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"Mi deseo imposible"

Narrador: Lincoln.

Una vez más había despertado. La mañana, sin duda, era resplandeciente. La luz entraba por mi ventana, recordándome que era un nuevo día.

Un nuevo día donde la vería de nuevo, al salir del cuarto.

Me levanté de mi cama, fatigado, realmente cansado. Anoche no pude parar de pensar en todas aquellas fantasías. Fantasías donde podía verme sonreír junto a esa persona tan especial para mí. Se podía llegar a sentir una gran impotencia al igual que una indescriptible frustración. ¿Por qué todo tenía que ser así?

Como siempre, ya era algo tarde. Casi siempre era el último en levantarme de todas mis hermanas y, sobre todo, cuando era viernes. Viernes, el último día de clases de la semana. Hay ocasiones en las que me cuestionaba si el fin de semana sería verdaderamente un descanso, en una familia tan grande como esta, el descanso simplemente parecía inexistente.

—¡Lincoln, ya levantate! —el grito de Lori me sacó del trance. Mi cuerpo se llenó de ansiedad al oírla. ¡Debía apresurarme!

Saqué rápidamente toda mi ropa y salí de mi cuarto, listo para dirigirme al baño. Corrí a la fila, donde únicamente se encontraba…

—Hola, bro —Luna. Sacudió mi cabello, desarreglándolo más de como ya estaba.

—Hola, Luna, ¿qué tal amaneciste? —reí algo nervioso. No pude evitarlo, de tan solo verla y recordar lo melodiosa de su voz, hacía que algo dentro de mí ardiera como una llama.

—Realmente feliz, pero no hay tiempo de conversar, ya es tarde —y del baño salió Luan, quien no tardó en irse a arreglar—. Trataré de no tardar mucho, bro. See'ya —y tan rápido como la vi, se fue. Ahora tenía que esperar aquí: en frente de la puerta del baño. Vaya… era algo incómodo si te ponías a pensar de una manera profunda.

Al final, eso no importaba. Si mal no oía, podía apreciar esa voz saliendo del cuarto de baño. Siempre hacía eso: cantar. Era su pasión, su vocación. Era para lo que ella nació. Había de admitir que fue bendecida por los ángeles con ese don tan excepcional. A penas, hace unas dos semanas, me pidió ayuda para escribir una de sus cuantas canciones y también le apoyé en algunas notas musicales. Y siendo honestos, cada canción que salía de los labios de Luna, siempre iban entregados con el corazón. Cada palabra, cada verso, cada estrofa salía con un pedazo de su alma.

Tal vez fue por eso que esto comenzó a surgir. Aunque claro, solamente eran ilusiones. Quizá era una mera fase. Algún día se me tendría que pasar... Esto era... Improbable.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

—Lincoln, ¿todo bien? —Jordan me habló, pero creo que no me había percatado de que ya lo había hecho por tres ocasiones anteriores a esa.

Sí, Jordan se hizo mi amiga desde hace unos meses. Nos llevamos muy bien. Nuestra amistad comenzó un día de otoño, a mediados de octubre para ser exactos. De hecho, no sé si fue la mera casualidad de la vida o el mismo destino, pero sus amigas habían faltado ese día. Ese día se encontraba sola y no tenía nadie con quien estar. Así que, hice lo que un buen compañero haría, la invité a mi mesa con mis amigos. Ella pareció no querer meterse al principio, pero le insistí para que no estuviera sola. Al término de un rato, aceptó. Fue cuestión de unas cuantas palabras y unos temas en común para que comenzaramos a llevarnos bien. Los días consecuentes a ese nos llegamos a frecuentar, solamente para hablar. Cuando sus amigas se iban o yo me encontraba solo, nos poníamos a platicar y a pasear. Unas cuantas veces salimos al parque como buenos amigos. Nos volvimos realmente cercanos…

Respecto a Clyde, es una lástima que no hubiera estado en la escuela ese día, tuvo que ir al médico. Tal parece que se enfermó. Esperaba a que se recuperara pronto.

Lincoln —agitó su mano en frente de mis ojos. Dirigí mi mirada a ella un poco desconcertado.

Oh, perdón, Jordan. Me perdí en mis pensamientos.

—¿Pues en qué tanto piensas? —cuestionó algo preocupada, o bueno, su tono de voz parecía indicarme eso.

Fuera de que si sonara preocupada o no, la cuestión ahora era contestar su pregunta. No tenía idea de qué contestarle. Últimamente me había sentido algo desmotivado, más por cómo me había sentido en esos días.

La pregunta seguía en el aire y yo solamente podía sentir una presión en mi pecho. Apreté mis dientes en contra de mi labio inferior, me sentía acorralado aún sabiendo que tenía muchas escusas para evadir su pregunta. Sin embargo… Jordan se volvió como mi mejor amiga y realmente la apreciaba mucho, a tal grado de no querer mentirle. ¿Le diría la verdad acerca de lo que se encontraba dentro de mí?

Suspiré.

No lo sabía, podría arruinarlo todo.

—¿Lincoln? —nos detuvimos a medio pasillo. Me alzó la barbilla, estaba cabizbajo. Pude ver en sus ojos una clara muestra de su preocupación por mí.

—Jordan… ¿crees que…? —¿por qué parecía tan complicado decirle algo tan sencillo? Solamente que fuera más complejo de lo que yo creía.

La campana de la escuela sonó. Bueno, como bien dicen, me salvó la campana.

Bueno, hora de ir a clase —sonreí como pude para disimular.

—Lincoln, no te vas a escapar de esta —me miró con cierta seriedad y se fue.

Rayos… si quería evitar esta conversacion, tendría que huir acabando las clases. Únicamente que tenía una desventaja, vamos en el mismo salón. ¿Y si corría atrás de mí? Creo que era obvio que me dirigiría a la salida.

Lincoln Loud —negué con la cabeza—. Te falta un plan.

Pero no podía engañar a nadie. Dentro de mí, quería liberar esta presión.

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Las clases eran algo monótonas. Matemáticas, español, ciencias… cosas que eran fáciles si les ponías empeño.

En lo único que podía pensar era en ese infame deseo.

De pronto sentí una hoja de papel, o mejor dicho, una bolita de papel, la cual había sido lanzada hacia mi cuello. Escuché algunas risas. Volteé para saber quién fue. Fue algo chistoso ver a Jordan algo apenada, pues se encogió en su asiento. Creo que no quería provocarme esto, pero ya no importaba. Alcé la hoja del suelo. La desenvolví.

“¿Nos podremos ver en el patio de la escuela? De verdad quiero hablar contigo, te he visto mal.”

Jordan, ¿por qué tanta preocupación por mí? 

Decidí aceptar su petición. Creía que también era hora de aceptar la verdad y compartirla; aunque, obviamente, ocultaría ciertos detalles del tema.

Escribí mi mensaje en la hojita. La lancé devuelta de donde vino.

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Una suave y dulce brisa acarició mi rostro. Las hojas paseaban, realizando una danza en frente de mis ojos. Quizá se debía a que estaba sentado debajo de un árbol, cómodo, esperando. Estaba muy calmado, la sombra que me cubría resultaba satisfactoria.

Entonces, sentí una mano reposándose sobre mi hombro. Jordan había llegado y se había sentado a mi lado.

—Este árbol ha crecido más, aún lo recuerdo de cuando éramos más niños —comenté con una sonrisa. Este viejo árbol me traía lindos recuerdos. Recuerdos donde también estaba ella.

—¿De verdad? Vaya —admiró el tronco y lo sintió. Trataba de desviar un poco el tema, siendo sinceros. Por ahora, parecía resultar —. Pero, Lincoln, creo que hay algo más importante de lo cual hablar —, pero Jordan me asombró con su persistencia.

Inspiré hondo y volteé otra vez hacia las hojas caídas. Nuevamente se alzaron por el aire, gracias a aquella brisa que no hacía más que moverlas de una manera sincronizada. Como un baile, un buen baile que ameritaba una melodía, y una melodía que podía contener una canción, y una canción que podía envolver sentimientos llenos de diversas emociones. Cerré mis ojos un momento, para entonces abrir mis labios y, por fin, soltar lo que guardaba.

