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ScarletWidow

|⚠️| Advertencia: Contenido Lgbt+, temas de mafia, prostitución, +18.

Personajes involucrados: Natasha Romanoff & Wanda Maximoff.

Trama: Viejo Oeste, Cabaret.

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Algunas veces se implataba a la idea de de lo que estaba haciendo, era bien para ella pero no tenía alternativa si quería sobrevivir. En aquel pueblo en donde todos hablaban de más al conocerse entre todos, aquella joven con un pasado atormentoso quiso salir adelante, los trabajos eran escasos, había probado de todo pero no sumaba lo suficiente para vivir, tenía que alimentar a su hermano menor y lo más que podía, es estar al servicio de hombres en aquel Cabaret o Burdel, en donde su vida empezó desde cero.

Al cumplir la mayoría de edad, entre sus dieciocho años tuvo que entrar al oscuro mundo en donde en sí, tenían una alta influencia entre cada mujer a la vez que entre sus superiores eran simplemente una más. Aquel día comenzaba como todos, en cuestión de minutos se lograba llenar de hombres, el trago de mediodía siempre les iba bien o al menos era su pensar. Entre la multitud y en la ala detrás del escenario, se encontraban un par de chicas en el camerino, donde cada quien se alistaba a su merced, entre ellas la joven Wanda. La cual seguía cuestionando su vida, pero del cual no tenia de otra si quería vivir y dar sustento a su hermano, tan solo eran ellos dos.

Empezó a quitar ese abrigo y así mostrar el sujetador rojos que hacía apretar sus pechos para hacerlos notar, al mismo tiempo que su cuerpo rodeaba lencería de encaje del mismo color que hacia resaltar su figura dejando que las pequeñas resorteras se pasaran entre ambas piernas para sujetar del traje y quedara a la perfección. Su cabello se encontraba corto, aquel castaño suelto entre el cuello hacia reflejar su rostro, se veía como una niña de simple vista. Empezó a pasar el poco maquillaje que el polvo entre sus mejillas daban el tono rojizo al mismo que el labio al entrar en sus labios y un pequeño delinieado entre sus ojos. Se dio otra mirada aquel espejo de su reflejo y no pudo más que darse una sonreír, otro día más, como cualquiera.

Al retirarse del camerino para entrar hacia la sala del cabaret en donde tales hombres les disgustaba, otros en la barra del bar, unos cuantos peleándose entre efectos de alcohol. No era el trabajo que deseaba pero era lo mejor que podía conseguir y soportar tales críticas que recibía cada que salia de casa, la cansaban. Su atención fue llamada cuando la encargada reunió a un par de chicas en círculo, sin llamar la atención se unió para escuchar aquel escándalo que se armaban en manos.

— Las quiero a cada una sonriendo y dando lo mejor que tienen, no quiero tener mal impresión, así que siéntanse libre de seducir a quien quieran, no me hagan quedar mal.— dijo aquella mujer antes de disolver el grupo e irse.

— ¿Qué pasó? — pregunto a un par de mujeres que le tenía confianza y eran de ayuda para sobrevivir.

— Oh, es que vendrán personas importantes, sabes, hombres de alta gama o si bien miembro de la mafia. Y yo se que sonará raro pero, no dudes en tomar uno, jamas sabes quien te podrá sacar de este basurero, así que mi niña es buen día para salir de aquí. — respondió una mujer tomando de los hombros a la joven con una gran sonrisa.

Pareciera que tomaban presas a quien cortejar, lo veían una oportunidad de salir de aquel lugar. Tan solo dio un suspiro y siguió al ritmo de cada una. En cuestión de minutos aquel lugar se había llenado, hombres presumiendo los duelos que ganaban e incluso los sheriff del pueblo apostando por la chica más atractiva. Todo un círculo vicioso, aunque casi todas daban a la mesa de los caballeros más elegantes, con un pequeño detalle. Una mujer en medio que pareciera, le estaban sirviendo y escuchando con atención, lo cual era raro entre ellas.

