One Shot- 28 (Amigas)
Narradora Pov
—Se han reportado posibles casos de homicidios cometidos en las vías centrales. Las personas del FBI no han encontrado alguna pista que nos guie a esta posible amenazada que, ronda aun en las calles. Se les recomienda a todas las personas no salir de sus casas en las noches, por lo que tenemos entendido este criminal no trabaja solo, y podría usted convertirse en una más de sus víctimas si no lo previene manteniéndose seguro en su hogar.
Un sonido fuerte de una motocicleta a alta velocidad rebasando diferentes autos que avanzan en la misma trayectoria, llamaron la atención de varios conductores que transitan a esas altas horas de la noche. Sin embargo, la persona que conduce es irreconocible, su casco y unos lentes especiales que modifican su voz le permite esconderse en totalidad; su físico es lo único que reluce.
—Estoy cerca —dijo, hablando a través del comunicador en su oreja.
—Me encuentro en posición.
—No lo veo.
—Atentos. Aseguren los alrededores y avisen si encuentran algo.
Movió su muñeca acelerando y levantando el frente del vehículo, aproximándose al destino con más velocidad. Giro a un carril diferente, desviándose de la vía principal. El cielo es nocturno repleto de estrellas, muchos edificios de departamentos, empresas y la mayoría de los autos que se encuentran en las calles, alumbran la gran ciudad. El entorno es totalmente relajante para muchas personas que permanecen en sus hogares viendo televisión, jugando en familia, comiéndose a través de textos, etcétera. No obstante, algunos siguen trabajando a estas horas en ciertos restaurantes, almacenes, y otros se quedan hasta tarde para adelantar sus ocupaciones.
—Lo encontramos, pero no está en donde suponíamos, pero viene solo.
—Llamen a los federales. Los venceremos antes que cante el gallo.
—Son las tres de la mañana, faltaría dos horas para eso.
—Por eso lo digo, ese hombre pasara un largo día en prisión.
—¿Por qué no lo matamos? ¿Porque nuestro jefe no nos manda a hacerlo? ¿Por qué arrestarlos? Saldrán de la cárcel después y cometerán los mismo crimines.
—Eso no lo sabemos y hacer preguntas como esas, nunca serán respondidas.
—Tiene razón.
—Concéntrense.
Una nueva vuelta hizo derrapar la llanta trasera de la motocicleta, seguidamente avanzo debajo de un puente en dirección a su objetivo. Los dos compañeros que están escondidos con sus armas listas, esperan pacientemente su llegada. Conduciendo en ese lugar le dio una maravillosa vista de la ciudad, las luces desaparecen y vuelven sucesivamente. Mantuvo su vista al frente para no chocar con los carros descompuestos que se encuentran junto a los pilares sostenientes de la gran plataforma.
Observo a una longitud casi cerca al hombre que debe atrapar como deber, escucho las sirenas de los policías arriba de su cabeza y con su casco aun puesto, diviso a esa persona dentro de una pequeña casa metiendo una cantidad grande de dinero en unas dos maletas. El sonido del vehículo que monta despertó sus alertas, cerrando las bolsas de inmediato y agarrando su arma para salir de ese sitio, sin embargo, el franco tirador oculto disparo en su hombro, provocando que soltara las maletas y exclamara con dolor una palabra obscena.
La motocicleta freno y estaciono frente a la puerta, quito su casco y saco su arma, entrando con cuidado a esa pequeña casa. Apunto su arma en dirección al hombre que, levanto un brazo en rendición, quejándose del disparo recibido. La alarma policial se escuchó cada vez más cerca de su ubicación. Rápidamente lo esposo a un tubo de hierro y tomo las dos maletas.
—¿Quién eres? —pregunto asustado.
No respondió, y guardo su arma en el cinturón para después abandonar el lugar. Subió a su vehículo colocándose el casco adecuadamente y arranco enseguida. Pasando a un lado de los carros policiales sin problema. Estos al ver la motocicleta, dos se detuvieron asombrados y los otros dos siguieron su camino en busca del delincuente.
—¿Lo tienes?
—Si, buen trabajo.
—¿Por qué el jefe manda a robar lo que alguien robo primero?
—Rueda sus ojos—deja de hacer preguntas y completa la orden que te dieron.
—Tengo muchas dudas. ¿Cuáles son sus nombres? ¿Dónde viven? Podemos ser amigos, quien sabe.
—No podemos dar esa información. Y será mejor que cierres la boca y te centres en tu trabajo si no quieres acabar muerto. Conoces las reglas.
—Chasquea su lengua—soy muy curioso. ¿Tienen familia?
—¡Cierra la boca! ¿¡Acaso no escuchas!?
—Apaga el comunicador—estas personas... —murmuro con disgusto, enciendo la radio de su moto.
Ay, no one can stop us, they'll try but they won't...
Ay, nada nos puede parar, oh, no!
—Buena música para relajar mi mente —dijo para así misma, sonriendo con satisfacción y conduciendo en dirección a uno de los callejones de la ciudad.
Un simple movimiento de muñeca y aumento la velocidad, rebasando los conductores de la calle central; el fresco golpea fuertemente su vestimenta, provocando un sonido casi sordo por su chaleco de cuero color negro. A lo lejos observo de reojo los grandes edificios, barcos pasando bajo otro puente alumbrado, casas extravagantes de las personas millonarias y camiones con sus cargas saliendo de la ciudad.
Ay, no one can stop us, they'll try but they won't...
Ay, nada nos puede parar, oh, no!
Cuando estuvo cerca de su destino, disminuyo la velocidad y respeto el semáforo rojo, gracias a las gafas que carga puesta bajo el casco, el color de su cabello cambia; ocultando bien su persona real. Estas al colocarlas desaparecen sus rasgos faciales, escondiendo el rostro y cambiando un poco la apariencia física, haciéndole parecer un hombre cubierto por un traje negro de la cabeza hasta los pies; la tecnología es increíble. Llego al sitio que le fue enviado en su celular, y antes de ingresar, miro sus dos lados, asegurando el perímetro. Dejo las bolsas en un cesto de basura y apresuro a retirarse, culminando por esta noche, el trabajo encomendado.
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A la mañana siguiente, una niña de aproximadamente diez años vestida con un uniforme escolar; camisa blanca manga larga, falda de color marrón hasta las rodillas y zapatos cómodos chocolate oscuro. Se encuentra preparando dos Omelette caseros en un apartamento poco grande, pero confortable para que, tres personas vivan tranquilamente. Posee una sala conectada con la cocina, dos habitaciones, tres baños y un balcón para extender la ropa o disfrutar de la bella vista en ese quinto piso, y por último, la lavandería está ubicada en otro lugar pequeño, donde se encuentra aún un cesto de ropa sin lavar.
—Enciende la bocina de batería—
Mi favorita, Michael Jackon-Bad. Pensó, sonriendo ampliamente al escuchar la música reproducirse, retrocedió cuatro pasos abriendo el refrigerador para sacar el paquete de queso, la bolsa de pan y el gran pote de jugo de naranja. Dejo las cosas en la mesa de mármol y busco dos platos y vasos. Seguidamente, observo su creación en proceso y volteo la torta de huevo con la espátula, esperando pacientemente que este se cocine de manera correcta.
—I'm giving you... On count of three—canto, caminando hacia la mesa.
Abrió el empaque de pan y coloco dos rebanadas en cada plato, después sirvió el jugo en los vasos y saco dos quesos. Una vez acabado, devolvió las cosas tomadas a la nevera. Luego, agarro uno de los platos y con ayuda de la espátula puso la torta aun lado del pan.
—And the whole world has to answer right now just to tell you once again who's bad!
Su cabello es rubio platinado, su estatura de un metro con sesenta y sus ojos son de color morado profundo ocultos bajo unas gafas rectangulares con marco negro. Cuando termino de preparar la otra torta de huevo y ponerla en el plato faltante, la música en su bocina fue quitada.
—Son las siete de la mañana —recordó, pasando su mano por su rostro recién levantado—. Te aconsejo escuchar música relajante para despertar.
—Eso me dejaría en la cama —dijo, tomando asiento en una de las cinco sillas de la mesa.
—¿Tienes todo listo?, En media hora saldremos.
—Si, pero tu —la señala con el tenedor—, no estas lista. Pareces un Zombie andante.
—Suspira cansada—trabajo en las noches, lo sabes —se sienta al frente.
—En ese restaurante, lo sé—rueda sus ojos y exhala suavemente, clavando su cubierto levemente en su pan—. Puedo ir sola a la escuela, no tienes por qué llevarme a la parada. Simplemente es tomar el bus escolar que llega a las siete y cuarenta —explico.
—No —frunce el ceño.
—Tengo diez años.
—Y te faltan ocho más para que cumpla ese pedido tuyo —mira el plato—. ¿Tu cocinaste?
—Levanta una ceja—sí —arruga el puente de su nariz—. Tómalo o déjalo, decide.
—Agarra el tenedor—cada día me sorprendes más, cariño.
—Estar encerrada aquí hace que ponga a prueba muchas cosas, mama —dijo con cierta obviedad y molestia en su voz.
—Sonríe ligeramente—ya veo... ¿Necesitas algo para tus experimentos?, Solamente no provoques un incendio en el apartamento.
—Ríe divertida—no quemare nuestro hogar, y si llega a pasar, llamare a los bomberos enseguida.
—Hace una mueca insegura—no puedes estar expuesta al humo, te hará daño.
—Observa su plato con desinterés—mi corazón es débil, lo sé —suspira pesadamente—. Prometo no hacer nada peligroso, pero... —sujeta su maletín y saca una libreta de notas pequeño con un bolígrafo—. Apuntare un par de cosas que necesito para la escuela y un juego de mesa nuevo —sonríe, escribiendo en la hoja.
—Pondrás malvas de primero —dijo, dándole un mordisco a su pan.
—La apunta con la pluma sin verla—eso es primordial, se me acabaron —se excusó, sonriendo levemente.
—Ríe ligeramente—está bien, cariño.
—Desgarra la página—hoy te levantaste algo tarde y déjame darte un pequeñito consejo —la mira y borra su sonrisa—. Come rápido o llegaremos tarde.
—Ordenes de mi superior —sonríe ampliamente—. Entendido.
Silencio... Uno que duro solamente un minuto.
—No te acostumbres —dice de manera graciosa, refiriéndose al desayuno preparado, entretanto que aun escribe en el papel.
—Ríe genuinamente, mastigando su emparedado—lo sé.
En los primeros días que se mudaron las personas que viven aun costado o en pisos diferentes en ese edificio, le regalaron distintas cosas como bienvenida; gesto agradecido por la madre de una niña con problemas cardiacos y mala vista. Ella, no le molesta al haber nacido con esas dificultades que le prohíben realizar cualquier tipo de actividad agitada; deportes, correr, nadar, etcétera. Toma medicamentos casi diarios para controlar los dolores que aparecen repentinamente en su pecho, y cuando cumpla sus once años será sometida a una cirugía de trasplante de corazón. Para su fortuna, hay una persona decidida que posee el tamaño y tipo de sangre adecuado que, ofrece su corazón por una gran suma de dinero; apartando la otra cantidad mayor para que los doctores realicen la operación.
Un año únicamente queda para ahorrar ese efectivo y entregarle a esa pequeña, una vida normal; jugar con otros niños, dejar de permanecer en la banca en las horas educación física. En resumen, hacer lo que no puede ahora. No obstante, ella no parece afectarle ese hecho y esta consiente del esfuerzo que hace su madre para recolectar ese dinero; no quiere morir y su progenitora tampoco desea que se separe de su lado. Le ha demostrado su amor y afecto desde que nació. Cuando tiene libre, la lleva al parque, almacenes de ropa, libros y planean juntas lo que harán después de su cirugía. Ir a ferias, montarse en esas atracciones emocionantes, comer diversas comidas chatarra en abundancia, divertirse en el paintball nuevo que abrió este año; muchas cosas.
Para tener diez años, su mentalidad y personalidad pueden llegar a hacer maduras; dependiendo de las situaciones, a veces posee un comportamiento algo infantil cuando ve algo que le gusta. Es inteligente e ingeniosa. Gracias a esa capacidad de entender las cosas conoce la historia detrás de su otra madre; la que no le importo quedarse alado de su progenitora actual. Aclarando que ella nació de dos mujeres a través de una recepción de Óvulos, proceso llevado a cabo en varias parejas lesbianas que desean comenzar una familiar. Sin embargo, este hecho ocurrido a muy temprana edad y trajo consigo, ciertos problemas.
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Diana Cavendish Pov
Trabajar los fines de semana y luego en las noches como una... ¿Salvadora de la justicia? es agotador, no entiendo perfectamente esa ocupación, pero gano buen dinero arriesgando mi vida para capturar a esas personas que han cometido crimines y no han sido atrapados por los oficiales. La que robo un banco hace tres días atrás, está bajo custodia federan, y el dinero sorprendentemente fue regresado a ese negocio. Me pregunto... ¿Qué clase de jefe tengo? ¿En qué me metí?, Comencé ese trabajo hace unos dos años atrás y tuve que, obligatoriamente aprender a defenderme. En mis primeros días no lo pase bien y en los siguientes recibí un paquete en donde venia un libro explicativo para aprender a compartir físicamente y a distancia con armas. Confieso que le he disparado a esos delincuentes, sin embargo, en lugares que no ocasionan una muerte segura; no he matado a nadie y no me han mandado a hacerlo.
No puedo desobedecer sus órdenes o cambiar la misión que me es encargada. Es necesario seguir cada mensaje aclaratorio, y gracias a un grupo de personas que trabajan en lo mismo, la ciudad habla de nosotros sobre la tranquilidad que hemos dado por nuestras acciones, pero...no cumplo esos mandatos que me dan para satisfacer a las personas, lo hago por dinero, nada más. ¿Arriesgo mi vida en eso? Si, es obvio. La gente que cometen actos erróneos y perversos, nos tienen en la mira y podemos morir en cualquier momento que estemos realizando una nueva tarea. Lo bueno de esa labor es que mi vida está cubierta, nadie sabe quién soy detrás de esos lentes que ocultan mi persona, y me alegra mucho.
Una noche a las tres de la mañana, asesinaron a unos de mis compañeros, pude escuchar el disparo en mi comunicador y luego el aviso del colega que estaba a su lado diciendo lo que paso. Recuerdo que me volví un poco paranoica e imagine estar en esa situación; puedo estirar la pata en cualquier situación que me encuentre. La persona a cargo de darnos las misiones es anónima, nadie conoce quien es o porque hace ''justicia'' para este país; eso debe encargarse el presidente o los policías. En conclusión, puede mandarnos a manchar nuestras manos por él, cuando lo desee y eso me atemoriza en cierta parte. ¿Como poder seguir viviendo teniendo en mente que mate a alguien? Para algunos debe ser sencillo, pero para mí no.
Trabajo como mesera los sábados y domingos; únicamente me llaman cuando necesitan personal en esos días, ya que con anterioridad avise que los días semanales por las noches me encuentro ocupada. Lo más cansado de ese puesto, es...todo, sinceramente hacer free refills es extenuante. Esto funciona simple, todo lo que pidan de beber es free refills. En otras palabras, puedes pedir una bebida y cuando esta se acabe, yo la volveré a llenar sin costo; el privilegio de pagar una vez y seguir tomando cuantas veces quieras. Los panes, ensalada y sopas también tienen free refills, se vacía la canasta y tengo que volver a llenarlas; si el cliente pide más, es necesario atenderlo lo más veloz posible, porque pueden llegar a enojarse y dar mala reputación al negocio. Cuando es free refills no se representa en la cuenta, pagan una vez y luego tienes que dar muchas vueltas durante toda la noche asegurándote de que nunca le falte absolutamente nada, e incluyendo que, todo hay que hacerlo con una sonrisa resplandeciente en tu rostro.
Esta ocupación me mantiene siempre ocupada. Primero, atiendo una mesa; segundo, pido la orden; tercero, armo rápidamente todas las bebidas pedida e ingreso en la computadora la orden para que comiencen a preparar la comida, mientras estoy haciendo la parte liquida; cuarto, tengo que elaborar la ensalada y sopa; quinto, si un compañero se encuentra muy ocupado y el platillo está servido, debo llevarlo a la mesa correspondiente, aunque no sea la mía, para después seguir con mi actividad anterior. Ninguna comida tiene que hallarse servida tanto tiempo, a veces el restaurante consigue llenarse por completo y mantener mi mente activa en los free refills y los platillos que no han sido entregados, más asegúrame que los clientes tengan lo necesario, y así, mantenerlos contestos; cansa mucho y no soy la única que vuelve a su hogar totalmente exhausta. La ganancia es poco, pero me ayuda la propina que algunos dan en la libreta que dejamos con la cuenta.
Mi uniforme es cómodo; camisa abotonada manga larga de color blanco y cuello alto, delantal de cintura, pantalones y zapatos negros. En noches especiales como: Celebración de cumpleaños, casamiento u otras cosas, obligatoriamente debemos; mis compañeros y yo, cambiarnos de vestimenta a unos smokings. Así de exigente es ese sitio para complacer a sus clientes. En esas ocasiones tenemos guardado en nuestros casilleros personales ropa extra.
Termine de alistarme y juntarme un poco de maquillaje bajo mis ojos; ocultando las mínimas ojeras que poseo. Agarré mi billetera, las llaves de mi apartamiento y mi celular personal, todo lo escogido lo introduje en una mochila tipo bolso. Sali de mi habitación y mire el pasillo que divide la sala, observe la hora en mi reloj y camine hacia la sala.
—Janeth, me voy —avise, levanto la mirada para encontrarme con una silueta pequeña arropada completamente, concentrada en la televisión.
—Adiós —dijo desinteresada, sin despegar su vista de la película de genero dramático, misterio y fantasía.
—Tienes comida solamente de calentar —avanzo hacia la entrada—. Puedes llamarme s-
—Si me ocurre algo o, directamente puedo requerir a la vecina de al frente —chasquea sus dedos—. Lo sé, mama. Buena suerte.
—Abro la puerta—te quiero, pórtate bien.
—¡Te quiero! —grito, antes de cerrar.
Me dirigí hacia el ascensor del edificio, saludé a los vecinos cercanos a mi apartamento que se encuentran caminando en los corredores y entre al elevador con mi maleta en hombros. Suspire profundamente, apretando el numero de la última planta y mire nuevamente mi reloj de muñeca, asegurándome de la hora. Voy a tiempo, pero, no quiero perder mi transporte, suerte mente conservo una mejor amiga que me trae devuelta a mi casa cuando finalizo mis horas. Amanda, trabaja en ese mismo lugar desde que este abrió sus puertas y me recomendó hacer un contrato, sin embargo, firme otro antes y no puedo renunciar, las reglas son claras y si no las cumplo pueden exponer mi vida o ponerle precio a mi cabeza.
Ahorrar casi la mitad de un millón de dólares para la cirugía que necesita Janeth es difícil, ella no sabe el monto exacto y es mejor que no se entere, podría negarse a desear ese corazón. La mujer que se ofreció es hija de una doctora que, tiene los días contado, me relato las cosas que cometió en su corta vida y la enfermedad que posee; obviamente este no afecta el corazón en cierto grado, pero la matara dentro de poco. Ella desea que ese dinero sea depositado en una cuenta bancaria para sus hermanos menores; quiere irse de este mundo dejándole a ellos algo con que defenderse.
Después de agarrar dos buses para llegar a mi destino, me puse el uniforme y active mi tarjeta de entrada, salude a mis amigos y me acerque a una en especial, apoye mi mano en su hombro llamando su atención. Ella ajusto el nudo de sus zapatos y me miro con una sonrisa en su rostro.
—¿Lista para ajetrearte?
—Ladeo un poco mi cabeza, dudosa—tal vez.
—Ríe, poniéndose de pies— ¿Como esta Janeth?
—Bien, no ha tenido problemas.
—¿Cuánto llevas? —pregunto, refiriendo al ahorro.
—Falto poco —sonrió fingidamente.
—¿Segura? Sabes que si necesitas pued-
—No, está bien, podre conseguirlo —confirme, cerrando mi casillero y saliendo del lugar.
Janeth nació con esa enfermedad por mi culpa, trabajar y estar embarazada sin cuidado alguno, ocasiono ese problema grave. Aun no entiendo porque ella me abandono, el día que hicimos la recepción de Óvulos; con el dinero que mi madre me dejo antes de fallecer. Desaparición, y no volvió nunca al apartamento que alquilaba anteriormente, teniendo dieciocho años; acabando de graduarme. No tenía opciones, ya estaba plantando en mí esa personita. Intente llamarla, mensajearle y nada, no apareció nunca. Hable con sus padres una vez y me dijeron que jamás me había mencionado, también que pidió un boleto de avión para estudiar en una universidad de otro país. No quería creerlo, sinceramente no podía; la persona que ame y concedí una petición suya para que no me abandonara, lo hizo.
