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Club De Las Alturas

Estaba sentado en ese asiento de avión y todo era demasiado cansado y molesto, odiaba cuando le tocaba salir en viajes de negocios, no entendía porque su primo News no podia ocuparse de todo el mismo siendo que él había sido elegido para asumir el rol del presidente de la compañía familiar por ser el mayor, pero no, alli estaba él cansado haciendo un viaje al otro lado del mundo para poder cerrar un trato porque su querido primo no podia ir por su apretada agenda.

Trato de distraerse mirando por la ventana para ver si las nubes podían calmar su estado de animo, pero nada parecía calmar su humor de perros y por si fuera poco en el asiento de al lado había un niño molesto que no dejaba de hablar y llorar desde el despegue, sin contar con las conversaciones que se estaban llevando a su alrededor que lo hacian irritar todavía mas.

Volvio su vista a la nubes para ver tratando de olvidarse del molesto dolor de cabeza que se le estaba produciendo al sentir tanto bullicio a su alrededor, cuando volteo el rostro nuevamente hacia el pasillo, el niño lo estaba mirando y como si fuera una señal este comenzó una conversación no requerida en donde le contaba que estaba viajando solo, de los juguetes que tenia en su casa y pare usted de contar, ya se estaba cansando tanto asi que sin darse cuenta estaba apareciendo un tic nervioso en su ojo.

Como una treta para tratar de dejar que lo dejara en paz cerro los ojos fingiendo dormir, pero la voz del pequeño no había parado con su perorata, asi que sin poder evitarlo termino presionando el botón de las azafatas, no sabia que le diría, pero estaba en el orden de si le podían dar algo al niño para que se callara, se suponía que estaba viajando en primera clase, lo menos que se merecía era paz y tranquilidad durante un viaje de mas de veinte horas.

Al cabo de unos segundos sintió como era jalado de la manga de su abrigo, cuando abrió los ojos se dio cuenta que se trataba de un joven castaño -Señor, ¿esta usted bien?- era un sobrecargo, su rostro paso de mostrar molestia a sorpresa, no pensó ver a un joven tan hermoso venir en su ayuda, con su voz tan suave y armoniosa, todo el enojo se evaporo como por arte de magia.

-Holaaa- el niño lo saludo de una forma tonta mientras lo miraba, el chico solo lo miro con una sonrisa para luego volver su mirada hacia mi -¿Lo está molestando?

Esa era música para sus oídos, era muy diferente a todas las que había escuchado hasta ahora, no era una voz chillona ni estridente como la de las mujeres que se le tiraban encima, ni muy afeminada como los chicos que en algunas ocasiones se le habían insinuado, tenía el toque de masculinidad justo que le gustaba, además de que su pregunta sonó cálida a sus oídos con una pequeña pizca de preocupación por su persona, las palabras no le salían había quedado mudo ante tanta belleza, así que solo se limito a asentir con la cabeza.

El hermoso chico solo le sonrió como respuesta, para luego prestarle toda su atención al niño, hablando con él en voz baja, no sabía que le estaba diciendo pero se le notaba la paciencia y la ternura por los poros al hablar con el pequeño, estaba empezando hacer calor, ¿Habrían aumentado la calefacción del avión?, Volvió a su realidad cuando vio al castaño tomar la mano del niño y llevárselo por el pasillo.

Movimiento que siguió con su vista detallando lo bien que le quedaba el uniforme, destacando ese esbelto cuerpo que las feas telas no podían ocultar y ese caminar decidido y elegante estaban haciendo que algunas partes de su cuerpo reaccionarán sin querer; no perdió detalle de cada uno de sus movimientos, por ello pudo notar el preciso instante en qué se detenía en una caja y sacaba un chocolate para ofrecerselo al molesto niño.

El niño ni corto ni perezoso lo tomo con sus ojos brillantes y se acercó para darle un beso en la mejilla a modo de agradecimiento, logrando sacarle una hermosa sonrisa de sus labios, en ese momento aborrecio un poco más al pequeño, cosa que hizo que parará sus pensamientos tan pronto como empezaron a correr en una dirección que jamás se le habría ocurrido que irían, ¿Que estaba pasando con él?, No tenía ni dos minutos que había visto al castaño y ya estaba teniendo sentimientos de celos, definitivamente algo estaba mal con su cabeza, por lo cual aparto la mirada y volvió a mirar por su ventanilla haciéndose el desentendido.

