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Travesuras del sistema: Sistema del Buen padre

Dokusha gruñó levemente mientras se sobaba la cabeza ente el dolor punzante al cual se había acostumbrado ya hace mucho tiempo. Después de tantos años reencarnando continuamente, sabía que esto era parte de su labor en su trabajo de redirigir a los malos padres por el sendero correcto

El reencarnado miró nublado levemente antes de que su vista se aclarara y su sistema entrara en efecto. Dokusha gimió suavemente sintiendo las vendas en su cabeza y los recuerdos de su "Yo" pasado, el sistema habló con su voz mecánica dándole nuevamente una orden para que la llevase acabo

— Ja, ja, ja —rio el hombre con un tic nervioso en su ojo, él había reencarnado en tantos hombres basura que ya estaba acostumbrado a ser la peor de las calañas, pero nunca pensó que iba a reencarnar en un personaje al cual conocía vagamente solo por los recuerdos de uno de los personajes secundarios por así decirlo

Su actual cuerpo era el de un hombre al cual ni siquiera le habían dado nombre dentro de la obra original y solo era un carne de cañón que impulsaba al desequilibrio emocional a uno de sus hijos y al otro era el responsable de hacerlo un dependiente del otro, genial

«¿Shinazugawa? Siento que me suena de algo.» pensó el hombre y cerró sus ojos buscando entre los miles de recuerdos que tenía por las cientos de miles, ya ni siquiera podía recordar nada de su pasado en su vida original, solo recordaba que por algún motivo no había podido ser el padre que quería ser y por eso se arrepintió mucho hasta que de un día a otro ese dichoso sistema apareció en su cabeza y ya no estaba en su mundo original, sino, cumpliendo tareas designadas para ser un buen padre

— Ugh... realmente es y va a ser un bastardo, ¿Cómo puede tratar así a alguien tan dulce? —murmuró Dokusha mirando sus grandes y firmes manos mientras recordaba como el anterior propietario golpeó a su tierna esposa o, mejor dicho, la golpearía en el futuro

Lentamente se miró en el espejo, sus ojos eran oscuros y peligrosos, tenía una venda cubriendo su cabeza mientras que su mejilla tenía un gran parche. Lentamente sus ojos recorrieron sus ojos y cuerpo, era un hombre de hombros anchos, cintura estrecha y largas piernas, una cara que destellaba masculinidad y agresividad, un corte de cabello corto

Lentamente estrujó su cerebro aún más y supo su profesión, antes era un hombre que pertenecía a la milicia por lo que se entendía su temperamento agresivo y directo, incluso todos los insultos que soltaba su boca, él era un hombre que había experimentado guerras y peleas que le dejaron bastante traumado, aunque al pueblo no se le dijesen estas cosas para mantenerlos a salvo, día a día habían estado peleando

Este era el día en que su mujer iba a, entre lágrimas, pedirle que renunciara a la milicia, tenía miedo a que su hijo naciera sin una figura paternal y, sobre todo, porque lo amaba y no quería volverlo a ver en la situación en la que se encontraba nuevamente

— Ugh, ¿Siete hijos? Realmente es un bastardo si ni siquiera puede criar a uno correctamente —murmuró Dokusha mirando su reflejo y se dio cuenta que en la parte de su pecho tenía algunas vendas—. Hey, 07 ¿Qué se supone que debo hacer?

[El deber del anfitrión es ser una figura paternal correcta para sus hijos sin afectar a la trama original de la obra]

— ¿Entonces dos de mis hijos deben sobrevivir y el resto morir? Tks, tks —gruñó el hombre mirando al frente con enojo, las venas de su rostro empezaron a mostrarse mientras sus puños se apretaban

[Los dos hijos deben ingresar a la corporación de cazadores de demonios y...]

— ¿Entonces si ellos se unen a esa organización no importa si no mueren sus hermanos? —una sonrisa viciosa apareció en sus labios

[... Técnicamente si...] El sistema miró la expresión viciosa de su anfitrión y realmente no sabía si él mismo materias a sus propios hijos o si se transformaría en un demonio para que sus hijos lo odiaran por matar a su esposa, su anfitrión siempre fue muy... basura en todos los aspectos, interpretar a esas basuras era como decirle que fuera él mismo

— Je, je, je —la sonrisa demoniaca en el rostro del hombre azabache era espeluznante hasta que se vio interrumpido a cambiar de expresión cuando su esposa entró con una mirada preocupada

El azabache ignoró a la azabache la cual derramó lagrimas por él, estuvo hablando durante tanto tiempo diciendo como él no debería estar en la milicia, que debía estar con su hijo y blablablá, el azabache al final miró con indiferencia la esposa la cual estaba hace mucho tiempo intentado convencerlo