Cuando mi madre murió estaba devastada y la única que tenía a mi lado era ella. Hice todo a mi alcance para que no me dejara y me siguiera amenazando con que lo haría, caí muy bajo y deje que una persona sin corazón se aprovechara de mi estado emocional. La que me apoyo en todos estos años fue mi amiga Amanda, Hannah y Barbara. Ellas se quedaron conmigo en las buenas y malas, no obstante, me rehusaba a aceptar su ayuda en base económico; no me gusta que me presten dinero, lucho para conseguirlo y me siento satisfecha al pensar que lo obtenido es a costa de mi esfuerzo.
Janeth es el motivo por el cual sigo con vida, desde que nació prometí cuidarla y protegerla de cualquier peligro humano u otro, e inclusive, enseñarle a defenderse, sin embargo, eso lo hare cuando le hagan el trasplante de corazón; no cabe duda que completare ese efectivo. Si Janeth se llega a ir de mi lado, yo lo hare también; no lo soportaría. Es una niña inteligente a su edad y le gusta mucho las malvas, su parentesco es más al mío, pero, el color de sus ojos es igual al de su otra madre. No sé a dónde estará y espero este bien, no importa todo el daño que me hizo, lo supere y sigo con mi vida, luchando cada día, literalmente.
Las mesas en el restaurante poseen cinco, tres o dos sillas, algunas pegadas a la pared y otras en hilera. El candelabro colgado, la luz neón con el nombre del lugar, las bombillas en los muros y techos, decoraciones de poster de distintos roqueros, famosos, arte, y plantas que adornan las esquinas, trasmiten una sensación relajante y conmovedora.
Cuando estaba en la primaria, mi madre me consentía demasiado en las meriendas preparadas que, obligatoriamente para hacer ''amigos'' compartía, y extrañamente funciono; atraje a una glotona que cada vez en sus visitas a mi apartamento agarra cualquiera cosa de mi refrigerador. En mi adolescencia atraje a muchas mujeres como hombres, pero, solamente me fije en la que descaro mi vida tiempo después, sin embargo, mi primer beso no sucedido con esa persona. Puedo decir que muchos en mi secundaria me consideraban una chica muy atractiva y a veces, ocurrían besos imprevistos de algunos chicos y recibía cartas de amor de parte de las mujeres. No obstante, me asqueaba al obtener un beso repentino de un hombre, no me molesta, claro, pero...en ese momento de mi vida; exactamente a los doce años. Me di cuenta de mi sexualidad; soy lesbiana y no fue una etapa. Los chicos son bonitos, agradable y algunos detallistas, sin embargo, los veo como unos buenos amigos, nada más.
Atendí unas cuantas mesas en esa noche, nada inusual o fuera de contexto. Cobré mi propina y volví tarde a mi hogar, Janeth me espera dormida en su habitación, aunque eso no lo llamaría ''esperar''. Ella...siempre ha sido una niña realista en ciertas cosas, y habla con madures cuando una compañera o mis amigas le piden consejos. Su actitud puede ser impulsiva, poco atrevida e imperativa, charla sobre sus gustos en la ciencia y deportes; beisbol y natación. Deseando algún día poder realizarlos sin ninguna dificultad. En varias ocasiones asistimos a los partidos o simplemente lo vemos por la televisión con acompañamientos; galletas, gaseosas o cereales.
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Nuevamente me llamaron para trabajar en el restaurante, es domingo y creí estar libre. Mire el mensaje enviado en mi celular y lo apoye en la mesa, soltando un largo suspiro y llamando inevitablemente la atención de Janeth que, me miro con una expresión neutra mientras sostiene un lápiz de color azul.
—¿Tienes que irte? ¿Verdad?
—Si, necesitan personal para esta noche —miro sus dibujos coloreados—. ¿Deseas que te traiga una hamburguesa para el desayuno? o ¿Prefieres una ensalada suiza?
—Me apunta con su lápiz—nada de calorías, me engordare —frunce el ceño—. La ensalada me parece bien —baja la mirada, observando sus creaciones—. Aun me falta mejorar —me mira de nuevo—. Mi cumpleaños está cerca, ¿Podrías obsequiarme un celular?
—Hago una mueca insegura—
No quiero que se consiga noviecitos por internet. Su cumpleaños es en diciembre y estamos en enero, comenzando el año; no veo donde esté cerca eso.
—¡Por favor! Estoy grande y puedo cuidarme sola.
Claro...
—Lo pensare —dije, permaneciendo aun asentada en un cojín del mueble puesto en el suelo.
—¡Si! También quiero para navidad unos nuevos colores, y libreta de dibujo, pero... ¿Puedes conseguir el libro de Stephen Hawking?, Se llama... —chasquea sus dedos—. El gran diseño. Me gustaría conocer los misterios de este mundo, ¿Por qué existe el universo?, ¿Por qué hay algo en lugar de nada?, ¿Por qué existimos nosotros?, ¿Necesita el universo un creador?, Son preguntas sin respuesta, pero...en ese libro explica de dónde procedería el universo y hacia dónde se encamina. No obstante, aún no pueden dar respuestas a preguntas importantes como las que hice recientemente —arruga el entrecejo y lleva una de sus manos al mentón, agachando su cabeza—. No te has cuestionado... ¿Qué hay después de la muerte?, ¿Existe el alma?, ¿Que es la conciencia?, ¿El universo se expande?, ¿Es cierto que existen los mundos paralelos? —se levanta y me mira con el ceño fruncido—. Otra de las cosas es, ¿Por qué cuando una persona tiene la razón hay que dársela? Si ya la tiene. En tal caso habría que dársela cuando no la tenga, ¿no?
—Janeth —llame suavemente.
Esta divagando, otra vez.
—Sabes... he reflexionado sobre la cómica de Mickey Mouse que me mostraste a mis cinco años. ¿Por qué Goofy es capaz de caminar sobre sus dos pies y Pluto va a cuatro patas?, ¿No son perros ambos?, Además, ¿Por qué dicen que los gatos tienen siete vidas?, Si le pasa un carro encima, se mueren enseguida —extiende sus brazos—. ¡No tiene sentido! —exclama exasperada.
—Rio ligeramente, poniéndome de pies— Janeth, recuerda que en las cómicas pueden suceder muchas cosas que no tienen lógica, pero, del mundo... —acomodo los cojines en su lugar—. No sabría que contestarte, son cosas que no han sido descubiertas con exactitud, aun los investigadores profesionales siguen tratando en averiguarlo —tomo asiento en el sofá y la invito con mis manos a acercarse.
—Golpea levemente el lápiz contra su mejilla, haciendo una mueca de inseguridad quedándose parada unos segundos, para después, sentarse en mis piernas—. Necesito ese libro. Stephen Hawking fue uno de los físicos más conocido entre el gran público desde los tiempos de Einstein. Quiero conocer sus conocimientos con más profundidad.
—La abrazo sutilmente, apegándola un poco a mi cuerpo—. Tratare de conseguirlo —deposito un beso pequeño en el costado derecho de su cabeza—. Lo prometo—acaricio su brazo.
—Juega con el lápiz entre sus dedos—. Mama...
—¿Sí?
—¿No...soy un peso para ti? —pregunto, en un tono muy bajo que casi no logro escuchar.
Jamás.
—Claro que no, eres mi felicidad —conteste, segura de mis palabras.
—Ríe dulcemente—. Siempre dices eso.
—Es la verdad.
—Sabes...
—La miro con interés—
—Suspira—a veces no quiero que asistas a esos trabajos y te quedes conmigo, pero...—voltea a verme, fijamente—. Entiendo perfectamente que el dinero es necesario y por eso me mantengo callada.
Que tierna.
—Sonrió complacida, arreglando sus lentes—no es obligatorio que guardes tus sentimientos, puedes decirme lo que quieras y lo entenderé —situó mi mano en su delicada mejilla—. También me gustaría quedarme contigo.
Falta poco...
—Me devuelve la sonrisa y se impulsa, levantándose de mis piernas—bien, abandonando este momento sentimental. Creo que...me decido mejor por la hamburguesa, pero luego tendré que alimentarme con cosas sanas —agarra sus dibujos y los junta en orden, seguidamente me observa con un semblante suave—. Recuerda que debes asistir a la reunión familiar que habrá el viernes. Hablaran de cosas sin importancia o repetitivas, sin embargo, tu presencia en ese lugar es lo que vale. Quiero que conozcas a mis dos nuevos amigos y a mi profesora favorita, aunque no la consideraría de esa manera —carga los papeles—. Seria al revés... contesto todas las preguntas respecto a su materia y resuelvo sin dificultad los deberes dados en esas horas. ¿Crees que debería estar dos grados más arriba? Soy más inteligente que mis compañeros —lleva su mano orgullosamente a su pecho—. Ten—extiende una hoja—. llévalo contigo y entrégaselo a alguien que no conozcas, pero que parezca amigable.
¿Que? ¿Unos de sus dibujos? ¿Por qué haría eso?
—Agarro el papel confundida—
—No lo veas —ordeno, doblándolo por la mitad.
—Levanto una ceja—
—Iré a mi habitación y terminare mis tareas —da dos palmadas suaves en mi mejilla, sosteniendo en su brazo las otras hojas—. Buena suerte.
Que extraño...y sospechoso.
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Me encuentro limpiando una de las mesas que acaban de desocupar. Aún quedan dos horas para que cierre el lugar y tengo más pedidos que atender. Levante mi mirada un poco observando a las personas felices conversando entre sí, o disfrutando de su comida, me asegure que las canastas en la mesa no le hagan falta pan y divise a unos cuantos grupos de colegiales. Sin embargo, una pareja en particular atrajo mi atención. La mujer no aparenta estar feliz, creo que más esta es... aburrida y con ganas de irse a casa, su acompañante que es un hombre se ve que trata de iniciar una conversación, pero, ella no parece interesarle y mira a otro punto fijo del lugar.
Una vez que termine mi labor, nuevas personas tomaron asiento y rápidamente con una sonrisa suave, entregue los menús y atendí a las otras mesas. Me acerque a Amanda y coloque una mano en su hombro, ella volteo a verme sonriendo con cansancio. Le devolví la sonrisa, pero un poco más animada.
—¿Puedes atender la mesa siete?, Estoy atareada con cuatro más.
—Está bien, pondré los pedidos en la computadora e iré enseguida.
Agarre mi libreta y me acerque al ordenador, escribí todas las ordenes pendientes y comencé a preparar la sopa y ensalada; free refills. Sacudí mis manos y me aproximé a la mesa...siete; es la pareja que vi anteriormente. Sacudí mi cabeza y sonreí ligeramente. Al llegar la mujer me miro con un semblante de pocos amigos y luego exhalo con resignación, pidiendo un platillo liviano; croquetitas de verduras rellenas con tomatitos cherry. El hombre ordeno unos macarrones con queso; algo pesado para cenar.
Mientras que se decidían en las bebidas, observe a la mujer que aparenta unos veinticinco años, su cabello suelto castaño con un flequillo recto, ojos rojos cual rubíes, rasgos faciales japoneses; extranjera. Y físico...oh por dios. Esas curvas le van muy bien y la vestimenta que posee las delinea a la perfección. Su pecho asemeja ser un poco más chico que el mío, sin embargo, no quita el hecho que son de un tamaño confortable. No la he visto de pies, pero puedo asumir por ver su figura que, sus glúteos se acoplan a su cuerpo.
El hombre es de pelo castaño, lleva un traje color negro con camisa blanca, sus ojos son de color verde intenso, físico...no está mal, facciones estadounidenses y cejas delineadas. En cierto punto puede parecer muy atractivo para muchas chicas, sin embargo, no me atrae en absoluto, y por su vestimenta debe trabajar en un buen negocio; al igual que la mujer.
—Una gaseosa de uva —dijo el chico, extendiéndome el menú.
—Lo agarro y apunto en mi libreta—
—Té frio —hablo la mujer, entregándome el otro menú sin dirigirme la mirada.
Cuando lo tome pude divisar en su dedo anular, un anillo de matrimonio. Pestañeé dos veces desconcertada por mi descubrimiento y me despedí amablemente, avisando que sus pedidos llegaran lo más rápido posible. Me devolví al dispensador de bebidas y empecé a elaborar lo ordenado; aun con mi mente centrada en esa joya. Están casados, son una pareja comprometida y no debería asombrarme tanto, he visto a muchos enamorados con anillos matrimoniales, no es nada nuevo.
Volví a concentrarme en mi trabajo, olvidando lo visto anteriormente. Servi cantidades de pedidos, llene varias canastas de panes, recibí propinas y al momento de finalizar con una de las mesas, escuche cerca una conversación algo agresiva. Voltee a ver confundida, admirando a unos cinco jóvenes de aproximadamente veinte años o veinte dos, discutiendo con una de mis compañeras; su nombre es Jasmika. Ella nerviosa, pidió amablemente que se tranquilizaran y hablaran respecto a la cuenta dada. Al parecer las personas no están de acuerdo con el monto de dinero que deben pagar.
La jefa del restaurante respondió enseguida, acercándose hacia las personas que están formando un escándalo y llamaron la atención de todos en el lugar. Ella, tiene alrededor de unos cuarenta años y es una señora muy amable. Pase el trapo en el vaso observando atentamente lo que sucede; posiblemente llamen a los guardias si estos siguen con el alboroto.
—¡Esto es demasiado! —grito, uno de ellos.
En total son dos mujeres y tres hombres fortachones; asemejan haber asistido al gimnasio un par de veces. Fije mi mirada a la mujer de cabello castaño y ojos rojos, confirmando que igualmente se encuentra observando la situación. Sin embargo, su expresión de aburrimiento que poseía con anterioridad, cambio a uno de sorpresa. Después de unos pocos minutos llamaron al cobrador e hizo un chequeo nuevo de los platillos que ordenaron los chicos, testificando la cantidad que deben pagar. No obstante, estos nuevamente se reusaron y la dueña del negocio no tardo en llamar a la policía, diciendo que no desea a personas de ese tipo en su restaurante.
—¡No llamare a nadie anciana! —exclamo uno de los musculosos, rompiéndole el móvil a la señora frente a sus ojos.
Levante mis cejas perplejas, no creyendo lo que admiro a una distancia poco lejos. Deje el vaso aun lado con el trapo y me acerque, decidida a calmarlos hasta que lleguen los oficiales, pero uno de ellos noto mi presencia, poniéndose de pies. Cuando me encontré cerca me detuvo, colocando una mano en mi hombro. Arquee una ceja confundida y lo observe, esperando sus palabras.
—No querrás involucrarte, créeme. ¿Quieres una copa? Podamos salir y divertirnos —sonríe de forma coqueta—. Eres una mujer hermosa y aparentas tener unos veintisiete años, pero no me molesta tu edad.
¿Qué carajos? ¿Esta...ligándome? Eso es totalmente desconsiderado y erróneo hacerlo en medio de una circunstancia problemática.
—Quito su mano, riendo burlonamente—cálmate, niño. No vine aquí para escuchar una propuesta absurda.
—Chasquea su lengua, mirándome con indiferencia—te lo pierdes, puedo hacerte tocar el cielo.
—Suelto una carcajada—
¡Esto no puede ser cierto! ¡Es tan gracioso!
Pase a su lado con una sonrisa y recogí los pedazos del celular, seguidamente contemple el semblante neutro de mi jefa, luego dirigí mi vista al fortachón alado mío.
—Tendrás que pagarlo junto a la cuenta —dije, guardando los fragmentos en el bolsillo de mi delantal.
—Otra sorda —murmuro enojado, mirándome con el entrecejo arrugado—. No pagare esta exageración de dinero.
—Viniste aquí, pediste tu orden y disfrutaste del platillo con tus compañeros. Hazles un favor a todos y acaba con esto, costeando lo debido —explique, manteniendo mis manos en mi cintura.
—¿¡Quién te crees que eres!? ¿¡Mi mama, para que me diga que debo o no hacer!? —amenazo, acercándose agresivamente.
—Levanto una ceja—puedo ser peor que eso. Ahora, tranquilízate y no hagas un berrinche frente a estas personas.
Sus ojos me miraron con furia, arrugando más su ceño fruncido y apretando sus puños con fuerza. Me quede observándolo fijamente cambiando mi semblante a uno neutro y serio, ladee un poco mi cabeza esperando una reacción positiva de él, sin embargo, sucedió lo contrario cuando su puño levanto y dirigió directo a mi rostro. Lo detuve de inmediato antes que este impactara, el chico me miro con sorpresa unos segundos que, rápidamente actuó con su mano libre queriendo golpear mi abdomen, no obstante, de nuevo lo frente, usando mi otra mano. La fuerza utilizada para retenerlo provoca que estas tiemblen, e incluyendo que todos en el lugar se encuentran callados, admirando lo que sucede.
—¿Terminaste? —pregunte, sonriéndole con burla.
Puedes tener músculos y creer que es más fuerte que los demás, pero si no sabes cómo defenderte correctamente; aparte de que en las noches me enfrento a delincuentes más fornidos. No es nada.
—¡Suéltalo! —clamo su otro amigo.
Y menos si gritan cuando piensas atacar. Agache mi cabeza esquivando el golpe que venía y aun sujetando las manos del hombre frente a mí, di una patada hacia atrás, ocasionando que su amigo retrocediera bruscamente. Sin embargo, volvió a acercarse y en un movimiento rápido y sencillo, cambie de posiciones, agarrando la cabeza de ambos y estrellándolas contra una mesa vacía, manteniendo fuertemente sus frentes pegada a la madera.
—Niños —susurre disgustada, liberándolos.
Segundos después me contemplaron con enojo, a la vez que arreglan su vestimenta. Sus compañeros permanecieron sentados con un sentimiento de intimidación, los policías entraron al restaurante y me dispuse a retirarme para seguir con mi trabajo, pero antes, mi jefa me agradeció y felicito, asentí ligeramente con una media sonrisa y volví a concluir mis deberes. Esos chicos, me recuerdan cuando estaba en mi secundaria, esos muchachos que eran líderes de un deporte y creían que podían tener a todos bajos sus pies, pero conmigo nunca pudieron.
—Te luciste —dijo Amanda, dándome un pequeño golpe en mi costado con su codo.
—Rio sutilmente—son niños.
—Sonríe—como días. Cambiando el tema, tengo una idea para contentar a la pareja de la mesa siete.
Oh no... Sera una larga noche.
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Son las doce de la noche y me encuentro fuera del lugar, finalice mi trabajo y espero a Amanda que ha ido a buscar unas cosas que dejo en su casillero. Saque la hoja doblada que me dio Janeth de mi bolsillo y la voltee, tratando de encontrar algo detrás, pero no hubo nada. ¿Que se supone que haga con su maravilloso dibujo? No hable con ningún desconocido agradable hoy y dudo que luego ocurra. Mi ocupación nocturna los días de semana no incluye a gente buena y mis compañeros no son la excepción.
Suspire profundamente y levante la mirada, topándome con la misma mujer de cabello castaño recostada en la puerta de un auto en el estacionamiento, mientras chequea su celular con un semblante enojado y triste. El hombre que la acompaño dentro del restaurante no se encuentra, y su expresión ahora nuestra demuestra un poco de irritación. Observé el papel en mis manos, e hice una mueca de inseguridad. El dibujo posiblemente la alegre... Además, cumpliría con mi hija.
Decidida, me aproxime a pasos lentos, admirando nuevamente su figura y belleza natural, ya que, cuando la contemple de cerca, no vi ningún rastro de maquillaje. Al encontrarme cerca, ella presintió mi persona y levanto la cabeza, mirándome con curiosidad y asombro.
—Hola —salude, sintiéndome un poco nerviosa.
—Hola... —contesto dudosa, suspendiendo el móvil.
—¿Como estas?
—Cruza sus brazos, confundida—bien, gracias por preguntar. ¿Y tú?
—Estoy bien, gracias—miro la hoja—. Si no es mucha molestia, ¿Podrías aceptar esto? —le muestro el papel.
—Arquea una ceja—¿Es una clase de invitación a salir o algo parecido?
—Me ruborizo levemente—n-no, mi hija me lo entrego y dijo que lo obsequiara a una persona desconocida... —desvió la mirada, avergonzada.