—Jordan, déjame hablarte de unos sentimientos complejos. Sentimientos que agrandan el corazón.

—¿Huh? —creo que se desconcertó.

—¿Cómo te lo explico? Jordan, ¿alguna vez has sentido algo por alguien, temiendo que no sienta lo mismo, pero aún además de eso, sabes que no es correcto? Sabes que es amor, un amor que se formó con el paso del tiempo. Sin embargo, ya no puedes evitar esa sensación que se genera en tu pecho y que te consume lentamente, mientras un cálido palpitar golpea el centro de tu ser, recordándote que no puedes abandonar este amor...

—Vaya, lo que dices es muy profundo, pero, ¿a dónde quieres llegar con eso?

—Quiero llegar al punto donde siento amor por alguien muy cercano a mí, Jordan —abrí mis ojos—. Desde hace mucho tiempo que lo siento, quizá fue desde que comenzamos a salir de vez en cuando. No lo sé. Sólo sé que no puedo dejar de sentir esto. Y siento que no debería decírtelo porque muy dentro de mí estoy seguro de que todo esto está muy mal. ¡Es simplemente que ya no podía seguir aguantando toda esta… esta… sensación incesante en el fondo de mi corazón! Es una explosión decirte esto, Jordan —solté un suspiro.

—¿Y por quién sientes todo esto? —oh, rayos. Justo la pregunta que quería evitar.

—Uhm… Jordan, yo —la adrenalina aumentaba y mi corazón palpitaba rápidamente—… no puedo decírtelo. Esto, esto podría arruinar nuestra amistad.

—Lincoln… yo… no sé qué decir —la observé. Su rostro había adquirido un tono rojizo, especialmente en sus mejillas—, pero, ¿por qué dices que arruinaría nuestra amistad? —su mano se acercó a la mía. La tomó…

Espera…

¡No!

—Jo-Jordan, tengo… tengo que irme —me levanté apresuradamente y me fui corriendo de ahí.

Lo último que quería era causar un malentendido. ¡No podía decirle que esto que sentía era por mi hermana Luna! ¿Qué podía llegar a pensar ella si se enteraba? Y lo peor, ahora creía que sentía algo por ella; aunque… no, Lincoln, no… no te engañes a ti mismo. Tú sabías bien que no querías arruinarlo. Jordan y tu sólo eran amigos, ¡nada más! ¿No es así?

—¡Lincoln, espera! —rayos, esperaba que no me estuviera persiguiendo. Miré hacia atrás para asegurarme: me estaba siguiendo. Tenía que perderla.

Me metí adentro de la escuela. Muchos estaban pasando por ahí, perfecto. Debía perderme entre la gente.

—¡Lincoln! —que importuna, Jordan. Por favor, lo último que quería era arruinar nuestra amistad, romperte el corazón. Bueno, ni siquiera sabía si sentías lo que yo creía que sentías por mí; pero de haber sido así, entonces debía protegerte de mí.

Con mucha suerte, conseguí llegar hasta la salida de la escuela.

¡¿Lincoln?! —vamos, vamos.

Corrí lo más rápido que pude y me escondí debajo de unos arbustos. Demasiado conveniente si me lo preguntaban, pero Royal Woods estaba plagado de arbustos y árboles, vaya, creo que por algo su nombre incluía “Woods”.

Visualicé a Jordan buscándome con la mirada. Se veía desesperada por encontrarme. Al final, pude ver como soltaba un suspiro, creo que se resignó. Se sobó el brazo derecho y se retiró de ahí. Oh, demonios, Lincoln. ¿Ahora cómo te zafarías de esta?

Y nuevamente, me daba cuenta de que me faltaban los planes. Lincoln, ¿qué pasaba contigo?

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A paso lento, me dirigía hacia mi casa. Estaba preocupado, aunque también triste. ¿Qué pasaría con Jordan? Era mi mejor amiga después de todo, no podía dejarla así, con la incertidumbre de saber qué pasaría. Tal vez necesitaba el consejo de alguien, pero, ¿de quién? Dudaba que alguien me pudiera llegar a entender.

Caminaba cabizbajo, mientras pensaba en todas mis posibilidades. Si tan sólo hubiera una manera, una manera para que pudiera resolverlo, pero no había nada.

Entonces, decidí que era mejor pensar en otra cosa, quizá olvidarlo por el momento sería idóneo. ¿Me llamaría? Tal vez, pero, la evadiría por ahora. Ya habría una manera para lidiar con todo eso.

Luna, ¿por qué me resultaste tan encantadora? ¿Y por qué tú y no otra de todas las demás? O más bien, ¿por qué de la familia y no de otra parte del mundo? ¿En qué clase de enfermo me convertía eso? ¿Un incestuoso? No lo sabía, solamente que era algo difícil. Era como si el Universo me hubiese hecho ver toda esa parte tan especial de ti. Esa parte que me hacía verte como una mujer y no una hermana. Quizá fue porque de vez en cuando dejabas tu puerta entreabierta y la curiosidad me ganaba. Quizá se debía a la manera en la que me mirabas al terminar de componer una canción juntos. Quizá fue de cuando me tomabas la mano, de pequeños, y llegamos a sentarnos en aquel árbol que se posaba en el patio de la escuela. Quizá... Quizá...

“Lincoln, pareciera que el árbol toca una canción, siguiendo el ritmo de las hojas que son guiadas por el viento.”

“Podría ser Luna, o tal vez es porque hoy hay más viento de lo usual.”

Recuerdo que soltó una pequeña risilla.

“Sólo trataba de sonar poética, no lo sé.”

“No creo que te quede.”

“¿No? Bueno, igual podría intentar con otra cosa.”

“¿Cómo qué?”

“No tengo idea, pequeño. Aún así, estoy seguro de que la vida me mostrará lo que haré.”

“Espero que a mí también me lo muestre.”

“Tranquilo, Linc, tendrás el apoyo de tu familia siempre.”

Entonces la miré y sonreí.

“¿De verdad?”

“Sí, en especial el mío”

“¿Huh?”

“Eres el único y primer hermano que tenemos. Eso me alegra en cierta forma, habrá un hombrecito que cuide de nosotras.”

“Sí. Las cuidaré a todas. Pero en especial a ti.”

“Gracias, Lincoln”

Y me dio un beso en la mejilla. Después de eso, el viento sopló de una manera más quieta y suave. Las hojas del árbol se movían acompasadamente, creando un sonido realmente arrullador y hermoso para el oído. Me recosté en Luna y lentamente cerré los ojos. Me quedé dormido y me sentía en la mejor almohada de toda mi existencia.

¡Lincoln! —¿huh? —. ¿A dónde vas? Aquí está la casa, bro —una risa burlona salió de mi hermana… ¿Luna? Oh, Dios. ¿Pensar en ella hizo que la atrajera de algún modo?

En fin, salí de mis pensamientos iniciales y tomé dirección hacia mi hermana rockera. Le mostré mi más amplia sonrisa. En verdad me sentía feliz de verla.

—¿Qué te pasó, bro? ¿A dónde te ibas, eh? —me abrazó con su brazo derecho. Detestaba cuando hacía eso, no porque en verdad lo odiase, sino que quedaba muy cerca de ella y eso me evidenciaba demasiado. Lo más relajado que pude, la alejé de mí y reí con cierto nerviosismo.

Creo que me quedé atrapado en un limbo mental. Lo siento, Luna.

—Nah, donʼt worry, be happy —tarareó.

—Y… ¿qué haces aquí afuera?

—De hecho estaba en el garaje, pero luego vi que te estabas pasando de largo de la casa y me extrañó también verte cabizbajo. ¿Todo bien?

¿Debería decirle? Digo, tal vez pudiera contarle sobre Jordan. Solamente de eso.