— Está bien —soltó y la mujer se quedó callada mirando extrañada a su esposo, estaba que él le respondería con insultos y tal vez incluso la empujaría, pero el repentinamente la acostó en la cama asustándola

— ... —Dokusha siguió con su cara neutra mientras cerraba sus ojos y apoyaba su cabeza en el abdomen de la mujer la cual se sorprendió y dudosamente acarició la cabellera del hombre

Shizu miró a su esposo y lentamente sonrió con suavidad, parece que esa experiencia cercana a la muerte lo hizo recapacitar y ahora estará con ella y su futuro hijo. Con delicadeza la mujer acarició el cabello del hombre y miró como este sonrió con satisfacción cuando sintió una patada en toda la mejilla, sin duda su bebé estaba reaccionando a su presencia

Dokusha cerró sus ojos mientras acariciaba el estómago de la mujer con suavidad, inconscientemente sentía que esto era lo que debía hacer. El reencarnador normalmente reencarnaba cuando sus hijos ya habían nacido y tenían un cierto nivel de odio reversible o incluso un odio tan grande que no se iba incluso si cambiaba su personalidad y su forma de trato, esta era la primera vez que reencarnaba cuando el hijo aún no había nacido

El hombre y la mujer se quedaron juntos hasta el anochecer hasta que ella no soportó más el hambre y él asintió ayudándola a levantarse con suavidad. Ella encantada sonrió emocionada por su esposo, a pesar de que no le hablaba mucho ni tenía emociones muy claras, él la estaba tratando con demasiada suavidad

Dos meses pasaron y el hombre miró la Nichirin que un cazador de demonios le había obsequiado, al parecer un demonio había estado acechando los lugares cercanos y entonces, como un idiota sádico que era Dokusha, él se lanzó a los puñetazos para ver la fuerza de a lo que en este mundo se le denominaba demonio

Ese día llegó a casa lleno de heridas, pero la sonrisa de satisfacción nadie se la quitaba de su rostro, él al final había logrado asesinar al demonio ya que le arrebató la espada al cazador y habilidosamente cortó la cabeza del demonio, claramente no lo iba a dejar irse así de simple y mientras se desintegraba lanzó una tanda de insultos y clavó numerosamente la espada en las partes que aún no se desintegraban

Dokusha miró como el bebé en los brazos de su esposa chupaba su dedo, el pequeño bebé era albino y de ojos oscuro, lo único que tenía de su padre eran sus grandes ojos y las pestañas largas junto con las pocas cejas que poseían, el azabache miró con detenimiento el cabello blanco del primogénito y cerró sus ojos, ¿Cómo era posible que su hijo tuviera el cabello blanco si ambos padres eran de cabello oscuro? Incluso podría pensar que ella lo engañó y por eso el anterior propietario del cuerpo estaría tan enojado, ¡Era inaceptable ese hecho! Pero ahora que Dokusha se había hecho cargo del cuerpo, sabía que eso era posible aún si los dos no tenían el mismo cabello blanco del bebé, si los padres de la mujer o los suyos propios tenían una cabellera blanca era apropiado decir que eran los genes de los abuelos, así que no se preocupaba mucho de eso, además, ¿Cómo dudar de esos ojos que eran tan iguales a los de él? Por algún extraño motivo sentía que el pequeño albino tendría la misma personalidad sádica, suicida, impulsiva y gritona que él

El hombre miró como su hijo de cinco años maldecía igual que él y sintió como una lágrima de orgullo iba a escapar de su ojo. Él había ido a cortar madera para el invierno que se cernía prontamente en su pueblo y su hijo lo había acompañado, como el menor tenía curiosidad por ver que tan difícil era cortar madera como lo hacía su padre, decidió tomar un hacha aparte e intentó cortar la madera, pero tan pronto como se dio cuenta de que no lograba nada empezó a alterarse y ser un poco más impulsivo hasta que terminó por cortar hasta la mitad del tronco en medio de maldiciones

[...] El sistema miró en silencio la reacción de su anfitrión y como estaba orgulloso de que un niño pequeño dijera tantos insultos y malas palabras... «Supongo que esto se puede considerar ayudar a la personalidad del niño a futuro sin cambiar la historia...» trató de convencerse el sistema mirando como el azabache se cubría el rostro para que el niño no viera su sonrisa orgullosa

