Cuento de Navidad

Tener tu corazón, pero se lo diste a alguien más, hace poco te volví a encontrar, quise ignorarte, pero no te deje de mirar. ¿Qué tiene el que no tenga yo? La respuesta era simple. TU AMOR... - Se repetía Darién mientras miraba como el cielo se llenaba de estrellas en Noche Buena.
La lluvia empezó a caer copiosamente y en pocos segundos empapó por completo a Serena; empeorando su mal humor. Había discutido fuertemente con Seiya; quién la trato con mucha frialdad, y le dijo; que no era más que una pobre niña caprichosa y mal criada. Serena sentía una mezcla de angustia y rabia. Estaba muy afectada y veía todo negro, no puede ser posible, faltando poco más de una semana para Navidad - se repetía. Cuando llegó a su habitación en la pensión, prendió la radio y se paró en la ventana a mirar el exterior.
¿Cómo es posible esto? - se repetía - Seiya su novio, tenía pensado pasar la Navidad con sus amigos, y Serena, quería que estén juntos en Noche Buena y Navidad.
Veía como sus recuerdos con Seiya se escapaban, veía como la lluvia caía en esa noche tan fría, veía como su Navidad tan planeada se hundía, acababan de romperle el corazón.
- Serena... ¡Serena! - sobresaltada, la joven volteó y vio a Darién parado fuera de su habitación con unos adornos para el árbol de Navidad, - ¡Ah! Estabas aquí. No me di cuenta -dijo sin emoción - ¿Qué quieres?
- El - El árbol. - respondió el joven débilmente.
- ¡¿Qué? - preguntó Serena secamente. Darién suspiró inseguro. - El el árbol... ¿Puee-ddes ayu - ayudarme? Conseguí... aquellos ángeles que tanto te gustaron. - señaló el muchacho con mucha timidez, mientras sonreía.
. - ¡Ah! ya, ya. Disculpa no puedo ahora - dijo Serena con hastío - En todo caso, no estaré aquí mucho tiempo.
- ¿Qué quieres decir?.- preguntó Darién sorprendido.
- Que me voy - respondió Serena con indiferencia, mientras volvía a mirar el exterior.
-Ojalá se vaya con su tonto árbol y me deje en paz - Se dijo. Empezaba a sentirse deprimida.
-Pe-pero ¿Por... qué? ¡¿Por qué?!- Preguntó Darién angustiado. Con fastidio, Serena lo miro nuevamente.
- ¡Bueno, porque sí! Porque me voy y punto - Respondió enojada. Darién permaneció en silencio unos segundos con sus facciones desencajadas por el miedo y la ansiedad.
El también había hecho planes para esta Navidad, la pensión tenía un enorme árbol de Pino, era ahí donde se reunirían todos los que ahí viven, compartirían regalos y buenos deseos, a Darién luego de desearlo tanto, le había tocado ser el amigo secreto de Serena.
Se tomó muy enserio tal responsabilidad.
De pronto, al saber que le perdía, se acercó a Serena. Y no pudiendo contenerse más, las lágrimas cayeron por su rostro, poco a poco.
- No. Por favor no te vayas. ¡Por favor! Si hay algo que te molesta de mí dímelo y yo procuraré corregirlo, pero por favor no te vayas... no me dejes... Necesito verte cada día. - Darién se acercaba más y más, y Serena retrocedió hasta que su espalda tocó la ventana.
- Oye, ¿Pero de qué demonios estás hablando? - Serena levantó los brazos en un intento de alejar a Darién, pero este la abrazó con tal ímpetu, que la descoló.
- ¡Hablo de que ya no aguanto más! Todos estos meses he sufrido demasiado ¡Te amo, Serena! ¡Te amo con toda mi alma! No soportaría estar alejado de ti, te amo. Sorpresivamente, Darién acercó a los labios de Serena, y la besó apasionadamente.
Con un beso infinitamente inexperto y torpe. Serena se liberó con furia.
- ¡¿PERO QUE DEMONIOS ESTAS HACIENDO?!- gritó mientras se limpiaba los labios con desagrado.
- Yo... yo lo la-lamento... ¡No-no sé qué me pasó!...Yo... no debí hacerlo - se disculpó Darién con el rostro encendido y visiblemente avergonzado.
-¡POR SUPUESTO QUE NO DEBISTE HACERLO! - gritó Serena nuevamente.