Necesitaba distraerse de alguna forma, porque sino las cosas se le saldría de las manos, ya había comenzado a buscarle formas a los parches blancos que pasaban por su ventana, cuando sintió nuevamente movimiento en el asiento de al lado, en un momento pensó que se trataba de el niño que había vuelto a su lugar con la cara llena de chocolate, pero un instante después sintió como era tironeado de su traje, al voltear vio que se trataba de su secretaria.

Al parecer se había librado de una molestia para caer en otra, muchas veces le había dicho a su primo que la quería despedir o que la trasladan a otro departamento pero este no le había hecho caso, argumentando que era buena en su trabajo y que no le hacía daño a nadie siendo coqueta, de todos modos no iba a conseguir nada porque él era gay, sin embargo ese último trozo de información nunca la había detenido.

En ese momento estuvo tentando en volver a llamar al sobrecargo para pedirle que trajera un chocolate para su secretaria para ver si se entretenía en algo y lo dejaba en paz, porque con la mirada que le estaba dando ya sabía por dónde venía ese cambio de asientos.

La mujer no entendía la indirecta de que la quería lejos de mi comenzó hablar cosas sin sentido, como del papeleo que tendría que hacer cuando llegaramos a nuestro destino, definitivamente ese viaje iba a ser el más largo de su vida, sin prestarle mucha atención a lo que su secretaria le decía volvió a colocar su vista en la ventanilla, teniendo ahora como reflejo al castaño de hermosa sonrisa que estaba atendiendo a una señora que estaba en la otra fila de asientos, lo siguió con la mirada y vio como se perdía detrás de la cortina en donde guardaban los alimentos y daba acceso al baño.

En su cabeza tuvo que agradecer la disposición de su asiento, desde alli pudo observar cada uno de sus movimientos sin que nadie se diera cuenta de ello, la cortina se abrió un poco y pudo verlo hablando con una chica, la cual si mal no recordaba era la otra azafata que estaba atendiendo primera clase, pudo observar como el chico se llevó una mano a su boca para reprimir su risa sobre algo que está le había dicho.

-Señor Thitiwat ¿Me está escuchando?- era la voz de mi secretaria interrumpiendo mi momento de contemplación, decidí ignorarla y no darle ninguna respuesta haciéndome el desentendido mientras veía las nubes pasar.

Después de atender el llamado y a los pasajeros de primera clase, tome el carrito y me dirigí al cuarto de sobrecargos en donde cerré la cortina para evitar miradas indiscretas, pero al mismo tiempo deje una parte abierta para poder estar pendiente de lo que sucedía en primera clase, allí me encontré a mi compañera buscando algunas cosas en los estantes.

-Ya vi que estuviste atendiendo al papasito del asiento 20- Sammy mi compañera me miró con una sonrisa malvada en su rostro.

-Ni me di cuenta- fingi indiferencia cuando de verdad el hombre si había llamado mi atención.

-Pues yo sí, piel algo morena, camisa blanca, traje hecho a la medida, cara de...

-Sammy...

-Unas manos grandes y deseables.

-¡Por dios! ¡Samantha ya basta! Se lo diré a tu marido cuando regresemos a casa, estoy seguro que no le gustará que su mujer ande viendo a otros hombres.

-No, definitivamente eso no le va a gustar... Ese hombre mío es lo suficientemente celoso sin saber lo que yo veo cuando salimos a volar, como para que tú vayas a echarle más leña al fuego... Esta bien ya no digo más... Pero para que conste no lo estaba viendo por mi, sino para ti... Te hace falta fuego en tu vida, ¿Cuánto tiempo tienes sin una relación? ....

No dejo que le contestará a su pregunta porque al parecer encontró lo que buscaba y se fue a llevarle la comida a los pilotos, ella estaba en lo cierto, tenía una tiempo sin pareja y el tipo del asiento no estaba de mal ver, así que sin pensarlo mucho medio abrió la cortina y se lo quedó observando, su amiga tenía razón ese hombre estaba de muy bien ver, pero eso no valia de nada ya que no sabía si era gay, no era como si pudiera ir hasta su asiento y decirle: Hola, ¿De casualidad a ti te gustan los hombres? Así no funcionaban las cosas.

Así que con un suspiro cerré la cortina y volví a mi triste realidad, el trabajo, comencé acomodar el desastre que había dejado mi amiga antes de irse, para luego volver a salir a primera clase y ofrecer agua, champán o lo que fuera que necesitaran los excéntricos pasajeros de esa área, cuando termino con todo lo que estaba en su carrito dio media vuelta hacia la habitación de los víveres, cuando iba pasando por el lado del pasajero que le había dicho su amiga trato de no mirarlo, pero de repente sintió un pequeño pellizco en su nalga.