Cuando nació el segundo hijo, esta vez sí se parecía a ambos, él tenía el cabello azabache y ojos oscuros como su padre, pero destilaba la inocencia de su madre, instintivamente el albino se metió en la cabeza que debía de proteger al pequeño bebé

Shizu miró a su esposo y le hizo -obligó- cargarlo. Dokusha no cambió su rostro inexpresivo, solo que sus ojos brillaron levemente con emoción al igual que lo había hecho con el pequeño albino, al ver eso la mujer cerró sus ojos a gusto y decidió dormir, estaba agotada después del segundo parto por lo que el padre y el hijo decidieron dejarla descansar mientras la matrona le daba consejos de cómo cuidar y cargarlo al hombre el cual la miraba fijamente, la mujer se asustó de la mirada fiera del hombre y después de unos consejos finalmente se fue

Ese día, el azabache cocinó la cena mientras el pequeño albino miraba a su hermanito con ojos curiosos, la mujer comió encantada la comida del hombre, las únicas veces que el azabache le cocinaba era cuando estaba débil después del parto a diferencia de otros hombres que la harían levantarse de inmediato para que les cocinara la comida

Dokusha miró a los cazadores de demonios con neutralidad, si no estaba en una misión el era un bloque de indiferencia, pero cuando estaba en misión era el mismísimo demonio. Jigoro miró al azabache con una sonrisa traviesa

— No puedo creer que el loco del viento haya ascendido al pilar —habló el hombre divertido

— Cállate —habló seriamente el azabache mirando con los ojos entrecerrados

— Escuché que recientemente tuviste un hijo, yo también tuve uno, aunque es mayor —habló el rubio de su misma edad

— Déjenme tranquilo si no quieren que les vuele la maldita cabeza y luego escupa sobre sus tumbas —gruño el azabache sintiendo el brazo repentino en su hombro por parte del rubio

— Yo acogí a un niño huérfano, es un buen chico —habló el pilar enmascarado

— ¿Y a mi qué mierda me importa que ustedes tengan hijos o no? Que los jodan —gruñó el azabache y quitó el brazo del rubio sobre su hombro

— Algún día podríamos juntarnos para que los niños se conozcan y tal vez llegue a ser amigos —habló el rubio con confianza

— No me interesa —gruñó el azabache intentado irse, su esposa seguía débil por el parto y tenía que hacerle de comer

— Siempre estás tan ansioso por irte, debes amar y extrañar mucho a tu esposa e hijos —habló el rubio haciendo que el azabache se detuviera en seco y se volteara en seco

— ¡¿Quién mierda los quiere?! ¡Solo son estorbos débiles que no se pueden proteger! ¡Si no corto la leña morirán de frio! —gruñó el azabache y el resto de pilares rio al ver el pequeño sonrojo en las mejillas del hombre— ¡No se rían!

— Si, si, lo que digas. Solo no descuides tu entrenamiento —habló el pilar de rayo mirando divertido al azabache al cual se le empezaron a marcar las venas en el rostro

— ¡¿Quieres morir, viejo?! —gritó el azabache con las venas marcadas en el rostro y brazos mientras apuntaba con su puño al hombre y sus ojos estaba blanqueados

— Bien, ya vete. ¿No te está esperando tu esposa? —habló el pilar del agua tranquilamente

— Ugh —el azabache murmuro unas cuantas maldiciones y les dio la espalda mientras se iba a pasos pesados

El azabache volvió a preparar la cena para su esposa e hijo. El albino miró curioso a su padre, nunca hablaba de más y parecía ignorarlos completamente, por lo que había visto en el pueblo eso era anormal ya que los demás padres siempre les sonreían a sus hijos y los cargaban en sus hombros mientras sonreían o llevaban de la mano a sus esposas

El pequeño niño miró a su padre y después de comer hizo un dibujo algo feo y se lo entregó al azabache el cual miró a su hijo con indiferencia. Dokusha miró el dibujo de él, su esposa y sus dos hijos, estaba feo y apenas se podría decir que eran ellos

El albino bajó su mirada decepcionado, había visto que los padres después de que sus hijos le dieran un dibujo los cargaban felices y los felicitaban, pero su papá no parecía ser el caso. El hombre al ver la desilusión en los ojos del niño suspiró y miró a otro lado para luego cerrar sus ojos y acariciar la cabellera del albino haciendo que el pequeño le mirara con una sonrisa y le abrazara la cintura

— ... —Dokusha miró a su hijo abrazarlo y se quedó hecho de piedra, nunca lo habían abrazado antes y no sabía qué hacer en ese momento