—Bueno, digamos que en la escuela tuve un malentendido con una amiga y… —no pude continuar porque Luna me interrumpió, haciendo un gesto de sorpresa en el proceso.

—¡No way! Problemas de mujeres, ¡ven conmigo! —inmediatamente me jaló del brazo y de un momento a otro… estábamos encerrados en el garaje de la casa. ¿Podría esto…? No, no lo digas, Lincoln. ¡Es regla universal que si lo dices, así pasará!

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Nos sentamos en unas sillas que había traído Luna. Su guitarra y algunos altavoces estaban a un lado de ella. Tal parecía que se encontraba practicando cuando me vio. Al menos agradecía que me haya detenido, no tenía ni la más remota idea de hasta dónde hubiera terminado si ella no me paraba el paso.

—¿Practicando? —señalé sus cosas con la mirada. Ella volteó y afirmó con la cabeza.

Así es, bro. Estaba preparándome para escribir una nueva canción. Aunque todavía no sé de qué la haré. Mi público es algo sentimental, te lo digo porque lo conozco. Tocaré en un sitio no muy lejos de aquí con Sam; igual invité a Tabby, se apuntó muy contenta. Chunk nos llevará, aparte, si les gusta nuestro número, nos darán una recompensa: sea dinero o no, igual lo hago más porque me apasiona cantar, you know —me guiñó el ojo—, pero, regresando al tema de tu amiga —¿por qué desviar el tema nunca funciona?—… ¿qué ocurre?

Bueno, Lincoln, era la hora de la verdad. Aquí era donde tu inteligencia se ponía a prueba para demostrar tu capacidad.

—Verás, Luna, ehm —que nervios—… Jordan y yo platicamos sobre que… sobre que me gusta alguien y…

—Déjame adivinar —vaya, me interrumpió antes de lo que esperaba—, ¿le dijiste que te gustaba alguien y pensó que era ella? —asentí algo apenado—. Oh, bro, what a mess. Mira, ¿por qué no le dices la verdad?

Oh, no…

Es algo muy complicado, Luna. Es que no puedo decirle quién me gusta… o bueno, es que le dije algo más profundo que eso… me rasqué la nuca, la vergüenza me estaba comiendo vivo.

—¿Exactamente qué? —ladeó su cabeza, mientras mostraba curiosidad.

—Le dije que sentía un amor profundo por esa persona —suspiré—. Es muy difícil de explicar.

—Entiendo —puso sus manos en su mentón. Se levantó de repente y se dirigió hacia su guitarra—. Entonces, ¿por qué no intentas decírmelo de otra manera? —regresó a mí con su guitarra entre manos, vi que dislumbraba una sonrisa en su rostro. Era realmente bella.

—A… ¿a qué te refieres?

—Cántalo, bro. Let it be —me extendió su guitarra. No sabía que decirle. Así que, algo nervioso, me limité a tomarla. Mis manos temblaban.

—Hey, tranquilo. Cierra tus ojos y abre tu corazón, hermano —su mano se colocó en mi hombro. Se veía tan comprensiva. Luna, ¿cómo le hacías?

Tragué gordo, estaba ansioso. Pasé mis dedos sobre las cuerdas.

—¿Recuerdas cómo tocarla? Te veo algo tenso —rio por lo bajo.

Sí, Luna, aún recordaba cuando me enseñaste lo básico sobre la guitarra. Tal vez no era tan experto como tú, pero podía tocar algunas notas.

Inspiré hondo.

—Luna, no sé qué decir. Estoy en blanco.

—Estamos solos tú y yo, no pasará nada. Tus cuerdas vocales cantarán lo que escriba tu corazón. Siempre ten eso en mente.

—Ok… —miré la guitarra una vez más.

Inspiré y expiré. Lo repetí como tres veces, estaba nervioso. Estaba a punto de cantarle algo a Luna, algo que podría delatarme y ser mi fin. Tenía que pensar muy bien lo que tenía que decir. Una… combinación entre pensamientos y sentimientos. Cerré los ojos. Mi mano pasó sobre las cuerdas, emitiendo una simple nota.

Así, calmado. Las palabras no tardarán en salir.

Vale… aquí voy.

“Despierto todas las mañanas
Pensando en la maravilla
Sobre todo en las cosas pasadas
En donde engrandecías mi vida.

Aun así, sé que estás lejos
A pesar de tu irónica cercanía.
Sólo tengo sueños y fantasías
Ilusiones reflejadas en el espejo.

Lo sé, esto está muy mal
Debi afrontar la verdad
Es sólo que he sido sensible
Ante este deseo imposible.

Mi deseo imposible…

De poder sentir tus labios
De poder abrazar tu piel
Sentir esta dulzura sabor a miel.
Pero, ¿cómo lo hago sin daños?

Entonces me quedo así
Entre un anhelo inalcanzable
Un sueño ambicioso.
No me queda más que fingir
En este amor inefable
Donde estoy yo solo.

Lo sé, esto está muy mal
Debi afrontar la verdad
Es sólo que he sido sensible
Ante este deseo imposible.

Mi deseo imposible…

De haberme enamorado de manera errónea
De la persona que tenía en frente
Y sufro por esta acción que sé no fue idónea
Por los parámetros puestos por la gente”

Oh, rayos… esperaba que no hubiera captado lo último.

—Lincoln, eso fue asombroso y también muy hermoso —se acercó a mí y me abrazó—. Esa chica debe traerte realmente loco. Venga, bro, ya dime de quién se trata —me soltó para observarme atentamente.

Luna…

No… no puedo…

—¿Por qué, bro? ¿Something bad?

—Más que algo, Luna. Es que es… imposible —mi rostro enseñaba la tristeza que ocultaba mi alma días atrás.

Luna cambió la expresión de su cara, me veía algo entristecida también.

—Hermano, yo también te entiendo un poco. Yo llegué a sentir algo grande por Sam, y de hecho creo que aún lo siento. Al igual que tú, sentí que podría llegar a ser algo imposible, pero… me he animado a escribirle una carta. Todavía no responde, pero, ya realicé un mínimo avance. Y si te digo esto es porque te tengo mucha confianza.

—Luna, es que al menos lo tuyo resulta menos complicado —Sam… sí… parece que ahora todo está más imposible que antes—. Ya no sé qué hacer.

Unas pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Esta sensación era realmente… destructiva.

—Lincoln, help me to help you. ¿Cómo quieres que te entienda si no me explicas todo claramente?

¿Por qué tienes que hacerlo más difícil?

—Mira Luna, seré concreto. Le dije a Jordan que sentía esto por alguien muy cercana a mí. Es alguien con quien siempre estoy la mayoría del tiempo. Es que… —suspiré.

—Lincoln, ¿sientes esto por alguien de… la familia? —se alejó un poco anonada.

Y entonces era aquí donde todo se derrumbaba. Aquí se terminaba todo. Lincoln, que demente. ¿Qué harías ahora? O… podrías simplemente mentirle. Ugh… no lo sé.

—Luna, el punto es que no debería sentir esto. ¿Podrías ayudarme?

—Bueno, por lo que acabas de cantar, sonó un sentimiento muy profundo, bro. Un buen feeling. Pero dime quién es, te prometo que no le diré a nadie y también te ayudaré a superarlo.

—¿No me ves como un enfermo?

—Lincoln, a mi me gusta una mujer. El amor puede ser algo complejo a veces, pero concuerdo en que tal vez deberías cambiar tus gustos esta vez; aun así, no te estoy juzgando, bro. Cada quién es libre de amar a quien quiera.

Bueno, entonces, ¿le diré?

—Luna… quién me gusta… —mi celular comenzó a sonar.

—Qué inoportuno —rio.

¿Quién será? Saqué el aparato de mi bolsillo y era, oh cierto, hasta yo mismo lo predije. Rayos, Lincoln. Tenía que contestarle.

—¿Bueno?

—Hola, Linc. Uhm… te llamaba porque te perdí en la escuela y ya no pudimos terminar de hablar. ¿Por qué huíste?