—Ríe bajo, contemplando con un gesto divertido—
—La miro nuevamente—
Su risa es hermosa e igual que su sonrisa. Es una mujer es encantadora y bella a simple vista. Ella, detuvo su risa y extendió su mano, le otorgue la hoja y para mi sorpresa no la miro.
—La revisare después —sujeta el papel con dos de sus dedos.
—E-esta bien, gracias. ¿Como te llamas?
—Atsuko Kagari, pero mis amigos me dicen Akko.
No soy una amiga.
—Es un placer, señorita Atsuko. El mío es Diana, Diana Cavendish.
—Sonríe—tengo una pregunta, Diana.
—La observo con atención—
—¿Que fue esa música en el restaurante? La persona quien cantaba no dejaba de mirar nuestra mesa.
—Rio nerviosa, apartando la mirada—mi amiga pensó que era buena idea alegrar un poco el lugar para ustedes. ¿Funciono? —pregunte curiosa, mirándola nuevamente.
—No —ríe ligeramente de forma divertida—, pero gracias, fueron unas intensiones muy bonitas.
—Lamento qu-
—¡Oye Diana! ¿¡Donde te metiste!? —grita Amanda con la ventanilla del auto abajo.
Esta mujer desesperada.
—Te están esperando —saca unas llaves de su bolsillo y quita el seguro del vehículo el cual esta recostada—. Adiós, Diana.
—Tenga una bonita noche, señorita Atsuko.
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Atsuko Kagari Pov
Tengo muchos trabajos que realizar y apenas llevo la mitad. Soy la persona que fija los objetivos y toma las decisiones estratégicas acerca de las metas, los medios, la administración y el control de las empresas, y asume la responsabilidad tanto comercial como legal frente a terceros. Mi ocupación es importante y me tomo mucho tiempo llegar en donde me encuentro. Gano muy bien al ser la responsable de casi todo en la empresa, y mi horario es bastante cómodo. Entro a las ocho y salgo a las dos y media de la tarde, desayuno en casa y mi almuerzo es a las una, y dura solamente veinte minutos.
Aparte, todas las mañanas recibo un Café Latte de mi compañero de trabajo, y agradezco que los compre para mí; en ocasiones no logro conciliar el sueño y eso me ayuda a despertarme cuando me encuentro cansada. Mi vestimenta es formal, traje sastre (Falda, pantalón o vestido), completo o combinado y blusa de manga larga. El color del traje preferentemente debe ser azul marino, gris oscuro, negro o café oscuro. La falda o vestido tiene que usarse a la altura de la rodilla. Estas prendas se utilizan de preferencia con medias lisas y sin figuras. Los zapatos deben ser zapatillas cerradas y con tacón. Es recomendable elegirlas de color oscuro y que combinen siempre con la vestimenta. Y en caso de usar botas, tiene que ir por debajo del pantalón, y si se utiliza con falda o vestido, estos deben cubrir la parte superior de las botas.
Ser una empresaria profesional, conserva sus reglas y tienen que ser obedecidas al pie de la letra, cuidar la imagen personal es un aspecto que nos permite ser percibidos por otros y por nosotros mismos, además de que nos vincula de forma importante como representantes de esta grandiosa y exitoso negocio. En mi apariencia, uso un collar de plata con un dije de conejo, argollas platinadas y un reloj del mismo color. Mi maquillaje es ligero, nunca exagerado, ya que podría dañar mi piel. En la secundaria era lo mismo, venir del extranjero y nacer con un bonito rostro, me dieron las posibilidades de encajar; y con eso quiero decir que todas las personas pueden lograrlo, no hay diferencia.
Tuve una adolescencia como cualquier otro. Mis padres siempre estuvieron conmigo, y dejamos de mudarnos cuando ellos comenzaron a construir su nuevo negocio de dulces y tiras cómicas; gustos de papa. Gracias a ese establecimiento que, fue creciendo al pasar de los años, terminé mi universidad y conseguí un empleo normal. Luego, la experiencia y buen desarrollo me dieron una imagen mejor. El esfuerzo que me tomo llegar a este puesto en donde me encuentro, lo valoro mucho.
No me considero una persona millonaria, vivo... ¿Normal? con un presupuesto algo alto, pero no tan excesivo. No tengo problemas con las deudas del hogar porque he sabido manejarlas, aunque...desde hace un año, las he estado pagando todas.
Desde hace un año... Odio vivir bajo ese techo, me siento decaída ahora mismo porque...ayer en la noche, cuando revisaba mi celular. Me mandaron unas fotos de mi querido esposo que, se había ido en su propio auto por una ''emergencia'', pero, estoy segura que no fue por eso. Muchas fotografías de mujeres que posaban para él, me llegaron a mi correo y me sentí...molesta, triste e irritada. Imagine como pateaban mi corazón o lo agarraran y apretaran con tanta fuerza hasta estrujarlo, sacándole la última gota de sangre.
Iba a llorar en ese momento, pero esa mujer que trabaja en ese restaurante me hablo, y me entrego un dibujo...bastante hermoso. Sin embargo, en la parte inferior izquierda de la hoja, tiene un número telefónico; no creo que tenga una hija. Total, debió usarla como excusa para llamarla, aunque...si es verdad, ¿Cuántos años tendrá? El dibujo se asemeja a la de una joven de dieciocho años con estudios medios de bellas artes; está muy bien hecho y esa mujer, no aparenta tener treinta y cinco años como para poseer una niña de esa edad, pero no puedo asimilar que tipo de vida haya tenido. Quien sabe, tal vez la tuvo a sus quince años y son una bonita familia.
Ojalá pudiera tener una... ese sueño lo deje a un lado después de saber mi baja fertilidad, o mejor dicho nula. En las pruebas que hice junto a mi querido esposo; luego de tener dos meses de casados. Sali estéril y con esa noticia, mi matrimonio cayo en picados. Él quiere hijos, yo no puedo dárselos y duele, duele mucho... había soñado con ese momento casi toda mi vida y aún estoy tratando de superarlo. Aparte de eso, él no tenía por qué acosarte con otras, entiendo su decepción y comprendo que haya cometido un error al comprometerse conmigo sin saber mi estado; yo no tenía idea tampoco. Lástima aún más sabiendo que en los fines de semana, o cuando no se encuentra en la casa, esta con otras mujeres.
Le di opciones. Podríamos adoptar, tardaría unos meses en hacer los papeles y conseguir a esa personita, sin embargo, su respuesta fue: Lo pensare. Va un año, y aun espero como estúpida a que venga y me diga: Vamos a acoger a un bebe. Joder... tanto tiempo ilusionada con esa fantasía absurda, para que luego me tiren en la cara la realidad; el ya no me quiere, dejo de amarme desde que se enteró que no puedo tener hijos. Mis padres no lo sabían y ese mismo día hable con ellos personalmente, necesitaba apoyo paterno y materno; me lo entregaron sin petición.
Hoy en la mañana le mande un mensaje de las ocurrencias que está haciendo Andrew a mis ''espaldas'', también, conservo todavía la hoja en mi cartera. Han pasado tres días desde que esa mujer me la entrego, poniendo de excusa a su hija para salir conmigo. En cierta parte envidio a las personas que pueden tener una familia, sin embargo, entro un poco en conciencia y sé que puedo poseer algo igual. No importa si ese niño o niña no haya salido de mi vientre, lo consideraría como mío y lo...amaría...demasiado.
—Toca la puerta de vidrio dos veces y entra con cuidado—
—Exhalo sutilmente y me quito los lentes—buenas tardes, Mary. ¿Se te ofrece algo?
—Buenas tardes para usted también, señorita Atsuko. La hora del almuerzo inicio hace cinco minutos, me preguntaba si... ¿Desea ordenar algo?
Cierto... Van tres días que me concentro tanto en mis ocupaciones que me olvido de alimentarme, pero mis ánimos están enterrados en el suelo después de enterarme lo que ha estado haciendo mi esposo durante un año. ¡Un maldito año en el cual me vio la cara de estúpida!
—Un batido sin azúcar, estaría bien. Gracias Mary —sonrió fingidamente y vuelvo mi vista en los papeles de la mesa.
Escuché la puerta abrirse y cerrarse nuevamente, restregué mi mano irritada en mi frente, leyendo el contenido de las hojas. Me puse mis lentes y continúe con mi trabajo. Le estoy dando muchas vueltas a un asunto o mejor dicho decisión, desde el día de ayer en la noche pensé en acabar con mi matrimonio, pidiéndole el divorcio, pero... no me siento segura de hacerlo, todavía... en un lugar profundo de mi corazón, tiene la esperanza de que regrese y me diga esas palabras.
Debo dejar de ser tan ingenua y requiero ayuda inmediatamente para aclarar estos pensamientos. Agarre mi celular y llame a una de mis amigas que fue una de las damas de honor en mi boda. Dos pitidos y contesto.
—¿Hola?
—Hola, Lotte. ¿Estas libre?
—A las tres. Ando resolviendo un caso en este momento; problemas de familia —murmuro en voz baja soltando una pequeña risa.
—Sonrió—está bien —juego con mi bolígrafo entre mis dedos—. ¿Te espero en la cafetería Caravan?
—Ahi estaré, pero posiblemente llegue un poco tarde. Guárdame un capuchino con croissants de carne.
—Claro, nos vemos dentro de dos horas.
—Hasta luego.
Despejar mi mente...eso necesito ahora mismo...
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Me encuentro en una de las mesas cerca del ventanal que da la vista perfecta del parque central de esta ciudad. Suspire y mire los pedidos en la mesa, lleve el popote de mi café a mis labios y absorbí un poco, sintiendo el sabor dulce y empalagoso del moca. Observe el reloj en mi muñeca confirmando la hora por tercera vez en el día. A punto de sacar mi celular para llamarla, repentinamente alguien palmo la mesa y tomo asiento en la silla de al frente.
—Lamento mi demora —coloca su bolso aun lado, exhalando con cansancio.
—Creí que no vendrías. Llevo aquí una hora y tu café debe estar frio.
—No importa, me lo tomo igual —la agarra con cuidado—. Entonces... ¿Qué sucede? No eres de llamarme en mis horas de trabajo y no me molesta, claro. Solamente es extraño viniendo de ti —da un sorbo.
—Suspiro profundamente, recostando mi espalda—creo...que quiero el divorcio.
—Se ahoga con el capuchino, comenzando a toser— ¿Qu-qu-que?
—Juego con el popote—sabes...en esa casa que compramos juntos, duermo sola en la cama matrimonial. A veces... Cuando despojo el anillo de mi dedo en el momento de fregar o hacer un quehacer que implique una pérdida de un objecto caro —observo con nostalgia mi café—. Me siento un poco libre, como si me quitara un peso de encima y no debería sentirme de esta manera, porque supuestamente es mi esposo y... —suspiro desilusionada—. Las cosas no son como antes y no creo que lo vuelvan a hacer.
—¿Por qué dices eso? Apenas llevas un año de esposa, ¿Ya te arrepentiste tan rápido?, Si es así, ¡Me alegro tanto! —dijo con alivio.
Ella nunca le cayo bien Andrew.
—Lotte... —la miro con tristeza.
Y desconoce los problemas que estoy pasando.
—Soy estéril —solté sin darle más vuelta al asunto, dándole un leve apretón al vaso.
—Me mira impactada y parpadea tres veces—¿Qu-que? E-espera... —aclara su garganta y quita sus lentes—eso me tomo de-desprevenida —limpia sus gafas con la camisa y vuelve a colocárselas—. ¿Lo dices enserio?
—Si... —agacho mi cabeza—. Andrew ha estado actuando muy diferente conmigo desde que vio los resultados médicos —hago una pausa pequeña—. Me enviaron unas fotos, el número no lo reconozco y...
—Adivino —interrumpe—. Se anda cogiendo a otras mujeres y te miente diciéndote que está en el trabajo.
—Lo último no lo hace —sonrió con melancolía, mirándola nuevamente.
—Hace una mueca disgustada— ¿No pensaron en adoptar?
—Lo recomendé —ladeo un poco mi cabeza—, pero hasta ahora, sigo esperando que acepte.
—Espera un momento —levanta su dedo índice— ¿Cuánto tiempo llevan así? —me señala, apartando su café.
—¿Un año y tres días?
—¿Cuándo fue la prueba? —pregunto curiosa, juntando sus manos sobre la mesa.
—¿Dos semanas después que tuviéramos la luna de miel? —conteste insegura.
Sinceramente, no recuerdo exactamente el día, pero en los papeles deben esta la fecha correcta.
—Exhala fuertemente—rememorando todo lo que me dijiste anteriormente sobre el anillo y tus sentimientos en esa casa. Puedo preparar los papeles de divorcio para ti, solamente deberías entregárselos y que los firme. Si él no quiere acceder a eso, entonces... —sonríe juguetonamente—. Me ofrece como tu abogada.
—Levanto una ceja—¿Enserio?
—Si. Mi trabajo igualmente es exactamente eso —dijo con obviedad—. No me molestaría llevar tu juicio —agarra mis manos—. Escúchame, tienes que estar decidida a divorciarte para que luego no haya arrepentimientos, puedes asistir a un psicólogo antes que inicie a hacer los papeles; porque usando ese método es sencillo, no me toma mucho tiempo. Cuando termine mi trabajo pendiente, te llamare para confirmarte de mí disponibilidad —da leves caricias—. Te cobrare menos por ser mi amiga.
—Rio un poco—no te preocupes, te pagare lo debido, pero no creo que debamos llegar a ese extremo, primero déjame pensarlo mejor.
—Suelta mis manos—Frank esta esperándome en casa. ¿Recuerda mi consejo? —agarra los croissants y los envuelve en una servilleta.
—¿No aferrarme a una persona? —dije un poco insegura.
—Exacto, porque al final, solamente estarás tu. Puedo estar casada y haber tenido una hija —me señala de nuevo con su dedo índice—. Recuerdo cuando me cuidaste en esos horribles, pero adorables meses de mi vida, los dolores, vómitos, mareos —sacude su cabeza—, mejor olvidemos eso —guarda los croissants envueltos en su cartera—. Lo que quiero decir es que cuando en una pareja; ya sea matrimonial o novios. No pone de su parte para estar en esa relación, significa que no desea permanecer ahí. ¿Has hablado con él?
—Acabamos siempre discutiendo, muy poco conversamos por ese motivo.
—Esa relación no está bien. Piensa en lo que te dije y deja de sentir lastima por ti misma —me mira con interrogación—. Te conozco y no pienses que, por no poder tener ese privilegio, no significa que no puedas formar una vida completa con otra persona. Ahora, ese hombre me cae mal, esa sonrisa que vi en la boda cuando dijo ''Acepto'' —imita la voz, grave e insegura—, nunca me convenció y en el tiempo que fueron novios, jamás me cayó bien; lo sabes perfectamente.
Si...
—Pero acepte ser tu dama de honor por lo feliz que te veías uniendo esos lazos con ese...poco hombre —dice entre dientes, aguanto su enojo—. Detesto mucho a ese tipo de personas que creen poder acostarse con quien desean o tratar de olvidar algo con el sexo. Es desagradable —coloca su cartera en su hombro—. Como sea, no hagas nada tonto y piensa las cosas con calma. Tendré los papeles listos en el momento que estes lista para tomar esa decisión —observa su celular—. Cinco llamadas perdidas de Frank —me mira—. Problemas de cuidar un bebe de tres meses.
—Rio genuinamente—¿Quieres que me encargue de ella algún día?
—Claro, cuando tenga libre saldremos a comprar ropa nueva para mi querida Melis —suspira profundamente, cambiando su semblante a uno más suave—. Akko, puedo entender perfectamente lo que estas pasando con toda está situación, pero, piensa lo mejor para ti, no medites lo que es preferible para el —coloca su mano derecha sobre la mía—. Confió en que tomes la decisión correcta.
—Gracias... Lotte, en realidad necesitaba hablar con alguien sobre esto.
—Sonríe con entendimiento—¿Tus padres lo saben?
—Si.
—Aleja su mano—oh... Lo odiaran mucho.
—Rio nerviosa—l-lo sé. Ellos no quieren que su pequeña niña de veintiocho años sufra de un rompimiento. Detendré a mi padre porque estoy segura que querrá golpearlo.
—Ríe divertidamente—deseo verlo con un moretón en el ojo —guiña y se pone de pies—. Mantenme al tanto de las cosas, y como ultima recomendación, quítate el anillo. No quiero que te asfixies o ahogues en tus sentimientos y pensamientos.
Buenas palabras y recomendación.
—Lo hare, gracias por venir.
—Asiente ligeramente—gracias por invitarme.
La seguí con la mirada hasta que salió del lugar, cerré mis ojos y exhalé, despojándome de mi anillo, y sintiéndome un poco liviana, gracias a eso. Saque la hoja que me fue entregada en esa noche y contemple nuevamente el dibujo de una mujer de cabello largo bien sombreado. Ella, carga un vestido abierto en su pierna derecha y esta sujetando una espada, aun lado se encuentra otra chica, recostando su espalda en la contraria y, por último, en la parte inferior derecha, se sitúa un número telefónico. ¿Debería llamarla y comprobar la existencia de la niña? No lo sé, no debo dejarme llevar por mi curiosidad.
Doble el papel y lo guarde en mi bolso junto con el anillo. Me puse de pies y antes de salir, dejé propina en la mesa. Una vez fuera, observe el atardecer unos pocos segundos, e inevitablemente escuche risas de niños provenientes del parque y carros pasar a una distancia lejos. No quiero volver a esa casa, es una tortura. Todavía no puedo asimilar que...todo este tiempo estuve unido a un mujeriego y el descaradamente en algunas situaciones, me sonríe. Siento mi pecho apretado y deseo mucho hablar de ese tema con él, reclamarle, quiera o no, sigo siendo su esposa, pero, eso sería caer demasiado bajo. ¿Por qué decirle lo que ya sabe?
—¡Janeth! ¡Ten cuidado!
Esa voz... No me digas que...
—Volteo a ver a dónde provino—
Es ella... ¿Qué está haciendo en este lugar? ¿Esto es acaso una coincidencia?, No pensé volver a verla ahora, sin embargo, no estaría mal saludar y charlar un poco más antes de regresar a esa sofocante casa. Decidida, me acerque a la banqueta en donde se haya sentada observando a alguien, mire en esa dirección visualizando a una niña de cabello rubio, muy parecido al de ella. En realidad, tiene una hija...
Pestañeé anonadada y detuve mi andar, admirando a la pequeña con una libreta en sus manos. Posee lentes de ver y el uniforme es de una escuela que, creo que conozco. Ella, está mirando una plata y aparenta dibujarla. Entre en cuenta ese momento sobre el dibujo que obtuve de parte de esa mujer, aclarando todas esas pequeñas dudas. Libere una sutil risa sintiéndome muy torpe en ese instante y otra vez, me aproxime. Estando parada detrás de su espalda, apoye mi mano en su hombro, provocando un pequeño sobresalto y sorpresa en su rostro al verme.
—Hola —salude, con una sonrisa divertida.
—Hola —respondió, sonriendo con extrañes—. Que inesperado.
—¿Puedo? —pregunte, refiriéndome al puesto vacío de la banca.
—Adelante.
—Gracias —tomo asiento—. Entonces... ¿Qué haces aquí?
Eso fue muy directo.
—Janeth me pidió traerla a un lugar inspirativo para su trabajo de arte. La mandaron a dibujar un animal y ella quiso hacerla de la manera antigua. Suerte mente encontró una mariposa y me sorprende que no haya salido volando.
—¿Le gusta ser ilustrada por una buena dibujante? —dije con certeza.
—Tal vez... ¿Que hacías por aquí? —voltea a verme.
—Charla con una amiga —junto mis manos—. ¿Trabajas plenamente en ese lugar?
—Me mira—y-yo...
—Mama, creo que he terminado mi análisis y dibujo de esa mariposa —dijo la niña, sujetando su libreta y acomodando sus lentes.
¿Cuándo llego? Eso es fue rápido y... Ahora que la contemplo más de cerca, ella...es casi idéntica, la única diferencia son unas pecas poco visibles en sus pómulos y puente de la nariz, e incluyendo el color de sus ojos. La mire sorprendida, manteniendo mis manos en mis piernas juntas. Incline mi cabeza a un lado encontrando otros ciertos detalles comunes en sus rasgos fáciles, asombrándome aún más por el parentesco.