Descargando toda su frustración y rabia contra aquel joven, que entregaba su corazón - ¿Cómo pudiste imaginar siquiera que yo podría fijarme en alguien como tú? ¡Mírate! Mira tu pelo ¿Te lo lavas alguna vez? - El rostro de Serena reflejaba desprecio -... ¿Sabes? Debería estar enojada, pero la verdad es que me das pena ¡Eres patético Darién! ¡Patético! - tomo el ángel que tenía Darién en su mano, lo tiro al suelo, y con unas pisadas lo rompió, luego Serena buscó su chaqueta y con tres zancadas llegó a la puerta.
No te pareces en nada a mi novio - dijo - ¡Serena, espera! - gritó Darién. Pero Serena lo ignoró y se marchó dando un portazo. Darién ahogó un grito y cayó de rodillas, con su cuerpo sacudido por fuertes y desgarradores sollozos.
Aquella noche Serena se reconcilió con Seiya; pasó el fin de semana con él y todo estuvo bien otra vez. Entonces recordó a Darién, y pensó que había sido muy dura; decidió que hablaría con él para zanjar en forma pacífica las cosas.
El lunes después de clases regresó a la pensión, muy sonriente, le había comprado a Darién un regalo, con el fin de ganar su perdón y tener su amistad. Pero al entrar al cuarto de Darién, descubrió que en el lugar donde debían estar las cosas de él, habían libros y ropas extrañas. De pronto se abrió la puerta, y un chico desconocido entró en la habitación.
- ¡Ah! ¡Hola! Tú debes ser Serena. Soy Francisco. Seremos compañeros al menos por un tiempo, tengo entendido que te marchas pronto. - dijo el muchacho con una sonrisa.
.-¿Sabes qué pasó con el muchacho que vivía aquí?.-preguntó Serena, aún sorprendido.
.-¡Oh! Se fue el sábado. Justo el día que vine a preguntar si había un espacio... ¡Tuve suerte! Encontrar donde quedarte, en Navidad es bastante difícil.
-Sí... Mucha suerte. -susurró Serena sintiendo un extraño pesar en el corazón.
¿Pero en donde estaba Darién? ¿qué era eso que sentía en su corazón?, ¿qué era eso?, ya no le importaba las caricias de Seiya, ni sus largos besos, ni el dinero que había gastado él, en los regalos de Navidad para ella y sus amigas, se había dado cuenta que Seiya había comprado su amistad, y después su amor. Seiya era alto, galante y muy popular, todo lo que Darién no era.
Darién ¿qué es para mí? - Se repetía.
De repente, se recordó, que cada vez que ella y su novio discutían, Darién siempre había estado ahí para escucharla y consolarla, diciéndole que todo estaría bien.
Darién siempre había estado para ella, era invisible, pero ahí había estado.
¿Y ahora? ¿Qué hare sin él? - se repetía Serena.
De repente al llegar a su habitación, encuentra sobre su cama, una pequeña cajita, con una nota escrita que decía - "Para el árbol de Navidad".
Dentro de la cajita, estaba aquel adorno navideño, que ella había roto, aquel ángel que Darién tenía en sus manos, lo había reparado con una habilidad increíble.
Es que acaso yo ¿podría amar a Darién?, él no tiene nada de lo que me gusta en los hombres - Se repetía entre sollozos. Una y otra vez.
Pero nunca llegaba a creérselo, de repente, sintió como si una fuerza dentro de ella explotara, que la impulso a ponerse de pie, y salir corriendo. Este donde este lo encontrare - se decía dentro de ella mientras sonreía, lo fui a buscar, por cielo mal y tierra contacte a varios compañeros de trabajo hasta que me dieron seña donde lo podría encontrar, las horas fueron pasando, casi daba media noche casi noche buena, y sin rastro de él, hasta la último lugar donde lo iba a encontrar, era mi última esperanza, lo fui a buscar estaba en medio de un parque admirando un árbol de Navidad, ahí tan sencillo como lo recordaba, observando su reloj, no sintió mi presencia, giro al mismo tiempo que las campanas empezaron anunciar que la media noche había llegado, él al verme me brindó una calida sonrisa, me extendió su mano, se la di y le dije lo siento. Él me callo poniendo un dedo en mis labios.

Se lo que has hecho para buscarme, significa que en tu corazón ahí un sentimiento por mi, contestame Serena, ¿que sientes por mi?, él me cuestionó.

Obte en decirle, en este noche buena, me di cuenta que estoy enamorada de ti, te amo Darién, le dije y lo abrace.

Él me vio y nos empezamos a besar.