Hace 1.000 años, en el Poblado Parapacha en el Valle del Turbio, actual Barquisimeto, Venezuela, existió un joven llamado Capanari. Todos lo llamaban así porque los tomates eran el fruto que más amaba cultivar. Un día, él vio a Tbeilva, el Irritante del poblado, molestando a su amiga Sera-Nami, así que se lanzó a pelear contra él y lo venció, advirtiéndole que no volviera a meterse con ella o lo lamentaría. Totalmente humillado, Tbeilva lanzó una maldición sobre Capanari para que, en el transcurso de una semana, perdiera todo lo que amaba: sus tomates, sus amigos, su familia y su alma. Con tal de cumplir su oscuro propósito, Tbeilva hizo un trato con Tatbercani, la malvada Diosa de la Luna, para volverse su avatar y hacer sufrir a Capanari.

Así empezó la Semana de Tbeilva. Primero, vino el Capanari Tolosham o Lunes de los Tomates, donde una terrible plaga asoló los campos de Capanari y destruyó todas sus cosechas, incluso sus tomates, pero a los demás habitantes no les pasó nada. Después, en el Dushami Bacosham o Martes de los Bebés, Tbeilva usó su magia para enloquecer a Capanari y hacer que matara cruelmente a todos los niños de 1 mes a 2 años del pueblo, lo que provocó que Sera-Nami lo abandonara y sus padres lo miraran con desaprobación sin dejar que el joven se pudiese explicar. Al día siguiente, en el Colorami Erosham o Miércoles de la Expulsión, Taloca-Ni, el injusto jefe del poblado, calificó a Capanari como una bestia salvaje que no tendría juicio alguno, así que lo expulsó al peligroso valle, advirtiéndole que no volviera a poner un pie en el poblado o iba a pagar la pena capital.

El haber pasado todo un día solo, sin tomates, sin amigos y sin un hogar al cual volver, hizo que Capanari se volviera loco, loco y con deseos de vengarse. Por eso, ese día fue conocido como el Tbeilvi Imosham o Jueves de la Irritación. Le siguió el Artoni Lutosham o Viernes de la Lucha, donde, sin pensar en su propio peligro, Capanari volvió al poblado y retó a Tbeilva a una batalla, en la que, si ganaba, tendría que quitarle la maldición y devolverle su lugar en el pueblo. Tbeilva aceptó, pero para, según él, hacer la batalla más justa, usó sus poderes para convertir a Capanari en el avatar de Bamirosha, el Dios del Sol que siempre ha luchado contra la oscuridad de Tatbercani. La batalla se llevó a cabo en el Canabami Varosham o Sábado de la Victoria, donde Capanari estuvo a punto de ganar, pero Tbeilva usó un truco sucio para vencerlo y Taloca-Ni no vio eso, así que injustamente le dio la victoria al Irritante.

Al final, en el Dorimiri Atosham o Domingo del Arrepentimiento, a Capanari le cortaron la cabeza enfrente de todos y, a causa de la maldición, su alma no podía ir ni al Cielo ni al Infierno, sino que quedó condenado a vagar por la Tierra por la eternidad. Y, para empeorar las cosas, Tbeilva, por capricho suyo y de Tatbercani, lanzó la Maldición de Capanari sobre todo el poblado, para que cada vez que un descendiente suyo cumpliera los 17 años, buscara a un joven y le hiciera pasar el mismo sufrimiento por el que pasó Capanari para al final, matarlo. La maldición solo se rompería si el joven a molestar logrará derrotar al descendiente de Tbeilva, pero hasta ahora, eso no pasó. Barquisimeto, a causa de la maldición, se volvió la ciudad más peligrosa de Venezuela. Pero algún día, tal vez hoy, un joven héroe logrará acabar con el maleficio y hacer que la Ciudad de los Crepúsculos al fin conozca su ansiada paz.