Con ojos complicados el mayor le dio unas palmadas en la espalda al menor y luego se separó para entrenar sin saber que el albino lo fue a espiar. Dokusha blandió su espada y su mirada enloqueció abruptamente mientras grandes tornados se creaban por sus ataques, el indicio de sadismo estaba en todo su rostro y aunque daba algo de miedo, Sanemi admiró la fuerza del hombre

Desde ese día, cada vez que el azabache terminaba de cenar y se iba a entrenar, el albino lo iba a espiar y en secreto elevaba una rama para imitar al azabache de mirada feroz. El reencarnador siempre entrenaba cuando su esposa se iba a dormir para no preocuparla

El azabache suspiró y dejó de blandir su espada, la luna estaba en su máximo esplendor y él se detuvo. Lentamente guardó la espada en su funda y se volteó a un par de arbustos, Sanemi se ocultó rápidamente sabiendo que cuando tomaba una espada su padre se volvía extremadamente violento y sediento de sangre haciendo que cortase todo lo que estuviera frente a él

— No es hora para que un niño esté despierto —habló serenamente el hombre tocando el hombro del albino y haciendo que este soltara un quejido asustado

— Y-yo... —el pequeño no sabía que iba a pasar, entonces cerró sus ojos esperando un golpe que nunca llegó y solo recibió tres palmadas en la cabeza suavemente— ¿Eh?

— Volvamos a casa —habló el azabache y cerró sus ojos levemente para luego darle la espalda al albino el cual miró confundido, pero luego lo miró emocionado y temerosamente sostuvo la mano de su padre el cual se tensó, pero no lo rechazo

— ... —una sonrisa se posó n los labios del menor y siguió el paso del hombre, aunque sus piernas eran demasiado cortas para el paso acelerado del hombre

— ... ugh... —el azabache cerró sus ojos frunciendo el ceño y tomó al niño entre sus brazos al ver que en cierto momento había empezado a arrastrarlo porque el pequeño no podía seguirle el paso

— Papá —murmuró el albino y el azabache hizo una mueca

— ... ¿Mm? —soltó el azabache haciendo que al menor le brillasen los ojos

— ¿En qué trabajas? —preguntó el albino— Cuando le pregunto a mamá ella dice que no sabe

— Cazador de demonios —habló indiferente

— ¿Demonios? —preguntó el pequeño albino curioso

— Seres que matan humanos y se los comen, son monstruos que aparecen de noche para destruir todo a su paso —habló tranquilamente el azabache mientras se quitaba los zapatos en la entrada de su casa y le quitaba los zapatos a su hijo

— Eso es horrible —habló el albino, a pesar de tener algo de miedo, en su interior creció una llama de admiración por el mayor

— Por eso los mato —habló con indiferencia mientras se iba a su habitación y el albino lo siguió

— ¿Son muy poderosos? —preguntó curioso siguiendo al mayor

— Depende —habló con indiferencia

— ¿Es por eso que no vuelves a casa algunos días? —el azabache paró en seco, pero Sanemi no se dio cuenta debido a que estaba emocionado ya que esta era la primera conversación tan larga con su padre

— Si, eso por eso. No le digas a tu madre, se va a preocupar mucho. Este es nuestro secreto —habló el azabache y el niño asintió frenéticamente

La noche siguió con el niño haciendo preguntas y el hombre respondiendo de manera breve hasta que el menor se quedó dormido y Dokusha solo suspiró y lo acostó en su futón mientras él se acostaba a su lado. Era demasiado tarde y al final se durmió hasta cuando sintió que lo movían suavemente, la mujer le sonrió suavemente y le dijo que se levantara para desayunar mientras ella despertaba a su hijo mayor

— No lo despiertes —habló suavemente el azabache y la mujer sonrió traviesamente al ver a su hombre tan indiferente, pero nervioso a la vez

— Bien, no lo despertaré —habló la mujer con una sonrisa

Los años pasaron tan rápido que el azabache no se dio cuenta en qué momento ya había conseguido tener siete hijos, no fue hasta que Sanemi lo seguía para manejar la espada que no se habría dado cuenta de que el tiempo ya había pasado tan rápido

— Voy a ir a comprar las cosas que faltan —habló suavemente Shizu y el azabache sintió una punzada de peligro

— Va a anochecer —refutó el mayor cargando con un brazo a su hija la cual tiraba de su mejilla

— Pero faltan ingredientes para la cena —habló preocupada

— Entonces voy yo —habló el hombre y le entregó a la niña a su esposa

— No hace falta que vayas —habló suavemente la mujer mirando a su esposo con una sonrisa

— Mocoso, ¿Recuerdas lo que te dije hace tiempo? —ignoró el azabache y miró a su hijo mayor el cual frunció el ceño confundido hasta que recordó vagamente la conversación que tuvo con su padre cuando tenía cinco años

— Si —asintió el albino mirando confundido a su padre

— No lo olvides nunca —habló sin emociones mirando al niño de unos doce años

— Bien —asintió extrañado

— ¿De qué te habló papá, Nemi-nii-san? —preguntó curioso el azabache

— De nada —negó el albino mirando la espalda de su padre alejarse, ¿Por qué sentía que se estaba despidiendo?

