Toga
En medio del gran salón, se podía ver una mujer bailando al compás de la música, se movía con tal gracia, que todos los espectadores quedaban fascinados y no podían apartar la mirada.
Y Toga Taisho no fue la excepción, con una copa en mano, sentado lejos de todos, veía hipnotizado a la mujer, que para su mala suerte, llevaba antifaz. No había mujer que no cayera ante sus encantos, eran ellas quienes lo buscaban, pero ahora, su mente y cuerpo pedían por primera vez, dar el primer paso.
Bebió el contenido de su copa, la dejó sobre la mesa y se levantó ajustando su traje, se abrió paso entre los hombres, quienes aún miraban a la mujer sin atreverse a acercarse, unas cuantas parejas bailaban, otras charlaban, pero su dorada mirada sólo la enfocaba a ella, quien parecía saber que llamaba la atención, con aquel vestido negro ajustado a su cuerpo, dejando al descubierto su pierna derecha.
Ella volteó, haciendo que su cabello cayera como cascada por sus hombros, sus ojos se encontraron, quedó sin aliento ante esa hermosa mirada azulina cual zafiro, con un brillo travieso que le provocó hormigueos.
-Buenas...noches- jamás en su vida le había costado tanto decir una frase-¿le molesta si le invito a bailar?
-Oh, y yo pensado que nadie lo haría jamás- su voz era dulce, encantadora para sus oídos- todos parecen temer a acercarse.
-Todos están maravillados- tomó su mano, sintiendo la suavidad en ella, parecía porcelana- su baile los deja sin habla.
-Solo soy una más de tantas que bailan- aseguró apoyándose en su hombro y comenzando la danza lenta- me alegra que al menos un caballero como usted me invitara.
Toga la apretó más contra él, queriendo que aquella balada no terminará, ella apoyó su cabeza en el pecho masculino, cerrando los ojos y disfrutando el resto del baile.
-Disculpe mis modales- habló Toga cerca de su oído, haciéndola crispar- pero no nos hemos presentado- la hizo dar una vuelta y la volvió a pegar contra él- soy Inu no Taisho, pero puede llamarme Toga.
-Un placer Toga-san- se separó un poco, dio otra vuelta y quitó su antifaz para dar una leve reverencia- soy Kagome Higurashi, un gusto.
Ella levantó la mirada, mostrando un fino rostro, ojos grandes, adornados con pestañas tupidas, nariz respingada, labios carnosos y pintados de rojo, era hermosa.
Toga estiró la mano, la cual fue aceptada para seguir su baile, tal parecía que ninguno de los dos deseaba dejarse ir, pero sabían que terminando la fiesta, debían volver a sus vidas normales.
Durante la noche, no hicieron más que hablar entre ellos, salieron al balcón para más privacidad, él contaba una que otra anécdota, solo para escuchar su hermosa risa.
-¿Donde trabajas?- quiso saber, deseaba poder ir a visitarla.
-En las empresas Kyotsuma- dio un sorbo a su copa y miró la luna- soy la secretaria del señor Myoga Kyotsuma.
-Valla, jamás pensé que una linda mujer fuera la encargada de su agenda- alabó besando su mano- he visto tu trabajo, me he juntado algunas veces con él, eres muy buena.
-Gracias- se sonrojó por el beso, pero no apartó la mano- he dedicado muchos años a mejorar.
-¡Kagome, donde estas!- gritaba un joven de 20 años- ¡Kag!
-Creo que la buscan- ambos voltearon a ver al chico que salía al balcón- ¿es su pareja de esta noche?
-Mi hermano menor- corrigió sonriendo- he pasado una agradable velada, gracias por todo Toga-san.
Y ella se fue, dejándolo con ganas de tenerla unos momentos más para él, disfrutar de una mujer que no deseaba solo llevarlo a la cama o su dinero, una mujer que le mostró cuan divertido podía llegar a ser hablar sin segundas intenciones.
***
Toga miraba su computadora, escribía un documento, pero su mente estaba pensando en otra cosa, así que debía borrar y comenzar otra vez, pidió un café cargado y sin azúcar, tenía sueño, desde hace dos días no había podido dormir, y se quedaba haciendo papeleo.
Tomó el liquido caliente, suspirando de gusto, un email de las empresas Kyotsuma, dejó la taza en el platillo y abrió el mensaje, era una invitación a su empresa para hablar de negocios, tomó su maletín y sin decir nada, salió directo a la empresa.
La sola idea de ver otra vez a Kagome le agradaba, se subió a su auto, condujo lo más rápido que pudo y cuando llegó fue directo a la oficina de Myoga, como Kagome era la secretaria, esperaba verla en su puesto, pero no estaba, suspiró resignado y tocó la puerta del presidente, escuchó un adelante y allí la vio, sentada anotando algo y cuando levantó la mirada, le sonrió, una hermosa sonrisa que había anhelado volver a ver.
-Buenas tardes, Toga- saludo Myoga señalando el asiento junto a Kagome- por favor, siéntate.