—Jordan, lo siento. No era mi intención, pero es que… me dio miedo.

—¿Por qué?

—Es que es difícil de explicar. No te lo puedo decir por llamada.

—¿Entonces por qué no nos vemos en el parque? Velo como otra salida casual entre nosotros. ¿Sí?

Suspiré.

—De acuerdo, Jordan. Te veré en un rato.

—Estupendo. Hasta luego —y colgó.

—¿Todo bien, bro?

—Supongo, no lo sé. Luna, antes de contestar tu pregunta, ¿puedo hacerte yo una?

—Sí, claro —se acomodó en el asiento.

¿Recuerdas hace unos cuatro años cuando estábamos en primaria los dos?

—Sí, ¿qué hay con eso?

—Bueno, no sé si recuerdes la vez en que ambos salimos tarde de la escuela, creo que a ti te habían puesto en detención por una travesura que hiciste y yo estaba con mi grupo ensayando para una obra de la escuela. Mamá y papá llegaron por nosotros como hasta las 5 de la tarde.

—¡Ah, ya! ¿Te refieres a esa vez del árbol? Sí, fue un momento algo bonito si me lo preguntas. Estabas algo cansado y te dije que conocía un lugar perfecto dónde descansar.

—Sí, a partir de entonces no dejo… yo… —oh, Dios…

—¿Lincoln? No me digas que… —y entonces ocurrió lo inevitable. Un silencio realmente incomodo inundó el garaje. No tenía idea de qué decir ahora, aunque, creo que simplemente me tocaba esperar. No podía hacer nada más.

Aún con toda el suspenso y la incertidumbre que ocurría dentro de mí, me sentía con una pequeña, diminuta, casi remota esperanza.

Fue entonces cuando sentí sus brazos rodear mi cuerpo. Ella… me estaba abrazando.

—Lincoln, esto es… muy halagador, pero… yo —suspiró—… no puedo ni siquiera pensarlo. Es muy tierno de tu parte todos estos sentimientos que expresaste. Lo hiciste hasta cantando, es como un sueño, Lincoln. Es solamente que siento que… no te mereces esto. No te quiero lastimar, pero… es que…

Apartando sus brazos, me levanté de mi asiento.

—Luna… no tienes por que decírmelo. Yo lo entiendo, sabía que esto fue un error desde el principio.

—Bro, I love you so much, pero tienes que saber que no siento el mismo amor que tú. Agradezco que me ayudes cuando hacemos canciones juntos. También agradezco que siempre estés para todas nosotras. Tienes una carga pesada, Linc. Entiendo que pueda llegar a ser complicado estar con tantas chicas en una misma casa; sin embargo, debes entender que siempre hay límites.

—Yo alguna vez oí que el amor no tiene barreras, Luna.

—Lo sé, bro… lo sé… Linc, tengo… una pregunta.

—¿Cuál?

—¿Por… por qué yo de todas? ¿Qué tuve yo que… Lori o Leni o Luan o incluso Lynn no pudieran tener? ¿Cuál fue la diferencia?

—¿Quieres saber la verdad?

Asintió. Bueno, Lincoln Loud. Hora de narrarle a tu hermana los motivos por los cuales te enamoraste de ella. Regresé la mirada hacia mi hermana mayor para tener un contacto de mayor honestidad.

—Bueno, digamos que siempre me sentí más unida a ti que con otra de las demás, incluso más que con Lynn, a pesar de que juego con ella la mayor parte del tiempo. Tú me enseñaste a sentir las emociones, Luna. Cada vez que cantábamos juntos en tu habitación, me sentía conectado contigo y, evidentemente, con la canción —sonreí ampliamente—. Justo cuando acabábamos de cantar, me mirabas con una felicidad que no podía describir. Parecía estar como que combinado con orgullo y alegría, también me demostrabas que te agradaba mi compañía y eso… me hacía sentir muy bien.

Me miraba espectante, como si estuviera esperando más.

—También —continué después de tomarme un respiro—, tengo que admitir que eras algo descuidada. Rara vez dejabas la puerta entreabierta y había ocasiones en las que rondaba por el pasillo: ya sea porque fui al baño o bajé a la cocina por algo o cosas por el estilo. El punto es que, pues me ganaba la curiosidad y…

Se sobresaltó.

—¡¿Me viste desnuda?! —¡¿Qué?! Rayos, rayos, ¡no! Luna se sonrojó inmediatamente y, claro, yo también.

—¡No, Luna! No mal pienses las cosas —agité mis manos desmesuradamente—. Estabas ahí, simplemente. Pero estabas muy radiante por alguna razón, te veía con tu guitarra, mientras observabas por la ventana y entonces… cantabas con una voz tan suave que no te alcanzaba a escuchar del todo. Pero parecías estar… tratando de que esa canción le llegara a alguien más, porque no despegabas tu mirada de la ventana.

—Oh, así que eso era… lo siento, es que me alarmé.

—Está bien. El punto de eso era que una única vez pude escuchar lo que cantabas. Y tu voz era tan… no sé como explicarlo, sincera(?). A lo que voy es que lucías más emocional de lo usual y tu voz tenía más sentimiento. Como si en vez de dar sólo una porción de tu alma para la canción, la dabas toda. Y entonces me quedé encantado con esa parte secreta de ti. Jamás te lo dije por miedo a que me reprocharas en la cara el por qué te estaba observando. Y también porque a partir de la primera vez, ya no lo hacía por curiosidad, sino que ahora lo hacía por… porque me comenzaste a gustar. Ahora sólo era cuestión de tiempo para que la emoción se volviera sentimiento y yo —suspiré con pesar—… me enamorara; me convertí en alguien más emocional y podía desenvolverme contigo de una manera más profunda y cuando hacíamos canciones yo… me sentía libre —me senté de nuevo y puse las dos manos sobre mi rostro para ocultar mi pena—. Ahora estoy aquí diciéndote todo esto y ahora que lo pienso, sueno muy ridículo.

—Lincoln, no suenas ridículo. Sólo estás siendo sincero con tus sentimientos y eso está bien, pero, a pesar de que todo lo que me dijiste haya sonado realmente conmovedor y bonito, no significa que yo también pueda llegar a sentir esto mismo. ¿Sabes? Tal vez si no fueras mi hermano y nos hubiéramos conocido de otra manera… podría ser que te hubiera dado una oportunidad, if you know what I mean.

—¿Eso significa que de verdad no sientes nada de nada? —la miré a los ojos mientras sentía un nudo en la garganta.

—Linc, no es eso, pero tampoco me hagas difícil la situación —desvió su mirada, sobando su brazo derecho en el acto—. No puedo mentirte, Linc. Hubo una corta época en la que me llegué a sentir igual que tú, pero éramos niños. Con los años lo dejé pasar y comencé a buscar a otras personas. Soy la mayor aquí, Linc. No podía dejarme llevar conociendo a esta sociedad y primordialmente nuestra familia podría colapsar —tomó mi rostro entre sus dos manos—. Lincoln, a penas podía discernir entre lo que estaba “bien y mal”, no podía dejarme llevar por el sentimiento. ¿Tú crees que no me hiciste sentir especial ese día cuándo estábamos en el árbol? —su mirada estaba llena de aflicción, mi empatía me obligó a imitarla—. Linc, lo único que puedo hacer por ti es… darte aliento para que busques otras opciones. Mírame a mí, yo lo pude hacer, y si yo lo hice tú también puedes hacerlo.

La tenía tan cerca de mí. Ella no me soltaba. Mi sueño inalcanzable ahora estaba a escasos centímetros de mí.

Mis manos tomaron sus manos, quería sentirla, aparte, estábamos solos en el garaje; nadie se enteraría. Luna, ¿en qué pensabas? Cerré mis ojos por un instante, estaba indeciso, pero tenía poco tiempo para realizar lo que mi instinto me dictaba que hiciera.

Así que sólo lo hice, ¿por qué no? Una oportunidad como esa no la iba a tener nunca más. Y de hecho, así iba a hacer.

