horrorizando de ver qué tenía sicatrices repartidas por gran parte de su pecho y torso, a demás de la musculatura que no debería ser propia de alguien tan pequeño.
–¿Cómo te hiciste eso?– pregunto Merian con preocupación, sosteniendo una taza de té para el menor.
–Una pelea con Kong, se ve que se levantó loco hoy– había sido algo salvaje verlo, de verdad ese día había estado muy alterado.
–¿Kong? Robot no dijo nada sobre Kong– Ululette miro extrañada al mono.
–Ni idea, solo lo encontré creando desmadres como siempre– tomo un sorbo de su té, suspirando para luego reposar en el respaldo de la silla.
–¿Quien es Kong si se puede saber?– pregunto Macaque, mirando con detenimiento a cada uno, algo curioso y sorpedido de los traes ajenos, aunque había visto cosas más extrañas.
–Un pibito fan de Wu-kung y por eso se parece a él, solo que en vez de ser heroe, como se supone que es ese mono, es un villano– explico Bāozi, la punta de su cola moviéndose apenas.
–Ahora entiendo porque me parecía conocido aquel baculo– Ululette había leído “viaje al oeste” una biografía algo extraña y muy exagerada que explicaba la vida de aquel mono.
–Ustedes dos se parecen– dijo de pronto el gato, mirando a Bāozi y luego a Macaque, –Incluso tienen la sicatriz en el mismo ojo– señaló aquello, los monos mirándose entre ellos, recién notando las coinsidencia.
–Es sierto ¡Incluso son monos!– mencionó Gecko, recién notando aquello –Espera... ¿Por qué son monos?– miro a Macaque y Asahi, estos mirandose entre ellos.
–Somos demonios, venimos de China– explico el más joven, el gato casi areangantandose con su propia saliva.
–¿De china?... ¿Cuáles son sus nombres?– pregunto el mono más joven, observándolo curioso.
Cada uno se presentó como era debido y la mente de Bāozi solo tardo un segundo en reconocerlos.
–Ustedes... Ya perdí la cuenta de cuántas veces salieron en televisión– Bāozi sabía de su exisncia, podía reconocer al mismisimo Macaque six Eards frente a él y su ex pareja Asahi, un guerrero de más de mil de antigüedad, incluso su hija de veinte años y su actual pareja, el demonio–alma con corazón de oro, expresado de la manera más metafórica posible.
–Sí, últimamente empezamos a salir mucho en camara– Merian se había cansado de eso a decir verdad, otro motivo más para mudarse.
–Esperen...– Ululette aún estaba prosesando junto con Gecko, mientras que Cat Boy estaba perdido en sus pensamientos. –TODOS ustedes, ¿son los héroes de china? ¿Son parte del Monkey Scuad?– había oído de ellos muchas veces. Del susesor de Monkey King, de sus amigos, de sus asañas, e incluso de su batalla con LBD.
–Asi es– asintió Pumkpink, sin dejar de usar ese tono amable y cariñoso que por alguna razón siempre estaba en él.
–... Disculpa la pregunta pero ¿Cómo te trata la vida con Wu-Kung?– Macaque volteo a ver al mono, un pequeño silencio formandose ante la pregunta.
–Progresando, supongo– Bāozi hizo una mueca, mirando su té –¿Por qué preguntas?–
–No, por nada, solo era curiosidad– Gecko sabía que no era así, podía notar que su amigo tenía otra cosa en la cabeza. –Huumm, ¿Pueden decirme dónde está el baño– el mono de ojos rojos se adelantó.
–Por aquí, sígueme– Bāozi obedeció y se bajó de la silla, siguien a paso rápido al mono. –Oye pequeño, ¿Cómo es que eres un mono? Tu acento es argentino así que no vienes de China– sentía curiosidad, algunas veces para él era difícil resistirse a preguntar.
