Cadena de flores (Kardia x Degel)
Tenían que parar ya.
Kardia y Degel son como un huracán y un campo de flores, pues el peliazul no disfrutaba de la presencia del peliverde por su sabiduría, frialdad e inteligencia como el santo más inteligente de los doce santos dorados.
Siempre discutían, Degel no soportaba estar con un independiente, idiota y engreído como son los sucesores de los escorpiones, Sisifo al notar eso hablo con Sasha sobre el problema de ellos dos y la diosa al escuchar los conflictos con una sonrisa se le ocurrió algo rápido, cosa que extraño a Sagitario.
¿Quieren saber qué es?, Descubramos lo.
Kardia y Degel fueron llamados por el patriarca Sage para que les encomendara algo "importante" según el, por lo que él peliverde subió como santo responsable y Kardia con pereza mientras comía una manzana en el camino.
El primero en llegar fue Degel, quien subió sin problema por tener la casa cerca de Albafica y miro a Sisifo, quien estaba con El Cid, se veían animados mente, en especial Sisifo quien reía por lo que él azabache le decía, cosa que sorprendió un poco a Degel, nunca vio al santo de Capricornio... Sonreír, se acerco a ellos para saber porque lo llamaron.
-¿También los llamaron a ustedes?– pregunto frente a la "pareja".
-Hola Degel– saludo Sagitario– solo estaba con Cid un rato, ya vendrá la señorita Sasha, primero debemos esperar a Kardia.
Al escuchar ese nombre del comedor de manzanas se sintió como si le diera un ataque, sin más que hacer se sentó a esperar mientras veía por la ventana el panorama se quedó pesando en Sisifo y Cid, le pareció raro que estos dos reían.
Miro de reojo a los dos y miro como Cid beso su mano, cosa que sonrojo al castaño y sonrió, iba a decir algo pero una puerta se abrió mostrando al peliazul con una manzana acompañado de Yato.
-¿Ahora que quiere Sasha?– pregunto Kardia comiendo la manzana.
-Ya vendrá Kardia, solo espera a que venga– dijo Cid serio.
El peliazul solo se recostó en el pilar del templo para esperar a la diosa, miro de reojo a Degel quien veía la ventana, Yato se fue para dejarlo con los demás para entrenar.
-¿Para que querías venir cubo?– dijo con una sonrisa burlona.
-Solo pedido de la diosa– dijo Degel un poco molesto.
La puerta se abrió mostrando a la diosa acompañada de Sage, los caballeros presentes miraron que la diosa tenía unas cadenas de flores cosa que los extraño.
-¿Que es eso?– pregunto Kardia terminando de comer su manzana.
-Son para ustedes– dijo con una sonrisa la diosa– Cid, Sisifo.
Los nombrados asintieron y salieron del templo para irse al suyo.
-Kardia– llamo Sage– la razón por la que te llamamos junto a Degel es para que tengan una agradable conversación.
Los dos quedaron en shock, que era lo que le decían enrealidad, seguían pensando que no se dieron cuenta de que Sasha uso las cadenas para amarrar las muñecas de los dos.
-Espero que puedan socializar– dijo Sasha mirando las muñecas de los dos– solo eso podrán encontrar un lazo entre ustedes.
Kardia y Degel se miraron la mano para pronto ponerse a gritar, el peliazul no se creía esto que les hizo Atena, el peliverde no quería estar cerca de el, deseaba que se lo tragara la tierra por esa cosa que lo mataba.
-¿¡Pero porque esto Sasha!?– exclamó Kardia tratando de quitarse la cadena pero no funcionaba.
-Eso no se romperá si ustedes son cooperan Kardia– dijo Sage serio– si siguen peleándose, seguirán teniendo eso.
-Así es Kardia, por ahora deben estar así hasta que se lleven bien los dos– dijo Sasha tranquila mirándolos.
Los dos estaban en shock, Degel solo deseaba que lo mataran ya, sin más que hacer salieron con esa cadena de flores en sus muñecas, Kardia suspiró y lo miro de reojo.
-¿Vamos a tu casa o la mía?– pregunto calmado.
-¿Para que?– pregunto serió, cosa que molesto un poco al peliazul.
-A que no nos aburramos ¿Que más?– dijo en tono obvio.
Degel solo lo llevo al templo de Acuario para sacar un libro de su biblioteca, Kardia miraba aburrido el lugar, hasta que una voz lo saco de sus pensamientos que enrealidad no estaba pensando.
-Ya vamos a tu casa– dijo con dos libros en su mano libre– ¿Harás algo allá?.