Tomaba una reunión muy importante, parecieran que la rodeaban diez hombres como si la cuidarán y estuvieran al pendiente. Otros tomaban notan y algún se distraian un poco con los bailes del escenario. El olor a cigarro desprendía haciéndose notar, aunque nadie se atrevía acercarse pues se notaba lo peligroso que eran. De ver aquellos hombres armados y discutiendo entre decisiones o ideas que cada uno decía.

Aquella mujer llamaba la atención, su cabello recogido pelirrojo junto con una pequeño sobrero rodear su cabeza la hacia imponer muchísimo. Vestia un traje completo que hacia relucir su figura al ajustar a su cuerpo, su camisa blanca y el leve bastón que llevaba entre su mano mientras escuchaba pacientemente a cada miembro. Un cigarrillo entre sus labios soltando el humo centrándose en el ambiente. Por un instante hizo la seña de terminar dicha reunión con solo levantar su mano. Terminó con un "diviértanse" hacia cada uno para que tomara libertad de ir a donde quisieran. Quedando con solo dos hombres que la cuidaban por los lados.

El escenario se alumbró entre faros de luces y la música de aquel piano dejaba resaltar la atención de todos. Una pierna paso entre las telas y en un par de movimientos salió naturalmente entre una caminata de mover sus caderas hasta llegar al borde, se llevaba la vista de todos pues aquella mujer deslumbraba con cada paso que hacia. Empezó un leve baile empezando a coquetear con cada uno con sus movimientos, al darse media vuelta y bajar su cuerpo hasta quedar de rodillas. Los gritos y silbidos se hicieron presente mientras ella resistía no vomitar del asco que les producía, al fin y al cabo su trabajo era entrener, su vita pasó hacia aquella mujer era extraño ver a una sentada en aque lugar, pronto comenzó a sentir una especie de confusiones pero tenia que seguir. Su cuerpo se deslizó entre el piso abriendo un poco sus piernas y cerrarlas lentamente para así arquear su espalda al son de la melodía siguiendo bailando por unos minutos más, ganándose la atención de alguien.

Al finalizar, los aplausos la aturdieron y las rosas pintaban aquel escenario para después agradecer la audiencia y despedirse. Al llegar al camerino nuevamente solto un largo respiro por la presión que traía, al soltar todo fue interrumpida por aquella mujer que gobernaba el cabaret, no tenia ningún sentimiento y no se recalcaba sus expresiones, la miro ganándose tan solo una fría mirada.

— Habitación seis élite, alguien pidió por ti. — dijo entregándole una hoja para irse de aquel camerino.

Le sorprendió aquello, pues nadie a había pedido, sabía que costaba mucho dinero por lo cual nadie podía pagarla. Al tomar esa hora solo venían las instrucciones de esa habitación, nunca había estado detrás del lugar donde todo era elegante para pedir chicas. Tan solo tomó de la hoja para dirigirse hacia las habitaciones de alta importancia que mantenían el lugar. Al llegar sus ojos pasaron por cada detalle que tenía, pareciera elegante algo que nunca había visto ni siquiera el cabaret estaba con tales decoraciones.

Al llegar abrió esa puerta con un par de cortinas para entrar, una mesa y el largo sofá de piel junto con unos cuantos cuadros en el. Sus ojos vieron la silueta cuando se dio cuenta de la persona que tenía de frente, era aquella mujer que había visto anteriormente. Se quedó por unos segundos inmóvil antes de poder hablar, tenía que procesar todo lo que estaba viendo.

— Tú... no pensé que alguien podría pedirme. — dijo al instante de verla.

— Es cierto, vales muchísimo para que alguien de este pueblo pague por ti. Pero mira, lo vales todo. — habló por primera vez dando otra fumada aquel cigarro.

— Empezaré a decirte mis servicios, solo bailo más que nada, no puedes tocarme ni pasarte si lo haces tendrás problemas. — explicó calmada intentando ocultar el nerviosismo que traía al verla, su porte le llamaba su atención y no estaba segura si podria cumplir con los requisitos que ella misma puso.

— Me conformo. — dijo para tomar del vaso de cristal que tenía al lado, saboreando aquel whisky sin dejar de verla.

— Bien, empezaré. — dijo en voz baja y empezó acercarse de forma lenta hasta estar frente a ella.

