Para: Sukoshi_kolnu.

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El Argentino intentó inhalar todo el aire de su país y retenerlo en sus pulmones, sólo para calmar su nerviosismo de ver a Rusia en aquella Junta para fortalecer los lazos entre ambos países.

El ruso le sonrió en cuanto lo vio en el aeropuerto, Martín le correspondió la sonrisa por mera educación y para demostrar que no le tenía miedo, si Cuba no le temía, él no tenía razones para temer al ruso de tres metros (bueno era exagerado pero así lo veía entre la gente a su alrededor).

Cuando llegaron a la embajada rusa de inmediato comenzó la reunión, para alivio del argentino, pero es que Ivan no dejaba de mirarlo con deseo (o eso quería creer Argentina), es que el latino ya podía sentir la risa de sus vecinos cuando supieran que estuvo con el ruso.

Para su alivio la reunión terminó, pero nuestro querido Euroasiático quería pasear por Buenos Aires y para la inocencia del Argentino, Rusia no se refería a caminar por las calles, si no a andar con Argentina entre los pasillos hacía la habitación y enredarlo con las sábanas.

No fue la primera vez de Martín, por supuesto que no. Pero fue la primera vez con el ruso y de pasivo, sí ya podía oír la risa de sus vecinos cuando supieran que estuvo con el ruso.