–Solo es magia o algo así, el traje que estoy utilizando es parte de esta gargantilla dorada– señaló la mencionada –Si la toco y pronunció algo correctamente el traje y mi apariencia de mono desaparecen, volviendo a ser humano nuevamente, con los demás pasa algo similar, solo que con sus pulseras– explico mientras estaba entrando al baño –Gracias por todo señor– agradecio con apenas una sonrisa.
–No hay de que– le dió una cálida sonrisa, dándole una caricia en la cabeza antes de alejarse y volver con los demás.
Bāozi lo miro alejarse, sintiendo algo en el fondo de su corazón ajitarse, pero sacudió la cabeza y cerro la puerta.
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–¿Que se siente tener seis orejas?– pregunto Cat Boy, ya de por sí para él era casi una tortura tener su oído felino, a pesar de no tenerlo activo había veces que costaba sonidos poco agradables.
–Tortura– respondió el mono con una mueca, su cola moviéndose con ligero disgusto al recordar lo sensible que era su audición. –Es casi como tener un parlante al lado del oído todo el día– todos hicieron una mueca ante esa comparación.
–Por eso MK te regalo audífonos de canselacion de sonido– sonrio Asahi, realmente estaba agradecido de que su cachorro hubiera sido tan considerado.
–Y aún los tengo– dijo con ligera sorpresa, tenía una extraña maldición que consistía en que sus audífonos de canselacion se rompieran o perdieran al quinto día, pero esos audífonos ya tenían varios meses.
Los mayores rieron apenas ante ese comentario, solo para que el sonido de vidrios rotos les llamara la atención, seguido de un alarido de dolor.
–¡Bāozi!– grito en pánico el lagarto, corriendo hacia el baño mientras los otros lo seguían.
Asahi abrió la puerta, encontrándose al menor arrodillado en el suelo con su mano ensangrentada por los cortes, sollozando y mirándolo con miedo y culpa.
–Perdón... Lo siento mucho, no quise romperlo, perdón– sollozo, actuando su mano contra su pecho, llorando de dolor y tristeza.
–B-Bāozi– Gecko lo abrazo, la cola del mono enrollandose en la pierna ajena y este mismo apoyándose en el cuerpo del lagarto, llorando y sollozando.
–Perdon, perdón, no quise pegarle al vidrio, no quise, lo juro, no quise–
–T-tranquilo, tranquilo, no importa– Asahi se aserco, rodeando a ambos con sus brazos –No importa pequeño, no importa– consoló con voz suabe y cariñosa, ronroneando y esperando que eso ayudará como consuelo.
Los demás se miraron entre ellos, sin entender el comportamiento del menor pero tampoco muy seguros de preguntar.
–¿Que crees que le pasó?– pregunto Ululette mirando a su amigo.
–No lo sé, no se me ocurre nada. ¿Escucho algo que nosotros no?– pregunto mirando al mono de seis oídos, pero este negó, solo había oído la camilla abrirse y luego de eso los vidrios romperse por el puñetazo.
Merian se veía sumamente preocupada al igual que su padre, ambos mirando al mono que intentaba consolar y callaba las disculpas ajenas con suabidad.
{Minutos antes}
Bāozi abrió el grifo y se enjuagó las manos, dándole una mirada al vidrio, pero cuando vio la sicatriz recordó lo que le había pasado a Macaque, y lo que le pasó a él.
El recuerdo del baculo apuntando a su estómago fue escalofriante, recuerda haberse doblado hacia atrás para esquivar, pero la punta del arma había chocado contra su rostro, probocando que cayera desmayado y su ceja sangrara ante la herida.
Golpeó el vidrio, porque vio el rostro de Kong en él, pero se arrepintió e insulto a los mil diablso ante el dolor, recordando cuánto le había dolido aquel golpe y traición.
Su historia no era tan diferente a la del mono a decir verdad.
{Presente}
Pasaron algunos minutos así hasta que Bāozi recupero la compostura. Limpiándose el rostro con su mano sana mientras luchaba por que el aire pasará por sus pulmones correctamente, aún un poco apoyado en el cuerpo de su amigo, el cual se negó a soltarlo incluso cuado curaron su mano.