—¿Sabías que esos insectos tienen como un GPS natural y sus alas poseen escamas? He estado leyendo un libro en la biblioteca de mi escuela y....no son muy bonitas como aparentan... Como sea, estuve leyendo algunos libros y ¿Conocías que en nuestros ojos tenemos dos orificios? Son llamados puntos lagrimales y funcionan como colectores de lágrimas, el fluido se conduce hacia el saco lagrimal y de ahí, hacia las fosas nasales. Es debido a eso que, cuando lloras sientes humedad en la nariz. Si te estacionas frente a un hidrante, los bomberos tienen el derecho para romper tus ventanas en caso de emergencia —empieza a caminar de un lado a otro, poniendo su mano en la barbilla—. La profesora nos habló hoy sobre el inventor del sistema de algebra, pero si las matemáticas son una reina, son la Reina Blanca de "Alicia en el País de las Maravillas" —hace comillas con sus dedos—. Esta Reina Blanca creía en "hasta seis cosas imposibles antes del desayuno". No es de extrañar que Lewis Carroll escribiera también sobre la geometría algebrai...ca —voltea a verme—. ¿Hola?
—Parpadeo dos veces—ho-hola...
Las cosas que dijo...fue totalmente sorprendente, ¿Que estudios realiza esta niña?
—Oberva a su madre—estaba divagando otra vez en mis pensamientos ¿Verdad?
—Si —agarra sus brazos y la sienta en sus piernas—. Y a veces no me gusta interrumpirte —deposita un beso en su cabeza.
—Me mira con vergüenza—l-lo siento... —extiende su mano—. Soy Janeth Cavendish.
—Estrello nuestras manos—Atsuko Kagari. Es un placer conocerte, Janeth. ¿Cuántos años tienes?
—Diez —respondió con simpleza, recostando su espalda en el pecho de Diana.
¿Diez? Eso no puede ser posible, quiero decir... He visto a niños de diez años y muy poco me he topado con algunos que posean ese tipo de inteligencia, aunque ella parece de doce debido a su estatura.
—¿Y usted? ¿Eres nueva amiga de Diana? o, espera —sujeta mis manos.
—La miro curiosa—
—¿Eres la mujer que le entrego el dibujo? —dijo, con una sonrisa traviesa en sus labios.
—S-si...pero, aun no he agregado los dígitos —paso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—¿Dígitos? —pregunto Diana desconcertada, mirando a su hija de la misma manera.
—Si —levanta sus hombros, demostrando desinterés—, apunte tu número telefónico —se pone de pies y abre su libreta.
—Janeth —reclamo.
—Calmada, estaba ochenta por ciento segura que elegirías a una persona amable —mira su cuaderno en mano—. Aun me falta preguntarle a un extraño como estuvo su día —exhala molesta—. Esta tarea es absurda —se da la vuelta—. No demoro.
La observe dirigirse a unas personas sentadas en otras bancas. Recosté mi espalda en el banco y crucé mis piernas, analizando lo que acaba de suceder con su presencia. Confirmo que es lista y atractiva, igual que su madre; es como si una fotocopiadora hiciera una versión pequeña de ella con ojos de color morado intenso.
—Lamento lo de los dígitos, no tenía idea que estaba escrito en el papel.
—No te preocupes, no me molesta —volteo a verla—. ¿A qué otras cosas te dedicas?
—¿Ser madre? —ríe sutilmente—. Después que termino mi trabajo, vuelvo a casa, me preparo para llevarla a la parada y esperamos juntas el autobús colegial. Luego, regreso y descanso las horas que no pude. Es una rutina de la cual me acostumbre con el tiempo, no es para nada estresante.
—Entiendo, ¿Que licenciatura posees?
—Ninguna —me mira—. No termine la universidad. Bueno —hace una pausa pequeña—. Jamás la comencé —aclaro.
¿Por qué? Esa pregunta puede ser muy atrevida en este momento, apenas la conozco y aprendo cosas nuevas de su vida, tal vez...cuando tengamos más confianza, pueda hacerla.
—¿Y tú? ¿Licenciatura de comercio? ¿Licenciatura en contabilidad?, o ¿Licenciatura en Administración empresarial?
—La última —sonrió y cruzo mis brazos—. Una carrera de cuatro años concluida en la universidad Luna Nova —observo a los niños subirse en los columpios.
—¿Naciste aquí o vienes del extranjero?
—Nací en Japón. Mis padres se mudaron a Inglaterra cuando tenía quince años.
—¿Extrañas tu convivencia en ese país?
—Ladeo un poco mi cabeza de manera dudosa—creo que sí, no lo es —alzo mis hombros y la miro nuevamente—. Por tus rasgos diría que creciste plenamente en este lugar, ¿Cuantos años tienes? Diana.
—Se ruboriza ligeramente—veintiocho.
—Estamos igual —reviso mi reloj.
En unos minutos Andrew llegara a la casa y no creo que le interese si me demoro unas horas más. Pasar tiempo con ella, teniendo poco de conocerla, me hace olvidar el desastre de matrimonio que tengo.
—¿Te tienes que ir? —dijo, mirándome con curiosidad.
—La observo de reojo y niego levemente con la cabeza—. Las invito a cenar. Se que es repentino que nos topáramos en este lugar; no me lo esperaba, sinceramente. Pero, me gustaría conocerte más; a las dos —especifique—. ¿Te parece? ¿A ella no le molestaría?
—Bu-bueno... No tengo mucho dinero para pagar un-
—No te preocupes por eso, yo invite —me levanto y extiendo mi mano.
—Me mira no muy convencida de mi propuesta—está bien... —acepta mi mano.
Siento que la obligue, pero, en serio no deseo volver a esa casa y no quiero dar vueltas sin sentido por la ciudad. Diana, llamo a Janeth y juntas caminamos en la cera directo a uno de mis restaurantes favoritos. El día es fresco y empieza a oscurecer, totalmente agradable para estar en compañía con la persona que...amas... ¡No debo ponerme melancólica ahora! Disfrutare mi momento con mi...nueva ¿amiga?
En la secundaria para complementar una amistad, hacíamos juegos de diferente tipo; preguntas y retos, la culebra, monopolio o simplemente nos formaban en grupo, así conocí a Lotte, Mary y Blair.
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Estando en el lugar, pedimos nuestras órdenes y mientras que esperamos, compartimos nuevas cosas de nuestra vida y....una de esas fue saber la condición de Janeth a través de ella; es necesario un corazón nuevo para que ella viva sin dificultades física. Sin embargo, cuando me relato acerca de las incontables veces que permaneció en el hospital al cuidado de las enfermeras y obviamente las visitas continuas de Diana. Aparento no afectarle..., no demostró malestar o enojo por haber nacido con esa enfermedad. No la mire con lastima, aprecie su rostro de felicidad y me contagie de su sonrisa; es una buena niña.
—¿Sabes cantar? —pregunto con alegría, recibiendo su plato de comida.
—Si, a veces lo hago.
Uno de mis talentos favoritos que adoro con todo mi corazón, pero que deje de hacerlo cuando mi distancia con Andrew fue más notable. Nada de charlas sobre el trabajo, ni buenos días, tardes o noches, solamente observamos nuestros rostros unos segundos y continuamos con nuestra rutina. Andrew...anteriormente no era un mal hombre, se comportaba como un príncipe y me regalaba rosas en cada salida que teníamos. Se convirtió en la adoración de hombre para mis padres por sus tratados especiales y amorosos, lo aceptaron sin dudar al verme tan feliz a su lado.
Sin embargo, eso acabo este día y justamente siento mi teléfono vibrar en mi bolsillo. Afortuna mente el sitio dispone de música y no se escucha ese pequeño vibrar; no quiero interrumpir esta ocasión y menos recordar el problema que tengo presente en mi vida o peor, escuchar los gritos de mi padre.
—¿Conoces la canción? —revuelve su batido con el popote.
—Sia- move your body —rio suavemente, agarrando los cubiertos.
—Algún día me gustaría escucharte.
—Digo lo mismo —hablo Diana, mirándome de reojo.
Me sonroje levemente en el momento que, súbitamente mi mente imagino la intensidad de esos ojos azules en la oscuridad, lleve una mano a mi mentón, mirándola con curiosidad. ¿Brillaran? O ¿Se verán más profundos de lo que son ahora?, Tengo que reconocer que la mujer frente a mí es hermosa y ese color de cabello, ¿Sera natural?, espera... ¿No había pensado antes que es bella?, No importa.
—Podríamos salir otro día —propuse, empezando a cortar la carne utilizando los cubiertos.
—En una semana Janeth tendrá una pequeña reunión con sus amigas para terminar un proyecto que comenzaron en clases. ¿Quieres venir?
—Levanto la mirada—claro, puedes enviarme la dirección cuando recibas mi mensaje —guiño y agarro mi copa de vino.
No estará mal distraerme.
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Una semana después
—Akko, te he estado llamando tres días seguidos.
—Lo sé, lo sé. Lo siento, Lotte. He estado ocupada.
—Está bien, ¿Como van las cosas?
—Una de ellas ha cambiado, llega más tarde en las noches. Lo percibo por el sonido de la puerta abrirse. Una vez, estaba preparándome la cena y el sorprendentemente estaba en la casa y vino a mí y me dijo. No comeré. Yo respondí: No estoy haciendo para ti. Y adivina que paso.
—¿Discutieron?
—Exacto, parecía que le había ido mal en el trabajo y se desquito conmigo.
—Eso da asco.
—Lo sé, pero reconoces que no soy de esas personas que cuando dialogan de ese modo, se quedan calladas.
—Lo sé, te defiendes y das un mejor argumento, sin embargo, para mentes como las de él, no lo comprenderán y busca cualquiera cosa para contradecirte y hacer que tenga la razón.
—Suspiro pesadamente—correcto.
—Tengo los papeles del divorcio, puedes pedírmelos cuando quieras.
—Aun lo estoy pensando.
—No creo que tengas que, pensarlo, Akko. Entiendo que tus sentimientos aun permanezcan y hagan dudar en esa decisión, pero...escucha tu mente en esta ocasión y piensa, en lo que es mejor para ti.
—Eso me lo dijiste antes.
—Es cierto. En estos casos, quiérete y valórate.
—Está bien, dame dos semanas.
—Dos, no más.
—¿Enserio lo odias verdad?
—No tienes idea. Colgare primero, llego la persona que estaba esperando a mi oficina. ¡Adelante! —grito—, Te llamare luego.
—Mucha suerte.
Mire los papeles en mi escritorio, exhale cansada apoyando mi codo en la mesa para deslizar mi flequillo hacia atrás, sin embargo, una vez que lo suelte, este volverá a su lugar. Dispongo de mucho trabajo en este instante y no creo poder acabarlo hoy, terminare con la mitad y dejare la otra para después. Posiblemente me tome una pastilla para el dolor de cabeza antes de toparme con Diana y Janeth. Ayer, tuve una noche...difícil y algo dolorosa; de vez en cuando las palabras lastiman más que los golpes. Aunque Andrew jamás se ha atrevido a levantarme una mano; ni que lo intente. Me siento estresada, molesta, triste y angustiada de todo... ¡Este trabajo! ¡Estas responsabilidades! ¡¡¡Esas fotos!!!
—Golpeo la mesa fuertemente, lastimando inevitablemente mi mano—
Respire agitada, tratando de calmarme. Sostuve mi cabeza con mis manos aguantando las ganas de llorar y maldecir mis sentimientos. Mire el vaso vidrioso de agua encima de un portavaso, y sin dudar otro segundo, saque una pastilla del cajón y rápidamente la bebi; de un trago, pasándola sin cuidado por mi garganta. Exhale cansada, recostando mi espalda en mi asiento, deje el vaso en su sitio y despoje mis lentes para acariciar mis sienes. Debo controlarme, no importa lo frustrada que me encuentre con la situación de mi matrimonio y recuerdos de sus palabras, no puedo distraerme de mis ocupaciones.
Pasaron las horas y olvidé nuevamente mi hora de almuerzo, sin embargo, pedí lo mismo; un batido sin azúcar. Arregle las hojas en la mesa y los guarde en las gavetas con llave, tome mi celular y bolso para luego abandonar mi oficina y retirarme del edificio. Mire mi reloj, comprobando la hora del encuentro; diez minutos. Cuando compartíamos ese momento en las tres juntas fue...demasiado bueno que, lo creí imposible. Por un momento olvide mis problemas y dolor en mi pecho, conviviendo entre risas y conversaciones algo extrañadas.
En el día de hoy mi vestimenta de trabajo es igual, lo único que cambia es el color; gris. La vez anterior era negro. Al llegar al estacionamiento y estar cerca de mi auto, aprete el botón y quite el seguro. Una vez dentro, conduje sin apuro hacia la cafetería dicha; guiándome con el GPS de mi celular. He escuchado y leído sobre ese lugar, pero nunca lo he visitado. Me detuvo en un semáforo rojo y aproveche para contestar los mensajes en mi celular, no obstante, uno de ellos apareció imprevistamente de principio, provocando que soltara unas cuantas lágrimas de enojo.
Me gustan tus mentiras, eres la mujer más falsa que conozco.
Maldito desvergonzado... ¿Qué derecho tiene para decirme a esas palabras? ¡Yo no me acuesto con más personas para olvidar la verdad! ¡No puedo tener hijos! ¡Es cierto! ¡Y sigo en proceso de aceptarlo! ¡¡¡Maldita sea!!!
Sin estar consiente estrelle el celular en la puerta de mi automóvil y apoye mi cabeza en el manubrio, mordiendo mi labio inferior con fuerza. Las bocinas de los autos que están detrás mío, me hicieron reaccionar. Trague pesa mente, e inhale y exhale calmando mi inquietud, agarre el volante con una de mis manos y quite el freno con la otra, avance lentamente concentrada en recordar las coordenadas del GPS, ya que, no deseo recoger el teléfono.
Conseguí llegar a la cafetería, estacionando mi carro cerca de la entrada. Suspire aliviada y rápidamente me quite el cinturón, tome mi cartera y....mire el espacio en donde mi celular cayo. Sacudí mi cabeza en negación y salí, caminando con algo de prisa al notar mis cinco minutos de retraso; debí seguir el GPS. Accedí a la cafetería y divisé en una mesa la cabellera reconocible y peculiar de Diana, aun lado en una distancia considerable, se encuentra Janeth hablando con sus amigas. Me acerque segura y un poco nerviosa por haberme tardado.
—Hola —sonríe al notar mi presencia, poniéndose de pies.
—Ho-hola —sonrió igualmente.
—Arruga un poco su frente— ¿Estas bien? Estas sangrado.
—Si, yo...
Espera, ¿Qué?
—Tu labio —agarra mi brazo sutilmente—, toma asiento. Hay una tienda cercana. Iré por unas cosas para curarte —me obliga a sentarme en el banco corrido de la mesa.
—N-no es ne-necesario, estoy bien —sujeto su mano.
—Esta vez déjame hacer algo por ti —dijo, dedicándome una sonrisa mínima, para después salir del sitio, sin antes avisarle a Janeth lo que haría.
Me siento tan torpe... ¿Como no note que estaba sangrando?, Mi mente es un completo enredo en este día... Andrew me busco únicamente para discutir conmigo y hoy, el trabajo se acumuló a causa de un nuevo cambio en la empresa; aparte de que mi amiga me llamo para acordarme de los papeles de divorcio, pero continúo pensando en eso.
Pasaron unos minutos que, utilice para ordenar algo y preguntarle a Janeth si deseaba aperitivos para sus amigas. Ella lo negó amablemente y prosiguió su conversación con sus compañeras. Me devolví a mi asiento y en pocos minutos más, Diana llego con unas vendas, desinfectante y curas. Parpadee un par de veces observando con asombro los utensilios comprados; no me estoy muriendo.
—Se que parece exagerado, pero note un ligero golpe en tu mano.
Oh... Ahora tiene sentido.
—¿Puedo? —pregunto complaciente, señalando mi puesto.
—Cl-claro... —doy espacio, corriéndome un poco.
—Gracias —se sienta a mi lado, agarra la pequeña bolsa de algodón y la rompe, tomando uno—, ¿Como estuvo su día? —riega un poco de desinfectante
Uf... La palabra que definiría mi día completamente, seria...ajetreado y estresante. Probablemente maldito.
—Normal, uno de los trabajadores trajo consigo una maqueta con un nuevo diseño para el edificio. Te imaginaras el papeleo que obtuve esta mañana —sonrió de lado.
Ella asintió sonriéndome de manera compresiva, paso el algodón con delicadeza sobre la brecha en mi labio inferior, creándome un diminuto ardor; señales de que no está infectado. Admire mejor sus rasgos faciales a la vez que realiza esa acción, notando una pequeña cicatriz en la parte izquierda de su frente. Cuando termino, sus ojos se posaron en los míos unos segundos que, extraña mente me pareció un poco eternos... La intensidad de su mirada me creo una sensación complacida y reconfortarle en mi pecho adolorido; a pesar de querer retener esos sentimientos y esconderlos en lo profundo de mi corazón, no puedo... reconozco que ellos siguen ahí, lastimándome y haciéndome la vida miserable con la persona que dejo de amarme cuando se dio a conocer mi situación. Duele mucho...
—Atsuko —sitúa una mano en mi mejilla—, no llores —quita mis...¿Lentes?
¿Aun los cargaba puesto?
—Desvió la mirada—l-lo siento, y-yo...
—Eres hermosa —susurro, en un tono audible para mí.
—La miro desconcertada— ¿Di-disculpa?
—Aclara su garganta, ruborizándose—l-lo siento, lo qu-que quise es que...—agarra una servilleta limpia de la mesa—. Me pareces una mujer muy hermosa —la extiende, fijando sus esferas en las mías—. Las mujeres bellas no deben derramar lágrimas —sonríe cariñosamente.
¿Cuándo fue la última vez que una persona me miro a los ojos y me dijo eso?...
—Me sonrojo avergonzada, aceptando la servilleta—gracias, Diana —comienzo a limpiar mis parpados y rastros de lágrimas en mis mejillas.
—Aún me falta una extremidad que curar.
—Volteo a verla—mi mano está bien, no te preocupes —suspiro.
—Agarra delicadamente mi muñeca—yo decidiré eso —guiña y toma otro algodón y el desinfectante.
—Rio bajo—está bien, doctora.
—Quise estudiar eso cuando era joven —verifica mi herida morada.
Oh...rayos, la ofendí.
—¿En-enserio? No quis-
—No te preocupes —ríe ligeramente, enrollando la venda en mi mano.
—Hago una mueca insegura—¿Puedo hacerte una pregunta algo personal?
—Adelante —ajusta el broche.
—Gracias —alejo mi mano—. ¿El padre de Janeth...esta?
—Sonríe—no, solamente somo ella y yo —acomoda las cosas en la mesa—. Su madre desapareció.
Espera... ¿Acaba de decir madre? ¿No es un hombre?
—La miro desconcertada—
—Ríe nuevamente—es una historia larga.
Y llamo mucho mi atención, el padre de Janeth es una mujer, y conozco el proceso de personas del mismo sexo para tener un hijo, pero ¿Como sucedió? o ¿Por qué se fue la otra chica? o también ¿Es lesbiana?
—Soy lesbiana.
Oh... ¿Leyó mi mente?
—La curiosidad está plasmada en tus ojos.
—Aparto la mirada—l-lo siento...
Eso debió ser muy irrespetuoso de mi parte.
—Perdóneme usted a mí, no deseo incomodarla.
—N-no lo haces —aclaro mi garganta y agarro mi vaso de... ¿Qué pedí? No importa—. Soy bisexual. Sali con algunas chicas antes de...eso —llevo el popote a mis labios y la observo de reojo.
—Sonríe complacida—me alegra saber que no soy la única del bando LGBTQ —se sirve agua en uno de los envases.
—Sostengo mi bebida cerca de mi pecho—s-si... ¿Como te ha ido el día de hoy?
—Bien, gracias por preguntar. Janeth siempre ha sido paciente conmigo cuando se trata del trabajo. En ocasiones me recuerda en un día cuatro veces sus actividades. Sabe que de vez en cuando puedo olvidarme de las cosas al estar un poco ajetreada.
¿Ese trabajo estresa? Entiendo que atender varias mesas puede ser un poco cansón, pero no creo que sea para tanto. Nos quedamos charlando entre nosotras mientras Janeth realiza su trabajo, conocí más cosas sobre ella y me encanto pasar tiempo juntas, mis problemas en esa casa y las palabras de Andrew se desvanecieron de mi mente, haciéndome sentir relajada y tranquila.
