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Vivir Al Límite

Mew Suppasit y Gulf Kanawut eran una pareja adicta a la adrenalina, les gustaban las emociones fuertes; andar en la carretera con su moto de carreras era su perdición, les gustaba la velocidad, comerse al mundo con el viento rompiendo contra sus cuerpos, siempre viajaban juntos, ocupaban una sola moto, Gulf era egoísta, le encantaba estar pegado a la espalda de su novio, sentir su aroma al pasar sus brazos por su cintura, le encantaba todo de él.

Y esta vez no era la excepción iban a toda velocidad sin rumbo fijo, iban a donde el viento los llevara, se habían embarcado en un viaje en el cual pasarían por todos los lugares que pudieran visitar por carretera; sus familias no estaban de acuerdo con ello, les dijeron que era peligroso, que era una locura lo que estaban pensando hacer, escucharon pacientemente cada uno de esos sermones, pero a la final terminaron haciendo oídos sordos y tomaron sus cosas para irse.

Hasta ahora todo les había salido a pedir de boca, sus primeras paradas habían sido fantásticas, habían conocido lugares que no esperaban encontrar, su país era hermoso y ellos lo disfrutarían al máximo.

En ese punto de su viaje se encontraban en un pueblo en donde la gente era muy amable, habían encontrado una buena posada y en esos momentos estaban en remojo en una gran tina después de haber hecho el amor, el plan era pasar dos días alli y esos estaban llegando a su fin.

Esa misma noche estarían emprendiendo camino hasta su próximo destino, no era lo ideal salir a la carretera a últimas horas de la tarde cuando el sol se estaba escondiendo, pero no tenian de otra, habían llegado de improviso y el dueño de la posada necesitaba la habitación desocupada a primeras horas de la mañana, podían irse temprano, pero ellos no eran muy madrugadores que digamos y preferían irse antes para que el personal pudiera ocuparse del aseo.

-Amor, todavía no quiero abandonar este lugar, es tan bonito y aun no hemos terminado de verlo-, dijo Gulf de repente volteando su rostro para que su novio viera el tierno puchero que tenía en sus labios.

-Yo tampoco me quiero ir, pero te prometo que estaremos regresando en otro momento con un poco más de planificación-. Lo beso en los labios quitando el ceño fruncido que había colocado el pelinegro -Te amo.

-Igual te amor mucho, prometeme que nunca nos separaremos-. Pidió el menor de la nada, era la primera vez que pronunciaba algo parecido.

-Te lo prometo, tu y yo estaremos juntos hasta que seamos viejos, no podrás librarte de mi tan fácilmente, tu eres mi girasol y yo soy tu sol, uno no puede vivir sin el otro, tu y yo estaremos juntos hasta la eternidad.

Se abrazaron aun sumergidos en el agua para luego perderse en un acalorado beso, que fue subiendo de intensidad y dio pie para que iniciarán una nueva ronda de hacer el amor, en donde se demostraron con besos y caricias cuanto se querían y se necesitaban, se volvieron uno como siempre lo hacían.

Pero todo lo bueno se tiene que acabar, había llegado el momento de su partida, el dueño de la posada se sentía muy apenado por haber tenido que pedirles que se fueran ese mismo día, pero ellos no le dieron importancia y le dijeron que no tenía nada de que preocuparse, que entendían y que esperaban que la convención que empezaría el día siguiente fuera todo un éxito para ellos.

Así que una vez en la calle, ambos se pusieron sus cascos y se montaron en su moto listos para emprender camino nuevamente hacia su próximos destino, ya llevaban dos horas viajando sin ningún contra tiempo, iban a toda velocidad por la carretera, solo les quedaban unos kilómetros para llegar a su siguiente pueblo, la noche ya había caído y sólo los acompañaba la luz de la luna, que brillaba en todo su esplendor, iluminando su camino.

Mew estaba concentrado en la carretera, sintiendo como el cuerpo de su novio se pegaba a su espalda, se sentía en el paraíso al tenerlo de esa manera, jamás se cansaría de Gulf, era el amor de su vida, la persona que el destino le había enviado para que fuera su para siempre.