Me abalancé sin pensarlo, ya nada me importó. Y por fin, después de un largo tiempo de espera, pude saborear sus labios. Aunque únicamente pasaron como tres segundos, jamás lo iba a olvidar.

En fin, Luna se exaltó y me aventó sin pensarlo.

—¡Lincoln! —exclamó algo exasperada. Un poco de culpa me invadió, pero ya no podía retener este infame deseo ni un segundo más.

—L-lo siento, Luna.

El ambiente estaba tenso. Ella no decía nada. Simplemente se levantó, se dirigió a la puerta y la abrió. Sin embargo, antes de irse, me vio y me habló.

—Linc —pausó por unos segundos—… deberías pensar en lo que te dije. Por cierto —sonrió un poco—, tu canción en verdad me llegó. ¿Te importa si la puedo reutilizar para mi concierto?

—Luna… tú… ¿no estás molesta?

—Un poco, no me gustó que hayas sido tan repentino con eso, ¿sabes? —volteó un momento hacia afuera, luego me regresó a ver nuevamente—. Y quizá debamos estar un rato sin frecuentarnos, yo… no quisiera que esto se volviera costumbre. It's bad, bro, sorry.

Suspiré algo resignado.

—Yo… lo pensaré, Luna. Pensaré en lo que me dijiste —me levanté del suelo y fui con ella. Alcé mi vista hacia sus ojos—. Y… puedes tomar mi canción. Te la presto.

—No me llevaré el crédito, te lo prometo —revolvió mi cabello y sin más, se fue de allí, dirigiéndose hacia la casa.

Bueno, mi deseo no se cumplió del todo, pero al menos pude probar un poco de él. ¿Cuánto tiempo estuvimos ahí dentro? Ni idea, lo único que sabía era que había perdido la compañía de Luna por un rato. Tal vez se llegaría a sentir algo incómoda si nos encontrabamos de vez en cuando, podía comprender eso. Bueno, Lincoln, eso no lo habías planeado, pero igual todo salió bien.

Por cierto, ¿qué horas eran?

Saqué mi celular para averiguarlo y eran las cuatro con cincuenta y siete de la tarde. Vaya, así que estuvimos una hora ahí dentro. El tiempo sí que volaba, sólo esperaba que nadie hubiera visto… bueno, igual era el garaje, ¿quién iba andar rondando por ahí?

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Estaba en mi cama, leyendo unos cuantos comics de mi héroe favorito: Ace Savvy. Trataba de matar el tiempo, igual y luego me dedicaba a escribir y dibujar un cómic, quién sabe, podría llegar a salirme estupendo. Pensar en cómics me llevó a pensar en mi buen amigo Clyde.

Tomé la radio y lo llamé. A pesar de tener aparatos, no me gustaba perder la costumbre.

—Clyde, aquí Lincoln, cambio.

—Lincoln, que alegría. ¿Qué tal tu día hoy? Ya sé que me has dicho que te has sentido fatal y aún no me quieres decir, pero está bien amigo, no te voy a obligar a contarme todo, cambio.

—No te preocupes, Clyde. De hecho, todo está mejor que nunca; me siento… mejor, cambio.

—Me alegra oír eso, por cierto, ¿vieron algo en la escuela que me haya perdido? Cambio

—No tanto, eran cosas sin mucha relevancia —y no es como si hubiera puesto mucha atención—, además, también he tenido el día agitado —reí nervioso—, incluso pasó algo con Jordan que… —¡Rayos! ¡Jordan! ¿Cómo se me pudo olvidar?

—¿Ajá?

—¡Clyde, olvidé algo y tengo que salir, lo siento mucho! ¡Cambio y fuera! —eso me pasó por haber estado en las nubes con Luna…

Fugazmente me vestí y salí de la habitación, donde Luan me esperaba con una sorpresa en su mano. ¿En serio, Luan? Afortunadamente, en esa casa tan grande que no dejaba de estar en desorden y completo alboroto, llegué a adquirir algo de agilidad. Luan me aventó su tarta, pero llegué a esquivarlo.

—¿De verdad? ¿Por qué fue eso?

—Digamos que Luna me contó algo y me molesté —no era cierto, no podía.

—¿Qué te contó? —cuestioné algo alarmado.

—El hecho de que le dieras una increíble canción así como si nada, Linc. Valora lo que haces al menos un poco —rio viendo lo asustado que estaba, o bueno, eso supuse—. ¿Qué creías que me había dicho? —las bromas de Luan a veces podían ser realmente infartantes como las repentinas apariciones de Lucy. En fin, obvio iba a darle el rollo a Luan.

—Es que me pasó algo en la escuela y le dije que era algo personal.

—Bueno, por haber evadido de manera tan genial mi tarta, no te preguntaré al respecto, pero para la otra te “endulzaré”, ¿entendiste? —rio y se fue hacia su cuarto. Bueno, esa broma al menos tuvo un buen contexto.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

El día sí que había sido realmente agitado. Primero Jordan, luego Luna y entonces pasó lo que jamás creí que pasaría y ahora estaba yendo de nuevo con mi mejor amiga. Un día de locos si me preguntabas. La cuestión del momento era Jordan: ¿qué se suponía que le dijera? ¿Fingiría como si nada hubiese sucedido? Para empezar, ni siquiera sabía si Jordan me recibiría bombardeándome con preguntas o, de una forma más simple, paseando como usualmente.

Sin duda alguna era una gran incertidumbre. Sólo había un modo de averiguarlo todo.

Llegué a la entrada del parque, estaba algo nervioso. Miré hacia el cielo por un momento, estaba de color anaranjado; el Sol no tardaba en ocultarse tras el horizonte. Dirigí mi mirada a la entrada, no me sentía listo aún para lo que fuese que iba a venir a continuación. Sin embargo, tenía que afrontar las consecuencias de mi habla.

Lentamente fui caminando hacia al parque, de hecho, en ese momento que lo veía, estaba más vacío que de costumbre. Bueno, al menos no me tendría que preocupar por lo que dijera la gente, o… ¿me tendría que importar para comenzar?

Finalmente había entrado, ahora tendría que encontrar a Jordan. Recorrí el parque sin mucha prisa, la verdad no me la quería encontrar todavía, estaba muy nervioso. A lo largo de mi recorrido pude ver un puesto de helados, siendo sincero, tenía antojo de algo dulce. Así que fui para el puesto mientras sacaba algo de dinero de mi bolsillo izquierdo. Era una lástima que tras hacer eso se me quitara el apetito.

—¡Lincoln! Por fin te encuentro. Fui algo tonta, no te dije ni el lugar ni la hora —rio algo apenada. Sí, de hecho no acordamos nada de eso, y ahora ya casi estaba anocheciendo—, pero me alegra verte aquí, fue una bonita casualidad —se acomodó su cabello detrás de la oreja.

Y entonces fue hasta ese momento que me percaté del aspecto de Jordan. Traía su pelo suelto, no lo había visto así y eso la hacía relucir. Además, su ropa era más resaltante, no sabía cómo explicarlo, traía un vestido de color amarillo y en verdad le quedaba bien. Si me lo preguntabas, podría decirte que llamaba mucho la atención y ese bolso que traía de color café, le dio un retoque a su persona. Vaya, lucía como nunca la había visto en mi vida.

—S-sí, fue una bonita casualidad —miré de reojo hacia otro lado—. Uhm, Jordan —mis ojos se fijaron en ella una vez más, seguía sin creerlo.

—Dime, Lincoln —sonrió dulcemente, se veía realmente bien.

—Te ves increíble, ¿a qué se debe? —sentía algo de curiosidad.

—Este… se debe a que —pude ver como jugaba con su pie, sus dedos los giraba y se veía… nerviosa—… uhm…

Me empecé a incomodar un poco, por lo que decidí que era mejor cambiar el tema.

