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Te Perdí...

Mew y Gulf dos jóvenes amantes que se conocieron desde la universidad y comenzaron una vida en común, justo después de haberse graduado.

Eran felices, los dos estaban enamorados y como cada mañana Mew acompaño a su adorado novio a la clínica en donde trabajaba, se despidieron con un beso, sin saber que ese iba a ser el último que se dieran , pues la tragedia tocaría su puerta.

Gulf paso la mañana en su trabajo como siempre, reviso a sus pacientes hablo con sus colegas, redacto varios informes, hizo su rutina sin ningún problema, sin embargo, había algo que no lo dejaba tranquilo en toda la mañana no había recibido un mensaje de su adorado novio.

Este acostumbraba a escribirle pequeños textos a lo largo del día en dónde le recordaba cuánto lo amaba y lo extrañaba, esos eran los detalles que lo hacian enamorarse más de él cada día.

En la tarde cuando salio de su trabajo se extraño que su novio no estuviera en la entrada esperándolo, el nunca lo dejaba plantado a la hora de la salida, reviso su teléfono y como lo esperaba no tenía ninguna llamada perdida o algún mensaje de texto en dónde le dijera que no iba a poder ir por el.

Ya se estaba preocupando, así que intento llamarlo, pero lo mando directo a buzón de mensajes, no quería pensar lo peor así que solo mentalizo que quizás se le había acabado la batería o estaba en un lugar de poca cobertura, lo mejor era irse a casa y esperar que su guapo novio le diera alguna señal de vida.

Pidió un taxi y llegó a su edificio sin ningún problema, ya estaba en casa y por lo visto allí tampoco estaba Mew, su auto no estaba en el estacionamiento, tomo el ascensor y marco el piso de su departamento, cuando estaba a punto de introducir la llave en la cerradura, su celular comenzó a sonar y pensando que podía ser su novio se apresuro a contestar.

Al ver la pantalla se dió cuenta que era el número de la madre de Mew, lo cual le parecía extraño ya que ellas pocas veces lo llamaba, solo lo hacía por cosas puntuales.

-Aló

-Gulf hijo... -sollozo la mujer.

-¿Que sucede porque llora?

-Es Mew...

-¿Que le paso a Mew?

-Tuvo un accidente...

-¿En qué hospital está?- pregunto angustiado el pelinegro.

-No está en el hospital...-Lloro más fuerte -Mew... El... El...Murió en el acto... Su camioneta se incendio en el lugar... Ni siquiera hay un cuerpo que podamos velar...

-No, Mew no está muerto, si su cuerpo no está allí puede que...-hablo Gulf con lágrimas en los ojos, su novio no podía estar muerto, no podía haberlo dejado.

-Lo  siento mucho hijo, pero no había posibilidad de que se salvara... El informe policial dice que no hay forma de que mi hijo sobreviviera...

Esas palabras hicieron que su corazón dejara de latir, su adorado Boo estaba muerto, el hombre con el que tenia tantos planes y sueños que cumplir ya no estaría más a su lado, el teléfono cayó de sus manos mientras el también caía de rodillas al suelo, sus piernas no lo soportaban más, el llanto cubria todo su rostro, había perdido el amor de su vida.

Los días siguientes fueron un borrón en su vida, recuerda a su amigo Mild llegando a su casa y ayudándole a levantarse del suelo del cual no se había levantado después de recibir la fatidica llamada de la señora Suppasit, no sabía cómo se había enterado, pero allí estaba su amigo ayudándolo, acompañándolo en su dolor.

Dos días después fue el funeral de homenaje para Mew, en dónde estuvo en piloto automático recibiendo las condolencias de familiares y amigos, ni siquiera había un cuerpo sobre el cual llorar, no quedaba nada de su novio, la familia Suppasit estaba inconsolable igual que él y en medio de su dolor trataban de ayudarlo a reaccionar, pero su cuerpo estaba entumecido, solo podia llorar sin decir una palabra, que podia decirles, ellos habían perdido un hijo, un hermano, él al hombre que más amaba en el mundo.

Cuando regreso a su departamento, no pudo evitar mirar cada rincón, cada lugar de ese espacio tenía un recuerdo de ellos, cada cosa que allí estaba la habían comprado con el deseo de convertirlo en su hogar, como pudo irse y dejarlo solo de esa manera.