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Un mes después
Nuestra amistad mejoro e incremento de una manera sorprendente, ella conoce mi estado de no poder tener niños y salimos los fines de semana en las tardes, ya que en las noches se encuentra trabajando. Nos mandamos mensaje de texto preguntando sobre el bienestar de la otra, e incluyendo el de Janeth, me gusta mucho cuando me envía imágenes o videos graciosos al encontrarme decaída o estresada por un largo día lleno de actividades. También, es la única persona aparte de Lotte, Mary y Blair que me desea las buenas noches, y en el momento de levantarme en las mañanas, recibo un hermoso mensaje de buenos días.
Me encuentro frente a la puerta de mi hogar, en mis manos sostengo los papeles de divorcio y las llaves para ingresar; simplemente debo esperar que llegue Andrew y entregárselo. Lotte, está molesta conmigo porque he demorado en dárselo, pero, enserio necesitaba pensarlo, y ahora que me encuentro segura de mi decisión, lo hare. Abrí la puerta introduciendo la llave, entre con cuidado y colgué las llaves de mi auto en la guarda. Escuche la televisión encendida en la sala, tomándome por sorpresa.
Confundida, me acerque con el folder cuidadosamente. Al llegar, me asombre de hallarlo sentado viendo las noticias, sus piernas están cruzadas y en sus manos sostiene un pote de helado, la vestimenta que posee es la de trabajo, dándome a entender que llego recientemente.
Inhale y exhale profundamente, llenándome de valor para acercarme y entregarle las hojas. Me aproxime y sin cuidado lance el folder en la mesa de al frente. El me observo de reojo con una expresión de enojo, crucé mis brazos y le devolví la mirada de la misma manera.
—¿Qué es eso?
—Ábrelo y lo averiguaras —respondí con simpleza.
De mala gana dejo el helado sobre la mesa y tomo el folder, lo ojeo unos segundos que...para mi fueron eternos, esperando una reacción positiva de su parte; se librara de mí, debe estar contento.
—No lo firmare.
¿Que?
—¿Por qué no?, Esta claro que no deseas estar conmigo, Andrew —dije manteniendo de pies, observarlo con indignación—. Acabaste con este matrimonio.
—¿¡Yo!? —se levanta, tirando bruscamente las hojas en la mesa—, si mal no recuerdo —me señala con su dedo índice—, ¡La estéril aquí!, ¡Eres tú!
—¿Y crees que por ser así comencé a decirte lo despreciable que eres? —pregunté, aguantando las ganas de gritarle—. Me has tirado en cara muchas palabras dolorosas de las cuales no te arrepientes, porque no he recibido ni una disculpa de tu parte.
—¡Y no la tendrás! ¡Tampoco firmare esta mierda!
¡Maldición!
—¿¡Por qué Andrew!? ¡No quiero estar contigo!
—Se acerca, frunciendo el ceño— ¿Te encuentras segura de eso? Atsuko.
—Trago pesadamente, apretando mis puños—sí, Hanbridge.
—Sonríe con burla—no lo dices enserio, puedo ver la duda en tus ojos.
—Retroceso dos pasos—. Tienes dos meses para firmar los papeles, si no lo haces, tendremos un nuevo problema.
Me di la vuelta y suspiré irritada. Seguidamente, me encamine hacia la puerta para salir de ese lugar; me comienzo a sentir asfixiada. Al momento de tomar mis llaves del auto, unos brazos agarraron mi cintura con fuerza y apego mi rostro a la pared. Sentí su miembro deslizarse en mi trasero, gruñí enojada poniendo mis manos en el muro para distanciarme, sin embargo, sus manos aun sostienen mis caderas fuertemente.
—¿Qué crees que estás haciendo? —digo entre dientes.
—¿No quieres? ¿Desde cuándo no tenemos sexo, Akko?
—Rio sarcásticamente—. Aléjate de mí. Me das asco —solté disgustada.
Utilicé mi fuerza en contra para separarme y salir de ese lugar, no obstante, su fortaleza es más y cuando me di la vuelta mis labios fueron capturados por los suyos de forma tosca. Entrecerré mis ojos mirando los suyos con degrado, su parte intimida roso la mía al instante que una de sus manos levanto mi pierna derecha. Use mis manos en un intento de apartarlo, pero fue en vano, rápidamente mire de reojo la puerta principal que se encuentra a un lado mío, extendí mi mano derecha tratando de alcanzar la perilla.
—Libera nuestros labios—te ves muy sexy en ese vestido —susurro con ganas, acercándose a mi cuello.
Gruñí nuevamente y golpee sin piedad su entrepierna con mi rodilla, el reacciono incorporándose y apartándose, aproveche velozmente para tomar la perilla y abandonar esa casa. Me subí a mi auto y asegure que mi cartera se encuentre conmigo. Andrew salió por la puerta mirándome con una expresión dolida y enojada por el golpe recibido. Fruncí el ceño y aprete el botón que esta junto a la llave de mi auto, abriendo el cerrojo.
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Son las cinco de la tarde y me quedare en un hotel, no deseo molestar a mis padres en esta hora y tampoco me gustaría volver a mi antigua habitación; deseo evitar a Andrew en este momento. Conduje alrededor de veinte minutos en busca de un buen hotel, entre al estacionamiento subterráneo de uno y apagué mi vehículo. Esto es una mierda... Admito que ese beso me devolvió un poco de esperanza, pero...las cosas no volverán y quiero estar sola. Guardé mi celular en mi bolso y me dispuse a tomar el ascensor para apartar mi habitación, luego iré a comprarme un conjunto de ropa simple, toalla, jabón de baño; las cosas necesarias para pasar una noche.
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Después de terminar de hacer completamente todo y cenar algo, me acosté en mi cama doble con mi cabello húmedo; recién salida de la duma. Mi pijama consiste en una blusa de tirantes rosado claro y pantalón corto del mismo color. Con mi teléfono en la mano y la luz apagada de la habitación, escuchando solamente el sonido del aire acondicionado por el silencio. Revisé los mensajes recibidos y el primero que abrí fue el de Diana que, son más de dos.
Hola de nuevo. 5:00pm
Janeth me obligara a llevarla este sábado a otro parque cerca de mi apartamento para buscar inspiración en sus dibujos. ¿Quieres acompañarnos? 5:01pm
Prometo comprarte un helado. 5:30pm
¿Eso es un no? :c. 7:20pm
¿Estás bien? 8:00pm
Sonreí inconscientemente, releyendo tres veces sus palabras, para luego escribir un texto corto.
Estoy bien y sí, me gustaría ir. 9:00pm
;) . 9:01 pm
Entonces... nos vemos mañana a la tres. 9:01pm
Respuesta inmediata...sorprendente. Me gusto eso...
Descanse bien, señorita Atsuko. Y espero sueñe hermoso. 9:02pm
Hablar con ella, me crea tranquilidad.
.
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Cinco meses después
—¿No necesitas nada más?
—Creo que un lápiz 3B estaría bien —ojea la caja.
—Está bien, puedes registrar la tienda otra vez si deseas.
—Me mira—¿Esta segura? No quiero aprovecharme de su tiempo y dinero.
—Sonrió amablemente—no te preocupes, Janeth.
Pronto tendré una gran cantidad. Andrew, no ha firmado los papeles de divorcio y hable con Lotte al respecto, ella obviamente se enfureció conmigo y él; primero, porque le di mucho tiempo para que pensara en firmar los papeles y hasta ahora no lo ha hecho; segundos, no le avise; y tercero, odia a Andrew y su egoísmo de mantenerme a su lado sin motivo alguno. En este tiempo me he concentrado tanto en mi trabajo que, me olvidé completamente de que le propuse acabar con nuestro matrimonio, además él no ha vuelto a aparecer en la casa desde ese día y la carpeta permanecen en la mesa donde los tiro. He estado más tranquila desde su ida, pero a la vez...me hace sentir sola.
No me quedo mucho en mi hogar y me mantengo ocupada por fuera; saliendo con mis amigas y la nueva amistad que hice, me gusta pasar tiempo con Janeth y Diana. Mientras, me encuentro a su lado en una tienda de útiles escolares, Diana está haciendo una pequeña compra de alimentos. Me ofrecí a traer a Janeth a este sitio y comprarle lo necesario para que elabore sin problemas sus dibujos, e incluyo que, con anterioridad fuimos a un almacén de disfraces. Ella explico que dentro de una semana interpretara al vampiro Drácula y requería su vestimenta completa, e incluyendo los lentes de contacto. Me pregunto... si hubiera existido el teatro en mi primaria y me hubiera tocado ese papel, no sería necesario las lentillas; mis ojos de por sí, son rojos. Previamente Janeth me describió la apariencia de su otra madre; eso se debió a mi curiosidad en conocer como era. Pero, me sorprendió el hecho que Diana haya desechado cada foto o recuerdo de ella, también note el rencor y frialdad de las palabras de Janeth al hablar de eso; la odia.
—¡Bien! —exclama emocionada, levantando la canasta del suelo—, ¿Cuándo eras niña que te gustaba hacer?
—Cantar con mi padre. El tocaba la guitarra y mi madre nos grababa —digo, tomando y examinando una cinta adhesiva dentro de su paquete.
Puede servirme en mi oficina, aunque no creo que sea necesario.
—¿Alguna otra carrera que quisiste estudiar, pero no pudiste?
—Ladeo un poco mi cabeza—astronomía o profesorado.
—Voltea a verme sonriente—no sabía que te atrae el estudio del universo y de todo lo que lo conforma, desde los cuerpos celestes, hasta los planetas, satélites y estrellas.
—Mi padre, me compro un telescopio a mis quince años —dejo la cinta en su lugar—. Adoraba ver las estrellar e imaginar que algún día estaría cerca de ellas.
—¿Como astronauta o pasajero?
—Astronauta —agarro unas tijeras—. En rusia le dicen Cosmonautas, en china Taikonautas y-
—Y en la india Vyomanautas —sonríe orgullosa—. Pienso estudiar tres carreras y una de ellas es esa —camina hacia otros conjuntos de lápices.
—¿Tres? ¿Estas segura?, Esa profesión demora cuatro o cinco años y sumando las otras serían más de diez años en estudios.
—Amo aprender, pero en una parte tienes razón, no puedo dedicar mi vida entera a eso y... —voltea a verme—. No he pensado en alguien, sabes. ¿Una pareja? A mi madre no le gustaría que tuviera, pero ¿Como le digo que hoy me besaron dos veces?
¿Que?
—La miro sorprendida— ¿Enserio?
—Hace una mueca insegura y agarra un cartucho de lapides de colores—si... No quiero que se moleste o vaya a la escuela para conocer quienes fueron.
—Sonrió divertidamente— ¿Es capaz de eso?
—Acomoda sus lentes—si y no quiero causarle problemas a la chica.
—Levanto una ceja— ¿Que harás?
—Decirle que no lo vuelva a hacer, claramente. No me gusta y no quiero distraerme de mis estudios... —suspira con cansancio—. Yo... siempre trato de ser buena en todo. El esfuerzo que hace para conseguir el dinero del nuevo corazón que tendré dentro de unos pocos meses, lo valoro...y no quiero decepcionarla —concluyo, mirando nostálgicamente el paquete en su mano.
¿Cuánto efectivo están pidiendo para eso?, Diana me menciono anteriormente sobre un ahorro que estaba haciendo, pero nunca me ha dicho la suma exacta, solo dice: Es mucho. ¿Ese trabajo en el restaurante le dará lo suficiente?
En el momento que iba a responderle a Janeth, mi celular comenzó a sonar. Me disculpe y conteste la llamada entrante.
—Hola.
—¿Dónde estas?
—Estoy bien, gracias Lotte. Me encuentro en una tienda, ¿Por qué?
—Iré a verte, necesito explicarte un par de cosas respecto a tu divorcio y no me cansare hasta que se separen definitivamente. ¿Cree lograr ese hijo de puta escaparse de mí? ¡De mi nadie escapa!, ¿Has tenido noticias?
—Carraspeo mi garganta—no. Enviare la dirección a tu celular, estaré esperándote.
—Excelente —cuelga.
—¿Tu amiga?
—Volteo a verla, guardando mi celular—mejores amigas y está enojada...con algo.
—Asiente—hare la fila.
.
.
Me encuentro recostada en la puerta de mi auto, frente a mí se encuentra Diana con sus manos en los bolsillos. Charlamos entretanto que llega Lotte y las bolsas que compro están en la cajuela, me ofrecí a llevarlas a su hogar; no tengo otra cosa mejor que hacer. Detrás mío hay un tráfico algo enorme y Janeth se halla en una banca probando sus nuevos lápices de sombreo, mientras come unas malvas. Mi vestimenta en este día consiste en un jean largo de color azul, camisa blanca y zapatos estilo balerinas. Usar siempre tacos en el trabajo es agotador. Diana viste algo mas ¿Confortable?... Camisa manga larga de cuadros celeste con blanco, jean negro y zapatillas converse azul con negro. Janeth, utiliza un vestido sutil de color morado y un estilo de zapato parecido al mío.
—¿Quieres acompañarnos a cenar?, Prometo no incendiar la cocina.
—Rio levemente—te ayudaría si ese es el caso —cruzo mis brazos—. Me gustaría.
—Sonríe complacida—yo me ocupare de la comida.
—Y yo te ayudare.
—Arquea una ceja— ¿Desea discutir eso? Señorita Atsuko.
—Entrecierro mis ojos, observando de manera retadora—tal vez.
Al momento que quiso responder, alguien paso detrás de su espalda y la empujo con agresividad hacia mí. Ella rápidamente puso sus manos a los costados para no lastimarme, sin embargo, después de dirigirle una mirada de molestia a esa persona, volteo a verme, ocasionando que nuestros rostros quedaron muy cerca. Tense mi mandíbula sin poder articular una palabra, mis mejillas se sonrojaron fuertemente y mi corazón empezó a latir con rapidez. El aroma de su colonia dulce invadió mis fosas nasales y su respiración choco con la mía. Mire un poco sorprendida sus ojos, sintiendo un cosquilleo en mis piernas y abdomen. Su rubor e impresión notable, hizo que reaccionara y diera un paso hacia atrás, aclaro su garganta mirándome con vergüenza.
—L-lo siento, no era mi intensión invadir su espacio personal.
¿Que? Ha cierto.
—Parpadeo dos veces—n-no te pre-
—¡Akko!
—Giro mi cabeza en dirección al llamado—Lo-lotte... —murmure.
Mi amiga llego a mi lado respiración agitadamente, espere pacientemente a que calmara su respirar y aproveche ese momento para presentarlas. Lotte, después de recomponerse, la saludo amablemente y saco de su bolso una carpeta.
—Léela antes de entregársela y si tienes alguna duda, puedes preguntarme —extiende el folder.
—La agarro—gracias.
—La examina de arriba abajo—es un placer, Diana. No pensé que Akko se consiguiera una pareja luego de pedir el divorcio —me mira y se acerca a mi oreja—. No está mal —susurro.
¿¡Que está diciendo!? ¡Ay no! ¡Diana no sabía de mi separación! ¡Y no es novia!
—Me sonrojo y oculto mi rostro apenado con la carpeta—n-no es mi...pareja, so-somos amigas.
Mátenme.
—En ese caso, consigue que lo sea —hablo, en un tono bajo—. Esta buenísima —murmuro de manera traviesa.
—Ya cállate —pedí entre diente.
—Ríe a carcajadas, bajando el folder que oculta mi rostro—tenía mucho tiempo que no veía esa fase de ti —desliza su dedo índice en mi nariz juguetonamente y mira su reloj. Repentinamente su celular comenzó a sonar—. Sabía que pasaría, Frank siempre me llama a esta hora —despoja el teléfono de su bolsillo—. El deber acude —suspira y dirige su mirada a Diana que, esta observándonos con un semblante suave y curioso—, espero verlas otra vez —me mira y guiña su ojo—. Cuídense y no hagas tonterías —me señala con su celular y empieza dar pasos ligeros de espalda—. Responde mis llamadas y avísame cuando ese inútil aparezca, ¡Por qué de mí! ¡Nadie puede esconderse!
—¡Lo hare! —levanto un poco la voz.
—Guiña de nuevo, sonriendo ligeramente, para después darse la vuelta y retirarse—
Me ha dejado en una situación incomoda.
—¿Nos vamos? —pregunto Janeth, dándole unos retoques a su dibujo.
—Si, claro —respondo inmediatamente sacando las llaves de mi cartera.
Gracias... Janeth, que alivio.
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Tres meses después
Diana Cavendish Pov
—¡Por favor! ¡Suéltenme! —grito el hombre, amarrado a una silla con heridas en su rostro y la nariz rota.
—Coloca la punta del arma en su cabeza—admite que las violaste —hablo uno de mis compañeros, cansado de que no lo aceptara.
—¿¡Que quieren!? ¡Tengo dinero! ¡Tengo mucho dinero!
—¡Admítelo! —grito desesperado, quitándole el seguro a la pistola.
—Deberíamos matarlo —hablo el otro, molesto de la situación.
En total somo tres, reteniendo a un hombre multimillonario que ha sido investigado por nuestro jefe. Nuestra misión es hacer que le hable a la grabadora, declarándose culpable de las violaciones causadas a más de cinco chicas que trabajaban en su mansión. Para llegar a él, nos escabullimos en su fiesta y esperamos que estuviera solo. Afuera se encuentran una cantidad de personas bebiendo y riendo; divirtiéndose como en cualquier celebración. Sin embargo, el dueño del lugar lo tenemos en una bodega y no podemos irnos hasta cumplir con nuestro propósito.
—Activo la grabadora y acerco a sus labios—
Su boca tiembla, y su cuerpo estará repleto de moretones si no habla en este momento; nos queda poco tiempo, pronto la seguridad sabrá que el anfitrión no ha regresado a la fiesta.
—Observa temerosamente a mis acompañantes—e-está bien... —traga saliva—. L-lo hice, las drogue y viole por diversión.
—Sonrió satisfecha y hago una seña con mi cabeza a las dos personas que vienen conmigo—
Guarde la grabadora con las otras pruebas en una maleta negra y abandone el sitio, escuchando los repetitivos golpes en esa habitación, hasta que se hicieron nulos. Me subí a mi motocicleta y conduje a mi nuevo destino; el callejón donde siempre dejo las cosas. Otro día de trabajo completado y no me siento orgullosa, pero es lo que debo hacer; no puedo romper ese contrato, tengo que acabarlo y falta poco para eso.
Suspire profundamente luego de dejar la maleta en el bote de basura y antes de quitar mis lentes que ocultan mi persona, examine mi alrededor para no ser descubierta. Sali del lugar dejando la moto escondida detrás de los contenedores y admire un supermercado abierto, exhale tirando vapor frio de mis labios, me puse la capucha de mi abrigo y empecé a caminar en dirección a un paradero de taxis. En el camino, me extrañe de ver a una persona de cabello morado en una parada de autobús; esos vehículos no transcurran a esta hora. Suspire sin darle mucha importancia colocándome los audífonos y pase frente a ella con mis manos ocultas en mis bolsillos.
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En ese mismo día, en la tarde. Invite a Akko a almorzar en mi casa y luego a cenar en un restaurante, sería una recompensa por ayudar a Janeth a estudiar y también por comprarle un par de cosas, aunque Akko diga que no es necesaria devolverle ese dinero, siento que lo es...o tal vez sea otra cosa. Admito que ella es una hermosa mujer; carismática, divertida, un poco gruñona, retadora, distraída, pero muy al tanto de sus responsabilidades. En algunas ocasiones me negó salidas por sus trabajos acumulados, obviamente entendí perfectamente y jamás he puesto una objeción acerca de eso, sin embargo, presiento que la situación con su esposo la está estresando demasiado.
Akko, no me relato mucho de lo que sucede, pero, no tengo porque entrar tanto en el tema o decirle que me lo explique; sé que es un divorcio. Lo único que me ha comentado es que el anteriormente había desaparecido y al no estar en su casa, le hacía difícil que firmara los documentos. No obstante, con la ayuda de su amiga; que es abogada. Lo están manteniendo al corriente, y recientemente a veces puedo notar un poco de molestia en la actitud de Akko cuando su amiga lo menciona; tal vez volvió.
En muchas situaciones ocurrieron cercanías en las dos que...me ilusionaron, porque ella me atrae en cierta parte, la otra la mantengo quieta por razones de su matrimonio; nadie me asegura que no vuelva con él, debo ser precavida y no caer rendidamente enamorada. Me encuentro en el elevador con bolsas en mis brazos; necesitaba unos ingredientes. Janeth ha estado comportándose normal, únicamente la veo más feliz con la presencia de Akko continua, ya que saben entenderse mutuamente en eso de la... ¿Astronomía? y contabilidad. Mi hija me ha hablado recientemente acerca de las carreras que está decidiendo en escoger, sin embargo, es muy pronto para que piense en esas cosas, apenas se encuentra en primaria.
