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Hawksilver

|⚠️| Advertencias: Contenido lgbt+, infidelidad, 18+.

Personajes involucrados: Clint Barton & Pietro Maximoff

Trama: Viejo Oeste, establos.

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Tal para aquellas fechas en donde el sol quemaba y las olas de calor eran frecuentes, comúnmente aquel pueblo se acostumbraba al clima que iba y venía, pues al ser un pequeño territorio en la cual se conocían entre todos, la confianza y facilidad en la que podían hacer cambios para que no les afectará los grados. Entre tiendas, bares, ganado, hoteles y los establos se podían llegar a ver casi juntos a expecion de esos establos que se encontraban un poco más alejado.

El dueño mantenía su trabajo a flote por lo cual la crianza de caballos aumentaba ante los pedidos de encargo y mejorías ya fueran accesorios o entrenamiento. Clint Barton, actual dueño de aquel lugar en la cual heredó de su padre, solía buscar ayuda pues era difícil que él se encargará solo al igual que su esposa, solía vender algunos alimentos de sus huertas para ganar algo de dinero.

Desde hace algunas semanas, había optado por darle trabajo a un nuevo integrante encargado de darles entrenamiento a dichos caballos, Pietro Maximoff era un joven que había llegado al pueblo en busca de volver a comenzar. Encontró trabajó fácilmente pero aún se hospedada entre el hotel del pueblo pues no alcanzaba para rentar algún sitio de vivienda. Trabajar entro los establos no era nada mal aunque tenía un poco de problemas con al sentirse atraido hacía el dueño, no quería traer dificultades apenas había salido de un pasado un tanto tormentoso.

Aquel día comenzaba desde temprano, tenía que revisar a cada caballo para dar un informe diario de que se encontraban en buena forma. Al rellenar las hojas con un par de anotaciones antes de ir por el alimento, escuchar los pájaros cantar endulzaba su día a día. Debía entregar el informe al encargado pues solía ayudarlo entre los dos para así brindar un servicio al sacar a montarlos entre los entrenamientos.

No duro mucho y aquel hombre rubio entró hasta los establos, vestia un pantalon de mezclilla un poco sucia junto con una camisa de cuadros entre azul y rojo, esas botas peculiar en él y el leve sudor entre su frente por la temperatura ambiental, le daba un ojo a cada animal mientras que se acercaba más al joven a pedir el informe y ayudarlo en los pendientes que tenían.

— Buenos días Pietro.— hizo presencia aquel hombre, quitando el sombrero como signo de saludo.

— B...buen día señor Barton.— el nerviosismo de darse cuenta que se encontraba cercas, lo ponían tan sonrojado que era inevitable no percatarse.

Se dio la vuelta ante eso, y al notar aquel piso entre paja y restos de basura, decidió bajar su cuerpo entre rodillas para limpiar un poco. Entre sus manos pasaban aquel desecho que no tenía ninguna función por lo cual se dio el tiempo necesario para recoletarlo, sus piernas separadas para poder alcanzar las partes, mientras se estiraba al pasarla en ese bote de basura. Algunos caballos estaban al lado, otros se encontraban afuera donde segundo Clint, los estaría cuidado.

Sin embargo no fue así, por un instante él se quedó observando esa escena, sin nisiquiera saber el porqué admiraba a ese chico que se encontraba de rodillas con ligeros movimiento. Al percatarse de lo que veía, rápidamente nego, pues aquello no era normal aunque nunca se había puesto a verlo, sin darse cuenta había reaccionado ligeramente.  ¿Una pequeña ereccion formándose en él? No podía creer lo que su cuerpo provocaba, como pudo se giro para pasar al pequeño escritorio del lado y tomar alguna pluma mientras esperaba a que bajará.

El menor escucho el ruido por lo cual volteó, lentamente se levanto para ir hacia donde estaba pues se le hizo bastante extraño que no estuviera cuidado a los demás caballos en su caminata habitual, primero dio una pequeña vista para ubicarlos y de igual forma contarlos, todo parecía en orden. Por segundo, paso hasta donde estaba aquel hombre a su lado para preguntarse lo que hacía.

— ¿Sucede algo? Pensé que estabas cuidado a los demás caballos...— pregunto observando atentamente a cada movimiento de él.

— No... me quede revisando un par de notas que dejé pendientes. — se excusó tomando un par de hojas para leerlas a paso lento.

— No lo se, usted nunca deja que nada se le escape... menos unas notas.— dijo con una sonrisa a la par que sus ojos bajaron para encontrarse con tal reacción en sus pantalones.

Por un instante se cuestionó si podria atreverse a mandar al carajo todo. Es decir, era un hombre casado y mucho mayor sin embargo, estaba muy dispuesto para él a pesar de que negara sus sentimientos. Solto un ligera risa la cual puso nervioso al contrario mientras no sabia que responderle aquello, en cierto modo tenía razón, pero de todas formas estaba mezclando tantas cosas que no sabia que pasaba.