–¿Te encuentras bien?– pregunto Merian, arrodillada al lado del mono y mirándolo con preocupación genuina en sus ojos.
–Bueno, estoy mejor al menos– suspiro, rodeando a su amigo con un brazo para más comodidad.
–¿Por qué golpeaste el vidrio?– Macaque pregunto, mirando el menor a los ojos cuando esté levantó la vista.
–Un recuerdo... Muy poco agradable, solo puedo decirte que nuestras historias no son del todo distintas– señaló su sicatriz, el mono abriendo los ojos con realización, eso no era bueno.
Lo demás se miraron entre ellos, Gecko siendo el único que lo miro con preocupación.
–¿Te la hizo un amigo?– pregunto casi sin poder creerlo. Bāozi suspiro, asintiendo mientras sentía como Gecko lo abrazaba más fuerte. –Lo siento–
–Tranquilo, no es tu culpa– tranquilizó el mono, acariciando al rubio y apoyado su cabeza en la ajena, su mejilla quedando medio aplastada.
Asahi se mantuvo callado, sus pensamientso preocupados y llenos de preguntas dando vueltas por su cabeza, podía sentir un olor probenir de Bāozi, un olor a flores y acerrin, pero era tan tenue que le confirmaba algo.
Ese chico era huérfano.
Podía sentir otro olor, un olor a crayones y papel que era más fuerte, tenía alguien que estaba con él, pero sentia que no era un tutor.
Y al final, el suyo propio, uno extraño y fuerte, uno que le hacía recordar a la naturaleza.
Su instinto se estaba ajitando, quería abrazar a ese chico y reclamarlo, puede que no sea un mono como él pero estaba solo y tenía un trauma, quién sabe, quisas tenía muchos más.
La mano de su hija se poso en su hombro, entendiendo que es lo que sentía su papá, ella también tenía la nesesidad de darle un fuerte abrazo y dejar que Asahi lo reclamará, pero sus costumbres eran muy distintas y no creian que alguno supiera como funcionaba la adopción entre demonios.
{•••}
–¿De verdad estás bien? Puedes quedarte aquí para descansar– Asahi insistió otra vez, mirando con preocupacion como los cuatro chicos salian de su casa.
–No puedo, mi hermano últimamente se despierta a mitad de la noche y nesesito estar ahí, los chicos del horfanato no toleran su llanto– eso último se le escapó, los mayores pudiendo confirmar sus sospechas.
–Ya veo, cuidense mucho– Aunque Asahi no quisiera tenía que dejarlo volver.
–Lo haremos, gracias por todo– dijo Gecko con una sonrisa.
–Por nada– todos dieron una sonrisa.
Los chicos se despidieron y cada uno volvió a su vivienda.
...
–Son demaciado pequeños– Macaque rompió el silencio, luciendo incómodo y ligeramente molesto ante ese hecho.
–Esto es muy peligroso para solo niños– Pumkpink tenía mucha preocupación en su mirada.
–Es increíble que siendo tan jóvenes son capaces de cuidar una ciudad entera, incluso saben conducir, eso es muy peligroso– Merian podría estar horas enumerando todo lo malo que era que fueran tan jóvenes y se arriesgaran tanto, todos estaban seguros de eso.
–¿Fresa?– Pumkpink pregunto al notar que su pareja no reaccionaba, miraba a un techo, el techo en el cual Bāozi desapareció.
–El pequeño tiene un hermano... Están solos ahí– el mono bajo la mirada, todos pudiendo saber que es lo que le pasaba por la cabeza.
–Tendtias que instalarte y adaptarte antes de adoptar, no creo que tarde realmente mucho para ser sinsero– Macaque murmuró pensativo, pensando en todos los requisitos más comunes que probablemente el mono debía de cumplir.
–Ya tengo un trabajo, empiezo esta semana, es desente y pagan bien, tengo lo suficiente, sé que lo tengo...– empezó a divagar, entrando a la casa con la única intención de escribir en un papel todo lo que sabía sobre las adopciones.