La vio detalladamente, esos ojos verdes la imponía tanto que la ponía nerviosa sin saber porqué, tomó un respiro, era su primera vez sola con alguien lo cual no tenia nada de practica pero lo intento. Empezó a mover sus caderas hacía los lados, dejándose llevar para hacerle un baile. Bajo su cuerpo quedando de rodillas y así subir lentamente dando una media vuelta, al estar detrás y darle la espalda tuvo más comodidad de moverse tanto que al pisar mal, su tobillo se doblo haciendo que se cayera entre las piernas ajenas soltando un leve jadeo por el impacto de caer. Se dio cuenta de aquello al sentirla, intento levantarse pero era inútil, lo único que ocasionaba era hacer fricción contra ella y la débil tela de su ropa la hacía jadear más por la sensación.

— Yo no puedo tocarte, ¿pero tu a mi si? No escuche esa condición.— susurró acercando sus labios para rozar contra su cuello.

— M...me caí, me lastime el tobillo, disculpa. — dijo de forma rápida y agitada a la vez, no podía moverse de donde estaba y el nervio la estaba consumiendo.

— Ya veo, ¿te duele aquí? — pregunto al pasar su mano entre aquel tobillo haciendo que su cabeza se agachara al momento de mirarla.

— Si... — cerro sus ojos por un instante intentando moverse ocasionando mas fricción entre ellas.

— No te muevas, descansa un poco para que tome fuerzas. Supongo que solo queda hablar ¿puedes agregar una condición más?

Al escucharla sus labios dibujo una sonrisa por tal respuesta, tan solo asintió para perderse en aquellos ojos y no la consumiera la vergüenza.

— Que bien, ¿realmente tienes dieciocho o tienes menos? Leí tu expediente y te ves menor para estar en un lugar como este.

— Los tengo, mis padres nos abandonaron y tuve que cuidar a mi hermano para sobrevivir, este era el único trabajo. — dijo en voz baja acomodándose más en ella. — ¿Cuál es tu nombre?

— Ya veo supongo que esta bien, Natasha Romanoff. ¿Disfrutas de lo que haces?

Ahí entendió que la persona que estaba junto a ella era de aquel grupo que había mencionando, la mafia rusa en un lugar como este pero no le tenia miedo al contrario, se sentía más segura por más extraño que fuera.

— No, he hecho cosas de las cuales me arrepiento pero tengo que hacerlo si quiero comer. No sabía que las mujeres usarán traje. — sonrió ladeando su cabeza por lo cual la paso entre el cuello contrario acomodándose en ella.

— Ser jefa tiene sus ventajas, cuando leí tu expediente note tu nombre, es lindo Wanda. — alzo sus hombros con una sonrisa ganándose otra de la menor.

— Para ser alguien importante no impones miedo, pero me alegro que hayas terminado en este pueblo. — susurró girando y haciendo contacto visual sin poder quitar la mirada.

— ¿Ah no? lo dice la persona que cayó en mis piernas, pero si no te doy miedo puedes esperar un poco más. — contestó admirando tal rostro frente a ella.

Solto una pequeña risa y lentamente se perdió en aquella mujer lo cual le quito aquel sombrero y paso una mano sobre el mentón contrario, al instante paso sus labios sobre los de ella, entre un beso que deseaba siendo correspondida por la mayor de la misma forma, aquella que hizo que sus lenguas se mezclarán y se saborearan entre ellas terminando por separarse por falta de aire, se miraron fijamente, estaba loca por lo que había hecho pero le había gustado, quería más y al acercarse fue detenida al tomar de su mentón para así hacer que se acercara lentamente y volver a cruzar sus labios.

Entre el contacto, la mayor paso sus manos entre el abdomen ajeno subiendo hasta tomar sus pechos dejado un leve apretón ganándose un pequeño jadeo por parte de la contraria que ahogo entre sus labios.

— No puedes tocarme. — susurró mordiendo de su labio al verla.

— Te mueres porque te toque.— contestó de igual forma volviendo apretar de estas hasta empezar a bajar por el corset donde quito el amarre para dejaro suelto al mismo tiempo que sus pechos quedarán liberados.