—No importa, lo importante es que te hallé —y no estaba siendo sarcástico o hipócrita, estaba nervioso de encontrármela puesto a que no tendría idea de cómo decirle todo lo que me había pasado y contradecirle lo que yo creía que ella creía. Ahora sería bueno amenizar la situación—. ¿Por qué no vamos a sentarnos? ¿Quieres que te pida un helado? Uhm… vainilla, ¿no? Es tu favorito —sonreí. Ella asintió mientras sonreía levemente. Su comportamiento era inusual, a decir verdad, supongo que por lo nervios. Fui al puesto y pedí unos helados. Luego me dirigí con Jordan y la plática no tardó en darse.

Gracias, Linc.

—No hay de qué. No es que me sobre el dinero, pero quería invitartelo. Dólares más, dólares menos; es simplemente dinero.

—No eres muy material, ¿verdad?

—Bueno, digamos que mis cómics de Ace Savvy sí son sagrados —reí apenado.

—Es tu héroe favorito, eso lo sé. Hablando de él, uno de mis primos me prestó esto —de su bolsa, sacó otra de plástico, parecía contener algo. ¿Acaso era…?—: dice que es una edición limitada —me extendió lo que tenía en manos y… imposible.

—¡No puede ser! ¡Es la edición limitada que salió la temporada pasada, donde hicieron pasar a Jack-un-ojo como traidor ante Ace Savvy y él tuvo que verse entre la desconfianza y el gran lazo de amistad que tenía con él y sólo salieron seis copias! Además, tiene un villano que sólo ha aparecido una vez desde que nació Ace Savvy —parecía estar teniendo una mina de oro entre mis manos—. ¿Cómo la consiguió?

—Bueno, él también es un gran fanático de los cómics. Si vieras su cuarto, quedarías anonado —rio.

Mis ojos brillaban de tan preciado objeto que se posaba en la palma de mi mano, literalmente. Sin embargo, me di cuenta de que esto era demasiado. Tenía que ver algo del por qué me daba esto. Así que, bajé mi emoción un poco y la observé.

Uhm… ¿Jordan?

—¿Sí, Linc? —introdujo su mano entre su cabello y sus dedos empezaron a enredarse en él, también consumía su helado aceleradamente.

—¿Por qué me das esto? —alcé el cómic un poco mientras la miraba.

—Porque sé lo especial que es para ti. Quería darte un “regalo” —señaló las comillas—, por así decirlo, porque sabes que es prestado.

—Y… ¿hay alguna razón especial para este regalo?

—Pues, uhm… no exactamente —desvió su mirada a otra parte. Luego suspiró. El ambiente quedó silenciado por unos momentos. Estaba intrigado ante lo que pudiera acontecer a continuación—. ¿Linc?

—¿Sí?

¿Te importa si caminamos un poco?

—Claro —vi el cómic y sonreí. Jordan en verdad me conocía—. Aunque, antes, ¿podrías guardar el cómic? No tengo donde ponerlo y no quiero que se arruge o dañe.

—Por supuesto —le entregué el cómic, aunque cuando lo hice, su mano pasó por encima de la mía, y la acarició rápidamente. Fue un acto muy fugaz.

Acto seguido, guardó tan preciado objeto dentro de su bolso café y procedimos a caminar. El atardecer estaba en frente nuestra y parecía que caminábamos hacia el horizonte donde el Sol se ocultaba. Al principio no nos dirigimos palabra alguna, ni había algún sentimiento de incomodidad, al menos no de mi parte. Jordan comía su helado con más tranquilidad, lo cual me calmó un poco. También disfruté el mío y me di la libertad de divagar un poco en mis pensamientos.

De verdad me estaba tomando en serio lo que me dijo Luna. Lo que yo quería era prácticamente erróneo, no podía ser. Sin embargo, no podía evitar experimentar todos estos sentimientos y aún más después de haberla besado; pero, suponía que ella tenía algo de razón.

¿Debería centrarme en buscar a otras personas? No lo sabía. Mi corazón llegó a amar con mucha profundidad a Luna, pero ella se negó a corresponder, pues sabía bien las consecuencias. Como bien me dijo, se dedicó a buscar otras opciones: ¿debía yo hacer lo mismo?

—Todavía recuerdo el día en que nos volvimos amigos —Jordan había hablado espontáneamente. Me sacó del trance. La miré por unos momentos mientras seguíamos en el sendero del parque.

Yo también —sonreí ampliamente. Sin duda, fue uno de los mejores días de mi vida. Pues ahora tenía dos mejores amigos: Clyde y ella.

—¿De verdad?

—Sí. Es un día que no quisiera olvidar nunca. Fue hace ya más de unos 5 meses.

—Sí, nos hablábamos más a menudo después de eso. Te tomé confianza, Lincoln. Creo que incluso me uní a tu grupito de amigos.

—Muy exclusivo, si me preguntas —ambos reímos por la ironía, era claro que no me daba a relucir por tener la gran cantidad de amigos.

—Y aún recuerdo cuando veníamos aquí. De vez en cuando hacíamos tareas o simplemente dábamos una vuelta.

—Yo también recuerdo que nos sentábamos en las mesas de la escuela cuando llegaban tarde por ti, y me quedaba para no dejarte sola. Aunque admito que me gustaba llegar tarde a mi casa, no sabes el desastre que hay en ella, Jordan —sin embargo, hubo ocasiones en las que sí me quería ir temprano para llegar a ayudar a Luna y poder estar a su lado, pero no podía dejar sola a Jordan.

—Un bonito detalle si me lo preguntas. Supongo que desde entonces nos conocemos mejor. Acerca de tus hermanas, me has contado demasiado sobre ellas: se ve que te importan y, por ende, también, no es necesario ir a tu casa para imaginarme el caos diario que vives ahí.

Reí un poco.

—Tienes razón.

—Y no está de más decir que eres inteligente, no a cualquiera se le ocurren planes tan elaborados como los tuyos. Es como si fueras una mente maestra, Lincoln. Como en tus cómics.

—¿Tú crees eso? Nah —rechisté.

—¡Hablo en serio! Me has relatado un montón de aventuras, y también me has dicho acerca de tus errores y cómo los solucionaste. Deberías sentirte orgulloso con eso.

Vaya, así que Jordan reconocía mis méritos.

Y no decaías nunca, Lincoln. Eres alguien muy persistente y constante. Eso me gusta de ti, ¿sabes? —tomó mi mano. En ese momento, no tuve ni la más mínima idea de cómo reaccionar. ¡¿Qué debía hacer?! Mi nerviosismo había aumentado desconsiderablemente. Debía calmarme, vamos, Lincoln. Dejarlo fluir un poco sonaba a un plan para elaborar otro plan… ¡¿pero qué haría?!

Por mientras, correspondí el agarre y continuamos caminando.

Rayos y mil rayos…

Jordan, aún no estaba seguro de esto.

—No todos los días puedes tener oportunidades como estas, Linc —me miró y sonrió. También le dirigí mi mirada, estaba algo sonrojada. Oh, Dios.

—¿Qué quieres decir, Jordan? —sin haber querido, apreté un poco más fuerte su mano. La presión, el nervio, la dirección que todo estaba tomando. Tenía muy mala espina y seguía sin sentirme preparado.

Jordan había imitado mi acción. Distrajo su atención unos segundos y, nuevamente, retomó el momento. No sabía si había dejado un poco de tiempo para prepararse.

Lincoln, ¿qué fue lo de la escuela? Me quedé con la intriga.

Menos mal, ahora dependía de mí. Eso ya era un alivio.

—… —iba a hablar, pero cuando estuve a punto de hacerlo, ella lo hizo.

—Es que lo que dijiste fue muy romántico. Me hiciste recordar todos los momentos en que estábamos juntos. Y no tenía idea de cómo sentirme en el instante, ¿sabes? —se detuvo. Inspiró hondo y continuó—. Creo que comprendí que de todas formas nuestra amistad estaba tomando un rumbo diferente. Siempre actuaste con gentileza y siempre te preocupabas por mí. Cuando tenía dudas acerca de la escuela, ahí estabas. Cuando me quedaba en la escuela tarde, ahí estabas. Cuando no tenía nada que hacer y me encontraba aburrida en mi casa, salíamos y, entonces, ahí estabas. Siempre podías sacarme una sonrisa con alguna de tus anécdotas o planes, incluso hasta te aprendiste mi sabor favorito de helado. Siento que no muchos son capaces de hacer eso.