–¡Voy a tener más hermanitos!– festejo Merian, empezando a meter cajas a la casa y tarareando con felicidad una melodía.
–Felicidades Pumkpink, serás padre– Macaque palmeo el hombro ajeno, sus clones de sombra imitando al poco tiempo a Merian.
–Bueno, me encantaría– su cola de ajolote empezó a moverse, feliz por la posibilidad de darle una nueva vida a un pequeño niño que está seguro que amara con todo su corazón.
“Veremos si será posible” pensó el mono oscuro, sabía que una adopción podía quedar en espera durante años, esperaba que Asahi no tuviera que esperar eso, porque sabía que lo sufriría.
{•••}
Pasaron los días, Asahi cada vez se adaptaba mucho mejor a su nuevo entorno, aunque tenía que salir con glamour realmente no era muy distinto a cuando pasaba por las cayes de China, Pumkpink de vez en cuando volvía a visitar a sus amigos, feliz de poder pasar un tiempo con su pareja y otro con ellos.
Merian estaba encantada con su nueva vida, todos lo estaban y lo disfrutaban, pero Asahi seguía muy sentrados en cumplir los requisitos que nesesitaba.
Había ido a muchos horfanatos, buscando por todos lados mediante el olor a Bāozi, pasaron meses, meses que quisas solo lo veía de noche junto a sus amigos debido a que no podía dormir, pero realmente no lograba sacarle mucho al chico, solo había descubierto el nombre de su hermano, ni siquiera pudo saber el nombre del horfanato.
Pero por fin un día eso sucedió.
Estaba entre los niños, buscando junto a su pareja y su hija a los pequeños, fue entonses cuando alguien paso detrás de él, corriendo y perisiguiendo a un pequeño de no más de sinco años, luciendo divertidos y juguetones.
El olor que desprendían ambos era familiar, ambos con los olores del otro y los últimos tenues de las personas que alguna vez fueron sus padres.
Tuvo un golpe a su corazón al ver lo pequeño que era el menor, con mucha alegría y cariño brillando en sus ojos, pero su hermano no brillaba tanto, con un brillo de cariño y amor pero tenue, como si tubiera una capa de tristeza que le impedía sentir esa emoción con total libertad.
–Hola Bāozi– los menores se detubieron, mirando sorprndidos al mono con glamour que les sonreía con dulzura.
–Buen día– pudo reconocer su voz, a demás que el ojo brillante como el rubí era inconfundible para él –Ya no se ve como un mono– Bryan se acerco a su hermano, alzando los brazos y siendo cargado por el mayor.
–Sí, lo sé, se llama glamour, los demonios solemos usarlo para pasar desapersibidos por los humanos, en China no es realmente nesesario debido a que hay demonios por doquier, pero aquí se ve que es un poco más complicado– rio un poco, sabía que en ese lugar ellos eran los primeros demonios, o al menos eso creian ya que no tenían idea si había otro demonio viviendo allí.
–Sí, son los primeros demonios que he visto en mi vida para ser sinsero– mencionó algo pensativo, tenía curiosidad por saber porque quería adoptar si ya tenía a Merian, pero la verdad no iba a jugar.
Bryan miraba con mucha curiosidad al mono, pudiendo entender después de unos segundos.
–Vos ayudaste a mi hermano– señaló el menor, recordando esa vez que su hermano llegó herido pero curado.
–Sí, así es pequeño, por sierto ¿Tu herida ya está mejor?– había estado preocupado todo ese tiempo.
–Sí, ya casi es una sicatriz, por suerte nadie más que Bryan se dio cuenta– probablemente tendría que dar una larga explicación a quien sea que se enterará, aunque para los niños solo sería una pequeña mentira fácil de creer. –Si quiere adoptar puedo llevarlo hasta la dirección–
–Hum, claro, dame un segundo– saco su teléfono, mandándole un mensaje a su familia, ellos sin tardar mucho en llegar, luciendo encantados de poder volver a ver al niño y por primera vez conocer a Bryan.