— ¿Seguro? —preguntó Shuuya mirándolo con ojos entrecerrados

— ¿Me estás cuestionando? —preguntó el mayor mirando con los ojos entrecerrados al menor

El azabache sostuvo la bolsa en su mano como si fuera basura y miró la lista con fastidio en su otra mano, su mal humor solo aumentó cuando chocó hombros con un hombre azabache y lo miró con fastidio, eso hasta que sintió un sudor frio recorrer su espalda al mirar los ojos carmesíes del hombre

[Alerta al anfitrión, el hombre que está frente a usted es el Boss final de la trama. Se le aconseja que escape inmediatamente o sufrirá una muerte horroriza.] habló inexpresivamente el sistema en la cabeza del azabache

— Disculpa por el empujón —murmuró de manera sombría Dokusha haciendo una leve reverencia y emprendió su camino nuevamente como si nada— Ugh... —el azabache entrecerró sus ojos cuando una mano aprisionó su cuello desde la espalda con fuerza

— Eres un humano insolente —habló el demonio mirando al hombre que intentó patearlo

— ¡Cállate maldita mierda! ¡¿Cómo mierda crees que voy a ser respetuoso con una escoria como tú?! —gritó Dokusha sintiendo la respiración fallar— ¡Maldito demonio, te mataría si tuviera mi katana ahora! —gruñó el azabache

— Te he estado observando levemente —habló el demonio y Dokusha sintió su rostro impactar contra una pared abollándola y haciéndolo sangrar

— ¡Hijo de puta! —gruñó fieramente intentado patear al azabache con mayor frenesí

— ¿No crees que sería divertido mirar como el orgulloso y violento pilar de viento asesina a sangre fría a su amada familia? —Dokusha detuvo su forcejeo de inmediato

— Si quieres matarme hazlo ya, ellos no tienen nada que ver con esto —habló el hombre sintiendo como el aire se le estaba yendo

— Oh —jadeó sorprendido el de ojos rojos—. Al parecer realmente amas a esos humanos, lastima que los vas a matar

— ¡¿A qué mierda te refieres con eso?! —gritó el azabache horrorizado y sintió como algo perforaba su hombro desde atrás y algo se mezclaba con su sangre— ¡Maldito demonio! —gruñó el hombre retorciéndose, su cuerpo ardía como el infierno y sentía cada hueso romperse y volver a romper a la vez que cada célula moría y volvía a regenerarse

Dokusha se retorció durante aproximadamente media hora, su cuerpo humano había desaparecido y sus ojos oscuros eran de un aterrador rojo carmesí. Su nariz detectó el aroma humano y lentamente empezó a salivar, pero se mordió el labio hasta romperlo haciéndolo sangrar, pero su cuerpo se regeneró y repitió el proceso una y otra vez para mantener su cordura

«Sálvalos.» pensó mientras los recuerdos del cuerpo empezaban a desaparecer y las lágrimas iban cayendo por sus ojos con desesperación, «No les hagas daño. No los mates.» pensó una y otra vez cuando empezó a correr a una velocidad inimaginable hasta que abrió la puerta de su casa con brusquedad y corrió a su habitación para encontrar su Nichirin

«Mátate, no te permitas hacerles daño.» pensó mientras sus manos temblaban al tener la espada en sus manos y su cuerpo gritaba desesperadamente a que matara y comiera a su familia

«No puedes dejarlos morir.» pensó el azabache con lágrimas en sus ojos desenfundando la espada

«No puedes matarlos.» pensó con gruesas lágrimas cayendo de sus ojos

«Ellos son tu familia.» pensó sintiendo su labio inferior temblar y como la punta de su espada temblaba contra su cuello

«Ellos son los únicos que te aman.» la carne estaba apunto de ser cortada

«Te toleran.» una delgada línea de sangre empezó a aparecer

«Te quieren.» la espada se enterró un poco más

«Te aman.» pasos apresurados sonaron desde afuera de la habitación

«Cuídalos.» la puerta de su habitación fue abierta con brusquedad

«Protégelos.» los ojos de un niño mostraron terror

«Y para lograr eso...» el niño corrió hacia su padre

«¡Muere!»

