Título: Éramos tan felices...
Tipo: intento de sad.
Pedido por: Immartina01

Martina.

Era una fría noche en el castillo de Hogwarts, todo estaba en silencio, lo único que se lograba oír de vez en cuándo era algún ronquido de las personas de los cuadros, me encontraba llendo con extrema cautela hacia la torre de astronomía,  no quería que ningún maestro me pille y me castigue.

Lo único que alumbraba mi camino era la tenue luz de mi varita, sentí un par de pasos detrás mío y apagué la varita, pero para cuándo quise esconderme ya era tarde, sea quién sea me tapó la boca y me guío detrás de una columna, segundos después Mcgonagall pasó caminando sin percatarse de nuestra presencia.

El frío tacto de la piel de mi contrario y el olor que desprendía delató su identidad, cuándo perdimos de vista a la profesora me giré encontrándome con mi bello albino, tomó mi mano y me guío hacía la torre de astronomía sin decirnos ni una sola palabra, al llegar nos acercamos al borde y nos damos un pequeño y dulce beso.

Comenzamos a hablar de nuestro día mientras mirábamos las estrellas, teníamos esa costumbre, tres veces a la semana nos escabulliamos a la torre para pasar un tiempo a solas, lejos de los prejuicios, de las rivalidades, de la clases y hasta de la magia, éramos como dos muggles en una cita romántica mirando la estrellas, éramos tan felices...

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La segunda Guerra mágica ya se encontraba literalmente en la puerta de hogwarts, mi madre se encontraba ayudando a Mcgonagall y a Molly Weasley, mis hermanos al ser de primero y segundo año se encontraban llendo a resguardarse con los demás y mi padre... Mi padre estaba en el otro bando,el es Edward Chevalier, uno de los mortífagos más fieles del calvo sin naríz, mi madre y yo éramos consideradas traidoras a la sangre así que decidimos ayudar a proteger hogwarts.

Me encontraba corriendo por los pasillos en busca de mi novio, debía decirle algo muy importante pero cuándo menos me lo espere los mortífagos comenzaron a entrar al castillo y a atacar a quien se cruzará en su caminó.

Comencé a lanzarles avada kadevra a todo enemigo que intentaba atacarme, no me importaba matar, necesitaba encontrar a Draco con urgencia...

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Draco

No podía ser cierto, el señor oscuro había ordenado que encontrarán y trajeran ante el a Martina,  mi Martina y solo por un maldito capricho al querer vénganse de mi suegra por traicionarlo y darle uno de sus orocruxes al cara rajada para que lo destruyera.

- aquí esta mi señor...-  tres mortífagos se acercaron a Voldemort, dos de ellos arrastraban un cuerpo y le roge a Merlín que fuera Potter pero no, no era él...

-muy bien, sueltenla- la tiraron frente a el y se alejaron, quería ir hacía ella, tomarla entré mis brazos y llevármela lejos de aquí, pero la mano de mi madre sobre mi hombro me lo impidió, la miré, su rostro demostraba tristeza a la vez en que negaba con su cabeza, ella amaba a Martina, ambas se llevaban bien, para mi madre ella era como la hija que nunca pudo tener.

- oh, miren, el calvo sin naríz- río sacasticamente Mar, siempre es así, pero no creo que sea el momento adecuado para decir sus apodos inventados- ¿Que quiere de un pobre defensora de Hogwarts el gran y temido
Título: Éramos tan felices...
Tipo: intento de sad.
Pedido por:

Martina.

Era una fría noche en el castillo de Hogwarts, todo estaba en silencio, lo único que se lograba oír de vez en cuándo era algún ronquido de las personas de los cuadros, me encontraba llendo con extrema cautela hacia la torre de astronomía,  no quería que ningún maestro me pille y me castigue.

Lo único que alumbraba mi camino era la tenue luz de mi varita, sentí un par de pasos detrás mío y apagué la varita, pero para cuándo quise esconderme ya era tarde, sea quién sea me tapó la boca y me guío detrás de una columna, segundos después Mcgonagall pasó caminando sin percatarse de nuestra presencia.

El frío tacto de la piel de mi contrario y el olor que desprendía delató su identidad, cuándo perdimos de vista a la profesora me giré encontrándome con mi bello albino, tomó mi mano y me guío hacía la torre de astronomía sin decirnos ni una sola palabra, al llegar nos acercamos al borde y nos damos un pequeño y dulce beso.

Comenzamos a hablar de nuestro día mientras mirábamos las estrellas, teníamos esa costumbre, tres veces a la semana nos escabulliamos a la torre para pasar un tiempo a solas, lejos de los prejuicios, de las rivalidades, de la clases y hasta de la magia, éramos como dos muggles en una cita romántica mirando la estrellas, éramos tan felices...

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La segunda Guerra mágica ya se encontraba literalmente en la puerta de hogwarts, mi madre se encontraba ayudando a Mcgonagall y a Molly Weasley, mis hermanos al ser de primero y segundo año se encontraban llendo a resguardarse con los demás y mi padre... Mi padre estaba en el otro bando,el es Edward Chevalier, uno de los mortífagos más fieles del calvo sin naríz, mi madre y yo éramos consideradas traidoras a la sangre así que decidimos ayudar a proteger hogwarts.