Llegue a mi apartamento y entre dejando las compras en la mesa, deslice mi cabello hacia atrás y suspire, observando con ternura a las dos personas en la sala charlando animadamente. Sonreí con sutileza y despojé los alimentos de la bolsa, llevé una mano en mi mentón examinando lo comprado. Pienso hacer unas hamburguesa, arroz horneado y pastel de choclo y carne.
— ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?
—Sonrió y la miro—agradezco mucho el ofrecimiento, pero puedo encargarme —coloco las palmas de mi mano en la mesa.
—Agarra mi brazo delicadamente—te ayudare, dime lo que tienes pensado.
—Bu-
Tres toques en la puerta detuvieron mis palabras, voltee a ver confundida y antes de aproximarme me disculpe con Akko. Tome el picaporte y abrí, encontrándome con Amanda que, no dudo en aprisionarme con sus brazos y dar palmadas fuertes en mi espalda, provocando que me quejara un poco.
—Es un gusto verte también —me aparto—. ¿Qué haces aquí? No avisaste que vendrías.
—Levanta una ceja—sí, lo hice.
¿Lo hizo?
—Ingresa a mi hogar, pasando a mi lado—otra cosa es que no chequees tus mensajes —mira a Akko—. Hola, soy Amanda, su amiga de trabajo e infancia.
—Es un placer, Amanda.
—Asiente sonriente—no estaré mucho tiempo —se acerca a la nevera y agarra un jugo de chocolate—. Vengo a entregarle algo a Janeth —camina al salón en donde se encuentra—. ¡Janeth! —extiende sus brazos.
—Levanta un poco la mirada—tía Amanda.
—Sitúa sus manos en la cintura—antes me recibías con un abrazo.
—No soy una niña.
—Lo eres.
—No soy una niña infantil —corrigió.
—Lo eres —repitió.
—Frunce el ceño—no me subestimes.
Esto será una larga tarde...
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Atsuko Kagari Pov
Estoy lista, mi vestido negro sin tiras ajustado a mis hombros marca mis pechos, la extensión de la falda es hasta mis rodillas y la cartera que llevo conmigo hace juego, al igual que mis argollas, pulseras y zapatos de plataforma media. Me junte un poco de maquillaje y resaltador para mis labios. Me siento nerviosa, deseo dar un paso mayor con ella, pero no sé si sea adecuado, ya que ha estado un tanto a la situación de mi matrimonio y no deseo incomodarla o involucrar en ese problema. Andrew volvió hace dos semanas atrás y Lotte lo tiene en la mira, esperando pacientemente que responda a los papeles entregados, si no lo hace, me quedare con todo de la casa. Ese es el acuerdo que ella escribió, sintiendo que trama algo...no me parece justo, pero no me opondré.
Agarre las llaves de mi auto y asegure que mi celular se encuentre en mi bolso. En el momento de abrir la puerta, escuche la perilla ser tomada y girada, mostrando a la persona causante de ese cometido.
—Levanta sus cejas y me examine de arriba abajo—¿Vas a salir?
No...fíjate, me aliste para estar bonita en casa.
—Si —lo aparto.
—¿Con quién?
—Que te importa —paso a su lado.
Aprisione el botón de mi llave quitando el seguro a mi auto. No le dirigí la mirada una vez que estuve dentro, pero pude sentir la suya encima. Encendí el motor y abrí el cerrojo; oprimiendo el otro botón. Mi vehículo marca sedán siempre me ha encantado, su color blanco y asientos cómodos, lo hacen un excelente primer auto y tienen un perfil familiar y compacto, aunque existen algunos más lujosos o deportivos, pero me conformare con este un par de años.
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Me mire nerviosa en el vidrio del restaurante, acomode mi flequillo y delinee mi labial. Suspire profundamente calmando mi inquietud y entre, observando todas las mesas hasta encontrarlas, sin embargo, una mujer de cabello morados se acercó, creándole sorpresa en el rostro de Janeth, pero Diana agarro su vaso de agua y se mantuvo firme; debe ser la camarera...
Me aproxime saludando amablemente, mire a la mujer desconocida y sonreí, tomando el asiento frente a Diana.
—Buen-
—¿Esto es una broma? —interrumpe, cruzando sus brazos.
—¿Sigues aquí? —pregunto Janeth con molestia.
—Me mira, frunciendo el ceño—no podrás reemplazarme, querida.
—¿Disculpe?
¿Quién es esta persona? y ¿Porque me mira de esa manera?
—Ya lo hizo —respondió Janeth sonriendo con burla y apoyando sus codos en la mesa—. Y es mejor madre que tú.
—La observo sorprendida—
¿Ma-madre? ¿Que? E-espera...esa mujer... ¿Es la otra madre de Janeth? ¿Cómo no me di cuenta?, Miré a Diana confundida, ella me sonrió y se disculpó, mirándome con pena.
—Eres mi hija —reclamo.
—¿Lo es? —hablo Diana.
—¿Lo soy? —siguió Janeth.
—Agarro el vaso de agua y desvió la mirada—
—Suspira—hablare con ustedes en otro momento.
—No lo creo, Avery. Estoy ocupada y Janeth no contestara ninguna llamada —da un sorbo—. Vas a tratar de conseguir el número fijo, lo sé.
—Sonríe orgullosa—vine de España a Inglaterra solamente para verte. Tendremos una conversación quieras o no, Cavendish.
—Ríe amargadamente—no sucederá.
—¿Puedes irte? Quiero comer tranquila —sujeta el menú y arregla sus lentes.
Eso fue un poco incomodo...pero, me gusto que me presentara como su otra madre. Mi corazón se sintió cálido...y acogedor por un momento.
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—Gracias por traernos y lamento nuevamente lo que sucedió.
—No te preocupes, no es nada.
Después de unas horas de haber llegado y finalizado la cena. Janeth se encuentra en su habitación y permanezco en la sala con la compañía de Diana. Quedamos conversando juntas hasta que se hizo tarde y necesito volver, aunque no desee hacerlo. La cena fue estupenda, pero no sucedió nada nuevo entre las dos y ahora que estamos solas, me siento demasiado nerviosa.
—¿Te acompaño?
—N-no es ne-necesario.
Mi celular empezó a sonar en mi bolso, suspire y lo retire, mire la pantalla con un gesto curioso, sin embargo, al leer el nombre, fruncí el ceño de manera disgustada. Andrew... ¿Qué quiere ahora?
—Cancelo la llamada y apago el celular—
Creo que ha leído los nuevos papeles que deje en la mesa y posiblemente habrá una discusión cuando llegue a esa casa; me quedare en un hotel, de nuevo.
—¿Esta todo bien?
—Volteo a verla—sí, claro.
—Hace una mueca insegura—puedes quedarte, si deseas. Iré a trabajar ahora mismo y regresare en la mañana.
—¿Segura? —levanto una ceja.
—Si —sonríe, acercándose al mueble de la televisión—, siéntete como en casa —extrae unos ¿lentes? de un cajón—, y toma lo que necesites —pasa a mi lado, palmeando mi hombro.
—Espera —agarro su brazo sutilmente.
—Me mira—¿Sucede algo?
—La observo dudosa, ocasionando un leve rubor en mis mejillas—y-yo... gracias, por dejarme quedarte.
—Sonríe ligeramente y toma mi rostro con sus manos, depositando un pequeño beso en mi frente—descansa bien —susurro sutilmente, acariciando unos mechones de mi cabello.
—Me sonrojo completamente y arrugo su camisa, sintiéndome nerviosa por su acción imprevista—su-suerte...en el trabajo.
Es un avance...
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Una semana después
Diana Cavendish Pov
Estoy en problemas, no recuerdo cuantos días permanecí en esta habitación. Mis compañeros están muertos y la misión fracaso, nuestros enemigos eran más fuertes y no cargaba las armas necesarias o habilidades aprendidas para desafiarlos. El jefe, nos entregó esta vez escasa información y gracias a eso, vi a dos personas morir frente a mis ojos por una bala en la cabeza. Tuve demasiado miedo en ese momento que, no sé cómo me las ingenie para escapar; tal vez mi cobardía me salvo. No puedo imaginarme muerta; abandonaría a Janeth y eso no lo soportaría, ya que, toda mi vida he intentado que ella no sienta tristeza o enojo, su corazón no lo aguantaría y necesito que resista hasta que sea el día de su operación.
—Ma-maldición... —murmuro enojada, llevando una mano a mis costillas.
Esos bastardos le sacaron provecho a mi captura y me golpearon hasta dejarme inconsciente, siento mi rostro dolorido y me falta un diente. Suerte mente no lograron quitarme las gafas, estas se mantuvieron en su lugar y la única manera que pueden ser removidas, sería por mi persona o que me asesinen; así como les paso a mis compañeros, pude ver sus rostros y color de cabello manchado de sangre.
Llegue al callejón de siempre, caminando con el apoyo de la pared, seguidamente me senté en una parte oscura y saque mi móvil de mi bolsillo. Veinte llamadas perdidas de Akko, cinco de Amanda y diez del teléfono fijo. Janeth, debe estar preocupada y no puedo moverme con facilidad, me duelen los huesos, me encuentro sedienta y con mucha hambre; deseo comer algo ahora mismo. Sentí mi otro celular vibrar y con cuidado, lo despojé de mi otro bolsillo. Mensajes del jefe. Respondí dándole las especificaciones de lo sucedido, el contesto enseguida dándome dos días libres; que agradable sujeto.
Sin embargo, aclaro que en esos dos días me mandara la información de las siguientes personas que, debo capturar, e incluyo unos nuevos acompañantes como remplazo de los que se hayan muertos.
Suspire guardando mis dos móviles y me levante con dificultad; sujetándome de los ladrillos del muro. Mi labio está roto y arde mucho, me quite los lentes y puse mi capucha, camine directo a un supermercado de cuatro horas y compre agua, pastillas para el dolor y desinflamatorio, no agarre nada de alimento por razones de mi poco sustento de dinero en este momento, aparte que debo pagar el taxi. Bebi las pastillas y vacié el tarro en tragos grandes. Luego de terminar, me dirigí a la estación de esos vehículos, dispuesta a llegar a hogar, mientras pienso en una buena excusa creíble para Janeth; es inteligente y descubrirá si miento.
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Siento punzadas en mi abdomen cada que doy un paso, sin embargo, el dolor de cabeza disminuyo a un grado confortable para aguantar; aun me muero de hambre. Mire mi reloj sorprendiéndome de la hora. Cuatro de la mañana. Una vez frente a la puerta de mi apartamento, demore en introducir las llaves por mis manos temblorosas; mis nudillos también están rotos, no lo note, hasta ahora. Entre apoyándome del marco y agachando mi cabeza, soltando un quejido de dolor.
—Oh por dios, Diana —hablo asustada y a la vez aliviada... ¿Akko?
¿Qué hace aquí? Oh no...
—¿Akko? —observo confundida, como se acerca y posa sus manos en mis mejillas, quitando mi capucha.
—¿Que te sucedió? —pregunto preocupada, examinando mi ropa arrugada y sucia.
—Hago una mueca de dolor, apartando sus manos—ne-necesito un baño.
—Lo que necesitas es ir a un hospital, tienes sangre seca en tu cabeza y-
—E-estoy bien —la aparto.
Camine hacia mi habitación con mi mano en mi costilla derecha, al encontrarme dentro siendo seguida a una distancia considerable por Akko, agarre una muda de ropa simple y me encamine a darme una ducha con agua caliente. Akko no dijo ninguna palabra al respecto, pero antes de entrar la observe encender la estufa. Estando en el baño, me mire en el espejo, notando heridas en donde no sabía que estaban. La parte izquierda de mi frente esta morada y un poco inflamada, la pastilla dio efecto. Me quite la camisa, apreciando los moretones en mi abdomen, pero, ningún hueso mal desubicado; eso me alivio, no quiero permanecer en un hospital por una contundencia de ese nivel. Divise mis piernas, encontrándome con cortadas poco profundas, mis pantalones están rasgados en pequeños trozos de tela, y por último...poseo una raspada en mi codo derecho. Recuerdo como sucedió...me caí de la moto tratando de escapar y rodé en la carretera; y, aun así, fui atrapada. ¿Cuántos días estuve fuera de casa? No importa ahora... al menos...me tranquiliza pensar que Akko permaneció con Janeth, no sé cómo agradecérselo.
Después de acabar con mi ducha, cepillarme y colocarme ropa limpia. Akko toco la puerta, y sin dudar la abrí, e inevitablemente mis fosas nasales se llenaron de un aroma tan...delicioso que, no me percate cuando ella entro al baño y agarro un par de cosas. Está preparando ¿Sopa?, eso calmaría totalmente mi apetito, deseo probarla en este instante.
—Diana.
—La miro—
—¿Que tomaste para el dolor?
—Unas pastillas recomendadas por la farmacéutica, no recuerdo el nombre.
Su ceño se función, causándome un poco de temor y nervios. Agarro mi muñeca con delicadeza y me llevo a la sala, obligándome a tomar asiento en el sofá. Janeth probablemente se encuentra dormida, pero ¿Akko estaba esperándome? ¿Por qué no ha descansado? Hoy es viernes, seguramente deba trabajar más tarde.
—Puedes contarme ¿Dónde estuviste en estos tres días? y ¿Que ocurrió? —quita la tapa de un ungüento para dolores musculares.
¿Tenía eso en el baño? ¿Cuándo lo compre?
—Se sienta a mi lado— ¿Quién te golpeo? —junta un poco en dedos.
—Un... ¿Cliente? —sonrió nerviosa.
—Levanta mi camisa—¿Por qué lo hizo? —desliza sutilmente la crema en mi abdomen.
—Me ruborizo notablemente—qu-qu-que... —aclaro mi garganta—quería mas ¿Pan? y....comenzó a desesperarse cuando no lo atendí enseguida.
—No suena muy convincente —levanta una ceja y termina de juntar la pasta. Seguidamente dejo caer mi camisa y tomo unos vendajes—. Desapareciste tres días —recordó, mirándome con enojo—, y luego apareces llena de moretones.
—Lo sé... —aparto la mirada.
Vamos, piensa en algo mejor.
—Sostenla —dijo, refiriéndose a mi camisa.
Obedecí aun con mis mejillas sonrojadas. Cuando acabo en ajustar la venda, agarro otra más para mis nudillos, la detuve y agradecí por su ayuda. Incluyendo que puedo hacerlo sola. Ella no insistió y se puso de pies, caminando a la cocina. Termine de cubrir con la crema mis heridas notables y luego las oculte con los vendajes. Recosté mi espalda en el sillón y cerré mis ojos, totalmente exhausta. Inhale profundamente y exhale sutilmente, sintiéndome aliviada al encontrarme en mi hogar. En dos días volveré y sinceramente no deseo hacerlo, casi muero y eso nunca lo olvidare, pero...no tolerare perder a Janeth; no me gustaría verla en una camilla de un hospital sufriendo por mi error. Necesito concluir con ese contrato.
Luego de unos minutos escuché un plato ser depositado en la mesa de al frente, abrí mis parpados con pesadez observando la sopa de pollo con arroz y un vaso de jugo. Suspire nuevamente y me acomode en el sillón, agradeciendo por la comida, para después empezar a degustarla con calma; me siento muy cansada.
—Exhala levemente—me alegra verte otra vez, y desearía escuchar la historia completa de lo que ocurrió, pero podremos hablarlo luego —dijo más calmada, apoyando su espalda en el sofá—. Janeth está descansando y la llevare a la escuela en la mañana.
—Gracias, Akko. En verdad, muchas gracias... —susurre.
No recuerdo con claridad las palabras de esas personas que nos tendieron una trampa, pero sin duda, son los traficantes con mayor mentalidad que he conocido; los otros eran unos estúpidos. Acabe con mi plato, agradeciéndome nuevamente por la deliciosa comida, ella permaneció a mi lado en total silencio mirando fijamente el televisor apagado, la única luz que alumbran la sala, es de una pequeña lampara que se haya ubicada en una esquina a mis espaldas.
Suspire pesadamente, situando una de mis manos en mi cabeza al sentir una pequeña punzada. Al menos no tengo un moretón en el ojo y afortunadamente el diente que perdí es uno de los de atrás. Observe de reojo el pie derecho de Akko moviéndose intranquilamente, conduje mi vista a su rostro percatándome de su semblante preocupado, aparte mi mirada y agarre su mano, llevándola delicadamente a mi pecho.
—Estoy bien, Akko. Gracias por cuidar de Janeth.
Ella no respondió y estuvimos unos minutos en completo silencio, pude sentir un ligero temblor en la mano que sostengo, voltee a verla con culpabilidad por haberla preocupado también. Su cabeza se encuentra girada hacia el otro lado y lentamente se zafo de mi agarre. Extendí mi mano, posándola en su mejilla derecha. Intuyéndola a verme. Cuando contemple sus ojos vidriosos, le dedique una sonrisa sutil y junte con cuidado mi frente con la suya. Inhalé inconscientemente el aroma a flores que posee y cerré mis ojos, disfrutando de la cercanía. Con mi mano aun en su mejilla, la acaricie ligeramente con mi pulgar; su piel es suave y su reparación es tranquila, me relaja mucho.
—Todo está bien... —murmuré, abriendo mis parpados para toparme con el hermoso color de unas esferas rubíes, e incluyendo que, pude notar un rubor que hace un increíble juego con sus ojos, dándole más ternura.
Nuevamente no contesto, pero no fue necesario, ya que, en su mirada divise un cariño gentil y....amoroso, dejándome hipnotizada y algo embobada, atrayéndome lentamente a esos carnosos y suaves labios. Sus manos ascendieron despaciosamente por mis brazos llegando a mi cuello, exhale encantada, acortando cada vez más la distancia. Su respiración se combinó inevitablemente con la mía, creándome un cosquilleo agradable. Abrimos nuestros labios y cerramos nuestros ojos instintivamente, acabando con el poco espacio y las ansias.
Atrape su labio inferior con delicadeza, saboreando y disfrutando de la carnosidad de este. Seguidamente, hice lo mismo con el de arriba, deleitándome con cada movimiento sutil y escuchando repentinamente un gemido gutural de satisfacción. Baje mis manos a su cintura atrayéndola a mí, sus dedos se enredaron en mi cabellera y mis labios se movieron con más seguridad incrementando el beso.
Me separe después de unos minutos cortos abriendo mis ojos, para hallarme con los suyos. Espere pacientemente que me empujara y gritara lo estúpida que he sido al besarla porque tiene esposo. No obstante, sucedió lo opuesto a eso. Ella mordió su labio inferior con una sonrisa encantadora, reteniendo ¿Emoción?
Sus manos bajaron lentamente e inconscientemente nuestros labios se acercaron, atrapándolos con más seguridad y moviéndolos a un ritmo poco apresurado, pero deseoso y anhelado. Mis manos agarraron su cintura y entre medio del beso, fui recostándola en el mueble con cuidado. El movimiento de nuestros labios se volvió mas intenso y cuando abrió su boca dándome a entender lo que desea. Introducir mi lengua, jugando con la suya al compás, gemidos guturales y sutiles cargado de placer, se convirtieron en un deleite para mis oídos. Sus manos acariciaron mi espalda y bajaron a mi brazo, apretándome ligeramente.
Me separé agarrando un poco de aire y abrí mis ojos, observando los suyos entrecerrado mirándome con deseo y contemplando de reojo su pecho subir y bajar. Aproxime mis labios a su cuello, deslizando la punta de mi lengua y mordiendo sutilmente su delicada piel, sin motivos de dejar una marca, pero anhelando hacerlo.
Al momento de moverme y ser segada por las ganas de mi cuerpo, unas punzadas fuertes en mi abdomen me hicieron frenar en seco y detener mis acciones. Akko, lo noto en el instante que un quejido de dolor escapó de mis labios involuntariamente. Ella, me obligó con sus manos a sentarme con delicadeza en el mueble y cuando lo estuve, levanto mi camisa y examino mi cabeza.
—No hagas fuerza. Necesitas descansar.
—La miro con tristeza—si... en cuatro horas me levantare.
Si no fuerza por mis golpes, hubieramos llegado...a hacerlo. De tan solo pensarlo, me hace sentir unas incontrolables ganas en mi cuerpo. La blusa de tirantes que carga me entrega una vista perfecta de sus pechos cubiertos por su brasier... Rayos.
—Yo lo hare —se pone de pies—. Mencione que llevaría a Janeth a su escuela.