Todo iba bien cuando de repente escucho la voz de su chico gritando:
-¡Mew cuidado!-. En frente de ellos una luz los cegó, un camión venía en su dirección a toda velocidad.

En un intento por esquivarlo el castaño maniobro la motocicleta como pudo, pero ya era tarde... Tenían la parte delantera del otro vehículo casi encima de ellos, en un último intento giro el volante y terminaron derrapando por un costado de la carretera... En el justo momento que hicieron contacto con el pavimento todo se volvió negro, ya no supo mas de si mismo, su conciencia lo había abandonado, solo esperaba que su novio estuviera bien.

Este al igual que Mew había salido disparado de la moto y su último pensamiento consciente fue para el contrario, para la persona que tanto amaba y la cual esperaba que hubiera salido ilesa del accidente, en ese momento se lamentaba no haberle hecho caso a su madre, debieron de haberse quedado en casa.

Por su parte el conductor del camión se había detenido inmediatamente, él habia logrado salir sin ningún problema de la colisión, llamo rápidamente a los equipos de emergencias que no tardaron en hacer acto de presencia y levantaron ambos cuerpos inconscientes de la carretera, harían todo lo posible para mantenerlos con vida, o al menos lo intentarian, las condiciones en las cuales los encontraron no eran las mejores.

En el hospital todo era un caos, los médicos salieron al encuentro de la ambulancia y sacaron a ambos heridos llevándolos directamente a la emergencia, hacían todo lo posible por mantenerlos con vida, pero no estaban en las mejores condiciones, la policía ya había llegado tomando la declaración del conductor del camión quien había seguido a la ambulancia hasta allí.

Ninguno de los dos había tenido la culpa, la carretera estába oscura, estaban entrando en una curva cerrada y se encontraron de frente, para cuándo se dieron cuenta ya era tarde, encontraron las identificaciones de ambos jóvenes y lograron llamar a los familiares, quienes desesperados estaban haciendo todo lo posible por llegar al hospital.

Entre tanto en una habitación blanca un castaño abría los ojos, no reconocía el lugar donde estaba, no había nada, su ropa tampoco era la misma que llevaba puesta, etaba vestido de blanco, al enfocarse mejor se pudo dar cuenta que estaba en un hospital y que detrás de él había un cuerpo, uno que estaban cubriendo con una sabana, ahora que estaba mas consciente podia ver que no estaba solo, habían médicos que negaban con la cabeza, la persona allí acostada no lo había logrado, así que asustado pensando que se trataba de Gulf se acercó queriendo saber, solo para quedarse helado...

Alli no estaba su novio, era él... su cuerpo sin vida yacía en esa cama, no lo podía creer, ¿qué estaba pasando?, ¿En donde estaba su Gulf?, ¿porque seguía allí?, ¿porque no había avanzando al más allá?, necesitaba respuestas.

Salió de esa habitación, ya había visto todo lo que tenía que ver, camino por la emergencia del hospital, hasta que los vio, allí estaba su madre en los brazos de su padre, ya le habían dado la noticia, el dolor de su madre estaba haciendo que le doliera el corazón si eso era posible, no sabía cómo seguía allí pero se había dado cuenta que era una especie de fantasma.

Estuvo allí parado sin saber que hacer, aun no tenía ningún indicio de donde estaba su novio, pero todo fue develado cuando llegaron los Kanawut, estos abrazaron a sus madre dándole consuelo para luego ser conducidos a otra sala de espera, allí les dijeron que el pelinegro estaba en el quirofano, había tenido un fuerte golpe en la cabeza en donde se le había formado un coágulo de sangre que debían operar inmediatamente, él pronóstico no era el mejor.

Se quedó allí parado junto a todos los demás, se sentia impotente por no poder hacer nada, había una barrera invisible que le impedia pasar más allá de donde estaba, no entendía porque sucedía eso, solo sabía que tenía que saber que su Gulf estaba bien, que lograría vivir la vida que él se perdería; tres largas horas pasaron hasta que por fin un médico salió de quirofano.

