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Rengoku Kyojuro

Yūzā miró nubladamente hacía adelante, estaba mareada y uno de sus ojos había perdido la visión por completo. Una pequeña sonrisa se espació en su rostro y miró hacia arriba, sentía la sangre caliente desbordar de su rostro, desde su frente hasta su mentón, su traje de cazadora estaba levemente destrozado en algunas partes, su cuerpo estaba demasiado adolorida, pero a ella no le importaba en lo más mínimo

A la mujer no le importaba que la mayoría de sus huesos estuvieran rotos, que sus heridas estuvieran abiertas, que se estuviera desangrando y mucho menos le importaba morir

Porque habían logrado la victoria

La batalla final se había llevado a cabo y finalmente Muzan había muerto, finalmente pudieron ver como el padre de demonios se desintegraba frente a sus ojos, después de tantos sacrificios, de tantas muertes y lamentos. Los Kakushi se acercaron velozmente a ella, mirando como la pared que estaba levemente abollada por el impacto reciente estaba cubierta de sangre como una gran explosión

Los gritos de victoria resonaban en ese amaneces, por fin lo habían derrotado, por fin vencieron al mayor demonio de la historia, por fin podrían ponerle fin a este maldito y podrido siglo de tristeza. Yūzā había dado todo en la batalla, la marca en su cuello era signo de que era digna de ser una cazadora de demonios, tenía una marca demon slayes en forma de un crisantemo amarillo

Yūzā negó cuando intentaron atenderla, sabía muy bien que ya no serviría de nada, ¡Ya estaba más que muerta! Perdió mucha sangre, tenía un corte profundo en su frente y estaba a punto de perder la conciencia

Todos los sentidos de la mujer volvieron a medias cuando escuchó como en cálido niño Kamado se había vuelto un demonio, una pequeña sonrisa adornó su rostro y se levantó en contra de los gritos ahogados de los Kakushi, suavemente caminó hacia el niño desorientado y perdido, acercándose sin miedo por ser asesinada por el demonio

— Kamado-san... sé que usted es lo suficientemente fuerte para superar esto, no puede decepcionarnos —habló suavemente la mujer, tocado el rostro del chico el cual gruñía como fiera enjaulada—. Usted ha roto las expectativas una y otra vez, sé que podrá superar esto... porque muy en el fondo usted sigue siento Kamado-san —la mujer vomitó sangre en el rostro del demonio, entonces tensó los músculos de su abdomen—. Kamado Tanjiro... tú te has ganado la fama de ser un cazador ejemplar, sé que te volverás un gran pilar y protegerás a todos los que te rodean como un brillante cielo azul, vuelva con Kamado Nezuko-san —habló forzadamente la chica sintiendo como el brazo del demonio de movía bruscamente en su estómago atravesado de lado a lado—. Kamado mi chico, sé que te volverás más fuerte, sé que podrás protegerlos. Tienes mi confianza en ti, ya entiendo porque Rengoku-san confió en ti —Yūzā le sonrió suavemente al demonio y acarició sus mejillas con suavidad, extrañamente el demonio había dejado de moverse, como si estuviera teniendo una clase de deja vu—. Vuelve en ti Kamado Tanjiro-kun —la chica sonrió antes de perecer en los brazos del demonio, antes de caer completamente en el cuerpo del demonio, la chica inyectó un líquido en la yugular del chico el cual ni cuenta se dio hasta que sus ojos rojos cual sangre se volvieron rosados

Yūzā había muerto con una sonrisa en su rostro, al igual que el pilar de las flamas su estómago estaba atravesado lado a lado, no poseía un rio de sangre cayendo de su frente y murió con una sonrisa, dándole su completa confianza al chico portador de los aretes de hanafuba

«Así que esto es morir.» pensó Yūzā mirando el negruzco lugar, por fin había muerto, después de tanto sufrimiento y amarguras por fin estaba en un lugar tranquilo en donde podría reflexionar toda su vida

— ¡Comandanteeeee! —Yūzā se vio sorprendida cuando sintió un par de brazos rodearla y luego varias voces la ensordecieron a la vez que muchos brazos rodeaban su cuerpo, lágrimas empezaron a caer de sus ojos

— ¡Te dijimos que no murieras pronto, idiota!

— Queríamos que tuvieras pareja

— ¡Queríamos que te casaras!

— ¡Que tuvieras hijos!

— ¡Que formaras una familia!

— ¡Que murieras por vejez y no asesinada!

— ¡No que nos vengaras!

— ¡Que vivieras todo lo que no pudimos vivir!

— ¡Que comieras todo lo que nosotros no pudimos!

Yūzā estalló en llanto abrazando a los diez idiotas que tenía frente a ella, recordando por todo lo que habían pasado juntos, todas esas misiones, los entrenamientos, las bromas, los jugueteos, los chistes, todo. esos soldados eran más familia que su propia sangre la cual la desechó por ser mujer, ellos eran su verdadero significado de la vida

Entre sollozos la chica los abrazó como pudo, aferrándose a cuantos sus brazos abarcaran. Todo era demasiado emotivo, incluso esos torpes cadetes estaban llorando mientras se abrazaban en un abrazo grupal

Una vez todo se calmó la chica se secó las lágrimas e hizo que todos se pudieran en formación, por hábito todos los hombres se pudieron firmes y serios, pero se veían chistosos con las narices rojas y al igual que sus ojos levemente hinchados y lágrimas secas en sus rostros

— ¡Atención! —llamó la chica y todos hicieron caso— ¡Cadetes, su comandante les permite preguntarle lo que sea!

— ¡Pido palabra! —habló el más bajo del grupo

— ¡Palabra concedida!