—Oh podría faltar —me levanto con dificultad.
—Me mira y agarra mi brazo—¿Segura?
—Asiento ligeramente—¿No tienes que trabajar más tarde?
—No creo que me necesiten si falto un día.
—Sonrió levemente—está bien, no quiero que me culpes después por si tienes una falta.
—Ríe, rodando sus ojos—no lo hare.
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El dolor en cierta parte ha disminuido, pero necesito las pastillas para reducirlos con totalidad, me duele moverme y-
—¡Volví!
—Abro mis parpados con fatiga—hola...
Sus pequeños brazos me rodearon sin cuidado y su cuerpo se posiciono arriba mío, abrazándome con fuerza y creándome malestar nuevamente en mis heridas. Solté un quejido correspondiendo el abrazo y sonriendo con alegría. Dormir en el sofá no es cómodo y en la madrugada tuve una discusión pequeña con Akko acerca de quien descansaría en la cama, obviamente gane y no sé cómo, pero lo hice y me siento orgullosa. Llene su rostro de besos y la acomode en el mueble conmigo; estando acostada de lado.
—¿Dónde estabas? y ¿Que te paso?
—Problemas de trabajo, duerme conmigo.
—Me aparta un poco con sus manos en mi pecho, arrugando su frente—son las tres de la tarde.
Oh... Eso quiere decir que asistió a la escuela.
—Y el almuerzo está listo, solamente debes calentarlo. Akko lo preparo y tuvo que irse.
Oh... Bueno, eso no me lo esperaba.
—Está bien —me levanto con cuidado, sentándome en el mueble.
—También te dejo unas pastillas en la mesa. No vuelvas a desaparecer —dijo con molestia.
—Acaricio su cabeza—no lo hare.
Eso es espero.
—Hable con Akko en estos días que desapareciste —se sienta a un lado—. Me enseñara a nadar —sonríe emocionada—, me alegra que sea mi amiga, fue la primera que no me miro con lastima al conocer. Las dos tenemos algo que nos hace incapaz de tener una vida completa —me mira con una sonrisa pequeña en sus labios, para después levantarse de un salto—. Cambio el tema sentimental, tengo hambre.
Es cierto, eso ha sido unas lindas palabras. Me alegra que se siente conforme con su compañía.
—¿No has comido?
—Si, pero Akko me dejo dulces.
—Me pongo de pies con cuidado—no comerás eso.
—Frunce el ceño—¿Por qué?
—Sonrió e inclino mis rodillas, quedando a su estatura—porque te quiero.
—Cambia su semblante y sonríe ligeramente—yo también.
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Un mes después
Atsuko Kagari Pov
—Si no responde mañana antes de las una, todas esas pertenencias en esa casa serán tuyas. Estoy cansada de esperar ¡Y no tengo paciencia para sus inseguridades e indecisiones absurdas! ¿¡Que se cree el!? ¿¡Un niño!? ¡Tiene treinta años! ¡Joder! —exclamo enojada, mi amiga abogada.
—Lo sé —sonrió de lado, acariciando con mi pulgar el vaso de mi batido—. No volveré a casa esta noche.
—Levanta una ceja— ¿Por qué?
—Me quedare con Diana —la miro—. Acordamos empezar a salir después de romper mi matrimonio definitivamente, e incluyo que igual me siento molesta por el tiempo que está tomando esto.
—Me señala con su dedo índice—pudiste arrastrarlo en el suelo antes, sin embargo, preferiste esperar que firmara, y hasta el sol de hoy, ¡No lo ha hecho! —golpea la mesa con su puño—. Has impedido que escarbe su tumba.
—Estoy consciente de eso, pero se acabó. Quiero comenzar una relación con Diana.
—Espera —ladea un poco su cabeza—. ¿Es esa mujer que tiene un cuerpo y rostro de una diosa? ¿Aparte de tener una niña que es casi idéntica a ella de no ser por sus ojos?
—Si... —la observo con duda— ¿Como sabes que tiene una hi-
—Yo veo todo —agarra su vaso y absorbe un poco por el popote su café.
—Levanto mis cejas— ¿Enserio?
—Ríe ligeramente—por supuesto que no. Era obvio que es su hija, se parecen y... —deja el vaso aun lado y coloca sus manos encima de las mías—. Serás madre.
¿Que?
—Pestañeo un par de veces, mirándola desconcertada—no creo...que Janeth me considere de esa manera. Somos buenas amigas.
—Lo hará, es pequeña, con el tiempo podrá llamarte mama. Suena bonito y se siente bien, créeme. Mi bebe dijo ma, y luego de tres minutos termino la palabra con: Ma.
—Rio divertida—
—¡Es un avance! —hace una pausa pequeña, alejando sus manos—, por cierto, me divorcie de Frank.
—Detengo mi risa y la miro sorprendida—¿Qu-qué? ¿Por qué?...
—Tenemos sueños y deseos diferentes, me grito en la cara que el jamás había querido una hija. Entonces, lo mande por un tuvo; literalmente. Y ahí acabaron las cosas —explico con desinterés—. No me molesta o me siento triste. Al igual que tú, conocí a alguien más.
¿Así?
—¿Nombre?
—Barbara.
—¿Apellido?
—Parker.
—¿Edad?
—Veintinueve.
—¿Dónde vive?
—A dos cuadras de mi casa.
—¿Es buena?
—Suspira pesadamente—demasiado, y más en la cama —sonríe juguetonamente.
—Me sonrojo ligeramente— ¿No tienes vergüenza?
—No soy pasiva como tu —saca la lengua, mirándome con burla.
—Frunzo el ceño—
—Apuesto que no te has acostado con ella por respeto a tu matrimonio, pero, vale mierda. Él se acostó con muchas mujeres, y tu...has besado a una —hace una mueca divertida—. Voy más avanzada —guiña—. Puedo encargarme de mi hija sola, no lo necesito. Tengo un buen trabajo y un ahorro grande para comprarme una casa cuando venda esa.
—Hago un gesto de inseguridad—¿enserio no sientes un poco de...
—Antes —interrumpe—. Admito que derrame unas cuantas lágrimas, pero... no soy tonta y no iba permanecer un día más en ese techo con un hombre que dejo de amarme.
—Pero ¿Qué sucedió para que discutieran de esa manera?
—Aclara su garganta—digamos...que encontró unos mensajes privados de Barbara en mi celular.
—La miro con incredulidad—
—Arruga el entrecejo—anteriormente lo vi acostarse con la toxica de mi trabajo en nuestra cama. ¿Te recuerdas el caso que tuve? Sobre algo de problema familiar.
—Asiento levemente—
—Bueno...aprovecho que ese día llegaría tarde y...ya sabes —suspira frustrada—. Sucedido.
—Lamento eso.
—Hace un chasquido con su boca—no lo hagas. Prefiero estar alejada y suerte mente firmo el papel de divorcio sin duda, lo hizo tan rápido que me pareció perfecto.
En este mes que he pasado con Diana, únicamente nos regalamos un beso en la mejilla o cerca de la comisura de nuestros labios, eso me desilusiona un poco, pero me aclaro con anterioridad acerca de mi casamiento y las dudas que tienes; lo entiendo perfectamente, si tuviera en su lugar, estaría igual.
Desde que la espere en su departamento esas tres noches sin descansar correctamente, no me ha contado la historia detrás de esos golpes que obtuvo en su ''trabajo''. Quiero confiar en ella, no obstante, ese pequeño cuento relatado es muy poco creíble. Aceptaría una historia en donde la lastiman y luego vuelve a su hogar, sin embargo, demorar tres días por fuera. ¡No encaja!
Aparte de eso, tuve otra discusión con Andrew cuando regresé a mis ''queridos'' aposentos. Primero me reclamo respeto a los papeles en el cual aclara las circunstancias que serán tomadas si, no actúa como es debido. No quiero quedarme con todas las cosas de esa casa, hay dinero invertido de su parte y mucho; probablemente lo venda después, pero, no me parece justo y desearía terminar en buenas condiciones económicas porque de lo otro, no lo vale. Sin embargo, admito que me siento algo conforme teniendo en mente que me quedare con todo y el no obtendrá nada.
Luego en este mes, ha estado preguntando en donde me quedo cuando no vuelvo a esa casa, normalmente lo ignoro y busco algo más de ropa para permanecer otros días con Diana. Pero, ha estado muy irritante insistiendo a cada momento que puede dirime la palabra, preguntando ¿En qué lugar me quedo? ¡Es desesperante! porque... ¿¡Ahora se preocupa de mí!? y lo peor de todo, me propuso ir a una terapia de pareja para emendar las cosas. ¡No hay nada que arreglar! ¡El solo tiro por la borda esa relación! ¡Que molesto!
Recordar sus palabras y voz me dan jaqueca.
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No creo poder contenerme mucho tiempo más... ¡Me levanto a las tres de la mañana simplemente para discutir! ¡Esto es exagerado y enfermo!
—¡Akko te lo suplico! ¡Retira la demanda! ¡No puedo dormir pensando que deseas irte de mi lado!
Cargo mi pijama de dormir que, consiste en una blusa de tirantes y pantalón largo. En cambio, el carga aun su ropa de trabajo; traje completo con corbata.
—Cruzo mis brazos, mirándolo con furia—¿¡Cuantas veces tengo que repetírtelo, Andrew!? —grite entre dientes.
—Aprieta sus puños, calmando su expresión de molestia—he reflexionad-
—¿Con otras mujeres? —interrumpí.
—Me mira sorprendido—Akko, no me he acostad-
—Tengo las pruebas impresas, ni intentes negármelo.
—Tensa su mandíbula—perdóname.
¿Perdonarlo? Eso es ridículo. Me engaño, más de una vez.
—Rio fuertemente, burlándome de sus palabras—
—¡Lo digo enserio!
—Me detengo, riéndome aun un poco—¿Y tú crees que yo no?, espero consigas un abogado, Andrew. Y no vuelvas a molestarme en mi día libre —me doy la vuelta, dispuesta a encerrarme otra vez en la habitación.
—Agarra mi mano, deteniéndome—¿Quién esa persona?
—No tiene sentido seguir con esta conversación.
—¡Dímelo!
—¿Vas a comenzar, otra vez? —lo observo de reojo, disgustada.
—¡Entonces dame una noche! ¡Déjame dormir contigo!
Fruncí el ceño, comprendiendo lo que desea; doble sentido. Me solté del agarre y entre al cuarto, busqué rápidamente mis cosas; llaves, cartera y celular. Y, por último, tome un abrigo; no me quedare en esta casa, mañana todo acabara.
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Antes de entrar en el estacionamiento del hotel, me detuve en un supermercado de veinticuatro horas; un vino me hará bien en este momento. Entre con mi chaqueta puesta y agarre un par de cosas más, pague lo debido y me retire cargando una bolsa en mi mano. Mire a mi alrededor percatándome de que no se encuentre nadie y extraje de mi bolsillo mi celular. El sitio esta desierto, no hay ningún alma caminando en las calles y eso en cierta parte es relajante. Al menos, permanecer fuera de esa casa, me hace sentir mejor, no me asfixio.
Empecé a escribir un mensaje corto a Lotte mientras camino en dirección a mi auto y cuando pase por un callejón, repentinamente unos brazos me sujetaron con fuerza, llevándome a la oscuridad de ese lugar.
Solté un grito ahogado y mi corazón comenzó a palpitar con rapidez. Cuando abrí mis labios para gritar por ayuda, su mano derecha tapo mi boca. Lo contemple aterrada, haciéndome un sin fin de preguntas en mi mente. ¿¡De donde salió esta persona!? ¿¡Quién es!? ¿¡Que desea!? ¿¡Me va a matar!?
—Shhh... —manda, llevando un dedo índice a sus ¿labios?, no lo sé, su rostro esta cubierto.
Escuche unos pasos acercarse con rapidez, mire de reojo un grupo de chicos que se detuvieron frente al callejón, examinando los lados.
—La vi, lo juro —hablo uno de ellos.
—Sigamos buscando, no debió haber ido lejos.
Tragué pesadamente entendiendo la situación, dirigí mi mirada a la persona frente a mí que, me mantiene acorralada contra una pared y su mano aún permanece en mis labios. Después que esos hombres desaparecieron, mordí su mano, causando que soltara un quejido y cuando intente escapar sujeto mi cintura rápidamente, atrayendo mi cuerpo; apretándome fuertemente.
—¡Suéltame! —grite molesta, tratando de zafarme de su agarre y decidida a patearlo o iniciar una pelea.
—Akko, espera —dijo con una voz media ¿robótica?
¿Me conoce?
—Me detengo inmediatamente—
—¿¡Escuchaste eso!? —grito uno de los chicos, volviendo a estar al frente del callejón.
Nuevamente fui llevada a la oscuridad y aprisionada en sus brazos. Quedamos en silencio hasta que el hombre desapareció de nuevo. Me di la vuelta apartándome de mi... ¿salvador?, Mi corazón aún sigue agitado y pequeñas gotas empezaron a caer del cielo; lloverá, lo que me faltaba. Observe con confusión y miedo a esa persona, retrocediendo unos cuantos pasos, chocando inevitablemente con el muro. El intento acercarse y rápidamente hable, pidiendo que no avanzara, nuevamente permanecimos en silencio y mi temor no descendió, abrace mi cuerpo con la bolsa aun colgada en mi muñeca.
—Se quita unas gafas—tranquila, no te hare daño —pregunto, con una media sonrisa.
¿Di-diana? ¿Qué carajos?
.
.
¿Qué hacia ella a estas horas en la calle? ¿No estaba trabajando? ¡Tengo muchas preguntas! y que no las responda me molesta. La obligué a subirse al auto después que se revelara y afortuna mente encontré un lugar desolado para estacionarme, apagando las luces y el motor mientras la lluvia golpea fuertemente el techo. No es necesario poner el aire acondicionado, hace frio. Las compras que hice anteriormente están a mi lado, bajé el recostadero de mi asiento para quedar frente a ella que, se encuentra en los muebles posteriores jugando inquietamente con sus dedos.
—¿No vas a decir nada? —dije molesta, después de hallarnos más de diez minutos en silencio.
—Encoge sus hombros—¿Qué quieres que diga?
—¿Que hacías?
—Voltea a verme—¿Mi trabajo?
—Frunzo mi ceño—¿En qué consiste? —junto mis manos.
—Hace una mueca insegura—es...yo...
No soy tonta, puedo suponer de que se trata.
—¿Has matado a alguien? —pregunte de repente.
—Me mira sorprendida—no, solamente atrapo a los criminales y entrego a la policía.
—Arqueo una ceja, dudosa de sus palabras—
—Lo prometo, no he asesinado a nadie —recuesta su espalda en el mueble—. Es complicado.
—Entonces, en las madrugadas te conviertes en ¿Un héroe de la justicia? ¿Qué ganas con eso?
—¿Dinero? —dice con obviedad—, no realizaría ninguna de esas misiones encomendadas si no me pagaran.
Ahora entiendo...
—¿Es por Janeth? —la contemplo con un semblante triste y poco decepcionada.
—Aparta la vista—si... —susurro.
—Oh dios... —suspiro profundamente, llevando mi cabello hacia atrás.
—Akk-
—¿Por eso desapareciste tres días?
—Me ca-capturaron y....no puedo dar mucha información. Lo siento mucho —agacha la cabeza.
Esto no puedo estar pasándome... Primero lo de Andrew y ahora descubro que, la persona con la cual deseo comenzar una relación, es una ¿Atrapa ladrones?, Eso no está bien... puede morir en cualquier momento que, ¡Realice una de esas estúpidas ordenes!
—¿Que hacías fuer-
—Discusión —interrumpí enseguida, volteando a ver a otro lado.
Me quede procesando todo lo ocurrido con una de mis manos en mi boca y moviendo mi pierna derecha de forma inquieta. Sentí la humedad de mis ojos, pero evité llorar. No ha matado a nadie, sin embargo, me es difícil creerle luego de haberme mentido, lo pensare en otro momento. Suspire profundamente, atrayendo su atención.
—Te llevare a tu departa-
—Akko —sujeta mis manos.
—¿Que? —volteo a verla con el ceño fruncido.
—Lamento habértelo ocultado.
—Necesito pensar e-
No termine de hablar por unos brazos que rodearon mi cintura con delicadeza, hice una mueca de inseguridad y apoye mi mentón en hombro. No quiero...que muera, de eso estoy segura y....no lo sé, todo esto es tan confuso y a la vez los puntos que estaban sueltos, encajan a la perfección en los orificios de mis sospechas y dudas. Moví mis brazos y me abracé su cuerpo, escondiendo mi rostro en mi cuello. Inhale y exhale nuevamente calmando el nudo en mi garganta, cerré mis ojos y respire con tranquilidad.
—Lo siento, no deseaba ocultártelo, pero...n-no tenía opción...
—¿Cuánto tiempo llevas haciendo eso?
—Traga pesadamente—de-desde que me entere de la enfermedad de Janeth. N-no pu-puedo pe-perderla, Akko —estruja mi abrigo, temblando un poco—. Es mi única familia.
—Entiendo... —acaricio su espalda.
Quedamos en esa posición unos minutos en silencio. Mis manos agarraron unos mechones de su cabello y empecé a enrollarlos en mis dedos. Cuando sentí que su cuerpo empezó a apartarse, mire su rostro tranquilo y sereno, sin embargo, en sus ojos puedo ver tristeza. Sonreí suavemente y me acerqué, depositándole un beso en la mejilla.
—Te llevare con Janeth —susurre con dulzura.
—¿Te quedarías conmigo?, Lo lamento —carraspea su garganta—, estoy siguiendo egoísta.
—Inclino un poco mi cabeza—no me molesta. Me gustaría dormir contigo.
—Sonríe sutilmente—gracias.
—Levanto mi dedo índice—pero, sin pelea de quien descansara en la cama —la señalo—. Lo haremos juntas —aclare, volviendo al sillón del conductor.
.
.
Abrí mis parpados lentamente, acostumbrarme a la luz del sol. Cuando sentir un peso extra en la cama, sonreí complacida y admiré a una pequeña niña dormida en el centro. Restregué mis ojos y examiné más las posiciones, notando que esta apegada a Diana y mi mano la tiene sujeta contra su pecho. Sonreí inconscientemente, aliviada que se sienta mejor, suerte mente llegamos a tiempo cuando su dolor comenzó. En las primeras noches que Diana no estuvo, me debí quedar para cuidarla, ya que, me menciono acerca de su tía Amanda y que no le gustaba que ella lo hiciera, por razones de que, a cada momento pregunta si estaba bien y no podía concentrarse en sus dibujos.
Me removí un poco en mi lugar, observándola dormir plácidamente mientras cuento mentalmente las pocas visibles pecas en sus pómulos y puente de la nariz. Su comportamiento aun me sorprende y cuando Diana desapareció, tuvimos la oportunidad de conocernos mucho mejor; distraer nuestras mentes y no pensar mucho en ese hecho, rogando que estuviera bien. Una mano se posó en mi mejilla sutilmente, levante mi mirada topándome con unas esferas de color azul intenso. Sonreí, posando mi mano encima de suya y con cuidado me acerqué, entregándole un beso en la mejilla.
—Buenos días —susurre.
—Buenos días —sonríe ligeramente y baja la vista, observando a Janeth apegada a pecho—. Prepare el desayuno.
—Alejo lentamente mi mano—yo lo hare, quédate con ella —me siento en el colchón.
Me levante y busque una muda de ropa entre los cajones de Diana, sus camisas me quedan algo grande, pero me gusta utilizar sus vestimentas. Entre en el baño y lave mi rostro en el lavamanos, arrugue mi frente sintiendo aun el sueño consumirme; solo dormí seis horas, aunque parece suficiente, pero no lo es y menos en mi día libre. Me mire en el espejo, notando pequeñas mordidas en mi hombro y cuello, me ruborice de inmediato recordando lo que estuvo a punto de suceder en la madrugada; ahora entiendo porque no deseaba descansar conmigo en el mismo sitio, no contiene sus ganas de querer...tocarme y besarme, pero, los tosidos fuertes de Janeth la alarmaron y sin dudar nos levantamos para atenderla.
.
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—La has escuchado antes, podrás cantarla —dijo Janeth.
—Sonrió nerviosa, aprisionando el micrófono en mi pecho—
Mientras Diana se encuentra preparando el almuerzo, estoy junto a Janeth en la sala admirando el televisor que posee unas letras de una canción llamada: Flames de, Sia. Esa música es la favorita de Mary, y me siento un poco inquieta por que Diana me escuche. Aparte de pasar tiempo con ella en estos meses, salí también con mis amigas y nos divertimos mucho en uno de los mejores Karaoke de la ciudad.