Kardia negó y bajaron al templo de Escorpio, se sentaron en la sala del bicho para que Degel se sentara a leer mientras que el peliazul se quedaba dormido mientras el leía.
Mientras Degel miraba su libro una voz lo saco de su lectura, miraron hacia la entrada en donde estaba Manigoldo con Albafica, los dos recién llegados miraron a los dos un poco extrañados por lo que tenían en la mano para pronto burlarse el cangrejo.
-Degel– llamó el peliceleste extrañado– ¿Esto que es?.
-Pues– miro la cadena para mirarlo a el– solo son cosas de Atena.
-¿Acaso tú y Kardia...?– Manigoldo se detuvo para pronto reír escandalosamente frente a Kardia– ¡No se quieren separar que tierno Kardia!.
Degel se sonrojo un poco mientras que Kardia estaba con ganas de asesinarlo por sus tonterías, Albafica solo le jalo la oreja al cangrejo recibiendo una queja de dolor para pronto salir mientras se despedía del peliverde y seguía jalando su oreja.
-Idiota– dijo Kardia con fastidio.
-Es clásico de Manigoldo, Kardia– dijo Degel soltando un suspiro para volver a su lectura– no le prestes atención.
Kardia solo bufo y siguió mirando la nada para pronto quedarse dormido, Degel solo lo miro un rato para mirar la cadena de flores hasta que negó volviendo a su libro.
Ya era de noche y Kardia se despertó, se iba a levantar a buscar una manzana pero se olvidó de la cadena haciendo que soltara un suspiro y mirará a Degel quien ya había terminado su lectura.
-¿Vas a comer algo?– pregunto Degel cerrando su libro.
Kardia solo asintió para que Degel fuera a la cocina a preparar algo, al peliazul se le hizo un poco difícil la comida, pues el no cocinaba, después de tantos jalones de sus manos se sentaron para comer, el silencio fue incomodo hasta que terminaron de comer, iban a dormir... Pero espera.
Tenían que dormir los dos.
Cosa que fastidio un poco a Degel pero tenía su auto-control, Kardia solo lo dejo ponerse una de sus camisas de dormir, cosa que sonrojo un poco al peliverde para después afirmar y ponérsela.
Fue complicado pero se la pudo poner.
Al final se durmieron los dos, Kardia miraba con los ojos entrecerrados de frente a Degel, quien estaba sonrojado, el peliazul lo miro, le parecía un poco... ¿Tierno?.
Al darse cuenta de ello solo negó un poco sonrojado y volvió a dormir.
La noche no fue complicada para los dos.
Al siguiente día se levantó el peliverde, miro la cadena de flores un momento para mirar después a Kardia, el peliazul solo tenía su fleco cubría sus ojos mientras su cabello tenía ese toque rebelde todavía, se le quedo mirando para pronto escuchar su voz.
-¿Ya te despertaste cúbito?– pregunto Kardia con los ojos cerrados todavía.
Degel solo se asustó y se separó un poco por la corta distancia que tenían para pronto afirmar avergonzado.
-Debo comprar unas cosas en Rodorio– dijo mirando a un lado.
-Esta bien– dijo mientras se levantaba y bostezaba acomodando su cabello alborotado.
Se levantaron y se cambiaron, solo era la camisa que Degel tenía que darle, ya cambiados bajaron al pueblo sin decirse nada, en el camino al pueblo los pueblerinos veían a los dos sorprendidos, algunos pensaban que solo eran compañeros de armas como son, otros diciendo cosas absurdas de porque la cercanía de estos dos y...
Otros diciendo que son pareja.
Cosa que Kardia no le prestó atención, pero el peliverde estaba un poco sonrojado, compraron lo necesario para el almuerzo y llegaron al templo de Acuario para cocinar, Degel cocinaba bien según Kardia, porque la comida de anoche le gustó mucho.
Terminaron de hacer el almuerzo, Kardia no evito decirle un cumplido de su comida.
-Sabe delicioso– dijo en un susurro comiendo del plato.
Degel al escuchar eso no pudo evitar sonrojarse, siguió comiendo como si no escuchara nada y cuando terminaron Degel se sentó en la sala para leer su segundo libro mientras que Kardia comía unas manzanas que había en un tazón de la mesa.
El silencio era incomodo hasta que Kardia lo rompió.
-¿Porque Sasha a querido hacernos esto?– pregunto el peliazul mirando al peliverde.
-Bueno... No lo sé– dijo Degel dejando su libro a un lado para después mirarlo a el– como dijo Sage, tenemos que "comunicarnos".
-Eso lo entiendo, entiendo que hemos estado demasiado alejados, yo prefería más estar con Calvera.