Me encontraba corriendo por los pasillos en busca de mi novio, debía decirle algo muy importante pero cuándo menos me lo espere los mortífagos comenzaron a entrar al castillo y a atacar a quien se cruzará en su caminó.

Comencé a lanzarles avada kadevra a todo enemigo que intentaba atacarme, no me importaba matar, necesitaba encontrar a Draco con urgencia...

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Draco

No podía ser cierto, el señor oscuro había ordenado que encontrarán y trajeran ante el a Martina,  mi Martina y solo por un maldito capricho al querer vénganse de mi suegra por traicionarlo y darle uno de sus horrocrux al cara rajada para que lo destruyera.

- aquí esta mi señor...-  tres mortífagos se acercaron a Voldemort, dos de ellos arrastraban un cuerpo y le roge a Merlín que fuera Potter pero no, no era él...

-muy bien, sueltenla- la tiraron frente a el y se alejaron, quería ir hacía ella, tomarla entré mis brazos y llevármela lejos de aquí, pero la mano de mi madre sobre mi hombro me lo impidió, la miré, su rostro demostraba tristeza a la vez en que negaba con su cabeza, ella amaba a Martina, ambas se llevaban bien, para mi madre ella era como la hija que nunca pudo tener.

- oh, miren, el calvo sin naríz- río sacasticamente Mar, siempre es así, pero no creo que sea el momento adecuado para decir sus apodos inventados- ¿Que quiere de una pobre defensora de Hogwarts el gran y temido voldy?- le preguntó con su típico tono de voz.

-¡No le hables así al señor tenebroso chiquilla insolente!, ¡Debes respetarlo!- Bellatrix abofeteó a Martina quién solo río.

- el respeto se gana zorra y el calvo este se hace el muy poderoso y todo pero estubo no sé cuántos años tratando de matar a un niño que no pudo matar ni siquiera cuándo era un bebé y encima es tan tonto que volvió un horrocrux a su peor enemigo que, cabe recalcar es un niñato, oh, y como olvidarnos de que mando a que mataran a una de las personas más poderosas del mundo mágico porque el le tenía MIEDO- volvió a reír.

-¿Que mierda estás haciendo Martina Elizabeth Chevalier de Malfoy?, ¿Intentas que te maten?- hablé en mi mente sabiendo que ella me escucharía.

-ya estoy muerta Draco y lo supe desde que los mortífagos me trajeron ante el calvo este, así que pensé que si voy a morir que sea diciéndole sus verdades al idiota este... Te amo esposo mío, cuida de nuestra pequeña, dile que la amo y que su mamá siempre va s estar para ella, cuidá también a mi familia y quiero que vuelvas a encontrar el amor, porque si te veo infeliz después de varios años voy a ir a tu cuarto mientras duermas y te voy a tirar de la patas- nos miramos y Sonreímos tristemente.

- te amo mi reina-

-y yo a tí mi rey-

-¡Ya me has cansado niña malcriada!, ¡Avada kedavra!- grito Voldemort.

Martina me tiró un beso y la maldición impactó contra ella, sacándole así su corta e inocente vida...

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-¡Noo mi hija!, Tu no pequeña, mi bebita no- la madre de Martina lloraba desconsoladamente frente al cuerpo sin vida de su hija mayor.

La Guerra ya había terminado y el lado del bien había ganado, muchas vidas se perdieron, entre ellas la de mi esposa.

-Draco...- me llamó mi suegra y ambos nos fundimos en un abrazo lleno de lágrimas al cuál se nos sumaron los hermanos de Martina.

-ella... Ella estaba embarazada- dijo Damián, el menor de los hermanos- dijo que presentía que esta vez era un niño y que necesitaba decirle a Draco con urgencia, me dió un beso y se fué corriendo del Gran Comedor-

Me separé en shock del abrazo y me senté en el piso con la cabeza entre mis piernas.

-iremos al Gran co-comedor para que se hagan cargo del cu..erpo de Martina- habló con dificultad Celestina, yo solo asentí y se fueron llevando con un hechizo a mi amada.

-Draco...- mi mamá se acercó, me levanté y la abracé llorando.

-estaba embarazada mamá, estaba embarazada...-

-shhh, tranquilo bebé, se que duele, pero debes ser fuerte por Ámbar, por tu niñita, ella te necesita-

Mi madre tiene razón, Ámbar es lo más importante y mi prioridad en este momento, es... Lo único que me queda de Mar...

Pensar que hace tan solo una semana Éramos tan felices criando a nuestra pequeña y sin yo saberlo esperando a nuestro segundo hijo y ahora... Mi deber es cuidar de mi hija, ella es la única que podrá sacarme del mismo agujero que en su momento me había sacado su madre...

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Okey, primero que nada perdón por la tardanza y segundo perdón si no quedó tan sad, no soy buena para eso :(