— Sr. Barton... igual pudiera ayudarlo a quitarle el estrés que tiene, sin que nadie se entere, claro está.— susurró pasando un dedo entre sus propios labios sin quitar la mirada al pantalón ajeno, lo cual hizo que el mayor se fijará.

— ¿Cómo podrías? — pregunto alzando su ceja e incorporándose. A tal grado, ya se había dado por vencido.

— Bueno.— susurró sin quitarle la vista, Pietro bajo, que más, se arrodillo ante él.

Al estar bajo, sus manos empezaron a desabrochar el pantalón. Y tan rápido que no lo supo venir. Aquel miembro salió de golpe entre su mejilla, con una sonrisa lo tomó para empezar a estimularlo de arriba hacía abajo.

— Sabía que no había olvidado sus notas, señor Barton.— sonrió divertido al pasar la punta sobre sus labios.

Comenzó a dejar un par de besos para después llevarlo a su boca, tan solo el glande para de este succionar con fuerza, lo que ocasionó que el mayor soltara jadeos. Pronto paso a su boca que sin saberlo, ya se encontraba entre su garganta cada que se introducía.

Las manos de Clint empujaban con fuerzas la cabeza del menor, haciendo que este se ahogara entre más lo llevaba a su boca, disfrutando de la sensación que le ocasionaba. Ahora él, era el que tomaba el control al hacerlo llevar todo.

Al salir, hizo que el joven se levanta y tal cual,  lo giro entre los establos, casi entre la pared de madera. Solos, olvidando que los caballos se encontraban vagando por el lugar. Bajo ahora, del pantalon contrario hasta poder ver aquellos glúteos que fueron azotados por él, uno tras otro.

Pareciera que había esperado por aquel momento por tanto tiempo. Ambos mordian sus labios al instante que el rubio introdujo su miembro de golpe, lo que el menor tuvo que ahogar el gemido para no ser escuchados. Así, empezaban las embestidas para nadas ligeras, Clint se movía con rapidez y fuerza mientras que Pietro posaba su mano entre la boca para evitar soltar fuertes ruidos.

Ambos lo disfrutaban y cada vez aumentaban la fuerza y las estocadas sobre sus cuerpos entre la fricción de los golpes al momento de impactar. Era una locura, poder ahogar los ruidos.

— ¿Así te gustaba ayudar, eh? — dijo el mayor al sostenerlo de las caderas sin dejar de moverse.

— Si... pero esta ayudando o ¿no? Por lo que veo estas disfrutando más de lo que normalmente lo haces, ¿o miento? — murmuró entre respiraciones que ocasionaba y el jugueteo.

— Ja, quien diría que un joven podría hacer tantas cosas.— ignoro la pregunta, mientras que aumento la fuerza juntos con los azotes nuevamente.

Al separar un poco para poder voltearlo y estar de frente, no dudo en entrelazar sus labios en un beso intenso y necesitado después de tanto tiempo. Ya no importaba su esposa o el trabajo, incluso no importaba en los problemas que llevaría a cabo si esto salía a luz, lo estaba disfrutando como nunca antes.

Clint tomó al ajeno de la cadera para hacerlo sentar sobre la mesa de madera que tenían cerca, haciendo que todo lo demás saliera volando. Al tiempo hizo que abriera las piernas para poder pasar sus dedos entre la boca misma y al chupar, hacerlos llevar a su entrada en donde toco y jugo para después hacer nuevamente, que su miembro entrará.

Entre el chillido que dio el menor y el aumento conforme se daban las embestidas, los jadeos de los dos se mezclaban, una tras otra. Pareciera que evitarán ser ruidoso pero no lograban serlo. Conforme el rubio entraba, su placer aumentaba en jadeos y al no poder evitar más, tuvo que correrse dentro del joven.

Un fuerte gemido salió por sus labios al llegar, y lentamente hacer que su longitud saliera, lo que ocasionó que saliera en parte, aquel líquido manchar el cuerpo del peliblanco sobre su abdomen.

— ¿Me pagarás extra? — bromeó al intentar incorporarse.

— No digas tonterías.— dijo exaltado para acomodar su ropa.

— En fin, igual y tu esposa te espera, iré a ver los caballos.— sonrió, como tal, para terminar yendo hacia fuera de los establos.

Dejando al mayor un poco confundido por aquello, sin más recorrió un par del camino para llegar a su hogar y pasar, no tenía ni cara por lo que había pasado anteriormente.

— Hola cielo, ¿que tal el día? — dijo su esposa llegando con un beso sobre la mejilla.

— Bien.— se inmutó a decir para sentarse sobre el comedor.

— Clint, ¿que tienes ahí? Parece que estas sucio.— noto unas manchas sobre su pantalón, lo que ocasionó que el nerviosismo abundara en su cuerpo.

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Próximo capitulo: WinterWidow.

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