Se tumbo en el sofá abrazando una de sus fotografías, necesitaba tenerlo cerca nuevamente, se levantó de ese sitio y fue hasta el cesto de la ropa sucia en dónde encontró unas de sus camisas, aún conservaba su olor, se acostó ahora en la cama, esa que había sido testigos de tantas noches de pasión, de dulces declaraciones de amor, de noches de películas o de simplemente estar abrazados sientiendose seguros en los brazos del otro.

Definitivamente no sabía que hacer ahora, que sería su vida sin Mew, no podia concebir no tenerlo a su lado, en el trabajo le habían dado unas semanas libres para que viviera su duelo, pero no creía que fuera tiempo suficiente para superar eso que sentía.

Mild no lo había dejado solo, se pasaba todos los días por el departamento, obligándolo a comer y asearse; se estaba convirtiendo en un muerto en vida, los padres de Mew intentaron consolarlo y hacerle saber que estaban allí para el y cualquier cosas que necesitara podía recurrir a ellos, si era sincero, no quería verlos, no quería que le recordaran al mejor hombre que había conocido, aquel que había derrumbado todas sus barreras y que había tenido la suficiente paciencia para enamorarlo.

Ya había pasado un mes de su perdida y aún estaba en duelo, el tiempo que le había dado la clínica había acabado, pero no regreso al trabajo, no tenía animos de volver, no sería lo mismo, Mew no estaría para llevarlo e irlo a recoger, prefería quedarse en casa y seguir reviviendo sus recuerdos, eso lo hacia estar más cerca de su amor.

Los Kanawut se habían enterado de la muerte del novio de su hijo, pero por cuestiones de trabajo no habían podido trasladarse a la ciudad, solo les quedaba llamarlo todos los días y hablar con Mild para ver cómo estaba, no tenían como agradecerle a ese joven todo lo que estaba haciendo por su Gulf, igual a los Suppasit que tampoco lo habían dejado solo, pero cuando se cumplieron tres meses y no vieron mejoría en su hijo decidieron ir en su busca, ya le habían dado el tiempo sufieciente para que se sumerjiera en su dolor, era tiempo de que tratara de volver hacer las cosas que le gustaban, seguramente Mew hubiera querido eso.

Cuando la señora Kanawut llegó al departamento, la imagen que la recibió no podía ser su hijo, frente a ella estaba un joven tirado en la cama que no era ni la sombra de su Gulf, ese que estaba allí era un joven que estaba demacrado llenos de ojeras y muy flaco, se notaba que no se alimentaba lo sufieciente.

-Gulf hijo, no puedes seguir así.

-Mamá déjame tranquilo, porque no entienden que quiero estar solo.

-Eso no es bueno, necesitas salir de aquí, estar en este departamento te hace daño.

-No yo me quiero quedar aquí, asi estoy más cerca de Mew, si tan solo le hubiera hecho caso esa mañana nada de esto hubiera pasado...

Inicio Flash Back

-Boo ya levántate que voy a llegar  tarde al trabajo- le dijo Gulf mientras trataba de apartarse de su abrazo.

-No quiero, mejor quedemonos así todo el día, llama al trabajo y reportate enfermo, yo también haré lo mismo- le respondió Mew mientras besaba su cuello.

-No seas holgazán, debemos ir a trabajar, levántate ya.

-Gulf por favor quédate, así hacemos cosas divertidas los dos juntos en la cama- le dijo con una pícara sonrisa el castaño.

-Me tientas amor, pero tengo que atender a mis pacientes- picoteo sus labios.

Y con un puchero por parte de Mew se terminaron levantando para darse una ducha juntos entre besos y caricias.

El camino al trabajo lo hicieron agarrados de la mano y diciéndose hermosas frases de amor, definitivamente se amaban mucho.

-Aun estamos a tiempo de irnos nuevamente a casa- le dijo Mew asomándose por la ventana del auto.

-No lo creo, estoy seguro que ya vieron que llegue, mejor ve a tu trabajo y nos vemos más tarde- Gulf le dió un tierno beso y observo como se iba su novio.