Ese hombre se había atrevido a tocarle el trasero, no podía ser otro era el único que estaba en ese lugar a pesar de que fingía estar leyendo una revista, bueno eso contestaba su pregunta al parecer si le gustaban los hombres, pero eso no evitó que mis mejillas se tiñeran de rojo, nunca me había pasado una cosa así desde que empecé a trabajar como sobrecargo, seguí mi camino sin volver a mirarlo, ¿Que podía hacer? No podía reclamarle nada, si lo hacía y él se quejaba probablemente perdería mi empleo más rápido de lo que pudiera pensar.

¿Porque estaban en primera clase?, Si hubiese estado en clase económica no hubiese tenido el reparo de voltear y darle una cachetada por atrevido, sin mucho que pensar cerro los ojos y contó hasta diez tratando de tranquilizarse, debía fingir que eso no había pasado y seguir con su trabajo, cuando sintió que la cortina era abierta nuevamente.

-Sammy no vas a creer lo que me acaba de pasar, el tipo del asiento 20 me ha pellizcado- si me hubiese dado la vuelta en ese momento me hubiera dado cuenta que había hablado de más.

-Y no lo hecho por accidente- ese no era la voz de mi amiga así que voltee rápidamente chocando con el pecho del extraño.

-¿Que hace aquí?, Esta área está prohibida para los pasajeros-dije lo primero que se me vino a la mente.

-Yo solo quiero ir al baño- señaló la puerta que estaba a un costado, que tonto era por supuesto que allí estaba el baño y para poder acceder a él debían pasar por ese lugar.

En ese momento sentí como si mis piernas fueran de gelatina, porque el condenado hombre hizo todo lo posible para pasar cerca de mi mientras accedía a la puerta que daba al baño, no se quién se creía, pero había logrado desestabilizarme en tan solo unos minutos, por lo que una vez que lo perdió de vista me apresure a volver a llenar mi carrito y salir de allí para no volver a encontrarlo.

Entre tanto el hombre estaba satisfecho, se había dado cuenta que no le era tan indiferente al castaño, ese temblor en sus labios y la forma frenética en la cual se quería alejar de él lo habían delatado completamente y la verdad sea dicha, no había podido contenerse ese trasero era demasiado tentador como para no pellizcarlo, así que al verlo pasar por su lado no pudo evitar hacerlo.

Estaba deseando volver a tocarlo pero está vez de una forma muy diferente, en el baño abrió la llave del lavamanos y se echo agua fría en el rostro mientras se miraba al espejo, debía bajar la calentura que estaba sintiendo en esos momentos, al cabo de un rato se dio cuenta que su expresión volvió a ser tan serena como siempre, lo cual le dio pie para salir del pequeño espacio.

Pero al hacerlo los nervios o los celos volvieron apoderarse de él, allí estaba el castaño atendiendo a un viejo que lo miraba con lascividad en sus ojos, ¿Quién era ese hombre para mirar lo que era suyo?, Pensamiento que lo hizo espabilar nuevamente, el sobrecargo no era nada suyo, ni siquiera sabía su nombre por lo que volvió al baño para volver a refrescarse.

Al salir se encontró con la mejor vista que ese lugar podía darle, el chico estaba inclinado en un gabinete tratando de sacar quien sabe que, dándole una vista perfecta de sus redondeadas nalgas, en ese momento no lo pudo soportar más, termino de salir del baño, cerro la cortina que daba vista hacía primera clase para que nadie viera y lo tomo de la cintura para voltearlo y acorralarlo contra el estante.

-¿Que hace?, Usted no...

El chico no cabo su frase porque sus labios fueron sellados en un beso intenso, trato de protestar empujándolo hacia atrás, pero el moreno era más fuerte que él y para que negarlo le gustaba lo que estaba haciendo con su boca, sintió algo de movimiento, cuando abrió los ojos se dio cuenta que ya estaban dentro de la cabina del baño y su espalda estaba pegada contra el vidrio de la encimera con el pelinegro entre sus piernas.

Su cuello comenzó a ser devorado por el hombre que daba mordidas y pasaba su lengua de manera salvaje por cada espacio de piel que estaba a su alcance, con su mano libre el pelinegro intentaba abrirle los pantalones, metiendo su mano para tocar el pene semi erecto del sobrecargo que se estaba rindiendo ante el momento de lujuria.