— ¡Papá! —gritó Sanemi a todo pulmón y golpeó la mano del mayor haciendo que la espada volara lejos

— ¡Idiota! —gritó el azabache sintiendo al mayor de sus hijos aferrarse a él

— ¡Tú eres el jodido idiota! ¡¿Qué mierda estabas pensando?! —gritó Sanemi enterrando su cara en el pecho de su padre

— ¡En protegerlos! —gritó el azabache y empujó al menor suavemente, pero con su fuerza actual lo hizo hasta votarlo fuertemente logrando dañarlo levemente

— ¡¿Qué mierda es esa?! —gritó el albino y miró como su padre cerraba la puerta bruscamente— ¡No nos puedes proteger si estás muerto, jodido imbécil! —gritó el menor

— ¡Es mejor para mi estar muerto ahora! —gritó el azabache sin voltearse

— ¡Dilo mirándome a los ojos! ¡¿Por qué estarías mejor muerto?! —gritó el albino y tomó bruscamente la muñeca de su padre intentado voltearlo, pero no consiguió nada

— Sanemi —el albino se tensó, su padre nunca lo llamaba por su nombre, siempre diciéndole mocoso o bastardo o cualquier otra cosa menos por su nombre—. ¿Te acuerdas de lo que te dije?

— ¿Los demonios? ¿Qué tiene que ver eso con que ahora te quieras suicidar? —preguntó el albino confundido

— Me encontré con su jefe —habló serenamente el hombre, aunque el albino sintió el leve temblor en su voz

— ¿Y qué? —preguntó ansioso el albino

— ¿Sabes cómo nacen los demonios?

— Cuando Muzan inyecta su sangre en... —Sanemi se quedó callado y escuchó el leve sollozo de su padre

— Sanemi, no me queda mucho tiempo —murmuró el hombre y se dio la vuelta con los ojos inyectados en sangre mientras derramaba gruesas lágrimas

— Papá... —Sanemi sintió sus ojos picar levemente y miró como el mayor se agachaba a su altura y tomaba sus manos entre las suyas

— Mis recuerdos lentamente se están borrando —las lágrimas del hombre seguían cayendo y las venas se marcaban en su rostro como si estuviesen a punto de estallar—. La sed de sangre se hace cada vez mayor, ahora mismo mis instintos gritan porque los destroce a todos y haga un festín con sus cadáveres —murmuró tranquilamente el azabache y apoyó la frente contra la de su hijo sonriendo cálidamente—. Hijo mío... yo soy alguien muy orgulloso, altanero y codicioso, soy tan codicioso que quiero que ninguno de ustedes muera —lentamente el azabache empezó a abrir sus ojos carmesíes con una mirada dulce y feroz—. Soy tan orgulloso que prefiero morir con la mentalidad humana antes de que transformarme en un demonio y soy tan altanero que me niego a obedecer las ordenes de un jodido bastardo, soy mejor que esa mierda que quiere que los asesine

— ... —Sanemi miró con temor, no, con horror a su padre, ¿Él solo quería morir así nada más?

— Sanemi, ahora mismo mi cuerpo tiemblo por despedazarte y devorarte hasta que no quede ni un solo hueso de ti y eso es porque tienes sangre especial. Tu sangre hace que los demonios pierdan la conciencia más rápidamente y no se vuelvan mejores que animales rabiosos —habló suavemente el hombre y besó la frente de su hijo—. Genya es especial también, si él por casualidad comiese carne de un demonio podría obtener los poderes de un demonio sin convertirse en uno

— Papá... —murmuró sintiendo las lágrimas caer por sus ojos mientras el hombre mayor le abrasaba suavemente dejando a la vista todo su cariño paternal

— Conviértete en cazador, es mi último deseo —susurró suavemente el azabache sintiendo como sus recuerdos se iban nublando—. Tú y Genya conviértanse en los mejores cazadores, no importa si Genya no puede tomar una espada, mientras pueda defenderse estará bien. Cuida a tus hermanos menores, ese es el deber del mayor.

» Nunca le levantes la mano a uno de tus hermanos, siempre respeta a las mujeres, ellas soportan un terrible dolor solo para que tú y tus hermanos nazcan. La familia es sagrada, nunca permitas que nadie los toque. Tu mamá es la mejor, no permitas que nadie la dañe, insulte o menosprecie.