-Buenas tardes, Toga-san- saludó cortes Kagome, fue a sentarse y pudo oler su aroma a naranjas y cítricos- pensé no leería el email.
-Estaba en la computadora, así que pude leerlo- respondió dejando su maletín en el suelo- bueno Myoga, ¿que necesitas?
-Como sabrán los dos, nunca me case o tuve hijos, dedique mi vida a la empresa- Kagome dejó de escribir y levantó su mirada- tampoco me queda mucho tiempo...
-Por favor, no diga eso- interrumpió Kagome.
-Es la verdad, he estado muy enfermo últimamente- siguió hablando- por eso, quiero que tu, Kagome, y Toga, se hagan cargo de Kyotsuma Inc.- ambos se miraron sin entender del todo- Kagome, te he nombrado mi sucesora.
-¿Yo? Pero si solo soy una secretaria- respondió dudando si aceptar- le agradezco pero...no sabría llevar la empresa a flote.
-Y ahí es donde Toga te ayudará- se levantó con cuidado y fue hasta ella para tomar sus manos- no hay nadie más en quien confíe, por favor, cuida muy bien de la empresa
Kagome lo miraba sin saber que decir, Toga estaba emocionado, pero prefería no mostrarlo, o si no, Kagome pensaría que era un ser sin sentimientos, al final ella aceptó, salieron para dejar unos momentos solos a Myoga y entonces le habló.
-Debes estar tranquila- le tocó el hombro y sonrió- te ayudaré en todo lo posible.
-No es eso- se abrazó a si misma- el señor Myoga ha sido como un padre para mi y Sota, nos ayudó mucho y no quisiera perderlo.
-Mientras lo recuerdes, siempre vivirá en tu corazón- sin resistirse, besó la frente y puso un mechón tras la oreja- Perdón.
-Está bien- aseguró bajando la mirada.
***
El tiempo pasó, Myoga anunció su renuncia y dejó a Kagome a cargo, Toga al no tener hijos dejó a cargo a su hermano, así pasaba más tiempo con Kagome.
Habían compartido mucho, gustos, historias y una que otra opinión de política, se sentía feliz y no supo como demostrarlo, más que robando un beso de los labios de Higurashi, fueron solo unos segundos, pero se disculpó y salió del restaurante en el que estaban.
Kagome había tardado unos minutos en reaccionar, y cuando lo hizo fue tras él, aún estaba sorprendida por el beso, pero su mente pedía más, y cuando lo encontró a punto de subir a su auto, lo detuvo, Toga no quería mirarla, ella tomó su rostro y volvió a juntar sus labios.
Ninguno dijo nada, solo se dejaron llevar, terminaron en el departamento de Kagome, ya que estaba cerca y su hermano estaba con su novia, esa noche Toga disfrutó su cuerpo, ambos se dieron placer, descubrieron cosas que nadie más sabía, tal como sus cicatrices, sus lunares y sin lugar a dudas, sus puntos más sensibles en el acto sexual.
A la mañana siguiente, Toga despertó con la bella imagen de una mujer en sus brazos, una que no se iba al conseguir lo que deseaba, una que sonreía genuina ante la muestra de amor.
Con cuidado se levantó y fue al baño, se descubrió a sí mismo sonriendo en el espejo, tenía marcas del labial y uno que otro chupon, se metió en la ducha y refrescó su cuerpo mientras las imágenes de la noche se repetían una tras otra.
Al salir, vio a Kagome sentada mirando por la ventana con mirada triste, al verlo salir suspiró tranquila.
-Creí que te irías- dijo haciendo una mueca de desagrado- pensé...
-¿Pensaste que ya tenía lo que quería?- terminó por decir mientras se sentaba a los pies de la cama, Kagome asintió y bajo la mirada- Eres y seras la primera mujer, a la que jamás dejaría.
Kagome lo abrazó soltando unas cuantas lágrimas de felicidad, Toga correspondió y se tiró a la cama con ella encima.
-No se que me has hecho, pero no deseo dejarte- dio un casto beso en la nariz- permite que me quede a tu lado.
-¿Hasta que te aburras?- ambos rieron y él asintió- déjame intentar...hacer que no quieras irte de mi lado.
Se levantaron con la esperanza de que aquello duraría, que no sería más que un amor pasajero, cada día era distinto, conocían y aprendían el uno del otro, se encargaban de las empresas, luego paseaban por la ciudad y el las noches, no todo era sexo, muchas veces simplemente vestían pijama y veían películas, series o escuchaban música mientras jugaban juegos de mesa.
Toga había descubierto una mujer, que sabía y quería hacerlo feliz, y Kagome, encontró un hombre en quien confiar sin necesidad de querer solo su cuerpo, se complementaron mejor de lo que creían, y así, su relación se hizo más fuerte, hasta habían pensado la fecha de la boda y deseaban un heredero.
El mundo les sonreía mientras estaban en el altar y decían sus votos matrimoniales, así como les sonrió el día que tuvieron un hermoso hijo.
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