Para NekoMilkShake la única que se atreve a pedir con las Fem :3

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Acarició con delicadeza los cabellos rubios de su compañero, eran pocas las veces en que ella despertaba antes, y mucho más pocas en las que dormían juntos.

Hace algún tiempo dejaron de ser simples amigos para pasar a hacer "algo más".

La italiana se acomodó un poco más cerca del alemán, para sentir el calor y protección que el otro le brindaba.

Se sentía tan bien estar cerca de él, que hasta a veces se le olvidaba que eran aliados en la mitad de una guerra, solo para soñar con un hermoso cuento de hadas, donde ella era princesa y él su príncipe.

Comenzó a cerrar los ojos cuando sintió que la rodeaban por la cintura, los abrió topándose con los ojos azul profundo del otro.

  -  Buenos días~ -dijo ella con voz suave.

Él se limitó a sonreír levemente, la acercó mucho más a él y le dio un pequeño beso en los labios.

  -  Buenos días -dijo él.

En ese momento el despertador sonó rompiendo con la paz. El alemán se giro sobre si y lo apagó, ella sabía que ya debían levantarse o sus superiores se enfadarían con los dos. Se sentó sobre la cama y estiro.

  -  Es hora de levantarse~ -dijo en tono cantarín pero flojo.

Él se levantó con calma cuando unos brazos le rodearon el cuello por detrás.

  -  Quedemosnos unos segundos más~ -dijo ella

  -  Nien, se enfadarán si no nos presentamos a la hora -contestó él.

  -  Ve~ pero quiero estar contigo unos segunditos más~

  -  Ita...

Ella le beso los labios impidiendo que el otro hablase y se quejase. Porque muy bien sabía que el alemán no se resistía cuando ella le besaba.

  -  Per favore~

Suspiró- Supongo que solo por un día no tendrá nada de malo.

Se volvieron a acomodar entre las mantas, ella apoyo su cabeza en el torso de él mientras este le rodeaba con un brazo.

Había un silencio entre los dos que los mantenía tranquilos, y disfrutando la compañía del otro.

Estaban por caer en el sueño nuevamente cuando escucharon la voz enfadada de cierto superior llamando a su nación, ambos dieron un salto. Él se comenzó a vestir rápidamente mientras gritaba un "ya voy" la italiana simplemente se le quedaba mirando sentada en la cama.

  -  Vistete o te van a regañar -le dijo él, abriendo la puerta para salir.

  -  Ve~ -susurró ella bajando la mirada.

El alemán suspiro resignado y se acercó a ella y la besó dulcemente, pero luego irse y cerrar la puerta, dejando a la italiana sola en su habitación

  -  Ti amo Germania -susurró ella, oliendo el perfume de su pareja impregnado en la camisa que estuvo ocupando para dormir.