nunca imagine ser el otro ( 2da. parte y final)
Así pasaron los dias, ya casi me daba por vencido, cuando bebiendo en un bar veo llegar a aquel hombre, ignoraba que detrás de este bar se ofrecían servicios sexuales de menores, a los cuales esta bestia acudía en forma frecuente, era la única vez que estaba solo fuera de la protección de sus guaruras, lo seguí observando.
Lo seguí disimuladamente y luego de darle una buena cantidad de dinero al tipo que cuidaba el lugar me dejó entrar a la zona roja clandestina.
Al entrar mi estómago de revolvió del asco y la repulsión al ver la escena en donde ese hombre se acercaba a dos niñas las cuales lo veían con asco y con terror, recordé la misma expresión de dolor y miedo que tenía la mirada de Kasandra, no lo soporte más y con la botella de cerveza que aún tenía en la mano ataque a aquel hombre.
Quebre la botella en su cabeza, causándole un profundo corte, la sangre escurria por su cara ante la mirada de aquella pequeñas niñas quienes corrieron a esconderse en un rincón.
Tomé a ese hombre causante del dolor de mi amada por el cuello y le propine golpes en su cara hasta que sentí que los huesos de mi mano se quebraban, quería continuar pero ya no tenía fuerzas. Aquel hombre era un cobarde, entre sollosos suplicaba por su vida, lo cual me causaba más ira, pensaba en todo el daño que había hecho a la mujer que amo y le dije a mi no me supliques por tu vida, pidesela al demonio que te recibirá en el infierno maldito psicópata pervertido y le introduje lo que quedaba de la botella en el ano, después le corte los testículos.
Sus gritos no se escuchaban por la música, pero yo si los oía y era un deleite escucharlo gritar de dolor como me imaginaba que ella hacia cuando el la golpeaba, lo deje solo como una masa de piel y carne molida. Con verguenza debo confesar que disfrute cada segundo de su agonía hasta que ya sus ojos perdieron su brillo y su corazón dejó de latir.
Saque a las niñas de su rincón, les dije que íbamos a salir y les pedí que se vistieran, luego salimos por la ventana, no sin antes prenderle fuego al lugar.
Subí a las niñas a mi auto y me dirigí a la casa de Karmesait, golpee la puerta pero nadie me abrió, la desesperación me estaba ganando por lo que sin pensar derribe la puerta y entre a su casa, busque por las habitaciones pero no había rastro de ella ni de los niños. Cuando ya me iba a retirar escuche unos leves lamentos que venían del sótano.
Al bajar nuevamente me lleve una sorpresa, Karmesait estaba esposada a una pared y en una jaula estaban sus dos hijos, ella estaba completamente desnuda temblando de frío.
Karmesait estaba con la cara totalmente desfigurada por los golpes, con los ojos irreconocibles a penas podía abrirlos, de los cuales caían sus lágrimas las que le causaban gran dolor.
La solté de sus cadenas y cayó en mis brazos, la abrace y le prometí que ya nunca más, nadie le haría daño que yo la protegería a ella y a sus hijos por la eternidad. Ella como una cachorrito maltratado se acurruco en mi cuello y comprendí que confiaba en mi, ella empezó a llorar agradeciendo que llegará a rescatarlos.
Después de ese encuentro jamás nos volvimos a separar, supimos sobre el incendio de ese lugar, pero que no había ningún sospechoso, karmesait denunció a su padre que tenía negocios irregulares, todos los miembros fueron arrestados, por precaución la policía nos reubicó en otro lugar con otros nombres, nos fuimos del país y comenzamos una nueva vida con amor logre que ella y sus hijos se recuperará y volvieran a tener fe y ganas de vivir. Esta es mi historia nunca pense ser el otro y lo fui, pero por ella lo sería nuevamente, tambien fui el unico que la rescato de ese infierno, fui el amante y un amante muy feliz.
Eimi Kruger
*Rubeus se arriesgo por amor, ¿tu harías lo mismo por la persona amada?
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