Con un movimiento rápido Thitiwat se deshizo de los pantalones, para luego volver a tomar posesión de su boca, enredando sus lenguas en una danza frenética en la cual los dos querían ser los vencedores, las manos del castaño tampoco se quedaron quietas y comenzaron a quitarle las prendas de ropa que esté llevaba puesta descubriendo el tonificado pecho del moreno, ya tendría tiempo de arrepentirse después de lo que estaba haciendo, ahora era momento de no pensar sino de dejarse llevar por las sensaciones.

La vista del hombre estaba completamente nublada por el deseo, sus manos recorrían el cuerpo de su amante sin contenerse en nada, quería acariciar cada centímetro de piel que tenía a su alcance, mientras que con su boca marcaba como suyo cada lugar nuevo que exploraba, porque si, le gustará o no a aquel castaño ahora era suyo, suyo y de nadie más, se lo dejaría muy claro a partir de ese momento se convertiría en su único hombre, mataría a todo aquel que osara siquiera tocarlo, simplemente lo sabía, desde el primer segundo que lo vio decidío que tenía que ser suyo y de nadie sin importar si tuviese novio o estuviera casado, eso era lo de menos tenía sus maneras de conseguir lo que quería.

Entre tanto Fluke estaba también perdido en el placer, por primera vez en su vida se sentía deseado, lo estaba llevando al paraíso, sus pantalones ya estaban más que descartados y su ropa interior iba pronto por el mismo camino, sus labios se buscaron con ansiedad, enredando sus lenguas mientras se mordían sin ninguna contemplación.

Ohm preso de la pasión le rompió el boxer y tomo la erección contraria en sus manos comenzando a masturbarlo, haciendo que pequeños gemidos escaparan de su boca, los cuales silencio con nuevos besos, nadie podía saber lo que estaba pasando en ese pequeño cubículo.

-Shhhh no hagas ruido- lamió su cuello -No queremos que nos interrumpan - termino mordisqueando el lóbulo de su oreja.

Fluke solo se mordió el labio tratando de contenerse, él tampoco quería que acabará tan pronto lo que estaban haciendo, su placer se incremento cuando de la nada el pasajero del cual todavía no sabía el nombre llevo dos de sus dedos a los labios para que los impregnara de saliva, cosa que hizo gustoso como si le estuviese haciendo una felacion, cuando él pelinegro estuvo satisfecho con su trabajo los saco de su boca y los llevo a su entrada para comenzar a estirarlo.

Su respiración estaba agitada, el deseo nublaba su vista, su erección le dolía cada vez más, estaba tan estrecho, era como si ese agujero no hubiera sido profanado antes de él, lo cual lo llenaba de un perverso placer, quería dar lo mejor de si, lo único que lamentaba era que estuvieran haciendo aquello en un baño de avión, el castaño se merecía lo mejor, pero que más daba ya habían comenzado y no estaba dispuesto a parar.

Ya no lo soportaba más así que sin mucha ceremonia tomo su erección y la dirigió a ese delicioso agujero que había acogido tan bien a sus dedos, la penetración comenzó de manera lenta, debía ser cuidadoso, estaba ansioso por poseerlo de todas las maneras posibles, quería escucharlo gritar su nombre, así que entre besos se acercó a su oído y le susurro:

-Ohm... Mi nombre es Ohm... Desde ahora ese es el único nombre que deberás decir- le volvió a lamer el lóbulo de la oreja.

-Ohm- saboreo Fluke el nombre entre sus labios en medio de un gemido.

Y Dios el pelinegro pensó que podia morir en paz con tan solo escucharlo pronunciar su nombre de esa manera tan sensual, sonaba tan bien, tan dulce, tan excitante, así que comenzó a embestirlo de manera lenta pero profunda, las respiraciones se volvían cada vez más agitadas mientras el vaivén de caderas iba en crecimiento, el castaño se aferraba con sus piernas no quería dejarlo ir, se sentía como nunca lo había hecho.

Ohm tomo a Fluke de donde estaba y lo recostó de la pared contraria incrementando sus embistes, su estrechez lo estaba volviendo loco, a tal punto de querer penetrarlo como un animal, llenándose de satisfacción cuando esté escondió su rostro en el huevo de su cuello y hombro para acallar sus gemidos.

Busco sus labios con desesperación queriendo recorrer esa jugosa boca que lo había hechizado, sintió como arañaba su espalda preso de la pasión, en ese momento se propuso hacerlo gritar ya no le importaba quien los escuchará, ni siquiera que abrieran la puerta y encontrarán al respetado Señor Ohm Thitiwat cogiendo con el sobrecargo , aceleró las embestidas, haciéndolas más bruscas más salvajes.

