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Rengoku Kyojuro

Tres meses





Los esposos Rengoku miraron atentamente al médico delante suyo, ambos estaban tomados de la mano sentados a la par, esperando pacientemente el veredicto del médico delante suyo. Ambos estaban tranquilos y acariciabas sus manos juntas de vez en cuando, actualmente la esposa de Kyojuro se había estado sintiendo mal durante esos días, vomitando, mareándose y casi perdiendo la conciencia por la falta de sueño y cambios drásticos en su personalidad.

El alfa miró a su omega durante unos segundos mientras que el médico le daba la espalda y la besó tiernamente en los labios, juntando ambas frentes haciendo que ella se sonrojase levemente y apretara sus manos, el mayor estaba soltando unas pocas feromonas para calmar los nervios de la menor la cual estaba ansiosa.

—Tranquila cariño, todo estará bien —sonrió dulcemente el rubio, acariciando con suavidad la mano de su esposa.

—Gracias amor —sonrió tiernamente y él sintió un escalofrío recorrer su espalda, ella era hermosa.

—Señor Rengoku, señora Rengoku —habló el médico sonriendo levemente y mirándolos cariñosamente—. No es nada grave lo que sucede, sino, algo maravilloso. La señora Rengoku tiene tres meses de embarazo.

—¿Qué...? —preguntaron ambos esposos y se miraron los ojos el uno al otro— ¿Seremos padres...? —volvieron a sincronizarse, haciendo que el médico riese.

—¿Seré... padre? —preguntó en Shock el padre.

—¿Seré... madre? —preguntó en shock la madre.

—¿Serás madre?

—¿Serás padre?

—¡¿Seremos padres?! —gritaron a la vez y ambos sonrieron en grande abrazándose con fuerza y levantándose del asiento bruscamente y haciendo que la silla cayese hacia atrás, Rengoku estrechó entre sus brazos a la mujer y la cargó dando vueltas.

—¡Seremos padres! ¡Seremos padres! —rio el rubio con animo.

—¡Tendremos un pequeño o pequeña! —sonrió la chica emocionada.

—¡Seré padre! —sonrió en grande y, sin bajar a su esposa, la besó con fuerza y amor, la mujer rodeó el cuello del hombre y acarició las hebras del rubio con cariño y pasión.

Ambos esposos escucharon las indicaciones del experto y luego salieron del consultorio, la mujer estaba abrazada al brazo de su esposo el cual tenia una de sus manos sobre el brazo de su esposa a la vez que su cabeza se apoyaba contra la de ella, ambos sonrieron durante todo el camino, desbordando alegría y amor a cualquiera que los viese.

Al llegar a su casa, pensaron en como comentarle el hecho a los demás Rengoku, debían ser especialmente cuidadosos con el suegro de la mujer, no sabían como reaccionaría el padre del esposo, por eso decidieron contárselo primero a los suegros del hombre.

Rengoku miró su yukata tradicional y la alisó con nerviosismos mientras miraba a su bella mujer a su lado, a pesar de que sabía que sus suegros le querían y apreciaban enormemente, no podía evitar sentir cierto nerviosismo al encararlos y decirles que embarazó a su hija y que, sin darse cuenta, la había dejado sola los tres primeros meses de embarazo debido a su trabajo como cazador de demonios.

—Tranquilo amor, ellos lo aceptaran —sonrió dulcemente la mujer y besó la mejilla del hombre.

—Si... —rio nervioso, podría ser que su suegro no fuera cazador de demonios ni nada, pero temía que le lanzase un chuchillo o algo así, el padre de la joven era muy intenso si se lo proponía.

La cena transcurrió con normalidad y todos hablaban con calma, eso hasta que llegó el momento en donde Kyojuro soltó la bomba sin delicadeza alguna, sin esperar a que explotara. Un silencio espeso inundó el lugar y de la nada la casa estaba envuelta en gritos y persecuciones.

La chica rio suavemente mientras veía a su esposo ser perseguido con un cuchillo por su padre y hermano mayor, ambos amenazándolo con despellejarle y vender su cuerpo como carne de burro, pero todo empeoró aun más cuando el rubio confesó haberla dejado sola los primeros tres meses de embarazo, ahora no solo los hombres lo perseguían, sino que también la madre y la hermana menor de la chica, el perro les siguió como si fuera un juego atrapar al pobre rubio que estaba siendo amenazado de muerte por toda la familia de la chica.

Pero todo cambió cuando el hombre se ocultó detrás de ella y tenía una pequeña cortada en su mejilla, con sartén en mano y rodillo de madera la señora Rengoku golpeó a cada integrante de su familia haciendo que todos quedaran sentados en sus piernas mirando el suelo arrepentidos mientras le daban una disculpas a regañadientes al rubio el cual reía levemente por la situación, claramente no se salvó de unos cuantos empujones o unas "palmaditas" en su espalda "suavecitas" por parte de los hombres y la hermana menor, en cambio por parte de la mujer de la familia recibió un plato bastante ácido que le hizo sonreiré nerviosamente, sí, ahora solo faltaba avisarle a la familia por parte del esposo.

El día de la cena había llegado, el mayor de los Rengoku miraba con molestia el lugar, no soportaba saber que su hijo mayor era un cazador de demonios, no quería que él muriese, no quería volver a perder alguien tan valioso como Kyojuro por culpa de un arriesgado trabajo como lo era ser un pilar y enfrentarse a tantos enemigos fornidos y peligrosos, él no era malo, solo no quería seguir perdiendo a integrantes de su familia como lo hizo con su amada esposa que lamentablemente murió por una enfermedad.

Cuando el menor de los Rengoku se enteró, sonrió feliz y animado, tendría un pequeño sobrino con el cual jugar y ayudar, podría enseñarles cosas y cuidarle adecuadamente, guiarle y mimarlo, fue muy feliz con la noticia y lo demostró con esos ojos brillantes y la sonrisa a la vez que les deseaba lo mejor a la pareja de casados.

Shinjuro quedó en shock, no podía decir nada, pero sonrió para sus adentros, al menos su hijo iba a tener una linda y basta familia con una mujer que le amaba con locura y un bello hijo, agradecía mentalmente que la bella omega frente a él y sentada junto con su hijo fuese la esposa de Kyojuro, a pesar de todo él se sentía feliz por ellos, quizás no fue muy expresivo a la hora de decir que le agradó la idea.

—Ya era hora —eso fue lo único que soltó y los tres Rengoku se miraron entre sí sonrieron y rieron alegremente, la omega saltó a los brazos del mayor abrazándolo y haciendo que el se descompusiera por completo e intentara alejarla, lo que no se esperaba era que las otras dos alfas de su familia se unieran al abrazo y el quedara en un sándwich de Rengoku's.

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