Solto un pequeño jadeo por la sensación, al sentir como seguía tocandolos entre movimientos circulares y tomaba de sus dedos esos pezones para tocarlos de la misma forma. Aquello había desatado una ola de placer que al separarse del beso se quedó mirando hacía ella, quien era que la tocaba de esa forma. Por el contrario, la mayor paso su lengua entre el cuello ajeno haciéndola estremecer para lograr bajo una mano hasta adentrarla entre la tela de su intimidad, aquella que se encontraba humeda de tales toques que daba. La miro para dar una sonrisa al notar como se encontraba y así empezar a rodear su zona central masajeando suavemente haciendo que soltara un par de jadeos por dicha estimulacion.

— Joder así... me encanta sigue.— susurró al verla dejando abrir sus piernas para darle espacio cuando empezó a acelerar los movimientos sobre ella.

— ¿Cómo está tu tobillo? — dijo lo cual hizo que sus dedos se hundieron y empezaran a pasar de un punto a otro.

Le ocasionaba tantas sensaciones que no podía evitar gemir en la pequeña habitación, sin importarle que la podían escuchar, eso solo le excitaba más. De un momento a otro sintió como dos dedos estaban dentro de ella haciendo que soltara un fuerte jadeo y la siguieran penetrando de esa forma, sus labios estaban rojos de morder y volvía atraer la mayor sobre ella para besarla y ahogar dentro su boca esos gemidos. Sus dedos escurriendo cada que los sacaba, se encontraba totalmente humeda y su otra mano se dedicaba a tocar un pecho más brusca entre jalarlo y apretarlo haciendo que la joven se contrayera cada vez más rápido.

Tales estímulos la estaban provocando al subir la intensidad en como deslizaba sus dedos dentro de ella para de pronto empezar a notar como temblaba soltando más y mas gemidos fuertes al llegar a dicho orgasmo con uno desgarrador, su intimidad palpitaba y seguían esos temblores al sacarlo. Aquello ocasionó una sonrisa para la rusa y la acostó sin darle un respiro haciendo que abriera más las piernas, tardo en reaccionar cuando pronto sintio una lengua empezar a limpiar su humedad que brotaba por la feminidad ocasionando un jadeo alto.

— Espera... mierda.— ahogo entre palabras notando su cuerpo temblar y estremecerse cerrando sus ojos para dejarse llevar por la que tenía el control. Por inercia bajo su mano hasta llegar a ella en donde la empujó para que siguiera con aquello hundiendola más.

Sus labios fueron protagonistas al succionar desde el centro y esos ojos dieron a verla con ese rostro rojizo sin dejar descansarla. Pronto llevo sus dedos para introducirlos nuevamente en ella logrando un par de gemidos salir y así combinarlos de tantas reacciones que dejaban en su cuerpo. La forma en que seguía acelerando aumentaba el límite que había cruzado haciéndola llegar en cuestión de segundos por un par de jadeos, ocasionando otro orgasmo seguido de otro al no contener su cuerpo y sentir por primera vez esas sensaciones. Se alejo para poder ver esa escena en donde la dejo temblando intentando reincorporarse por lo cual la tomo del cuello para atraerla.

Intercambiaron otro beso más aceptando ambas, hasta lograr pasar sus brazos entre el cuello de aquella mujer. Quedándose ahí y volver a sentarse entre las piernas contrario donde antes había caído.

— ¿Te volveré a ver? — intento decir recuperando las pocas fuerzas que tenía, mirandola con aquel brillo en sus ojos sin apartarse.

— Lo harás, te sacaré de aquí, a ti y a tu hermano. — susurró acercando dejando otro corto beso.

— Siento que puedo enamorarme de ti y no se si me dañe. — dijo abrazando aquel cuerpo con fuerzas.

— No lo hará, puedes hacerlo y estarás bien. — finalizó tomando de su cintura para apretar la cercanía en la que estaban.

Quedándose así por un tiempo después de darse cuenta que el encuentro había desatado olas de sentimientos que ni ellas pudieron contener en su primer acto, tan solo quedaba esperar aunque no podían separarse después de aquello.

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Próximo capitulo: Stony.

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