-Familiares de Gulf Kanawut-, llamo el hombre, se notaba cansado.

-Nosotros, ¿díganos como esta nuestro Hijo?-, pregunto angustiada su madre.

-Hicimos todo lo que pudimos, logramos extraer el coágulo de sangre, pero fue una lesión algo fuerte, además de tener otras fracturas en su cuerpo, en estos momentos el se encuentra coma, no sabemos cuando vaya a despertar o si lo haga, su estado es realmente de pronóstico reservado.

Esas palabras resonaron en la sala de espera, todos quedaron impactados, solo se escuchaba los sollozos de la señora Kanawut quien estaba desolada por lo que estaba sucediendo con su hijo, él por su parte solo se había quedado allí sin saber que hacer, quería agarrar al doctor y decirle que debía hacer todo lo posible para mantenerlo con vida.

Pasaron dos horas más hasta que por fin lo llevaron a una habitación, allí por fin lo pudo ver, estaba demasiado palido, no tenía ese color rosado saludable en sus mejillas que tanto le gustaba, ese que estaba acostado en esa cama no era ni la sombra de lo que era sus novio, tenia muchos cables y máquinas conectadas a su cuerpo, además de un tubo para ayudarlo a respirar.

Quería tocarlo, de verdad lo intentó, pero su mano traspaso su piel, no pudo hacer contacto con él, ¿Porque le hacían eso? ¿porqué lo habían dejado vagando en ese estado para ver lo que estaba sucediendo con el amor de si vida?, quería llorar, pero no podía hacerlo, las lágrimas no llegaba a él, asi que se quedó allí, día tras día viendo como doctores y enfermeras entraban a chequear el estado del pelinegro, como sus padres y los señores Kanawut se turnaban para cuidarlo.

Incluso había asistido a su propio funeral, fue todo tan extraño, en un momento estaba en la habitación de Gulf y al otro estaba al lado de su madre viendo como su féretro descendía cinco metros bajo tierra, no entendía porque estaban jugando con él de esa manera, ¿porque lo habían dejado en un lugar en el cual no estaba en el más allá pero tampoco estaba entre los vivos? ¿porque su hermoso novio no despertaba?, quería verlo abrir los ojos, ver que estaba bien, se acercó a su cama y lo miró detenidamente, seguía igual, no había ninguna mejoría.

Entre tanto en la mente de Gulf todo era oscuridad desde el momento que había sufrido el accidente, se habia mantenido en la oscuridad, la única luz que había era la que lo alumbraba a él, había intentado caminar, ver que había más allá, pero algo lo tenia preso en ese espacio, no podía avanzar, se sentía atrapado.

Intento gritar, auto infligirse dolor pero no podía, las palabras no abandonaban sus labios y los arañazos que se había hecho en sus brazos no habían surtido efecto, no sabía cuanto tiempo había pasado, sentía que el tiempo no pasaba en el lugar donde estaba, hasta que un día todo cambió, en medio de la oscuridad una nueva luz apareció.

Se acercó pensando que esa era su salida, solo para quedarse parado de repente, allí no habia una salida, era como una pantalla de televisión, en donde podía ver las imágenes de lo que había sido su vida, los buenos momentos que había pasado con su familia y amigos, sobre todo con su adorado novio, allí las lágrimas acudieron a sus ojos por fin sentía algo desde que estaba en ese lugar, podía sentir como las gotas saladas bajaban por su rostro sin parar, quería saber donde estaba su Mew, si había podido sobrevivir.

En el mundo exterior, tal y como pasaba en su mente, las lágrimas no habían tardado en hacer su aparición alertando a su acompañantes, en especial a Mew que estaba feliz de por fin ver una reacción en él, las máquinas habían comenzado a sonar después de mucho tiempo, había una reacción en el cuerpo del pelinegro, pero así como había venido todo había terminado, los doctores habían acudido a revisarlo encontrando que nada había cambiado solo había sido una alteración esporádica.

-Lo siento señora Kanawut, pero su hijo no presenta ninguna mejoría, todo sigue igual.