Jordan…

Nos detuvimos en seco. El ocaso se estaba dando y los últimos rayos del Sol aún podían iluminarnos.

—Lincoln, después de lo que dijiste hoy… no pude evitar sentirme… no igual, pero sí un poco similar a lo que tú sentiste —agarró mi otra mano y nos miramos a los ojos—. Tu corazón es enorme, Lincoln… yo… no sé si tú… es… —mordió su labio inferior.

—¿Yo qué, Jordan? ¿Qué no sabes? —estaba muy nervioso. Inquieto. Sentía que todo estaba a punto de culminar.

El Sol daba su último adiós y la luz estaba a punto de desaparecer.

—Yo… ¡te amo, Lincoln! —cerró sus ojos y se abalanzó a mí, abrazándome del cuello. Me agarró de sorpresa. Sin embargo, no terminó ahí: nuestros labios se habían juntado. Ella… me estaba besando. El Sol terminó por ocultarse, dejándonos con un cielo ya bastante semi-oscuro.

Jordan…
Jordan…
Jordan…

Luna…

“Linc, lo único que puedo hacer por ti es… darte aliento para que busques otras opciones.”

Otras… opciones(?)

Dios… ¿qué debía hacer ahora?

Jordan se separó de mí y se alejó un poco, aunque sus manos se encontraban encima de mis hombros. Tenía un aspecto lleno de preocupación. No tenía idea de lo que fuera que ella estaba pensando, pero en el fondo sentía que no tenía que tardarme demasiado.

Antes de cualquier respuesta, tenía que pensar con claridad la situación. Aunque, primero, tenía que darme algo de tiempo.

—Jordan… no… sé qué decir…

—Perdón, creo que fui muy apresurada —rápidamente me soltó y se tapó el rostro; dijo algo a sus adentros, no alcancé a oír muy bien, pero juraría a que había dicho “que tonta”.

Oh vamos, Lincoln. Debía pensar.

Me acerqué a ella y la abracé. Ella me correspondió.

—Sé cómo se siente ese impulso, Jordan. No te preocupes, no estoy molesto con ello; te comprendo—sonreí lo mejor que pude. Uff… ¿ahora qué?

Gracias por calmarme, Lincoln. No tengo mucha experiencia con esto del amor, pero… en todos los momentos que hemos pasado juntos: cuando reíamos y platicábamos y nos divertíamos… hasta ahora me doy cuenta de que no te apartaba mucho la mirada —¿en serio? No lo había notado… soy realmente un despistado—. Creo que ya me atraías o algo así. Me empecé a sentir muy feliz a tu lado. No sé si te diste cuenta que a penas hace un mes nos comenzamos a ver más de lo usual. Casi a diario salíamos y eso que de vez en cuando nos acompañaba Clyde. Los fines de semana eran la excepción, irónicamente. Aún así, uno que otro sábado si nos veíamos.

Era cierto. Si no mal recuerdo, un fin de semana salimos a una plaza. Comimos y también dimos una vuelta por el cine, ese día nos acompañó Clyde; pero, a pesar de su presencia, Jordan pasaba más tiempo a mi lado, aunque aparte junto con Clyde me sentía atrapado en una barrera de dos personas.

—Y, bueno, el punto es que —suspiró, aún no me dirigía la mirada. Suponía que se encontraba apenada, yo también. De hecho, no sabía cómo sentirme, sentí una calidez cuando lo hizo. Sin embargo, todo resultaba muy confuso todavía—… eres muy importante para mí.

Nuevamente volteó. Sus ojos estaban cristalinos, ella… ¿quería llorar? No… ¿o sí?

Tomó mis manos y las apretó con fuerza y me miró. Sus ojos… sus ojos eran realmente tiernos y juraría que mostraban una sinceridad pura y llena. No sabía lo que estaba pasando. Comencé a sentirme extraño.

—Lincoln, quiero saber, ¿qué es lo que tú sientes al respecto? —y entonces un silencio prolongado se presentó.

Las estrellas no tardaron en salir, y la oscuridad ya iniciaba a cubrir el cielo. Mi corazón bombeaba lento, pero fuerte. Ver a Jordan de esta manera me era… inususal.

Jordan…

Mi mejor amiga, con la que obtuve nuevas experiencias e inclusive nuevas aventuras. Aún recuerdo cuando mis hermanas se enteraron de su existencia: la incitación de que ya andaba de romeo no tardó en salir a la luz. Estaban realmente alocadas por saber de ella; sin embargo, se detuvieron cuando les dije que era simplemente mi amiga. De vez en cuando, Lori me avisaba que no podía estar tan seguro de aquello, que a veces todo iniciaba con una simple amistad. Leni ocasionalmente me preguntaba por ella y recuerdo que siempre le contaba cosas increíbles; inocentemente me preguntaba si me gustaba o algo, lo decía por la forma en la que hablaba de ella, aún así, le negaba.

Desafortunadamente, el alboroto no paraba y no fue hasta que les dije que me gustaba alguien más que pararon. Obviamente no les dije de quién se trataba; sin embargo, Lori llegó a intuir que era una pequeña mentira para que me dejaran en paz con mi “verdadero amor”. Le dí el avión.

Sin embargo, incluso con eso me fastidiaban de vez en cuando; pero ya con el tiempo lo fueron dejando atrás. Llegué a oír que Lynn llegó a espiarme para informarle a mis demás hermanas y encontraron que, efectivamente, Jordan y yo éramos simples amigos. Saber quién me gustaba sería un misterio que, gracias a Dios, jamás consiguieron descubrir. Además, tampoco es como si fuere a dejarme ver tan notorio.

En fin, Jordan se transformó en alguien común en mi vida. Ella estaba prácticamente todos los días y, ahora que lo pensaba, su ausencia podía llegar a ser un desbalance en mi día a día. Ya era costumbre el vernos y saludarnos, platicar y reír; contar algunos chistes de Luan que no eran tan malos para ver como reaccionaba:  pocas veces reía y otras me decía “El chiste es terrible, pero no niego que intentaste hacerme reír”, luego de ello sonreía.

Regresando un poco a dónde estaba, sonreí y la miré con cierto afecto.

—Jordan, yo… no estoy muy seguro acerca de lo que siento, ¿sabes? —la solté un momento para tomar su rostro. Vaya, hasta ese día me percataba de la lindura que tenía todos los días—. He estado muy confundido y por eso no quería decírtelo. Pero… con todo esto que estás diciendo yo… —inspiré hondo. La solté por un momento y le di la espalda.

Lincoln, por Dios. ¿Qué pensabas? Besé a Luna ese mismo día y ahora Jordan me besó a mí. Mis sentimientos estaban hechos un alboroto. La confesión de Jordan fue realmente emocional. Me recordó justo a mí y ahora yo me encontraba en una posición difícil.

¿Jordan? ¿Luna?

Ni siquiera sabía en qué debía pensar.

Tenía que meditarlo, razonarlo, analizarlo; pero, sobretodo, tenía que sentirlo. ¿Lori habría tenido razón? ¿Jordan y yo nos volvimos demasiado acérrimos? ¿Cómo es que jamás lo noté? ¿Yo la amaba? ¿O sólo sentía un amor fraterno? ¿O acaso era la primera disfrazada de la segunda? ¿Por qué me quedaba con ella a pesar de que sabía que podía meterme en problemas? ¿Por qué la preferí a ella en vez de a Luna? ¿Sólo por ser mi amiga?