Empecé a seguir la melodía con sonidos leves en mi garganta y luego comencé a cantar apoyándome con las letras en la televisión. A la mitad de la canción, le extendí el otro micrófono a Janeth y juntas, empezamos a vocalizar, en una parte de la canción me puse de pies y moví mi cadera un poco bajo la mirada curiosa de Diana. No obstante, no me percate que alguien toco la puerta, hasta que escuche una voz familiar, provocando que volteara sorprendida. Observando a la persona que se encuentra en la entrada. Janeth bajo el volumen en el momento que me detuve y miro con con confusión.
—Eres una mujer... —susurro anonadado.
—Si... —respondió Diana, mirándolo con desconfianza— ¿Quién es usted?
Andrew... ¿Como supo dónde estaba?
—¿Qué haces aquí? —dejo el micrófono en una mesa.
—Akko —sonríe, pasando a un lado de Diana.
—Retírate, ahora mismo —amenace, agarrando el móvil de mi mesa—. No durare en reportarte.
—Sitúa sus manos en la cintura— ¿Por qué harías eso? Vine a buscarte, vamos a nuestra casa.
—Lo miro con extrañes— ¿Disculpa?, ¿Quién te crees que eres?
—Tu esposo, claro —sonríe orgulloso.
—Suspiro pesadamente acariciando el puente de mi nariz—
Esto no puede estar pasándome ahora... Estaba feliz antes que llegara y lo arruinara.
—Me siento un poco aliviado de saber que solo pasabas tiempo con tu amiga.
—Tenso mi mandíbula—por supuesto, vete —sonrió fingidamente.
—Lo hare si retiras la demanda —extiende su mano.
—Miro extrañada su palma y luego su rostro descarado—
—Tu celular —dice, al notar que no comprendí su acción.
—Parpadeo dos veces y cruzo mis brazos— ¿Perdón?
—Quitare esa demanda por mi propia cuenta —dijo con seguridad.
—Bien...es suficiente —desbloqueo mi celular.
Andrew, se acercó y rápidamente me lo rebato de las manos, pero antes que ocurriera le envié me ubicación a Lotte. Lo observe confundida y asombrada, el sonrió de manera arrogante, sin embargo, esa sonrisa desapareció de sus labios al darse cuenta de las pequeñas marcas en mi cuello y hombro. Levanto sus cejas desconcertado y sorprendido, volteo a ver a Diana con esa misma expresión y luego devolvió su mirada a mí. Observe de reojo a Janeth sentarse en la mesa con unos lápices en sus manos, y Diana sacudió sus manos después de apagar la estufa. El lugar quedo en silencio e hice una seña a mi ''amiga'' que no se interpusiera, ella acepto afirmando con la cabeza y camino hacia la sala, sentándose a un lado de Janeth.
—¿Acabaste? —pregunte molesta, enseñando la palma de mi mano—. Devuélvemelo.
—Una mujer... —susurro, bajando la mirada.
Mi celular empezó a sonar, dándome a entender que Lotte está llamando. En un intento de querer arrebatárselo, este fue impactado bruscamente contra el suelo, rompiéndolo de inmediato. Quede perpleja, contemplando mi teléfono destrozado. El...nunca había hecho eso antes...maldito.
—Eso tendrás que pagarl-
—¡Es una mujer! —exclamo enojado—, ¡Akko! —agarra mis hombros—, ¡Es una mujer!
—Y yo una jirafa —hablo Janeth, sarcásticamente.
Nuevamente el lugar quedo en silencio, voltee a verla atónica y extrañada. Diana iba a responder, pero ella lo impidió.
—Carraspea su garganta—no dije nada —recoge una libreta y los lápices—. Nada salió de mis labios —pasa a mi lado—. Con permiso —entra a su habitación, encerrándose.
—Exhalo cansada—estoy consciente que es una mujer. ¿Hay algún problema con eso?
—Me mira con furia, haciendo una mueca de desagrado—¿Desde cuando eres lesbiana?
—Rio sarcásticamente—no te hagas el especial. Antes que saliera contigo, lo hice con mujeres. Pero eso nunca importo —apoyo mi mano en una mesa que contiene un jarrón con flores—, ¿Porque hacerlo ahora?
—Sonríe molesto mordiendo su labio inferior— Lotte es tu abogada ¿Porque acudiste a ella?
—No me diste opción, Andrew. No quisiste firmar los primeros papeles que te entregue y comenzaste actuar de una manera tan ridícula —lo miro con disgusto—. ¿Creíste que caería en tus palabras? —sonrió con burla—, no dependo de ti, soy una mujer independiente. Tengo un título y un buen trabajo. Lo único que haces en mi vida es estovarme.
—Aprieta su mandíbula, levantando sus manos con intenciones de agredirme—
—Entrecierro mis ojos, mirándolo retadoramente—atrévete.
—Gruñe fuertemente, llevando sus manos a la cabeza jalando sus cabellos con frustración— ¡Te lo di todo Akko! ¡No puedes hacerme esto!
—Frunzo el ceño—en una hora, no serás nada de mí y si vienes a molestarme, juro que no dudare en dejarte tras las rejas. ¿Quedo claro?, Tus cosas en esa casa me pertenecerán legalmente y créeme que, lo venderé todo —me acerco con agresividad—. Cuando leíste esos resultados médicos, me tiraste a la basura, literalmente. Viviste un año entero acostándote con cantidades de mujeres, me insultaste todas las veces que quisiste —arqueo una ceja—. Espero eso te haya servido de algo.
—Agacha su cabeza, arrepentido—
—Levanto mi mentón y cruzo mis brazos, observándolo irritadamente—eso pensé —retrocedo dándole la espalda—. Lárgate de aquí.
—¿Podemos hablarlo mej-
—¡Largo! —grite, exhausta de sus insistencias.
Cerré mis ojos y con mi mano derecha acaricié mis cienes. La puerta se abrió y el salió por fin, dejando el apartamento nuevamente en total silencio. Escuché unos pasos acercarse y sentí unos brazos rodearme con firmeza. Suspiré aliviada y recosté mi barbilla en su hombro, soltando pequeñas lágrimas de estrés y enojo acumulado. Diana no sabía con detalles lo que pasaba en mi matrimonio y creo que me sobrepase con mis palabras, pero puedo no volver atrás y remediarlo. Sus manos acariciaron mi espalda calmando mis sentimientos de molestia, bajé mis brazos y correspondí el abrazo con más profundidad.
—Besa mi cabeza—tranquila, ya paso... —susurra.
—Me aferro a su cuerpo—
Es cierto, ya todo acabo.
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Un año después
Diana Cavendish Pov
—¿Se-segura pu-puedo? —pregunto insegura, observando a sus compañeras correr.
—Si, has estado vigilada todo este tiempo con tratamientos consecutivos. Es momento para que lo pruebes.
—Voltea a verme dudosa—
—Oye —sujeto sus manos—. Estaré cuidándote —miro fijamente sus ojos.
—Asiente ligeramente—
—Sonrió con cariño, soltando sus manos para deslizarlas en su rostro y mandarla a jugar—
Me encuentro en una playa, rodeada de personas. Su operación salió exitosa y su cuerpo no rechazo el nuevo el corazón, sin embargo, permaneció bajo cuidados intensivos y tuvo visitas de seguimiento en el centro de trasplantes. Afortuna mente no ocurrió ninguna infección y tomo medicamentos para ayudar a prevenir complicaciones, aparte de los chequeos regulares para controlar la función cardíaca.
Me serví un poco de soda en el vaso de plástico y mire atentamente sus movimientos aterrados, sentí una mano apoyarse en mi hombro y voltee a ver a la mujer más hermosa del mundo; para mí. Ella sonrió amablemente y tomo asiento a mi lado con un cartón de jugo en su mano derecha. Posee un vestido de baño de una sola pieza, este se encuentra cubierto por una falta y camisa transparente, reluciendo su encantadora piel, pero sin mostrar de más. El sombrero que carga es usado específicamente para estos lugares. En mi caso, cargo una pantaloneta, camisa blanca y sandalias.
—Estira sus piernas— ¿Te sientes bien?
—Es relajante —sonrió sutilmente sin dejar de mirar a Janeth.
—Me empuja con delicadeza—estará bien, ha demostrado lo fuerte que es.
—Rio y enrollo mi brazo derecho su cintura, atrayéndola a mi— ¿Y tú? —giro mi cabeza para verla.
—Sonríe—estoy bien.
Acerque mi rostro dándole un beso esquimal, para después observar a Janeth nuevamente, llevando una sorpresa al verla correr y jugar con una pelota de playa junto a sus amigas. Contemple detalladamente la sonrisa y felicidad en su rostro al realizar esas acciones sin problema, trague fuertemente cuando sentí un nudo formarse en mi garganta y estruje mi vaso, derramando el líquido que contenía; antes no podía hacer esas cosas y verla de esa manera...me hace tan feliz.
—Cariño —me rodea con sus brazos y acaricia mi cabeza.
Estoy llorando...ahora me doy de cuenta.
—L-lo si-siento... —cierro mis ojos, soltando más lágrimas.
—No te preocupes —juega con mi cabello.
Todo mi trabajo y las cosas que hice durante tres años, valió la pena... Valió absolutamente la pena. La sonrisa en sus labios, jamás la olvidare.
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Un año más v:
—¡Si! —agarra su peluche—. Me fascina la puntería que tienes —mira el obsequio—. Es un panda relleno...muy esponjoso.
—Devuelvo la pistola de juguete a su dueño— ¿Como lo llamaras?
—Me mira frunciendo el ceño—no le pondré nombre, eso es muy infantil.
—Lindo panda —dijo Akko, llegando con algodones de azúcar para las dos.
Janeth agradeció agarrando el suyo, tomé el mío e igualmente agradecí, pero insistí en compartir con ella y sin dudar acepto. La feria de este año es más grande que la anterior y Janeth se ha subido a unos cuantos juegos. Me percate que le gusta más observar las plantas que son menos vistas, animales, pinturas exhibidas y la robótica. Suspire ligeramente admirando mi alrededor; se encuentran estanterías de dibujos animados, pequeñas casetas de dulces que son preparados en el momento que lo pides para apreciar como lo hacen y otras cosas. Escuche los gritos de las personas en los aparatos mecánicos y tome la mano de Janeth para no perderla. Anteriormente hable con ella acerca de una propuesta para Akko, y me sorprendió que aceptara de inmediato, sin embargo, me dio unos consejos.
Caminamos juntas despejándonos de la gente y encontrando un lugar que tiene una maravillosa vista de la ciudad con grandes edificios que, alumbran esta bella noche. Me senté en una banca seguida por Akko. Janeth, permaneció de pies unos segundos y rápidamente creo una excusa sobre que compraría algo y volvería.
—Ten cuidado.
—Sonríe en afirmación—
Entendí perfectamente ese pretexto y una vez que desapareció, sentí mis manos sudar un poco. Mire de reojo a Akko que, observa el cielo nocturno con tranquilidad. Aprete mis puños y me di la vuelta, llamando su atención con mi acción.
—¿Estas bien?
—He estado pensando en algo...estos días.
—Levanta una ceja, mirándome con interés y poca confusión— ¿Es malo?
—Dejo el algodón aun lado y agarro sus manos—n-no... bueno, n-no lo es —sonrió nerviosa—. Lo converse con Janeth y....a ella y a mí... Nos gustaría... —hago una pausa, ruborizándome súbitamente.
—Coloca una mano en mi mejilla—puedes decirme lo que deseen, ustedes dos.
Es algo que debe querer ella también. Nada de obligación.
—Nosotras nos encantaría que, fueras parte de nu-nuestra familia, o-oficialmente —aclare, desviando un poco la mirada.
En otras palabras, que ella sea la segunda madre de Janeth.
—Me mira con impresión—
—Carraspeo mi garganta—la-lamento no tener una rosa. Me hubiera gu-gustado obsequiártela —me ruborizo—. Lo si-siento mucho, pero pu-puedo comprar un- ¿Akko?
Está llorando.
—Gira bruscamente su cabeza hacia otro lado—y-yo... —limpia sus lágrimas con sus manos.
No creo que lo propuesto sea malo... ¿Que hice mal? ¡La rosa! ¡Janeth me lo dijo y se me olvido!
—A-akko —me acerco—, si es por la flor, pro-
—No es e-eso... —volteo a verme, mordiendo su labio inferior con una media sonrisa— ¿Lo di-dices en-enserio? —pregunta con su voz rota, pero con una pisca de ilusión.
—Saco un pañuelo del bolsillo de mi camisa manga larga—si... —deslizo el paño por sus mejillas húmedas.
—Aparta la mirada, teniendo sus manos juntas en las piernas—lo si-siento... —derrama más lagrimas—. Yo n-no se co-como —me mira nuevamente—...ser una ma-madre y...n-no se si lo ha-hare bi-bien...
Sonrió ligeramente observándola con ternura, la atraje hacia mí y acurruqué en mis brazos escuchando su sollozo. Permaneciendo unos segundos en esa posición, acogedora y confortable.
—M-me siento muy fe-feliz —murmuro, aferrándome a mi cuerpo.
—Yo también... —susurre.
— ¿Puedo unirme al abrazo sentimental? —pregunto Janeth, teniendo un helado en vaso.
Akko se alejó y aseo su rostro con el paño antes de verla. Janeth tomo asiento en mis piernas y miro atentamente a Akko, seguidamente hizo que sostuviera el helado que compro para que luego, extendiera sus brazos en dirección a su nueva madre. Akko, la miro sorprendida, y sin vacilar acepto, apretándola un poco con una sonrisa en sus labios. Las admire sonriendo sutilmente y aproveche para probar el helado; ya que se encuentra distraída.
Cuando se apartaron las dos se miraron a los ojos fijamente, Janeth acaricio su mejilla y después se acomodó en mis piernas nuevamente, quitándome el helado.
—Los fotógrafos de alimentos con frecuencia utilizan puré de patatas cuando hacen fotografías de helados en lugar de la crema real, ¡Y yo pensé que después de terminar se lo tenían que comer muy rápido! —arruga el entrecejo—, esos comerciales engañan.
Akko y yo reímos al escucharla. Y juntas, contemplamos las estrellas hablando de diferentes temas. Compartiendo, el primer recuerdo en familia.
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❤Amigas💙
Fin.
¡Volví! En esta ocasión no escribiré todas las ideas eliminadas que, bueno... ¿elimine?, diré solo unas cuantas y ya.
🌈Ideas Eliminadas🌈
1- Janeth iba a morir. Si, lo pensé :v así de cruel soy, pero mi corazoncito no pudo matar a esa criaturita unu, soy muy débil.
2- Andrew iría dos veces al apartamento de Diana por Akko.
3- Lotte tímida.
4- Akko se llevaría a Andrew consigo cuando este la fue a buscar por primera vez a donde Diana. Para conversar en otro lugar.
5- Diana recibiría una visita de parte de Avery y estas acabarían discutiendo. (Para poder acoplar esta idea, tenía que cambiar un par de cosas, pero bueno, se eliminó ese drama)
6- Akko narraría el final.
7- Andrew rompería la ventana del auto de Akko, al haber sido largado del departamento.
8- Ocurría una cena de Navidad, algo chistosa y divertida. En donde Janeth recibiría su celular y le reclamaría a Diana que no escondiera su regalo; dándole a entender que entro en conciencia que Santa Claus a sus cinco años, era ella.
9- Diana cantaría con su hija y hablaría con ella sobre Akko estando las dos juntas en la cama uwu. Momento madre e hija.
☃Datos☃
1- La música que es puesta por Diana en la radio de la moto es: True Damage - GIANTS. (¿Un poco de español e inglés?, aquí se las dejo por si la quieren escuchar; es del juego League of Legends, para los que no sabían)
https://youtu.be/sVZpHFXcFJw
2- Esta historia en realidad, no iba a hacer así. Ósea, borre la idea principal completamente. La historia en sí, sucedería en Luna Nova, donde Akko dejaría a Diana por Andrew, luego estas volverían a reencontrarse, sin embargo, en ese momento Diana estaría flechada por otra mujer y Akko acepta el error que cometió. Acabando en un ''Solo amigas''. Por eso el título, pero, después no me gusto y decidí pasar la idea de la historia del One Shot 32 al 28. Y no, no arranque las páginas de la historia eliminada, la tengo guardada por si me llega a servir después en otros One shots.
3- Janeth, una niña inteligente y madura a sus diez años. Cuando pensé en ella, no quería que ella fuera la típica niña de cinco años que solamente sabe decir ridiculeces. Le agregue protagonismo y trate de no dejarla a un lado. Siendo ella una pieza esencial para Diana.
4- Obviamente tuve que informarme más sobre el tema de trasplante de corazón. Y sobre la reproducción entre mujeres, eso ya lo sabía, así que no fue necesario. Lo otro seria del restaurante, me informe de cómo funcionan algunos detalladamente viendo algunos videos. Y agrego haber visto una película que se tratara oficialmente de un divorcio. Creo que deben saber de cual hablo, si no es así. Se llama: Historia de un matrimonio. También me informe por medio de Google :v
5- Avery fue relleno, creo que ya mucho los notaron. Pensé meterle un poco más de importancia al ser ella la otra madre de Janeth, pero a medida que fui escribiendo, quise mejor no introducirla mucho y no profundizar su pasado o por qué abandono a Diana e insinuara a tener una hija, utilizando el dinero dejado por la madre de Diana, claro. Creo que se entendió claramente en la historia que, Diana estaba necesitada en ese momento por la pérdida que tuvo. Apoyándose en Avery como única solución y apartando a sus amigas sin estar consciente de sus acciones.
6- La personalidad de Lotte, es una de las que más me gusto cambiar. Otra vez repito que, no deseaba ponerla como una mujer tímida; así como es en el anime. Al tener una edad alta, decidí cambiarla, queriendo darle un pequeño resumen por medio de Akko de las cosas que paso en su vida, pero, se me paso, así que...valió v:
En conclusión, convertirla en una mujer segura de sí misma, poco carismática y algo atrevida.
7- En ningún momento, pensé poner a Diana seria y fría. Quise que ella superara sus problemas y siguiera adelante, ya que, la vida aún sigue sin esa persona especial.
8- En el comienzo de la historia, siempre tomo mil o dos mil palabras para explicar la situación o vida del personaje, antes que se tope con la otra protagonista. Sin embargo, este llevo a cabo unas cinco mal palabras, para ese primer encuentro.
9- Esta historia, fue de poco a poco. No quería que Akko y Diana se adelantaran en las cosas, debía profundizar los sentimientos de Akko sobre ese matrimonio y resentirla por ser una mujer estéril, que se sintiera un poco ese dolor y sueño destruido de no poder tener a una hija o un hijo de sus propios genes.
10- La parte Lemon, sucediera en el auto, pero a medida que escribía, no sentía que era el lugar adecuado para que ellas...hicieran el cuchi cuchi JAJJAJAJ. :v en fin, esa parte del auto sentí a Akko algo oprimida con todo lo que sucedía, así que fue descartado ¡Y! Aclaro que, si me hubiera gustado escribir una parte Lemon, después de las miradas lujuriosas que Diana demostró, pero bueno, así quedo.
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Siguiente One Shot (Confusiones)
Un error cometido en las clases de pociones traerá muchas consecuencias y controversias e incluyendo una visita inesperada que complicarán las cosas.
(Conexión con Luna Nova)
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Listo uwu, este One Shot paso por pocas palabras a ''Comprometidas'' y supongo que el otro será igual de largo, ya que las ideas son abundantes y deseo ponerlas todas; acomodándolas como deseo.
Agradezco mucho el apoyo que le dan a esta serie de diferentes One shot y también aprecio cada comentario, e incluyo además a las personitas que me dieron sus ánimos por mi relación rota. Siéndoles sincera, si duele, pero, me mantengo firme y con la mente activa; tratar de distraerme y concentrarme en lo que me gusta hacer. Además, mi padre me regalo un helado y me dijo ''Todo estará bien'' y yo tipo: gracias, aunque no era necesario, pero nadie rechazara un helado gratis ¿o sí? :3 mi favorito es el de chicle y naranja piña.
Bueno, eso ha sido todo. Como siempre, espero que les haya gustado esta historia y sacado una sonrisa. Coman sano y cuídense mucho. Los quiero y nos leemos, bye bye.
Ahora, un Cosplay hermoso que me encanto con una imagen sad, pero algo ¿divertida?
Nice uwu
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