Los consejos del tio toño~

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Ludwig estaba avergonzado, fue a visitar a Antonio para pedirle un par de concejos, pero no tenía planeado que el español se lo tomara como algo serio, sentado en el living esperanba al anfitrión que había ido por algo de beber, las manos le sudaban más que nunca, si los rumores eran ciertos, lo mejor seria no enojarlo.

Antonio deposito dos vasos sobre la mesa de centro, y una botella de cerveza alemana -¿por que tenía eso? preguntale a cierto amigo suyo- se sentó en otro sillón, miró al rubio sin quitar esa típica sonrisa de su rostro.

Se quedaron mirando y los nervios del aleman aumentaban, el moreno suspiro y sirvio la cerveza, cediendole un vaso a Ludwig el cual -algo tembloroso- lo recibio..

  -  bien... estuve pensando en tu problema...

  -  no es un problema -interrumpio Ludwig- solo es... una complicación.

  -  si, bueno es lo mismo... dices que Feli-chan últimamente te a estado evitando y no sabes porque.

  -  exacto, aunque me parece extraño, no encuentro que tenga razones para evitarme -suspiro.

  -  vamos Lud, animate, debe tener sus razones.

  -  ¿y si su hermano le metio cosas raras mias en la cabeza?

  -  ¡OYE! no hables mal de MI Lovi

  -  lo siento, pero no se me ocurre otra cosa

  -  ¿se lo haz preguntado? -preguntó finalmente Antonio, a lo que Luwig asintio- ya veo~

Y después de un intenso interrogatorio, en el cual Ludwig sintio que su vida privada ya no era TAN privada, y lo complicado que le era cambiar el tema solo empeoraba las cosas para el aleman.

Ahora estaban en completo silencio.

La cerveza se había acabado, ya era casi la hora de la cena y el hambre hacía acto de presencia, pero como Antonio prometio nada de comida hasta solucionar este grave problema.

  -  tengo la solución -el español se levanto y susurro algo al oido del aleman- haz eso y todo ira para mejor.

  -  ¿E-ESTAS LOCO? -preguntó enrojecido- y-y-y-yo no podría...

  -  siempre que Lovi me empieza a ignorar, hago eso y resulta.

  -  p-pero no compares a Feliciano con Lovino.

  -  son hermanos, va a resultar.

  -  p-p-pero... A-A-Antonio...

  -  ¡DE NADA! no me lo agradezcas... fusosososo~ ¡oh! Acabo de recordar que tengo cosas que hacer~ -tomo al aleman de la muñeca y lo tiro hasta la salida- insisto no me debes agradecer nada pequeños, ¡nos vemos! ADIOS

Antonio cerró la puerta dejando a Ludwig perplejo, sin palabra y con hambre.

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y ustedes ¿cual creen que fue la solución?