— ¡¿Hubo alguien que le gustara?! —la pregunta del caos se desató, toda la organización se perdió

— ¡Seguramente era un hombre alto!

— ¡Y guapo!

— ¡Muy serio!

— ¡Debe ser muy organizado!

— ¡De alto rango!

— ¡Si es la comandante debe ser alguien que desprenda un aura de líder!

— ¡Alguien que sea frio!

— ¡Un hombre de carácter fuerte como el de ella!

— ¡Aterrador como cuando se enoja nuestra comandante!

— ¡Silencio! —gritó la chica y todos se callaron, Yūzā se llevó los dedos al puente de la nariz y suspiró— Si, me gustó alguien

— ¡¿Cómo era?! —gritaron todos y empezaron a parlotear nuevamente

— ¡Silencio! —nuevamente todos se callaron y ella suspiró nuevamente— Él era... un hombre alto y fuerte, también de alto rango. Él era el pilar de las flamas, un cazador de demonios al igual que yo. Él era... rubio, de ojos saltones y dorados como los de un búho, también... era un completo idiota —habló la chica y todos ladearon su cabeza, preguntándose qué tipo de idiota era—. Ese rubio lo único que hacía era gritar y entrenar y perseguirme y decirme lo linda que era, no paraba de hacer idioteces para que lo tocara por una milésima de segundo. El idiota actuaba como un mocoso, riéndose por todo, persiguiéndome como patito bebé, ¡Situándome a duelos cada vez que podía! Siempre decía que un entrenamiento y luego dejaría de molestarme por toda la semana y nunca cumplía su palabra, siempre iba detrás de mí, me abrazaba buscaba que lo viera a cada segundo... él... él era como un pequeño sol —murmuró la chica bajando la intensidad de sus palabras—. siempre sonriendo sin importar la situación en la que se encontrase, siempre siendo optimista y alegre, preocupándose por todos, queriendo protegerlos a todos, siendo cálido con todos... queriendo ser un héroe inalcanzable

— ... —los cadetes miraron como el estado de ánimo de la chica caía levemente

— Nunca pude decirle lo que sentía porque... cuando me di cuenta de mis sentimientos, era demasiado tarde —habló suavemente la chica y sus compañeros la miraron tristes, iba a acercarse a la chica para consolarla

— ¡¡YUUUZAAAAAAAA!! —un potente grito resonó en la oscuridad y la chica abrió sus ojos como platos cuando sintió como era derribada por un fornido cuerpo, y como su rostro era besado todo el rato

— ... —los cadetes miraron como su comandante estaba siendo sometida por un energético rubio que parecía un cachorro reencontrándose con su dueño

— ¡Quítate! —gritó la chica poniendo su mano sobre el rostro del rubio para que dejara de besar su rostro, el rubio hizo un mohín y lentamente se fue separando, antes de que se quitara por completo de encima de la chica, ella lo abrazó y su cabeza quedó contra sus pechos, él se sonrojó hasta las orejas y todo su cuerpo se tensó, como si se hubiera transformado en piedra

— ... —Rengoku estaba completamente nervioso, nunca esperó que ella le devolviera el abrazo y menos que su rostro alguna vez quedara entre los pechos de la chica

— Idiota... —murmuró con un hilo de voz y él abrió sus ojos, dejando se estar rojo y su cuerpo dejó de estar tenso— No cumpliste tu palabra... —murmuró la chica presionando un poco más fuerte la cabeza del rubio contra su cuerpo, asegurándose de que él sea real

— Yūzā... —murmuró calmando sus revoluciones y removió su rostro en el pecho de la chica para que pudiera mirarla a los ojos— Te prometo que en nuestra próxima vida si o si te llevaré a la mejor cita del mundo —Rengoku sonrió alegremente y se sorprendió cuando su rostro fue tomado fuertemente y sus labios en forma de patito por el agarre impactaron contra los de la chica, él se sonrojó hasta las orejas

Los cadetes miraron fijamente como su comandante estaba sometiendo al pobre rubio que era un desastre de emociones confusas, ellos rezaban por el pobre rubio, conocían más que nadie el temperamento de su comandante, sabían que era un hecho que ella lo trató trivalente o como la mierda al principio

— Más te vale completar tu promesa esta vez —murmuró suavemente contra los labios del chico

— ¡Claro que la cumpliré! —chilló emocionado y empezó a besar apasionadamente a la chica

— ... —los cadetes miraron como los papeles se invirtieron haciendo que su comandante estuviera siendo sometida por el apasionado rubio que no dejaba de besarla

Cuando Yūzā por fin pudo separarse del intenso rubio, los cadetes se presentaron al rubio y el rubio se presentó ante ellos. Una charla amena se desarrolló rápidamente y la buena vibra entre los militares y el cazador ardió intensamente, a todos le caía bien el hombre que sedujo a su fría capitana

Rengoku le presentó a su madre a la chica la cual la saludó cortésmente y se quedaron ahí un rato hasta que vieron que sus seres queridos iban a estar todos bien. Entonces todos juntos caminaron hacia la nueva vida, recorriendo grandes cantidades de tiempo, siempre con el rubio pegado a la chica la cual suspiraba al sentir el cuerpo del hombre tan firme contra el suyo, él sí que era intenso, siempre que pedía ayuda con su mirada ella era estrepitosamente ignorada por sus subordinados los cuales solo le sonreía y luego hablaban entre ellos

Kyojuro era ese toque de alegría que necesitaba la amargada de Yūzā

Este era la parte que había hecho cuando se me borró el anterior oneshort, pero como no sabía que la anterior parte la había guardado como respaldo en wattpad, pues hice dos oneshort con la misma temática xd bueno, aunque esta es la misma parte, solo que con unos ligeros cambios

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