-Y yo con Unity– dijo Degel– pero si logramos llevarnos bien, se liberará está cosa.
-Si– dijo Kardia comiendo la última manzana del tazón.
Degel siguió con su libro, no sabía porque se molestaba que Kardia estaba con esa muchacha de México, mientras que el estaba con su mejor amigo y hermano de Seraphina.
-Son cosas que pasan– dijo Degel en un susurro.
-Lo se– dijo Kardia sin pensarlo.
Degel levantó la mirada para verlo, el tenía su mirada en la ventana con su manzana en la mano con una mordida todavía.
Sin más que hacer, solo siguieron en lo suyo hasta que cayó la noche, Degel termino su libro como siempre y Kardia con su fruta.
Se acostaron a dormir, Degel ya estaba dormido, estaba un poco cansado por su lectura, mientras que Kardia miraba la peliverde, se veía tan pacifico hasta que sin darse cuenta, le dio un beso en la frente y se acostó a dormir.
Al día siguiente Kardia se levantó, miro a un lado en donde estaba el peliverde, sin más se recostó para esperar que se despierte, estaba pensando en cómo habían empezado a odiarse y no volverse a hablar.
-¿Porque debió pasar esto?– se preguntó mirando a Degel– aveces me molestaba un poco en que estés con ese amigo tuyo y su hermana, yo quería que tuviéramos una amistad, Degel no me molesta que seas frío y sabio conmigo, esa costumbre tuya con los libros me fascina, el que seas alguien listo me sorprende, mientras que yo solo soy un engreído que barre el piso con soldados de bajo rango.
-No eres engreído Kardia– dijo Degel mientras se levantaba y lo miraba mientras sus ojos se cristalizan– me sorprende que tengas un espíritu fuerte a pesar de tener tu enfermedad, te vuelves fuerte sin importar que tan débil estés, cuando estás con Calvera suelo tener celos de ella, porque se divierten mientras que yo solo me encierro leyendo, aveces sueles ser un idiota pero un gran compañero.
Kardia sin pensarlo dos veces, lo abrazo sorprendiendo al peliverde para después ceder al abrazo, se mantuvieron por un rato hasta que se separaron, el peliazul miraba las lágrimas que soltó el peliverde para después quitarlas con sus pulgares.
-Aunque estés con Unity no importa, solo te dejaré si estás bien con el, vamos a comer.
El peliazul se iba a levantar pero una mano lo jaló de nuevo a la cama, mientras que Degel lo abrazo recostándose en su pecho, cosa que lo sorprendió incluyendo sus dulces palabras.
-No– se aferro a su pecho– quédate conmigo.
Kardia solo asintió mientras acariciaba su cabeza hasta que durmieron otra vez.
Sage los despertó con un mensaje a través de vía cosmos, los dos se levantaron para pronto subir al templo del patriarca en donde vieron algo que dejó sorprendido al peliazul.
Cid besaba con pasión a Sisifo, mientras que este lo abrazaba por el cuello y metía su lengua en la boca de éste, aceptándolo gustoso hasta que el azabache bajo sus labios a su cuello, el castaño al ver a los recién llegados se separó del azabache sonrojado para después hablar.
-La señorita Atena los llama– dijo Sisifo ocultando su sonrojo para después salir seguido de Cid.
El azabache lo castigaría por detenerlo.
Degel ya sabía de estos dos y los dos miraron a Sasha y Sage, quienes habían salido después de una reunión.
-Por lo visto ya no están peleados, ¿No?– dijo la diosa sonriendo.
Los dos asintieron para después la diosa levantar su báculo y quitar la cadena de flores y liberar sus manos y habló.
-Los felicito por haber superado su odió, por ahora tienen el día libre, diviertan se– dijo la diosa mientras salía a ver el balcón.
Los dos asintieron y salieron del templo, Kardia antes de bajar tomo las mejillas de Degel y le planto un dulce beso, cosa que sorprendió al peliverde para después corresponde hasta que se separaron por falta de aire.
-Disculpa si me puse así, es que no podría esperar más, pero si tú eres feliz con– fue silenciado con otro beso por parte del peliverde.
-No te preocupes– dijo con un sonrojo para después mirarlo– ¿Vamos a tu templo o el mío?.
Kardia sonrió para pronto llevarlo a su templo en donde no salieron en todo el día.
Al igual que Sisifo y Cid que hacían de las suyas.
Fin.
*****
Dedicado a , disculpa si tarde mucho.
Esto lo hice por un cómic que estaba viendo cuando tenía mi tablet y lamentablemente se dañó y tuve que esperar a que pidiera escribir en otra cosa y luego escuche el ending de Lost canvas.
Hasta la próxima.
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