» Quiero que sepas que te amo mucho aún si no te lo demuestro, no soy bueno con las palabras y realmente no soy muy bueno dando muestras de cariño. Sé que en el futuro serás un gran hombre y esposo, no importa las decisiones que tomes o tus gustos siempre estaré orgulloso de ti y lo mismo va para tus hermanos, sé que ellos serán grandes personas

» Llorar no te hace más o menos hombre, tampoco significa que seas débil, si necesitas llorar, ¡Por Buda llora! ¡Llora hasta que tu alma esté vacía de lágrimas! Y si necesitas destruir ¡Destruye todo a tu paso! ¡Destruye todo lo que necesite ser destruido! No reprimas tus emociones, eso solo te hará daño a ti y a quienes te rodean

» Se una buena persona, si alguien necesita ayuda dásela, cuida del débil y destroza al malvado. No seas idiota, primero investiga la situación, aprende que no puedes actuar demasiado suicida, tu vida va primero. Sonríe si algo te hace feliz, llora si algo te hace triste, si te enojas golpea algo, si necesitas maldecir maldice todo el abecedario que hemos recitado toda esta vida. Si te enamoras, cuida a esa persona como si fuese hecha de cristal, si necesitas ayuda pídela y no seas cabezón, si hay algo que necesites hacer hazlo sin dudar. No tienes que ser siempre fuerte, si eres fuerte o débil me importa diez kilos de mierda, eres mi hijo y siempre estaré orgulloso de ti, si eres débil, enojón, girtón, fuerte, malhumorado, frívolo, energético, llorón, amargado, aguafiestas, alborotador o demás siempre serás mi hijo

» Dile a tu madre que la amo y siento todos los errores que cometí, espero que algún día me perdone porque fui un jodido imbécil que no la supo valorar. Dile a Genya que siempre lo amaré no importa que haga, lo que coma o deje de comer es su asunto y yo siempre tendré mis brazos abierto para él

La respiración del hombre empezó a aginarse y a entrecortarse, las venas de sus brazos parecían a punto de explotar en cualquier segundo y sus ojos parecían querer saltar de su rostro

— Dile a Shuuya, Hiroshi y Koto que no importa a lo que se dediquen si lo hacen de corazón y con voluntad inquebrantable lograran todos sus objetivos, que sin importar si van por el camino correcto o el incorrecto estaré cuidándolos desde otro lugar hasta el día en que mueran y si se van al infierno por idiotas tomaré mi jodida alma y me iré con ellos para protegerlos de las llamas que les lastimen

» Para Teiko y Sumi solo les puedo decir que ellas son las princesas de este hogar. Ellas pueden lograr todo lo que quieran y si alguien las daña ¡Por dios grítenselo a sus hermanos para que destrocen a esos bastardos o putas! Cuando se casen, que lo hagan con un buen marido que los ame profundamente y jamás se atreva a levantarles una mano porque juro que regreso del averno a despellejar a esos bastardos. No importa lo que digan los hombres de ellas, mis hijas deben ser libres y tomar sus propias decisiones, si quieren trabajar en algo que pongan todo su corazón, pero jamás se dejen pisotear, que sean orgullosas y fieras, que piensen en si misma y se quieran a si mismas antes que a un idiota, hay mil peces más aparte de un idiota como para morir de amor por un bastardo que no las aprecie, lo mismo para tus hermanos y a ti

» Siento no poder verlos crecer, ni tampoco estar allí para los más pequeños. Lamento el no haber podido protegerlos hasta que ustedes tengan hijos como prometí. Siento no poder estar para ustedes y darles algún consejo si lo necesitan, ni poder guiarlos cuando se pierdan, podré no estar con ustedes más tiempo, pero acabar mi vida ahora es lo mejor para ustedes, ya no tengo salvación alguna y prefiero morir dignamente antes de manchar mis manos con más sangre

» Nunca fui una buena persona, pero esta basura pudo redimirse y encontrar algo de esperanza con ustedes, les agradezco mucho y de corazón todos esos momentos de alegría que me dieron

Sanemi miró los ojos de su padre los cuales lo miraban cálidamente y lentamente se iban nublando, a veces casi preguntando quién era, otras dándole amor y finalmente algunas miradas de deseo de matar

[Advertencia al anfitrión, solo queda un minuto de conciencia al cuerpo antes de que sucumba completamente.] anunció el sistema

— Gracias por todo, hijo mío —habló suavemente el hombre y tomó la Nichirin entre sus manos listo para cortarse el cuello

— ¡Papá! —el albino miró al mayor con ojos llorosos

— ¿Mm?

— ¡Te quiero y estoy orgulloso de ti! —habló entre hipeos el albino sintiendo una caricia en su cabeza

— Yo también —sonrió levemente el hombre sentándose en sus piernas y apuntando a su cuello

— ... ¿Papá?