Fin Flash Back

La señora Kanawut se quedó tres días en el departamento y como vio que su hijo estando allí no iba a salir de la depresión, decidio que tenía que llevarselo con ella a casa, no fue una decisión fácil, pero era lo que tenía que hacer por el bienestar mental de su hijo.

Cuando se lo  comunico este lloro y pataleo, incluso la corrió de la casa, pero ella no se dejó amedrentar, así que con la ayuda de un médico amigo de los Suppasit lo sacaron de allí sedado, era lo mejor que podían hacer.

El viaje fue tranquilo, pues Gulf fue dormido todo el camino, solo esperaba que pudieran controlar su reacción cuando se diera cuenta que estaban en la casa familiar.

Dos horas después de que habían llegado fue que el pelinegro se despertó, dándose cuenta que no estaba en su departamento, cuando proceso en dónde estaba comenzó a gritar y protestar que que el quería volver, sin embargo lo Kanawut estaban preparados para su lucha, logrando calmarlo.

Desde allí el pelinegro comenzó aplicarles la ley del hielo, pero ellos no se dejaron vencer y contrataron un psicólogo que iba todos los días a la casa y se sentaba en la habitación a la espera que e
Gulf hablara, lo cual hizo un mes después y solo por la perseverancia del médico.

Una vez derribada esa barrera se pudo comenzar el tratamiento que lo ayudo a ir sanando poco a poco, comenzó saliendo de su habitación, comiendo lo que su mamá le llevaba, dando vueltas en la playa en dónde algunas veces dejo salir su frustración.

Y así pasaron tres años en los cuales había logrado continuar con su vida, no había olvidado a Mew, eso nunca pasaría, se había hecho la promesa de que no habría otro hombre en su vida que no fuera su Boo, pero debía seguir adelante y realizar todas sus metas, eso era algo que él hubiera querido que hiciera.

Por eso estaba regresando a su antiguo trabajo, el director del hospital lo supo entender, sabía que necesitaba tiempo y cuando lo llamo preguntando si había una vacante para el, este no dudo en decirle que si y ahora estaba de nuevo en la ciudad, habia alquilado un departamento, el antiguo tenía muchos recuerdos y no podía volver allí, no podía volver a caer en depresión, así que a pesar de que seguía siendo suyo decidio no quedarse en el, los Suppasit se encargaban de conservarlo limpio.

Eso era otra cosa que debía agradecer, ellos nunca lo abandonaron estuvieron con el en su proceso de duelo y fueron una gran ayuda para salir de el, y eso se los iba agradecer siempre.

Las cosas en el trabajo salieron muy bien, fue como si nunca se hubiera ido, sus colegas lo recibieron con los brazos abiertos y lo ayudaron a adaptarse rápidamente; ese preciso día estaba libre y decidió salir a caminar, mientras paseaba por el parque diviso una pequeña cafetería a la que decidió dirigirse, se sentó en una mesa de la terraza llena de girasoles que le traían gratos recuerdos, mientras veía a los niños jugar... hasta que se le acercó un mesero.

-Buenas tardes, bienvenido al sunflower café, ¿que le puedo servir en esta tarde?...

Esa voz la conocía a la perfección,  tenía tres años y cuatro meses sin oírla, eso no podía estar pasando, así que subió rápidamente la mirada, allí en frente de él y con un uniforme de mesero estába su Mew, el no estaba muerto, las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas sin ningún tipo de control.

-Mew... ¿Eres tú?, ¿En dónde has estado todo este tiempo?- se abrazo a el sin dejar de llorar, pero este lo separó inmediatamente.

-Disculpe pero me debe estar confundiendo, mi nombre es Tharn...- y con eso salió corriendo a la cocina.

-¡Mew espera! No te vayas...

-Disculpe señor pero se tiene que ir, no puede estar incomodando a mi personal- le hablo un señor mayor.

-Pero debo hablar con Mew.

-Aqui no trabaja nadie con ese nombre, a usted lo atendió fue mi hijo Tharn Kirigun, así que le pido amablemente que se vaya de mi local.

Gulf quedó desconcertado, ese hombre era idéntico a su Mew, no podían haber dos personas tan idénticas en el mundo, tenía que llegar al fondo de todo aquello, estaba seguro que ese hombre era su Boo e iba a descubrir que estaba pasando a como diera lugar.

Continuara...

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