Sus manos lo sujetaban de la cintura mientras se movían a un suave ritmo en esa cama de sábanas blancas, bajando su cabeza para sumergirse en un apasionado beso, en un principio todo fue manos , piernas y lengua como siempre que se encontraban para luego acoplarse al ritmo al que estaban acostumbrados.

Las torneadas piernas lo rodean impidiendo que se separara de él, todo estaba siendo lento pero le gustaba; cuando por fin separaron sus bocas el comenzó a dejar un reguero de besos desde su cuello bajando a su abdomen, procurando no dejar ninguna marca, cuando la verdad es que se moría por dejar muchas de ellas y que todos vieran a quien le pertenecía.

-Mew- susurro el chico con amor.

El castaño levantó la mirada y lo vio alli tendido con su cabello negro revuelto sobre las sábanas, sus mejillas sonrrojadas por el placer y el esfuerzo físico, sus labios hinchados por los besos que se daban, con la respiración acelerada y con la mirada vidriosa preso de todo el placer que estaba sintiendo, esa era la imagen que siempre le gustaba guardar en su memoria.

-¿Te gusta este ritmo o quieres que aceleremos el proceso de la manera que se que te gusta?- pregunto con voz ronca mientras lamía su lóbulo de la oreja, podía sentir como Gulf apretaba sus paredes anales para provocarle presión a su miembro -La verdad es que yo necesito correrme ya.

Bajo nuevamente su boca para darle un nuevo beso, mientras el ritmo de sus caderas iba en aumento, haciendo que los gemidos de ambos fueran más sonoros, no podía aguantar más tomo el pene de su pareja entre sus manos y lo masturbo hasta que los dos llegaron al orgasmo, pero aún estaba duro en su interior, así que sin muchas ceremonia los cambio de posición dejando al pelinegro arriba para que lo cabalgara.

-Vamos amor, ya sabes que hacer, quiero verte darte placer a ti mismo gimiendo mi nombre, dime cuánto te gusta lo que estamos haciendo- pidió Mew mientras lo ayudaba a impulsarlo para que comenzará con esa nueva ronda tomando nuevamente entre sus manos el miembro un poco flácido de su amante para volver a traerlo a la vida.

La estimulación estaba haciendo maravillas en el cuerpo de Gulf que no tardo en estar erecto nuevamente y al ritmo de sus saltos comenzó a gemir el nombre de su pareja, diciendo lo mucho que le gustaba lo que estaba haciendo, pero las cosas se detuvieron abruptamente cuando al castaño se le ocurrió cambiar nuevamente de posiciones, quería hacerlo suyo de todas las maneras posibles esa noche.

-Quiero oírte amor, quiero que me digas cuánto te gusta que te penetre, como mis manos te acarician, como mis besos te llevan a la gloria, quiero oírlo todo amor- le dio un tierno beso en la mejilla.

-Me gusta- respondió el con voz entre cortada mientras sentía como el pene de su pareja comenzar entrar en él de manera lenta pero profunda sacándole sonoros gemidos.

-No te contengas, no hay nadie observandonos, recuerda aquí dejas de ser Gulf Kanawut el famoso actor y modelo que todos siguen y yo dejo de ser el dueño de mi propia empresa y el cantante exitoso, aquí solo somos tú y yo- se miraron a los ojos con amor.

-Me gusta estar entre tus brazos, que me hagas el amor, sentir tus besos por toda mi piel, la forma en que me tomas por la cintura y me haces tuyo demostrandome cuánto me amas, me encanta que seas tú el único que me vea de está manera- hecho su cabeza hacia atrás sientiendo los embistes cada vez más fuertes.

-Masturbate para mi amor, quiero verte llegar a la cúspide del placer por tu cuenta- le pidió Mew con la mirada llena de deseo.

El obedeció llevando su mano hacia su propio pene y comenzando a moverla al ritmo que estaba marcando su amado, el castaño estaba embelesado, era la imagen más erótica que había visto en su vida, lo cual los hizo correrse por segunda vez en la noche callendo exhaustos en la cama, se quedaron dormidos sin siquiera limpiarse los restos de semen de sus cuerpos.

Pero eso no importaba porque tan solo una hora después ya estaban despiertos nuevamente no había tiempo que perder, el primero en abrir los ojos había sido Gulf quien bajo por el cuerpo de Mew hasta que llegó a su pene y se lo llevó a la boca succionado con rapidez, haciendo que el castaño despertara rápidamente y llevará sus manos a los cabellos negros que subían y bajaban sin ningún tipo de contemplación sobre su sensible miembro, logrando que se corriera por tercera vez en esa noche dentro de su boca, lo estaba marcando de todas las maneras posibles y eso le encantaba.

-Ponte en cuatro- ordenó después de recuperarse de su reciente orgasmo.

Gulf obedeció, dejando su trasero algo rojo y con restos de semen a su disposición, él lo miro con fascinación como los hilos blancos escurrían por sus piernas, se masajeó su pene y luego lo dirigió a su entrada para comenzar un vaivén lento, alargó su cuerpo hasta llegar al lóbulo de su oreja para mordisquearlo y besarlos a su antojo, llevando una de sus manos al pene de su pareja para masturbarlo.

-Te amo- no pudo evitar decirlo en ese momento, lo amaba con locura y que estuvieran esa noche de esa manera era lo mejor que les había pasado en un tiempo.

En dos embestidas más ambos se dejaron ir nuevamente, la habitación olía a sudor y semen, ambos yacían en la cama abrazados, aspirando el aroma del otro mientras sus respiraciones terminaban de calmarse.

-No quiero salir de aqui- hablo en voz baja Gulf.

-Yo tampoco- le dio un beso en sus cabellos Mew.

Ellos no querían separarse, pero eran Mew Suppasit y Gulf Kanawut dos actores con muchos seguidores a nivel nacional e internacional, solo la leve mención de sus apellidos entre el público conocedor hacia explotar la euforia, pero solo en esas cuatro paredes, en donde solo contaban con una cama, un baño y una pequeña sala con un televisor podían ser ellos mismos, olvidarse del mundo exterior y de lo famosos que eran, allí podían ser el uno del otro.

Porque ellos no podían estár juntos a la luz pública, la sociedad no estaba lista aún, sus fans no estaban listas, no querían someter a sus familias al escándalo público, su amor debía ser un secreto; por eso cuando estaban dentro de esas cuatro paredes no les importaba nada, después de todo antes de cualquier escándalo que pudiera ocurrir, ellos estaban enamorados y sus cuerpos lo demostraban cada vez que tenían la oportunidad de encontraste.

Esas cuatro paredes eran las únicas testigos del gran amor que se profesaba, no sabían si algún día saldría a la luz pero por los momentos se conformaban con el tiempo robado en su refugio, en esas cuatro paredes.

Corto pero sustancioso espero que les haya guardado 🤗