— ¿Sí?

[50...]

— ... ¿Podría... podría hacerlo yo? —dudó Sanemi con las manos temblorosas

— Claro, sería un honor

[45...]

— B-bien —asintió el pequeño y se mordió el labio inferior temblando a la vez que sostenía la Nichirin de su padre, era verde y una tsuba como una especie de flor de rombos afilados de color verde con puntas plateadas y pequeñas uniones de un dorado pálido

— Hazlo... —sonrió el adulto mirando como el pequeño niño temblaba mientras se posicionaba para atacarlo con su aliento del viento

[38...]

— Aliento del viento... —habló el albino

— ... —el adulto solo lo seguía mirando suavemente

[34...]

— Primera postura...

[25...]

— Tu puedes hijo, confío en ti —los ojos rojos del hombre lo miraron cálidamente

— Cortador de...

[20...]

— ¡Torbellino de polvo! —gritó Sanemi cargando hacia adelante, barriendo con el feroz viento todo a su paso y las lágrimas quemaban en su rostro

— Los amo a todos, cuídense —la cabeza de Dokusha voló en el aire y cayó al sueño en un ruido sordo

[El cuerpo se empezará a desintegrar en 15... 14...]

— No te desvíes, pase lo que pase siempre te querré. Sigue adelante, no dejes que mi muerte te afecte

— ¡Papá! —gritó entre sollozos el albino y se acercó al cuerpo desintegrándose del mayor, entonces cayó de rodillas— ¡Waaa! ¡Agh!

[10...]

Sanemi se aferró a la ropa del mayor y los pasos apresurados de toda la familia llegaron a la habitación del hombre y la puerta de abrió bruscamente

[7...]

— ¡Papá! —gritaron horrorizados los niños

— ¡Cariño! —gritó Shizu horrorizada y todos corrieron hacia el hombre llorando

[5...]

— ¡No te vayas!

— ¡¿Qué te está pasando?!

— ¡¿Por qué te conviertes en polvo?!

— ¡¿Qué le sucedió a tus ojos?!

— ¡¿Por qué tienes colmillos?!

— ¡¿Qué les sucedió a uñas?! ¡Están largas y negras!

[3...]

— Los quiero mucho, cuídense

— ¡¿A qué te refieres con eso?!

— ¡¿Qué estás diciendo?!

[2...]

— Sigan adelante sin mí, todos son fuertes a su manera. Lograran todo lo que se propongan

[1...]

— No dejen que nada les haga daño...

[0... el recipiente ha muerto. Iniciando el proceso de extracción de alma]

— ¡Papá! —gritos desgarradores empezaron a resonar en la casa de, ahora, siete integrantes

{¿Me dejarías estar solo un poco más en este mundo?}

[Aunque el anfitrión ha complido exitosamente cintos de miles de misiones, el sistema tiene prohibido dejar que el anfitrión se quede una vez la tarea se haya completado. Especialmente ahora que usted no posee un cuerpo físico y no sería más que un alma errante y todas las misiones hechas hasta el momento se perderían.]

{... ya veo...}

Sanemi miró la tumba y dejó flores mientras a su lado estaba Genya llorando amargamente, después de tanto tiempo lograron el objetivo de ser cazadores de demonios y derrotar a Muzan, aunque Sanemi había perdido algunos dedos y Genya casi muere si no fuera porque Sanemi encontró rápidamente un demonio cercano y le dio de su carne para que el azabache se regenerara torpemente

— Viejo... logramos vengarte —habló suavemente el albino—. Hubo muchos sacrificios hasta ahora, muchos de mis amigos están muertos y Genya casi muere, pero ahora Muzan ya no existe. Los demás estaba bien, nuestras hermanas abrieron un local de comida y mamá les está ayudando mientras que uno de nuestros hermanos se volvió un miliar al igual que tú antes de ser un cazador, otro se volvió un comerciante y el menor le ayuda. En cambio, Genya y yo somos cazadores tal y como quisiste

— Papá... —lloró Genya recordando todas las palabras que le dijo Sanemi una vez que su padre murió y les explicó porqué se desintegró

— Seguimos vivos, eso es lo que tú nos enseñaste. Vivir sin mirar atrás, seguir adelante con la frente en alto. Ahora puedes descansar en paz, nosotros seguiremos nuestros caminos sin demonios

— Papá... espero que en nuestra próxima vida... vuelvas a ser nuestro papá —lloró Genya apretando las flores que tenía en sus manos y luego las dejó sintiendo como Sanemi lo apoyaba

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