Los sinco comenzaron a caminar hacia la dirección, un tanto más animados al poder encontrar a quienes tanto buscaron.
–Oye pequeño, ya que te encontramos, ¿Cuál es tu nombre?– pregunto Merian, mirándolo curiosa.
–Mi nombre es Alexis, si te interesa mi apellido antes fue Matorras– Asahi anoto aquel nombre en su mente, sabiendo que nesesitaba esa información para adoptarlo.
–Alexis es un nombre muy lindo– opino Pumkpink, el mencionado dándole una sonrisa.
–Gracias, sinseramente el nombre Pumkpink es extraño pero me gusta mucho– el demonio sonrió ante sus palabras, el mono sonriendo con cariño al ver las mejillas de su pareja oscurecerse con un tenue color azul. –Ya llegamos– anuncio, parándose al lado de la puerta de la dirección.
–Muchas gracias Alexis– agradeció el demonio-mono.
–No hay de que– sonrió el chico, alejandose con su hermanito tomado de la mano, ambos comenzando a charlar.
–Ellos parecían muy buenos– opino Bryan, los tres dando vueltas por su cabeza.
–Sí, lo son– su hermano le sonrió.
–¿Crees que serán buenos padres?– esa pregunta lo tomo por sorpresa, viendo como su hermano lo miraba con sus ojos relucientes y verdes.
–... Sí, apuesto que serán muy buenos– había podido llegar a ver lo bien que se entendían los tres, el amor que se tenían y cuánto se cuidaban, por lo general lograba verlo en la televisión pero al verlo en persona supo de inmediato que ellos eran una familia inseparable, una que se amaba con cada fibra de su ser.
–Apuesto que el niño que adopten será muy feliz– Bryan solía decir lo primero que cruzaba su mente, aunque muchas veces las pensaba antes, y ese pensamiento era genuino y muy pensado.
–Claro que sí– sonrió divertido al ver la emoción de su hermanito.
“¿Sería apresurado pensar... Que podríamos ser nosotros?” se pregunto en silencio, mirando como Bryan lucía feliz caminado a su lado.
Quisas ese pensamiento no era tan apresurado.
{•••}
Luego de unos meses volvió a ver al mono y su pareja, pero ellos solo lo saludaron y prácticamente trotaron hacia la dirección, el demonio-alma siendo el que se volteo para darle una inmensa sonrrisa, media escondida detrás de su bufanda pero fácil de notar.
–¿Que estarán haciendo aquí?– pregunto Bryan con curiosidad.
–Quisas tengan la entrevista–
–¿Entrevista?–
–Las hacen para poder saber si la persona que quiere adoptar cumple con todo lo nesesario para hacerlo– explico breve, aún ayudando a su hermano a dibujar.
–Oh, ¿Y si no lo hacen?–
–No pueden adoptar–
–Hoooo– Bryan hizo un puchero –Eso no suena bien–
–Sé que no, pero es nesesario hacer eso, porque si alguien adoptará así nada más el chico podria llegar a no vivir bien– Bryan ahora entendia mejor.
–¿Y si nos adoptan a nosotros?– pregunto con inosencia, otra vez diciendo lo primero que pasaba por su mente.
El corazón de Alexis dió un vuelco, su mirada clavándose en su hermano.
–... Hem... Yo... No lo sé, puede ser que... Que sí pero hay muchos niños acá, no somos los únicos– no quería darle falsas esperanzas a su hermano.
–Pero te conose, ¿Por qué adoptarían a alguien que no conocen?–
–Bueno, eso es... Lógico... Pero la gente hace eso– Bryan hizo un puchero, empezando a dibujar. –Solo no quiero que te hagas iluciones, ninguno está seguro– acaricio la cabeza de su hermano, despeinado al castaño y este mirándolo sonriente.
–Esta bien– dijo con un tono animado, dándole una abrazo al mono.
Alexis correspondió rápidamente, más aliviado al notar que su hermano no se veía tenso o molesto, lo había entendido bien.