-¿Como puede decirme eso?, usted vio lo mismo que yo, ¡estaba llorando!

-Solo fue una reacción del cuerpo, un impulso, sus signos vitales siguen igual, solo nos resta seguir esperando, él es el único que puede despertar, nosotros ya hicimos todo lo que estaba en nuestras manos...

Esas palabras habian sido como un puñal para el corazón de la mujer, su hijo tenía que despertar, no podía darse por vencido y así se lo hizo saber, hablo con él, lo llamo, le pidió que abriera los ojos.

Después de que la mujer había abandonado la habitación fue Mew el que se acercó a su lado y le dijo -Por favor Gulf, tienes que abrir tus bellos ojos, tus padres te esperan, Gulf por favor no los dejes...

El sonido de las voz del castaño habia penetrantes su mente, lo había escuchado, no pudo entender mucho de lo que decía pero si había escuchado su voz llamandolo, él quería despertar, de verdad quería hacerlo, quería reencontrarse con esos hermosos ojos que solo le transmitían amor, pero no podía, solo podía seguir viendo en aquella pantalla fragmentos de su vida.

Habían pasado lo que creía eran días, las imagenes no habían parado y en ese preciso instante estaba viendo sus últimas horas antes del accidente, su llegada al pueblo, los lugares que visitaron, lo que hicieron en la posada y el justo momento en que se encontraron de frente con el camión.

Fue allí cuando todo comenzó a cambiar, la máquinas comenzaron a sonar, cosa que alerto a los médicos, estaba entrando en una crisis, todos sus signos vitales se habían alterado; Mew estaba impaciente dando vueltas en la habitación pidiéndoles que hicieran algo, pero no lo escuchaban, hasta que sintió que comenzaba a desvanecerse, desesperado quizo aferrarse a su cuerpo, pero una fuerza abrumadora lo llevaba a algún lugar.

Así que se dejo llevar, cuando lo hizo, fue como si un peso se hubiera levantado de su cuerpo, ahora se encontraba en la oscuridad, siguió la única luz que podía observar, al llegar a ella, lo pudo ver, allí estaba su Gulf, estaba parado viendo a una pantalla en donde se proyectaban las imágenes de su accidente.

Corrió hacia él y lo abrazó desde la espalda, -Gulf, amor...

-Mew-, se dio la vuelta en su abrazo el pelinegro pasando sus brazos por el cuello -¿En donde estamos? ¿qué esta pasando?

-No lo se-. Lo beso, habían sido días queriendo sentir su piel -Yo... yo morí, pero no se porque me quede vagando, he estado al lado de tu cama todo este tiempo, ¡estás en coma Gulf!

-¡No puede ser!, Mew tu no puedes estar muerto -. Lo golpeó en el pecho llorando -¿Como pudiste dejarme? ¿que voy hacer sin ti?-. Se abrazo a él llorando.

Ambos se quedaron allí llorando, tantos planes que tenían y que ya no podrían cumplir, solo les quedaba el consuelo de de que habían vivido al límite, que habían hecho lo que siempre quisieron, que no tenían nada de lo cual arrepentirse.

Sin darse cuenta la oscuridad comenzó a cambiar, la luz los fue consumiendo, cuando se dieron cuenta estaban en un campo lleno de flores y aun lado había una carretera con una moto, al parecer en su otra vida seguirían viviendo al límite, permanecerian siempre juntos como se lo habían prometido.

En la habitación del hospital, el silencio habían embargado la estancia, Gulf Kanawut había muerto, él pelinegro había dejado ese mundo, el llanto de su madre era lo unico que se escuchaba después de que el médico diera la noticia.

Mientras en las carreteras del más allá una pareja surcaba el pavimento recorriendo los caminos, un amor como el de ellos era tan inmenso que no podían estar separados, no podían vivir uno sin el otro, debían permanecer siempre juntos y por eso los cielos habían decidido mantenerlos unidos.

One shot basado en el video de arriba y sugerido por elie60410070 que fue la que paso el video y quería una historia basada en el. Espero que haya cubierto tus expectativas 🤗.

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