Consiguiendo lo que quería, el chico no se pudo contener y comenzó a gritar en voz alta su nombre, llevándolo al paraíso con sus increíbles gemidos, sintiendo que ya no podía más que pronto por fin explotaría, en lo cual tenía razón, el castaño entre sus brazos también estaba en su límite y sintió como esa estrecha entrada comenzaba apretarlo cada vez más hasta que por fin llegaron al orgasmo.

Se quedaron en silencio e inmóviles, no querían moverse ni un centímetro de sus posiciones mirándose directamente a lo ojos, Ohm le dio un último beso mordiendo su labio inferior para luego poco a poco desenredarse del otro.

Fluke después de todo lo que había hecho estaba completamente avergonzado, no podía volver a mirarlo a los ojos de la manera que lo había hecho antes, por lo que algo apenado tomo sus pantalones y se los colocó sin ropa interior ya que la misma había sido desgarrada en algún momento de su acalorado encuentro, tal como le había pasado a los botones de su camisa, que para su consternación ya no estaban, en un arrebato de vergüenza abrió la puerta de baño uniendo su camisa con la suerte de que la cortina aún estaba cerrada y nadie había visto su decadente aspecto.

-¿Dónde estabas?- escucho la voz de Sammy a sus espaldas -Llevo media hora buscándote- se quejo la chica con los brazos cruzados.

-¿Media hora?- pregunto horrorizado, no había sentido el tiempo pasado mientras estuvo con el apuesto pelinegro.

-¿Que le pasó a tu...- no termino su pregunta porque en eso Ohm emergió del baño completamente vestido y arreglado como si nada hubiera pasado, lo único que lo delataba era que la corbata aún no estaba en su sitio.

La boca de Samantha se abrió a más no poder, no lo podía creer su tímido y recatado amigo... no podía haber hecho lo que creía que había hecho, pero allí frente a sus ojos estaban las pruebas, Fluke había salido del baño con su camisa destrozada y detrás suyo el papasito del asiento número 20 acomodándose la corbata.

-Fluke- susurro la chica no dando crédito a lo que veían sus ojos -Ese hombre ha salido del mismo lugar del que tú has salido...

-Si- dijo en voz baja el castaño.

-¡O por dios! ¡Quiero todos los detalles!- exclamó ella entusiasmada por saber todo lo que había pasado.

Mientras que a Fluke se le teñian las mejillas de rojo sabiendo lo chismosa que era su amiga y lo incómoda que iba a ser esa conversación.

Cuando por fin aterrizaron, Ohm lo único que hizo fue buscar al castaño con la mirada, incluso dejo a su insoportable secretaria botada en algún lugar del aeropuerto con las maletas, su prioridad era encontrarlo, hasta que por fin dio con su chico sentado en una cafetería junto a la otra azafata que había atendido su vuelo.

Desde donde estaba pudo notar como la conversación que estaba teniendo provocaba que su rostro cambiará a rosa en algunos momentos, lo cual le saco una media sonrisa ya se imaginaba de que podrían estar hablando, así que con paso decidido se acercó a la mesa en donde estaba y se presentó tal y como lo debió de haber hecho desde un principio.

-Ohm Thitiwat

-Fluke Natouch- le contesto el castaño apenado.

-¿Te gustaría cenar conmigo?- le pregunto sin ningún tipo de rodeos.

Fluke se mordió el labio y vio a su mejor amiga buscando ayuda, sin embargo está por arte de magia había desaparecido de su sitio , estuvo a punto de gritarle traidora por dejarlo allí solo con ese hombre que hacia que su cerebro dejara de funcionar, hasta que sintió ser sostenido de su mano, para luego ser jalado al fornido pecho del pelinegro y sentir esos labios devorando los suyos propios en un beso abrasador, logrando que un gemido se le escapara.

-Si estás de acuerdo, podríamos pasar de la cena e irnos directamente al postre - propuso Ohm con una sensual sonrisa.

El atrevimiento de ese hombre lo excitaba de una forma sorprendente, al parecer no pasaría la noche solo, puede que tampoco el día siguiente y los días que estuviera en Estados Unidos, sonrió para si mismo cuando se dio cuenta que ya estaban en el estacionamiento y que el pelinegro no había abandonado su firme agarre y se habían parado en varias ocasiones para darse apasionados besos, definitivamente unirse al club de las alturas era la mejor decisión que había tomado en su vida.

Algo largo pero espero que les haya gustado 🤗 Feliz año nuevo a tod@s nuevamente, con estas dos publicaciones abrimos este 2022 y los invito a seguirme en mi cuenta de Instagram gteresa6539 pueden encontrar el link en mi perfil.

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