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Pasaron los días, Asahi y su familia estaba cada vez más nerviosa, esperando que los papeles se confirmarán y pudieran adoptar a ambos.
Fueron una tortura esos meses de espera, pero cuando por fin ese día llegó, habían saltado y llorado de alegría, ahora solo tenían que buscarlos.
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Cuando Alexis vio nuevamente a esos tres y noto sus enormes sonrisas supo que ya habían adoptado a uno, podía ver su felicidad plasmada en cada fibra de sus seres, estaban tan emocionados que incluso sus sonrisas parecían no poder dejar de agrandarse.
Alexis sonrió, sabía que esos tres le brindarían amor a quien no lo tuvo o lo perdió. A pesar de realmente no conoserlos, sentía y podía estar seguro de lo que decía.
Asahi se giró de pronto, sus miradas conectando, y al ver cómo la sonrisa ajena solo se agrandaba al verlo algo se sacudió dentro de él, asercando a su hermanito que saludo con entusiasmo al mono con glamour.
–Aqui estan– dijo felizmente, los otros dos girando para verlo y sonriendo de emoción. –Los estubimos buscando– selebro mientras caminaba hacia ellos con una gran emoción, pequeñas lágrimas formandose cuando el recuerdo de que ambos eran políticamente suyos surco su mente, amaria a esos dos con todo su corazón.
–¿En cerio? ¿Por qué?– los mayores se miraron entre ellos con algunas risas de felicidad.
–Vengan, ya lo verán– Merian se agachó alzando a ambos niños sin siquiera preguntar y caminando con paso casi saltarin hacia la puerta.
–E-espera... ¿Por qué estamos...?– Alexis estaba confundido, aferrado a su hermano, el cual miraba con curiosidad a la mujer que los cargaba como si fueran dos plumas.
–Vamos al auto, ustedes se van con nosotros– hablo casi cantarina, su sonrisa tan inmensa que casi dejaba ver sus muelas.
–Espera... Eso quiere decir que-...–
–¡Nos adoptaron!– festejo Bryan, emocionado de comenzar con una nueva familia, había oído a su hermano contar un poco de aquella familia, estaba emocionado por saber que sería de su vida ahora.
–¡Sip! ¡Ahora son mis hermanitos!~– canturrea saliendo del lugar, había esperado más de medio año, disfrutaría ese día tanto como pudiera.
Mientras Bryan celebraba su hermano estaba en shock, lo habian adoptado, lo había adoptado la misma persona que curo su herida, lo había adoptado la misma persona que protejido el mundo de LBD, lo había adoptado el demonio que consideraba más increíble, lo había adoptado la persona más cariñosa y gentil que alguna vez vio en un adulto.
Estaba en shock pero lo suficientemente feliz como para aferrarse al cuerpo ajeno, sintiendo como su hermanito lo abrazaba con felicidad y emoción.
Había empezado una nueva vida ese día, una vida que disfrutaría y amaría.
{•••}
Al llegar Bryan corrió por todos lados, observando cada rincon de la casa en busca de quién sabe qué, pero en algún momento quedó cansado y cayó rendido en los brazos de Pumkpink, quién se había apresudaro a llevarlo a su nueva habitación.
Pero Alexis se mantubo tranquilo gran parte del tiempo, observando como su hermano había estado recorriendo toda la casa entre risas y parloteos, siendi tratado con amabilidad y teniendo respuestas a sus mil y un preguntas.
Le gustaba ese casa, le daba una sensación acojedora que nunca antes había tenido, se sentía protejido, con tres adultos que parecían dispuestos a sacarle por lo menos una pequeña sonrisa, al menos una, y es lo llenaba de calidez, el saber que ahora tenía una familia, el sentir que la tenía, el saber que estaba rodeado de personas que lo amarían y cuidarían.
Solo lo llenaba de emoción y calidez, así que cuando todos esos sentimientos se acumularon, las lágrimas solo cayeron, él no sollozo, permitió que sus lágrimas cayeran con total libertad mientras levantaba la vista, justo a tiempo para ver la expresión preocupada de los tres.