—Eres muy especial para mi, Linc —oí que se acercó—… quería imaginar que todo lo que habías dicho en la escuela era por mí, pero… ahora me doy cuenta de que no era así. Esto es muy vergonzoso…

Rayos, todo se estaba desmoronando. ¿Qué estaba pasando? Mi corazón estaba en un debate interno, estaba ahora muy confundido. Estaba… perdido en un laberinto con dos posibles salidas y sus diversas consecuencias.

¿De verdad amaba a Luna o todo era una simple atracción que llegué a confundir con amor?

Pero entonces…

¿Por qué cuando hacía todas estas cosas por Jordan no llegué a sentirme así?

Espera, ella tampoco lo sentía hasta ese día.

—Jordan, tú… ¿de verdad me amas? —dirigí mi mirada a ella una vez más.

—Digamos que es un sentimiento que probablemente estaba oculto hasta hoy… puedo decirte que más que amor, yo sentía felicidad. Pero, supongo que una emoción puede conllevar a un sentimiento, ¿no lo crees así? Además, cuando pensé que era a mí a quien amabas yo… me sentí llena, no sé si lo entiendas. Fue como un “boom” dentro de mí. Entonces el sentimiento afloró por sí solo y… podría decirse que siento algo cálido dentro de mí ahora; ahora que te tengo tan cerca mío y ahora que comprendo todo lo que sientes en ti me hace sentir… cálida. No lo puedo poner en palabras.

Sí… sabía cómo se sentía eso.

—Jordan, debo ser honesto. Yo no dije eso para ti.

Ella agachó la mirada.

—¿Eso significa que me rechazarás? La verdad es todo muy confuso, Lincoln. No lo entiendo.

Me acerqué a ella y tomé su rostro con mis manos.

—Jordan, ¿puedo decirte algo?

—¿Qué cosa? —su voz se había apagado.

El amor que yo sentía era algo… imposible. Era un deseo imposible. Aunque, tú me acabas de hacer ver algo que no había notado hasta hoy.

—¿Huh?

Ahora todo cobraba sentido, o bueno, tal vez. No tenía idea.

Luna, quizá ella tenía razón. Lo que nosotros sentimos (o sintió en su momento) quizá fue erróneo. Quizás no. El amor podía llegar a ser muy complejo, tal y como ella mencionó. Aún así, a diferencia de hace un rato, me doy cuenta de que no es lo mismo amar a alguien a que alguien te ame. No es lo mismo que alguien corresponda tus gustos, te escuche, te comprenda, te conozca y te acepte; a pesar de que Luna hiciese todo eso en su momento, lo hacía porque éramos hermanos. Probablemente llegué a ser su consentido, pero eso no justificaba el hecho de que tal vez hacíamos las cosas mal.

Muy en el fondo lo sentía. Luna, ahora sabía que en verdad eras mi deseo imposible: una chica inalcanzable para mí a la que tanto añoré y admiré. Sin embargo, ya era hora de aceptar que era simplemente un infame deseo imposible. Mi deseo imposible.

Es extraño, y no tengo palabras para expresartelo, Jordan. Lo único de lo que estoy consciente ahora es que algo nuevo está brotando en mi interior. Y hasta hoy me doy cuenta de que ese deseo imposible no se puede comparar a lo que ahora tengo en frente. Esa es la diferencia. Lo otro era un deseo, pero tú… tú eres real y presente.

Jordan quedó impactada ante lo que dije, o bueno, su rostro de perpleja me indicó eso. A mis adentros me quería echar una pequeña risilla, pero lo aguanté. No quería arruinar el momento.

Entonces, ¿qué?

—Dejemos que estos nuevos sentimientos sigan fluyendo y, si vemos que surge algo bueno de todo esto, propongo que lo intentemos. ¿Qué dices? —sonreí.

—Me parece un buen plan, Lincoln Loud. Siempre tienes un buen plan —sonrió. Repentinamente me dio otro abrazo, le correspondí. Acto seguido, besó mi mejilla y tomó mi mano.

¿Qué tal si nos vamos? Ya es muy noche. Por cierto —metió su mano en el bolso y sacó… oh cierto, ¡la mina de oro! —, no olvides tu regalo, tontín.

Lo agarré con una sonrisa sincera y de ahí partimos hacia la salida.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Llegué a mi casa y subí las escaleras. Eran las 8:00 p.m. Leni veía la tele con Lily y Lola; Lisa seguro estaba encerrada en su habitación al igual que Lori. Lucy haciendo sus poemas en el ático (había de suponer), Luan y Luna en sus cuartos y a Lynn la escuché en la cocina. Lana estaba en su cuarto con todas sus mascotas.

En fin, yo llegué a mi cama y me tumbé en ella. Tenía mucho que procesar en ese momento. Jordan, Luna, Jordan otra vez. Dios, que día.

Estaba rendido, pero la tentación fue más grande que mi cansancio. Saqué unos guantes especiales de un cajón y de una bolsa de plástico saqué una de las maravillas jamás antes creadas: la edición limitada del cómic de Ace Savvy. Fue un infortunio que fui interrumpido.

¿Lincoln? —me sobresalté de la inoportunidad, el cómic viajó un poco sobre el aire, pero lo tomé rápidamente. ¡Debía cuidarlo como mi alma! Tomé en cuenta que tampoco era mío.

Me espantaste, Lucy.

—Uhm, soy Luna —escuché una risilla. Vaya, por la aparición inesperada había creído que era Lucy.

—Oh, Luna, pasa —reí apenado. Ella pasó y cerró la puerta, acción que me desconcertó. Después se sentó en la cama.

—Quería hablar contigo, ya sabes, por lo de hace rato.

—Oh —¿de qué querría hablar?—, claro. ¿Qué sucede? —tomé asiento junto a ella.

—Bueno, para empezar quería decirte que tu canción fue un rotundo éxito. Al público le encantó y he de admitir que Sam me miraba un poco cuando la cantaba —se sonrojó un poco—, como te dije, no me apodereé de tu canción, bro. Al final te mencioné y todos halagaron tan maravillosa letra. Por supuesto, yo me encargué de darle ritmo. Mañana enviaran un mail para saber quién ganó.

—Siempre has sido buena en el ritmo. También espero que ganes.

—Lo sé, y gracias, pero… vine por algo más.

—¿Qué?

—Quería saber cómo te fue con Jordan. Soy la única que sabe que saliste con ella hoy. Ya sabes cómo se ponen las otras, lo dejé entre tú y yo.

Eso era un alivio en verdad.

—Oh, pues gracias, Luna. Conforme a eso, creo que seguí el consejo que me diste. Además de que creo que Jordan y yo sí profundizamos mucho nuestra amistad.

—¿Dices que ahora la amas? Oh, bro, youʼre a mess —rio—. Eso significa que entonces pasabas por una fase o algo así, ¿no?

—Bueno, no exactamente. Le dije que viéramos como corrían las cosas. Si todo marca que lo que sentimos es verdadero, pues dejaríamos que fuese. Yo la verdad no tengo idea de cómo sentirme ahora, Luna. Son un choque de ideas y emociones y sentimientos. Es confuso.

—Bueno, a penas tienes 11, Linc. El amor es muy confuso cuando a penas lo conoces. Sólo debes dejarte llevar por él y verás con el tiempo cómo es que funciona.

—En ese caso, supongo que lo descubriré —sonreí—. Aún así, quiero que sepas que sigues siendo muy especial para mí, Luna.

La abracé. Ella también me abrazó.

—You, too, bro… you, too…

Cerré los ojos y me recosté en ella.

—Te amo, Luna.

—Y yo a ti, hermano.

Y aunque jamás supe con qué sentido dijo esas últimas palabras, sólo era consciente de que estábamos juntos en ese momento.

Lo único que sabía era que Jordan y yo podríamos llegar a cumplir una nueva etapa en nuestras vidas y, que posiblemente, haya dejado atrás mi deseo imposible para convertirlo en un deseo posible.

Mi deseo de saber lo que es amar y que te amen. Quizá pueda ser así. Un deseo que se volvió realidad ese día y jamás creí que podría llegar a sentirse realmente gratificante.

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