–Oh no, ¿Estás bien pequeño? ¿Te sientes bien?– Pumkpink se levantó de su silla, caminado hacia él con la clara intención de atenderlo y mejorarlo.
–¿Nesesitas algo cachorro?– Asahi fue el siguiente, luciendo incluso más preocupado mientras casi corría para consolarlo.
–¿Que susedio?– Merian se sumó, mirándolo desde su lugar pero notoriamente nerviosa, sabía que si encerraban al menor en un sirculos no sería agradable para el debido al abrumamiento, eso solo podría empeorar su estado.
Pero las lágrimas de Alexis eran de pura felicidad, cariño y alegría, esas preguntas nunca salieron de la boca de sus padres, ellos nunca se preocuparon por él, nunca se preocuparon por su hermano, pero ellos sí, y lo están demostrando.
Es suficiente apara que el ría con una gran sonrisa, confundiendo y aliviando a los mayores al entender que estaba bien.
–Estoy bien, solo estoy feliz... Es solo que... Que siempre quise una familia– confesó limpiándose un poco las lágrimas. –Mis padres me abandonaron este año junto a Bryan– eso rompió el corazón de todos, si bien ya lo sabían, porque habían sido notificados gracias a la directora, escucharlo del pequeño niño y oírlo como si realmente no le importara era una muy mala señal y una clara muestra de que nunca había desarrollado un afecto hacia sus padres –Y tenía miedo de que me pasaría, de que le pasaría a él... Creí que jamás tendría una familia de verdad, una que nos amara y cuidara como tanto anele– anelar dolía, los tres lo sabían porque habían anelado muchas cosas durante sus vidas –Pero de pronto solo llegan ustedes y... Y...– Alexis soltó una carcajada aguada, sus lágrimas cayendo un poco más –¡Y todo cambio!– abrazo a quienes tenía en frente, repitiendo todos los agradecimientos que se le podían ocurrir, sintiendo como era correspondido con un gran cariño.
–No podíamos dejarlos ahí, simplemente no podíamos, no me lo perdonaría jamás– Asahi hablo con suavidad, escuando la risa del chico que se negaba a soltarlos, Merian no había desaprovechado y había rodeado a los tres en un fuerte y cálido abrazo.
Ese día que lo vio herido su corazón había latido a mil, ver su herida y saber a lo que se enfrentaban todos esos chicos fue shockeante y horrorisante, el saber que ese pequeño niño tenía una musculatura que no debería tener le había dado una idea de que sus padres lo habían obligado a muchas cosas, sus sicatrices parecían hechas con furia, incluso el pequeño Bryan tenía algunas.
Ese día solo pensó en una cosa y fue hacerlos sus cachorros, hacerlos sus hijos, darles el amor que nunca tubieron, darles todo el cariño que pudiera y ayudarlos día a día.
Los meses que tuvo que pasar en espera fueron una tortura pero lo consiguio, consiguió que esos chicos fueran suyos, consiguió tener la oportunidad de darles una nueva vida, una nueva familia, un nuevo comienzo.
Haría lo que fuera por esos niños, sin importar que, como lo hacía con todos sus cachorros.
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AL FIN TERMINE!!!
Yo quería que saliera más sentimental y bonito, podría decirse que empelagoso, pero no me salio, pipipi.
AUN ASI ME ENCANTA >:D
FUE LO MEJOR DEL MUNDO HACER ESTO AJAJJAJAJAJA
Gracias Berry por comentar esa wuebada :3, si no lo hubieras hecho yo no te hubiera seguido el juego y no habría hecho está belleza. TE REZO.
Pumkpink le pertenece a 2_Strawberry_9 :3
Y Merian y Asahi son de 2_Strawberry_9 :3
Sin más, espero les allá gustado y lo allan disfrutado. Hoy no habrá dibujito porque no hice pero en el próximo sí :3.
Ahora sí, espero estén bien, los quiero mucho risueños, y nos vemos~💗💗
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